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ESPECTACULOS
I
Lunes 5 de diciembre de 2011
MUSICA s BANDONEONISTAS DEL MAÑANA Continuación de la Pág. 1, Col. 5 estreno, en el gran cierre del ciclo Tangocontempo en el teatro Sha. “Está buena esta movida que se empezó a armar para juntar a los bandoneones y romper con esa idea de que en el tango no hay más nada, no hay gente que escriba o pibes que toquen. Quizá lo primero que se piensa es que no hay bandoneonistas nuevos, y hay un montón. Ya se está empezando a palpar a la generación nueva y el cruce que se da con la generación intermedia de 40 años”, apunta Nicolás Perrone, fueye de la banda Amores Tango, creadora de los Conciertos Atorrantes de los sábados en el Bar Sanata. En su bulín de soltero se reúne este seleccionado sub-23, con cinco números 10: Polimeni, Segret, Perrone, Santiesteban, Enrich, y además Guerschberg, que hace las veces de experimentado capitán. “No es fácil reunirlos porque tienen mucho laburo y son estrellas en el género. Pero son amigos y algunos nos conocemos de compartir noches, giras o largas charlas. Los admiro a todos. Son unos monstruos. El proyecto se sostuvo gracias a la buena onda de todos”, cuenta Guerschberg, que pisa los 30 y toca en el sexteto de su hermano Nicolás. La mayoría de estos jóvenes bandoneonistas empezaron a tocar en su infancia y se foguearon al calor de las madrugadas en casas de tango, tocando covers uno tras otro, acompañando a grandes cantores o participando de bandas autogestivas. De todos aprendieron algo y crearon su propia escuela: en el disco Los que vendrán, en el que participan Mosalini y Binelli, se escucha la personalidad de cada uno, en solos y arreglos de “A Pedro Laurenz”, “Loca bohemia”, “Danzarín”, “Lo que vendrá” o el chamamé “La calandria”. Ahora que llevan casi una década tocando ininterrumpidamente en el circuito comercial y en el circuito off del tango, reflexionan sobre su profesión. “Tenenos la parte ambigua de tocar gratis, en mi caso, con el quinteto El Descarte, y después por ahí muchos laburos con otros músicos. De alguna manera, tenemos esas dos ramas y pisamos el costado más comercial y el circuito independiente. Yo empecé a tocar a los 11 en La Branquita, una ramificación de la Fernández Branca en su comienzo. Después vino la Orquesta Escuela y enseguida empecé a trabajar con las compañías de Zotto y todo el circuito de las casas de tango siendo
Los Que Vendrán
Una generación autogestiva Este ensamble de fueyes será una de las atracciones principales del gran cierre del año del ciclo Tangocontempo. Además de Los Que Vendrán, tocarán entre el 8 y el 10, en el Sha (Sarmiento 2255), Diego Schissi Quinteto, Pablo Agri Cuarteto, Orquesta Elvino Vardaro, Viceversa y Ramiro Boero, entre otros. “Tancontempo es un espacio de referencia para nosotros y, de alguna manera, es el que nos impulsó a hacer cosas nuevas –reconoce Alejandro Guerschberg–. Producir autogestivamente te saca de esa visión del músico que termina en la partitura. Te hace pensar tu música en un contexto social. Incluso, creo que nuestra generación intermedia no se ponía a pensar en el público. En cambio, ahora, los chicos buscan generar una estética propia y ya no ves a cuatro tipos de camisa negra tocando.”
