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el mundo
| Viernes 11 de julio de 2014
TRES CASOS QUE ENFRIARON LA RELACIÓN El escándalo de espionaje empezó con las acusaciones de escuchas al celular de Merkel, y se agravó luego de que Alemania descubrió dos “topos” que espiaban para EE.UU.
Octubre de 2013 Alemania denuncia que Estados Unidos espió el celular de la canciller Angela Merkel, sobre la base de documentos revelados por el ex agente de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) Edward Snowden
4 de julio de 2014 Un empleado del servicio de seguridad federal BND, de 31 años, confesó haber actuado como doble agente para Washington, tras ser arrestado por vender 218 documentos secretos a la NSA a cambio de 25.000 euros
9 de julio de 2014 En Berlín, allanan las viviendas y oficinas de un empleado del Ministerio de Defensa, que habría sido un soldado del ejército alemán, por nuevas sospechas de espionaje a favor de EE.UU.
el Mundo Edición de hoy a cargo de Inés Capdevila | www.lanacion.com/mundo
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el escándalo de espionaje | dos aliados estratégicos, enfrentados
La tensión entre EE.UU. y Alemania se dispara a su peor nivel Merkel ordenó la salida del jefe de la inteligencia norteamericana en el país tras una sucesión de casos oscuros Laura Lucchini PARA LA NACIoN
BERLÍN.– Dos espías en una semana fueron demasiado para el gobierno de Angela Merkel. Luego de revelar de manera consecutiva las operaciones de dos agentes encubiertos de Estados Unidos, la canciller ordenó, en una medida inusual entre países aliados y propia de la Guerra Fría, la salida del jefe de la inteligencia norteamericana en Alemania. La decisión de Merkel abrió una enorme grieta de tensión entre los socios, nunca tan enfrentados en el último medio siglo, y tiene raíces más profundas que estos dos últimos casos. La medida se dictó sobre la base de la “falta de colaboración” de Estados Unidos en el intento de aclarar varios incidentes de espionaje en su territorio. Las revelaciones vieron la luz hace exactamente un año, con las explosivas publicaciones del espía arrepentido de la CIA Edward Snowden, que marcaron el comienzo del deterioro de las relaciones. “Pedimos al representante de los servicios secretos norteamericanos en la embajada de Estados Unidos que abandone Alemania. [...] La solicitud se hizo a la luz de la investigación que lleva a cabo el fiscal general, así como por los meses transcurridos sin obtener respuestas sobre las actividades de los servicios secretos de Estados Unidos en Alemania”, dijo en un comunicado el vocero de Merkel, Steffen Seibert. La Fiscalía Federal había informado anteayer que se investigaba a un
empleado del ejército alemán que habría trabajado como informante para la Agencia de Seguridad Nacional (NSA, por sus siglas en inglés). El anuncio llegó días después de que la misma oficina confirmara el arresto de un doble agente alemán que trabajaba para el servicio federal de inteligencia (BND) y que vendió información sensible a Washington. Esas dos investigaciones se agregan a otra abierta previamente, sobre la base de la filtración de documentos de Snowden y que tiene que ver con las escuchas de la NSA de las llamadas del celular de Merkel. Por si fuera poco, una comisión legislativa se ocupa del caso, también expuesto por Snowden, del control masivo de las comunicaciones de todos los ciudadanos alemanes por la NSA. Desde que empezaron a salir a la luz los detalles de los programas de monitoreo de los servicios secretos norteamericanos, Alemania intentó varias veces pedir explicaciones a sus socios del otro lado del Atlántico. No es para menos. Alemania habría resultado ser el país más espiado de Europa, a pesar de su estrecha amistad política y comercial. Berlín también buscó, en vano, un acuerdo para clausurar de una vez toda actividad de espionaje. Pasado el calor de la polémica, sin embargo, y mientras se mantenía la presión popular para obtener respuestas satisfactorias, el gobierno pareció querer silenciar el asunto. Pero los dos nuevos casos lo dejaron en una posición difícil frente a una ciudadanía alemana cada vez
Merkel se mostró decidida a cortar de una vez el espionaje norteamericano
Lejos de disipar las dudas alemanas, el gobierno de Obama no da respuestas
EFE
más sensible a estos temas. La única opción viable para el gobierno era una reacción contundente. El diputado oficialista Clemens Binninger, presidente de la comisión de control de los servicios de inteligencia, dijo que la medida “tuvo lugar después de mucho tiempo de falta de cooperación para la aclaración de los hechos”. Burkhard Lischka, de la misma comisión, señaló que se trata de “la reacción adecuada”, ya que Alemania “le planteó muchas preguntas a Estados Unidos y no encontró respuestas”. También los partidos opositores, que llevaban tiempo exigiéndole al gobierno abandonar la actitud sumisa ante los excesos clandestinos del espionaje de Washington, apoyaron la iniciativa de Merkel. La medida se concretó con un comunicado que obliga al representante de la inteligencia de Washington a dejar el país. El texto no llega al extremo de declararlo “persona non grata”, lo que sería aún más serio. Una fuente alemana dijo, sin embargo, que el hombre, de quien no se reveló la identidad, podría enfrentarse a una posible expulsión forzosa si no se iba voluntariamente. Por ahora, la meta no es romper lanzas con Estados Unidos, según dejó en claro el vocero de Merkel al anunciar la orden de salida. Lo que se busca es cambiar las reglas