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Viernes, 8 de agosto del 2014 :: Extra Newspaper | Leader Post
EL CPD ofrece programas deportivos recreativos especiales a personas incapacitadas por Robert William Kingett trad. Víctor Flores Las tardes de jueves en el Parque Horner, 2741 oeste de Montrose, José Román, de ascendencia mexicana, y Antonio Clark, de ascendencia afro-estadounidense, practican vehementemente con un equipo de baloncesto del Distrito de Parques de Chicago (CPD, por sus siglas en inglés), llamado The Rebels. Algo sorprendente es la velocidad de los jugadores al pasar con fluidez, robar el balón al rival y destruir defensas logrando a la vez anotaciones. Lo que podría no ser aparente es la incapacidad que los afecta. La misión del programa recreativo especial es proveer una gama diversa de oportunidades recreativas a niños y adultos discapacitados. Éstas incluyen deporte de adaptación y paralímpico, Olimpíadas Especiales, programas recreativos y de esparcimiento para sordos/faltos de audición o ciegos/discapacitados visuales, variando de niveles introductorios a deporte competitivo. El programa recreativo especial significa mucho para Román y Clark, pues ambos creen
El equipo de baloncesto “The Rebels” en el Distrito de Parques de Chicago. Foto por cortesía que el programa es una gran forma de reunir a la comunidad de sordos para socializar y la oportunidad de participar en una competencia divertida con el bono agregado de representar al CPD en torneos de baloncesto como los Nacionales y el Foro Pensilvania. “Me enorgullece de verdad ir a los Nacionales y representar al CPD, tanto como conocer
a otros jugadores sordos. Es inclusivo para mí y en verdad me agrada la comunidad de la que soy parte”, dijo Román. “Me enorgullece mostrar que soy de Chicago”. Ambos chicos crecieron en el mundo oyente, yendo a escuelas populares hasta sus años en secundaria cuando fueron a la Escuela de Sordos de Jacksonville, Illinois. “También quiero mostrarles a otros chicos que estén dirigiéndose en el rumbo equivocado que soy un buen chico y una persona ejemplar positiva, como hombre negro con una actitud positiva. Me gusta mostrar liderazgo. Si hay algo malo, entonces quiero estar allí para ellos”, dijo Clark. La brecha de comunicación entre el que oye y el sordo es vasta, como lo evidencia cómo ven algunas personas que oyen viendo el Sistema de Signos Estadounidense. “Uno no ve a mucha gente sorda en el mundo haciendo cosas. No la incluyen. Es como estar en un lugar diferente y en un mundo diferente”, dijo Román. “Aquí, con este equipo, no tengo que preocuparme porque alguien me vea mal por mi sodera. Todos aquí son una familia maravillosa”. Aunque ambos chicos son de un grupo
CPD offers special sports and recreation programs for people with disabilities by Robert William Kingett Every Thursday evening, a group of athletes gather at Horner Park, 2741 W. Montrose, to vehemently practice with a Chicago Park District (CPD) basketball team called The Rebels. One thing that’s astonishing is the skill and speed of the players as they pass with fluidity, swipe the ball from the opposition and tear through defenses as they toss up field goals. What might not be so apparent is the disability accompanying the ballers. The mission of the CPD special recreation program is to provide a diverse range of recreational opportunities for children and adults with disabilities. These include adaptive sports, paralympic sports, Special Olympics, and recreation and leisure programs for deaf/hard of hearing and/or blind/visually impaired individuals, ranging from introductory levels to competitive sports.
The special recreation program means a lot to Mexican Jose Roman and AfricanAmerican Antonio Clark, who both believe that this program is a great way to bring the deaf community together for some refreshing socialization and a chance to have some fun competition with the added bonus of representing the CPD in basketball tournaments such as Nationals and Forum Pennsylvania. “I’m really proud about going to the Nationals and representing the CPD as well as meeting other deaf players. It’s inclusive for me and I really like the community that I’m a part of,” said Roman. “I’m proud to show that I come from Chicago.” Both boys grew up in the hearing world, attending mainstream school until their high school years when they attended the Illinois School for the Deaf in Jacksonville. “I also want to show other kids who might be heading down the wrong path that I’m a good guy and a positive role model, as a black
man with a positive attitude. I like showing leadership. If there’s something wrong then I like to be there for them,” said Clark. The communication gap between the hearing and the deaf is vast, as evidenced by how some hearing people view American Sign Language. “You don’t see a lot of deaf people in the world out doing things. They’re not included. It’s like we’re in a different place and on a different world altogether,” said Roman. “Here, with this team, I don’t have to worry about anyone looking down on me because of my deafness. Everyone is [a member] of a wonderful family here.” Even though both boys are of a minority group, the disability is noticed more than their ethnicity. “Latinos and Mexicans immigrate, and they escape and they try to find jobs. It’s hard. They try to succeed in life. I see that and I try to encourage this program. It’s a good place
minoritario, la incapacidad se nota más que el origen. “Latinos y mexicanos emigran, escapan y tratan de hallar empleo. Es difícil. Tratan de triunfar en la vida. Yo veo eso y trato de animar a este programa. Es un buen lugar ya que hay muchas oportunidades para socializar aquí, tanto como una gran forma de convivir y no involucrarse con pandillas ni drogas, ni juntarse con gente mala en la calle. Para mí, como hombre latino, puedo ayudarles siendo una persona ejemplar positiva y diciendo que ésta es una mejor forma de vida. Traten de crear programas para lograr sus sueños”. Ambos jugadores están estáticos por estar entre los suyos. Ambos tienen amigos que oyen, que se comunican vía Videophone y el servicio IP Relay, pero incluso con toda esa tecnología, les falta una cosa. “A veces la conexión, la relación, no están allí”. Uno puede oír sus voces o ver sus caras, y uno no está seguro si están siendo correctos con uno o no”, dijo Román. El programa Baloncesto del CPD no sólo ayuda la comunidad a reunirse y socializar, sino que es un foro brillante de oportunidad y espíritu. Para los jugadores que al fin han hallado un hogar, sus experiencias les han enseñado algo que orgullosamente pueden compartir con otros. “No importa si algo malo te sucede, no te rindas. Sigue adelante, sigue tratando, y te sucederán cosas buenas”, dijo Román. n
because there’s a lot of networking opportunities here as well as a great way to socialize and not get involved with a gang or drugs or hanging out with bad people on the streets. For me, as a Latino man, I can help them by being a positive role model and saying that this is a better way of living. Try to build programs to make your wishes,” said Roman. Both players are ecstatic to be amongst their own. They both have hearing friends who communicate via the videophone and the IP Relay service, but even with all this technology, there’s one thing missing. “Sometimes the connection is not there, the relationship. You can’t hear their voices or see their faces, and you’re not sure if they’re being straight with you or not,” said Roman. The CPD’s basketball program for the people with disabilities not only brings the community together to socialize and to foster healthy relationships, but it’s a shining beacon of opportunity and spirit. For the two players who have finally found a home at last, their experiences have both taught them something that they proudly share with others. “No matter what bad happens to you, don’t give up. Keep going, keep trying, and good things will happen to you,” said Roman. n