El yugo de Jeremías - Recursos Escuela Sabática

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COMENTARIOS DE LA LECCIÓN DE ESCUELA SABÁTICA IV Trimestre de 2015

Jeremías

Lección 9 28 de noviembre de 2015

El yugo de Jeremías Prof. Sikberto Renaldo Marks Versículo para Memorizar: “Y decía a todos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame” (Lucas 9:23).

Introducción Esta semana estudiamos acerca del sufrimiento de Jeremías. Él tuvo que pagar un alto precio por ser fiel a Dios. Pero de algo estamos seguros: cuanto mayor sea nuestro sufrimiento en esta tierra, mayor también será el gozo y la felicidad que experimentaremos al entrar en la Tierra Nueva. No es que tengamos que pedir sufrir por ello, pero quien esté sufriendo aquí, tendrá ese adicional. El gozo será más grande cuanto más se haya sufrido en esta tierra maldita. Por lo menos ello nos sirve de consuelo. Jeremías tuvo que enfrentar a falsos profetas. El pueblo y las autoridades prefirieron escuchar a estos falsos profetas. Cuestionaban a Jeremías, incluso lo desafiaron, previendo un futuro promisorio, mientras que Jeremías preveía un desastre. Es más, Jeremías no previó nada, era Dios quien le envió las profecías en relación al futuro. Debemos tener cuidado. La gente va tras las cosas que les gustan, no de lo que Dios le place. Hace unos días, se le estaba enseñando a una adolescente acerca de las costumbres mundanas, que estaba introduciendo dentro de la iglesia, y que debía evitar. Y ella respondió: “¡Pero a mí me gustan!”. Y asunto resuelto. Estamos viendo una ola creciente de personas que se pierden aun estando en la iglesia, y que se llevan consigo a otras personas. Cuando el liberalismo se fortalece, Satanás ve las puertas abiertas para actuar libremente. En aquellos tiempos antiguos, la gente quería escuchar mensajes blandos y positivos. Tal como hoy. Las personas no quieren escuchar mensajes en los que se hable de la necesidad de cambiar, quieren que se les diga que están viviendo como Dios pide, aunque estén viviendo como es el deseo de Satanás. “Conforme vaya acercándose la tempestad, muchos que profesaron creer en el mensaje del tercer ángel, pero que no fueron santificados por la obediencia a la verdad, abandonarán su fe, e irán a engrosar las filas de la oposición. Uniéndose con el mundo y particiRecursos Escuela Sabática ©

pando de su espíritu, llegarán a ver las cosas casi bajo el mismo aspecto; así que cuando llegue la hora de prueba estarán preparados para situarse del lado más fácil y de mayor popularidad. Hombres de talento y de elocuencia, que se gozaron un día en la verdad, emplearán sus facultades para seducir y descarriar almas. Se convertirán en los enemigos más encarnizados de sus hermanos de antaño” (El conflicto de los siglos, p. 666).

