El ejercicio físico en la artritis reumatoide ¿Está indicado el ejercicio en la artritis reumatoide? El ejercicio físico moderado es sumamente favorable en los pacientes con artritis reumatoide (AR) ya que disminuye la rigidez y el dolor de las articulaciones, potencia la fuerza y la resistencia musculares, favorece la flexibilidad y la agilidad, proporciona acondicionamiento cardiovascular y aumenta la densidad mineral ósea. Además de estos beneficios terapéuticos, la práctica de ejercicio se asocia a una sensación de bienestar general y psicológico, mejora la capacidad funcional, favorece un mejor descanso, puede mejorar la socialización de algunos pacientes y ser recreativo y, finalmente, ayuda a mantener un peso adecuado.
¿Qué tipo de ejercicios son los más indicados? Básicamente, existen tres tipos de ejercicios muy recomendables para pacientes con AR:
Ejercicios de FORTALECIMIENTO ¿En qué consisten? Es preciso trabajar y potenciar la fuerza muscular para mantener el tono muscular necesario para realizar las actividades cotidianas, así como para amortiguar los golpes y proteger las articulaciones. En estos casos resultan muy aconsejables los denominados ejercicios isométricos que consisten en contraer los músculos que rodean las articulaciones pero sin que éstas se muevan, con la finalidad de contar con una musculatura fuerte. De esta forma, las articulaciones afectadas (debido al dolor inflamatorio, cirugías o inmovilización por férulas) se ven protegidas por el buen estado de los tejidos musculares que las envuelven. ¿Para quién? Como norma general, este tipo de ejercicios musculares deben intentar realizarlos todos los pacientes que tengan capacidad para hacerlos, básicamente aquellos en fases iniciales e intermedias de la enfermedad. Para aquellos pacientes en estadios de la enfermedad más avanzados, se deben buscar programas de resistencias individualizadas según el grado y las articulaciones afectadas. Ejemplos Ir en bicicleta (también estática), ejercicios con resistencias (cintas elásticas, mancuernas, pesas) o tablas de ejercicios de refuerzo muscular son buenos ejemplos de ejercicios de fortalecimiento.
Ejercicios de FLEXIBILIDAD ¿En qué consisten? Este tipo de ejercicios, también denominados de amplitud, consisten en mover las articulaciones en todo su rango de movimiento para conservar o restaurar la flexibilidad, aumentar la capacidad de amortiguación y combatir la rigidez. Es importante que el paciente realice el ejercicio sin prisas y respetando los rangos de movimientos, intercalando diferentes ejes de movimientos. Los ejercicios de flexibilidad suelen recomendarse con una pauta diaria y alrededor de unos 10 minutos. Cada estiramiento debe poder aguantarse al menos 30 segundos, en series de al menos 10 repeticiones, e ir trabajando de forma sucesiva los distintos grupos musculares. Además, es recomendable, realizar este tipo de ejercicios, a modo de estiramiento, antes y después de otras actividades físicas para evitar lesiones. ¿Para quién? En realidad están indicados para todos los pacientes, con la finalidad de mantener o recuperar la movilidad funcional de las articulaciones comprometidas. Sin embargo, en aquellos casos más graves y que puedan presentar deformidades evidentes y/o irreversibles, no es realista esperar mejoras significativas. En estos casos, puede ser necesaria la intervención de fisioterapeutas con programas muy personalizados o existir la necesidad de una cirugía reconstructiva. Ejemplos Caminar diariamente, realizar algunas tareas domésticas y la práctica de yoga, tai-chi o de pilates pueden potenciar notablemente la flexibilidad y ampliar el rango articular.
Ejercicios de RESISTENCIA ¿En qué consisten? Este tipo de ejercicios, también conocidos como aeróbicos o cardiovasculares, buscan mejorar la capacidad pulmonar, la circulación sanguínea y el aprovechamiento del oxígeno. Con todo ello, se fortalece el sistema cardiopulmonar, se reduce la fatiga y se favorece el sueño nocturno. ¿Para quién? Los ejercicios de resistencia incluirían la mayor parte de actividades deportivas y complementarias, que suelen proporcionar diversión, mejoran del estado anímico y evaden de la enfermedad. Estas actividades, en ningún caso, deben ser extenuantes, sino de intensidad baja o moderada pero más prolongadas en el tiempo. Se desaconsejan los deportes que implican confrontación física (fútbol, baloncesto), esfuerzos o gestos bruscos (golf, tenis), saltos y con riesgo de sufrir caídas. Se recomiendan este tipo de actividades para todos los pacientes con AR, siempre valorando las limitaciones funcionales particulares, así como realizarlas al menos 30 minutos, y entre tres y cinco veces a la semana. Ejemplos Algunos ejercicios, de bajo impacto, que favorecen la resistencia son caminar, bailar, nadar e ir en bicicleta.
¿Cuánto ejercicio realizar? Es recomendable que el médico o el fisioterapeuta diseñen un programa de ejercitación a medida en función de las limitaciones particulares de cada paciente. De esta forma, se puede pautar qué tipo de ejercicios son los más convenientes, así como la intensidad y la frecuencia de los mismos. Es de sentido común que, al iniciar cualquier tipo de ejercicio, se vaya progresando poco a poco para garantizar la adaptación del cuerpo a las nuevas dinámicas. Los pacientes con AR deberían seguir un programa de ejercicios continuado, en combinación con los tratamientos de tipo farmacológico. Lo más lógico es que inicialmente dispongan de una supervisión por parte de un técnico o de un fisioterapeuta para que, posteriormente, incorporen los ejercicios en su rutina diaria.
