REDUCCIÓN DEL RIESGO DE DESASTRES Y DERECHOS DE LA NIÑEZ A LA EDUCACIÓN Y A LA SEGURIDAD: LA INTEGRACIÓN DE LA RESPUESTA HUMANITARIA Y DEL DESARROLLO DESPUÉS DEL TIFÓN HAIYAN (“YOLANDA”) EN FILIPINAS Escrito por: Julia Macher Presentado en la Tercera Conferencia Internacional de los Derechos Humanos y la Paz; y en el Conflicto en el Sudeste de Asia en Kuala Lumpur, Malasia, 15-17 de octubre 2014 Traducido al español por: Marcos Delgado Saldaña (
[email protected]) RESEÑA Los desastres despiertan una importante preocupación humanitaria con la creciente regularidad e intensidad de los mismos, debido al cambio climático. Los niños y niñas son uno de los grupos más vulnerables durante un desastre y demandan nuevos desafíos en los países en riesgo donde se presentan, a fin de garantizar sus derechos inalienables. El tifón Haiyan (“Yolanda”) en Filipinas, ha puesto, otra vez, estos desafíos en la mira. Los contenidos sobre la reducción del riesgo de desastres en la educación, coadyuvan eficazmente en hacer cumplir los derechos de la niñez, respecto a su seguridad frente a desastres. El objetivo principal de este trabajo es ayudar a determinar a cómo las estrategias de RRD se han integrado durante la respuesta, recuperación y rehabilitación del sector educación después del tifón Haiyan (Yolanda). Por otro lado, este trabajo analiza los retos y oportunidades para la construcción de un sistema educativo resiliente ante desastres en Filipinas. Ello incluye considerar el hilo fundamental que enlaza la RRD, los programas de desarrollo y respuesta humanitaria. El estudio se basa en los elementos del Marco Integral de Seguridad Escolar, a fin de establecer las principales conclusiones en relación al análisis de la respuesta del sector educativo, identificando sus fortalezas y debilidades. Se apoya, en gran medida, en la investigación cualitativa, que incluye entrevistas con informantes claves, que trabajan en el campo y a nivel de la comunidad. Este trabajo argumenta a favor de una mayor cooperación e integración entre los programas humanitarios y de desarrollo, a través de las medidas de reducción del riesgo de desastres, a fin de cumplir con los derechos a la educación y la seguridad de la niñez en Filipinas. INTRODUCCIÓN El 8 de noviembre de 2013, el tifón Haiyan (conocido localmente como “Yolanda”) tocó tierra en Filipinas. Fue una de las tormentas más fuertes jamás registradas y afectó alrededor de 16 millones de personas en nueve provincias de la región de Visayas, creándose rápidamente una crisis humanitaria. El tifón es un poderoso ejemplo del tipo de riesgo de desastres que sufren muchas comunidades en todo el mundo y requieren, por lo tanto, de la necesidad de medios eficaces para proteger los derechos de los niños y niñas que son los más vulnerables. Para ello, la educación es un componente fundamental. Tomando en cuenta los riesgos posibles que afronta la niñez después de los desastres, la provisión de la educación en situaciones de emergencia, no solamente para cumplir con su derecho a la educación en todo momento; sino, también, para la protección y el retorno a un estado de normalidad (Sinclair, 2001). Por otra parte, la educación es esencial para proporcionar a la niñez los conocimientos y habilidades a fin de reducir el impacto de futuros desastres (UNESCO, 2005). Aunque Filipinas es uno de los países más propensos en sufrir desastres a nivel mundial (CRED, 2014), y los
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filipinos están acostumbrados a eventos climáticos extremos, todavía existe una gran necesidad de crear conciencia sobre los peligros relacionados a los riesgos y a las respuestas. El tifón Haiyan, también, ha causado extensos daños a la infraestructura escolar, y la continuidad del proceso de enseñanza-aprendizaje ha sido una de los desafíos dentro de los esfuerzos de ayuda tras el desastre (Grupo de Agencias en Educación en Filipinas, 2014A), poniendo en riesgo el derecho de la niñez a la educación y a su seguridad. En Filipinas, los riesgos naturales agravan los problemas relacionados con el acceso igualitario para todos los niños y niñas a una educación de calidad y relevante en escuelas seguras (Banco Mundial, 2014) (NEDA y PNUD, 2014. Por lo tanto, es fundamental garantizar la continuidad de la educación dentro de un ambiente de aprendizaje seguro y resiliente. La reducción del riesgo de desastres ofrece el marco conceptual para apoyar los esfuerzos, a fin de responder, eficazmente, proporcionando educación en casos de desastres y situaciones de emergencia, así como desarrollar la capacidad de resiliencia mediante actividades básicas educativas. La Reducción del Riesgo de Desastres en el sector de la educación durante las fases de respuesta, recuperación y rehabilitación del Tifón Haiyan, ofrece una oportunidad crítica para prevenir la creación de nuevos riesgos y reducir el riesgo existente. Por lo tanto, ayuda a proteger a la niñez y cómo hacer realidad su derecho a la educación ante frecuentes desastres. Se sostiene que la necesidad de tener estrategias para la reducción de riesgo de desastres en el sector educación debería ser considerada durante las fases de respuesta, recuperación y rehabilitación ante cualquier desastre, dado que tienen un papel importante que desempeñar en la construcción del individuo y en la capacidad de resiliencia del sector. La RRD ofrece un enfoque holístico para la respuesta humanitaria que incorpora una perspectiva de desarrollo a largo plazo