El hombre acecha - Biblioteca Virtual Universal

numerosas biografías y ensayos. O en la presencia e impacto en los Estados Unidos que ya estudiara Maricel Mayor Marsán en las Actas del II Congreso ...
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El hombre acecha», como eje de la poesía de guerra Ramón Fernández Palmeral Miguel Hernández (El hombre acecha) Manuel-Roberto Leonís Ruiz (pr.)

Ensayo e ilustraciones de Ramón Fernández Palmeral

Prólogo Me honra, a la vez que me hace feliz, que un buen amigo, un dilecto amigo, como es Ramón, me confíe amablemente el prólogo de su obra. Pintor, poeta, investigador infatigable, alma y carne viva de la Revista Literaria PALMERAL (Poético-Artístico) -que con cariño añoramos-. Pero por encima de todo ello reside el ser humano: Ramón es el mejor amigo de todos sus amigos, genial creador artístico tanto en lo pictórico (con sus pinceles serafines), asimismo con su plumilla, y con su teclado para realizar poemas con los que a veces forma figuras geométricas (quizá con el deseo de unir ambas devociones creadoras) y artículos de investigación, mas también de denuncia e indignación (cuando blande su cortante espada de coral). En su arte, además del gozo y la admiración, con frecuencia todos podemos hallar sin ambages la luz generosa que comprende. Recordaré aquí la primera estrofa de la oda que un día le dedicara mi modesta pluma: «Ramón, tienes pleno tu corazón de niño/ que riega tu sangre singular y artística/ de sustancia y excepcional gracia de armiño/ para las creadoras Pictórica y Poética».

Tengo, tenemos la dicha de contar con Ramón Fernández en el grupo de Poetas y Literatos del Instituto Miguel Hernández de Alicante, de compartir y deleitarnos codo con codo en recitales, reuniones, foros... Tanto con Ramón, como con el resto de poetisas y poetas colegas. Además de notable pintor, es un vivaz poeta de geniales ideas y conmovedoras metáforas. En alada memoria recuerdo uno de sus versos: Soy león que se come la corteza del aire... Investigador nato de un claro y nítido olfato, cuando coge una pista no se le despista, llega al final («ratón de biblioteca» le llamamos cariñosamente) y entonces nos revela lo insospechado. En este inmenso ensayo sobre el amazónico y universal Miguel Hernández, Ramón Fernández abre mil afluentes de caudales dulces: cascadas, arroyos... minuciosamente y con precisión de detalles en todos los vericuetos, en los que no deja un remanso inerme sin imprimirles la fuerza de su imaginación -casi sin límite- al tratar sobre la vida y las composiciones del admirado poeta, respecto del cual tengo la seguridad, a la vista de este pequeño libro, pero de un gran peso específico, que Fernández ha obtenido información (según nos dice en la pág. 9) de las respectivas tesis doctorales de Odón Betanzos Palacios y de Aitor Luis Larrabide Achútegui, ambas de gran importancia investigadora (de entre las catorce tesis doctorales existentes sobre Miguel). Pero en especial lo que advierto, presiento, sé, es que tenemos ante nosotros no sólo un gran investigador, sino alguien que está muy por encima del mero nivel informativo, que aporta conocimientos de textos literarios de muy diversa naturaleza. Ramón es un pensador que desmenuza, aventa: hechos, pasajes, personas, el entorno... para hilar -con su telar- un nuevo y fenomenal tejido. Un perfecto estudioso, sino por carrera, sí, por vocación hacia nuestro querido poeta Miguel Hernández. En este sorprendente ensayo ilustrado: El hombre acecha. Pone sobre los amasados poemas una dulcísima guinda con sus dibujos surrealistas de excelente factura e interpretación plástica. Son como visiones impetuosas y arrolladoras, vivamente expresivas de cada uno de los poemas, que enaltecen poderosos el vuelo de la imaginación. Dibujos realizados con verdadero arte de ingenio que por sí solos ya merecerían un libro. Pero Ramón no se conforma sólo con eso. Abre los versos y hace una ingente y sagaz disección de los mismos y de Miguel -al cual, como buen hernandiano, comprende, estudia y ama-, los sangra, se los coloca en la cabeza y en los labios con frecuencia, para saborearlos... para alimentarse con ellos. Párese el lector en la pág. 59, El vuelo de los hombres, donde el autor hace una objeción -en la que me identifico- referente al intercambio de gloria por historia. En la pág. 61 [...con mi canción espera...], mas como bien hace observar Fernández, debía rimar en serventesio, y sacrifica -quizá- su verso por razón de métrica. Por último, reiterar mi agradecimiento -que en su día hice personalmente- por la dedicatoria que Ramón me ofrece en el inefable dibujo realizado en la pág. 89, el Nº 19. -Canción última. Y hacer observar que es plausible su observación de poner admiración en el último verso: ¡Dejadme la esperanza! Orihuela (Alicante), agosto de 2004. Manuel-Roberto Leonís Ruiz.

Introducción Miguel Hernández es un poeta del pueblo, un poeta auténtico, dotado de una increíble capacidad asimilativa que posee ese duende, intuición, «sonidos negros» de los que habló García Lorca sobre el flamenco: ese «duende hay que despertarlo en las últimas habitaciones de la sangre». Esa sangre-tesoro, dignidad del líquido hermano, tan generosamente derramada por MH en su cosmovisión poética, porque «su voz era un chorro de sangre»1 ausente de toda falacia metafórica donde no habitan falsedades ni higueras foscas. Poeta nacido de las raíces del pueblo con un marcado destino trágico, amigo de sus amigos, un alma pura, que supo llevar y comunicar su angustia vital hasta las últimas consecuencias y mantener la dignidad y fidelidad a las propias creencias e ideas políticas. Un joven de la Vega Baja que tenía prisa por ser reconocido como dramaturgo y poeta como si, llevado por un sino de luna, visionara que su vida iba a ser tan corta como el trino de un «ruy-señor»2. Además nos los dice gráficamente y sólo veo piedras como diamantes eclipsados (v. 14. soneto 22 de El rayo que no cesa). Quiso vivir «con prisa magnífica de muerte», escribió Carmen Conde. Para ser un poeta verdadero, comprometido con su tiempo y su obra es necesario tener «casta», haber sufrido ¡Ay de quien no esté herido, de quien jamás se siente / herido por la vida...!, escribió en su poema «El Herido» de connotaciones guerreras y uno de los más patéticos de este trabajo que presento: «EL HOMBRE ACECHA COMO EJE DE LA POESÍA DE GUERRA», puesto que ser sincero, y sobre todo, poseer la iluminación del genio es «carecer de los límites corporales», de los que nos habló el sevillano Vicente Aleixandre, o fluir de atávica sangre, sobre lecho de sedientos ríos sin márgenes ni riberas que den límite al líquido sediento, es una de la cualidades más sobresalientes que no podemos olvidar en Miguel: ruiseñor que cantó encima de los fusiles. Con EL HOMBRE ACECHA (1939) de Miguel Hernández, además de ser un libro imprescindible en la obra hernandiana y de guerra, nos hallamos ante una joya bibliográfica, un volumen histórico en la panorama español, una obra rarísima, una fortuna de poseerlo, puesto que en la primavera 1939 fue destruida toda la edición en Valencia, 50.000 ejemplares preparados para salir a la calle, excepto dos «capillas» que milagrosamente se salvaron de la hoguera: uno hallado en la biblioteca del extremeño Antonio Rodríguez Moñino, y otro en la colección de José María Cossío, hoy Biblioteca-Museo de la Casona de Tudanca (Santander), que editaron una edición facsímil en junio de 1981, de cuya edición me he servido para los comentarios críticos a este trabajo. Las publicaciones anteriores a 1981 fueron recopilaciones selectivas de manuscritos y borradores, ya que el original entregado a la imprenta de Valencia se ha perdido. De toda la obra poética hernandiana, es este uno de los poemarios que ejercen una atracción irresistible sobre el autor del presente ensayo. Además durante los años de la guerra civil escribió: Viento del Pueblo; El hombre acecha, y en prisión Cancionero y romancero de ausencias, quizá debido a la carga dramática, garra y sentir verídico que guardan entre las sombras de un pasado trágico, y, sobre todo, por su hondura cabal de un hombre dolorido y enrabietado contra las injusticias y tropelías cometidas contra el

pueblo llano y contra él mismo, por todo ello, considero que El hombre acecha, auténtico poemario de guerra, merece un análisis detenido y una atención más exhaustiva, de la que hasta ahora se le ha prestado por los investigadores. «Versos como aristas, con palabras enjutas, con expresiones de honda y breve verdad»3. Además escribió teatro, un teatro prácticamente desconocido, que no por desconocido es menos importante, si leemos los estudios del indiscutible especialista en esta área como es Jesucristo Riquelme. Estos tres libros de poesía de guerra merecerían un estudio global, por contener numerosa poesía urgente o de guerra, objeto de este ensayo, además son poemas sociales y de muerte, (la muerte-amor de la que hablara Ramón Sijé), tal vez la más valiente que se escribiera, por su compromiso y evidentes peligros tangibles, y, sobre todo, por esa descarga de rabia, desolación ante la impunidad y la injusticia, que llevaron a muchos poetas a tomar la pluma y las armas, empujados por un turbio río bélico de una época trágica para las dos Españas. Una selección de estos poemas bélicos ya los editó Leopoldo de Luis como Poemas sociales de guerra y de muerte, Alianza Editorial, 1977. El hombre acecha, según la edición príncipe, facsímil de la Casona de Tudanca, más otras publicaciones poéticas de otros autores contemporáneos, nos servirán como eje principal o parámetros para ahondar en la poesía española durante la guerra incivil: la denominada «poesía de guerra», «de urgencia», «de lucha y combate», «de resistencia», tan olvidada y denostada, en la que participaron excelentes escritores y poetas republicanos y que tomaron la poesía como arma ideológica y sobre todo propagandista política en busca de la libertad y defensa de la República. Después llegó la derrota en abril de 1939, la desolación, la cárcel y exilio para los supervivientes, entre los que podemos destacar a otro poeta alicantino, a Juan Gil-Albert natural de Alcoy se exilio a México y no regresó hasta 1947 para ser sometido a la censura franquistas. En aquella tragedia española quedaron en el limbo trágico del olvido muchos escritores y poetas, algunos, todavía anónimos y olvidados, como los hermanos poetas Francisco y Enrique Salinas (Jefe de Sanidad de Alicante, durante la República), ambos presos en el Reformatorio de Adultos de Alicante. Algún día se recuperarán estos poetas olvidados alicantinos, tío y padre de la conocida poetisa callosina Rosario Salinas Marcos. Nos queda también Vicente Bautista Belda, pintor y escritor de Callosa cuya memoria caudal imprescindible, Santiago Moreno Grau, Carlos Fenoll, Jesús Poveda… No es fácil tarea intentar comprender el dolor y el penar, el sufrimiento que siente el poeta orcelitano, el poeta «peritolunero», en la composición de algunos de estos poemas de ira y rabia como es El hombre acecha. También es verdad que he hallado algunas metáforas surrealistas que no he podido descifrar, bien por oscuras o hermetismo o quizás por estar demasiado enraizadas en su cosmovisión poética, que son de una intimidad psicológica o espiritual que sólo el abismo de su yo y de su subconsciente pudieron alimentar. Algunas fórmulas líricas son de una factura que, únicamente le son concedidas a los tocados por los dioses, como podremos leer en ese latido de cartas; o ese quitar la piel al sol; retoñarán aladas; rayo amarrado; reliquias de mi cuerpo que pierdo a cada herida... Otros poetas podrán igualarlas pero jamás superarlas. He querido recordar una parte de la biografía de Miguel Hernández, la que he creído más próxima a la época de la contienda civil, una breve biografía de aproximación en la

que pretendo recopilar, sin pretensiones inéditas, en momentos decisivos y reveladores de su creación de la poesía bélica, puesto que para conocer en detalle y profundidad su vida y su obra ya existen documentados libros, tesis, ensayos, obra completa y libros biográficos como el ya célebre del alicantino José Luis Ferris4 (o bien, consultar la página web de la Fundación Cultural Miguel Hernández)5, o mis monográficos en Orihuela Digital. También me he valido de la información de la tesis doctoral de Aitor L. Larrabide Miguel Hernández y la crítica, Actas del I Congreso de 1992, y también la Odón Betanzos, la Antología Comentada (I, Poesía) de Francisco Esteve y (II, Prosa) de Jesucristo Riquelme. Enumerar aquí todo los autores, sería imposible. A todo ellos mi agradecimiento. He dedicado un apartado a nuestra poesía de guerra o de urgencia o de exaltación guerrera, de la que quiero recuperar algunos valiente autores olvidados o imposibles de encontrar en librerías, agotados, sobre todo debido más que nada al interés suscitado durante estos últimos años por los libros relacionados de nuestra guerra civil, escritores que se atrevieron a defender públicamente y por escrito las ideas en las que creían en busca de su libertad o la solución del conflicto. También dedicaré un capítulo monográfico que recoge el viaje que M. Hernández, realizó a Rusia (Moscú y Jarkov en Ucrania), en compañía de cuatro artistas españoles en representación del teatro de la República; por entender que este viaje marcó su vida y le fortaleció en su ideología política y espíritu vital, a pesar de que regresó muy decepcionado. Además ahondaremos en su actividad como miliciano-soldado para acabar este ensayo son sus encarcelamientos y muerte. Y un análisis detallado y a la vez arriesgado de cada uno de los poemas de El hombre acecha. Más unas ilustraciones de las que soy autor, llevado por los dictados del poeta a través de sus conmovedores versos y metáforas, llenar la metáfora a imágenes, como un taxidermista de versos. Rafael Alberti, Vicente Aleixandre junto con Arturo del Hoyo, Guerrero Zamora fueron las primeras personas que se interesaron por dar a la luz, después de su muerte física y «muerte civil» la merecida e indiscutible obra poética del inmortal oriolano. Las primeras publicaciones son: El rayo que no cesa y otros poemas, edición de Rafael Alberti, Colección Rama de Oro, Buenos Aires, noviembre de 1942 y Homenaje a M. Hernández. La Habana. Palacio Municipal. 1943. Noticias sobre M. Hernández, de Juan Guerrero Zamora en Cuadernos de política y Literatura. Madrid 1951. Obras escogidas, Madrid Aguilar, 1952, con prólogo de Arturo del Hoy. Tan importante y reconocida es la obra del «peripoeta» o «lunipoeta», o «perilunero» que hoy en día figura entre los más importantes y universales como lo demuestra la Base Teseo del Ministerio de Cultura donde figuran 14 tesis doctorales, numerosas biografías y ensayos. O en la presencia e impacto en los Estados Unidos que ya estudiara Maricel Mayor Marsán en las Actas del II Congreso Internacional, 2002, una hernandiana que no necesita presentación y que lucha afanadamente por la cultura española en los Estados Unidos, a través de revista Baquiana digital y el Anuario, en Miami. O también la abundante bibliografía hernandiana y anotada por la Dr. Isabel Cristina Díez Ménguez, de la Universidad Complutense de Madrid, en las Actas del II Congreso Internacional 2002. Datos que nos apunta al interés despertado por su vida y su obra. Y además el poeta posee una Fundación Cultural en Orihuela que dirige el

incansable periodista Juan José Sánchez Balaguer que vela por las investigaciones de su vida y su obra, y los trabajos que pueden ser estimados por su rigurosidad. Se trabaja sobre las deseadas obras de remodelación de la natalicia del poeta en la calle San Juan nº 82, de Orihuela, conde se pretende instalar un museo virtual. Lucía Izquierdo, nuera del poeta, que desde Elche, vela con celo por los derechos de autor y el buen nombre, así como el Centro Hernandiano de Estudios e Investigación de Elche que dirige Rafael Navarro Mallebrera. La Universidad de Elche se llama Miguel Hernández con varias facultades en Elche, San Juan y Orihuela. En la propuesta de conmutación de la pena treinta años por la de veinte años y un día, dada en Madrid el 10 de diciembre de1943, se le calificaba en hechos probados como «Poeta de la revolución».

1.- Biografía breve Miguel Hernández Gilabert nació de Orihuela el domingo 30 de Octubre de 1910, y falleció en al enfermería del Reformatorio de Adultos de Alicante a las 5'30 horas de la mañana del sábado Santo del 28 de marzo de 1942, de una afección pulmonar que acabó en tuberculosis, además padecía de hipertiroidismo, contrajo el tifus en el Reformatorio y ya venía enfermo de Ocaña. Hoy en día, el Reformatorio (Juzgados de Benalúa) desapareció, y en su lugar se levanta una escultura de hierro del escultor Agar Blasco. Fue reconocido por el médico Antonio Barbero que certificó su muerte tres días después. No se le pudieran cerrar los ojos «sus fases de terror, con tríada de fijeza, insistencia de esplendor en la mirada»6. Era hijo de Miguel Hernández Sánchez7 y de Concepción Gilabert Giner (Concheta). A la familia le apodaban «Visenterre». El matrimonio tuvo siete hijos que fueron: Vicente (1906), Elvira (1908), Miguel (1910), Concepción, Josefa (murió a los 5 años), Montserrate y Encarnación (1917). Miguel fue bautizado en la parroquia de El Salvador con los nombres de Miguel Domingo, posiblemente por dos razones, una que nació en domingo y otra es que el cura Domingo Aparicio tenía la costumbre de ponerle su nombre a cuanto bautizaba. En el Registro civil consta en la Sección 1º, Tomo 60, folio 1888. Había nacido en calle San Juan, nº 809, otros autores dicen que en el nº 82, y otros en el nº 72, a los cuatro años se trasladó con la familia a la calle Arriba, hoy Miguel Hernández, 73. Alumno de preescolar en el colegio llamado de Montserrate, cinco años en el Ave María, tuvo también un profesor particular y luego en el Colegio de Santo Domingo, antigua Universidad Literaria, de la Compañía de Jesús, asistía a las clases gratuitas para obtener el bachiller10. Su padre le sacó de Santo Domingo con catorce años y medio, su padre lo necesitaba para repartir la leche, en realidad el pastor del rebaño familiar era su hermano mayor Vicente. Se ha dudado de su pobreza, según últimos estudios, su padre no era un pastor sino un ganadero, que enviaba ganado de casi toda la zona de Orihuela a Barcelona en ferrocarril11 a su hermano Francisco «Corro». Escolarización, sin embargo, a la que no todos los niños de su época podían