Una vida solitaria Es bueno estudiar sobre el profeta Jeremías. Fue perseguido por su propio pueblo. No se debería perseguir jamás a una persona que haga algo malo al pueblo de Dios. Y esto debe ser más claro aún con quienes le hacen bien al pueblo de Dios, cuando transmiten advertencias. Y mucho más aún cuando esas advertencias son un ultimátum para evitar una tragedia catastrófica. Pero Jeremías, justo él, que tenía palabras de advertencia que evitarían el final trágico de Judá, fue perseguido. Esto constituye un llamado de alerta para nosotros, en una doble aplicación. En una, debemos tener mucho cuidado de no convertirnos en perseguidores de nuestros hermanos, alrededor de los tiempos de la promulgación del decreto dominical. En otro sentido, debemos prepararnos para ser perseguidos por nuestros propios hermanos en la fe. Eso va a ocurrir. En tal caso, será mejor ser perseguido que perseguir a otros hermanos de la iglesia. “Cuando los observadores del sábado sean llevados ante los tribunales para responder de su fe, estos apóstatas serán los agentes más activos de Satanás para calumniarlos y acusarlos y para incitar a los magistrados contra ellos por medio de falsos informes e insinuaciones” (Ibíd.) Las amenazas transmitidas por Jeremías fueron muy duras. Por ejemplo, luego de la destrucción, no habría quien sepultara a los muertos extendidos en la tierra. No habría más casamientos, ni momentos de felicidad. La espada y el hambre los consumirían, y ya no habría paz. Al contrario de la orden dada a Oseas, que debía casarse con una prostituta, para ilustrar con ello la relación del pueblo de Dios, que se había prostituido tras otros dioses. Adorar a otros dioses, o idolatrarlos, para Dios es prostitución espiritual. ¿Por qué Dios considera así a la idolatría? Porque la adoración es una relación de fidelidad. Así como una mujer es fiel a su esposo y el marido es fiel a su esposa, conformando una relación estrecha, lo mismo sucede entre una persona y Dios. En el caso de la adoración, si una persona que ya se ha entregado a Dios, lo deja a un lado, para adorar a otros dioses, eso significa que esa persona ha roto su unión íntima con Dios, para entregarse a otros dioses, confiar en ellos, amándolos y relacionándose con ellos (aunque ellos no se relacionen con sus adoradores). Lo peor de todo es que esos y otros dioses, son falsos y totalmente incapaces. Entonces Dios clasifica adecuada esta nueva relación como prostitución. La mujer, a la que el marido ha amado, se va de casa, abandona a su esposo, quien hacía todo por ella, deja a sus hijos, y pasa a amar a quien sólo quiere explotar su ingenuidad y sensualidad. Jeremías no debía casarse. Este fue un mandato radical. Lo normal en los jóvenes es que procuren contraer matrimonio, para hacer feliz a alguien y que la otra persona los haga felices. Pero Jeremías no tuvo ese derecho. Y esto fue algo trágico y triste. Recursos Escuela Sabática ©

Supongamos que las personas de un determinado país ya no se casen. ¿Cuál sería el futuro? En este caso, con una generación, ya no existiría más esa nación. Todos morirían. Lo peor de todos es que, hacia el final de la historia, sólo quedarían ancianos. Las dificultades serían enormes. ¿Quién cuidaría de ellos? ¿Quién los asistiría económicamente en sus últimos días? No habría esperanza de futuro, y en poco tiempo, lo que quedara de esa nación pasaría días cada vez más amargos. Eso es lo que significó para Jeremías la prohibición de casarse. En vez de que la gente no se casara, vendrían los babilonios, y causarían el mismo efecto. La nación desaparecería, ya no habría más capital ni rey, ni Templo de Jehová, ni culto, ni adoración. En lugar de la felicidad, sólo quedaría el luto, y una enorme cantidad de personas muertas, desparramadas por el suelo, sino que hubiera nadie que los llorara, lamentara y los sepultara. ¡Qué situación la que Jeremías tenía que ejemplificar con su propia vida!