y el fortalecimiento de la resiliencia ( UNISDR , 2005 ). La justificación de la importancia de la reducción del riesgo de desastres y la educación durante la emergencia y durante la reconstrucción temprana están presentes en varios temas. Los principales marcos incluyen la Declaración Universal de Derechos Humanos de 1948, la Convención sobre los Derechos del Niño de 1989 y la Resolución de la Asamblea General de la ONU sobre el Derecho a la Educación en Situaciones de Emergencia, así como el Marco de Acción de Hyogo ( MAH ) y la Estrategia Internacional de las Naciones Unidas para la Reducción de Desastres ( UNISDR) . Otros temas relevantes son: la Educación para el Desarrollo Sostenible y los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) de la Educación para Todos (EPT). La interacción de la educación y la reducción del riesgo de desastres es única en tanto que la RRD tiene un gran impacto en el propio sector de la educación y es identificado en el MAH como la tercera acción prioritaria (UNISDR ,2005): La educación es un componente importante en el fortalecimiento de la resiliencia en las comunidades en riesgo. La interconexión de Educación y la Reducción del Riesgo de Desastres, se desarrolla bajo una perspectiva global basada en el Marco Integral de Seguridad Escolar publicado como preparación a la tercera Conferencia Mundial de la ONU sobre la Reducción del Riesgo de Desastres 2015 (Alianza Global para la Reducción del Riesgo de Desastres y Resiliencia en el Sector Educación, 2014). En este contexto se combinan tres pilares para la Reducción del Riesgo de Desastres en la educación, a saber: (1) Instalaciones escolares seguras, (2) Gestión de Desastres en la Escuela, (3) Educación para la Reducción del Riesgo y la Resiliencia que están en consonancia con la interpretación del Marco de Acción de Hyogo (MAH)(UNISDR, 2005). La Educación en Emergencias, así como la Reducción de Desastres tienen una creciente importancia adquirida en la investigación académica, trabajo que reúne a dos temas que siguen siendo poco conocidos, la mayoría de los estudios actuales se refieren, tanto a (i) la mitigación de los impactos de los desastres en la educación, a través de las escuelas seguras, (ii) la garantía de la continuidad de la educación después de los desastres, o (iii) el papel de la educación para la reducción del riesgo de desastres (Sorensen, Rumsey, y García,2014).
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Sin embargo, para una integración efectiva de la respuesta humanitaria y el desarrollo del sector educación, a fin de hacer frente a los desastres, un enfoque holístico es esencial. Las acciones adecuadas en las fases de respuesta, recuperación y rehabilitación apuntan a dirigir principales temas para que en futuros desastres puedan ayudar a fortalecer la resiliencia. Por otra parte, las medidas de reducción del riesgo de desastres, también, pueden contribuir y salvaguardar el desarrollo de los sectores como un todo. Debido a su papel esencial para asegurar el derecho de la niñez a la educación y a la seguridad, esto es principalmente importante en el sector educación. El estudio cualitativo tuvo como objetivo explorar la gama de factores que tanto dificultan y facilitan la incorporación de la reducción del riesgo de desastres en el sector educación en las Filipinas tras el tifón Haiyan. La investigación sobre un estudio de caso a nivel de institución educativa nos permitió comprender a qué recursos y capacidades se tienen acceso y en qué medida las políticas y los marcos existentes están implementados a nivel de terreno (en la escuela) Con la finalidad de obtener una comprensión más integral, se realizaron entrevistas semi-estructuradas con diferentes grupos meta. Estas entrevistas incluyeron maestro/as de las escuelas públicas y privadas, el personal y lo/as voluntario/as locales que participaron en acciones de respuesta y rehabilitación, así como miembros de la comunidad. En primer lugar, el presente trabajo da una visión general de la situación de la niñez después del desastre. Luego, se presentan las conclusiones sobre la Reducción del Riesgo de Desastres a nivel de las instituciones educativas, incluyendo las instalaciones seguras para el aprendizaje, gestión de desastres en la escuela y la educación para la reducción de riesgo y la resiliencia. Además, se debaten los retos y oportunidades para las acciones en la reducción de riesgos de desastres en Filipinas. El documento concluye con recomendaciones para el fortalecimiento de un sistema educativo resiliente de gestión del riesgo de desastres con la finalidad de hacer cumplir los derechos de la niñez a la educación y a la seguridad en Filipinas. EL IMPACTO DEL TIFÓN HAIYAN (“YOLANDA”) SOBRE LOS DERECHOS DE LA NIÑEZ A LA EDUCACIÓN Y A LA SEGURIDAD Según UNICEF, 5,9 millones de niños y niñas fueron afectados por el tifón Haiyan (UNICEF , 2014). Muchos perdieron sus hogares, sus escuelas y, tal vez, miembros de su familia al mismo tiempo. Ocho meses después del tifón, un gran número de familias aún están sin hogar. Este ambiente, después del desastre, crea diversas tensiones y riesgos para los niños y niñas. Debido a las pérdidas causadas por el tifón, muchas familias luchan para ganarse la vida. Los espacios para las viviendas temporales carecen de acceso a los servicios de agua, saneamiento e higiene. Además, la niñez enfrenta a riesgos fuera de sus hogares, sobre todo, cuando se dirigen a la escuela. Muchos tienen que caminar