aspirar. Su padre era un modesto contratante de ganado al que no le iban mal los negocios. El mito del poeta cabrero le vino muy bien en sus viajes a la Corte, el primero en alentar este mito fue José María Ballesteros en un artículo titulado «Pastores poetas». Este aspecto de campesino y de niño maltratado, humilde pastor con su morena tez de hombre de campo, puro y verdadero, conferían más mérito a su labor, si cabe, a sus inicios poéticos, no exentos de calidad y elaboración, bajo la dirección de Ramón Sijé y sus amigos de Orihuela12, católicos practicantes y con la fructífera lectura de los clásicos españoles y otros libros religiosos, no obstante, pretendió mostrarse bajo el halo de «la bendición de los dioses, homéridas y musas» comentado en mi ensayo De la creación poética (2003). Se le conocía como una persona risueña y sencilla, de ojos saltones y vivos, su amigo Efrén Fenoll le llamó: «el ángel de la poesía»13. Aunque renunciar a su condición de hacer obras en nombre de Dios en la carta que escribió en junio del 35 a Juan Guerrero Ruiz14 , a la sazón secretario del Ayuntamiento de Alicante, en cuya misma carta le pedía el favor de que buscara alojamiento en la isla de Tabarca para Pablo Neruda. En Orihuela toma amistad con su vecino y poeta Jesús Poveda y Carlos Fenoll (1912-1972), «el poeta panadero» que es quien en realidad le descubrió y le facilitó su primera publicación en el semanario El Pueblo de Orihuela, administrado por Eladio Belda, quien le vendió una máquina de escribir usada (Corona 300 Pts), puesto que estaba cansado de ir a casa del vicario Luis Almarcha donde usaba la famosa Alder. Conoce a José Ramón Marín Gutiérrez (Ramón Sijé, seudónimo que tomó de la etimología del griego alma: psitjé, y el nombre posiblemente del de Juan Ramón Jiménez, puesto que era el poeta de más prestigio en su tiempo). Otra versión ingeniosa y acertada es la de Manuel-Roberto Leonís, y es la de un anagrama o emblema entresacado de las letras de su nombre y primer apellido: josé marín ramón sijé Conoce también a Jesús Poveda en la tertulia de la tahona, o en lo que se ha quedado en llamar «veladas en la tahona», porque Ramón Pérez Álvarez, insiste en sus artículos Hacia Miguel... que la tertulia nunca existió y que Carlos Fenoll mintió para ganar gloria. Pero esta tertulia o velada, como se le quiera llamar, existió porque se crean La Farsa, representaciones de teatro entre amigos, y a la que se incorporó más tarde Paco Díe15 , Ramón Pérez, Manuel Molina, Adolfo Lizón y Gabriel Sijé. Y de ella nació el cuadernillo de poesía Silbo, del que se imprimieron tan sólo 2 números. Carlos Fenoll dice se reunían en la panadería, y que también iba Ramón Sijé, a partir de 1932, para festejar a su hermana Josefina. Vicente Ramos habla de la tertulia de la tahona. A los 21 años fue declarado excedente de cupo para realizar el servicio militar, lo que le causó gran disgusto, e incluso reclamó en la caja de reclutas de Alicante. Según Manuel-Roberto Leonís, en la ya citada conferencia dada en El Campello (14-02-03), Miguel fue nombrado Presidente fundador de las Juventudes Socialistas, gracias a su amigo Augusto Pescador Sarget desde agosto del 31 hasta su primer viaje a Madrid. Su valiente deseo de huir de Orihuela y del yugo de su padre, quedó frustrado, no obstante, su deseo de gloria poética y valentía, le animaron a emanciparse, porque ya con 21 años, según el Código Civil de su tiempo, era mayor de edad. Recaudó dinero de sus amigos entre ellos de Juan Benllod, recomendaciones que buscó del abogado y ex-alcalde y

diputado en Cortes José Martínez Arenas, a través de Ramón Sijé, para Concha Albornoz. También escribió una carta lastimera y llena de falsa modestia a Juan Ramón Jiménez, a Madrid, para que le recibiera, y éste ni le contestó. A MH se le reconoce ser autor de unas 500 cartas. Realizó múltiples viajes a Madrid16. Su primer viaje a finales de 1931 duró cuatro meses y medio. En Madrid inició sus primeros contactos, visitó a Concha Albornoz, hija del entonces ministro de Gracia y Justicia, quien la remite a Ernesto Giménez Caballero, editor de La Gaceta Literaria que tenía el suplemento El Robinsón Literario de España17. Quien le hace un «esperpento» de entrevista, burlesca si cabe18. También, periodista el yeclano Francisco Martínez Corbalán le hizo una entrevista en la revista Estampa, que en su momento, tuvo escasa repercusión, esta entrevista mucha más cuidada. A través de Ernesto Giménez llegó la amistad con Arturo Serrano Plaja, quizá, queda por investigar la verdadera influencia de este poeta y periodista madrileño en el ánimo político de MH. De recomendación en recomendación, de promesas en promesas, le dan «largas» y regresa a Orihuela muy abatido y decepcionado. En su primer viaje sufrió grandes penalidades, hambre y el desprecio de cuantos le conocían, puesto que nadie lo quería en su círculo de amistades por el aspecto de campesino que tenía y la falta de recursos, sus poemas juveniles no fueron suficiente aval. No dejó de escribir a su amigo Sijé para que le buscara dinero, para regresar a Orihuela porque se iba a morir de penalidades en Madrid. De regreso en la estación de Alcázar de San Juan fue detenido por al guardia civil y estuvo en el calabozo, por falsa identidad, ya que había perdido su cédula de identificación. Regresa a Orihuela y se coloca en la tienda del padre de Sijé. Empieza a escribir, tras el frustrante primer viaje de aprendizaje. En octubre de 1932 y con motivo del homenaje a Gabriel Miró, es cuando conoce a los poetas cartageneros: Antonio Oliver, Carmen Conde, y a María Cegarra, con la que mantuvo afectuosa correspondencia, posiblemente destinataria de algunos poemas de El Rayo que no cesa. En 1933 fue Raimundo de los Reyes, redactor-jefe de La Verdad de Murcia, quien le presentó a Federico García Lorca19, cuando Miguel fue a llevar las galeradas de Perito en Luna, Lorca refinado y en apogeo de éxitos no recibió buena impresión del campesino Miguel, mantuvieron una corta y agitada correspondencia de reproches, y MH cometió el error, propio de los impulsos de la imprudente juventud: la de quejarse de su mala fortuna poética de Perito en lunas ante un divo de la época, con ese enfado «he maldecido las putas horas u malas que di a leer un verso a nadie» en busca de la palabra consoladora, y una falsa modestia, puesto que entre consolar y dar lástima existe una membrana fina y peligrosa, la del desprecio así mismo. Porque MH consideraba que había nacido poeta. Nadie quiera a su alrededor a los «quejicas» depresivos o a los que le lamen con descaro los zapatos de los divos. El segundo viaje a Madrid en marzo de 1934 fue más fructífero que el primero, llevaba en su equipaje la mejor recomendación posible: su libro Perito en lunas, de influencia gongorina, y alto valor cromático o impresionista. «Poeta rústico y acomplejado, consciente de una rudeza que debía superar a todo costa», según página 9 del estudio de Agustín Sánchez Vidal, (Alhambra 1976). Quiso incluirse con estas octavas reales en la generación del 27. También llevaba un acto del auto sacramental Quien te ha visto y quien te ve... Recorre el Madrid literario y gracias a un reencuentro con al escritor Enrique Azcoaga, amigo de Plaja, inicia colaboraciones en las Misiones Pedagógicas20 que le permiten viajar por varios pueblos de La Mancha (Valdepeñas) y

Salamanca, donde se cuenta que visitó el aula donde diera clases fray Luis de León y en un acto de místicas espiritual besó la piedras que pisara el traductor de Virgilio y Horacio. En estas giras MH presenta el guiñol (teatro pequeño). A. L. Larrabide describe «La Tarumbra. Guiñol satírico al servicio de la guerra», que Miguel escribió para otro guiñol en 1937. Asiste a las tertulias de la filósofa velaña María Zambrano21 plaza del Conde de Barajas en Madrid, y conoce a los poetas de guerra: Rafael Alberti, Rafael Dieste (dirige el guiñol), Miguel Prieto, Antonio Prieto y al pintor murciano Ramón Gaya. María Zambrazo también fue misionera pedagógica en 1933 con Rafael Dieste por los Pirineos y Cáceres. En el nº 2 de 1934, la revista El Gallo Crisis, Miguel le dedicó «LA MORADA-Amarillas». Años después María escribió «Presencia de Miguel Hernández» en El País. Miguel publica en Cruz y Raya la revista de José Bergamín, en la redacción fue presentado al vallisoletano don José M.ª Cossío y Martínez-Fortún, el cual le dio, al año siguiente, un empleo como secretario para el último tomo de la enciclopedia de Los Toros, que componía para Espasa-Calpe. Otros autores comentan que fue Raimundo de los Reyes quien le recomendó a Cossío para la obtención de un trabajo fijo con el que mantenerse en Madrid22. En este viaje es cuando conoce al chileno Pablo Neruda y a su primera mujer Maria Antonio. Ese mismo años hace un cuarto viaje donde conoce a los pintores de la Escuela de Vallecas, escuela vanguardista madrileña. Lleva a cabo un proyecto con Benjamín Palencia para la ilustración de El silbo vulnerado, y conoce al escultor Alberto Sánchez23. También se reencuentra con el pintor de Orihuela: Francisco Díe García, el que le hizo el cartelón para su conferencia en la Universidad de Cartagena cuando presentó su Perito en lunas, que fue, a su vez, quien le presentó a la pintora gallega Maruja Mallo24, con la que, se dice, que MH tuvo una relación amorosa de iniciación, aunque ella sólo dice de Miguel que «le parecía maravilloso». ¿Por qué? Se le atribuye como destinataria de la mayoría de los poemas de El rayo..., entre ellos Me llamo barro... Aunque esto son hipótesis infundadas. Formaliza relación con la andaluza Josefina Manresa Marhuenda, hija de un guardia civil, destinado en Orihuela, costurera, trabajaba en la calle San Juan, y luego en la fábrica de seda, mujer pura y recatada, es la destinataria del soneto 4.- Me tiraste un limón... y del 11.- Te mueres de casta... En un quinto viaje durante 1935, conoce a Vicente Aleixandre al que le pidió que le regalara, argumentando falta de recursos y admiración, La destrucción o el amor, Premio Nacional de Literatura (1933), libro que influyó en Miguel por el surrealismo y la idea del amor-destrucción. Aleixandre era un hombre muy abierto a los jóvenes noveles, se conocieron a mediados de junio 1935 cuando Miguel asistió al banquetehomenaje que organizó Gerardo Diego en el restaurante Biarritz de Madrid. Cuenta el poeta Luis Antonio de Villena que cuando conoció a Aleixandre y fue a su casa de la sierra de Madrid, se presentó como: «de Villena» con cierto aire de nobleza, para que el poeta sevillano le aceptara con mejor agrado. Se fundan varias revistas en Orihuela: la Voluntad, Actualidad, El clamor de la verdad, y El Gallo Crisis25 simbología que viene a decirnos: Cristo en peligro, adviértase la semejanza entre Crisis y Cristo, una revista de tendencia neocatólica en armonía al filo fascismo de Ernesto Giménez, al que conocía porque estudiaba Derecho

por libre en la Universidad de Murcia y Sijé le mandaba los apuntes a Madrid. En la Navidad de 1935 muere su amigo Ramón Sijé, tras veinte días de agonía, tenía 22 años, y MH escribe una elegía. El 14 de abril de 1936, MH subido a una escalera leyó unas palabras de recuerdo por su amigo y dio nombre temporal a la plaza de Sijé. Y hoy día no existe la plaza sino una calle paralela a Santo Domingo y la travesía que va al aplaza de la Fundación MH. En este quinto viaje a Madrid MH llevó su obra de teatro «El torero más valiente», obra que no pudo estrenar. A primeros del año 1936 publica El rayo que no cesa, un conjunto de sonetos liberados de sus anteriores libros: El Silbo vulnerado e Imagen de mi huella, con cierto surrealismo aleixandrino y nerudianos, que lo encumbran a la fama. Rompe con su novia Josefina y mantiene correspondencia con María Cegarra, que era perito químico. El 18 de julio del 36 se hallaba en Madrid, y toma partido en defensa de la República, se incorpora voluntario el 23 de septiembre en el 5º Regimiento de de Zapadores, Minadores, 2ª Cía, 3ª Sección, Valentín González «El Campesino», carnet número 120.395. Destinado en Cubas y varios frentes de Madrid. En noviembre del 36 le trasladan a la Primera Brigada Móvil de Choque, llamado Batallón del Talento, a Alcalá de Henares donde hubo grandes bombardeos, el poeta cubano Pablo de la Torriente Brau, que era Comisario Político y Jefe del departamento de Cultura, que le nombró Comisario Cultural. En diciembre mataron a Pablo de la Torriente en Majadahonda y en los primeros días del mes de enero de 1937 está con el sevillano Antonio Aparicio en el cementerio de Montjuic en Barcelona, para el entierro (a Pablo pretendías expatriar su cadáver a Cuba pero no puedo ser y está en Barcelona todavía). Aunque su gran camarada era el sevillano con el que permaneció prácticamente junto hasta el final de la guerra, salvo unos meses de 1937, que Miguel estuvo en el frente de Andalucía, así lo cuenta Aparicio en una especie de evocación y memorias en 1953 a la revistas Guatemala nº 6. (pág. 167-131). Esta amistad fue comentada en un artículo de José María Barrera López, catedrático de la Universidad de Sevilla en 199226 . El 36 fue un año doloroso para la cultura: asesinan a Federico García Lorca en Víznar (GR), mueren Vale-Inclán, don Miguel de Unamuno y Ramiro de Maeztu, Muñoz Seca Villaespesa, José María Hinojosa fusilado en Málaga 22-08-36. El febrero es destinado al «Altavoz del Frente Sur», en Jaén con el comandante Carlos (Vittorio Vidali, italiano). El 9 de Marzo de 1937 se casó por lo civil en Orihuela con Josefina Manresa (comenta Josefina que no fue por la Iglesia porque no había quien los casara), su novia del pueblo. Al día siguiente salieron de viaje para Alicante y Alcoy, a visitar a su cuñado. Y desde allí para Jaén, donde estaba destinado Miguel, en abril de ese año, murió la madre de Josefina (22-04-37), ella se tuvo que venir a Cox y hacerse cargo de las hermanas menores. Manolo, el hermano de Josefina, que tenía 17 años se fue con Miguel al frente de Andalucía al que colocó en Intendencia, murió de una bala perdida. Participa en las actividades de «Altavoz del frente» en Jaén. Compone Aceituneros. Está con Herrera Petere. Estuvo en el asalto del Santuario de la Virgen de la Cabeza (Andújar), defendido por el capitán Cortés de la Guardia Civil, según contó en el Ateneo de Alicante. Y en el artículo La rendición de la Cabeza Frente Sur, nº 13 de 6 de mayo, y el 23 otro artículo

La rendición del cerro faccioso mes el nº 56 de Ayuda, Madrid. Tras la desbandada republicana al final de la guerra civil (1-abril del 39) vino el exilio27, MH, intenta en vano pedir asilo político en el Consulado de Chile a través de Carlos Morla Lynch encargado de negocios de Chile, quien se lo denegó, según Neruda, y desmentido por Arturo del Hoyo28. Se entrevista en Madrid con Cossío, donde parece ser que le ofreció cobijo en su finca de Tudancia en Santander29. Decide marchar a Andalucía con la posible intención de buscar cobijo o viajar Méjico. En Villaluenga del Rosario (Cádiz) tuvo una entrevista con su amigo el poeta y terrateniente Pedro Pérez Clotet30, editor de la revista Isla, para meterse en la ganadería, a quien había conocido en Madrid en agosto de 1933. En Sevilla se entrevistó con Romero Morube, y como no encontró cobijo, marchó para al frontera de Portugal, donde el día 4 de mayo de 1939 es detenido cerca de Rosal de la Frontera (norte de la provincia de Huelva, carretera N-433 de Sevilla a Lisboa) por la policía portuguesa al cruzar clandestinamente la frontera, puesto que la dictadura de Salazar no acogía a los refugiados españoles, fue entregado a la policía española que lo ingresan en el depósito Municipal de Rosal y luego posó a Sevilla de donde es trasladado a la de Torrijos en Madrid, donde meses más tarde el 15 septiembre 1939 es puesto en libertad sin procesamiento31, por cuestiones administrativas, o debido a las presiones de sus amigos intelectuales. Se dirigió a Cox en busca de Josefina y de su hijo, luego viaja a Orihuela, desde donde escribe José María Cossío y le pide un anticipo. Es el día 29 de Septiembre del 1939, el de su onomástica cuando es detenido de nuevo en Orihuela. Lo relata con detalle Manuel-Roberto Leonís, en su ya citada conferencia sobre MH: [...] «Por la tarde sale con Justino Marín y en la puerta de Eusebio Escolano, diputado de le CEDA..., es insultado por José María Martínez "Patagorda" oficial del Juzgado Municipal, que se la tenía jurada, [puesto que] había estado en Cox buscándole, [lo denunció] al inspector Manuel Morell Roger, [que fue quien le detuvo] fue encarcelado en los sótanos del Seminario..., la prisión de San Miguel..., en sus cartas decía que le daban comer peor que a los cerdos».

Es ingresado en la cárcel de Toreno de Madrid donde se reencontró conoció a Antonio Buero Vallejo quien le hizo el famoso retrato que sirve de logotipo para la Fundación de Miguel Hernández en Orihuela, puesto que Antonio Buero y él ya se conocieron en el hospital de Benicasim en 193832. Fue sentenciado a pena de muerte por un Consejo de Guerra bajo la acusación de participación al lado de la República y sus actividades comunistas. En las acusaciones figuraba su participación en el Santuario de la Virgen de la Cabeza, su viaje a Rusia y su pertencía a la Asociación de Intelectuales Antifascistas, y su nombre en poemario de la guerra civil. Y gracias, sobre todo, a la intermediación de José Mª Cossío, Dionisio Ridruejo y José Mª Alfaro, consiguieron por su mediación que le rebajaran la pena de muerte a una inferior en junio de 194033, por el general Varela34, a la de treinta años. Manuel Muñoz Hidalgo, dice que Cossío fue el único que avaló a Miguel. «Entregó un uniforme en el Ministerio para ayudar a Miguel, y si no hubiera sufrido tantos cambios de prisión» el canje por otros prisioneros hubiera sido posible (Información 7-10-2002)

Luego pasó por un rosario de cárceles, un total de 13 prisiones: Toreno, Palencia, Yeserías, Ocaña, hasta llegar el 29 junio de 1941 al Reformatorio de Adultos de Alicante, donde le «fallecieron» por las miserias de la mala vida carcelaria y la desatención médica. También se sabe por Juan Guerrero Zamora, en el libro «Proceso a MH». (Editorial Dossat, Madrid, 1990) que Pablo Neruda en París comentó el encarcelamiento de Miguel a Mª Teresa León y a la poetisa francesa Marie Anne Commène, que intercedieron a través del anciano Monsellor Braudillart, amigo de Franco, a quien le hablaron de la fe católica de Miguel, y al que le enviaron como pruebas un ejemplar de su auto sacramental. Aunque esta hipótesis, tan romántica no se sustenta documentalmente. Con el ya referido libro de José Luis Ferris, una de las biografías más completas y documentadas que se han escrito hasta ahora, parece que se ha dicho todo, que no queda nada por investigar, lo leo con desolación ante la muralla de datos, y nombres, aunque, parta mi alivio, me dijeron Juan José Sánchez y Aitor. L. Larrabide de la Fundación MH de Orihuela que todavía queda mucho por investigar, no se ha dicho todo, y esto me reconforta. Y así es, porque en el Archivo Militar de Guadalajara, y gracia al Coronel Director, me ha facilitado documentos de la propuesta de la conmutación de las penas (muerte y treinta años) por veinte años y un día, revisada por la Comisión Provincial de examen de penas de Madrid, propuesta número 12.443, fechada el 18 de marzo de 1943, en los hechos probados dice literalmente, que le conmutó la pena por la de veinte años y un día de reclusión mayor y accesorias correspondientes a esta pena. Se extinguirá el 3-051959. Hechos probados: Que el procesado Miguel Hernández Gilabert, de antecedentes izquierdistas se incorporó voluntariamente en los primeros días del Alzamiento Nacional al 5º Regimiento de milicias pasando más tarde al Comisariado Político de la 1ª Brigada de choque, e interviniendo entre otros hechos en la acción contra el Santuario de Santa María de la Cabeza. Dedicado a actividades literarias era miembro activo de la alianza de intelectuales antifascistas [sin mayúsculas] habiendo publicado numerosas poesías y crónicas contra el Movimiento Nacional, haciéndose pasar por el «Poeta de la revolución».

A la vez, también me ha facilitado fichas y el expediente número 10.768 donde se certifica la resolución ministerial de fecha 10 de diciembre de 1943, de la conmutación de la pena de treinta por la de veinte años y un día de reclusión mayor con la accesorias inherentes, por estimar el caso comprendido en nº 9 del Grupo III, con las firmas del Auditor Presidente. Los vocales: Militar y Judicial y el asesor del Ministerio del Ejército.

