El retorno de las típicas El retorno de las típicas

22 jul. 2009 - ríodo de los cassettes y el walkman y fue de las primeras en pasar del vinilo al CD, en los años ochenta. Consultado acerca de los avatares.
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Espectáculos

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Miércoles 22 de julio de 2009

MUSICA POPULAR La Vidú: una de las orquestas más prometedoras de la escena grabó su primer disco

El retorno de las típicas

Fueyes y voz La línea de bandoneones recorre las variaciones de “Recuerdo”. A la izquierda, Eliana Sosa, voz de la típica

FOTOS DE SILVANA COLOMBO

Continuación de la Pág. 1, Col. 5 por desaparecer del panorama, no se registraba un creciente movimiento de típicas nuevas que entren a grabar sus discos (ver recuadro). Llevar adelante una orquesta formada por dieciséis músicos con un promedio de edad de veinte años –una de las más grandes de la escena actual– tiene algo de épico y milagroso en estos tiempos. “Decidimos juntarnos porque sabíamos que solos no íbamos a llegar a ningún lado. Entre todos, fuimos haciendo este sueño”, cuenta el joven director Gabriel Bartolomei. El músico de 36 años, que tiene un abuelo que fue inventor en los sesenta y una bisabuela que fundó un pueblo en el Gran Buenos Aires, heredó ese gen creativo. En 2005, decidió fundar la orquesta típica La Vidú, con sus propios arreglos de tangos clásicos y un repertorio nuevo. Comenzaron como un sexteto ad hoc para una obra de teatro y terminaron reclutando estudiantes de música para formar una de las agrupaciones más prometedoras de la escena del tango, que en agosto se presentará en el C.C. Borges. Además de tocar el piano, Bartolomei compone, es arreglador, toca el violín y dirige a sus compañeros de marras. Pero en realidad todo el grupo se mueve como una gran cooperativa, recuperando los principios de Osvaldo Pugliese. “Hace cinco años que estamos juntando pesito por pesito para grabar el primer disco. Todo lo que juntamos de las actuaciones va a un pozo común. Así pudimos entrar a grabar este primer disco de la orquesta”, cuenta Jorge “El Pelado”, más que manager, espíritu aglutinador del grupo. El clima de alegre estudiantina es general, a pesar que a la hora de grabar en el estudio los jóvenes músicos tienen la concentración y la disciplina de 16 monjes. Los chicos se levantaron temprano para grabar. Los integran-

Típicas en sesión N El Afronte. La orquesta está preparando lo que será su cuarto disco con tangos de su autoría como “30 horas” y “Plaza Irlanda” y clásicos con arreglos propios como “Ríe payaso” y “Tarde”. N Misteriosa Buenos Aires. Dirigida por Javier Arias grabaron una

tes históricos vienen de Florencio Varela, la camada más nueva reside en Capital Federal. A ellos se sumaron dos extranjeros, un colombiano y un francés, que vive en Once. “Este es más porteño que nosotros”, apunta, entre risas, el director. La orquesta viene ensayando fuerte en el GON, un antiguo club de barrio en Boedo, donde pusieron a punto los catorce temas que grabarán en el disco. La perlita es la versión de “Blues de la artillería”, el tema del Indio Solari y Skay Beilinson, de los Redonditos de Ricota, que se transformó en un emblema de la orquesta por donde vayan, desde reductos alternativos a milongas bien tradicionales como La Ideal. “Es increíble lo que pasa con el tema, porque los viejos que no lo conocen se recopan con nuestra versión y preguntan de quién es ese tango”. –¿Cómo surgió la idea de versionar los Redondos en una típica? Bartolomei: –Yo era fanático de los Redondos y era uno de esos temas que tocaba de pibe con la viola. Todavía no sabía que iba a tener una orquesta. Un día pensando en arreglos de clásicos para La Vidú me acordé de “Blues de la artillería”. Siempre me

maqueta con cuatro temas para el futuro disco con temas nuevos. Incluyen el cover tanguero de “Seguir viviendo sin tu amor” de Spinetta. N Ciudad Baigón. La más nueva de las agrupaciones tiene pensado entrar a estudios para grabar su segundo disco, con repertorio propio.