Por norma general, es ventajoso realizar ejercicio constante y regular, de al menos 30 minutos diarios y, de forma ideal, alternando distintos tipos de actividades, pero siempre sin forzar en exceso las articulaciones.
¿Cuándo realizar el ejercicio? En cuanto al momento óptimo para realizar ejercicio físico, se recomienda que cada persona afectada por AR pruebe a realizarlo en diferentes momentos del día hasta que halle aquél en el que experimente menor rigidez y molestias.
¿Y en los brotes de dolor? Las articulaciones muy inflamadas no deben ser sometidas a movimientos muy repetitivos ni a sobrecargas, sino a movimientos articulares lentos y completos (idealmente asistidos por un fisioterapeuta). Sin embargo, cuando un paciente presenta un brote de inflamación y los síntomas se agravan, debe reposar o tener una actividad mínima para disminuir la hinchazón de la articulación. Cuando el episodio de incapacitación remita, el paciente puede retomar, paulatinamente, el ejercicio para recuperar la musculatura que se perdió por la inactividad secundaria al dolor.
Regla del dolor de las 2 horas Durante la práctica de actividad física pueden aparecer determinados síntomas que evidencien que el ejercicio está siendo excesivo, como la aparición de punzadas en el costado, enrojecimiento o palidez de la cara, sudoración excesiva y mayor intensidad de dolor articular.
Así, si durante la realización de un ejercicio o actividad el dolor se acrecienta es signo de que se están sobrecargando demasiado las articulaciones.
En esta línea, existe la denominada “regla del dolor de las 2 horas”, donde si 2 horas después de concluir una actividad se experimenta más dolor del que se tenía antes de iniciar dicha actividad, indica que se ha excedido el límite.
Esta regla es útil para que cada paciente logre encontrar el umbral que no le provoque más dolor 2 horas después de terminar la actividad que el que presentaba antes de comenzarla. Para mitigar el dolor que pueda acontecer tras el ejercicio, además del descanso, puede utilizarse la termoterapia (aplicación superficial de frío o calor para aliviar el dolor) por su acción analgésica y relajante del músculo.
Aspectos prácticos Caminar es una excelente forma de realizar actividad física, solo, en grupo o con su mascota. Para caminar es conveniente utilizar zapatos con suelas de aire que sean elásticos (pero firmes), de tal manera que el talón esté bien sujeto, así como plantillas ortopédicas de descarga de las zonas dolorosas. Al caminar puede ser recomendable utilizar un bastón para mantener el equilibrio, así como en casos de cojera. Cuando existan deformidades en las manos, son recomendables las muletas de codo. Es necesario alternar la actividad física con el reposo. Durante el reposo, se debe evitar doblar las articulaciones y no permanecer en la misma posición durante mucho tiempo. Tanto para caminar, como al montar en bicicleta es importante circular por terrenos llanos para minimizar el impacto sobre las articulaciones y la intensidad del esfuerzo. Los ejercicios acuáticos y la bicicleta estática son muy recomendables puesto que el impacto en las articulaciones (caderas, rodillas y pies) es mínimo o nulo. La natación y todas sus modalidades, como aquagym o danza acuática, son altamente beneficiosas para los pacientes con AR por ser actividades físicas muy completas que implican fortalecimiento, flexibilidad y resistencia. Si se toman medicamentos analgésicos para mitigar el dolor, es buena idea planear las caminatas cuando el efecto del fármaco es mayor. Los ejercicios deben implicar a grandes grupos musculares como piernas, espalda y pectorales. Además de los beneficios físicos, el ejercicio hace que el organismo produzca endorfinas, unas moléculas que causan bienestar, optimismo y son moduladoras del dolor.
Referencias: · Deporte para plantarle cara a la artritis reumatoide. [acceso 18 de julio de 2016]. Disponible en: https://www.personasque.es/artritis/salud/bienestar/deporte-combatirartritis-2255 · Conartritis (Coordinadora Nacional de Artritis). Consejos para llevar una vida plena con artritis. [acceso 18 de julio de 2016]. Disponible en: http://www.msd.es/static/images/ Triptico_Consejos_AR_v3.pdf · Conartritis (Coordinadora Nacional de Artritis). Manual de ayuda al ejercicio para personas con artritis reumatoide. [acceso 18 de julio de 2016]. Disponible en: http://www. conartritis.org/wp-content/uploads/2014/06/Manual_ayuda_ejercicios_AR.pdf · Soledad M, García, M. Artritis reumatoide, fisiología y tratamiento. Serie de Actualización Profesional: Centro Nacional de Información de Medicamentos, Instituto de Investigaciones Farmacéuticas, Facultad de Farmacia Universidad de Costa Rica, 2004. [acceso 18 de julio de 2016]. Disponible en: http://sibdi.ucr.ac.cr/boletinespdf/cimed4.pdf
Sanofi Genzyme y Regeneron están comprometidas en proveer recursos para mejorar la comprensión de la patogénesis de la artritis reumatoide, e investigar en las necesidades no cubiertas de los pacientes que sufren esta enfermedad.
SAES.SARI.16.09.0590d/Sep.2016
· The Arthritis Foundation. El ejercicio y la artritis. [acceso 18 de julio de 2016]. Disponible en: http://espanol.arthritis.org/espanol/ejercicio/ejercicio-general/