distancias muy largas, y tienen que nadar algunas zonas durante temporada de lluvias a fin de llegar a sus escuelas. Estos niños y niñas son altamente vulnerables a los abusos, a la violencia sexual, a la trata de personas y la explotación después del desastre ( Grupo Sectorial Global de Protección y Grupo Sectorial Global de Educación, 2014) Los niños, además de su situación en el hogar, se enfrentan a dificultades en cuanto a su acceso a la educación. El tifón Haiyan dejó más de 2.500 escuelas y más de 2.500 centros de atención diurnatotal o parcialmente dañados (Grupo Sectorial de Educación de Filipinas 2014b,), lo que provocó la interrupción del proceso de enseñanza-aprendizaje. Tras el tifón, las escuelas permanecieron cerradas. Después del desastre, aparte de los daños causados por los fuertes vientos y del aumento del agua, otras fueron destrucciones provocadas por las personas. En muchos lugares, la ley y el orden se rompió después de que el tifón golpeara e interrumpiera masivamente los suministros. Provocó una búsqueda desesperada de materiales por los miembros de la comunidad para construir casas temporales. La reanudación de las clases varío entre dos semanas y algunos meses después del tifón. El 6 de enero, las escuelas ubicadas en zonas afectadas fueron oficialmente reabiertas con la Campaña del Departamento de Educación y el Departamento de Servicios Sociales Bienestar y Desarrollo 'Volver a Aprender' (UNICEF Filipinas, 2014). A pesar de que la mayoría de los niños y niñas han regresado a la escuela, las clases se desarrollan en condiciones difíciles. Los daños por el tifón
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dejo una carencia de aulas utilizables. Los planes para la reapertura de las escuelas incluyeron arreglos alternativos para las escuelas. Los estudiantes están recibiendo las clases en las aulas temporales o carpas en espacios abiertos, en turnos o compartiendo sus aulas con otros grados. Muchas escuelas han sido utilizadas como centros de evacuación para miembros afectados de la comunidad. Aunque la mayoría de las escuelas no están diseñadas para dar cabida a un gran número de personas; sin embargo, a menudo son las únicas alternativas posibles para la evacuación dentro de un área. Esto complicó la reanudación de las clases en las escuelas, ya que las aulas no podían utilizarse debido a la presencia de los evacuados. Además, el número de deserción estudiantil ha aumentado a raíz del desastre debido al desplazamiento y traslado a otras regiones, la falta de alimentos, la falta de recursos para útiles escolares y de transporte. Estos riesgos y desafíos para la niñez después del tifón Haiyan son comunes en situaciones post-desastre; asimismo, ilustran la necesidad de la prevención en la educación en situaciones de emergencia creando espacios seguros para la niñez. En relación a futuros desastres, el sector educación tiene que ser fortalecido a fin de apoyar a la niñez en la preparación y respuesta haciendo frente a las dificultades. REDUCCIÓN DEL RIESGO DE DESASTRES EN EL SECTOR EDUCACIÓN TRAS EL TIFÓN HAIYAN (“YOLANDA”) Tras el tifón, el sector educación está ahora comprometido con la rehabilitación y la reconstrucción. Este proceso ofrece oportunidades para direccionar el riesgo a fin de asegurar que el próximo desastre no cause impactos similares. Por lo tanto, la reducción del riesgo de desastres a largo plazo y el fortalecimiento de resiliencia deberían ser fuertes componentes en la rehabilitación del sector educación. Instalaciones escolares seguras Sin duda alguna, la intervención más frecuente en el sector educación tras el tifón Haiyan es el refortalecimiento y la reconstrucción de las instalaciones educativas. Sin embargo, la situación en las escuelas varía mucho. Mientras que algunas escuelas tienen nuevas estructuras, otras todavía están desarrollando clases en espacios temporales de aprendizaje. El gran número de escuelas afectadas fue el resultado de una falta de recursos y de financiamiento disponible para la rehabilitación, dando lugar a que algunas escuelas reciban más apoyo que otras. En general, la mayoría de las escuelas dependen de la ayuda internacional u ONG de la localidad y reciben poca ayuda por parte del gobierno. Además, la disponibilidad de recursos depende mucho de la ubicación, del tamaño de la escuela, de las asociaciones con instituciones en el extranjero u otros contactos. Las escuelas se diferencian en sus características específicas y, por lo tanto, también, en su capacidad para su reconstrucción. En principio, la situación en las escuelas privadas es mucho mejor, ya que están recibiendo el apoyo de los socios internacionales en el extranjero y, en cierta manera, cuentan con más recursos disponibles, a través de las recaudaciones de matrícula. Asimismo, las escuelas con una gran cantidad de estudiantes y ubicadas dentro de zonas urbanas están recibiendo cada vez más atención por las ONG y los donantes internacionales. Por el contrario, escuelas ubicadas cerca de las “zonas no reconstruidas” están, todavía, luchando para la financiación de la reconstrucción. Las escuelas situadas cerca de la orilla del mar, no reciben el apoyo del gobierno, ni de otras organizaciones. En cuanto al mejoramiento del diseño de los edificios y de seguras construcciones, la situación y las maneras de afrontarlo, también varían. En general, es más costoso construir una escuela resistente al peligro. Esto no sólo se aplica a los materiales, sino también a la necesidad de mano de obra calificada. Debido a la falta de recursos, la mayoría de escuelas consiguen, simplemente, ser techadas y pintadas. A veces, el
