El acoso estatal domina la economía

15 abr. 2012 - do Murphy Gini (1844-1965), quien entre ... –El coeficiente de Gini en distribu- ción del ingreso ..... dato estadístico, dice Corrado Gini, creador.
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ECONOMIA & NEGOCIOS

I

En la Argentina, los empresarios no pueden manejar sus compañías con libertad, los ciudadanos se ven ahogados por la AFIP y el consumidor no encuentra lo que necesita.

NOTA DE TAPA

47%

Domingo 15 de abril de 2012

38

ASFIXIA IMPOSITIVA

DATOS FORZADOS

Es el porcentaje del PBI al que llega la carga fiscal sumados todos los niveles de gobierno; es la más alta de la región.

Hay 31 regímenes que obligan a diversos sujetos a suministrar información sobre otros contribuyentes.

400%

MENOS COMPRA DE DOLARES El acoso estatal hizo que en marzo las compras de dólares cayeran 47% con respecto a igual mes de 2011 (US$ 4443 millones vs. 8390 millones).

AUMENTO DE FACTURAS SIN SUBSIDIO Si no se renuncia al subsidio, hay que explicitar la razón, que incluye “enfermedad”.

8%

CAIDA DE IMPORTACIONES De diciembre a marzo, las compras al exterior cayeron US$ 2000 millones (8%), según la consultora Elypsis.

El acoso estatal domina la economía Continuación de la Pág. 1, Col. 2 de la privacidad de las personas –explica el jurista–. Hasta la forma en que lo hace es autoritaria, porque es agresiva y de imposición. Guillermo Moreno [secretario de Comercio] es el arquetipo de todo eso; toda su postura es antidemocrática.” Alfredo no es Josef K., el personaje que Franz Kafka retrata en El proceso, pero a poco de entrar en “Morenolandia”, el edificio donde funciona la Secretaría de Comercio, empieza a sentir que lo tratan como tal. Es importador textil y camina como una sombra por los pasillos en busca de precisiones sobre un cargamento de abrigos que ya zarpó de China, pero que no sabe si podrá ingresar al país. “Las declaraciones juradas anticipadas de importación (DJAI) las aprueban todas, pero después te traban igual la importación”, cuenta. Entre afiches de “Avanti morocha”, y caricaturas del ex presidente Kirchner, vestido de futbolista y “metiéndole un gol” a un arco defendido por el logo de Clarín, aparecen carteles indicativos de cada oficina. “Lácteos y textiles”, “Carnes”, “Juguetes, calzados y acero” puede leerse en grandes puertas de vidrio, donde esperan resignados, como chicos de colegio secundario, los reclamantes. Alfredo pasa por el 2° piso, donde no puede ingresar; llega luego a una oficina del 4° piso, donde, después de decirle que ahí es “Lealtad comercial” y no tienen nada que ver con las importaciones, lo envían al sector 1, que está en el 6°. Cuando al fin lo atienden, se asombran del reclamo y lo derivan otra vez al 2° piso. Allí donde lo enviaron hay una puerta cerrada y un vigilante que le dice: “No puede pasar. Ahí tiene un papel con el mail y teléfono para reclamar”. Sentados en la escalera dos empresarios miran resignados. Otros cinco hacen fila, sin saber qué esperan. “Pasé dos horas dando vueltas y me voy con las manos vacías”, se lamenta Alfredo.

Otro empresario, al borde de un ataque de nervios, quiere saber si podrá importar pintura. “¿Mandó el mail donde le dije?”, le preguntan. “Sí, pero no tengo respuesta”, contesta el hombre. “Bueno, siga insistiendo”, remata el funcionario. “Andá con este papel, pedí que te anulen la orden y hacé el reclamo de nuevo. ¡Ojo, no digas que yo te mandé!”, aconseja un señor de bigotes. “Hagan los deberes muchachos”, grita otro. El cartel de entrada donde aún figura como secretario de Industria Eduardo Bianchi, tres días después de haber renunciado, debiera haberles dado a los empresarios una pista de la desidia que reina en el lugar.

Los sabuesos, presentes Las averiguaciones e intimaciones de la AFIP son otras de las formas que toma el acoso con el que se tiene en vilo al contribuyente. Un importante tributarista opina que ese acoso estatal está dado por la imposición de trámites y por la invasión a la actividad económica. “La AFIP hace un rastreo general con un gran margen de error y envía cartas a todo el mundo –explica el contador, que pide no ser identificado–. Eso no está prohibido, pero debería ser más preciso para evitar cualquier alteración emocional de quien lo recibe, porque hay personas que se ponen muy mal con estas cosas.” En el país hay 31 regímenes de información vigentes que obligan a diversos sujetos a suministrar datos sobre otros contribuyentes. En ocasiones estas tareas son laboriosas y requieren una estructura administrativa al servicio del organismo fiscal. Imponen multas de hasta $ 45.000 a aquellos que no informan, que pueden llegar a $ 450.000, en casos de incumplimiento reiterado. Laura M. vive de su jubilación y no es evasora. Pero recibió una inspección impositiva en su casa. ¿Motivo? Intentó cambiar unos ahorros por US$ 2000. “El parámetro para negar la operación es azaroso –comenta el tributarista–. No existe ninguna norma que fije los límites.