El Expediente Penitenciario que consta de sesenta documentos lo cedió la Dirección de Instituciones Penitenciaras a la Fundación. En el nº 1 otoño 2003 de la revista El Eco Hernandiano aparece el artículo de su recuperación.

a) Creación poética hernandiana Los poetas no nacen espontáneamente como las flores, sino que se construyen bajo las lecturas de sus maestros y, de alguna manera, con los antecedentes de la poesía universal, más un halo de intuición, riesgo y valor se puede alcanzar cierta destreza, nada más, porque el poeta auténtico va por dentro como un dolor. La poesía madura de MH hay que comprenderla desde el contexto del estado bélico de la guerra civil española y un largo penar por cárceles hasta su muerte. «Probablemente, la pasión hernandiana, sin la guerra y el trágico destino de este autor, habría tomado un cariz muy diferente», anota Ricardo Bellveser. En apenas diez años consiguió elevarse a la cumbre de la poesía española del siglo XX. Evolucionó desde su formación inicial con el clasicismo del Siglo de Oro hacia una poesía ideológica, política, religiosa y social. Miguel era de formación religiosa, no autodidacta, su mentor fue ramón Sijé, después rompió con éste, y se pasó a la «poesía sin pureza» por la influencias de Pablo Neruda y Vicente Aleixandre, considerados neorrománticos, de aquí su fuerza creativa y radicalidad, su originalidad en sus inicios fue un seguidor de otros poetas clásicos, un epígono, pero quién no lo es, tener un mentor, un guía, un maestro es una fortuna y una de las fórmulas más ventajosas para aprender la técnica como en todo arte y aprehender la esencia del ser interior que clama. Su obra queda incluido en la «generación del 36»35 o poesía de guerra o como la calificó Eduardo Iáñez en su Historia de la Literatura, (Tomo 9): «poesía civil combativa». Sin embargo, hemos de hacer notar que cuando un poeta incluye algunos guiños a la obra de otro poeta al que admira, lo que hace es rendir un homenaje deliberado al maestro. Había leído a los clásicos: Virgilio, y a los áureos: San Juan de la Cruz, Garcilaso, Lope de Vega, a Quevedo, a Góngora, Calderón, a Zorrilla, y también a los del 27, como es lógico y necesario en cualquier poeta que se precie y se quiera dedicar de por entero al oficio de poeta. Él quiso unirse a los del 27, pero llegó tarde, además no tenía estudios universitarios como la mayoría de los componentes de esa generación. No es que sea conveniente leer a nuestros antecesores, sino que es imprescindible y necesario investigar sus versos. El primer poema publicado de MH lo fue en el semanario El Pueblo de Orihuela, el lunes día 13-01-1930, por mediación de Carlos Fenoll, cuya primera estrofa recojo aquí:

Pastoril Junto al río transparente que el astro rubio colora y riza el aura naciente

llora Leda la pastora. [...]

En la revista Voluntad, la primera revista de Sijé y Jesús Poveda dirigida por Manuel Martínez Fabregat, publicó El Nazareno, que lo presentó firmando con Miguel Hernández Giner, el segundo apellido de su madre, en lugar de Gilabert. En la segunda revista El clamor de la verdad: (se publicó un número se editó en homenaje al busto de Gabriel Miró en Orihuela) «Limón» y «Yo. La madre mía»36. Con una veintena de publicaciones y algunos recitales se creyó dueño del mundo poético y necesitaba abrir nueva y más altas puertas del Olimpo cultural: las de Madrid. Su primer libro es Perito en lunas37 (20 de enero 1933) con un prólogo de Ramón Sijé con frases en francés y ese apelativo «querencioso de pastorería de sueños», consta de 42 octavas reales, acertijos, orfebrería de metros y simetría. Libro pagado por el vicario de Orihuela don Luis Almarcha, más tarde obispo de León, (425 pesetas de las de antes). Miguel quiso devolverlas pero Almarcha no aceptó, le dijo, según testigos que se las quedara para el próximo libro. Editado en Murcia, «Sudeste», trescientos ejemplares, cuyo director de la colección era el poeta murciano Raimundo de los Reyes38. Salió a la calle el 20 de enero de 1933. Lo presentó el 29-04-33, en el Ateneo de Alicante junto a Sijé. Para una mayor información visitar la página Simbología secreta de Perito en Lunas, de Miguel Hernández, por Ramón Fernández Palmeral, de próxima publicación en la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes. Miguel quiso hacer en este libro un homenaje tardío a Góngora, tal como ya lo hicieran los de la generación del 27, en el III Centenario de la muerte del cordobés en el Ateneo de Sevilla, puesto que, como he comentado, deseaba ser incluido en esa generación de poetas intelectuales. Le mandó un ejemplar a Gerardo Diego (18961987). Aitor L. Larrabide publicó un interesante artículo en la revista Portada de Orihuela (nº 337, 1ª quincena de Junio), «Miguel Hernández visto por Gerardo Diego», donde entresaco la conclusión de que Gerardo Diego no apreció en su momento los indudables méritos de Perito en lunas, porque no es hasta 1949 en Mundo Hispánico, cuando a toro pasado, escribe eso de: «Otro gran poeta, cuya muerte lloramos porque su poesía se hallaba todavía en proceso de crecimiento...». Pero M. Hernández no plagia a Góngora ni a Guillén, de entenderse así, todo aquel que escribe octavas reales (ocho endecasílabos consonantes (ABABABCC), sigue los pasos del barroquismo del cordobés Luis de Góngora (1561-1627), que su la vez, las octavas tiene origen pretarquista, introducidos en España por Garcilaso de la Vega. Y Bruna Cinti, escribió en Revista Occidente, número 139: «Visiones sumergidas de Miguel Hernández», donde comenta que «las imágenes hernandianas tienen dimensiones telúricas y cósmicas, raíces ancestrales e hilozoístas.» Y Ricardo Bellveser en Un siglo de poesía valenciana (Prometeo, 1975, pág. 45). «La innegable influencia gongorina se halla en todos los poemas de este periodo, así como la de Manrique, y su propósito de homologación de lo natural, de lo que le rodea y le sucede.»

Las octavas de Fábula de Polifemo y Galatea (1613) de Luis de Góngora, el tema «está inspirado en un pasaje de las Metamorfosis», del poeta romano Ovidio, que relata los amores del fauno Acis y de la ninfa Galatea. El cíclope Polifemo, que también amaba a ésta, ciego de furor aplasta con una roca a Acis39. Por la misma correlación o reciprocidad todo aquel poeta que escribe sonetos con una elaboración rigurosa, en dura lucha con las palabras, la rima y la métrica, debería estar influenciado por Lope de Vega. Miguel escribe Imagen de tu huella, El silbo vulnerado con evidentes rasgos religiosos, publicado en Orihuela en El Gallo Crisis que como el auto sacramental deben mucho a la poesía mística de San Juan de la Cruz, y de Baltasar de Alcázar, según José María Balcells. «Poesía de factura clásica...», confesado por el propio Miguel. Aunque a mi entender, también se ve reflejada la mano impresionista y colorista de Gabriel Miró. Cromatismo estudiado por Concha Zardoya40 . La que escribiera en Ínsula número 544/92. «El hombre acecha es un anatema contra la guerra, las cárceles y el hambre. El psicologismo ascensional combate ahora con el descenso y la caída.». Miguel pudo tomar la idea del silbo de unos versos de Góngora. El primer silbo se lee el v. 8 de la octava real sexta, de la Fábula de Polifemo y Galatea:

[...] que un silbo junta y un peñasco sella.

El segundo se lee en el v.7, de la octava 22, de la misma obra.

[...] ¡Revoca, Amor, los silbos, o a su dueño...

El tercero se lee en Soledades, en una silva.

[...] más que el silbo al ganado.

Su segundo libro es El rayo que no cesa (compuesto entre 1934-1935) publicado en enero de 1936, lo conforman 30 composiciones: 27 sonetos, dos poemas y una elegía, editado en la colección Héroes de Madrid, por el matrimonio Altolaguirre, son poemas de amor y desamor, desesperados, algunos de sutil y sugerente erotismo, como el ya referido Me llamo barro, donde magistralmente el poeta se metamorfosea bien en barro, en lengua, amapolas, gavilán..., etc., con tal de conseguir tocar a la amada por el tacón de su zapatos, otras veces por el talón del pie. Es según José María Balcells «un conjunto amoroso excepcional en el que expresó su angustia lírica con gran fuerza expresiva, ya en gran medida dentro del prisma de la poética de la impureza nerudiana.». Con el que no estoy del todo de acuerdo, porque estos sonetos siguen el estilo barroco de Garcilaso de la Vega y del Aleixandre de Espadas como labios (1932), no en vano repite cinco veces espada. La elegía a Ramón Sijé recibió elogios en El Sol de Juan Ramón Jiménez, en la sesión: «Con la inmensa minoría». Poemas amorosos dedicados a su novia Josefina, así como algunos otros a Maruja Mallo y María Cegarra, según las arriesgadas deducciones de José Luis Ferris, sin tener en cuenta el doble significado del poeta. Poemas marcados por la influencia positiva de su segundo viaje a Madrid, tras conocer la poesía impura de Neruda y Aleixandre, se vuelve barroco y surrealista. Algunos de estos sonetos son de lo mejor que se han escrito en lengua castellana. Sobre El rayo..., ver mi ensayo: Los símbolos secretos en El rayo que no cesa. Viento del pueblo, publicado en Valencia por Socorro Rojo, 1937, con prólogo del filólogo T. Navarro Tomás, cuyo nombre no aparece en la edición príncipe. Se lo dedicó a Aleixandre, con ese pretensioso declaración de principios: «Vicente: A nosotros, que hemos nacido poetas entre todos los hombres, nos ha hecho poetas la vida...» Aunque ya le había dedicado una oda sobre 1935: «Oda entre arena y piedra...» Busca Miguel una poesía útil que llegue al corazón del pueblo llano, escrita para ser recitada en las trincheras, aldeas y pueblos, y busca emparejarlas con el cancionero popular con la intención de «mantener la moral del soldado, para adoctrinarle a propósito de la causa...», según José María Balcells. Es su primer libro de poesía de guerra, de tono «viril y apasionado», canta el dolor de un pueblo en guerra, preso de un feroz odio a sus propios hermanos que han desenfundado las «garras» del instinto salvaje y del tigre. Impregnado de terrible amargura con metáforas animalistas: fieras, hienas, liebres, podencos... Quizá sea uno de los libros al que más estudios le han dedicado los especialistas, entre ellos José Carlos Rovira y Carmen Alemany, « es un libro heterogéneo y publicado por razones de propaganda política y que su organización carece de una estructura definida»41. Poemas sacudidos por los vientos bélicos y sangrantes. Versos épicos de llanto con la «Elegía primera» a F.G. Lorca. Atraviesa la muerte con herrumbrosas lanzas. Verso que tomó Juan Benet para su libro Herrumbrosas lanzas, prosa hermética sobre la guerra civil y el espacio simbólico de Región alegoría de nuestra historia. Elegía segunda al jefe cubano Pablo de la Torriente Brau, muerto en la defensa de Madrid a finales del 36. Canta a los niños yunteros, a la juventud, a los camaradas: Rosario dinamitera. Pasionaria. El hombre acecha, es una obra que sigue la línea del libro anterior, quizá con más hondura, a pesar de que abarca temas diversos. 19 poemas, algunos escritos en su viaje a Rusia, son sobrecogedores, y preludian al siguiente libro inacabado, y considerado su obra maestra: Cancionero y romancero de ausencias (1938-1939), 110 poemas que

escribe desde la muerte de su primogénito Manuel Ramón, que murió con 10 meses, y en las cárceles hasta septiembre de 1939 que los entregó a su esposa Josefina. Poemas de la oscuridad del alma, del aislamiento interior y del dolor físico y moral, donde resume sus experiencias carcelarias y tragedia familiar, la proximidad de la angustia del cáliz de la muerte, no es un libro sino un conjunto de poesía de la experiencia, comprometida, de guerra y de muerte, lo escribió en un cuaderno a lápiz y no lo vio publicado. Se han escrito extensos ensayos por Leopoldo de Luis y Jorge Urrutia, José Carlos Rovira y Carmen Alemany, Darío Puccini, Agustín Sánchez Vidal. Últimos poemas, resaltar el tríptico amoroso Hijo de la luz y de la sombra, como de lo más logrado, obra maestra, de Miguel Hernández, dedicado a la muerte de su primer hijo Manuel Ramón, que murió por una diarrea que le duró varios meses, y a la falta de medicinas. Carmen, su cuñada, iba todo los días de Cox a La Murada, pedanía de Orihuela, a por leche para el niño. Al segundo hijo, Manuel Miguel le conoció muy poco tiempo. Éste se casaría con Lucía Izquierdo. Miguel Hernández es un poeta de inspiración, directo, sencillo y sincero, que elevó su fatalidad al mito de la pena hernandiana. Es uno de los primeros en renunciar al preciosismo en favor del lenguaje llano y próximo, poemas para ser declamados en lugares públicos, de exaltación a la lucha.

b) Creación teatral Hernández escribió teatro, un teatro singular, llevado por su evolución ideológica, y que dividió en tres núcleos, según Mariano de Paco y Frcº Javier Díez de Revenga, son: auto sacramental, teatro social y teatro de guerra. Como ya se ha dicho Miguel quería ser dramaturgo. Le atraía el teatro social de Lorca, Alberti o Max Aub42. En su segundo viaje a Madrid llevará consigo los dos primeros actos de su auto sacramental La danzarina bíblica, que a José Bergamín no le agradó por su alusión cristiana en época republicana, y acabó llamándose Quién te ha visto y quien te ve y sombra de lo que eras43. En mi opinión es un desafortunado título, difícil de recordar. Es un auto calderoniano de los llamados: autos filosóficos y teológicos (creación-caídaredención). El teatro era la verdadera vocación inicial de Miguel, donde usó, en sus inicios el seudónimo de Antonio López. Así, Vicente Ramos señala que el poeta de Orihuela «cifró sus primitivas intenciones no en la poesía, sino en el teatro, sin duda bajo el estímulo de las represtaciones que llevaba a cabo en la Casa del Pueblo»44. Al grupo teatral le puso el nombre de «La Falsa», idéntico nombre al de la publicación que tanto le gustaba y llevaba casi siempre en el bolsillo. Sus piezas teatrales son: -La Gitana. Obra perdida, posiblemente basada en su madre (Concheta) a la que llamaba «gitana, oscura y perdida». -Quien te ha visto y quien te ve ya la sombra de lo que eras o La danzarina bíblica. (1934)

-El torero más valiente. (1934) -Los hijos de la piedra. (1935) - El labrador de más aire. (1937) -Teatro en la guerra, La cola, El hombrecillo, El refugiado, Los sentados y el pastor de la muerte. (1937). Para conocer exhaustivamente el teatro de Miguel, no podemos olvidar los múltiples trabajos de Jesucristo Riquelme Pomares, publicados en el Instituto Juan Gil-Albert, en revista Empireuma (que dirige José Luis Zerón), o en la revista digital El Eco Hernandiano. En Antología Comentada (II, Prosa) Ediciones la Torres, Madrid, 2002. Durante las Misiones Pedagógicas (febrero y mayo 1935), Miguel presentó el guiñol (Tetras pequeño). Además de que preparó y escribió para el Subcomisariado la presentación de otro guiñol: «La Tarumba. Guiñol satírico al servicio de la guerra» 1937, según Aitor. L. Larrabide (1995)

2.- Poesía urgente o de guerra La guerra civil supuso un revulsivo para toda la poesía española, tanto de uno como de otro bando, sacándola del oscuro surrealismo en que se hallaba, tras la muerte de las vanguardias, puesto que cuando la tragedia cae sobre los poetas aparece el hombre bajo los signos de la creación acuciante, la dura necesidad, le llevan a recapacitar sobre las dificultades de la existencia, en la patria histórica, en la crueldad de los más bajos instintos del ser humano, a pensar en el prójimo, en las víctimas y en los más débiles, aparece la poesía revolucionaria y comprometida. Es momento de absorber las conquistas de las generaciones precedentes, acudir a los supervivientes, toda ayuda es poca, y todos, salvo los desterrados o los que huyeron, ponen los pies en la tierra quemada. No olvidemos que en Llamo a los poetas, Miguel invoca a los poetas más reconocidos de su tiempo para que se unan con su voz y su presencia a la lucha armada, que pongan silla en la tierra, es decir, que salgan de sus bibliotecas, cátedras y mundos académicos, para tomar contacto con la realidad bélica, amenaza cierta y real. Al inicio de la guerra civil el Gobierno de la República a través de la Junta de Defensa y sus mecanismos de propaganda, se apresura a orientar actividades culturales para demostrar normalidad en la zona republicana y que dar a entender que la situación quedaba controlada, lo que, sin duda, induciría a mejorar la moral de los soldados y de las gentes. Se multiplican las actividades culturales en el 1937: Exposición Internacional de París en la Casa de España; el II Congreso Internacional de Intelectuales Antifascistas por la Defensa de la Cultura, en Madrid y Valencia; la Alianza de Intelectuales Antifascistas45 . Pocos días después del levantamiento militar de las tropas destinadas en Marruecos, la República reunió a todo sus poetas proponiéndoles la creación inmediata, urgente, del Romancero de la guerra civil...46 Se

quiere esgrimir la poesía como evidente fuerza comunicativa, tal y como si fueran invisibles armas bélicas. A la salida de este romancero se recibieron miles de colaboraciones en la redacción. Durante la guerra civil la maquinaria de la propaganda de la II República se puso en marcha a través de la Subsecretaría de Propaganda del Ministerio de Instrucción Pública, y edita el ya referido Romancero de la guerra civil... que contiene 35 romances de diferentes poetas, reconocidos, jóvenes autores, milicianos y «espontáneos cantores populares humanos e intensamente unidos por y contra la guerra», con una fuerza expresiva de hondo calado en la mortal de combatientes y civiles. En el índice de los autores de este Romancero de la guerra civil, Santonja, introductor, ya apreció el error de que Beltrán Logroño aparece dos veces, una como Logroño y la otra como Beltrán Logroño. Cuyo índice recoge: Manuel Altolaguirre47. Lorenzo Varela48. Vicente Aleixandre. R. Beltrán Logroño. Herrera Petere49. Luis Pérez Infante. Mariano G. Fernández. Pedro Garfias50. José Bergamín51. Rafael Alberti. Rafael Dieste52. Antonio García Luque. Plá y Beltrán53. Emilio Prados54. Miguel Hernández55. V. de Boda56. Antonio Aparicio57. Arturo Serrano Plaja58. Ramón Gaya59. Felipe C. Ruanova y José María Quiroga. El libro se divide en: Romances heroicos, burlescos, de moros, líricos, de la defensa de Madrid y varios. En el índice onomástico del libro aparece otro error, el nombre de Antonio Valera por el de Lorenzo. Un poeta muy polémico y comprometido con la causa republicana fue el gaditano Rafael Alberti, afiliado al partido comunista De un momento a otro (1934-1939). Son dignos de recordar los poemas o romances beligerantes, A las Brigadas Internacionales. El último duque de Alba. Radio Sevilla, del que recojo una estrofa: ¡Que honor ir al herradero del ronzal! ¿Qué insigne gracia recibir en mis pezuñas, clavadas con alcayatas, las herraduras que Franco ganó con arrojo en África!

Uno de los romances más satíricos de este libro son los del madrileño José Bergamín, El mulo de Mola. El traidor Franco, recojo una estrofa de este romance: ¡Traidor Franco, traidor Franco tu hora será sonada! Como una máscara del pueblo te tira el nombre a la cara,

descubriendo la traición que en tu nombre se amparaba.