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financiamiento por parte de las organizaciones se detiene por razones internas durante el proceso y las construcciones de las escuelas no son acabadas. El apoyo y financiamiento a una escuela suele ser complicado con muchos grupos y organizaciones involucradas. La transparencia y la rendición de cuentas es un gran problema, así como el proceso burocrático. Cuando las nuevas edificaciones o instalaciones ya han sido acabadas, su uso requiere de la obtención de certificados oficiales. Este proceso de aplicación a menudo toma mucho tiempo. En resumen, el mejoramiento del diseño de la edificación y de la construcción con más seguridad no siempre es la situación, sino más bien la carencia. La razón es, simplemente, la falta de recursos disponibles. Dado que la escuela, de alguna manera, tiene que seguir adelante; es casi imposible esperar mayor apoyo y suficiente mejoramiento. Gestión de desastres en la escuela Para hacer frente a los daños en las infraestructuras educativas, las escuelas han establecido espacios temporales de aprendizaje: cambiaron turnos o fusionaron clases. Los profesores y el personal estuvieron motivados y comprometidos a ayudar a las escuelas a recuperarse. En algunos casos, los maestros no reciben sus salarios tras el tifón o ellos mismos pagan por las reparaciones de las aulas. Muchas escuelas fueron utilizadas como refugios o centros de evacuación temporal sin las instalaciones o facilidades necesarias para soportar a un gran número de personas afectadas. Los espacios alternativos para las clases necesitaron ser identificadas, mientras que las aulas restantes alojaban a los miembros de la comunidad y a sus familias. Las escuelas se las arreglaron con lo que tenían para hacer posible la reapertura y la reanudación de las clases tras el tifón Haiyan. Sin embargo, la planificación anticipada para futuros desastres sigue siendo mínima y la preparación no es parte de la normal gestión de las escuelas y su mejoramiento. Procedimientos operativos establecidos, como la evacuación y los planes de contingencia, no están disponibles en la mayoría de las escuelas. Las razones van desde la falta de conciencia hasta la falta de tiempo y de personal ocupados con otras tareas relacionadas con el desastre. Incluso, aunque se realizaron simulacros multi-amenaza en las escuelas públicas, la preparación para la respuesta sigue siendo relativamente mínima en muchas escuelas. En Filipinas, las escuelas suelen ser las instituciones que están muy involucradas con las comunidades. Los profesores viven con sus familias en las comunidades y son a menudo vecinos de la misma zona o región. Además, las escuelas, frecuentemente, se utilizan como lugar de celebración para las actividades comunitarias. Por lo tanto, las escuelas podrían ser el centro de los programas de reducción del riesgo de desastres involucrando a las comunidades. Sin embargo, la realización de actividades de educación para la reducción de desastres, gestión de evacuación y documentación de desastres son muy escasos, y son llevados a cabo principalmente, por las organizaciones no gubernamentales con poco apoyo del gobierno local. Educación para la Reducción del Riesgo y la Resiliencia Además, la educación para la reducción del riesgo y la resiliencia no están realmente presentes en el plan de estudios y en la enseñanza en las escuelas. La principal razón es la falta de conciencia y el sentido de responsabilidad de la educación en la reducción del riesgo de desastres. La enseñanza sobre la preparación para los desastres, no está considerado como una responsabilidad de la escuela, sino de la "barangay" (es decir, la unidad de gobierno local más pequeña en Filipinas y se refiere a un "pueblo" o "comunidad"). Por lo tanto, las capacidades y las prioridades de la educación para la reducción del riesgo de desastres en las escuelas son limitadas. A pesar de que fue remitido a las funciones del Departamento de Educación el implementar la preparación para los riesgos y desastres en el plan de estudios, las escuelas carecen de personal capacitado y de materiales. Se ha explicado que el gobierno y otras organizaciones tienen que capacitar al personal de educación en la RRD, pero estas
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acciones, casi siempre, no llegan a las escuelas. Una razón conocida es que las capacitaciones a los docentes, por lo general, se llevan a cabo en las ciudades más grandes, necesitando viajes para asistir. Frecuentemente, no existe disponibilidad para los gastos de viaje. Otro problema es que, la mayoría de las veces, no existe material didáctico sobre los peligros naturales y la preparación para los desastres. El Departamento de Educación publicó un módulo sobre la RRD, pero no existen materiales disponibles en los dialectos locales de enseñanza. En general, la forma de pensar sobre los desastres es muy conservadora con poca toma de conciencia sobre la importancia en conocer los peligros naturales. La prevención y preparación a nivel escolar carece de atención y de responsabilidad. Es necesario, hacer hincapié, que existen escuelas comprometidas donde existen todos los componentes de la reducción del riesgo de desastres; sin embargo, son la excepción. En muchas escuelas la atención, la responsabilidad y la capacidad