El economista que escribe novelas

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CRUCE DE GÉNEROS

El economista que escribe novelas El chileno Sebastián Edwards habla de su primera obra de ficción, El misterio de las Tanias (Alfaguara), una historia de intriga y espionaje, y analiza la compleja actualidad política y económica de América latina POR MARTÍN KANENGUISER De la Redacción de La Nacion

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l mundo académico y financiero conocía a Sebastián Edwards desde hace bastante tiempo como economista jefe del Banco Mundial, profesor de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA) y, sobre todo, como un gran polemista que ha vertido sus opiniones en columnas publicadas en diarios, el Financial Times y La Nacion, entre ellos. Sin embargo, pocos sabían de su nueva actividad como novelista, plasmada en El misterio de las Tanias, un libro editado por Alfaguara que llegó a Buenos Aires hace pocas semanas y que en su Chile natal fue best seller durante casi medio año. La clave de este interesante y ágil relato es una red de espionaje de los servicios secretos cubanos integrada por mujeres similares a Haydée Tamara Bunke Bider, Tania, la última compañera del Che Guevara antes de su asesinato en Bolivia. Las Tanias son mujeres que se habían infiltrado en el poder de sus sociedades por amor a la Revolución cubana, pero que permanecieron inactivas varias décadas, hasta que bastante después del fin de la Guerra Fría volvieron a ser convocadas. ¿Por qué y para qué? Las respuestas las brinda el propio economista radicado en Los Ángeles, en una entrevista con adncultura, en Buenos Aires, en la que también habló sobre el presente político-económico de América latina. –¿Cómo surge la idea de hacer esta novela? –Es una idea que se gestó de a poco. Comencé a imaginar que los cubanos entrenaron no sólo a Haydée Tamara Bunke Bider, Tania (tal su nombre de guerra), que se infiltró en la alta sociedad boliviana, sino también a otras mujeres. Hace seis años, cuando empecé a escribir la novela, tenía dudas sobre su repercusión, pero la publiqué en Chile hace poco y tuvo un éxito inesperado. –¿Algún dato lo alentó a empezar? –Una combinación de factores: integro una generación que en América latina tuvo muchas esperanzas por la Revolución cubana. Y si bien tenía 15 años cuando fue asesinado Guevara, recuerdo haber comprado la primera edición del diario del Che que se publicó poco tiempo después. La lógica que me llevó a escribir es que si se entrenó a una muchacha para que se infiltrara en la clase alta de un país, es probable que se haya entrenado a otras. Por eso, la pregunta que yo me hacía era dónde estaban esas otras Tanias; caminaba por la calle y me parecía verlas. Luego de conversar con alguna gente, me di cuenta de que había un plan para desarrollar estas acciones y eso es lo que trato de explicar en la novela. –¿Cómo pasó de economista a novelista? –La economía es muy lineal y ese tipo de escritura no funciona en la novela, pero el antecedente de haber escrito en varios diarios me ayudó mucho. –¿Tuvo algún referente en este camino? –A T. S. Eliot y a Jaime Gil de Biedma.

12 I adn I Sábado 16 de agosto de 2008

–¿En ningún momento se planteó dejar este libro? –No, porque lo hice con mucha paciencia, ya de grande y sin la necesidad de hacerme conocido por esta obra. Tengo doce libros académicos publicados antes y éste lo pude dejar reposar antes de que apareciera. –¿Ya piensa en escribir otra novela? –Sí, será sobre los años 60, nuevamente con una mezcla de espías, sexo y fútbol. –¿Cómo influyó el escritor argentino Daniel Guebel en su escritura? –Fue de gran ayuda, porque me dio una suerte de taller literario personal y pude cortar unas 100 páginas del libro por su influencia. –¿Cuánto hay de realidad en el relato? –El narrador es un hombre de mi edad, economista y profesor de la UCLA como yo, además de estar casado con una mujer llamada Alejandra, como mi esposa. En definitiva, hay una deliberada línea gris entre realidad y ficción. Salvo por algunos aspectos importantes de la narración, el resto son hechos reales, por ejemplo, todo

