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EXCESO DE LLUVIAS
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Sábado 21 de abril de 2007
La ganadería de las islas entrerrianas sufrió un duro golpe
Esperando el barco en Puerto Ruiz Tras el desastre provocado por las inundaciones, los productores del sur entrerriano piden una mejora en la infraestructura de ese embarcadero, que mueve desde y hacia las islas más de 80.000 cabezas Por José Crettaz Enviado especial PUERTO RUIZ.– En esta aldea de 300 habitantes a 15 km de Gualeguay funciona un puerto histórico. Supo ser el segundo embarcadero de ultramar más importante del país y hasta tuvo (a partir de 1867) uno de los primeros trazados de vías férreas que permitían sacar la producción agropecuaria de Entre Ríos. Hoy, con poco más que la infraestructura construida hace un siglo, los ganaderos de los departamentos entrerrianos de Gualeguay e Islas del Ibicuy siguen evacuando miles de cabezas para salvarlas de la creciente, lo hacen desde antes de que salga el sol hasta bien entrada la madrugada. El movimiento de barcos ganaderos y camiones jaula es incesante y apenas deja descansar a los habitantes del pueblo que se encuentran evacuados en uno de los galpones del puerto. En estos departamentos del sur provincial hay ganaderos de todos los tamaños, pero también hay un pequeño grupo que sobresale del resto por su trascendencia pública. Algunos son más nuevos en la zona, otros tienen campos aquí desde hace décadas. Se trata del ex presidente del Banco Centro, Pedro Pou; el ex ministro de Economía, Roque Fernández; la empresaria Amalia Lacroze de Fortabat; y el banquero Eduardo Escasany, entre otros. De hecho, en la estancia de Pou, conocida como La Calera y protegida por un polémico pero muy eficiente terraplén, se refugiaron varias decenas de productores con sus animales. Sin embargo, el esfuerzo no alcanzó para salvar el trabajo de tantos meses: en el camino hacia este amarradero así como en la misma ciudad de Gualeguay y dentro de ella, se pueden ver todavía muchos animales muertos. Y no son pocos los productores que desconocen la suerte que tuvieron las vacas que dejaron en las islas por falta de barcos o de campos donde ponerlos. El río ya estaba crecido y generaba muchos inconvenientes cuando, hace 10 días, cayó una lluvia de 200 milímetros que desbordó el río Gueleguay –que bordea la ciudad homónima y desemboca en el Paraná– y los arroyos del depar-
Hasta la semana pasada, éste era el panorama frente a la Rural de Gualeguay
Los ganaderos piden una mejor infraestructura en Puerto Ruiz FOTOS DE GUSTAVO CHERRO / ENVIADO ESPECIAL
tamento. Hubo tanta agua que algunos animales que había en el norte de Gualeguay, en los campos y sobre la banquina –donde muchos ganaderos mantienen en pie las vacas que pudieron rescatar–, fueron arrastrados por la corriente, se ahogaron y quedaron tirados en el acceso a la ciudad. De hecho, hasta hace unos días, en la plaza central de Gualeguay se respiraba con olor a podrido. “Se armó el gran cuello de botella, el agua creció rápido y se empezó a ahogar la hacienda. Los animales se murieron paraditos esperando el barco”, cuenta Hernán Sweizer, productor gueleguayense y dirigente ruralista. En los momentos de desesperación, cuando se rescataba lo que se podía, los animales –de distintos dueños y categorías– fueron llevados a los corrales de la Sociedad Rural, donde fueron identificados y reagrupados. En las islas que dependen de la actividad de Puerto Ruiz hay 80.000 cabezas, apenas del 10% de todas las que había en todo el delta entrerriano hasta el desastre provocado por la crecida del Paraná y el exceso de lluvia. Esas 800.000
cabezas debieron ser evacuadas por los embarcaderos de Diamante, Victoria, Gualeguay y Ceibas. En realidad, se trata de puertos naturales con infraestructura mínima. Una primera estimación de las pérdidas, hecha por la Federación Agraria, arrojó una mortandad de 27.000 cabezas, valuadas en 28 millones de pesos. Por eso, los productores ganaderos –que durante cuatro años disfrutaron de un río manso sin siquiera las crecientes habituales– creen que para desarrollar la ganadería en las islas habrá que invertir en puertos y barcos. Ese es el aprendizaje de este episodio, que para muchos todavía no terminó. Puerto Ruiz también es cuna de poetas. A la vera de estas aguas nacieron Juan L. Ortiz y Antonio Gamboa Igarzábal. Y la poesía tal vez sea para muchos productores un camino posible para entender lo que pasó. Como dicen unos versos del mismo Ortiz: Fui al río y lo sentía, / cerca de mí, enfrente de mí. / Las ramas tenían voces / que no llegaban hasta mí / La corriente decía / cosas que no entendía.
Cosechando con duales y orugas GALVEZ, Santa Fe (De un enviado especial).– En el primer trimestre del año en esta zona de la llanura central santafecina llueven normalmente 400 mm, pero este año en el mismo período cayó exactamente el doble: 800 mm, y de ese agua, 400 mm llovieron en una semana. Por eso, el paisaje típico de la campiña galvense en época de cosecha cambió sensiblemente. Las cosechadoras ya no levantan la polvareda típica que suele verse desde las rutas, ahora (con ruedas duales –doble rodado para mayor tracción– y hasta orugas) están levantando una soja “pasada” en el barro. En los campos linderos a Gálvez hay más de 22.000 hectáreas dedicadas a la agricultura, el 82% de esas tierras están sembradas con soja, cultivo listo para tri-
llar que sigue allí, sin poder ser levantado. Es que el piso, como dicen los contratistas de maquinaria agrícola, no da; y mucho menos los caminos rurales. “A pesar de todo, las cosechadoras pueden andar mejor en los campos que
con su mujer y sus cuñados. En esta región, las explotaciones promedio están entre las 500 y las 1500 hectáreas, y generalmente son empresas familiares. “En cuanto a soja, en los campos altos, ya se perdió un 10% en rendimientos y otro 10% por las deficiencias en la calidad del grano. En Para Martín Favre, los campos bajos, las pérdi“las cosechadoras das van del 65% al 100%”, detalló Favre, que también andan mejor en los es vicepresidente de la Rural local. Según una estimación campos que los oficial, en Santa Fe se habría camiones en los perdido un 1 millón de toneladas de soja. Aquí los procaminos rurales”. ductores vienen reclamando desde hace una década la los camiones de cereales en los caminos, ampliación del canal troncal de la cuenca muchos de los cuales siguen funcionando de la Cañada de Carrizales, que recibe un como canales para drenar el agua”, dijo gran volumen de agua del Norte –donde Martín Favre, ingeniero agrónomo que si se hicieron obras– pero no logra conexplota un establecimiento en sociedad ducirla hacia el río Paraná.