Otro libro imprescindible de poemas de la guerra civil, es el de Ediciones Españolas. (Madrid-Valencia 1937), que editó Poetas en la España leal. En cuyo índice aparecen: Antonio Machado, Rafael Alberti, Manuel Altolaguirre, Luis Cernuda, Juan Gil-Albert, Miguel Hernández, León Felipe60, José Moreno Villa61, Emilio Prados, Arturo Serrano Plaja y Lorenzo Varela. Recojo la nota aclaratoria existente al final del libro: «El orden adoptado en el texto para la inserción de nombres, es el alfabético con una sola excepción, Antonio Machado, que preside estas páginas. Los poemas que figuran en "POETAS EN LA ESPAÑA LEAL" han sido recopilados, con un prólogo, por la redacción de Hora de España. Por no haber podido comunicar hasta ahora con Juan Ramón Jiménez, su nombre no figura aquí junto al de Antonio Machado. En cuanto a Vicente Aleixandre, enfermo en Madrid, ha tenido que suspender su labor literaria y con ella el poema que dedicaba a esta colección».

Es interesante conocer cómo la nota editorial excusa al ínclito Juan Ramón Jiménez, por no colaborar con un poema, anota el editor que no había podido comunicarse con él, y no podían comunicarse con él porque no estaba en España, cito un párrafo de Ricardo Gullón62: «[...]La guerra, y más la guerra civil, tenía que herir como hirió al poeta: en las primera semanas de la contienda estableció y atendió en Madrid, con su mujer, una pequeña guardería infantil, pues nada le conmovió tanto como la repercusión de la lucha sobre los niños; después, el Gobierno republicano le alejó de la lucha designándole agregado cultural honorario en Estados Unidos. En septiembre de 1936 Zenobria y Juan Ramón regresaron a este país (Cherburgo a New York, trasatlántico Aquitania [...] En 1939 los Jiménez fueron a Florida, instalándose en Coral Gable [...]».

Vicente Aleixandre no fue un auténtico poeta de guerra, no se exilia a pesar de sus ideas izquierdistas, aunque colaborara con el poema El Fusilado en el Romancero de la guerra civil..., a pesar de que se le disculpa en este libro por su enfermedad63. No aparece en nada suyo en los libros ya nombrados. Pasión de la tierra, fue publicada en México en 1935, y La destrucción o el amor (1935 en Signo), y ya no es hasta Sombras del paraíso en 1944 cuando aparece obra nueva. Después de la guerra no se exilió es notable la influencia surrealista, visionario y una especie de panteísmo amoroso. Aleixandre influyó sobre la poesía joven de posguerra, comparable a la de Juan Ramón Jiménez y Antonio Machado. Premio Nacional de Literatura por La destrucción o el amor. Por la aparición de este libro en junio de 1935, hubo un homenaje-banquete en el restaurante Viráis, en cuya fotografía se ve entre otros a Miguel, María Zambrano, Plaja, Neruda o Gerardo Diego, organizador del evento. Sin embargo, es curioso, cómo a estos dos poetas se les concedió el Premio el Premio Nobel de Literatura, evidentemente la Academia Sueca no iba a conceder un premio de tan relevante prestigio mundial a poetas o escritores si sospechaban que pudieran estar manchados de sangre. Pero MH tampoco no lo estuvo. De este poemario Poetas en la España Leal, es digno de destacar del zamorano León Felipe, seudónimo de Felipe Camino Galicia, con los romances «Un perro negro duerme sobre la luz». «La insignia», de cuyo romance extraigo una estrofa: El Evangelio no es más que una manera lírica de hablar. Metáforas, metáforas retóricas. Retórica todo. Metáforas hechas sólo para adornar el sermón melifluo y dominical de los predicadores elegantes.

El erudito, filólogo y académico Dámaso Alonso, a pesar de pertenecer a la generación del 27, no figura entre los autores de romances o poemas de la guerra civil. Hay un lapso de tiempo entre el pliego suelto, Sí, de 1925 hasta Hijos de la Ira. Revista de Occidente en 1944. Un poeta injustamente olvidado, por pertenecer al bando nacional es el gaditano José María Pemán, que publicó en Zaragoza, 1938, Poema de la Bestia y el Ángel. Tres cantos que a su vez se subdividen en poemas monotemáticos. Otro libro imprescindible y antológico para conocer la poesía de la guerra civil española, tanto de un bando como del otro, es el de César de Vicente Hernando, Poesía de la guerra civil española (19361939) AKAL-Nuestros Clásicos.1994, donde el autor apunta «en toda escritura subyace una poética y una matriz ideológica y es posible, por lo tanto, rastrear su genealogía política-estética».

He leído muchos poemas sobre la guerra civil, pero a toro pasado, o sea, publicados con posterioridad a 1939. Un interesante poema del valenciano Guillermo Palomar64, publicado en Silbo, Alicante, 1990, se titula El Alba (1939), con influencia de Miguel en Canción Primera: Ay! miseria humana... girones que arrancan al soldado muerto llevan en las garras...

Otros escritores extranjeros y que lucharon en las Brigadas Internacionales, o el socorrido periodista Ernest Hemingway y su alegato contra la guerra Adiós a las Armas, Por quién doblan las campanas. El hispanista Gerald Brenan, El laberinto español. Me gustaría anotar que Azorín, alicantino de Monóvar, de la generación del 98, periodista, novelista, no poeta y sí crítico literario, anarquista en su periodo juvenil valenciana, y Académico de la Lengua en 1924, pertenecía a la Agrupación de Intelectuales al servicio de la República, personaje muy influyente, residente en Madrid, no tuvo contactos con su paisano Miguel Hernández, o quizá queda por investigar este vacío. En octubre de 1936 Azorín salió para París con su mujer Julia Guinda, donde conoció a Marañón, Menéndez Pidal, Ortega y Gasset, Pérez de Ayala, Baroja y otros intelectuales exiliados Su silencio sobre los acontecimientos de España es total. En agosto de 1939, regresa a Madrid, escribe cuentos y sus memorias65. José Payá Bernabé posee mucha información, y José Ferrándiz Lozano, especialista en Azorín, es autor de «La relación entre Azorín y Franco fueron inexistentes»: «¿Cobarde o patriota? Los acercamientos al último tercio de la vida de Azorín, desde 1936 a su fallecimiento en 1967, han sido muchas veces parciales. Para los opositores a Franco fue un cobarde acomodaticio al régimen. Para los franquistas era un patriota. Salvo excepciones muy contadas, los investigadores de las dos últimas décadas han eludido incluso el estudio de esta época en la biografía del escritor. Ramón F. Llorens, profesor de la Universidad de Alicante, ha puesto en entredicho algunos tópicos sobre este período en su libro El último Azorín (1936-1967)».

Es de lamentar, que también hubo poetas del pueblo que no llegaron a publicar o que las tropas franquistas destruyeron sus obras en los registros a que sus domicilios fueron sometidos. Poetas extranjeros también escribieron poemas sobre la guerra civil española. El libro «Poesía anglo-norteamericana de la guerra civil española», de Ramón López Ortega, Salamanca. Junta de Castilla y León, 1986. Recoge autores como: Valentine Ackland, George Barker, Clive Branson, Ray Fuller, Bill Harrington, A.M. Elliot. Por el bando nacional se publicó Cancionero de la guerra, editado por Edición Española, 1939, edición de José Montero Alonso, se recogen los siguientes

nombre: Marquina, Ricardo León, Fernando Ardanin, José María Pemán, Emilio Camére, los hermanos Álvarez Quintero, Manuel Machado, Felipe Sessona, Agustín de Foxá, José M.ª Alfaro, Manuel de Góngora, Gerardo Diego, José del Río Saínz, Tomás Borrás, Marino Tomás, Urrutia... Otro interesante libro es la Antología poética del Alzamiento, Gerardo Diego, Dionisio Ridruejo, Luis Rosales, Luis Felipe Vivanco, Manuel Machado. De la que se dicho, erróneamente, que no tiene «ningún interés», todo los libros tienen algún interés. En la página 112 del libro Propaganda poética en MH de María Gómez Patiño, IJGA, Alicante 1999, dice: «Entre los intelectuales de la parte nacionalista, o afines, ocupa un lugar importante: Dionisio Ridruejo, Pedro Lían Entralgo, Rafael García Serrano, Eugenio d´Ors, Gonzalo Torrente Ballester, Ernesto Giménez Caballero, Luis Rosales, Luis Felipe Vivanco, Ángel M. Pascual, Yzurdiaga, Manuel Alcón y Saénz de Tejada.»

a) Miliciano-poeta-periodista El 18 de Julio de 1936 Miguel Hernández tenía 25 año y se encontraba en Madrid, aunque el día 29 mismo mes viaja a Orihuela, el 13 de Agosto unos anarquistas asesinan en Elda al padre de Josefina Manresa en un tiroteo, guardia civil llamado Manuel Manresa Pamies66 , según entrevista con Carmen Manresa67, junto a cinco guardias más, uno de ellos el cabo José Marcos Praes. El 25 de septiembre Miguel toma partido por la República el Gobierno elegido en las urnas y legalmente constituido, «se entregó con entusiasmo a la lucha en la contienda civil, y actuó generosa, casi ingenuamente». Y decide tomar parte activa con las armas y una poesía combativa que duele y perdura en el tiempo más que las heridas de las balas. Es consecuente con la situación en la zona republicana, hemos de recordar que Alicante no se sublevó. Él tomó partido por la República como todos sus compañeros madrileños de la Alianza de Intelectuales Antifascistas (AIA), sita en C/. Marqués del Duero, 5. Conoce a Alberti, Azcoaga, Prados, Garfias, Petere, Plaja, Aparicio, Bergamín..., allí conoce también a Langston Hugles y a Stepfen Spender68. Además semejante actitud le presuponía ser soldado útil, ya que se le negó el servicio militar por exceso de cupo, y quizá era la oportunidad que no tuvo antes, una pequeña satisfacción personal. Porque también es verdad que para la mentalidad de aquella época, los mozos que se libraban del servicio militar parecían menos hombres. Téngase en cuenta que sus amigos de Madrid incluido algunos pintores de la Escuela de Vallecas69: Benjamín Palencia, Maruja Mallo, Alberto Sánchez, defendían el orden constitucional establecido en la urnas, así como su protector Vicente Aleixandre. Miguel se incorpora voluntario al Quinto Regimiento de Zapadores (aunque él dijo que fue por su reemplazo) y Minadores, 2ª Cía. 3ª Sección, es destinados a Cubas de la Saga (Madrid), cayó enfermo por enfriamiento agudo y estuvo ingresado dos día en el Hospital del Rey. Por su amistad con el malagueño Emilio Prados Such le destinan a la 1ª Compañía del Cuartel General de Caballería como Comisario Cultural70 , estuvo en varios frentes: Alcalá de Henares donde conoció al jefe cubano Pablo de la Torriente y Antonio Aparicio, en Valdemoros, Pozuelo de Alarcón, Majadahonda, Boadilla del Monte. En febrero del 37 es destinado al periódico «Frente Sur». Le acompaña Pedro Garfias (Córdoba) y José Herrera Petere. Escribe artículos en periódicos en revistas y hojas de guerra, «el uso poético y creativo de su lenguaje periodístico se refleja hasta en

momentos de máxima crispación política e ideológica desde las mismas trincheras» según la tesis de María Gómez y Patiño (Propaganda poética de MH, pág. 27), en un trabajo imprescindible para los expertos, recoge los 29 textos que escribiera Hernández al servicio de la propaganda republicana con cierto «contenido panegírico que exaltaba sus rasgos militares...», (nota del prólogo de Miguel Ruiz a tesis de María Gómez y Patiño). Según esta autora, Miguel tenía un discurso-poético-propagandístico. Sin perder ni un momento de vista la contextualización de su producción discursiva. La propaganda de esa época, por ambos bandos, era una manipulación periodística de la realidad. Miguel ejerció una forma de periodismo tesis de J. Manuel Carcasés, y dirigida por el profesor Francisco Esteve, y el propio artículo de Esteve «Miguel Hernández, periodista» en las Actas del I Congreso Internacional, 2002. El 9 de marzo del 37 estaba en la provincia de Jaén con el Comandante Carlos Contreras (Vittorio Vidali, italiano) hay una foto de MH junto a Vittorio y al diputado Martínez Cartón, jefe de la XVI Brigada, del ejército franco populista. Visitó los frentes recitando poemas de Viento del Pueblo y El hombre acecha, con poemas como Aceituneros (de Jaén). Estuvo en la conquista del Santuario de la Virgen de la Cabeza defendido por el capitán Cortes de la Guardia Civil, según contó el propio poeta en el Ateneo de Alicante. Miguel pasó a Extremadura y estuvo en el frente de Castuela. Donde escribió Carta del esposo soldado. Luego destinado en la 6ª División, encuadrada en el XXI Cuerpo de Ejército, figuró en el Ejército de maniobras del Sector de Levante. Combate en el frente de Teruel y posible conquista de la ciudad turolense, nos da testimonio en El soldado y la nieve... En 1 de Julio de 1937 está en Valencia para asistir al Congreso de Escritores en Defensa de la Cultura, que firmó junto a otros escritores la «Ponencia Colectiva» en Valencia y publicada en Hora de España, número 8. Donde se reunieron numerosos intelectuales para celebrar el II Congreso Internacional de Intelectuales en Defensa de la Cultura. (Recojo la nota de Gonzalo Santonja)71. En ese Congreso Miguel conoció a Octavio Paz, en Letras de México 1942 escribió: «...llevaba la cabeza casi rapada y usaba pantalones de pana y alpargatas..»72 En dicho congreso asistieron además de Octavio, otros extranjeros: Pablo Neruda, Nicolás Guillén73, Ernest Hemingway, el poeta peruano César Vallejo, Vicente Huidobro, Raúl González Tuñón, Andrés Malraux, Luis Aragón, Jean Causso. La ya célebre y referida Ponencia se puede leer completa por Internet74, quiero recoger un párrafo por alusiones a Miguel y a Juan GilAlbert75. «Porque lo que menos importa ya es el hecho en sí mismo de que este grupo, esté total, absolutamente integrado, no sólo por distintos significados de sensibilidad, no sólo por distintas concepciones de nuestra profesión y decidida vocación de artistas, escritores y poetas, sino por individuos que, como procedencia social, pueden marcar distancias tales como las que hay entre el origen enteramente campesino de Miguel Hernández, por ejemplo, y el de la elevada burguesía refinada que pueda significar Gil-Albert;...»

En 21 de agosto de 1937 Miguel recibió un homenaje en el Ateneo de Alicante, donde fue presentado por el músico José Juan Pérez, y como testigo de excepción asistió Vicente Ramos76. La noticia apareció en Nuestra Bandera, de Alicante, Órgano del Partido Comunista. Discurso que apareció publicado el 10 de noviembre de 37 en el mismo semanario, con una alocución que empieza: «Siempre será la guerra la vida de todo poeta...» Días después salió en viaje para Rusia en tren desde Valencia junto a cuatro españoles más, que nos merece un apartado. Leopoldo de Luis en la antología que tituló: Miguel Hernández poemas sociales, de guerra y de muerte. (Alianza Editorial nº 655. Madrid, 1989). En la selección dedicada a la poesía de guerra, páginas 51 a la 76, recoge dieciséis poemas, entresacados de Viento del pueblo (1937), Pastor de la muerte (1938), El hombre acecha (1938), Cancionero y romancero de ausencias (1938-1941), titulados: Sentado sobre los muertos. Viento del pueblo me llevan. Nuestra juventud no muere. Llamo a la juventud. Recoged esta voz. Rosario, dinamitera. Juramento de la alegría. De Pastor de la muerte. Canción Primera. El soldado y la nieve. El herido. El tren de los heridos. Madre España. Guerra. La vejez de los pueblos. Vino, dejó las armas. Todos los poemas son sobrecogedores, sin embargo, Sentado sobre los muertos, contiene una carga emocional y unas imágenes surrealistas de alta factura, posiblemente escrito a los dos meses del inicio de la guerra civil (incivil). En los versos: beso zapatos vacíos/ y empuño rabiosamente/ la mano del corazón..., nos trae la imagen de un desolado campo de batalla con heridos que han perdido los zapatos, este es uno de los símbolos de la muerte, cuando en un accidente de tráfico aparecen zapatos, nos indica que, casi con toda seguridad, ha habido muertos, el impacto es de tal magnitud que los zapatos salen volando de los pies. Y Miguel, en un acto casi de santidad, besa los zapatos vacíos de los muertos acto de divina humildad, semejante a cuando Jesús lavó y besó los pies a los apóstoles. Al final del poema nos habla del estoicismo de la muerte aquí estoy para vivir/ mientras el alma me suene,/. Considera a la muerte como un accidente de la vida que llega cuando el alma decide callar. Las conocidas heridas: la muerte y la vida, la vida de la muerte, el amor y la vida, son dos antagonismos que nunca coinciden, puesto que la vida no conoce a la muerte, pero la muerte sí conoce a la vida. Desde su detención en la frontera con Portugal, pasó por innumerables de cárceles (trece): desde Huelva a Sevilla, Conde de Toreno (Madrid), Torrijos, Palencia, Yesería, Ocaña (Toledo) y Alicante el 29-06-41. En la enfermería del Reformatorio de Adultos, el 4 de marzo de 1942 celebró la boda religiosa, le convencieron para que su esposa no perdiera derechos dentro del nuevo régimen franquista. El expediente carcelario completo consta de sesenta documentos. Guerrero Zamora, y Gutiérrez Carbonell, se encargaron de poner en claro el Proceso penal a MH, por el que fue condenado a muerte en «El procesamiento sumarísimo de urgencia nº 21.001». Posteriormente conmutada la pena por 30 años y luego la de 20 años y un día, cuando ya había muerto.

b) Viaje a Rusia

Si los viajes del poeta oriolano Miguel Hernández a Madrid fueron decisivos para su proyección poética y personal, en cambio, el viaje que realizó a Rusia con motivo del V Festival de Teatro Soviético en Moscú, representando a la delegación de la II República española, le supondría un destino trágico al finalizar la guerra civil, y además marcaría en Miguel un cambio ideológico y artístico como así lo reflejó en un artículo que apareció en el diario alicantino «Nuestra Bandera» a su regreso de la URSS. Un viaje periodístico por el país de los bolcheviques. Porque Miguel también ejerció una forma de periodismo como ya demostró J. Manuel Carcasés al defender su tesis doctoral en la Facultad de Ciencias de la Información en la Complutense, y dirigida por el profesor Francisco Esteve, bajo el seudónimo de Antonio López que utiliza en algunos de sus trabajos periodísticos, y el ya mencionado trabajo de María Gómez y Patiño. Los últimos estudios sobre este viaje, además de los de Juan Cano Ballesta, uno de los más completos, y el no menos elogiado de Andrés Santana77 que duda sobre la afirmación que actualmente se hace de que Miguel volvió muy cambiado de la URSS, suposiciones al respecto. La verdadera vocación de Miguel fue el teatro más que la poesía, él deseaba ser dramaturgo como su «amigo» Federico García Lorca quien recorría España con su compañía «La Barraca», «en un teatro de acción social» con dramas rurales, puesto que esta actividad suponía un medio más eficaz de ganarse la vida que con la poesía, que siempre va aneja a toda creatividad artística. Miguel admiraba y conoció a Lorca en Murcia cuando se lo presentó Raimundo de los Reyes en 1933 con motivo de una función de teatro en esa ciudad. También admiraba al dramaturgo Rafael Alberti (Numancia), al Bergamín de Mangas y Capirotes. Aunque los del 27 son epígonos del teatro de Lope de Vega, en la representación del drama social «Fuenteovejuna», o del mejor Zorrilla. Las influencias de Lorca, Alberti, Azorín y la de otros autores en el teatro social de Miguel, han sido analizadas y expuestas por Jesucristo Riquelme en varios artículos publicados en la revista Empireuma, donde encuentra coincidencias en: Los hijos de la piedra, (1935) y El labrador de más aire, (1936), así como en su libro Antología Comentada (II, Prosa), 2002). Además ha sido elegido por la comisión de la «I Jornada Hernandiana a Rusia» para los futuros días 6 a 9 de junio actual, a la que asistirá una delegación de especialistas hernandianos: Jesucristo Riquelme y César Moreno. En tiempos de la II República y durante la guerra civil era frecuente viajar a Rusia, por las relaciones de ayuda que esta nación aportaba a la causa republicana española, sin olvidarnos del oro de Moscú a cambio de armas, ayuda no gratuita porque Stalin cobró incluso por el refugio de los niños de la guerra, el grupo que viajó a Moscú eran considerados, según Eugenio Fernández Granell, autor de El Guernica de Picasso (Fundación Picasso, Málaga 2002) los más afortunados, hijos de altos funcionarios del partido Comunista, y también hijos o huérfanos de modestos empleados, profesores, trabajadores y campesinos comunistas que habían luchado en la guerra como milicianos. Según el libro de Valentín González (El Campesino), Vida y muerte en la U.R.S.S. (Buenos Aires, 1951), «Mientras duró la guerra civil ellos (los niños) fueron bien tratados… el gobierno de la República sufragó todos sus gastos…». E.F. Granell comenta que tan pronto como terminó la guerra comenzó la represión de los profesores españoles, y el setenta por ciento acabaron en la prisión de Lubianka, campos de concentración o fusilados.