LOS NUEVOS FUEYES
JOVENES
muy chico”, cuenta Polimeni, que integra la Orquesta Juan de Dios Filiberto. A pesar de sus 21 años, Federico Santiesteban tiene un largo recorrido en el ambiente tanguero. “Empecé a estudiar el bandoneón a los 11 años y a los 15 entré en la Orquesta Cerda Negra, que fue una derivación de La Branquita. Eramos todos muy chicos y con ellos viví toda esa cosa grupal y autogestiva, aunque después empecé más la mía. Todos esos años fueron como una experiencia humana muy fuerte, donde lo que nos unía era el amor desinteresado por el tango. Ahora laburo en muchos lugares y estoy en la Orquesta de Ramiro Gallo. Me encanta poder estar cerca de un músico así y poder bancar ese
proyecto desde mi lugar, aunque haya o no haya plata.” Enrich parece apaciguado y casi no habla, pero sus compañeros de instrumento dicen que es un tigre cuando está arriba del escenario. Es conocido por su forma de tocar y el volumen que logra en el bandoneón. “La primera vez que escuché a Piazzolla empecé a estudiar guitarra, pero como no me alcanzaba el volumen, agarré el bandoneón. Tuve un maestro que tenía la particularidad de ser hemipléjico. El me daba clases y me prestaba el bandoneón para que practicara en mi casa. Yo me pasaba todo el día tocando arriba de Piazzolla, tratando de imitarlo. Empecé a los 14 y ahora tengo 21. Primero me empezaron a llamar y después apareció el dinero y se
Nicolás Enrich, Santiago Polimeni, Alejandro Guerschberg, Nicolás Perrone y Federico Santiesteban
transformó en mi forma de vida. Ahora estoy tocando por todos lados.” –¿Piazzolla fue la referencia obligada de todos? Guerschberg: –Yo le robé el nombre de este grupo a un tema de él, porque para mí es el que nos mete a todos a tocar el bandoneón. Perrone: –Los dos grandes para mí son Astor y el Gordo Troilo. Todos lo amamos. Santiesteban: –Troilo es lo que querés escuchar al final del día con el whisky en la mano. Perrone: –Piazzolla fue como el rockero del tango con esa cosa de tocar sacado. El tipo dejó una cosa muy piola al abrir el sonido del bandoneón y desarticular todo eso de la orquesta
MARIANA ARAUJO
que tocaba todo juntito. Y el Gordo Troilo te tiraba esas tres notas que te querías poner a llorar. Promediar las dos cosas es lo mejor que podemos aprender. Polimeni: –No hay que imitarlo tampoco. No se puede seguir ese camino porque ya lo hizo y tampoco lo veo como finalidad artística. Guerschberg: –Por ahí, hay que imitarlo para aprenderlo, pero no para hacer tu carrera siendo los Danger Four de los Beatles. Si me das a elegir, escucho los Beatles. Santiesteban: –Sí, es que entre el 98 y 2005, se armaron un montón de grupos que hacían Piazzolla de una manera superficial. Era como una moda. Polimeni: –Recién ahora se ven caminos distintos que se van buscando,
PROTAGONISTAS DE LA RADIO
pero estamos en un momento en el que todavía se vive la disyuntiva, que no se sabe bien para dónde ir. Pero imitar a Piazzolla no es una salida. Perrone: –El legado que dejó Piazzolla era un poco ése. Me acuerdo de una entrevista en la que decía: “Todo bien con los arreglos tradicionales de «El Choclo», pero buscale una vuelta”. Si querés hacer un arreglo, sentate a laburar y que no se note que hiciste a Pugliese o a Piazzolla. Creo que por ahora el aporte nuestro es acercar a la juventud al tango en un nuevo contexto social, porque así como a Garello que tiene como 70 años, lo van a ver amigos de su edad; a mí me vienen a ver mis amigos de la secundaria, y ahí se va armar un empaste de público que está bueno. –Vos que perteneces a la camada anterior, ¿cómo ves a esta generación? Guerschberg: –Los veo con mucha personalidad. Son músicos con mucha técnica, pero también son tipos avispados, que tienen calle y no son cerebritos. Son tipos que al género lo van a saber llevar y que a la música la entienden porque son parte de la popular.
