El llamado profético de Jeremías - Recursos Escuela Sabática

3 oct. 2015 - Así será en el período de angustia de Jacob. Las plagas no nos alcanzarán, los enemigos no nos harán mal aunque nos persigan, la muerte durante las plagas no tendrá poder sobre nosotros, pero tendremos tanto temor de no tener perdón de algún pecado que hayamos cometido, que nos asustaremos.
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COMENTARIOS DE LA LECCIÓN DE ESCUELA SABÁTICA IV Trimestre de 2015

Jeremías

Lección 1 3 de octubre de 2015

El llamado profético de Jeremías Prof. Sikberto Renaldo Marks Versículo para Memorizar: “Antes de que te formase en el vientre te conocí, y antes de que nacieses te santifiqué, te di por profeta a las naciones” (Jeremías 1:5).

Introducción Valoro el ministerio profético de Jeremías. Fue escogido cuando todavía era joven, cuando se consideraba un niño, así como Salomón y otros en su momento. David era un adolescente cuando fue ungido, y él honró su unción. Salomón era adulto, pero se consideraba niño. No pocos personajes bíblicos se considerados calificados para una gran misión. Además, los llamados de Dios generalmente son a personas jóvenes, todavía no tan afectadas por la degeneración del mundo. O, según el caso, es Dios quien lleva al escogido a algún lugar para desintoxicarlo del mundo, que fue lo que ocurrió en el caso de Moisés, quien fue llamado a los ochenta años. Una cita de Elena G. de White ilustra muy bien el ministerio de Jeremías. Por eso la decisión de añadirla a continuación: “Entre los que habían esperado que se produjese un despertar espiritual permanente como resultado de la reforma realizada bajo la dirección de Josías, se contaba Jeremías, llamado por Dios al cargo profético mientras era todavía joven... “En el joven Jeremías, Dios veía a alguien que sería fiel a su cometido, y que se destacaría en favor de lo recto contra gran oposición... El Señor ordenó a su mensajero escogido: ‘No digas: Soy un niño; porque a todo lo que te envíe irás tú, y dirás todo lo que te mande. No temas delante de ellos, porque contigo estoy para librarte’ (Jeremías 1:7-8). “Durante cuarenta años iba a destacarse Jeremías delante de la nación como testigo por la verdad y la justicia. En un tiempo de apostasía sin igual, iba a representar en su vida y carácter el culto del único Dios verdadero. Durante los terribles sitios que iba a sufrir Jerusalén, sería el portavoz de Jehová. “Siendo de naturaleza tímida y sosegada, Jeremías anhelaba la paz y la tranquilidad de una vida retraída, en la cual no necesitase presenciar la continua impenitencia de su amada nación. Su corazón quedaba desgarrado por la angustia que le ocasionaba la ruina producida por el pecado...” (Dios nos cuida, p. 211). Recursos Escuela Sabática ©