para la prevención, mitigación y preparación para futuros desastres, todavía, es mínima. DESAFIOS PARA LA REDUCCIÓN DEL RIESGO DE DESASTRES EN LA RESPUESTA DEL SECTOR EDUCACIÓN Los resultados revelan varios problemas que impiden acciones hacia el éxito de la reducción del riesgo de desastres, especialmente, en el sector educación. En los siguientes apartados se describen las razones por las que la implementación de la reducción del riesgo de desastres en el sector educación en Filipinas sigue aun siendo difícil. Falta de recursos financieros El principal desafío para la acción en la reducción del riesgo de desastres en el sector educación en las Filipinas es la enorme carencia de recursos financieros. A más de once meses del tifón Haiyan, las zonas afectadas, todavía, se están recuperando. El gobierno está en el camino difícil de la reconstrucción y en la necesidad de contar con más de 100 mil millones de pesos para la rehabilitación (Economía Nacional y Autoridad del Desarrollo, 2013). La necesidad más grande aún sigue siendo el refugio; asimismo, comunidades enteras necesitan ser reconstruidas. De la misma manera, las escuelas públicas están luchando para aumentar los fondos necesarios para la reconstrucción de la infraestructura educativa. Bajo estas circunstancias, es difícil, y en la mayoría de los casos imposible, de "reconstruir mejor" según lo previsto por el Gobierno de Filipinas (Gobierno de la República de Filipinas, 2013). La capacidad de Filipinas para recuperarse después del desastre es limitada, dado que, simplemente, no existen suficientes recursos para las innumerables necesidades que son urgentes atender. Para cubrir con estos espacios, la comunidad internacional proporciona asistencia humanitaria significativa como respuesta al desastre de gran magnitud y sus consecuencias (Gobierno de la República de Filipinas, 2014). Además, la reducción del riesgo de desastres reclama la atención del gobierno entre uno de sus principales competencias porque resulta ser una de las menos priorizadas. Los recursos suficientes para iniciar un sistema de trabajo en la RRD continuará siendo un desafío. Los tomadores de decisiones, también, son incapaces de tener una perspectiva a largo plazo acerca del desafío y poder optar soluciones a corto plazo. Incluso los donantes tienen tendencia a apoyar proyectos que son visibles. Falta de capacidad Aunque las Filipinas cuentan con políticas específicas sobre la reducción de riesgos de desastres, su aplicación es mínima a nivel local. Las políticas nacionales pueden servir de base para las acciones comunitarias e impulsar los procesos de la reducción del riesgo desastre a nivel local, pero un ambiente habilitador es esencial. La reducción del riesgo de desastres requiere la participación de múltiples interesados y tener desarrollada las capacidades en muchos niveles. En el nivel local, la reducción del riesgo de desastres es a menudo visto como
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un tema independiente y no un tema transversal. Esto se traduce, tanto en no incluirlo en los planes sectoriales, así como no tener un presupuesto, debidamente, asignado para las estrategias de la reducción del riesgo de desastres. A pesar de una serie de esfuerzos, la toma de conciencia y el desarrollo de capacidades en la reducción del riesgo de desastres permanece aun siendo mínimo. La respuesta al tifón Haiyan muestra una gran brecha entre el objetivo que apunta el gobierno nacional, los documentos de estrategia publicados y la actual implementación en los niveles subnacionales. Enfoque de la fase de respuesta y post-desastre Aunque el enfoque de reducción del riesgo de desastres ha sido identificado como un medio para reducir las pérdidas a nivel nacional, la gestión de desastres aún sigue focalizada, principalmente, en la respuesta y en la rehabilitación después de los desastres. Tras el tifón Haiyan, el objetivo del sector educación fue en reabrir las escuelas y reanudar las clases lo antes posible. Las escuelas instalaron espacios temporales de aprendizaje, turnaron horarios de clases o usaron clases multigrados a fin de continuar con el proceso de enseñanza aprendizaje en un ambiente de post-desastre. Estas acciones fueron necesarias para limitar la interrupción del servicio de la educación. Sin embargo, la reducción de la vulnerabilidad para encarar futuros desastres no se ha adoptado en muchos casos. La reducción del riesgo de desastres parece como término ampliamente conocido, pero la implementación de un conocimiento universal sobre qué es precisamente la RRD parece ser difícil; no sólo dentro del sector educación, sino entre muchos involucrados de la respuesta al desastre. Por lo general, la RRD se refiere a las acciones emprendidas después del tifón Haiyan. Por el contrario, las medidas de preparación y de planificación no forman parte de la gestión de la escuela en muchas comunidades. Las clases se suspendieron cuando se recibieron las alertas ante el tifón Haiyan, pero las escuelas no estuvieron preparadas para los nefastos imprevistos que ocurrían durante el horario escolar. Lo mismo se aplica para la educación en riesgo de desastres y en resiliencia. La preparación para los desastres ha sido formalmente incluido en el plan de estudios de las escuelas públicas dentro de la el Acta de acuerdo de 2010 de Filipinas sobre la gestión y reducción del riesgo de desastres (GRRD). Sin embargo, la enseñanza sobre los peligros naturales y la preparación para