El yugo de Jeremías En los primeros días del reinado de Sedequías, el último rey de Judá, Dios le envió una orden a Jeremías, su profeta. Debía fabricarse un yugo, una pieza de madera dura que se colocaba sobre los animales para sujetar los animales para labrar la tierra bajo las órdenes de un ser humano. Por lo visto, Jeremías debió haberse fabricado seis de esos yugos, pues debía enviarlos, a través de representantes, a los respectivos reyes de Edóm, Moab, Amón, Tiro y Sidón. Judá y esos pueblos debían someterse al rey de Babilonia, enemigo de todos. No debían resistir la invasión babilónica. Debe destacarse el hecho de que, hasta la época del rey Sedequías, ya habían tenido dos invasiones. Fueron una especie de señal, alerta, advertencia, hacia lo peor, que luego vendría. Dios estaba queriendo evitar lo peor, quería que se sometieran a Babilonia, en una clase de castigo más blando, sin que la ciudad de Jerusalén, el Templo, y los muros, fueran destruidos. Pero como el rey, y los demás líderes y el pueblo, no respondieron al pedido de Dios, lo peor llegó con la tercera invasión, a la cual ellos se resistieron, sobreviniendo la destrucción de la ciudad, los muros y el Templo, y el saqueo. Por un tiempo, que abarcaría setenta años, no existiría la nación de Judá, no tendrían un rey y una situación política independiente. Por otro lado, si obedecían al mensaje de Dios, no serían destruidos. Era el rey Sedequías quien debía decidir qué hacer. Y se equivocó. La situación en Jerusalén era confusa. Políticamente no se entendían. Sedequías llegó a tener alguna intención de escuchar a Jeremías, pero temía a sus grandes consejeros, que querían rebelarse contra Babilonia. Este último rey, hijo de Josías, al contrario de su padre, era débil e inseguro. Vacilaba entre dos opiniones, la de servir al rey de Babilonia, o de rebelarse contra él. Lo grandes de las demás naciones también querían liberarse de Babilonia. Pero Dios había dejado bien en claro que, debido a sus pecados recurrentes, ahora había llegado la hora del castigo, y esto era inevitable. El Rey del universo dejó bien claro que era Él quien dirigía todas las cosas en esta tierra. Él es el Dueño de todo, pues –al fin y al cabo– había sido Él quien había creado todas las cosas. Él decido y hace lo que desea. ¿Había alguien más en el universo que sería capaz de hacer que los hechos fueran diferentes de lo que Dios había determinado? Dios domina sobre las naciones de la tierra. Había dicho que Babilonia, bien o mal, los dominaría por un tiempo, pero que luego de ese período, ese poder político también recibiría su castigo. Dios envió a Sedequías un último recado: “Así dice el Señor, Dios de Israel: Ve y habla a Sedequías rey de Judá, y dile: Así dice el Señor: Yo entregaré esta ciudad en mano del Recursos Escuela Sabática ©

rey de Babilonia y la quemaré con fuego. Y no escaparás tú de su mano, sino que de cierto serás apresado y entregado en su mano. Y tus ojos verán los ojos del rey de Babilonia, y te hablará cara a cara, y en Babilonia entrarás. Con todo, oye Palabra del Señor, Sedequías rey de Judá. Así dice el Señor de ti: No morirás a espada. En paz morirás, y así como quemaron especias por tus padres, los reyes que fueron antes de ti, así las quemarán por ti, y te cantarán lamentos, diciendo: ‘¡Ay, Señor!’ Yo mismo hago esta promesa’, dice el Señor” (Jeremías 34:2-5). Dios controla y domina las naciones. A veces permite que los hombres hagan su propia voluntad, utilicen su libre albedrío. En otras, con todo el derecho que le confiere el estatus de Creador, Sustentador y Rey del universo, interfiere en los negocios de las naciones y de los individuos. Generalmente interviene cuando la situación precede algún conflicto que debe ser evitado.

Guerra a los profetas En el cuarto año del reinado de Sedequías hubo un conflicto entre profetas. De un lado estaba Jeremías, diciendo que debían someterse a Babilonia, para que así fueran salvados de la destrucción, y del otro estaba el falso profeta Hananías, quien decía que Dios quebraría el yugo de Babilonia, y en dos años serían devueltos los vasos sagrados y los demás utensilios que Nabucodonosor había llevado para su capital. Jeremías dijo fuertemente: “¡Amén!”, pero recordó que en el pasado otros profetas ya habían predicho invasiones de parte de pueblos extranjeros y eso efectivamente había ocurrido. Fueron los casos de los profetas Oseas, Habacuc, Sofonías y otros. Este era un gran argumento de Jeremías. Es decir, la historia se repite, y si prestaban oídos a esta falsa proclamación de paz, estarían, como mínimo, corriendo un alto riesgo de desastre nacional. La profecía de Jeremías, al final, no era tan mala. Si se sometían a Babilonia, serían salvados del desastre. Pero si no lo hacían, no se salvarían, y la nación desaparecería. La obra de los falsos profetas siempre crea problemas a la iglesia. El pueblo se corrompe. Los falsos profetas casi siempre fueron liberales, permitiendo lo que Dios rechazaba o no aceptaba. Por ejemplo, en aquellos tiempos la gente llegó a introducir estatuas en el Templo del Señor, donde Él debía ser adorado, no estatuas. Hoy, en nuestros días, la gente va introduciendo cosas extrañas en los templos, y eso no es tenido en cuenta por algunos líderes de la iglesia, como si nada malo estuviera ocurriendo. Una vez más menciono la música ruidosa, percutida, que tiene que ver más con las emociones que con la razón. Una vez más recuerdo las muchas modas que las personas traen a la iglesia. Estando tan cerca del zarandeo, vemos que la identidad de la iglesia se está perdiendo. ¿Qué sucedió en aquellos tiempos? Nota el dramático informe: “Y me dijo: ‘Hijo de Adán, levanta tus ojos hacia el norte’. Levanté mis ojos hacia el norte, y junto a la puerta del altar, vi el ídolo del celo a la entrada. Entonces me dijo: ‘Hijo de Adán, ¿ves lo que éstos hacen, las grandes abominaciones que la casa de Israel hace aquí, para alejarme de mi Santuario? Pero vuélvete, y verás abominaciones mayores aún’. Me llevó a la entrada del atrio. Miré, y vi una abertura en la pared. Y me dijo: ‘Hijo de Adán, horada la pared’. Horadé la pared, y vi una puerta. Me dijo luego: ‘Entra, y verás las malvadas abominaciones que éstos hacen allí’. Entré, y vi imágenes de reptiles y bestias repugnantes, y todos los ídolos de la casa de Israel, pintados por toda la pared. Ante ellos estaban setenta ancianos de Israel, y Jaazanías hijo de Safán entre ellos. Cada uno con su incensario en la Recursos Escuela Sabática ©