“Las Tanias eran mujeres de clase acomodada, muy atractivas, que fingían no tener simpatía por la revolución y se infiltraban en las capas sociales altas casándose con jueces, militares o empresarios”

lo que tiene que ver con el dinero del secuestro de los hermanos Born por parte de Montoneros. –¿Qué pudo averiguar al respecto? –Si uno suma el dinero del secuestro de los hermanos Born y del gerente de la empresa Mercedes Benz (Heinrich Franz Metz), en ese momento totalizaban 65 millones de dólares. Lo que dicen muchos testigos es que una parte de ese dinero fue usado en operaciones en la Argentina. Hay diversas teorías sobre el resto de los recursos. Una de ellas, que tiene pocos defensores, es que se invirtió en negocios que fracasaron; la segunda, la oficial, indica que el dinero se quemó en 1977 en el accidente de avión en el que se mató David Graiver (el banquero ligado a Montoneros) en la Sierra Madre, camino a Acapulco. Y la tercera, en la que creo: una parte fue a Cuba y el resto a un banco en Suiza donde, con los intereses, suma más de 1300 millones de dólares. Por eso en la novela hay una gran persecución para obtener las claves secretas, que están en poder de estas espías que de pronto son activadas, para acceder a esos fondos. –¿Cómo actuaban las Tanias? –Eran mujeres de clase acomodada, muy atractivas, que fingían no tener simpatía por la revolución y se infil-

traban en capas sociales altas, casándose con jueces, militares o empresarios. Les resultaba muy difícil mantener esta doble condición, sobre todo porque muchas eran impacientes; por esa razón, inclusive a la Tania original, a la que se le ordenó que se quedara en La Paz ayudando al Che, dejó la ciudad, se reunió con él en la selva y fue asesinada en los primeros enfrentamientos. Lo mismo ocurrió con otras Tanias: rompieron su condición clandestina, se unieron a las fuerzas revolucionarias y murieron en enfrentamientos o fueron torturadas. –¿Hubo o hay Tanias argentinas? –Sí, y en la novela planteo que quedan dos. Por supuesto que son clandestinas y uno no las puede encontrar en las páginas de la guía telefónica… –¿Siguen vivas? –Sí, deben de tener 50 o 60 años a esta altura. –¿Cómo fue su propio tránsito desde el enamoramiento por la Revolución cubana hasta su actual defensa de ideas liberales? –Hubo decepción general con Cuba, primero desde lo cultural, sobre todo cuando comenzaron a apresar a muchos intelectuales. Y lo segundo es el carácter autoritario que comenzó a acentuarse en Cuba hace décadas. –¿Cómo imagina la política y la economía en la isla después de la transición con Raúl Castro? –Bien, aunque creo que pese a los adelantos que tienen en materia de educación y salud respecto del resto de la región, sufren un fuerte atraso en términos tecnológicos. –¿Qué diferencias encuentra entre el Chile de Allende de los años 70 y el actual? –Éste es un Chile moderno, insertado en el mundo y que encontró su propia voz. –¿Qué balance hace del gobierno de la presidenta Michelle Bachelet? –Es una gran mujer y una gran líder. Su gobierno es mejor de lo que se dice pero peor que lo que se esperaba. Se quedó corta en materia de reformas. –¿Podría ganar la derecha en las elecciones? –Hay una división en la derecha: una derecha pinochetista, popular, de los sectores que añoran el orden de la dictadura, y otra liberal y clientelista. –¿Cómo seguirá la crisis financiera estadounidense? –Todavía no vimos lo peor; el problema más serio es la inflación y eso tiene a la Reserva Federal [el Banco Central de Estados Unidos] entre la espada y la pared, porque debe lidiar para evitar la inflación y la recesión. –América latina parecía inmune a esa crisis, pero la suba en la inflación muestra lo contrario… –Es un problema que vemos en todos los países y muy agudamente en la Argentina. Ante este cuadro hay dos opciones: subir las tasas de interés y tratar de controlarla o no hacer nada y dejar que la inflación suba, ya sea la verdadera, o la ficticia, como en la Argentina, lo cual es