Los profetas Los profetas son hombres o mujeres directamente escogidos por Dios para que, por medio de ellos, enviar mensajes a los hombres. Un profeta no sólo sirve para prever el futuro, como es el caso de las profecías, sino también para muchas otras cosas, tales como: enseñan, explicar, orientar, reprender, advertir, conducir, etc. El profeta es, podríamos decir, un vocero de Dios entre los hombres. Un ser humano que sirve como medio para que Dios pueda comunicarse con los seres humanos. Generalmente, ellos levaban mensajes de motivación a la obediencia a las leyes de Dios, pero también de advertencia para lo que acontecería en caso de que no obedecieran, por lo que Dios vendría con juicios sobre el pueblo. Es Dios quien escoge a los profetas o profetisas. Por ello, un profeta ha sido una persona consagrada a Dios, fiel a sus principios, y celoso de la obediencia. Si prestamos atención, los profetas generalmente fueron personas exitosas espiritualmente. Pero hubo fracasos, tal como ocurrió con Balaám, quien era vidente, o profeta. Los profetas son seres humanos, por lo que pueden cometer errores, como fue el caso de Elías, un gran profeta de Dios, y quien llegó a no tener que experimentar la muerte, porque fue llevado vivo al cielo, aunque falló por no haber terminado su servicio con respecto a Jezabel, huyendo de ella. No sólo los profetas fueron escogidos por Dios en el pasado. También lo fueron los jueces, quienes debían gobernar sobre Israel. Había jueces que también eran profetas, como Samuel, y otros que no fueron, como Sansón. Hacia el final de los tiempos, todos serán profetas, no para realizar predicciones, sino para concluir el mensaje de dios en la tierra, con un gran poder del Espíritu Santo. En estos tiempos, la iglesia ha tenido una profetisa, Elena G. de White, la última, quien dejó muchos escritos de mensajes que provenían directamente de Dios. A lo largo de la historia del pueblo de Dios siempre existió un conflicto entre los profetas, por un lado, y los reyes, del otro. Los sacerdotes desempeñaban su oficio por herencia, eran descendientes de Aarón. Los reyes, del mismo modo, eran descendientes de David, con excepción de los reyes del reino del Norte. Este conflicto aún persiste: varios líderes de la iglesia, en tiempos de Elena G. de White, no estaban muy contentos con ella, y en cierto momento fue enviada a Australia. Pero Dios, a través de ella, hizo una buena obra por allí, y sus cartas llegaban a Norteamérica, trayendo los mensajes de Dios como si estuviera en el continente americano. Lo mismo sucedió con Jesús, profeta y rey, muy mal recibido por los sacerdotes, que auspiciaron su muerte de cruz. No hicieron otra cosa que cumplir las profecías, aunque estando del lugar equivocado. Ese es el temor que tendríamos que tener hoy, de no cumplir alguna profecía bíblica negativa del lado equivocado, o sea, en contra de Dios. Ese es precisamente el caso de la música barullenta, que fue previsto que vendría poco antes del final de los tiempos.

Antecedentes familiares de Jeremías Salomón se convirtió en rey a los diecisiete años de edad. Antes de morir, David le dio consejos e instrucciones (1 Reyes 2:1-9: 1 Crónicas 22:7-16, 28). Pero Adonías, hermano mayor de Salomón, cuarto hijo de David, era pretencioso y ambicionaba el reino. Habló con la madre de Salomón, Betsabé, y solicitó su intercesión ante el rey Salomón para que le entregara como esposa a la hermosa Abisag, que había sido concubina de David en sus últimos días. Esa muchacha sólo dormía con David para calentarlo (las cosas que los reyes piden o reciben… Al fin y al cabo, David ya tenía muchas mujeres, Recursos Escuela Sabática ©

