Entrevista de Eduard Punset con Robert Roeser, psicólogo

20 jun. 2010 - siglo XXI, y eso significa que queremos que sean parte de la formación de los profesores, pero también que se impartan en la enseñanza ...
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Título: “La revolución educativa” – emisión 64 (20/06/2010, 21:00 hs) – temporada 14

Entrevista de Eduard Punset con Robert Roeser, psicólogo, Universidad de Portland, EEUU. Washington, octubre de 2009. Vídeo del programa: http://www.redesparalaciencia.com/3181/redes/2010/redes-64-larevolucion-educativa Las escuelas existen tanto para el desarrollo de los estudiantes como para el de sus familias, y el de los educadores. Robert Roeser

ENTREVISTA A ROBERT ROESER Eduard Punset: Lo que me parece más revelador de este congreso que estáis celebrando aquí, en Washington, entre educadores, científicos y personas del mundo de las prácticas contemplativas es que la gente, creo, se ha dado cuenta de que la culpa no es de los estudiantes, ni de los padres ni siquiera del Estado. Realmente, lo que necesita un cambio radical es la formación de los profesores. Hay que replantear la profesión de docente. ¿Te parece demasiado radical? Robert Roeser: No, creo que no es nada radical. Creo que va incluso más allá de lo que tú sugieres. Como el mundo ha cambiado tanto desde el punto de vista de su interconexión económica, cultural, con la inmigración, realmente tenemos que pensar en la educación en ambos sentidos, para los estudiantes pero también para los profesores. Se trata de habilidades como la de regular nuestras emociones, la de ser competentes en la interacción con personas de distintas culturas, la de responsabilizarnos no sólo de nuestras propias acciones sino del bienestar de los demás. Todas estas habilidades, tal y como las vemos, tendrían que formar parte de la educación del siglo XXI, y eso significa que queremos que sean parte de la formación de los profesores, pero también que se impartan en la enseñanza primaria, secundaria y por qué no, también en la terciaria, en las facultades y universidades.

Eduard Punset: Y, cuando pensamos en las capacidades o conocimientos específicos que los profesores deberían tener para luego fomentarlos entre sus alumnos, ¿en qué estamos pensando?

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Robert Roeser: Las competencias sociales y emocionales, es decir, cómo aprendo a gestionar las emociones personales, cómo aprendo a ser consciente de las necesidades de los demás, incluidos treinta alumnos, ¿cómo las identifico? También la capacidad de atención: ¿cómo puedo mantener y agudizar mi conciencia de modo que no sólo vea mis reacciones internas sino también el entorno de la clase y, como he comentado, las necesidades de los alumnos? Creemos que ambos, es decir, los conocimientos sobre las necesidades de los jóvenes pero también los medios para diseñarles modelos de comportamiento responsable, de gestión de las emociones, creemos que si los sumamos a los conocimientos que los profesores tienen de las materias y a los conocimientos pedagógicos, o sea, a la manera de enseñar, pensamos que estas cuatro habilidades combinadas darán lugar a profesores eficaces, conocedores de la materia, sabedores de cómo impartirla (que no es lo mismo que conocerla) y también capaces de crear un entorno muy positivo, donde estén atentos y preocupados por el niño. Serán conscientes de cómo los niños evolucionan hasta convertirse en jóvenes, a lo largo de distintas fases evolutivas.

Eduard Punset: Yo tengo cuatro nietas. Y nadie, creo, les ha enseñado jamás a estar atentas. Quizás alguien les haya gritado alguna vez en clase que estuvieran atentas pero nadie les ha explicado realmente, como decías tú, la importancia de concentrarse en algo y de todo lo que se puede ganar a cambio... ¿Cómo podemos hacerlo? Robert Roeser: Me acabas de recordar la historia de una profesora que ya falleció. Se trata de una educadora que se había formado en mindfullness con Jon Kabat y que tenía mucho interés en compartirlo con sus alumnos. Enseñaba a niños pequeños, de cinco o seis años. El primer día de clase les preguntó: “¿cuántos de vosotros habéis tenido problemas por no prestar atención en clase?” Y todos los alumnos levantaron la mano. Y luego les preguntó: “¿Y a cuántos de vosotros os han enseñado a prestar atención en clase?” Nadie levantó la mano. Eduard Punset: Es increíble. Robert Roeser: Así que pienso que el problema que comentas es muy importante. Hemos oído hablar mucho sobre distintas técnicas para mejorar la atención y la compasión, y como hemos escuchado en esta conferencia, no es necesario que sea mediante las técnicas tradicionales contemplativas de las que nos han hablado aquí, quizás no se trate de enseñar a los niños a concentrarse y a meditar, ni acerca del mindfullness, sino que si pensamos en las disciplinas artísticas, donde se observan las cosas detenidamente y donde se presta atención a los detalles... centrarnos en 2

