24 | ADN CULTURA | Viernes 8 de febrero de 2013
Arte Anatole Saderman Un extraño en el espejo Decenas de los más importantes artistas del país le pagaron al célebre fotógrafo con autorretratos que hoy acompañan sus trabajos en el Centro Cultural Recoleta
Celina Chatruc la nacion
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l egaban por la avenida Callao hasta el Jimmy’s Bar, entre Charcas y Santa Fe, y subían al estudio del joven inmigrante ruso para obtener lo que pocos ofrecían en Buenos Aires. Lino Enea Spilimbergo, Demetrio Urruchúa, Juan Carlos Castagnino, Raúl Soldi, Antonio Berni y Benito Quinquela Martín, entre otros artistas, sellaron allí desde la década de 1930 una serie de trueques de valor incalculable para la historia del arte argentino. “A este muchacho hay que darle algo por todas estas fotos”, sugirió un día Eugenio Daneri en referencia a los retratos tomados por Anatole Saderman, uno de los fundadores de la fotografía moderna argentina. Y le regaló una naturaleza muerta que iniciaría una colección digna de museo. El gesto de Daneri fue imitado por decenas de pintores y escultores que ofrecieron sus obras como forma de pago a cambio de los retratos de Saderman. El acopio se expandió con velocidad hasta que el fotógrafo impuso un límite: sólo aceptaría autorretratos de los artistas. Reunió más de un centenar, muchos de los cuales pueden verse hasta el 12 en el Centro Cultural Recoleta
acompañados por los retratos de sus autores, con el inconfundible sello del fotógrafo fallecido veinte años atrás: marcados contrastes, una resistencia a embellecer los rostros, la obsesiva búsqueda del espíritu de los retratados. “Para Anatole”, dice la dedicatoria de Carlos Alonso firmada en 1966, debajo de un dibujo que esboza su rostro en pocas líneas y colores, exhibido junto a su retrato en blanco y negro. El ritmo que logra este juego de espejos se detiene en forma abrupta al llegar a grandes maestros como Berni, Soldi y Spilimbergo, ya que la familia no pudo conservar sus autorretratos: algunos se vendieron, otros se arruinaron. “Dudo de que haya existido una colección semejante en otro país. Pero en conservarla lamentablemente no se interesó ningún museo, ninguna institución, y ésta fue menguando”, explica Alejandro Saderman, hijo del fotógrafo, en el impecable libro-catálogo editado por la Fundación Alon. Su presidente, Jacobo Fiterman, impulsó este proyecto para rescatar el patrimonio del olvido y rendir homenaje a grandes artistas de la década de 1960 como Macció, Noé, Gorriarena, Dermirjián. “Eran pocos y estaban vinculados con la bohemia... Era otra época”, recuerda con nostalgia. El curador Alberto Giudici coincide al definir esta producción como “el retrato de toda una época, casi heroica, de nuestra evolución artística. Con otros códigos que quizás hoy se extrañan”. C
Carlos Alonso x 2: un autorretrato de 1966 y un retrato realizado por Saderman
Perfiles
El banquero de la cultura Juan Bruchou, presidente de Citi, apostó por la música, el arte y, con la restauración de teatros icónicos, el patrimonio
Alicia de Arteaga la nacion
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o es un caso frecuente ni entra en las generales de la ley, pero hay un banquero contemporáneo decidido a seguir el camino de los florentinos Medicis. Acostumbrado, como montañista de alto riesgo, a desafiar las alturas, los cambios y los imprevistos, Juan Bruchou, de él se trata, ha sabido sacar partido de ese ejercicio intrépido para adaptarse al sísmico terreno de la economía vernácula. Sin embargo, siente que su mejor carta fue jugar del lado de la cultura y apostar a proyectos de artistas y a programas institucionales como los encarados por Malba, arteBA, el Mozarteum y el Teatro Colón. Está convencido de que el lenguaje de la creación es universal, derriba barreras de todo tipo y obliga a mirar las cosas desde otra perspectiva. Para corroborarlo, y de manera informal, pasa su crítica de la última obra de teatro que ha visto (la noche anterior), una puesta en escena sobre vocaciones, éxitos y fracasos: Love, Love, Love, con Fabián Vena, Gabriela Toscano y Vanesa González. Formado en el Newman, graduado en la Escuela Argentina Modelo, Bruchou se recibió de abogado en la Universidad Católica Argentina (UCA) e hizo un posgrado en Harvard. Estaba en Washington cuando fue convocado para integrar el staff de Citi y desde entonces ocupó posiciones encumbradas en países remotos y destinos cercanos. Un año atrás se dio el gusto de celebrar los doscientos años del banco fundado en Nueva York con un concierto dirigido por Zubin Mehta, a quien admira y considera un amigo. Obras de Quinquela y Cordiviola custodian el acceso a su despacho, pero las adquisiciones de los últimos tiempos fueron destinadas a Malba. El año último le entregó personalmente a Eduardo Costantini un gofrado de Berni, como parte de la acción desarrollada durante la feria arteBA. Se trata de una pieza clave en la producción del rosarino, que mucho tuvo que ver con el galardón obtenido en Venecia en 1962. El programa de recuperación de edificios
patrimoniales que hicieron de la avenida Corrientes un histórico destino teatral ganó notoriedad con la restauración del Ópera, joya del art déco tardío construida por encargo de Clemente Lococo. Recuperar el Ópera, que tras un breve y fallido intento perdió su nombre para llamarse Citi, fue un aporte enorme para la ciudad y para el patrimonio. El edificio proyectado por el belga Albert Boudon a fines de los años treinta es un alarde de modernidad y belleza, con la fachada vidriada, los interiores lujosos y la inconfundible cúpula estrellada. La restauración devolvió a las salas ese brillo original y sumó adelantos tecnológicos acordes con estándares internacionales. “Encarar proyectos culturales ha sido una meta de mi gestión, diría que es un privilegio para nosotros y una oportunidad para los clientes, que tienen prioridad para asistir a espectáculos de altísima calidad.” Bruchou admite que el objetivo de máxima es devol-
Buenos Aires exhibe una oferta teatral única, sólo comparable con la de Nueva York o londres el objetivo de Bruchou es devolverle a Corrientes el esplendor de los años de oro del teatro argentino verle a Corrientes el esplendor de los años de oro del teatro argentino. Razones no le faltan. Buenos Aires exhibe una oferta teatral única, sólo comparable con la de Nueva York o Londres. Más de treinta obras actualmente en exhibición cuentan con el apoyo de Citi, que es el principal sponsor del Teatro Colón en la temporada 2013. Entre las figuras del año se cuentan Zubin Mehta, al frente de la Filarmónica de Israel; Gustavo Dudamel y la Filarmónica Simón Bolívar de Venezuela; y las voces de José Cura, Elena Pankratova y Virginia Tola para interpretar óperas de gran cartel como Otelo, La mujer sin sombra y Un ballo in maschera .