mano. Y subía una espesa nube de incienso. Y me dijo: ‘Hijo de Adán, ¿ves las cosas que los ancianos de Israel hacen en tinieblas, cada uno en sus cámaras de imágenes pintadas? Porque ellos dicen: ‘El Señor no nos ve. El Señor ha dejado la tierra’” (Ezequiel 8:5-12). Pues bien, no estamos poniendo estatuas en nuestras iglesias, pero el bochinche está, introduciendo la adoración de Satanás en nuestras iglesias. Esto requiere una actitud de nuestra parte. Si esta cuestión de la música es una profecía de Elena G. de White, entonces –tal como ocurrió con Jeremías– no será tomada en serie, como está ocurriendo en realidad. La gente va a la iglesia por lo que le gusta, no por lo que Dios pide. El desastre (zarandeo), vendrá, no para eliminar a la iglesia, sino para purificarla. Israel llegó al colmo de poner en el Templo imágenes paganas, las cuales eran adoradas a la luz del día. El castigo era inevitable y terrible. Los judíos volvieron del exilio babilónico definitivamente curados de la idolatría. ¿Y nosotros? Muchos se perderán para Satanás, pues sabemos que muchos serán, desgraciadamente, sacudidos hacia fuera.

El yugo de hierro Continuando con el estudio, Jeremías se presentó delante del rey, los sacerdotes, príncipes y los enviados por los demás reyes de la región, curiosamente con un yugo sobre sus hombres, como si fuera un buey preparado para arar la tierra. De lejos, eso llamó la atención de todos. Jeremías era el profeta de las malas noticias, a ellos no les gustaban, porque profetizaba negativamente sobre la nación. Pero esos mensajes los enviaba Dios. En su estupidez, fomentaron el odio hacia el profeta, así como –tiempo después– se volvieron en contra de Jesús. Así como hoy, muchos en la iglesia odian a Elena G. de White, la profetisa de nuestros días, y cuyos escritos son para nosotros. Ella es rechazada, aunque ya ha fallecido, en varios aspectos, como el caso de la música en la iglesia. Y quien se atreve a enseñar esas profecías, enfrentará severa oposición dentro de la iglesia, como ocurrió con Jeremías. Como lo fue en tiempos de Jeremías, será en la actualidad. La destrucción provocada por Babilonia pudo ser evitada, si hubieran prestado atención al profeta. En la actualidad, el zarandeo también será definitorio. Pocos saben cuánto me ha preocupado este asunto, y cuánta oposición he debido enfrentar al respecto. Jeremías se retiró, luego de advertir acerca de los falsos profetas, y Dios le mandó que fabricara, en esta ocasión, yugos de hierro. Esto significaba que los falsos profetas, especialmente Hananías, no lograrían quebrarlos. Pero significaba mucho más. Dios estaba diciendo que, habiendo rechazado el primer mensaje de Jeremías, no obedeciéndolo, y escuchado y seguido a Hananías, el falso profeta, la destrucción y la futura opresión de parte de Babilonia serían mucho peores. En vez de ser sujetados con yugos de madera, serían sometidos con un yugo de hierro. El hierro pesa mucho más que la madera, y es mucho más fuerte. No lograrían librarse de él. El hierro, dependiendo de la clase, pesa 7.8 toneladas por metro cúbico. La madera varía mucho más, pero pesa entre 0.5 a 1 tonelada por metro cúbico. O sea que el hierro, más o menos, pesa entre 7 a 15 veces más que la madera. Este era el sentido del mensaje del yugo de hierro en vez del yugo de madera. Sufrirían mucho más bajo el yugo de Babilonia. Si ellos se sometían a Babilonia, tal como Dios ya había determinado que fuera, el enemigo ciertamente no vendría sobre ellos como realmente vino, porque se rebelaron, haciendo alianza con Egipto. Nabucodonosor vino con todo. Destruyó todo, hasta el Recursos Escuela Sabática ©