La Unión Soviética era para los intelectuales y artistas de todo el mundo el gran espejo donde mirarse, considerada como la «patria espiritual de los trabajadores del mundo», como dejó escrito M. Hernández. Alberti y su esposa M.ª Teresa León, José Bergamín habían viajado con anterioridad a Moscú. La «Ponencia Colectiva» fue firmada por los intelectuales más jóvenes de la República, los que no eran partidarios de seguir la línea dura socialista, como era el caso de Alberti. Firmada por A. Sánchez Barbudo, Ángel Gaos, Antonio Aparicio, Arturo Serrano Plaja (secretario), Arturo Souto, Emilio Prados, Eduardo Vicente, Juan Gil Albert, J. Herrera Petere (apelativo de José Emilio Herrera Aguilera), Lorenzo Varela, Miguel Hernández, Miguel Prieto y Ramón Gaya. En 21 de agosto de 1937 Miguel recibió un Homenaje en el Ateneo de Alicante, que fue presentado por el músico José Juan Pérez, Gabriel Baldrich y como testigo de excepción asistió Vicente Ramos. La noticia apareció en Nuestra Bandera, de Alicante, Órgano del Partido Comunista. Fue seleccionado para componer la delegación española, quizás porque era el mejor situado entre los dramaturgos republicanos, puesto que García Lorca había sido asesinado un casi un año antes, el 19 de agosto de 1936, y Rafael Alberti era considerado demasiado radical tomo la doctrina revolucionaria, además no figura en la «Ponencia Colectiva», aunque participó en la organización del II Congreso. El Ministerio de Instrucción Pública designó esta vez a cinco artistas para asistir al V Festival de Teatro Soviético en Moscú. Los cinco viajeros de la delegación hispana, según Cano Ballesta, eran: Francisco Martínez Allende (director del teatro popular de Madrid y periodista en «Altavoz del Frente»), Miguel Hernández (poeta y dramaturgo), Casal Chapí78 , Miguel Prieto Anguita79 , Gloria Álvarez Santullano (actriz). El director de esta expedición fue Cipriano Rivas Cherif, autor y director teatral y cuñado de Manuel Azaña, aunque Cipriano debió de trasladarse desde Suiza, puesto que en esa época se hallaba de cónsul en Ginebra. En esta expedición cultural, M. Hernández acudía como dramaturgo y no como poeta, como así se lo hizo saber en una carta a Josefina desde Valencia: «...que sirvan de estudios y beneficios del teatro que yo hago en España...» El ferrocarril era el medio de transporte más usado, viajes con múltiples transbordos. La ruta férrea para llegar a Moscú, según un viaje que hizo el periodista Daniel Tapia Bolívar en los años treinta, era la línea Madrid-París-Berlín-VarsoviaMoscú (relatado en su libro Ha llovido un dedito, 1935). Los viajeros de la representación española buscaron una ruta mixta: tren y «aeroplano». Primero salieron en tren desde Valencia, punto de encuentro, el 29 de agosto de 1937, por ello algunos autores escriben que Miguel salió el día 26, pero desde Alicante. Escala en París día 30 del mismo mes, según la fecha de otra carta que le escribiera a Josefina desde la capital del Sena. Desde París a Moscú se continuó el viaje en aeroplano con escala en Estocolmo. Y siguiendo las huellas de su poema: «España en ausencia», en la estrofa tercera nos revela que pasó por Francia, Holanda, Dinamarca y Suecia (para pasar de Francia a Holanda omite Bélgica). No pudieron cruzar el espacio aéreo de la Alemania de Hitler, aliada de Franco. A Hitler y a Mussolini, Miguel les dedicó un piropo: los dos mariconazos, (estrofa 15, del famoso poema Rusia).

El día 1 de septiembre se inauguraron los actos en el Teatro Bolchoi de Moscú, el Coro Piatnitski interpretó la canción rusa «La Estepa», según dio cuenta el rotativo soviético Izvestia el 2-09-37, y donde se recogen entrevistas a la representación española, según la traducción de Andrés Santana miembro de la embajada de España en Moscú), y cuya copia se halla hoy día en la Fundación Miguel Hernández de Orihuela, y autor de una ponencia en las Actas del II Congreso sobre Miguel, 2003. Según Alfonso Enrique Moya80 , salieron de Moscú y pernoctaron durante los días 11 y 14 Leningrado (cuna bolchevique) antigua San Petersburgo (en la foto que hay de Miguel en Rusia, detrás se ve la cúpula de la catedral de San Isaac de esta ciudad). El 14 escribió una carta desde el Hotel Astoria a Josefina. El día 17 bajaron a Yarkov en Ucrania, donde compuso el poema «La fábrica-ciudad». El 5 de octubre embarcaron de regreso para Copenhague, no sabemos ciertamente desde qué puerto, lo más lógico era salir desde Kaliningrado, tocar algún puerto danés, hasta el puerto del Támesis, y visitan Londres, cruzan el Canal de la Mancha y a París. En esta ciudad del Sena, Miguel visitó a Octavio Paz y su esposa Elena Garro, a León Felipe, a Bertuca, según notas de Ramón Pérez Álvarez. Aprovechando esos días parisinos, Alejo Carpentier le graba la voz en un poema Canción del esposo soldado. Elena Garro comenta que Miguel «volvió de Rusia y su rostro se había vuelto solemne, como si la experiencia soviética le hubiera cambiado». Parece ser que visitó la Exposición Internacional de París, y vio el Guernica de Picasso (la República le pagó 150.000 francos a través de Max Aub), a Miguel no le gustaba el cubismo, quizás porque venía imbuido del «Realismo socialista» (tendencia o estilo generado en la Unión Soviética en la década de 1930 con fines propagandísticos y para que fuera entendido por el pueblo, que se difundió a otros países comunistas después de la II Guerra Mundial. Dicho movimiento, se fraguó en la extinta URSS durante la época de Iósiv Stalin y el primer paso hacia su establecimiento oficial fue en 1932, cuando el Comité Central decretó que todos los grupos artísticos independientes se disolvieran en favor de las nuevas formaciones controladas por el reciente Estado). La poesía de Miguel tomó este estilo realista: dirigida al entendimiento del pueblo, al estilo de los romances. Juan Cano Ballesta escribe81 que visitó a Josefina Manresa en agosto de 1985, y halló «en sus archivos unas páginas muy valiosas, que nos ayudaría a entender la reacción del poeta ante la gran obra de Picasso». En unas cuartillas Juan Cano halló la siguiente frase: «Los pintores de hoy temen a la pintura, la rehúyen. Picasso es un ejemplo». Viajó en tren a Barcelona, Valencia y Alicante. Según cuenta Vicente Escudero: «...y allí fue recibido [Alicante] por un grupo de amigos dispuestos a acompañarle en el viaje de regreso a Orihuela». Convertido en «Visenterre» comentó a su amigo Vicente Escudero que Rusia era como un pastel de gloria de Orihuela (arriba el soplillo, debajo la yema). Miguel aprovecha la pesadez del viaje para escribir artículos, cartas o poemas. En el poema «Rusia», de su libro El hombre acecha, 1939, edición nonata, nos comenta el viaje, nos habla de los trenes, de la extensión de Rusia y de las minas de hierro de los Montes Urales, y, las describe como «vacas de oro yacente / que ordeñan los mineros...». De cómo protegían a los niños españoles que salieron para salvarlos de los desastres de la guerra. Alaba al camarada Stalin como ya lo había hecho Alberti, en la

tumba de Lenin da vivas y escribiría: «Lenin con pie de mármol y voz de bronce quieto». Y finaliza con el deseo de dos naciones unidas: «La URSS y España, fuerzas hermanas», verso que daría título al artículo que publicó en Nuestra Bandera de Alicante, núm. 108, 10 de noviembre 1937, a su regreso de la Unión Soviética. Según nota de Juan Cano Ballesta (pág. 160, El hombre y su poesía), donde se transcribe parte del artículo, escribió: «Al pisar tierra de la URSS, volví a sentir sobre mi rostro el viento humano respirado por los hombres... En los trenes, en las calles, en los caminos, donde menos se esperaba, el pueblo soviético venía hacia nosotros con los brazos tendido de sus niños, sus mujeres, sus trabajadores...». Sin duda alguna el poder económico de la URSS difería en gran medida de la situación campesina y obrera que se vivía en España de los años treinta. El poema «La Fábrica-Ciudad», está dedicado a la ciudad de Jarkov, junto a río Donets, en la región de Ucrania (al sur de Rusia y límite con Rumanía), al Este de Kiev. Un poema de elogio a la industria, en la primera estrofa hace una metáfora de tractores como ganadería sólida con cadenas, y más adelante con titán laborioso, o con una metáfora apasionada y potente: tractores capaces de arar el mundo. A los que compara con bueyes metálicos y con las cadenas que siempre llevan los tractores en la parte de atrás para enganchar a los remolques o arrastrar maquinaria accesoria, remarcando la idea de fuerza: con los metálicos dientes, elogios a la libertad por medio del trabajo, con adjetivos sobre el hierro, clamor de metales, laten motores, leones de azabache, fraguas el tornillo penetra como un sexo seguro. Un tercer poema y que no se recoge en El hombre acecha, es el ya mencionado «España en ausencia» da la sensación que es el primero de los que escribiera en el viaje, en el que nos aporta datos del itinerario, meditaciones e impresiones, salvo el pareado final que evidencia su amor a España y sus añoranzas: Ayer mandé una carta y un beso para España donde está la mujer que yo más quiero.

(Josefina estaba embarazada). Este viaje a Rusia llenó al poeta oriolano de entusiasmo socialista, conoció y admiró sobre todo al contemplar el evidente progreso industrial que habían logrado los obreros del antiguo país de los zares tiranos, asombrando al mundo obrero, ante la maquinaria agrícola, las ciudades, fábricas, y escribiría: Rusia edifica un mundo feliz y transparente/ para los hombres llenos de impulsos fraternales. Escribe Andrés Santana: «Creemos que las experiencias vividas por Miguel en las ciudades rusas de Moscú y Leningrado (actual san Petersburgo) y las ucranianas de Kiev y Jarkov lo hicieron

salir muy cambiado de las aguas soviéticas».

(pág. 483 de las Actas del II Congreso)

La conclusión a la que llego es que, este viaje a la Rusia bolchevique representado al teatro social y de acción política de estilo lopesco y lorquiano, e incluso albertino (a Lorca le costó la vida), fueron las pruebas que argumentaron en el Consejo de Guerra, sumario 21.001, presidido por Alfaro, para condenarle a muerte por un contrasentido: «adhesión a la rebelión». Los tres poemas comentados no pudieron ser publicados hasta después de su muerte. Pero Miguel Hernández no ha muerto, él vive entre nosotros a través de su legado personal, literario y la Universidad que lleva su nombre.

3.- El hombre acecha

Debemos agradecer a la diosa Fortuna que salvara este incomparable libro de la destrucción y el olvido cuando se hallaba en capilla a la espera de ser encuadernado en la Tipología Moderna de la calle Avellanas, 9 de Valencia. Destruida la edición en imprenta al entrar en esa ciudad la llamada «Posición Pekín» de la tropas franquistas en la primavera de 1939. No hubiera tenido importancia su pérdida, de haber sido un libro anodino o sin interés, sin embargo, su contenido, sus testimonios hacen de él una obra imprescindible en la poesía contemporánea dentro de la llamada poesía de guerra o republicana. Una verdadera joya bibliográfica que podemos disfrutar hoy, gracias la casualidad y a una serie de aciertos. Miguel o el pastor de la luna, entregó el original a Rafael Pérez Contel, director artístico de las ediciones de la Subsecretaría de Propaganda, en el otoño de 193882. Sólo se conocen dos copias completas de El hombre acecha sin encuadernar, una conservada en la biblioteca de Antonio Rodríguez que encontró Víctor Infantes de Miguel en 1979, y otra ejemplar en la biblioteca de José María Cossío, que se publicó por primera una edición facsímil, la de Cossío, por L. de Luis y J. Urrutia, Madrid, CUPSA Editorial, 1978. Otra edición en 1981, autores ya citados, Casa de Tudanca, Diputación Provincial de Cantabria, que es la que el autor de este ensayo posee y maneja. ¿Cómo llegó un juego de capillas a manos de José María Cossío? Las hipótesis de Leopoldo de Luis son que bien Juan Guerrero Ruiz (amigo de Miguel y de Cossío) tuviera un ejemplar y se lo diera a Cossío, o que Antonio Rodríguez Moñino, bibliófilo extremeño, poseyera dos ejemplares y le regalara uno a Cossío. Los poemas se escribieron entre 1937-38, «es sin duda un poema de los más intensos y apasionado escritos en torno al tema tan esencia y entrañable de España»83. Es una recopilación de material disperso, de recitales y publicaciones diversas, como una segunda parte de Viento... Son un prólogo y diecinueve poemas de diferentes metros y rimas, de serventesios unos, a veces asonantes y otras consonantes, aunque predominan endecasílabos, alejandrinos y pie quebrado, y el romance. Versos ausentes de retórica. Componen un conjunto diverso, poemas que MH fue acumulando para hacer una recopilación posterior. María de Gracia Ifach escribe que Miguel estuvo en marzo de 1939 en Valencia y recogió de la Imprenta Moderna un ejemplar impreso y no encuadernado, además del original, y se lo entregó a Josefina [su testaferro literario tal y como hizo con el cuaderno de Cancionero.] De la misma opinión es Jacinto Luis Guereña. Aunque Leopoldo de Luis, lo duda. Parece ser que Miguel comisionó a varios compañeros (Ramón Garciasol84 y Antonio Aparicio) para la revisión y corrección de la distintas pruebas, ya que él no podía trasladarse a Valencia. En la edición de Obras escogidas con prólogo de Arturo del Hoyo, Madrid, Aguilar, 1952, se recogen 7 poemas de los 19 de El hombre acecha. Donde no figura el poema Los hombres viejos.

A las Obras completas, edición de Elviro Romero, Losada, Buenos Aires, 1960, le faltan los poemas de Los hombres viejos. Después de la guerra civil Vicente Aleixandre se encargó de ordenar la obra inédita de Miguel Hernández, que la envió a Losada de Buenos Aires en 1948. En El hombre acecha, el poeta se siente desanimado, fatigado, solo, vulnerado, afligido, los ímpetus juveniles de una poesía primera se van apaciguando ante la dramática realidad de los acontecimientos de la guerra civil, el lenguaje es más sobrio, intimista y directo, menos apoyos en metáforas surrealistas, menos despliegue de medios rurales o bucólicos, hasta perder la felicidad y la fe como si en estos poemas presintiera que se acercaba el fin, el fin de la República, el fin del hombre, «él mismo era la respuesta» dijo María Zambrano. El toro que ha nacido para el luto y el dolor, se convierte en el animal que puede llorar y echar raíces. El hombre, son los españoles, que han regresado al tigre, que se defiende a dentelladas secas y calientes (v. 30 de la elegía a Sijé). Es la tragedia del destino de los hombres a causas de la guerra: soldados, oficiales, jóvenes heridos, «La prolongada guerra -según Fernando Esteve, pág. 47 de su Antología Comentada, E. de la Torre, 2002,- ha hecho mella en el ánimo del poeta y de todos los que se ven implicados en ella». Muchos de estos poemas fueron recitados por MH o el «lunipastor» como le he bautizado y publicados en diferentes revistas, anteriores a la publicación de 1939. El orden elegido ha sido el que aparece en la obra de la Casona de Tudanca, ya citada. A la que le he unido una clasificación ordinal para su más fácil estudio. He preferido numerarlos con objeto de manejarlos con más precisión a la hora de analizarlos, individualmente y ordenar las ilustraciones: 1. Prólogo 2. Canción primera. 3. Llamo al toro de España 4. Rusia. 5. La fábrica-ciudad. 6. El soldado y la nieve. 7. Los hombres viejos. 8. El vuelo de los hombres. 9. El hambre. 10. El herido. 11. Carta 12. Las cárceles. 13. Pueblo. 14. El tren de los heridos. 15. Llamo a los poetas. 16. Oficiales de la VI División. 17. 18 de julio 1936-18 de julio 1938. 18. Madrid. 19. Madre España. 20. Canción última.

a) Comentarios Seleccionados

Las interpretaciones lo han sido bajo los parámetros de un análisis objetivo y riguroso, a pesar de todo, no significa que sean las más lógicas o acertadas o que deban coincidir con las opiniones del lector. Nadie puede conocer con exactitud lo que pasó por la mente del poeta en el momento de su génesis-creativa. Tampoco espero que el lector sea indulgente y deba estar de acuerdo con mis apreciaciones, ni espero su beneplácito, porque en la divergencia y el riesgo reside la sustancia de las nuevas ideas. El método usado para los comentarios, en lo posible, ha consistido primero en localizar el poema, estudiar el contexto histórico, buscar un sentido del contenido de conjunto, compararlos, y analizar e interpretar algunas de las metáforas más interesantes, imágenes o significados y, por supuesto, abandonar aquellas surrealistas que por indescifrables me superaron. He prescindido del abuso que, otros autores anteriores, han realizado en pormenorizar los borradores del autor, labor más propias de filólogos e investigadores que de simples amantes a su obra.

Prólogo El prólogo para El hombre acecha se lo dedicó al poeta a Pablo Neruda, Cónsul de Chile, persona de grandes influencias en Madrid (Aunque se hallaba ya en Chile)85 , y de quien, sin duda esperaba que éste pudiera hacer algo por él tras avecinarse la derrota de la República, que presentía, a pesar de que su obligación como miliciano y agitador propagandista debía demostrar lo contrario, alta la moral. En la dedicatoria recuerda con añoranza los años que pasó en Madrid cuando se reunían con Federico García Loca, con Vicente Aleixandre, con Delia Carril, amiga íntima de Pablo Neruda, en la casa que éste tenía en el barrio de Argües, la Casa de la Flores. «Tú preguntas por el corazón y yo también. Mira cuántas bocas cenicientas de rencor, hambre y muerte, pálidas de no cantar...» Añora los viejos tiempos de tabernas en las que, parece ser, les llegaba el amanecer, como auténticos bohemios felices de un pasado que añoraba. Además Miguel llegó a tener gran amistad con Neruda, iba a visitarle con su sobrina, la hija de Elvira, para jugar con Malva Marina que estaba enferma, hija de Pablo y Maruca, su primera mujer. Y además Miguel intentó que Neruda y su familia visitara la isla de Tabarca para que descansara unos días, y no llegó a venir a la isla. Pablo Neruda era el seudónimo de Neftalí Ricardo Reyes Basoalto, nació en Parral (Chile) en 1904, hijo de un obrero ferroviario y de una maestra de escuela. Estudió pedagogía en francés, en la Universidad de Chile en Santiago. Se inició en la llamada «poesía sin pureza», en contra del purismo de Rubén Darío. Autor de Residencia en la tierra, influyó en Miguel. Dirigió la revista Caballo verde de la poesía. (del verso de Góngora: Verde el caballo...) Se exilió en París, desde se dice que ayudó en lo posible a que Miguel saliera de la cárcel, como ya se ha comentado con lo del cardenal al que le leyeron el auto sacramental porque estaba medio ciego, aunque es harto improbable que esto fuera así.