incluyendo a Betsabé, una mujer muy hermosa, pero recibió una joven para que lo calentara… aunque nunca tuvo relaciones maritales con el rey). Era un pedido muy astuto. Si él lograba casarse con la muchacha, que había sido esposa legal de David, significaba el reconocimiento y los derechos al trono. Él le pidió a la madre de Salomón que hiciera el pedido al rey porque todos sabían que él nunca dejaba de escuchar los pedidos de su madre. Pero Salomón era inteligente, y percibió la intención. Adonías estaba pergeñando traicioneramente un motivo para reivindicar el reino que le había sido entregado a Salomón. Es importante notar que esta era la segunda ocasión en la que Adonías conspiraba. En la primera, fue cuando David todavía era rey, aunque anciano, en la que Adonías se autoproclamó rey, sin el conocimiento de David, ni de Salomón. Ahora, Salomón no podía perdonarlo otra vez, este hermano mayor debía ser ajusticiado, pues no dejaría de conspirar. En la primera ocasión, Adonías había recibido el apoyo del sacerdote Abiatar. Era uno de los descendientes del sacerdote Elí, quien murió con sus dos hijos ante la noticia de la derrota y la muerte de Saúl, y la pérdida del Arca del Pacto a manos de los filisteos. Los hijos de Elí perderían, en el futuro, el sacerdocio, sus descendientes no serían sacerdotes, porque los hijos de Elí no fueron educados debidamente (1 Samuel 2:30-36; 3:1214). Aún joven, y antes de la derrota de Saúl y la muerte de Elí, Abiatar había sido el único sacerdote en escapar de la masacre de los sacerdotes en la ciudad de Nob (1 Samuel 22:11-23), muertos por Saúl mientras perseguía a David, al comienzo del conflicto que se dio entre los dos. Abiatar se refugió con David y se convirtió en sumo sacerdote, permaneciendo leal al rey David durante la rebelión de Absalón. Pero se cambió de lado cuando David envejeció, y se posicionó del lado de Adonías en su primer conspiración para convertirse en rey, una postura contraria a la que Dios ya había predijo y que David había anunciado. Salomón, por recomendación de David, expulsó a Abiatar del templo, por haberse involucrado en la conspiración de Adonías, pero salvó su vida en reconocimiento por los buenos servicios que había prestado al rey David. “Vete a tu heredad en Anatot. Tú eres digno de muerte, pero note mataré hoy, porque llevaste el Arca del Señor ante David mi padre, y participaste de todas sus aflicciones” (1 Reyes 2:26). Pues bien, ¿qué tiene que ver esta historia con Jeremías? Él era descendiente de los sacerdotes de la familia de Elí, nacido en Anatot, en la misma ciudad donde se fue a vivir Abiatar, también descendiente de Elí, y del linaje de Itamar. Reiteramos, los sacerdotes que residían en Anatot eran todos de la casa de Abiatar (1 Reyes 2:26, 35), uno de los descendientes de Elí, del linaje de Itamar, hijo de Aarón. Salomón, como ya sabemos, había desterrado a Abiatar a Anatot, y de ese linaje no debía surgir ningún sumo sacerdote más. Desde ese momento en adelante, se desempeñaron como sumo sacerdotes los descendientes de Eleazar, el otro hijo de Aarón que quedó vivo cuando los otros dos fueron muertos por Dios por haber ofrecido fuego extraño en el Tabernáculo. Jeremías creció en Anatot y se familiarizó con la vida rural de aquél lugar. Sin duda alguna, aprendió acerca de los escritos de los profetas anteriores, y tuvo una excelente educación religiosa. Jeremías, nacido en Anatot, descendiente de Abiatar, descendiente de Elí, del linaje de Itamar, hijo de Aarón, nunca fue sacerdote, pero fue llamado por Dios para ser uno de los grandes profetas que en tiempos en los que, con certeza, fueron los peores períodos de la historia del reino judío. Jeremías era hijo de Hilcías, que muchos confunden con un sumo sacerdote que vivió en aquellos tiempos, pero los eruditos afirman que el padre de Jeremías nunca fue sumo sacerdote, tal como se indica en 1 Samuel 2:30-36. En tiempos del reinado de David, había dos sumo sacerdotes: Sadoc (del linaje de Eleazar), nombrado por Saúl; y Abiatar (del Recursos Escuela Sabática ©

linaje de Itamar), nombrado por David (1 Reyes 4:4). Los dos fueron fieles a David, fueron excelentes sacerdotes, aunque Abiatar dejó de ser fiel a Salomón. Mientras que su ancestro Abiatar había sido depuesto porque traicionó al rey Salomón, Jeremías fue firme como una roca, fiel a Dios, reprendiendo a los malos reyes de sus días, Joacaz, Joaquín y Sedequías, y cualquiera que desobedeciera a Dios. Asistió a la derrota de Judá, y sufrió profundamente por ello. Su libro está lleno de tristeza, porque fueron los tiempos en los que desapareció el reino de Judá, y en los que los reyes descendientes de David perdieron el poder. ¿Acaso no era esto motivo de tristeza? Este es el contexto político-profético de Jeremías, y así es como debe ser comprendido el mensaje y este hombre de Dios.