Templo del Señor. En vez de un yugo de madera, Nabucodonosor se convirtió en un yugo de hierro. Aquél falso profeta, según la palabra de Jeremías, murió ese mismo año. Y Jeremías fue protegido por Dios y por el rey de Babilonia. Aunque totalmente desprestigiado por su propio pueblo, tal como ocurrió con Jesús, fue victorioso, al permanecer fiel del lado de Dios. Tengamos cuidado en nuestros días. Mucho cuidado, pues –en otro nivel– la historia se está repitiendo. Lo reafirmo. Babilonia está invadiendo la iglesia. Muchas cosas extrañas están entrando en la iglesia y, en varios casos, de manera oficial. En otros, por la iniciativa de algunos miembros. Que tú y yo nos mantengamos firmes a lo que está escrito y lo que Dios aprueba. Debemos buscar el conocimiento de Dios en la Biblia y el Espíritu de Profecía, y practicar cada día ese conocimiento.

Confiar en mentiras Hananías fue un falso profeta, y Jeremías el verdadero. Jeremías fue llamado por Dios, Hananías se hizo profeta por cuenta propia, nunca fue llamado. Jeremías recibió instrucciones de Dios, Hananías inventó sus predicciones. Las profecías de Jeremías eran malas para el futuro de la nación, en caso de que no se arrepintieran; las profecías de Jeremías eran excelentes augurios. ¿En quién creyó la nación? En el falso profeta. Hay una fuerte tendencia, desde que el pecado se manifestó en el mundo, de creer en lo más fácil y promisorio, aunque sea falso. Aunque existan fuertes evidencias de su falsedad, la gente sólo quiere escuchar buenas noticias. Como en los tiempos de Jeremías, hoy pasa así. Especialmente en la iglesia, hay personas que siguen a los líderes que permiten una vida liberal, medio cristiana y medio mundana. El anciano o pastor que sigue una línea más centrada en la voluntad de Dios, y que por lo tanto requiere actitudes más fuertes hacia un cambio en el estilo de vida, no son bien aceptados. Son pocas las personas que, de hecho, siguen a Dios. En nuestros días, desde el liberalismo en todos los órdenes de la vida, a el fanatismo de parte de algunos, las personas generalmente desean ser liberales, o sea, cercanas al estilo de vida del mundo. Y viven ese estilo dentro de la iglesia. Los miembros que hace más tiempo están en la iglesia, los más experimentados sirven de paradigma a los miembros más nuevos. Satanás afirma, al urdir su estrategia: “‘Usando a los que tienen una forma de piedad pero no conocen el poder, podemos ganar a muchos que de otra manera nos harían daño. Los amantes del placer más que amantes de Dios serán nuestros ayudadores más eficaces. Los que pertenecen a esta clase y que son aptos e inteligentes servirán como cebo para atraer a otros a nuestros anzuelos. Muchos no temerán su influencia, porque profesan la misma fe. Así los induciremos a sacar la conclusión de que los requerimientos, de Cristo son menos estrictos de lo que una vez creían, y que conformándose con el mundo podrían ejercer una mayor influencia sobre los mundanos. Así se separarán de Cristo; entonces no tendrán ninguna fuerza para resistir nuestro poder, y antes de mucho estarán listos para ridiculizar su primer celo y devoción’ ” (Testimonios para los ministros, pp. 482, 483). En nuestros días faltan líderes realmente consagrados y comprometidos con la verdad y su implementación en la iglesia. “Hoy los ministros de Cristo debieran tener el mismo testimonio que la iglesia de Corinto daba de las labores de Pablo. Aunque en este tiempo los predicadores son muchos, hay una gran escasez de ministros capaces y santos, de hombres llenos del amor que moraba en el corazón de Cristo. El orgullo, la confianza Recursos Escuela Sabática ©