Canción primera Como el propio título anuncia es una canción pero con la métrica de romance. Donde alude a la guerra como un momento trágico y selvático que despierta los más salvajes y primitivos instintos en el hombre, y le hace perder los valores de humanidad, solidaridad e incluso la dignidad. De esta canción se conocen dos borradores. En un borrador del poeta, según nota de L. de Luis y J. Urrutia, «la primera versión del poema es muy distinta», por esta versión podemos intuir el contenido de la canción. En el borrador aparece en el primer verso el título del libro: El hombre acecha al hombre. / El animal que canta, / el animal que puede cantar y echar raíces. / Hay una transposición paralela entre hombre y animal, el hombre-fiera, esa parte sumergida en los instintos del ser como salvaje y primitivo caníbal de aquella primera estrofa carnívoro cuchillo de ala dulce y homicida, de El rayo que no cesa. Un biólogo nos podría argumentar que los animales también cantan y lloran, no obstante, en los años 30 se sabía poco de las cualidades cantoras de los animales, salvo de las aves. Los animales de carga sufrían malos tratos de sus salvajes amos, los mansos y cobardes bueyes. En el borrador que estudió el profesor Agustín Sánchez Vidal, tiene una estrofa tachada, sucintamente, nos dice que entre todas la fieras el hombre abre sus asesinas garras revestidas antes de suavidad. Este revestimiento de flores es como el halago o excesivo elogio que siempre oculta una traición. En Canción Primera el verso el hombre acecha se ubicó al final, como un remate de las barbaries que es capaz de cometer el hombre con garras que revestía de suavidad y flores, son las garras retrácteles de los felinos, ocultas en la mimética suavidad de su vellosidad colorista y, a la vez, desplegadas con la velocidad del desgarro: Son las armas del hombre transfigurado en salvaje tigre depredador y traidor. En el primer verso hallamos una transposición de cualidades se ha retirado el campo, sustancia mineral inanimada que toma cualidades dinámicas y se ha retirado, se ha movido empleando un sinónimo que quiere significar: se ha asustado, refugiado, en la idea del hombre de instintos primitivos y de supervivencia. En el pareado siguiente hace una paralelismo entre el abismo que separa al oleaginoso símbolo de la paz: olivo y el propio hombre. ¡Qué abismo entre el olivo/ y el hombre se descubre!

En la tercera estrofa podemos tener la convicción de que El animal que canta y puede echar raíces, es el hombre-olivo (aceituneros de Jaén), y además añade otra cualidad especificativa: humana, la de llorar, que se sepa los animales no lloran, salvo otras cualificadas opiniones, a la que añade ...y echar raíces, es evidente la

transposición vegetal del elemento raíz como órgano vegetal de procreación, láctea creación, perpetuarse en la tierra a través de los hijos-raíces como semejanza de figuras exteriores. ¿Lloran los olivos o los aceituneros altivos? Todos lloramos porque todo perdemos. En la quinta estrofa crepitan en sus manos, son las garras, los fusiles, las armas y los cañones los que lloran. El hombre, en tiempos de guerra, regresa a la bestia, pierde su dignidad. Advierte a su hijo, el segundo, que nació como regalo de Reyes el día 4 de Enero del 39, Manuel Miguel, que se aparte de la garras, que él mismo como rememoración de la guerra fraticida, puede atacarle y herirle. Puesto que el narrador del poema he regresado al tigre, este tigre simboliza al instinto salvaje del hombre en la guerra, en los estados de catarsis, donde pierde el sentido de la solidaridad y aumenta el de la supervivencia como la de un animal acosado. Lo remata con el título del libro y el hombre acecha al hombre. El hombre espera, vigila a su hermano o a su propio hijo para matarlo, darle sangre. En Viento del pueblo, en el poema Las manos ya había recogido la idea de las manos de los trabajadores que se convierten en herramientas y en armas: Las laboriosas manos de los trabajadores caerán sobre vosotros con dientes y cuchillas.

En otros poemas de Miguel los hijos en lugar de raíces son arcilla que modelo, o filial arcilla como escribió en un poema el poeta Santiago Moreno Grau, natural de Moratalla (Murcia, 1911-1963). Estaba en una silla de ruedas. Muy vinculado con la Vega Baja. El barro animando o Me llamo barro... En la ilustración siguiente podemos observar cómo el tigre prolonga su larga zarpa, zarpa que al prologarse en su desgarradura semeja una mano androide, rematada con afiladas garras, que amenaza al hijo recién nacido: Manuel Miguel.

Llamo al toro de España Es un poema en alejandrinos asonantes con un verso tetrasílabo ínter estrófico, excepto dos (Víbrate y sálvate) o como emblema al inicio del poema en imperativo. En este poema reconozco cierta similitud con Llanto a la muerte de Ignacio Sánchez Mejías (1934), de García Lorca, a la muerte del torero sevillano y mecenas artístico, cogido en la plaza de Manzanares por un toro de Ayala en 1934. A quien también le lloró Rafael Alberti en Verte y no Verte (1935), y el propio Miguel en Cita fatal, en Poemas Sueltos (1933-1934). No me refiero ya a la similitud entre: Llanto y Llamo, no, sería afinar demasiado, sino en palabras como «bronce y piedra» que veremos más adelante, o las desmesuradas visiones metafóricas de ciertos verbos surrealistas. Algunos investigadores creen que tiene influencia de Poeta en Nueva York, sin embargo, esto no es posible ya que esta obra se editó por primera vez en 1940, un año

después de El hombre acecha. E incluso en Fuerza del Manzanares ya alude MH a La voz del bronce no hay quien la estrangule. El toro representa, no a la España geográfica sino al pueblo español86, a los españoles agredidos en su libertad. Desde la antigüedad y el mítico rey de Tartessos Geryón, donde los toros y los bueyes fueron considerado animales sagrados, y de alguna forma emparentado con las fuerzas divinas de un ser enviado por los dioses para ayudar al hombre en duro el trabajo de sobrevivir. En tauromaquia aparece el toro como símbolo de la perfección de la fuerza pura que lucha por sobrevivir. Y además emparentados con los toros ibéricos de Guisando, en una demostración de virilidad, coraje y fuerza más allá de lo terrenal. Los berracos ibéricos encaramados a las entradas de los pueblos de Castilla. O actuales monumentos al toro, caso de la manada de cinco bronces bravos en la plaza de España, frente al coso alicantino. Para profundizar en la tauromaquia nada más aconsejable y provechoso que leer la enciclopedia del vallisoletano José María Cossío, patrón y protector de Miguel Hernández. Además de recopilación de abundante poesía sobre el toro y la influencia de Rafael Morales Poemas del Toro, según Arturo del Hoyo. En este poemas MH nos muestra a un toro mermado en su «vitalidad trágica», moribundo, ya no es el toro aquel de Perito en lunas (conocidos títulos por las anotaciones que el propio poeta dictó a Federico Andreu Riera)87 cuernos como luna menos cuarto. Con el lomo de colores, que entero y veloz, como una flecha sale del arco contra los picadores, en un irreconocible hipérbaton: Por el arco, contra los picadores, del cuerno, flecha, a dispararme parto.

Tampoco es el toro de amor del soneto que empieza con el verso en encabalgamiento de como el toro he nacido para el luto y el dolor, o ese toro telúrico que se crece en el castigo, en los desplantes de la amada, y que «lleva al cuello un vendaval sonoro», un cencerro, que «sigo y te persigo», pero al final «burlado» por los devaneos posiblemente debido a las traiciones de Maruja Mallo, según algunos autores. Ella había pintado los decorados para Los hijos de la piedra. En este poema el toro aparece en el último tercio, ha doblado la patas, está noqueado, como el toro de España, al final de la Guerra Civil. Con los imperativos de álzate, levántate, despierta, le pide que tome aire, aliento, que respire luz-vida, que concentre la fuerza de los mares bajo su piel cerrada. Cerrada como la tela de una talega (piel-talega) que guarda la carne, esqueleto y sangre. Continúa el poema pidiéndole al toro que despierte, le recuerda que un toro bravo se crece en el castigo cuando le acomete con traiciones lobunas. Pero el toro resopla, ahora le pide que se levante con ese despliega tu esqueleto, enarbola tu frente con rotundas hachas- (saca los temibles cuernos), dos herramientas de asustar a los astros, y sigue

con astas de tragedia. Sigue el poema repitiendo cinco veces: toro. Recuerdo ese repetido emblema del poema de Federico: «qué terrible cinco de la tarde, eran las cinco en punto..., eran las cinco en todo los relojes...» Desencadénate. A desollarte vivo vienen lobos y águilas (el enemigo fascista en otra alusión es el grajo) que han envidiado siempre tu hermosura de pueblo. Yérguete. No te dejarás castrar... tus atributos de varón abundante aprecio similitud con «por varón en la ingle con un fruto»88 , por esa mano felina que pretende arrancártelos de cuajo. Son las garras del tigre rememoradas en el hombre, ya explicadas en Canción Primera. Víbrate. No quiere que le absorban el tesoro de la sangre, que no le quiten los ojos en arrebatarán los ojos minerales. El adjetivo «mineral» muy usado por Miguel, esos ojos de carbón, o «metal fresco», o ese «azabache de cristal negro» de los ojos de Platero de Juan Ramón Jiménez. Uso de la incoherencia surrealista y sensorial de «ojo mineral» con sangre dura de Ignacio, en el poema de Federico. O como acaba la estrofa con torrencial mercurio. Revuélvete. Vuelve al puro surrealismo incoherente al dictado de la escritura automática y la imagen surrealista con quisiera quitar la piel al sol. Una de la metáforas más desmesuradas que he leído jamás, tan sólo comparable al Himno al sol de Espronceda, cuando escribe: «Para y óyeme, ¡oh sol!, yo te saludo / y estático ante ti me atrevo a hablarte». Se refiera a despellejar la piel del toro de España como al sol de España. Repite lo de castrar, con ese poder de fecundar las piedras. Federico ya recoge y repite en el símbolo complejos de «piedra», unas veces como muerte, otras como «la piedra es frente» o inmisericorde que no empapa la sangre de Ignacio. Abalánzate. Empieza el verso en el bronce y en la piedra has mamado. Bronce como esculturas de los toros. Reconocemos «bronce» en un poema de García Lorca: Por el olivar venían, bronce y sueño, los gitanos. la cabeza levantada y los ojos entornados.89

En el soneto número 17 de El rayo que no cesa, ya lo había recogido en el verso 7, el sentido de la piedra como poder primigenio, con y su vasto poder de piedra y pino... En la ilustración aparece en primer plano el toro dormido en la dehesa, detrás la famosa foto de Robert Capa, de un miliciano alcoyano en el momento caer abatido, y en segundo plano una columna de estilo mudéjar que nos da idea de la España más tradicional, y con un sol, como un inevitable icono de nuestro país.

Rusia y La fábrica-ciudad (ver páginas 31 a la 34) Estos dos poemas son fruto del viaje que realizó Miguel a Rusia para el V Festival de Teatro en Moscú, poemas escritos como agradecimiento a esa nación por la ayuda aportaba a España republicana, sin olvidar el oro de Moscú, y que ya quedó analizado en el apartado b) de este ensayo. Métricamente son serventesios alejandrinos en rima consonante. Son tres poemas: Rusia. La Fábrica ciudad y el tercero titulado España en ausencia, que no se incluyó en el libro. Rusia es un poema que no tiene más valor que el descriptivo del viaje En trenes poseído de una pasión errante/por el carbón y el hierro que lo provoca y mueve,/. Como parte del viaje también se hizo por aeroplano, como ya se dijo: desde París a

Moscú, escala en Estocolmo nos dice y en tensos aeroplanos de plumaje tajante/ recorro la nación del trabajo y la nieve. En la penúltima estrofa da vivas a Lenin, con lo que reafirma su afiliación al Partido Comunista, carné que rompió Josefina, por las circunstancias tan peligrosas que se vivieron en la posguerra durante el franquismo. Se arrojará, me advierte desde su tumba Lenin, con pie de mármol y su voz de bronce quieto [...]

Para la lámina correspondiente al poema La fábrica ciudad, he tomado el verso número 13: La fábrica se halla guardada por las flores... He seguido con las descripción del verso: Chimeneas de humo largo, sordo, grasiento,/ acosan con penumbra a las creadoras masa. Dibujo a un con un minero por el verso: Irradian los carbones como el sol, las calderas. Para finalizar con para hacer un tractor capaz de arar el mundo. Recojo la tercera estrofa de España en Ausencia, por su interés en conocer los países por lo que sobre viajó: Me empuja entre celajes la hermosura por Francia, Holanda, Dinamarca y Suecia, a la Rusia que sueño mientras la gleba oscura de mi cuerpo se pone pálida y menos recia.90

El soldado y la nieve Parece ser que este poema de congelación lo escribió Miguel en diciembre de 1937 en el frente de Teruel, cuando estuvo destinado en Valencia, y fue publicado en la revista Nuestro Ejército, Barcelona, número de mayo y junio del 3891.

Está

compuesto

por

serventesios

alejandrinos,

excepto

un

encabalgamiento apreciado entre los versos: uno y dos de la segunda estrofa. En el primer verso interpreto que al mes de diciembre se le han congelados los dos labios, por dos filos, ya que no rimaría con hilo del tercero. Hace tanto frío que hasta se congela el aliento, las propias palabras se congelan, el frío es

una maldición del cielo. Al decir lo resopla desde los cielos, es evidente que se resopla con los labios, un diciembre que baja de los cielos congelados, de arriba, como una llama seca, sin vida, apagada, frío aliento que ataca a los soldados, como una mano blanca asesina. Tanto el hielo como la nieve son elementos que aparecen con frecuencia en la cosmovisión poética de Miguel. En El rayo... aparece nieve cinco veces, en el soneto 5 como pavorosa nieve, en el 7 esclava nieve, en el 16 la nieve no

ocupa de ella, en el 21 la nieve transitoria. En una ingeniosa metáfora, con variable de antítesis es una soledad de galopante luto, es la muerte blanca, pisada por los descalzos caballos del Apocalipsis. En Perito en lunas, según Concha Zardoya, el adjetivo blanco aparece en 28 octavas. Nos continúa diciendo que la nieve como garra de maldad, vuelve el simbolismo de las garras de la canción primera, que no tiene misericordia con los soldados a los que demuestra un desprecio absoluto. Continua la tercera estrofa refiriéndose a la nieve con adjetivos cortantes: hacha de mármol (mármol como lápidas de tumbas) muerde, dentadura, tala, traspasa, desciende, se derrama, deshecho abrazo, soledad. El hacha pertenece a la cosmovisión del poeta, la veremos además en La Elegía a Ramón Sijé: «un hachazo invisible y homicida” o «hachazo estridente». La nieve es hambre cruda y frío, amenaza a los débiles con tremendo rencor, y vuelve con los adjetivos: blanco (convertido ya en un símbolo mortal), y en yuxtaposición los adjetivos eterno, blanco, mortal,

hambriento, silencioso, sombrío (el sombrío lugar de los sepulcros). La quinta estrofa es continuación de la anteriores, nos matiza que la nieve

va levantando lentas y diáfanas barreras,/ estatuas silenciosas (el mármol blanco y helado, en concordancia con hachas de mármol) . De la sexta a la octava estrofa, nos habla el poeta de la ropa de lana que se guarda en los almacenes y talleres textiles y podrían calmar el hambre del frío mortal, pide ropa para los cuerpos de los compañeros. No comprendo la imagen surrealista del huso solar, ni tampoco hogueras con pisadas, con ojos.

Las dos últimas estrofas configuran una reflexión sobre la vida y juegan con la paronomasia «roja» ejército rojo y «roja» «socorro rojo», sangre roja, la que da la vida, y la única que puede conseguir hacer que la nieve sea cálida,

siembra el fuego en la nieve. Es la estrofa más sutil del poema. Y la última, la más difícil de hilvanar, creo que alude, al igual que como el fuego sobre la llama cristaliza (el fuego de la sangre de los soldados «rojos» sobre la nieve cristaliza) se convierta en cristal como el fuego sobre la arena-nieve, y se perpetúan en roca, vuelvan en el recuerdo a los caídos en el frente, recuerdos de los muertos, recuerdos de cenizas, que fecundan la tierra. Los pastores tienen costumbre de quemar el monte para que, cuando lleguen las lluvias, crezcan brotes tiernos para el ganado. La visión de rebrotar está muy arraigada en la visión del poeta. La ilustración aparece un cielo congelado, tal y como empieza el segundo

verso y lo resopla desde los cielos congelados. Congelados como cubitos de hielo. Esta lámina es un homenaje al pintor alemán Otto Dix, que fue soldado en las dos guerras mundiales, y denunció las atrocidades de las guerras en su obras.

Los hombres viejos La virulencia de este poema le ocasionó al poeta varias censuras de amigos y editores, y no fue hasta la edición facsímil de Leopoldo de Luis y Jorge Urrutia (1979, 4ª edición de ZERO-ZYX), cuando llegó a conocerse completo. Y en Poesía completa, (Madrid, Aguilar, 1979) edición de Agustín Sánchez Vidal. También en la edición facsímil de La Casona de Tudanca (Diputación de Cantabria 1981). Son los más extensos del libro y constan de 144 versos, divididos en dos partes. Métricamente son serventesios alejandrinos con rima consonante. Poemas del compromiso y odio hacia la mala injusticia. La I parte empieza con

cinco estrofas para definirlos. Este poema debería llamarse: ABOGADOS Y JUECES, puesto que es una alusión contra la «justiciocracia» de la época. Pero al final debió cambiar el título, bien por prudencia o consejos del editor y son de los más agresivos que escribiera, donde no faltan insultos y tacos «violencia verbal de tipo escatológico». Parece como un poema de desahogo existencial ante la injusticia de la propia Justicia. De contenido satírico contra este gremio, pues sin duda alguna, debió tener algunos encuentros con ellos, o bien de ver y oír cómo funcionaba la justicia en causas abiertas a amigos. La violencia verbal como un desahogo por las barbaries que sucedían en la España republicana. Puesto que Hernández fue detenido con posterioridad a estos poemas y tuvo ocasión de conocerla de cerca cuando fue «defendido» por el abogado madrileño Diego Romero.

Hombres viejos, viene a significar, hombres anclados en un pasado conservador. Porque desde luego que la Justicia, en aquellos años de la guerra civil era desastrosa. Tras introducir saludáis con el ano, empieza la ofensiva, de lo que hacen los jueces y de cómo señalan el delito a los reos. Respiran el aire sangriento de los juzgados, de los presidios siniestros, concedéis los pedos por

audiencia, por el otro lado jodéis, meáis a veces. Continúa con los descalificativos soeces: su agudeza me resulta laxante. No se han hecho para

estos gusanos las manzanas. Hijos de puta, lo repite dos veces. Hombres que vienen del pasado en venís de la Edad Media. Remata esta primera parte diciendo que el poeta tenía veintisiete años. La segunda parte continúa en la misma línea pero más agresiva todavía, si cabe y escribe: coño, cojones, cuernos, putonas, enemiguitos. Viejos

exhombres viejos. «Escombres» es un neologismo.