los desastres a menudo no se produce debido a la falta de capacidades y materiales de enseñanza en las escuelas. A pesar de que se ha carecido de preparación y conocimiento en el caso de tifón Haiyan, la educación para la reducción del riesgo de desastres no es una prioridad futura en la mayoría de las escuelas. El gobierno es considerado como el responsable de la información y educación sobre la preparación para desastres. Además, los insuficientes recursos financieros llevan a sencillas reparaciones y reconstrucciones de las escuelas. Para muchos, el mejoramiento en los diseños de la infraestructura incorporando las normas de construcción resistentes a los peligros, no puede ser costeado. Enfoque de la reconstrucción y la infraestructura En general, después de un desastre las acciones se someten a diferentes fases, desde la respuesta inmediata hasta la rehabilitación a largo plazo. Tras más de ocho meses del tifón de Haiyan, los esfuerzos se han desplazado hacia la recuperación y reconstrucción a largo plazo. La mayoría de las iniciativas están dirigidas a la reconstrucción y fortalecer la infraestructura. En el sector educación, esto significa reparar las 2500 escuelas que han sido afectadas por el tifón Haiyan. Obviamente, para la reparación de las aulas e instalaciones es necesario establecer un sistema escolar funcional. También, parece comprensible que los recursos deberían ser destinados a la construcción de infraestructuras seguras a fin de resistir futuros tifones. Sin embargo, las instalaciones escolares seguras sólo representan una parte integral de la reducción del riesgo de desastres en la educación (UNESCO, 2011). La reducción del riesgo de desastres, también, depende de la enseñanza y el aprendizaje sobre esta temática y de la gestión de desastres a nivel escolar. En Filipinas, el mes de julio de cada año se declara como " Mes de la Conciencia Nacional sobre el Desastre "(Gobierno de la República de Filipinas, 1999).
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No obstante, las actividades para la reducción del riesgo de desastres en las escuelas siguen siendo mínimas. Replicándose aquello de lo que la agencia de Educación en las Filipinas ya había propuesto, existe una gran necesidad de "[...] la educación en emergencias a ser simplificada en la capacitación del profesorado, incorporando la protección de la niñez en situaciones de emergencia, y la capacitación sobre el apoyo psicosocial " (Agencia de Educación en Filipinas, 2014b) . A pesar que los socios de la agencia de educación están acelerando la formación de los funcionarios de educación, aún sigue siendo difícil abarcar una gran cantidad de escuelas. La falta de cooperación y demarcación Desde antes del tifón Haiyan, la coordinación y la cooperación sobre la reducción del riesgo de desastres y su gestión en las Filipinas no habían sido consideradas como efectivas. La devastación a gran escala provocada por el tifón Haiyan ha puesto en evidencia los problemas una vez más. En primer lugar, la coordinación en la reducción del riesgo de desastres y la gestión entre los diferentes niveles de gobierno es difícil. Se visibiliza en que la implementación de las políticas nacionales difiere de región, provincia y barangay (es decir, la unidad de gobierno local más pequeña en Filipinas y se refiere a un "pueblo" o "comunidad). En segundo lugar, la cooperación entre el gobierno local y las organizaciones no gubernamentales es compleja y burocrática. El gobierno de Filipinas lidera la respuesta del desastre y cada proyecto emprendido requiere el permiso de los funcionarios locales. El gobierno de Filipinas no puede responder a la situación sin el apoyo internacional. En tercer lugar, la colaboración entre las diferentes organizaciones, los organismos donantes y otros actores es compleja. Los esfuerzos para la recuperación después de un desastre suele ser muy complejo con numerosos actores y entidades internacionales involucradas, todas aplicando sus propios enfoques. Esto da lugar a variados conceptos, métodos y materiales de capacitación para la reducción del riesgo de desastres. Mientras que algunos abogan por un programa de capacitación estandarizado, otros dan preferencia a la diversidad y en su lugar sugieren intercambio de lecciones aprendidas de las iniciativas exitosas de reducción del riesgo de desastres. Los cambios en el gobierno local, también, a menudo lideran la búsqueda de nuevos proyectos y estrategias para la reducción del riesgo de desastres. Incluso dentro del Grupo Sectorial de Educación, la cooperación en formular estrategias para la reducción del riesgo de desastres es difícil buscar. La participación de las organizaciones no gubernamentales nacionales y locales en el grupo sectorial sigue siendo un reto y están lejos de involucrar a todos los actores. La investigación realizada ha demostrado que la situación entre las escuelas y las comunidades no podría ser más diferente. Mientras algunas escuelas pueden ser consideradas como modelos a seguir para la implementación de medidas para la reducción del riesgo de desastres; acciones relacionadas a la reducción del riesgo de desastres son inexistentes en otras escuelas. Estas importantes diferencias plantean un gran desafío para el fortalecimiento de un sistema educativo resiliente ante el desastre. El incremento del enfoque en específicas ciudades o regiones, también, plantea que se pasan por alto el peligro de desafíos existentes en el terreno. Si ciertas escuelas