El llamado profético de Jeremías Jeremías vivía en Anatot, una pequeña aldea cercana a Jerusalén, a unos cinco kilómetros. Mientras era todavía joven, no sabemos con exactitud la edad, fue llamado por Dios en el 13º año del reinado de Josías (Jeremías 1:4-10). Se sintió incapaz, se consideró aún un niño. No tenía experiencia, era alguien de la zona rural. Su ciudad natal era apenas una pequeña aldea secular. Pasó a servir al Señor cerca de sesenta años después de la muerte de Isaías. Sofonías, Habacuc y Hulda fueron contemporáneos de él a comienzos de su ministerio, y Daniel, hacia la segunda mitad de sus actividades, aunque ya en las condiciones del exilio. Daniel, más adelante, se basó en los escritos de Jeremías para orar a Dios pidiendo que finalizara el cautiverio de los setenta años. Examinemos algo acerca de las condiciones políticas y religiosas en el tiempo del nacimiento de Jeremías. En ese tiempo había esperanza en Judá, pues Josías fue un buen rey, pero el último temeroso de Dios. Manasés, su abuelo, había reinado durante 55 años, y fue impío. Su padre, Amón, reinó por dos años y continuó con las perversiones de Manasés (2 Reyes 21:19-26; Crónicas 33:21-25). En medio de las intrigas palaciegas, fue asesinado (2 Reyes 21:24). Josías asumió el trono a los ocho años de edad. A los dieciséis años, Josías reaccionó a las condiciones pecaminosas imperantes, y concretó una profunda reforma espiritual en la nación. Fue la última. Recibió una gran ayuda del sacerdote Hilcías, que según los eruditos, no fue el padre de Jeremías. Este Hilcías sería del linaje de Eleazar. En aquellos días había una profetisa en Judá, su hombre era Hulda, y Josías la consultó sobre lo que debía hacer. Esto demuestra la sumisión de Josías a Dios, pues respetó a sus profetas. Basado en las severas palabras de la profetisa, Josías llevó a cabo la reforma espiritual, reconstruyó el Templo, derribó los altares e ídolos y profanó el altar de Jeroboám dedicado a Tofet, derribó los postes idolátricos y taló los bosques donde se adoraban los ídolos. Celebró una Pascua tan grande, como no se llevaba a cabo desde tiempos del profeta Samuel. Pero sus descendientes no continuaron en esa senda, y pronto Judá sería dominada por Nabucodonosor. Jeremías quería evitar eso, Dios quería hacerlo. Pero la maldad de los líderes políticos de Judá se dejaron dominar por el demonio, y llevaron a la nación a la catástrofe.

Profetas reacios Jeremías, Isaías, Moisés, se mostraron reacios en aceptar su llamado. El motivo no fue la pereza de aceptar una tarea dada por Dios, Ni tampoco fue la irresponsabilidad. Por el contrario, se consideraban incapaces. Moisés dijo que no sabía hablar con elocuencia. Jeremías dijo lo mismo. E Isaías de igual modo. Además, Jeremías se creía inmaduro, se consideró un niño. Estas personas eran conscientes de algo importante: sabían que la obra a realizar era Recursos Escuela Sabática ©

gigantesca, era una obra para Dios, y un trabajo de conducción y restauración del pueblo de Dios. Y ¿quién podría ser apto para hacer algo de tamaña responsabilidad? En verdad no existía ser humano siquiera capaz, a no ser que esté acompañado del poder de Dios. Podríamos decir que a Jeremías le faltó la fe. Esto es cierto. Debemos saber que somos capaces de llevar a cabo cualquier emprendimiento, por más desafiante que sea, si Dios está con nosotros. Pero debemos considerar el lado humano de estas personas, así como lo es nuestro caso. Las personas pecadoras son débiles, y titubean aun teniendo a Dios bien cerca de ellos. Así será en el período de angustia de Jacob. Las plagas no nos alcanzarán, los enemigos no nos harán mal aunque nos persigan, la muerte durante las plagas no tendrá poder sobre nosotros, pero tendremos tanto temor de no tener perdón de algún pecado que hayamos cometido, que nos asustaremos. Lo mismo sucedió con Jacob. Dios le dijo que volviera, porque Él iría junto a él. Pero cuando Jacob se enteró de que hermano venía con cuatrocientos guerreros fuertemente armados, temió que el pecado del engaño a su padre no tuviera perdón. Por eso luchó con Dios toda la madrugada, hasta que fue perdonado. Dios quiere a hombres y mujeres del mismo tipo que Jeremías. Quiere a personas que sean humildes, que no sean arrogantes, no como Judas, diciendo “Deja que me haga cargo, sé cómo hacerlo”. Dios quiere hombres y mujeres que Él pueda capacitar y dirigir, quiere convertir a personas sumisas en poderosas, en gigantes en la fe. En verdad, Dios quiere obrar a través de seres humanos, y sólo lo hará si esos seres humanos están vacíos de sí mismos. Eso quiere decir que no importa si una persona es iletrada o si tiene un doctorado. Lo que importa es que la persona sea humilde delante de Dios y delante de los hombres.