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los nuevos detalles del mundo... Creo que las artes pueden desempeñar un papel en el desarrollo de la atención y la disciplina. Imagínate que tu nieta tocara el piano. Practicaría todos los días, aprendería a ser disciplinada, pues eso contribuye a mejorar su capacidad de atención. Incluso si memorizas tus horarios, porque tienes que concentrarte y recordar, estás ejercitando ese músculo que te permite volver a estar atento una y otra vez, a cualquier cosa que hagas. Simplemente queremos ser algo más conscientes de lo que estamos haciendo. Y con el simple hecho de ejercitar ese músculo tan blando, como si estuviésemos levantando pesas, pensamos que con el tiempo, podemos reforzar nuestra capacidad de atención. Hay un millón de ocasiones que se presentan cada día en nuestras vidas en ese sentido.

Eduard Punset: Bueno, tú eres psicológo y sabes que tenemos lo que se llama la memoria a largo plazo. Hace algunos años, descubrí que depende únicamente de una molécula muy concreta, no sólo de la repetición, sino que hay algo que tiene que funcionar bien desde el punto de vista neurológico para que podamos almacenar un recuerdo en la memoria a largo plazo. Así que es cierto, tienes toda la razón, la gente no era consciente de que todo esto, y ahí están las grandes expectativas que tenemos de cara al futuro, de que todas esas cosas se pueden aprender. Robert Roeser: Durante toda la vida. Eduard Punset: Durante toda la vida. Robert Roeser: Sí, la memoria, los cambios plásticos, ejercitándolo y practicándolo... Eduard Punset: Y tú que estás en el mundo de la docencia, ¿crees que hemos sido capaces de evaluar, ya sé que es difícil hacerlo en términos globales, pero crees que hemos sido capaces de evaluar el impacto que tiene ese aprendizaje social y emocional sobre el bienestar de un ciudadano, para el bienestar de un ciudadano joven? Robert Roeser: Existen unos trescientos estudios que demuestran que esos programas educativos centrados en ciertas habilidades sociales y emocionales tienen efectos positivos sobre el buen comportamiento, sobre la capacidad de gestionar las emociones. También hay un pequeño subgrupo de estudios que prueban que al fomentar las habilidades emocionales, también podemos obtener grandes logros.

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Creo que los educadores ya se habían adentrado en este mundo pero, ahora, como tú has dicho, se ha visto que podemos aislar cada vez mejor moléculas implicadas en el mecanismo de la memoria, lo que nos ayuda a comprender cómo funciona el aprendizaje. Pero al tiempo que recibimos información científica que nos ayuda a avanzar en esta misión, también surgen más problemas en el mundo: el problema del déficit de atención es endémico. Sabemos que a veces las personas no son capaces de mantener una conversación durante más de algunos minutos porque sus mentes se evaden... Además, conocemos los problemas de violencia en nuestras comunidades. Hemos oído las estadísticas de hoy: en algunas comunidades todos los jóvenes han presenciado algún acto violento y tienen que vivir con esto todos los días... Eduard Punset: Todos los jóvenes, has dicho...? Robert Roeser: Sí, en algunas escuelas. Linda Darling-Hammond hablaba de su trabajo en el Este de Palo Alto, en California; es un lugar muy complicado, con poco trabajo, hay mucha violencia en esas comunidades y esperamos que los chicos puedan ir a la escuela, sentirse seguros y aprender, así que hay muchísimos problemas. Pero se han producido grandes avances científicos y yo creo que se podría crear una alianza importante para llevar a cabo los cambios que esperamos en la educación.

