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Justo al entrar a la tierra prometida, después de 40 años de estar vagando en el desierto, Dios le dice a. Josué que circuncide al pueblo. Uno pensaría que esto ...
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EN GILGAL Josué 5:1-12 (heb. Gilgâl, "círculo [rueda]" [de piedra]). Por José Luis García Antonio 1. LUGAR DE CONSAGRACIÓN. LA CIRCUNCISIÓN. Donde la maldad es desechada y rueda colina abajo. “En aquel tiempo Jehová dijo a Josué: Hazte cuchillos afilados, y vuelve a circuncidar la segunda vez a los hijos de Israel” (Josué 5:2). Justo al entrar a la tierra prometida, después de 40 años de estar vagando en el desierto, Dios le dice a Josué que circuncide al pueblo. Uno pensaría que esto es algo extraño, pues si están por enfrentar la batalla contra una gran ciudad amurallada, deben estar descansados y fuertes; y no debilitar a todos los varones con una cirugía. Pero esta no era una cirugía “sin sentido”, sino la señal del pacto con Dios. Y esta nueva generación que se había criado en el desierto necesitaba no sólo saber quiénes eran ellos como pueblo, esto es, el pueblo del pacto; sino también quién era Dios que los había sacado de Egipto y los traía a esta tierra a la cual los va a introducir. La circuncisión les recordaba que Dios es el Dios del pacto y que él es un Dios santo. Ahí en Gilgal, sus prepucios habían de rodar colina abajo, antes de poder entrar a la tierra prometida. Así nosotros, recordemos que somos el pueblo de Dios, de un Dios que ha hecho un pacto de gracia con nosotros y que él es un Dios santo. Tengamos nuestro “Gilgal” y dejemos que nuestras maldades rueden colina abajo y preparémonos para ver a Dios victorioso actuando en este mundo, usando a su iglesia. 2. LUGAR DE VINDICACIÓN. LA CIRCUNCISIÓN. Donde el oprobio es quitado y rueda colina abajo. “Y Jehová dijo a Josué: Hoy he quitado de vosotros el oprobio de Egipto” (Josué 5:9). Los pueblos de alrededor se burlaban de los israelitas diciendo que su Dios los sacó de Egipto y no pudo introducirlos a la tierra prometida, por eso los traía dando vueltas por el desierto. Salieron de Egipto y no les va mejor, sino peor, decían en burlas. Nunca entrarán en el reposo de la tierra de Canaán, sólo andarán de errantes, pensaban. Pero en Gilgal, esta afrenta “rueda” colina abajo. No más oprobio. Pues en este momento Dios está por introducirlos a la tierra prometida y comerán de sus frutos. Cuántas veces el pueblo de Dios ha sido objeto de burlas y oprobio. Piensan muchos que a los cristianos les va peor, que nunca recibirán las promesas. Aun los creyentes pueden llegar a desanimarse y ese oprobio pesa sobre sus hombros. No lo lograrán jamás. Nunca podrán hacer algo mejor. Decían. Hasta que en Gilgal, Dios le pone fin al oprobio. Llega el día en que Dios vindica a su pueblo y su Nombre es glorificado.

3. LUGAR DE CELEBRACIÓN. LA PASCUA. Donde, por la sangre del cordero, dejarán de andar en círculos por el desierto. “Y los hijos de Israel acamparon en Gilgal, y celebraron la pascua a los catorce días del mes, por la tarde, en los llanos de Jericó. Al otro día de la pascua comieron del fruto de la tierra, los panes sin levadura, y en el mismo día espigas nuevas tostadas. Y el maná cesó el día siguiente, desde que comenzaron a comer del fruto de la tierra; y los hijos de Israel nunca más tuvieron maná, sino que comieron de los frutos de la tierra de Canaán aquel año” (Josué 5:10-12). Después de ser circuncidados y sanar, el pueblo celebra la fiesta de la pascua. Recuerdan la opresión de Egipto, la salvación de Dios, la muerte de los primogénitos, el derramamiento de la sangre del cordero y por ello, alaban y celebran. Ahora, saben bien que si van a entrar a la tierra prometida, es por obra de Dios, no por ser ellos un pueblo más excelente. Celebran la bondad de Dios. Comen los frutos de la tierra, cesa el maná, su fidelidad es notoria. En Gilgal celebran, ahora dejarán de dar vueltas en el desierto. Gracias a Dios, su redentor. La iglesia, el pueblo de Dios, sabe que tiene un reposo en Cristo, gracias a su sangre derramada para perdón de los pecados. Su sacrificio en la cruz nos justifica, nos reconcilia, nos santifica; y esto es para celebrarse. Dios es nuestro redentor. Basta ya el tiempo de andar vagando, en él estamos completos, en él hay comunión. Este material fue tomado del Boletín dominical de la Iglesia Bíblica Unidos en Cristo (IBUC) en Monterrey, NL, Méjico. Usado con permiso ObreroFiel.com – Se permite reproducir este material siempre y cuando no se venda.