Escándalo con el presidente del Colegio de Abogados

21 sept. 2007 - ron la de un colega y la de otro letrado de origen judío, Selig Zeller. Finalmente se trató el asunto en la asamblea y el presidente le dio la.
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Página 14/LA NACION

Política

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Viernes 21 de septiembre de 2007

Tumultuosa asamblea: polémica por un gesto nazi

Escándalo con el presidente del Colegio de Abogados Continuación de la Pág. 1, Col. 2

la asamblea, la Legislatura porteña dio su acuerdo para hacer optativos los aportes a Cassaba. “Estamos enfrentando las prebendas. Tal vez nuestro estilo sea demasiado agresivo, pero esto para mí se volvió personal”, dijo Rizzo. Según relataron tres abogados asistentes al debate, la sesión se inició poco después de las 14.45 y estuvo presidida por Eduardo Sequeiros, un ex aliado de Rizzo, ahora disidente, en el salón de actos del Colegio Público de Abogados, entidad que reúne a unos 70.000 profesionales. Se discutía el presupuesto para el año próximo, en el que el oficialismo proponía gastar unos 20 millones de pesos y la oposición sostenía que 15 eran suficientes. En plena discusión, Rizzo, que según sus opositores no podía estar allí salvo como integrante del público, empezó a proferir gritos contra Sequeiros por la forma en que proponía hacer la votación. Tras tildar de “traidor” a Sequeiros, sus gritos se sumaron a los de sus seguidores. Tal fue el tono del debate que Sequeiros desalojó el salón para que sólo se quedaran allí los delegados debidamente acreditados. En medio de cánticos alusivos, finalmente se desocupó la sala y se ubicó a Rizzo entre el público. A cambio, se vota-

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Jorge Rizzo

ría como él pretendía. Ingresaron todos en el recinto y se votó. Rizzo perdió. Entonces, una abogada se dirigió a las autoridades de la asamblea para denunciar que había visto al presidente del Colegio hacer el saludo nazi. A su denuncia se sumaron la de un colega y la de otro letrado de origen judío, Selig Zeller. Finalmente se trató el asunto en la asamblea y el presidente le dio la palabra a Zeller, que anunció que iba a denunciar el hecho ante el Instituto Nacional contra la Discriminación (Inadi). Anoche, explicó a LA NACION: “Rizzo es una persona desequilibrada. Entró en una reunión en la que no debía estar y le tuvieron que pedir

que se retirara. El no sólo no se fue, sino que siguió con su gente, que no eran asambleístas, haciendo gestos obscenos e insultando”. Después, hizo el saludo nazi, relató Zeller. “Tengo lista la denuncia por discriminación”, dijo este abogado, que, hasta la semana pasada, pertenecía al movimiento que lidera Rizzo. Según Zeller, se retiró disconforme con el manejo “arbitrario” de fondos. Según Rizzo, se fue expulsado y no puede considerárselo un observador objetivo de los hechos. José Licinio Scelzi, secretario saliente de la Asamblea y opositor a Rizzo, confirmó las escenas de la reunión y declaró: “Me entristece lo que puede significar para la opinión pública que ocurran estas cosas en un colegio profesional como el nuestro”. Guillermo Borda, que lideró la lista opositora a Rizzo, dijo: “Hubo gestos obscenos y otros fuera de lugar de neto corte fascista. Rizzo estaba indignado porque se bajó el presupuesto para el año próximo”. Y añadió: “Lo ocurrido es una muestra más del autoritarismo y la intolerancia de la conducción del colegio”. Los adversarios de Rizzo anuncian que el caso llegará hoy al Inadi y evalúan, incluso, hacer una denuncia penal contra el presidente del Colegio.

Hernán Cappiello Paz Rodríguez Niell

“Los nazis son ellos”, dice Rizzo Para el cuestionado directivo, fue un episodio sin relevancia Lo acusan de nazi y Jorge Rizzo se defiende: “Los nazis son ellos. Yo no defendí represores”. El presidente del Colegio de Abogados, sin embargo, sabe que su imagen con el brazo levantado puede haber quedado registrada y sugiere que ese gesto era una alusión al “fascismo” de sus detractores: “No era Hitler el que hacía el saludo; se lo hacían a él”. Según Rizzo, se montó una maniobra contra él: “Si van a acusar a un tipo porque pelea contra una caja prebendaria e inconstitucional, adelante”. –¿Por qué fue a la asamblea? –Son públicas. ¿Por qué no puedo es-

tar, si a mi Consejo viene cualquiera? Salvo que el Colegio tenga dueño. –Lo acusan de haber insultado a los gritos a varios asambleístas. –Hubo cruces fuertes, pero como en cualquier asamblea. –¿Hizo gestos obscenos? –Que yo recuerde, no. No lo tengo presente. Cuando me enojo, no sé lo que hago. Nos tomaban fotos y pudimos haberles hecho una burla. –¿Hizo un saludo nazi? –Había unos nazis que tomaban fotos. Nos gritaban “¡impresentables!” y nosotros les gritábamos “¡nazis!”. –Preparan una denuncia por eso,

¿cree que no es grave? –Si está hecho en broma, no. Yo no soy militante de la derecha. Ellos son milicos; actuaban como milicos sacando fotos. ¿No te llama la atención que esto haya sido el mismo día que hubo acuerdo en la Legislatura para hacer optativo Cassaba? Yo no defendí represores ni sectores próximos al nazismo. Estuve en las jornadas de derechos humanos que organizó el gremio y trabajé con el rabino Sergio Bergman. Si de algo no me pueden acusar es de nazi. Sí, de grasa; no, de nazi, aunque me puedo sentar a hablar de historia o geografía con cualquiera.