propia, el amor al mundo, las críticas, la amargura y la envidia son el fruto que producen muchos de los que profesan la religión de Cristo. Sus vidas, en agudo contraste con la vida del Salvador, dan a menudo un triste testimonio del carácter de la labor ministerial bajo la cual se convirtieron” (Los hechos de los apóstoles, p. 264). Por eso, en estos días decisivos para la obra –porque son los días finales– debemos representar bien a nuestro Salvador. “Cristo está retratándose en cada discípulo. Dios ha predestinado a cada uno a ser conforme ‘a la imagen de su Hijo’ (Romanos 8:29). En cada uno, el longánime amor de Cristo, su santidad, mansedumbre, misericordia y verdad, han de manifestarse al mundo […] Cristo no quedará satisfecho hasta que la victoria sea completa, y él vea ‘el trabajo de su alma... y será saciado’ (Isaías 53:11)" (El Deseado de todas las gentes, pp. 767, 768).

Resumen y aplicación del estudio I.

Síntesis de los principales puntos de la lección 1. ¿Cuál es el principal enfoque? El enfoque de esta semana es la lucha solitaria de un profeta, aprobado por Dios pero rechazado por la nación entera. Su lucha era por el bien de la nación, sin embargo, la opción de los líderes fue siempre en dirección a la tragedia. No escucharon la voz de Dios. Fueron rebeldes, mantuvieron la cultura de rebeldía que adquirieron en Egipto y trajeron desde aquellos tiempos. Esa cultura fue la que también los llevó a matar a Jesús en la cruz, y lo que los condujo a no ser más el pueblo de Dios, sustituidos por la Iglesia instituida por el Salvador. Hoy, curiosamente, muchos líderes sostienen el mismo punto de vista, de respecto a la cultura del lugar donde está inserta la iglesia. Pero la única cultura que debiéramos aceptar es buscar asimilar la cultura celestial, aquella del “Escrito está”, la cual Jesús y los profetas vivieron, no cualquiera terrenal. 2. ¿Cuáles son los tópicos relevantes? Hay dos puntos que pueden destacarse: la perseverancia de un profeta valiente, de permanecer firme del lado de Dios, aun con sus perplejidades; y la dureza de cerviz del liderazgo de Judá, al no escuchar los mensajes del profeta. Aunque Nabucodonosor ya había invadido la nación en dos ocasiones, y con ello fuera evidente que podría venir una tercera, y entonces destruir todo, no escucharon. Aunque el rey de Babilonia había dado evidencias de su poder, derrotando a otras naciones, no se dieron cuenta que si venía por tercera vez no sería para dar una advertencia más de que en el futuro lo destruiría. El plazo se acabó, y lo que era una profecía aterradora, se volvió la dura y cruel realidad. 3. ¿Has descubierto otros puntos que podrías añadir? ________________________________________________________________ ________________________________________________________________