El vuelo de los hombres Son serventesios de pie quebrado. Es casi un poema épico, una arenga militar. Que no merece para mí extenderme en su análisis. Nos habla sobre el ejército del aire republicano. A los aviadores les llama soldados voladores, vuelos que raptan la piel del cielo, el aparato alado o el impulso mecánico (que también escribió en un borrador), lanzan bombas de llamas y zumbidos. Con «piel del cielo», se me ocurre sustituir piel por miel y quedaría como el libar de las abejas en las flores del cielo. Dice de los aviadores que son juventud de audacia con plumas. Elogia el vuelo significa como la alegría más alta, simboliza sus ansias de libertad, el vuelo de las aves pertenece a la cosmovisión hernandiana. Como en «ave y rayo secular», en poema I, de El rayo...

En la penúltima estrofa les dice a los aviadores que tienen el trabajo de echar abajo el pájaro fraguador de cadenas. Entiendo que se refiere al águila imperial que adoptó el franquismo como alegoría en su bandera. Y la última estrofa la remata, como es propio en el estilo de Miguel, con una moraleja esperanzadora e idealizada de la gloria del guerrero sobre la muerte semejante al poema 15. Es evidente la alegoría del ave Fenix, que resucitó de sus cenizas, con si ardéis, si eso es posible, poseedores del fuego,/ no dejaréis cenizas por rastro, sino gloria./ [seréis] Espejos sobrehumanos [héroes] que iluminaréis la creación, la historia. No está bien rematado porque al elegir la rima: historia con gloria, nos deja despistados, lo mejor hubiese sido al revés, y me permito la licencia: [No dejaréis cenizas por historia sino héroes con gloria.]

El rigor de MH, en el uso estricto de las rimas y el metro, descalabró muchas estrofas, nos dejó a oscuras, con sentidos diferentes al verdadero sentir. Menos mal que la poesía superó ese obstáculo del metro y ha quedado accesible para todos.

El hambre Este es un poema de los más elaborados por Miguel. Se conocen cuatro esbozo, y uno de los más complejos del libro, sometido a dudosas interpretaciones, dividido en dos partes. La primera parte creemos se refiere al hambre físico, y la segunda al hambre espiritual, hambre de justicia. En casi todas las estrofas se repite el estribillo hambre. Nos trae imágenes de el hambre paseaba sus vacas exprimidas,/ sus mujeres resecas, sus devoradas ubres. En conjunto habla de la malas condición de los jornaleros, puesto que los capataces de las fincas pagaban a los jornaleros con plomo (a escopetazos o con cartuchos de escopetas), jornales que eran de sol a sol al precio de la sangre, ganados los jornales con el esfuerzo del trabajo del yugo de los bueyes, que ya conocemos del niño yuntero del Viento del pueblo. Y acaba la estrofa con golpes en los lomos, se semeja el verso sexto del niño yuntero donde se lee a los golpes destinados.

El poeta se queja del hambre, mostrando la miserable vida del campesino pobre, que solamente posee sus manos, la hartura de los amos ricos, tristes recuerdos de su infancia. En el verso cerdo con un origen peor que el de los cerdos, nos hace una paronomasia, ya que el primer «cerdo» es un insulto al de las barrigas satisfechas. Se lamenta del hambre que pasaban los niños jornaleros, como su propia hambre, en otros poemas nos habla de «niños igual que agujeros secos». En el verso ladrabais cuando el hambre llegaba a vuestras puertas, puede referirse a que cuando algunos mendigos llegaban a los cortijos, los amos cerraban la puerta y ladraban semejando a perros, al objeto de que el mendigo se marchara asustado por los ladridos del supuesto can. Es como el cartel actual de: ¡cuidado con el perro! En higuera fosca, se refiere a la higueras silvestres o que tienen huecos en los troncos como madrigueras de alimañas y por lo general no producen higos ni brevas. En la segunda parte nos encontramos con un hambre espiritual, el hambre es el primero de los conocimientos, la ferocidad de nuestros sentimientos, y ese estómago que orina, es un hallazgo poético de muy buen ingenio, una metáfora de vejiga hipertrófica. Vuelva la imagen del tigre como hombre fiera hambrienta. El último verso hubiera acabado mejor con [mi canción espera], pero la evidente rima disminuye su valor expresivo.

El herido Poema estrófico. Serventesios alejandrinos con pie quebrado (ABAb), dividido en dos partes. Un poema de alto valor metafórico. Se inicia con una dedicatoria «Para el muro de un hospital de sangre», se refiere a los hospitales de primera línea de combate. Muro como puesto de resistencia que atiende a los heridos en la batalla. Es un homenaje a los heridos (heridos re repite 6 veces). La primera estrofa es telúrica. La visión es la siguiente: Muertos y heridos en un campo de trigo, la sangre ya no brota, después de una batalla. En cuerpos luchadores, son cuerpos de soldados. Chorros calientes, sangre fresca no seca. Roncos surtidores. Ya no brota la sangre del manantial de los cuerpos heridos.

La segunda sigue la línea anterior. La visión es que hay sangre empapando la tierra, hay heridos con graves heridas. En la sangre llueve siempre boca arriba, brota como surtidor. En el verso las heridas suenan, usa «suena» palabra muy usada por los el modernismo. Rubén Darío, A. Machado o Juan Ramón Jiménez. En celeridad de vuelo, se refiera a una herida abierta, manante, sangrante. La sangre es como una ola del mar. Entre los heridos aún hay vida. En el gran cometido de sangre, que quisiera perder por las heridas, simboliza la sangre que fecunda la tierra, aquí la madre-patria. La segunda parte quisiera expresar que no importa perder sangre si es por la libertad de España, lo explica repitiendo el encabezamiento de tres estrofas Para la libertad. En la penúltima estrofa cargada de gran complejidad, el poeta alcanza un estado de gracia insuperable. Entendemos que no importa quedar ciego, cuencas vacías de los ojos, porque la libertad «ella» pondrá dos piedras de futura mirada. La libertad te dará ojos nuevos, o que la libertad dará nuevos brazos y nuevas piernas de la carne talada por «amputada». Y ya la última estrofa una verdadera obra maestra: Retoñarán aladas de savia sin Otoño reliquias de mi cuerpo que pierdo a cada herida. Porque soy como el árbol talado, que retoño: porque aún tengo la vida.

El poetas nos hace un paralelismo entre el hombre herido que pierde su sangre y el árbol talado que pierde savia, pero ambos, a pesar de sus heridas de muerte aún les queda vida y retoñarán o sanarán.

Carta En la primera parte hace una metáfora entre buzones y palomar, por la semejanza de los buzones con los casilleros para palomas. Las palomas mensajeras son cartas que traen noticias, cartas con alas blancas de palomas mensajeras. Con oigo un latido de cartas, el poeta llega a alcanzar un lirismo espiritual, cartas con corazón latiente, el oído del corazón que va acercándose como palomas mensajeras. En la poesía hernandiana hay una correlación de semejanza entre palomas y cartas. También alude a ciertas asociaciones, malherido por la ausencia, porque cuando añoras a una persona fallecida o ausente, imaginas verla, por eso dice, por donde voy, con las mujeres y con los hombres me encuentro.

El estribillo dice que aunque esté muerto, él seguirá contestando las cartas. La segunda parte alude a las cartas leídas y releídas, antiguas, que guardadas se agujerean, enmohecen, la tinta agoniza, como un breve cementerio. La tercera parte nos comenta la alegría de escribir, de contestar la cartas que se reciben, se emocionan los tinteros: los negros tinteros fríos se ponen rojos y trémulos. Dice que escribe con sus huesos y con la sinceridad de sus sentimientos. Vuelve a la metáfora de paloma mensajera y carta que va con las dos alas plegadas. Y al final imagina con erotismo que cuando la amada reciba esa carta, lo hará desnuda, y la pondrá sobre su pecho para sentir con más vehemencia el calor vivo del amado. Hoy día es difícil entender esta ausencia de cartas, puesto que prácticamente se ha perdido el estilo epistolar. La cuarta parte, nos habla sobre el misterio de las cartas que llegan tarde a su destinatario porque éste acaba de morir, pero estas cartas quedan vivas junto a los muertos, en los bolillos de los uniformes. Continúa el romance con la recibiré dormido, si no es posible despierto, que coincide con el sentido del estribillo, puesto que recibirá la carta tanto si está vivo como muerto. Y muerto aún, los labios temblarán al rememorar tus besos...y han de repetir: te quiero. En un borrador titulado «Las castas», comienza así: Te escribo con la imborrable / tinta de mis sentimientos / paloma escrita con sangre /paloma sin dirección... Como se puede apreciar muy semejante al publicado.

Las cárceles Este poema es un ansia de libertad. El tema es la cárcel, dividido en dos partes, es un poema en el que el discurso contiene momentos de delirio surrealistas, aunque cuando escribió estos poemas aún no había sido detenido, ya que lo fue por primera vez el 7 de mayo de 1939 en Portugal. En la primera estrofa nos dice que las cárceles

como seres tenebrosos se arrastran por los juzgados en busca del hombre, de un pueblo, lo absorben y se lo tragan. En la siguiente estrofa del metal tiene sentimiento humanos, en llanto de la espada puesta sobre los jueces, la

espada de la justicia burlada por los propios jueces, puede existir un paralelismo con Espadas como labios, (1932) de Aleixandre. Continúa con el llanto y el telar de lágrimas en las cárceles, las perdices roncas (roncas de cantar en épocas de celo que suele ser entre febrero y marzo). Se da contra las piedras la libertad (se da contra los muros de la cárcel). En la sexta estrofa interpreto que el hombre encarcelado cosecha plumas para ganar su libertad. En el siguiente las aguas del mar son la libertad, y destroza las alas que le han crecido y se las destroza como un rayo amarrado (metáfora de pájaro enjaulado) por escapar de las rejas de la ventana y se clava los dientes de dolor. La segunda parte escribe que en la cárcel no se pelea por un buey

desmayado muerto, sino por un caballo que ve pudrir sus crines, este caballo el un hombre que se pudre en la cárcel. Nos habla de la libertad con

desencadenad el corazón del mundo, iguala las cárceles a las fieras con voraces cárceles / donde el sol retrocede, el sol retrocede cuando llega al ocaso y se tiñe de un rojo mortal. La libertad, la aprecia el hombre encarcelado, y el poeta se imagina dentro de la cárcel como si él mismo estuviera dentro, como si, se pudiera cumplir la condena otro. En la estrofa que empieza cierra la

puerta... nos dice que por mucho que ata duro a ese hombre no podrán atar su alma, ya que el alma es de Dios. Sobre las cadenas y sus eslabones, hierro venenoso, (eslabones como nudos unidos a los nudos siguientes hasta agarrar la hombre al final atado). En la última estrofa, un hombre con la oreja aplicada (espera) a que las cárceles se abren al grito de ¡libertad!, las cárceles vuelan, son libres son las aves.

Pueblo Este poema bien se pudo llamar «Las armas del pueblo», puesto que el nombre armas se repite directamente siete veces, abundan alusiones armamentísticas: proyectil de hueso, ametralladoras, cañones, dispara, explosión, desarmado. En algunas estrofas sigue usando la yuxtaposición de varios adjetivos, modelo de sintaxis que tan buenos resultados le da, con esta forma de enumerar se consigue dar velocidad a las estrofas. Serventesios de pie quebrado. El segundo verso en hipérbaton Signo de cobardía son: las armas mejores. Lo que invoca de alguna manera la idea de que la guerra se debería hacer como en el pasado con igualdad de armas, y no con la ventaja de cobardes ametralladoras y cañones. Las sofisticadas armas modernas las vemos actualmente en la guerra de Irak o contra los palestinos de Gaza. El hombre sigue matando a ciegas y sin honor, desde los aviones o helicópteros. ¿Y qué hace la ONU? Nada.

Con la última estrofa repite el simbolismo del poder de los muertos, y nos hace la antítesis entre «hombre desarmado» y «firme bloque». Fue publicado en Ayuda, junio del 38. Para la ilustración he tomado la última estrofa: Un hombre desarmado siempre es un firme bloque: sabe que no es estéril su firmeza, y resiste.

El tren de los heridos Serventesios endecasílabos trocaico con un verso tetrasílabo en blanco o suelto. Contiene la misma fórmula de repetir un estribillo o bordón con Silencio semejante al usado en «Llamo al toro de España». Contiene un gran significado patético. La idea general es la entelequia de un tren que como un barco fantasma aparece en una vía muerta, y va derramando piernas, brazos, ojos, y que no se sabemos muy bien a dónde se dirige en la noche de la esperanza. El poeta clama ¡silencio! hasta ocho veces para que nos detengamos a contemplar la tétrica escena de un tren moribundo que no puede detenerse por lo delicado de su carga: heridos de guerra, los números anónimo de un logaritmo bélico. El primer verso contiene una epanadiplosis silencio que naufraga en el silencio. Figura literaria usada ya por Góngora en Soledad, en el verso trece escribió arrima a un fresno el fresno -cuyo acero, / sangre sudando... Miguel repite silencio como un periodo de silencio musical, los silencios son tan importantes como la propia música. Aquí funciona como un adjetivo «naufragado» reforzando el énfasis de un silencio máximo, total, que nos suplica al lector. Insiste sobre el silencio con bocas cerradas de la noche, y agrega noche como símbolo de alevosa nocturnidad del crimen. En el tercer verso no cesa de callar ni atravesado es otra alusión a boca cerrada, y pudo haber escrito sin rechistar. En la estrofa cuarta vuelve con ...lenguaje ahogado de los muertos, evidentemente los muertos no hablan. En la segunda estrofa amordaza las ruedas, los relojes, el ruido de las ruedas de trenes y relojes, molestan en el silencio que se pide, con detén la voz del mar, de las palomas, simboliza los imposible del romper de las olas y el callar del piar de las palomas buchonas. En la última estrofa, pide con un imperativo grito desesperado que se detenga ese tren agonizante (por los heridos) que nunca acaba de cruzar la noche del silencio que naufraga (y así se redondea con el verso del principio o verso arranque). Sin explicación para los dos últimos versos. Recientemente este poema ha sido muy leído por culpa los trágicos sucesos de 11 de Marzo en Madrid. La siguiente lámina es un homenaje a las víctimas de este brutal atentado. Y como se puede ver, delante del tren aparece el número del tren con el guarismo y la letra: 11-M, en clara y evidente alusión a tan fatídica fecha.

Llamo a los poetas Si existe un poema donde podamos profundizar en la poesía de la guerra civil, éste es el poema que Miguel Hernández tituló: Llamo a los poetas, que incluyó en su libro El hombre acecha. Analizado desde la vertiente del doble sentido, podemos hallar en él varias intenciones: una, la de homenajear a sus ya famosos amigos poetas, y otra la de llamar a los poetas para que bajaran a la realidad y le acompañaran en la poesía del compromiso, bélica o de urgencia, y marcharan a los frentes como él mismo hizo. Y además, de alguna forma implícita o negligente omitió otros nombres de amigos poetas (entre ellos a mujeres), a las que no nombró, quizá por su poco prestigio literario en esos momentos tan delicados de la contienda u otras razones. Ante este dilema sería muy provechoso conocer, aunque sea someramente, quién es quién es este poema que tantos quebraderos de cabeza ha dado a los analistas de su obra.

A Federico le nombra dos veces y ninguna con el apellido. Aparece un Juan que no se sabe ciertamente de quien se puede tratar pero se especula con el de Gil-Albert, y dos antonios para repartir entre tres apellidos: Machado, Aparicio y Oliver. El resto de los poetas aparecen implicados en todos los frentes contra el fascismo. Libros y armas, poemas y trincheras. Empieza el poeta con Entre todos vosotros..., tomo silla en la tierra, alude a bajar de la nube en que todos los poetas viven para luchar y convertir los poemas en armas. En alusión a Residencia en la tierra de Pablo, y Pasión de la tierra de Vicente. Sigue proclamando su soledad con ese barroquismo sabéis / lo solo que yo soy, por qué soy yo tan solo/...tan solos yo y mi sombra. Aquí hace un juego de repeticiones malabares de alta factura, otro poeta menor hubiera seguido las reglas de la gramática con estoy yo tan solo, y estropea la belleza estilística del verso. Sigue con la petición de hablemos del trabajo..., donde la telaraña y el alacrán no habitan. Metáfora de querer salir fuera del boquete en que viven, puesto que la telaraña y el alacrán habitan en boquetes oscuros. Ese boquete son los museos, bibliotecas, aulas, lugares sin emoción, sin tierra, glacial o glaciales. Y remata la estrofa con la clarividente expresión de que en esos lugares se verán sus libros en el futuro. La sexta estrofa compuesta de alegorías pavo real como vanidad en la auto-contemplación de la belleza, palabras con toga de la cátedra y del bonete, la pantera de acechos como la fiera que llevamos dentro, y pide claramente que abandonemos la solemnidad. Continúa con metáforas que en definitiva aluden al quitarse las máscaras de la hipocresía y de la mentira, con bajar del pedestal de la alta estima en que se tienen. Pide un acto plañidero como punto de encuentro: llorar sobre la tumba del asesinado Federico García Lorca, como referente espiritual de todos los poetas de la época republicana que fue asesinado en Víznar (GR) 19-08-36, como ya se ha dicho. MH fue eludido y ninguneado por Lorca «le tenía alergia» deja bien claro que no le tenía ningún rencor, nobleza probada. Continúa con otras estrofas alegóricas, los poetas son sembradores de esperanza, y a la vez, de lo efímero de ser poeta, y acaba con una invitación a nadar en la aguas de la verdad, y aquellos que han mentido o no se han implicado, el labio de la verdad los delatará en la historia. Al final de 1938, MH, enfermo, se da cuanta de su debilidad y de la debilidad de la República, y aprecia o se da cuenta, que no todos los intelectuales han dado el «callo», si se me permiten la expresión, y como un ángel solitario desciende a la tierra para pedir ayuda terrenal, cuando en la segunda estrofa de este poema testimonio escribe: lo solo que yo soy, por qué soy yo tan solo/. Andando voy, tan solos yo y mi sombra. La estrofa primera de «llamo a los poetas»: En la tercera estrofa hace Miguel una relación de apellidos de poetas: Alberti, Altolaguirre, Cernuda, Prados, Grafías, Machado, Juan Ramón, León Felipe, Aparicio, Oliver, Plaja, hablemos de aquello a que aspiramos: Por lo que enloquecemos lentamente.

Y en una arenga casi militar les pide que se quiten la máscara de hipócritas, que se reconcilien, de lo efímero de ser poeta con una racha de Otoño nos deja moribundos/ sobre la huella de los sepultados, pero, reconoce que son útiles porque saben dar esperanzas «con el terrestre sueño que alentamos». En la treceava estrofa quiere poner nombres a los apellidos de la tercera estrofa: Hablemos, Federico, Vicente, Pablo, Antonio, Luis, Juan Ramón, Emilio, Manolo, Rafael, Arturo, Pedro, Juan, Antonio, León Felipe. Hablemos sobre el vino y la cosecha.

