Algunos fragmentos adaptados
El ensayo constituye un género de difícil definición, ha asumido temas, estructuras y estilos en apariencia tan diversos que, por momentos, resulta difícil encontrar aquellos rasgos estables que permitan identificarlo y distinguirlo de otros tantos géneros que le son afines.
Entre el discurso científico y el literario, entre lo conceptual y lo estético, entre el mundo de las ideas y el del arte, su especificidad resulta de esos imprecisos límites.
La elección del contenido temático del ensayo puede ser muy variada. Los temas surgen de la experiencia personal y accidentada del autor. De un pretexto, de una excusa que permita desplegar una reflexión. El ensayo puede estar motivado por conversación cotidiana, o por un libro entero. Por una experiencia trivial o un acontecimiento de gran magnitud. Por un hallazgo casual, un comentario oído al pasar, o la lectura reciente de alguna obra. El ensayista no desarrolla una reflexión exhaustiva sobre su objeto. El ensayo no empieza por el origen del asunto ni concluye cuando el tema fue agotado. Ningún ensayista pretende agotar todas las posibilidades de un tema. A lo sumo intenta (ensaya) una interpretación personal y acotada del asunto que trata.
El ensayo se caracteriza por la ausencia de una estructura rígida como la que se puede advertir en otros géneros argumentativos, como la monografía.
Sin embargo, el ensayo es una argumentación. En ese sentido, su estructura es la misma que advertimos en otros géneros argumentativos.
I.
El núcleo de la argumentación está constituido por la presentación de una hipótesis (opinión, idea, afirmación) y su fundamentación (argumentos que demuestran esa hipótesis).
II.
Los textos de carácter argumentativo amplían esa estructura básica para incluir los siguientes bloques: introducción, exposición, argumentación y conclusión.
La introducción cumple una doble finalidad: presentar el asunto que se va a tratar y apelar a la benevolencia del público para lograr su adhesión.
Por otro parte, la introducción del ensayo suele presentar un conjunto de tópicos o lugares comunes en relación con el tema y con su tratamiento:
Tópico de la oportunidad: son aquellas introducciones en las que se explica las razones que motivaron el ensayo. Como dijimos, la escritura ensayística se caracteriza por el carácter azaroso de la elección del tema. Por eso, el autor se ve obligado a justificarse ante el lector: un texto, una frase oída al azar, un hecho que haya conmovido al autor, etc.
Tópico de la humildad o la modestia: se advierte en las introducciones en las que se insiste en la escasa preparación para abordar un tema tan complejo, en las que se confiesa la imposibilidad de agotar o resolver todos los problemas que el asunto plantea, en las que se reconoce el estilo o la forma descuidada del escrito.
Tópico que invierte la idea de novedad: a diferencia de otros géneros, en los ensayo suele admitirse que el tema es conocido, que ha sido varias veces abordado, que, en definitiva, lo que se va a tratar no es original.
En todos los casos, los tópicos parecerían hacerse cargo explícitamente de las limitaciones del ensayo a la hora de comenzar una reflexión sobre cualquier asunto.
La introducción suele ser también el bloque donde se instala la hipótesis. Planteado el tema es necesario que el autor fije su perspectiva, punto de vista o posición. Es decir, formule una hipótesis sobre el asunto que trata.
Pensar ideas para la introducción del ensayo, y escribir algunas líneas a modo de primer bosquejo o borrador. 1. Pensar ideas para desarrollar el tópico de la oportunidad (es decir, aquel en el que el enunciador explica las razones que motivaron su ensayo). Puede ser de utilizar pensar en un acontecimiento cotidiano, una anécdota o experiencia personal, que pudiera dar lugar a comenzar con la reflexión. 2. Pensar de qué manera se podrían desarrollar el tópico de la humildad o modestia, o el tópico de la inversión de la idea de novedad. 3. Pensar de qué modo podría plantearse la hipótesis dentro de la introducción.
1.
2.
Antes de argumentar, el ensayista proporciona una serie de datos elementales que el lector debe conocer para poder seguir el desarrollo del escrito. La exposición es, por lo tanto, una zona de transición hacia la argumentación propiamente dicha. La exposición en un ensayo oscila entre dos tendencias: Un desarrollo sintético de información. Se trata a penas de unos párrafos que ponen al lector en situación. Una exposición que alterna con la argumentación. Es decir, en la medida que expone, el ensayista interviene por medio de valoraciones u opiniones. De cualquier modo, queda claro que, incluso cuando se “limita” a resumir o proporcionar información básica, el ensayista lo hace desde una perspectiva: elige ciertos datos, enfatiza algunos aspectos, suprime o deja de lado otros, etc.
La introducción y la exposición pueden estar reducidas al mínimo o no figurar; la argumentación, en cambio, es ineludible. En este bloque se trata de confirmar la hipótesis enunciada con antelación. El ensayista intenta persuadir con argumentos convincentes y verosímiles (creíbles). Para llegar a eso no sigue un método. Es decir, en lugar de recorrer una serie de pasos preestablecidos, ensaya distintas vías para llegar a persuadir racionalmente a sus lectores y conmoverlos afectivamente. Intenta demostrar opiniones, siempre subjetivas, particulares y relativas.