El gran debut Para la mayoría de los jóvenes integrantes de la orquesta fue la primera vez que entraron en un estudio de grabación. La fila de violines, formada por mujeres, imprime el sello bailable a la típica. A la derecha, arreglos de Bartolomei escritos para clásicos y temas nuevos

pareció que los Redondos tenían una cosa tanguera en sus letras”. Los chicos de La Vidú se apropian de la energía rockera de los Redondos pero en tiempo orquestal, tanguero y bailable. “Nosotros con Gaby teníamos una banda de rock antes –recuerda Eliana, la voz femenina del grupo–. Ese espíritu de alguna manera se terminó trasladando a la orquesta.” El cover ricotero es una de las nuevas piezas del repertorio de la típica. Otro tema que tiene su historia es la canción “El mañanero”. Gabriel Bartolomei la compuso en una madruga-

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da de insomnio. “Una vez me levanté a las cinco de la mañana y escuché el silbato del tren que pasa a quince cuadras de casa. Entonces pensé en esos laburantes que a esa hora ya están tomando el tren para ir a buscar laburo al centro. Eso me generó como un dolor que lo quise reflejar en una canción”. Por el estudio pasan otras composiciones inéditas, como “Guitarra de carne y hueso” y canciones que marcaron el espíritu iniciático del grupo como “Recuerdo”, de Osvaldo Pugliese; “Boedo”, de Julio de Caro; “Trenzas”, cantada por Eliana Sosa; y

“María” con la voz de Maxi Agüero, el otro cantor de la típica. “Los clásicos siempre estuvieron en nuestro repertorio –examina el director, egresado de la Escuela de Música Popular Avellaneda–. Aprendimos con los clásicos y tenían que estar. Los elegimos porque nos gustaban. Entonces, pensamos qué tangos podían ir con nuestra identidad. Los clásicos siempre van a estar en nosotros pero haciéndolos con arreglos propios. Cuando empezamos no teníamos ese material y entonces empezamos con el arreglo. Después se hizo como una escuela en nosotros hacer los clásicos pero a nuestra manera”. –¿Y los tangos nuevos? –Esa es nuestra verdadera carta de presentación. Nosotros hacemos una música propia y con arreglos baila-

bles porque no somos vanguardistas. El proceso de composición es largo y tengo mi propia fórmula. Un poco la música me fue dando la razón y los músicos de la orquesta también me ayudaron. Hay cosas que las escucho después y me sorprendo. Principalmente con mis tangos. Me conmueven y me dan fuerza para decir: “Hago otro más”. La fila de fueyes se prepara para atacar las notas de otro tango inédito. “¿Qué es ese firulete que escribiste en el medio del arreglo?”, bromean los bandoneonistas. –“No sé, me quise hacer el raro”, responde a pura carcajada Bartolomei. Está terminando la grabación. Un cartelito en la puerta del estudio reza: “Aquí grabó Osvaldo Pugliese”. Es una buena señal.

Un espacio para el rock y el jazz

Visita metálica

El Agujerito, cuarentón y persistente La emblemática disquería especializada de la Galería del Este mantiene su fiel clientela de conocedores.

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Siete años después de cancelar una gira latinoamericana, el grupo Metallica volverá a pisar suelo sudamericano en enero de 2010. El tour, que se apoya en su último álbum, Death Magnetic, incluiría conciertos en la Argentina, Brasil, Chile y Perú.