Eduard Punset: Una de las cosas que han llevado a replantear el sistema educativo es lo que tú llamas la complejidad de los grupos escolares, la complejidad moderna de las aulas, con distintas etnias, estudiantes muy diferentes; tienen que empatizar unos con otros y no pueden. ¿Qué diablos puede hacer un profesor tradicional cuando lo lanzas así en medio de un aula moderna tan compleja? Robert Roeser: En primer lugar, los profesores están empezando a incluir en sus programas escolares contenidos sobre diversidad cultural. Además de entender la evolución de un niño o de un adolescente, en España, en los Estados Unidos, en todos los países del mundo, hay tal mezcla étnica de gente de distintos orígenes culturales, que la empatía y la comunicación son todavía más complicadas, porque quizás no entendemos los orígenes de esas personas. Así que una de las cosas que intentamos enseñarles a los profesores es la perspectiva del desarrollo de la identidad cultural y étnica. Trata acerca de quiénes somos, acerca de qué elementos hacen que estemos arraigados a una cultura y que seamos diferentes y más ricos.

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Robert Roeser: Una de las cosas que más me gustan del Dalai Lama es que insiste en dos capas del ser humano: tenemos la capa cultural, que es rica y diversa, y luego apunta a otra capa que está un poco más abajo, que es la universalidad de las aspiraciones y esperanzas de los seres humanos. Creo que los profesores tienen que entender ambos niveles. Tienen que tener conocimientos sobre la diversidad cultural, el bilingüismo, el aprendizaje en niños de distintos entornos lingüísticos, sobre todo en países como España o Estados Unidos, donde tenemos una enorme diversidad étnica. Pero lo que también esperamos en este movimiento es un reconocimiento de los aspectos comunes de la familia humana, la aspiración común que albergamos de ser felices. Tú no quieres sufrir, yo no quiero sufrir, esto nos une. Así que creo que tenemos que formar a los profesores en la diversidad cultural pero también enseñarles estrategias sobre cómo formar a jóvenes de distintos entornos culturales y recordarles todo lo que sus hijos tienen en común, lo que les une, con independencia de sus orígenes. Eduard Punset: Es fascinante. Es algo totalmente nuevo. Y coincide con la investigación científica que intenta dilucidar si existe una moral innata o no, una moral común decís vosotros. Los primeros resultados de los que disponemos nos dicen que a un nivel muy primario, muy simple, sí que existe esta moral común... Así que aunque sólo fuera por eso, las personas que trabajáis, que os preocupáis por el futuro de la educación, merecéis que se os haga un monumento, por habernos recordado a nosotros, a la sociedad, a los políticos, que lo correcto es aprender de la diversidad, de las personas que proceden de distintos rincones y culturas. Esto es muy importante pero, ¡madre mía!, no podemos olvidar que tenemos aspectos comunes como la empatía quizás, la compasión, etc., que también debemos proteger, ¿verdad? Robert Roeser: Sí, ambas son cruciales, y además hay que ir por orden porque no podemos empezar por los aspectos comunes si antes no nos hemos centrado en temas como la diversidad, la opresión, las conquistas culturales, el dolor y el sufrimiento. No podemos eludir todas estas cuestiones, creo que hay distintas misiones y a distintos niveles de este desarrollo. Me parece que vamos a tener que pasar por cosas muy difíciles y dolorosas pero también pienso que esa base común nos proporciona un asidero y un recordatorio de lo que habrá al salir de este diálogo y, al final, en términos de nuestras aspiraciones personales, de nuestros anhelos para nuestros seres queridos y para el mundo, tenemos muchas más cosas que nos unen que cosas que nos dividen. Es tan emocionante. Lo escuchamos del propio Dalai Lama, que está inmerso en la ciencia. Él utiliza ejemplos de animales y nos recuerda que nosotros mismos somos animales sociales y que hemos empezado, probablemente a lo largo de la evolución, a entender esa necesidad imperiosa de sentirnos queridos y de tener vínculos. Estas necesidades son una parte de lo que significa ser mamíferos porque después de nacer vivimos un largo período en que nuestra supervivencia depende de otros, y por eso dentro de nosotros tenemos esa semilla social y empática, porque nuestra propia supervivencia depende de dicha habilidad como especie. De ahí es de donde venimos. 5