se utilizan, repetidamente, como punto de referencia para las acciones emprendidas en la reducción del riesgo de desastres, podría surgir el riesgo que distorsione la situación general de las medidas para la reducción del riesgo de desastres en el sector educación. Oportunidades para fortalecer la reducción del riesgo de desastres en educación A parte de muchos desafíos, la investigación, también, ha descubierto muchas oportunidades para fortalecer la reducción del riesgo de desastres en la educación en Filipinas. En primer lugar, este capítulo trata de dos oportunidades a nivel organizacional. Después, se presentan estrategias de las comunidades afectadas. Estas estrategias pueden ser vistas como puntos de partida a fin de desarrollar acciones de abajo hacia arriba para la reducción de riesgos de desastres. Mayor visibilidad y relevancia de la RRD
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La magnitud del desastre tras el tifón Haiyan hizo que Filipinas sea el centro de la atención internacional. Tales desastres, a gran escala, traen consigo el mayor interés, así como la financiación para la reducción del riesgo de desastres. Dentro de las acciones de respuesta y recuperación, la reducción del riesgo de desastres puede lograr una mayor visibilidad y relevancia. Filipinas tiene políticas de reducción del riesgo de desastres. En estas políticas se enfatiza el rol de los gobiernos locales para la mitigación y la preparación ante los desastres. Sin embargo, la magnitud de los impactos del tifón Haiyan ha socavado las políticas y estrategias existentes. También destaca que todavía hay muchas necesidades existentes en todos los niveles; especialmente para la integración de la reducción del riesgo de desastres en los procesos de respuesta y la rehabilitación. El éxito en la reducción del riesgo de desastres requiere una sólida base institucional para la implementación efectiva. El reciente desastre ofrece nuevas oportunidades para un mejor apoyo en la reducción del riesgo de desastres y su incorporación como tema transversal. En los numerosos informes de las organizaciones involucradas en el proceso de respuesta y rehabilitación, éste esfuerzo es altamente visible. En el sector educación, la atención fue dirigida a actividades de preparación ante desastres y se llevó acabo simulacros de multiamenazas. Aunque la investigación mostró que, todavía, hay un largo camino por recorrer, un mayor apoyo para la reducción del riesgo de desastres en la respuesta humanitaria para el tifón Haiyan podría ofrecer oportunidades para la movilización de recursos para la RRD en los planes de desarrollo nacionales. Fortalecimiento de las asociaciones a través del enfoque del grupo sectorial En Filipinas, el enfoque de grupo sectorial ha sido establecido por el Consejo Nacional de Coordinación de Desastre, en mayo de 2007 (Consejo Nacional de Coordinación de Desastre, 2007). Es parte de la respuesta mundial con el objetivo de prestar ayuda más oportuna y consistente a las personas afectadas en situaciones de emergencia complejas. Como en el caso del tifón Haiyan, el sistema del grupo sectorial se está esforzando para mejorar la colaboración entre las agencias de la ONU, ONG internacionales, nacionales y locales, así como, también con los departamentos del gobierno (IASC, 2006). A pesar de que un problema observado para la reducción del riesgo de desastres, durante la investigación, fue la débil cooperación internacional entre agencias y organizaciones con las ONG nacionales y locales, el enfoque del grupo sectorial puede ser considerado a fin de fortalecer la compleja coordinación de ayuda. Este grupo proporciona una estructura importante para el intercambio mutuo de los retos y estrategias en la respuesta, siendo beneficioso para la reducción del riesgo de desastres Reducción (RRD). Aunque existen desafíos en cuanto a la participación de las ONG, la estructura del grupo sectorial es un apoyo para el fortalecimiento de las asociaciones de los diferentes promotores involucrados después del tifón. Dentro de estas asociaciones, existe el potencial de un mayor apoyo y una común comprensión sobre la reducción del riesgo de desastres. Grupos de la comunidad organizada Como respuesta a las muchas necesidades sobre el terreno, las comunidades afectadas, a menudo, se organizan a sí mismos y movilizan recursos para ayudarse mutuamente. En muchos casos, tratar de esperar la ayuda del extranjero lleva demasiado tiempo, por lo tanto las comunidades se organizan por sí mismas. Los profesores gastan su propio dinero para las reparaciones de la escuela a fin de poder reanudar sus clases. En otras comunidades, reuniones informales, son desarrolladas por grupos de mujeres a fin de proteger a la niñez y a las mujeres de los abusos. En Filipinas estas organizaciones locales son conocidas como “el poder del pueblo”, y ofrecen oportunidades para efectivas estrategias de afrontamiento tras el tifón Haiyan. También pueden proporcionar un punto de partida para las acciones de reducción del riesgo de desastres basados en la comunidad. Los grupos de la comunidad pueden tener diferentes recursos y capacidades, así como el conocimiento local a fin de contribuir al éxito de la reducción del riesgo de desastres. Sus relaciones sólidas, también, pueden apoyar a la difusión de la información y del conocimiento sobre los riesgos y la preparación para los desastres, además del fortalecimiento de la resiliencia de la comunidad para futuros desastres.