POR ALICIA PETTI
En busca de la tradición Basalo conduce Fogón criollo, en FM Nacional Folklórica Ricardo Basalo, de 74 años, tiene esa voz de locutor egresado del ISER, reconocida por todos, que lo hizo famoso no sólo por su fantástica labor ante el micrófono de diferentes emisoras, sino también como animador de peñas. Trabajó largos años junto a Miguel Franco, el creador del mítico ciclo folklórico Un alto en la huella, luego lo continuó y desde hace casi 25 años anima Fogón criollo, espacio que pasó por varias emisoras y desde hace más de diez –de lunes a viernes, de 18 a 19– está en el aire de Nacional Folklórica (FM 98.7). –¿Podemos decir que lo tuyo es auténtica vocación? –Exacto. Los que ayudaron a moldear mi vocación fueron mis padres, que, aunque eran españoles, me inculcaron la música popular de la Argentina; fundamentalmente, el tango y el folklore. Mi vocación de locutor nace en la colectividad española. Ahí me tocó presentar, por ejemplo, a Alberto Olmedo en sus comienzos y a una cantante que hacía canciones españolas, pero que después iba a terminar escribiendo sus propias canciones: Eladia Blázquez. –El típico presentador de reuniones musicales. –Claro. Tuve dos grandes amigos que se llamaban Bárbara Mujica y Oscar Rovito. Tengo grabaciones de ellos tocando y cantando juntos. Siempre me gustó la música folklórica. Hice muchos espectáculos y organicé infinidad de peñas. Las hice hasta en el teatro El Nacional. –¿Cómo ingresás al programa de Miguel Franco, Un alto en la huella? –Era locutor de Radio Belgrano, que estaba en el mismo lugar que Radio Argentina. Entonces, Miguel se hace muy amigo mío y me invita a participar del programa, y los días que faltaba él, hacíamos el programa Rodríguez Armesto y yo. Franco fue mi gran maestro. El ciclo iba de lunes a viernes, de 18 a 19, y tenía un extra, los domingos, de 20 a 21. Cumplió 47 años en el aire y cuando muere su esposa, me pide que yo lo continúe, hasta que decidí hacer algo propio. Pero nunca dejé de ser locutor y
Desde hace 25 años, al frente del programa RODRIGO NESPOLO
➾ LA GENTE
CONFUNDE. NO EXISTE EL FOLKLORE JOVEN, PORQUE NO TIENE TIEMPO ➵
productor –durante años– de Juan Alberto Mateyko, y su suplente cuando no estaba. –¿Cómo definirías a Fogón criollo? –El fogón es una reunión de amigos. Generalmente, se realiza alrededor de las materas, con guitarras. Conduzco, produzco y musicalizo el programa. Me ayuda en la locución mi hija Ximena Basalo, que es locutora al igual que mi hijo Sebastián [una de las voces populares de Radio 10]. No les inculqué esta hermosa profesión, pero la asumieron. –¿Le dedicás más espacio al folklore tradicional o también a los nuevos intérpretes? –La gente confunde. No hay un folklore joven, porque no tiene tiempo. Paso folklore interpre-
tado por jóvenes, siempre que esté dentro de la música tradicional. Siempre me inspiré en una frase de Nicolás Avellaneda: «Los pueblos que olvidan sus tradiciones pierden conciencia de su destino». También me gusta el tango tradicional. En el tango tuve la suerte de conocer mucha gente muy importante, como Enrique Cadícamo. Y tengo mucho conocimiento de los payadores argentinos y uruguayos. En estos 50 años, conocí artistas como Edith Piaf, Raphael, Nicola Di Bari, Horacio Deval, Julio Sosa y José Larralde, por nombrar sólo a algunos. –Para muchos tu programa es un valuarte del folklore. –Mucha gente me recuerda y sugiere que tengo que estar. Hay gente que ha crecido escuchando este programa y lo siguen haciendo porque continúan escuchando a Atahualpa Yupanqui, Los Chalchaleros, Los Fronterizos, Andrés Chazarreta y Antonio Tormo, pero también puede sonar Peteco Carabajal, el Chaqueño Palavecino, Los Nocheros y Soledad.