II. ¿Qué cosas importantes podemos aprender de esta lección? La rebeldía, o la obstinación en la senda equivocada, es lo mismo que caminar en dirección al desastre. Eso fue lo que los judíos hicieron. Antes de ellos, la nación de IsRecursos Escuela Sabática ©

rael, las tribus del Norte, ya lo había hecho. Aun a pesar de los fuertes antecedentes, aunque la historia de la nación también lo había demostrado, prefirieron mantenerse en el camino de la obstinación. Prefirieron seguir a líderes que se centraban en sí mismos y en sus intereses; prefirieron seguir a falsos profetas y mantenerse en una postura contraria a todas las evidencias y advertencias. Y el resultado es que perdieron todo. Incluso su posición como pueblo de Dios. ¿Podían perder más que eso? 1. ¿Qué aspectos puedo agregar a partir de mi estudio? ________________________________________________________________ _________________________________________________________________ 2. ¿Qué medidas debemos tomar a partir de este estudio? Es tiempo de advertencias. No podemos confiarnos en estos días. Estamos en los tiempos que anteceden al gran conflicto final, como lo fueron los que precedieron a la invasión destructora en Jerusalén, y que acabaron cuando el templo y la ciudad fueron destruidos. Hoy es tiempo de volvernos a Dios y buscar su orientación y –especialmente– de hacer su voluntad, no la nuestra o la de cualquier otro ser humano. Ya lo sabemos, la Iglesia Adventista del Séptimo Día no será sustituida por otra iglesia. Es la iglesia verdadera. Entonces, quien se mantenga en su rebeldía y obstinación, será excluido de la iglesia, no por alguna Junta o Asamblea, sino por Dios, a través del zarandeo. Esta es la gran advertencia profética para hoy. Babilonia está llegando, y quien no se mantenga firme, saldrá fuera para quedar en ella. 3. ¿Qué es lo bueno en mi vida que me propongo a reforzar y lo malo para cambiar? _________________________________________________________________ _________________________________________________________________ 4. Comentario de Elena G. de White “Debe haber un despertar en el pueblo de Dios a fin de que su obra se lleve a cabo con poder. Necesitamos el bautismo del Espíritu Santo. Necesitamos comprender que Dios añadirá a las filas de su pueblo a hombres hábiles e influyentes que desempeñarán su parte en la tarea de amonestar al mundo. No todos los que viven en el mundo desprecian la ley y son pecadores. Dios tiene a muchos miles que no han doblado su rodilla ante Baal. En las iglesias caídas hay hombres que temen a Dios. Si eso no fuera así, no estaríamos dando el mensaje que dice: ‘Ha caído, ha caído la gran Babilonia... Salid de ella pueblo mío’ (Apocalipsis 18:2, 4)” (Carta 51, 1902; citada en El evangelismo, pp. 406, 407). “Han de expulsar el error de acuerdo con la norma que Dios ha dado en su Palabra, y no de acuerdo con sus propias ideas e impulsos. No deben usarse medios ásperos ni hacerse una obra injusta, precipitada e impulsiva. Los esfuerzos hechos para limpiar la iglesia de la contaminación moral, deben efectuarse de la manera en que Dios quiere. No debe haber parcialidad ni hipocresía. No debe haber favoritos cuyos pecados se consideren menos pecaminosos que los de los demás. ¡Oh, cuánto necesitamos todos el bautismo del Espíritu Santo! Debemos trabajar siempre, además, con el espíritu de Cristo, con bondad, con compasión y simpatía, mostrando amor por el pecador mientras odiamos el pecado con un odio perfecto” (Manuscrito 8a, 1888; citado en El evangelismo, pp. 270, 271). Recursos Escuela Sabática ©

5. Conclusión general “Cuando la religión de Cristo sea más despreciada, cuando su ley sea más menoscabada, entonces deberá ser más ardiente nuestro celo, y nuestro valor y firmeza más inquebrantables. El permanecer de pie en defensa de la verdad y la justicia cuando la mayoría nos abandone, el pelear las batallas del Señor cuando los campeones sean pocos, ésta será nuestra prueba. En este tiempo, debemos obtener calor de la frialdad de los demás, valor de su cobardía, y lealtad de su traición” (Joyas de los testimonios, tomo 2, p. 31). 6. ¿Cuál es el punto más relevante al que llegué mediante este estudio? _________________________________________________________________ _________________________________________________________________

Prof. Sikberto R. Marks Traducción: Rolando Chuquimia RECURSOS ESCUELA SABÁTICA © [email protected]

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