A continuación reproduciremos otro fragmento de El escritor argentino y la tradición. Aquí Borges discute con una idea que estaba presente en el campo literario argentino, en especial, desde las primeras décadas del siglo: aquella que sostenían, por ejemplo, los nacionalistas, acerca de que la verdadera literatura debe definirse por los rasgos diferenciales del país que la produce.
Leer el fragmento y explicar:
a)
¿Cuál es su posición?
b)
¿Cómo la fundamenta?
c)
¿Qué plantea en relación con las posturas de lo otros?
Los recursos argumentativos que despliega el ensayo no difieren de los que podemos advertir en otros géneros de naturaleza argumentativa.
I.
EJEMPLO: Propone un caso particular para fundamentar una proposición general. El poder argumentativo reside, precisamente, en su carácter concreto. Dicho de otro modo: evoca un hecho o un conjunto de hechos que sirve, a los fines persuasivos, para ilustrar una idea.
II.
ENTIMEMA: Va de lo general a lo particular. Parte de una premisa general, que no tiene que ser demostrada en el texto por tratarse de un lugar común o un principio que es mayoritariamente aceptado, para fundamentar algo particular.
CONSIGNA: Analizar estos dos recursos en el fragmento del ensayo de Borges que acabamos de leer.
EJEMPLO:
A través del ejemplo del libro del poeta argentino Enrique Banchs, intenta demostrar que la literatura del país no precisa apelar al color local (mencionar el gaucho, las pampas, etc) para ser argentina.
ENTIMEMA:
En el fragmento citado, Borges concluye con la siguiente afirmación: La urna de Banchs pertenece a la literatura nacional por el tratamiento pudoroso de los sentimientos. Reconstruyamos su razonamiento: Primero, confirma que en el libro están ausentes las marcas típicas del localismo (ni paisaje, ni seres de nuestra geografía). Luego comprueba que en las poesías la expresión de los sentimientos está atenuada, contenida. Ahora bien, la pregunta que un lector atento podría hacerse sería la siguiente: ¿en qué momento demostró que el pudor constituye un rasgo del argentino?.
En realidad, el autor propone como evidente y natural que se piense que los argentinos somos pudorosos en la expresión de nuestros sentimientos. Por eso jamás lo demuestra. Por otro parte, sería bastante difícil - ¿o imposible?demostrarla. Esa conclusión, entonces, es un entimema, en tanto que no está suficientemente demostrada. Sin embargo, admitamos que –a pesar de eso o por eso- resulta persuasiva.
I.
ANALOGÍA: Establece una relación de semejanza entre dos hechos, en principio diferentes. Es una comparación.
I.
NEGACIÓN: negar la hipótesis del adversario
II.
CONCESIÓN: implica admitir algunas razones del adversario (acepto esto; si bien es cierto…) para, de inmediato, pasar a discutir las otras razones o, directamente, la hipótesis (sin embargo…; por el contrario…; no es menos cierto…) Por lo general, lo que se admite es aquello que resulta menos importante para los fines del argumentador.
III.
PARADOJA: resaltar la contradicción o incoherencia del razonamiento del adversario.
Pensar ideas para la exposición y la argumentación del ensayo y escribir algunas anotaciones.
1.
Pensar cuáles son los datos elementales que el lector del ensayo debe conocer para poder seguir el escrito. Proponer ideas para organizar la exposición.
2.
Pensar posibles recursos que permitan desarrollar los argumentos que sostienen la hipótesis postulada.
La introducción constituye un desafío y, al mismo tiempo, implica una arbitrariedad (¿por qué empezar por ahí y no por otro lado). El epílogo, también. De hecho, el ensayo es un género que no aspira a agotar el tema de reflexión sino, a lo sumo, aproximarse a algunos de sus problemáticas.
En los epílogos de muchos ensayos “queda todo abierto”.
Sin embargo, termina. Y en el epílogo, como otros géneros de la argumentación, se recapitula lo más importante de la reflexión: la hipótesis que se intentó demostrar. Al mismo tiempo, se procura influir una vez más – y por última vezen el ánimo del lector para conquistar su aceptación.
Indicar que los aspectos no resueltos se retomarán en otra oportunidad.
Referir a qué la hipótesis sigue sujeta a discusión.
Decir que no se está convencido de haber logrado la finalidad propuesta.
El enunciador manifiesta su subjetividad ◦ Uso de la primera persona “yo”, y expresiones como “creo”, “pienso”. ◦ A veces incluye al lector utilizando el “nosotros”. ◦ Otras lo interpela utilizando el “ustedes”
Registro relativamente informal La inclusión de epígrafes (el ensayista demuestra sus lecturas y aspira a presentarse como continuador de cierta línea de pensamiento o tradición).