de juego, o en buen romance, que Washington deje de espiar de una vez. Para Alemania sigue siendo irrenunciable, subrayó Seibert con extrema diplomacia, tanto para la seguridad de sus ciudadanos como para las misiones en el extranjero, trabajar con Estados Unidos de manera conjunta y sobre la base de una relación de confianza. Merkel se refirió ayer al tema del espionaje incluso antes de que se diera a conocer la salida del hombre fuerte de los servicios norteamericanos en Berlín. Si bien no quiso comentar los casos que son objeto de investigación, dejó ver su malestar al afirmar que “espiar a los aliados” es una “pérdida de energía”. “Tenemos muchos problemas, deberíamos centrarnos en las cosas importantes”, declaró Merkel. “En la Guerra Fría quizás había desconfianza general. hoy vivimos en el siglo XXI; hay amenazas completamente nuevas.”ß
dEl Editor: cómo sigue. El incidente debilita como nunca las relaciones entre dos socios clave de Occidente, que así pierden cohesión y fuerza para tratar los temas que golpean al mundo. AFP
La cultura del espionaje deja a Obama en las sombras El EscEnario Mark Mazzetti y Mark Lander ThE NEW yoRk TIMES
E
washington
l jueves pasado, cuando el presidente Barack obama llamó a la canciller alemana, Angela Merkel, tenía varios temas importantes que tratar: debía consultar con su estrecho aliado y convencer a los dubitativos europeos de presionar más a Rusia para que ponga fin a sus incursiones encubiertas en Ucrania. Lo que obama no sabía era que el día anterior un joven agente de inteligencia alemán había sido arrestado y había admitido estar pasando secretos alemanes a la CIA. Aunque Merkel optó por no sacar el tema durante la conversación telefónica, el hecho de que nadie infor-
mara al presidente sobre el operativo de espionaje que había quedado expuesto, y en momentos en que las relaciones bilaterales atraviesan un momento particularmente difícil, llevó a los funcionarios de la Casa Blanca a preguntarse quién –dentro de la cadena de mando de la CIA– estaba al tanto del caso y por qué esa información no llegó a la oficina oval antes de la llamada. Los detalles de este caso de espionaje aún son oscuros. Los funcionarios de inteligencia se negaron a hacer comentarios, y sigue sin quedar claro lo que el agente alemán les dijo a las autoridades. Pero el episodio arroja luz sobre las tensiones que surgen del choque de la cultura del espionaje y la cultura de la gobernanza, la primera impulsada por la necesidad de extraer la mayor cantidad posible de información se-
creta, y la segunda, de priorizar los objetivos diplomáticos. También profundiza el problema que emergió hace un año, cuando se supo de las prácticas de vigilancia de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) a través de las revelaciones del “topo” Edward Snowden: ¿los costos de espiar a los aliados no superan los beneficios? A los altos funcionarios de la Casa Blanca los preocupa que estas recientes acusaciones traben las relaciones con Alemania justo cuando obama y Merkel se esfuerzan por dejar atrás la desconfianza que se generó tras las revelaciones de Snowden, incluida la de las escuchas al celular de Merkel por parte de la NSA. Para estos funcionarios, lo más desconcertante es que la CIA no haya informado a la Casa Blanca sobre que su agente –un empleado de 31
años del BND– había quedado expuesto, ya que había sido arrestado el día anterior a la llamada entre los mandatarios. Según los informes de la prensa alemana, la CIA habría estado al tanto desde hace tres semanas de que el agente era monitoreado por las autoridades alemanas. Preocupación Una cuestión central, dijo un funcionario norteamericano, es hasta dónde llegó la información en la cadena de mando de la CIA: ¿quedó bloqueada al nivel del jefe de operaciones en Berlín o fue transmitida a los altos mandos, incluido el director, John Brennan, responsable de informar a la Casa Blanca? Más allá de su preocupación, obama no tiene planeado hacer ningún gesto de acercamiento hacia Merkel, según un funcionario norteamerica-
no, que agregó que algunos miembros del gobierno sienten que Alemania no debería sobreactuar una respuesta. Durante el último año, el gobierno alemán trató de utilizar las revelaciones de Snowden como una herramienta de presión para negociar un pacto de no espionaje entre Washington y Berlín. Estados Unidos tiene pactos similares con otros países. Pero la Casa Blanca se resiste a avanzar con el acuerdo, por miedo a que otros países empiecen a pedir pactos semejantes. Algunos también cuestionan el valor que pueda tener espiar a Alemania. Esas operaciones amenazan la estrecha relación de cooperación que forjaron los espías alemanes y norteamericanos en los últimos años. “Espiar a los alemanas finalmente se te vuelve en contra”, señaló
un ex agente de la CIA en Europa. Las revelaciones de la semana pasada llegaron, además, en un momento delicado: obama necesita del apoyo de Merkel para imponer sanciones adicionales contra Rusia por su participación en la crisis ucraniana. Alemania, con fuertes lazos energéticos con Rusia, tiene más de una razón para resistirse, a pesar de que Merkel ya demostró que su paciencia con Putin está llegando a su límite. Las autoridades norteamericanas también pretenden fuertes sanciones financieras para los bancos alemanes, incluidos el Commerzbank y el Deutsche Bank, por tener tratos con Irán y otros países de la lista negra de Estados Unidos. El Estado alemán es dueño del 17% de Commerzbank, un prenuncio de mayores tensiones.ß Traducción de Jaime Arrambide