Concluía la década del sesenta, y para todos los jóvenes aprendices de rockeros de Buenos Aires era una verdadera odisea conseguir LP de bandas claves como las británicas Cream o Traffic o las norteamericanas Moby Grape o Love. Apenas se lanzaban al mercado las ediciones locales de los discos de los Beatles o los Rolling Stones. La opción, claro, si había algún dinero, era darse una vuelta por la legendaria disquería El Agujerito, en el local 10 de la Galería del Este y atesorar alguno de sus álbumes importados (que venían rigurosamente envueltos en papel de celofán), y que costaba el triple de los discos locales. Para hablar de El Agujerito nadie mejor que Daniel Nijensohn (también experimentado DJ), dueño y alma del negocio, tan flaco y desgarbado como amable (de ojos levemente sardónicos y falso aire de despiste), un verdadero conocedor del gusto de cada cliente, y un experto en el azar de guiarlo hacia nuevos campos musicales. “El agujerito –cuenta– fue creada como disquería especializada en jazz y rock en 1969, en los comienzos de la Galería del Este, por los hermanos Gabriel y Rolly Epstein (y por Susana Silva, que estaba casada con Rolly). Los hermanos Epstein eran hijos del dueño del Club Internacional del Disco. El logo y el nombre del local (y el dibujo de una mano en la vidriera) eran bien sesentistas y son de Oscar “Oso” Smoje (inspirado, creo, en un diseño de Luis Felipe Noé). El de la Galería del Este fue el primer local de El Agujerito. El segundo, estuvo en Marcelo T. de Alvear 777, y era gigante al lado de éste. Hubo un

FERNANDA CORBANI

Con orgullo y devoción, Daniel Nijensohn conserva y comparte los sonidos de sus amores con clientes de más de 30 años.

tercer o, en Cabildo y Olazábal. Y hubo un cuarto, muy pequeño, en la Galería Bond Street.” El negocio de la Galería del Este se convirtió en cita obligada de músicos jóvenes. “Entre los músicos de rock nacional que atendí se contaron Litto Nebbia (que tenía una muy importante colección de discos), Gustavo Cerati, Sandra Mihanovich, Daniel Melero y los chicos de Babasónicos. Con el que tenía una muy buena relación era con el Indio Solari, que paró de venir a comprar en 2001, con la crisis.”

Adaptarse a los cambios El Agujerito se adaptó siempre rápido a los cambios. Pasó por el período de los cassettes y el walkman y fue de las primeras en pasar del vinilo al CD, en los años ochenta. Consultado acerca de los avatares de su negocio, Nijensohn afirma: “Los cambios edilicios en la Galería no nos afectaron. Más importante

fue lo que ocurrió en toda la zona. Recordemos que en sus inicios, la Galería del Este vivía abarrotada de gente. Esto era como el centro del Buenos Aires vanguardista de fines de los años 60 y comienzos de los 70. No sé bien en qué momento este sitio dejó de ser un lugar de ebullición de ideas y de cosas. La ciudad tiene hoy otros «centros», la actividad pasa por Palermo o Belgrano. También aparecieron en los 90 los shoppings que se empezaron a chupar la gente. Así que si sobrevivimos a esos desplazamientos del interés de la gente, las reformas de la galería no nos afectaron. Estaba en obra, había escombros por todos lados y nuestros clientes de alguna manera pasaban y seguíamos vendiendo discos.” Los clientes de El Agujerito en la actualidad son gente de más de 30 años y la disquería se luce especialmente en la búsqueda de rarezas discográficas en el exterior. “Es una

comodidad para nuestros clientes y un servicio muy bueno. El tiempo de búsqueda puede variar de una semana a diez años (risas). Bueno, no tanto, pero he conseguido discos difíciles hasta dos años después de que me los encargaran. Claro que no trabajamos tanto con DJ o gente que necesite los CD con urgencia. Con los años, el negocio se fue achicando, ya están lejos los tiempos en que hacíamos traer contenedores cargados con 10.000 discos.” Nijensohn comprende las consecuencias que para su actividad traen los jóvenes acostumbrados a bajar música de Internet. “No pienso demasiado en el tema, porque mi disquería es básicamente para personas de 30 o 40 años que tienen un poquito de plata y no les interesa ir a una megatienda a revolver por horas para encontrar lo que buscan.”

Ernesto G. Castrillón