La vara de almendro Las dos primeras visiones de Jeremías fueron sobre una vara de almendro (Jeremías 1:11, 12), y sobre la olla en el fuego (Jeremías 1:13-19). La vara de almendro garantizó que Dios es celoso en cumplir lo prometido, ya sea el perdón o el juicio. Esa tal vez fue el principal mensaje de Jeremías a los líderes y al pueblo judío. Dios dijo: “Yo apresuro mi Palabra para cumplirla”. Eso significa que Dios es fiel en lo que dice y promete, y no debe jugarse con Él. Él tiene celo por su pueblo, lo cuida, pero quiere que ese pueblo tenga una conducta coherente con el principio general del Universo, que es el amor. Dios quiere que su pueblo viva feliz, tenga salud, sea próspero, y alcance la vida eterna. El Creador desea lo bueno para sus criaturas, que tengan vida “y vida en abundancia” (Juan 10:10). La olla hirviente al fuego, con su boca vuelta hacia el norte, revela que el juicio divino para los judíos de aquellos días, vendría del norte. De hecho, Israel y Judá generalmente fueron atacadas desde el Norte. Pero en este caso, el juicio vendría de Babilonia, a través del rey Nabucodonosor, quien destruiría el templo construido por Salomón, acabaría con la soberanía de Judá, y llevaría a los principales líderes y cerebros más promisorios del pueblo a Babilonia. El cautiverio babilónico sería el mayor de todos los ataques enfrentados por el pueblo de Dios hasta entonces. Eso sucedería si continuaban ofreciendo incienso y adorando dioses extraños (Jeremías 1:16) y si los líderes religiosos y políticos continuaban desviándose en el plano espiritual Esa fue una advertencia tipo ultimátum, hacía siglos que el pueblo de Dios venía llevando una vida apartándose de las buenas prácticas espirituales y ahora había llegado al fin de esa aventura. Esas dos visiones estaban interrelacionadas. En conjunto, querían decir que había una peligrosa advertencia frente a ellos, la nación venía desobedeciendo las orientaciones Recursos Escuela Sabática ©

divinas, y Él iba a cumplir lo que había prometido, ya sea en castigo a la desobediencia, o la bendición para la obediencia. Había esperanza para ellos, pero el tiempo se estaba agotando. Era tiempo de que los líderes tomaran una actitud urgente, sin coquetear con dioses que no son nada, que no crean vida, no garantizan la vida eterna y, mucho menos, la felicidad eterna. Dios estaba queriendo librar a los seres humanos de la desgracia en la que ellos mismos se estaban metiendo.

Resumen y aplicación del estudio I.