Eso también es maltrato estatal.” El especialista cuenta otro caso absurdo. Un artista que tiene ingresos para justificar la compra de una gran suma de dólares recibe una negativa de la AFIP y, como no existe motivo legal para esa prohibición, lo que le dicen es que le enviarán una inspección. “Es la teoría de la amenaza, que aplica un organismo que hoy está conducido con total arbitrariedad”, acota el contador. Un empresario químico relata sus peripecias con Moreno. “Tengo que rendir cuenta de todos mis pagos a proveedores extranjeros, con anticipación de dos meses”, comenta el ejecutivo. Ante la consulta de LA NACION sobre el acoso estatal, desde un banco privado ironizaron: “No, para nada. No nos dejan girar dividendos, pero eso es un detalle”. En la agencia 6 de la AFIP, en Luis María Campos 112, de Capital Federal, la dueña de una inmobiliaria se queja: “A ver si les piden todos estos datos a Boudou y sus amigos”. Tramita la exención de un impuesto para que su clienta pueda vender una propiedad, pero termina enredada en los formularios que le exigen. “Falta que me pidan un ADN”, dispara al partir. LA NACION trató de comunicarse con la AFIP, pero no obtuvo respuesta.

Los consumidores, que se ven obligados a comprar lo que hay en las cada vez menos surtidas góndolas, también son víctimas del acoso estatal. Mucho más quienes no consiguen repuestos para sus autos o electrodomésticos, o aquellos que deben adelantar la compra en grandes cantidades de productos que saben que pronto no encontrarán, como lentes de contacto, medicamentos y pañales, entre otros. Sabsay señala que en ciertos casos se da una extralimitación mayor en el accionar del Estado. “En el acoso sexual, el acoso es anterior a la violación –analiza el constitucionalista–. Pero hay medidas del Gobierno que implican una violación consumada de esferas de la libertad de una persona,

Inequidad y desigualdad no significan lo mismo El primero es un concepto ético, el otro un dato estadístico, dice Corrado Gini, creador del coeficiente que lleva su apellido

N

$

45000

G

MULTAS

Es el monto que cobra la AFIP a quienes incumplen el deber de informar.

12

UN MUNDO DE FORMULARIOS Entre documentos y datos: 12 requisitos hay que llenar para solicitar una compra de dólares.

Elección restringida

SERIO PERO NO SOLEMNE | POR JUAN CARLOS DE PABLO

otable cantidad de personas utiliza los términos desigualdad e inequidad como si fueran sinónimos, y dan por sentado que toda modificación de la distribución de los ingresos que disminuye la desigualdad la torna más equitativa, en tanto que toda modificación que aumenta la desigualdad la torna más inequitativa. Al respecto entrevisté al italiano Corrado Murphy Gini (1844-1965), quien entre 1926 y 1932 dirigió el Instituto Central de Estadísticas de su país. En 1936, conme-

El engañoso fin que justifica los medios

morando el 300° aniversario de su fundación, la Universidad Harvard le otorgó un doctorado honorífico en ciencias (Paul Anthony Samuelson puntualizó la gran pifiada cometida por la referida universidad, porque en el año en que se publicó La teoría general no le otorgó un doctorado honorífico a John Maynard Keynes, sino a Dennis Holms Robertson). –El coeficiente de Gini en distribución del ingreso, como el índice de Laspayres en tasa de inflación, son

como cuando se traba la importación de libros y se coarta así su acceso a la cultura y la información.” Como en el cuento de las ranas dentro de una olla con agua que se calienta poco a poco hasta cocinarlas, el ciudadano argentino parece acostumbrado a este acoso. ¿Podría reclamar legalmente? Según Sabsay, sí. La mayor parte de las medidas del Gobierno son inconstitucionales, por lo que se podría interponer un amparo legal para hacerlas cesar. “Lo que pasa es que los actores económicos prefieren negociar antes que demandar y el resto sufre una trabazón en la voluntad de defenderse, porque sabe

los indicadores más conocidos de sus respectivas especies. ¿En qué consistió su aporte? –En 1905, luego de ordenar a las personas o a las familias según su nivel de ingreso (ejemplo: el 10% más rico percibe 40% del ingreso total), Max Otto Lorenz ideó una curva de concentración, para lo cual en un gráfico cuadrado, en una de sus coordenadas, midió el porcentaje acumulado de las personas o las familias, y en la otra la proporción acumulada del ingreso total que les corresponde. Si los ingresos de todos fueran iguales, la curva resultante sería la diagonal del cuadrado, de manera que la distancia que existe entre la curva observada y la diagonal indica el grado de desigualdad del ingreso. –Insisto: ¿cuál fue su aporte? –En 1921, transformé el gráfico en un número, que mis colegas identifican con mi apellido. Mirando el gráfico de Lorenz no siempre resulta fácil saber qué ocurrió con la distribución del ingreso comparando curvas que corresponden a distintos países, o a diferentes períodos de un mismo país, porque las curvas