Y si comparamos esta lista de nombres con la anterior nos damos cuenta de que se repiten poetas y aparecen otros nuevos. Y este artículo quiere poner en orden la lista de poetas, cuyas interpretaciones han dado mucho que hablar a los analistas, en alguna ocasión comentados por Leopoldo de Luis y J. Urrutia. Sin embargo, creo, que puede y debe ser ampliado por la importancia de los nombres evocados u omitidos. Los nombres invocados en Llamo a los poetas ya aparecen en el libro: Poetas en la España Leal, Ediciones españolas, Madrid-Valencia 1937, excepto Juan Ramón Jiménez, Aleixandre, ni Neruda por ser extranjero. A Federico García Lorca no lo puede llamar porque fue asesinado. Ramón Sijé murió el 24 de diciembre de 1935, no fue nombrado. El nombre de Antonio se repite dos veces, uno Antonio para Machado y el otro para su amigo el cartagenero Antonio Oliver Belmás (1903-1969), quien no fue poeta de guerra ya que sus «loas» fueron publicadas en 1947, aunque sirvió en el Frente Sur dirigiendo una emisora de radio, según el artículo de Pilar C. Zarco y Verónica G. Ortiz en El Eco Hernandiano. Antonio Oliver marido de Carmen Conde Abellán, poetisa y la primera mujer académica de la RAE, que ocupó el sillón K, matrimonio «amigos incondicionales y desprendidos...» según Ramón Pérez Álvarez (Biblioteca Hernandiana), ambos fueron muy importante en los inicios del «lunipastor», ya se ha comentado lo del recital Perito en lunas del con su famoso cartel de Paco Díe, perdido en el tren. Pero su amiga Carmen Conde queda silenciada en Llamo a los poetas, porque como puede leerse no hay ninguna de sus amigas poetisas: Carmen Conde, María Cegarra o María Zambrano. Esta callada de MH debería ser estudiada. A Juan Ramón Jiménez (Moguer,1881-1958) le nombra inútilmente, la República le envió a Puerto Rico y a los EE.UU. Luis Cernuda (Sevilla 1902- Méjico1963), en 1938 marchó a Inglaterra invitado por su amigo Stanley Richarson, donde fue lector de español en Glasgow. Miguel Hernández nombra a Manolo para Altolaguirre, (Málaga, 1905-Burgos, 1959), cofundador como ya se ha dicho de la revista malagueña Litoral con Emilio

Prados, posteriormente, Altolaguirre desarrolló una labor de impresor en la colección Héroe, donde Miguel Hernández publicó El Rayo que no cesa en el 24-01-34, además este poeta e impresor obtuvo el Premio Nacional de Literatura en 1933 por su libro La lenta libertad. Perteneció a la redacción de la revista Hora de España y le publicó también a Juan Gil-Albert Misteriosa presencia, a Rosa Chacel, a Emilio Prados, a Morillo Villa... El nombre de Emilio es sin duda para Prados, (Málaga,1899-Méjico,1962), estuvo en la Residencia de Estudiante donde conoció a todos los de su generación, los del 27, según Pepín Bello, «no ganó una pesetas en su vida y, además pretendía socorrer a otros». Rafael para Alberti (Puerto de Santa María, 1902-1999), «tenía una memoria de elefante» se hizo comunista cuando se casó con M.ª Teresa León en el 30. El nombre de Juan se debe referir a Juan Gil-Albert, el más activo en la redacción de la revista «Hora de España», donde conoció a MH en la Ponencia Colectiva. Arturo es para Serrano Plaja, poeta madrileño (San Lorenzo del Escorial, 1909California 1979), a quien Miguel Hernández conoció en Madrid en su primer viaje a la Corte. Fue quien redactó el acta de la Ponencia colectiva del Congreso de escritores en Julio de 1937, donde también participó Miguel antes de salir para Rusia. El nombre de Pedro es para Garfias (Salamanca, 1901-Monterrey,1967) el cual aparece en el Romancero de la guerra civil española, se exilió en abril del 39, y en el 41 publicó en Méjico Romances de la guerra española. León Felipe, nació en Tabarra (Zamora),(1884-1968). Licenciado en Farmacia, al principio se mostró con una poesía beligerante, publica La Insignia (1937), poema de dolorosa intensidad por España y por la humanidad. El payaso (1938), El hacha y Español de éxodo y del llanto (1939). Aunque el editor de Poetas en la España leal, no le apreciaba mucho, exilió en Méjico en 38. No nombra a Lorenzo Varela que en el 36 se afilió a la Alianza de Intelectuales Antifascistas, voluntario para el campo de batalla en la 11ª División bajo el mando de Líster, participó en el II Congreso. Al finalizar la guerra pasó los Pirineos y estuvo en el campo de concentración de Sain Cyprien (F), luego pasó a México y a la Argentina. Falleció en 1978. Tampoco nombra a José Bergamín editor de Cruz y Raya, ni a sus amigos de Orihuela, quizá no por olvido, sino porque no había que llamarse. Ni a Rafael Dieste, que perteneció a la Alianza de Escritos Antifascistas, participó en el «Romancero de la guerra civil» con MH, en el 39 se exilio en Francia, Rótterdam, Montevideo y Buenos Aires, regresó a Galicia en 1961. Luis Felipe Vivanco Bergamín (San Lorenzo del Escorial- 1907-1975), arquitecto y poeta, sobrino de José Bergamín, autor Cantos de primavera, en 1936, se pasó al bando de los sublevados. O José Herrera Petere (Guadalajara 1909-1977), poeta de guerra. Muchos escritores se exiliaron «a la primera de cambio»: Juan Ramón Jiménez, Luis Cernuda (aunque regresa a Valencia en el 37), Azorín, Baroja, Ortega y Gasset, Arturo Barea, Pedro Salinas, (Lorca, Valle-Inclán y Unamuno muertos en el 36). María Zambrano, fue valiente y consecuente con sus ideales, se había casado con el historiador Alfonso Rodríguez Aldave el 14-09-36, fue nombrado secretario de la Embajada de Chile, a mediados de 1937 se vinieron los dos desde Chile a Valencia, y se incorporó en la redacción de la revista Hora de España. V. Aleixandre estuvo enfermo casi durante toda la guerra, no se exilió, y no fue un auténtico poeta de guerra a pesar de que publicó

El Fusilado y Oda a los niños de Madrid muertos por la metralleta. El chileno Neruda vivió en España entre 34 y el 38, marchó a París y vivió junto al matrimonio Alberti. Los auténticos poetas belicosos fueron los jóvenes: Altolaguirre, Alberti y su mujer, Plaja, Gil-Albert, Moreno Villa, Rafael Dieste y Lorenzo Varela, Bergamín, Petere, Emilio Prados. La conclusión a la que llego es que la poesía comprometida, urgente o de guerra es una arma peligrosa, a la que temen todos los dictadores y regímenes totalitarios, porque la palabra jamás muere y persiste como la de Miguel, porque se ha convertido en llama eterna y símbolo de poeta auténtico y consecuente con sus ideales, hasta pagar con su vida.

Oficiales de la VI división Serventesios endecasílabos trocaico, dedicados a los Oficiales de la 6ª División del ejército republicano en el Sector de Levante, en cuyo poema les invita a que sean

imaginativos, que nunca se hagan prisioneros. A las divisas, que se llevaban en el pecho lo oficiales, (estrellas de 5, 6 u 8 puntas), les llama los luceros del soldado. En definitiva un general, un oficial, o su suboficial, no es más que un soldado con graduación, con responsabilidad de mando. En las dos últimas estrofas, alude que sin son víctimas del cañonazo, serán pagados con miradas femeninas, es decir, serán recompensados con alabanzas, o si vamos más allá en el concepto de guerrero y gloria, las hurí de los musulmanes, bellas mujeres con la que sería recompensado el guerrero muerto en batalla. Los dos últimos versos, significan que como último homenaje, en el pueblo de nacimiento «el vientre y la cantera» se os pondrá una placa en una calle con vuestro nombre para que os recuerden y os alaben. Miguel estuvo destinado en el Sector Levante, y según cuenta Josefina Manresa, estuvo en el asedio de la capital de Teruel. Teruel cayó en manos de frentepopulistas a finales de diciembre de 1937. Entre los prisioneros se hallaba el Coronel Rey D´Harcourt y el obispo de la Diócesis que fueron trasladados a Barcelona. Fue una batalla larga e intensa por el intenso frío y lo abrupto del terreno. La conquista de la capital de Teruel duró poco tiempo en poder del ejército de la República. Dejad los mapas y los cartapacios, Y ese color caído de estudiantes. Es hora de entregar a los espacios Vuestra imaginación de comandantes.

En la lámina se puede ver la efigie de Buenaventura Durruti, muerto en Madrid en el 36 por una bala perdida. Las medallas y condecoraciones son la materialización de la sangre de los héroes. Manuel Roberto Leonís me recuerda que el 7 aparece como un número cabalístico, una fijación de Miguel por este número (7 veces arma en el poema Pueblo, 7 veces sangre en el 18 de julio).

18 de julio 1936-18 de julio 1939 Un soneto de versos alejandrinos. Antes de aparecer en el libro, fue publicado en Ayuda, en 1938. Uno de lo seis últimos poemas que escribió, recogido por Concha Zardoya de un facsímil del primer borrador. Con una metáforas surrealistas la sangre

enturbiando mares sobrecoge trenes (la atribución de cualidades de ser vivo sobre el objeto inanimados son ejemplos de sinestesias del expresionismo). Empieza con Es sangre, no granizo, lo que azota mis sienes./ Son dos años

de sangre: son dos inundaciones./

En desalentando toros donde alentó leones, podemos apreciar el sentido de que esa sangre que un día dio vida al león (el pueblo español) ahora no le proporciona el suficiente vigor desalentar toros (el pueblo español), por ello este león y este toro son la misma alegoría. A mí, particularmente, me hubiera gusta otro título, por ejemplo «Chocar de sangre», puesto que siete veces contiene la palabra sangre. Como alegoría a la inagotable fuente del elemento vital, tan enraizado en la poesía de Hernández, brotado de los cuerpos durante los dos primeros años de la contienda. Es la sangre coloreada de rojo vivo como símbolo cromático. En Viento del pueblo, ya recogió el símbolo de la sangre: Sangre que no se

desborda,/juventud que no se atreve. O también sangre es el cristal que no se empaña. O también Sangre, sangre por árboles y suelos,/ sangre por agua, sangre por paredes. En Obras Escogidas de 1952, cuidada por Arturo del Hoyo, se le cambió el título por «Es sangre y no granizo». Haciéndolo coincidir con el primer verso del poema. La ilustración sigue el dictado del verso 12: sangre donde se puede bañar la

muerte apenas:/fulgor emocionante que no ha palidecido...

Madrid Madrid se había convertido en un objetivo decisivo durante la guerra civil, su defensa suponían prolongar la esperanza republicana. Por ello los poetas se encargaron de escribir poemas de aliento, no sin ver en ellos una cierta melancolía de Madrid. Miguel Hernández ya había cantado a Madrid en Viento del Pueblo con el poema Fuerza del Manzanares con ciertos guiños conscientes, puesto que los Poetas en la España Leal (1937) ya se le adelantaron, y cito: Según Carlos Rovira y Carmen Alemany se le conocen dos esbozos a lápiz en el Archivo Municipal de Elche: «A Madrid» y «Zumo de Madrid.» Del poema Fuerza del Manzanares, recojo algunos versos muy visuales e impresionistas: Al mar, al tiempo, al sol, a ese río que crece, jamás podrás herirlos por más que le disparen.

Estos versos de gran visualidad e imaginación, al agua no le pueden herir las balas por más que le disparen, como si quisiera hacernos participar del cuerpo físico del río, como si quisiera expresar un sentido telúrico que el líquido de la corriente es ajeno a nuestras luchas, la naturaleza es ajena a nuestros odios. Rafael Alberti en su poema Lejos de la Guerra (desde París), escribe también sobre el Manzanares.

[...] Campos sin guerra, os traigo a las atronadoras, desangradas orilla del pobre Manzanares, un saludo enramado de sus libertadores, destrozadas encinas y partidos pinares.

Otro poema de Alberti, titulado Defensa de Madrid, publicado en el Romancero de la guerra civil española, pág. 71-72, escribe: Madrid sabe defenderse con uñas, con pies, con codos, con empujones, con dientes, panza arriba, arisco, recto, duro, al pie del agua verde del tajo, en Navalperal.

Otro poema de Alberti, se titula Madrid-Otoño92, y publicado en Poetas de la España leal. 1937. La 5ª estrofa dice: Capital ya madura para los bombardeos, avenida de escombros y barrios en ruinas, corre un escalofrío al pensar tus museos93 tras de las barricadas que impiden las esquinas.

Miguel conoce este libro perfectamente, porque colaboró en él con tres poemas, y en el primer verso escribe De entre las piedras, la encina y el haya, vemos la conjunción entre «encinas y el haya», semejante al de Alberti «encinas y pinares». Manuel Altolaguirre escribió un romance triste de alta factura que lo tituló Madrid, 1937.

[...] Aquí en Madrid, de noche, solo, triste, mi frente con el frente son sinónimos y sobre mi mirada como llanto se derriban los héroes, caen hundidos por el abismo verde de mi cara.

El poeta orcelitano, escribe en la tercera estrofa Un ansia verde y un odio dorado/ arde en el seno de aquella paredes. La semejanza parece estar hecha adrede, entre «abismo verde» con «ansia verde», son palpables. Además de la melancolía que condensa todo el romance de Altolaguirre, puede existir cierta reciprocidad de influencias, puesto en el mismo poema continúa «Aquí en Madrid, delante de la muerte mi corazón pequeño...» ¿Es este «corazón pequeño» un oximorón con aquel «corazón desmesurado» en El rayo que no cesa? El malagueño José Moreno Villa, escribió un romance titulado Madrid, frente de de lucha, el séptimo verso empieza: Caras sin color que emigran de los campos toledanos; niños, viejos, mujeres que fueron algo, que fueron la flor del pueblo, y hoy son harapo.

Miguel dedica su segunda estrofa a niños y mujeres, cuando se refiere a la mujer no es coincidencia del nombre sino del significado «mujeres que son filos» en presente con «mujeres que fueron flor» en pretérito, y escribe: Niños iguales que agujeros resecos, hacen vibrar un calor de ira pura junto a mujeres que son filos y ecos hacia una hondura.

Emilio Prados escribe un poema Ciudad eterna (Madrid 1937), y empieza: Menos dura la piedra al ímpetu constante del tiempo que la empuja: que la transforma lentamente en rosa....

Madre España Un poema en alejandrinos con un verso en bisilábico, el título del poema es muy acertado puesto que contiene trece veces la palabra: madre. El razonamiento es la relación telúrica de la naturaleza divina que nos ha engendrado a través del «puente» de nuestra madre genética, simbolizando tierra con España «piedra estoica» que se sobrepondrá a todos los males. En el verso Tierra que voy comiendo, que al fin me ha de comer, es una forma de cerrar el círculo biológico de la vida, «una suerte de teofagia, la tierra, divinizada en su poder genesiaco...» explicado por los autores L. De Luis y J. Urrutia. Entre el penúltimo verso de la estrofa sexta y séptima encuentro un retruécano Con más fuerza que antes, volverás a parirme, y en el verso segundo de la estrofa séptima, lo dice haciendo un hipérbaton, cambia el orden volverás a parirme con más fuerza que antes. Sin la coma ya que la preposición «con» del principio se convierte en coordinada de la frase. Continúa el poema arengando en el sentido que olviden las rencillas personales, las echen a las orillas de vuestro corazón, puesto que son pequeñas y sin importancia ante la gran misión de defenderla ante los fascistas: los grajos crecen de todas partes. Es tanta la necesidad de defender la España dividida en dos pedazos, que escribe unos versos lúgubres y macabros, al estilo de Espronceda o Zorrilla donde hasta los muertos quieren levantarse, incluso hasta los más antiguos oscuros muertos pugnan por levantarse, / y fundirse con nosotros y salvar a la madre-tierra-España. Hay un poema del murciano Santiago Moreno Grau (1911-1963), muy relacionado con los poetas de la Vega Baja: Francisco Salinas, Vicente Bautista, Vicente Ramos, Román Bono, Manuel Molina, Rafael Azuar, Vicente Mogica. Santiago escribe a la madre carnal, de una factura hernandiana: ...tú me trajiste hacia la luz y a ella me remontas en alas de lo bello, cáliz fecundo de la vida...

Canción última Es un romance de cierre, corto, como una llave que cierra el libro, transformado en un grito de esperanza, donde se reconoce perdido, tremendamente solo, en el que se lamenta de la situación de su casa y de su familia tras la contienda.

Pintada, no vacía: / pintada está mi casa / del color de las grandes pasiones y desgracias. El color de las pasiones es el rojo. ¿Acaso la casa de miguel estuvo pintada de rojo?, sin embargo, es una metáfora de desgracias que un color pigmento.

Pero el poeta mantiene las esperanzas de que vuelvan tiempos mejores

florecerán los besos sobre las almohadas. / Y en torno de los cuerpos / elevará la sábana / su intensa enredadera. Vuelve al símbolo de la garra que apareció en Canción Primera como en un círculo perfecto será la garra suave que ya explicamos pero esta vez dice que será suave, leve, la fiera del hombre que lleva dentro de sí. Sin duda alguna Miguel está traumatizado por la guerra, ha estado enfermo, ha visto la bestia en la que se transforma el hombre, ha sido privado de la proximidad de su mujer, de la libertad. Finaliza con ese grito de paz y esperanza, cuyo verso final y de remate puedo, muy bien, acabar entre signos de admiración ¡Dejadme la

esperaza! La idea de acabar el libro con este poema de cierre, digno de ser comentado, si tenemos en cuenta que supone el regreso al hogar del soldado, o el deseo de regresar, donde se patentiza la querencia del hombre-toro herido de retornar a su casa, a las tablas, al redil, el retorno de todo hombre porque la esperanza es un refugio, un acicate, un deseo de vuelta a empezar, que debe ser lo último en perderse, regresa de una forma simbólica, y a pesar de la mala situación en que vive España, da esperanzas a los demás. Imagen de la que me he servido para inspirarme en la ilustración, en la que se ve a Miguel, el poeta de la luna, el «lunipoeta», durmiendo fuera de la casa y donde la sábana está volando arriba en la calle Arriba, como una luna-sábana llena de aire, solamente aire que es la vida, tal y como nos dice el verso

elevará la sábana su intensa enredadera.

Bibliografía consultada La bibliografía anotada se refiere, exclusivamente, a antologías, libros y trabajos consultados, en todo o en parte para documentar El hombre acecha. Temas de poetas en la guerra civil española. -Artículos de la revista Hora de España. -Introducción, si nombre de autor. Federico García Lorca, Poemas del cante Jondo Romancero gitano. Colección Clásicos de la Literatura Universal. Altaza Barna. 1994. -BALCELLS, José María, Miguel Hernández en la URS. Ínsula, Madrid, nº 349, diciembre, 1975, pág. 10, donde se da cuenta de cuatro publicaciones hernandianas en Rusia.

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Revistas más significativas donde publicó Miguel Hernández • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • •

-Acero. Monóvar. Órgano de la JSU. -Actualidad. Semanario Orihuela. -Ahora. -Al ataque. -Alicante Rojo. Órgano de la 71 Brigada Mixta. -Ayuda. Socorro Rojo. Órgano de Solidaridad Alicante. -Avanzadilla. -Bandera Roja. Alicante antiguas instalaciones del Diario Alicante. -Debate de Orihuela. -Hora de España. Valencia y Barcelona. -Litoral, fundada por Manuel Altolaguirre y Emilio Prados. -Caballo verde para la poesía. -Pablo Neruda. Y Altolaguirre. -Cruz y Raya, fundada por Cossío y dirigida por José Bergamín. -Destellos. Orihuela. Dirigida por Sijé. -El Comisario. Órgano del comisariado político. -El Gallo Crisis, fundada por Ramón Sijé. Orihuela -El Robinsón literario, Ernesto Jiménez Caballero. -Caballo verde para la poesía, fundada por Pablo Neruda. -Choque, del 10º Batallón del Reg. Infant. Nº 1. -El Clamor de la Verdad. -El mono azul, Asociación Intelectuales Antifascistas. -El Pueblo de Orihuela, Orihuela. -El Día, Diario de Información. Alicante -Estampa. Federico Martínez Corbalán -Frente extremeño. -Frente Rojo. -Frente Sur. -Héroes, dirigida por los Altolaguirre y Concha Méndez.

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-Hierro. -Isla. Cádiz, dirigida por Pedro Pérez Clotet. -La Cultura. -La Verdad de Murcia. -La voz del Combatiente. -Nuestro Ejército. -Nuestra Bandera. Órgano del Partido Comunista. Alicante. -Mediodía. -Pasaremos. -Silbo. Orihuela. Carlos Fenoll. Ramón Pérez Álvarez. -Voluntad. Orihuela. Ramón Sijé. -Voz de Madrid. -Socorro Rojo. -El Sol.

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