Síntesis de los principales puntos de la lección 1. ¿Cuál es el principal enfoque? A Jonás seguramente le habría gustado estar en el lugar de Jeremías. Las dramáticas profecías de Jeremías se cumplieron a cabalidad, y él pudo presenciar todo. Jonás quería que lo mismo pasara sobre Nínive. Pero Jeremías, al contrario de Jonás, sufrió al ver la destrucción de su pueblo, la pérdida de la soberanía, la destrucción del grandioso Templo, y la deportación de gran parte del pueblo, tal como era la forma de proceder de los reyes de aquél tiempo. Jeremías no consideró a la altura de lo que exigía su llamado, pero Dios fue paciente. Lo calificó, y el profeta hizo un excelente trabajo. Tal vez la historia del pueblo de Dios no hubiera cambiado en nada si él les advertía o no. Pero aun así, el cumplió cabalmente con todo lo que Dios le ordenó hacer. Por lo tanto, en el día del juicio, aquellos líderes y aquél pueblo será desaprobado, pero el profeta recibirá la vida eterna. Ya es una gran cosa que demos un buen testimonio y salvemos al menos nuestra propia vida, aunque los otros, conscientemente rechacen tan grande salvación. Una parte de las profecías de Jeremías, la parte positiva, desgraciadamente, no las pudo presenciar: la restauración de su nación, unos setenta años después de él. 2. ¿Cuáles son los tópicos relevantes? Ser profeta, un portavoz de Dios, no es una tarea fácil. Anunciar hoy la Segunda Venida de Jesús, tampoco es fácil. Satanás está aterrorizado, y procura imponer toda clase de dificultades, y más adelante, volverán las persecuciones y las ejecuciones. Sin el poder del Espíritu Santo, ningún ser humano sería capaz de llevar a cabo esa tarea. 3. ¿Has descubierto otros puntos que podrías añadir? ________________________________________________________________ ________________________________________________________________

II. ¿Qué cosas importantes podemos aprender de esta lección? Por más difícil que sea la tarea, si es para Dios, si es para salvar a personas de la muerte eterna, habrá poder de lo Alto para orientarnos y fortalecernos, y sea lo que sea venga por delante, no impedirá que la misión será concretada. 1. ¿Qué aspectos puedo agregar a partir de mi estudio? ________________________________________________________________ Recursos Escuela Sabática ©

_________________________________________________________________ 2. ¿Qué medidas debemos tomar a partir de este estudio? Como Jeremías, debemos ser humildes y seguir adelante, tomados de la mano de Dios. 3. ¿Qué es lo bueno en mi vida que me propongo a reforzar y lo malo para cambiar? _________________________________________________________________ _________________________________________________________________ 4. Comentario de Elena G. de White “Gracias a Dios por las palabras ‘para edificar y para plantar’. Por su medio, el Señor aseguró a Jeremías que tenía el propósito de restaurar y sanar. Severos iban a ser los mensajes que debería dar durante los años que vendrían. Habría de comunicar sin temor las profecías de los juicios que se acercaban rápidamente. Desde las llanuras de Sinar iba a soltarse ‘el mal sobre todos los moradores de la tierra’. Declaró el Señor: ‘Proferiré mis juicios contra los que me dejaron’ (Jeremías 1:14, 16). Sin embargo, el profeta debía acompañar estos mensajes con promesas de perdón para todos los que quisieran dejar de hacer el mal” (Profetas y reyes, pp. 300, 301). 5. Conclusión general Si el profeta Jeremías vio el cumplimiento de las profecías relacionadas con el desastre, desgraciadamente no llegó a ver el cumplimiento de la profecía de restauración de Israel, que comenzó setenta años después de la invasión babilónica. La nación comenzó a ser restaurada según la predicción del profeta. Daniel oró mucho basado en esta profecía de los setenta años de cautiverio. Y fundamentado en esta profecía, y la oración de Daniel, Dios reveló otra profecía, la gran profecía del tiempo, la mayor de todos los tiempos, de los 2.300 años, la cual llegaría hasta el 22 de octubre de 1844. Un día Jeremías sabrá lo que vino después, y la respectiva gloria de la historia posterior. Y se alegrará por ello. 6. ¿Cuál es el punto más relevante al que llegué mediante este estudio? _________________________________________________________________ _________________________________________________________________

Prof. Sikberto R. Marks Traducción: Rolando Chuquimia RECURSOS ESCUELA SABÁTICA © [email protected] Recursos Escuela Sabática ©