que ya no rige el derecho.” El politólogo Sergio Berensztein, de Poliarquía, cree que esta falta de oposición ciudadana al acoso estatal se vincula con la debilidad de los partidos políticos. “La gente quizá no sabe que puede accionar, pero los partidos deberían informar, agrupar y poner los abogados para presentar el amparo”, señala. En medio de tanto acoso estatal, esta nota fue, a su modo, también víctima: muchos de los que participaron en ella pidieron no ser nombrados, por temor a represalias. “Si sale mi nombre, después no puedo trabajar más”, se sinceró uno.

pueden intersectarse entre sí. –El suyo no es el único indicador. –Efectivamente, porque hay más de una forma de sintetizar la información. Otros indicadores muy citados fueron propuestos por Anthony Barnes Atkinson y Hans Theil. En la Universidad Nacional de La Plata Leonardo Carlos Gasparini lidera un conjunto de economistas que analizan sistemáticamente la distribución del ingreso en América latina. –¿Por qué es un error utilizar desigualdad e inequidad como sinónimos? –Porque se refieren a planos distintos. Igualdad y desigualdad son conceptos estadísticos; equidad e inequidad son conceptos éticos o morales. Los primeros sirven para describir una realidad, los segundos para calificarla. –Suele considerarse que toda reducción de la desigualdad aumenta la equidad, y viceversa. –No siempre. ¿Qué tiene de equitativo que reciban igual ingreso quienes trabajan y quienes no, quienes asumen riesgos y quienes no? El ejemplo que siempre se pone en clase consiste en pedirles a los alumnos que obtuvieron mejor califica-

ran parte de las medidas que conforman el acoso estatal no gozan de sustento constitucional, por lo que los ciudadanos podrían interponer amparos tendientes a hacer cesar sus efectos. Pero en la Argentina actual, eso no ocurre, un poco por desconocimiento y otro poco por la poca confianza que se tiene en un Poder Judicial, que también es acosado por el Ejecutivo. El constitucionalista Daniel Sabsay explica que las reglas de la Constitución Nacional se enmarcan en el principio de legalidad, sobre el que tiene que reposar todo acto gubernamental. “Además, toda decisión de autoridad debe ser razonable y tratarse de un medio que lleve a un fin justificado, si no, se entra en la arbitrariedad”, comenta. Por ejemplo, señala el jurista, para el pago de impuestos, la privacidad sobre la propiedad, debe ceder, pero eso no debe implicar una irrupción abrupta en la vida privada de una persona. Ni tampoco debe significar, como expresa un reconocido tributarista, una invasión emocional. El politólogo Sergio Berenstein, de la consultora Poliarquía, dice que el problema es que se esgrime un fin que en su enunciado es loable, como el del reparto más equitativo de la riqueza o el desarrollo de la industria nacional, para lograr objetivos políticos de corto plazo. “El Estado se usa como un instrumento de todos, pero en el fondo lo que hay es un gobierno depredador”, opina Berenstein. El politólogo dice que hacer esa distinción entre Estado y Gobierno es crucial, porque la Presidenta se sirve de esta confusión para sostener sus medidas y cualquiera que esté en contra queda tildado de antiestatista. “El Gobierno se cree el Estado y actúa desde el Estado. Cuando Cristina dice: «Me hacen esto» expresa esa simbiosis. Eso es un error”, señala Berenstein.

ción en un examen que en el nombre de la equidad les transfieran parte de la nota a quienes reprobaron. Sólo quienes piensan que el PBI cae del cielo sostienen que la distribución más equitativa es la igualitaria. –También lo pensaba Jeremy Bentham. –Pero no conozco país que justifique en sus ideas la redistribución del ingreso. Tampoco en las de Vilfredo Pareto, para quien como la comparación interpersonal de las funciones de utilidad era imposible, postuló un criterio de bienestar que prácticamente paraliza la acción pública. –La mayoría de los estudios muestra que el coeficiente de Gini disminuye a lo largo del tiempo cuando se considera a todos los habitantes del mundo como si habitaran un solo país, pero aumenta dentro de cada país. –Así es. Lo primero, por el avance de China y la India en las últimas décadas. Como fenómeno continental, la pobreza está hoy concentrada en Africa. Pero dentro de cada país, tengan ingresos por habitante promedio alto o bajo, existen bolsones de pobreza bien significativos. –Don Corrado, muchas gracias.