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Papel de las redes sociales A raíz del tifón Haiyan, las familias y las personas, en general, se apoyaron en sus amigos y demás familiares. Los filipinos tienen fuertes redes sociales y son una gran comunidad. Tras el desastre, sus redes sociales, fueron útiles para obtener información sobre el estado de los miembros de la familia, así como para proveer refugios a las personas que perdieron su hogar y recibir remesas enviadas por miembros de la familia que trabajan en el extranjero. Muchas familias fueron trasladadas a otras regiones a fin de estar con sus familiares, en lugar de permanecer en los centros de evacuación. Además del apoyo de la comunidad internacional, una gran parte de la ayuda vino de los filipinos que trabajan y viven en el extranjero. Asimismo, en el marco del financiamiento a la infraestructura escolar, muchas escuelas podrían contar con el apoyo de las escuelas asociadas en el extranjero o relaciones de amistad que tenga escuela. Se encontró que las redes sociales son las herramientas más eficaces para la acción sobre el terreno. Socios internacionales, del área privada, apoyarían acciones para la reducción del riesgo de desastres, tales como en el financiamiento de infraestructuras escolares resistentes a peligros. Este es otro ejemplo de cómo el conocimiento y la información sobre los riesgos naturales y la preparación puede ser intercambiado y ser difundido, a través de las relaciones y redes sociales ya existentes. Conclusión Este trabajo se basa sobre el argumento en que las estrategias de la reducción del riesgo de desastres en el sector educación deberían ser una parte esencial de la respuesta, la recuperación y la rehabilitación ante los desastres. Las medidas sobre la reducción del riesgo de desastres pueden ayudar a fortalecer el sector educación con el fin de hacer cumplir con los derechos a la educación y la seguridad de la niñez en casos de desastres. Por lo tanto, la investigación evaluó la fase de respuesta, recuperación y de rehabilitación después de ocurrido el tifón Haiyan, con especial atención a las estrategias de reducción de riesgos en la escuela y en la comunidad. Basándose en los resultados, se pueden hacer recomendaciones con el fin de construir un sistema educativo resiliente ante desastres en Filipinas. La investigación hace visible que la aplicación de las estrategias internacionales y las políticas nacionales a nivel local siguen siendo incompletas y es un trabajo en continuo progreso. Aunque Filipinas ha sido ampliamente elogiada por su liderazgo en cuanto a la reducción del riesgo de desastres y la gestión de políticas dentro de la comunidad internacional, la investigación demostró que su generalizado desplazamiento a la acción a nivel local aún necesita tiempo y voluntad política. La respuesta y el proceso de rehabilitación tras el tifón Haiyan están fuertemente influenciados por factores políticos y relaciones de poder en las zonas afectadas. También, se ve obstaculizada por la organización y temas de coordinación. A pesar que la reducción del riesgo de desastres ha estado en la agenda nacional para el año, muchos a nivel local, todavía, no son conscientes de las oportunidades para aumentar la resiliencia ante los peligros naturales. Esto, especialmente, se aplica al sector educación. Las políticas existentes y los documentos de estrategia para la reducción del riesgo desastres en el sector de la educación de Filipinas demuestran un estado de progreso diferente a la aplicación a nivel local. Del mismo modo, los maestros y la administración escolar eran pocos conscientes de los recursos y además carecían de recursos para la reducción del riesgo de desastres. La investigación evaluó las preocupaciones y necesidades de los pueblos y de las escuelas que son causados por los procesos políticos, económicos y estructurales. Esto muestra que las principales razones de los desastres y la vulnerabilidad se encuentran mucho más allá del alcance fragmentado de estrategias de reducción de riesgos. También, destaca que los gobiernos locales son los patrocinadores esenciales para alinear las estrategias generales a las prioridades y a las capacidades a nivel local, dando lugar a acciones significativas para una eficaz reducción del riesgo de desastres. Muchos desafíos existen debido a los factores que están más allá del poder de aquellos que se ven afectados por el desastre. La falta de recursos financieros, y la eminente falta de recursos humanos, a menudo, limitan la implementación de acciones de reducción del riesgo de desastres a nivel comunitario. No se puede activar la reducción del riesgo de desastres en la comunidad sin abordar la pobreza. La reducción del riesgo de desastres y el sector educación necesitan ir de la mano, todos los días, a fin de sumar esfuerzos.
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Mientras la reducción del riesgo de desastres apoya las inversiones, una distribución más equitativa de los recursos y del poder dentro de la sociedad filipina es necesaria, a fin de aumentar la reducción del riesgo de desastres. La investigación demostró que la mayoría de las escuelas están luchando por su reconstrucción debido a los insuficientes recursos y dentro de estos esfuerzos queda poca capacidad para crear estrategias de reducción de riesgo de desastres. Muchas escuelas eran muy simples y el sistema de escuelas públicas en las zonas afectadas pareció no ser de alta calidad. Por lo tanto, los requisitos para apoyar las acciones sobre la reducción del riesgo de desastres en el sector educación son con inversiones en el sistema de la educación pública. Estas inversiones serán garantizadas, mutuamente, para la reducción del riesgo de desastres. La reducción del riesgo de desastres tiene que estar fuertemente integrado dentro de los planes de desarrollo del sector educación, en lugar de verse como separado. Otro hallazgo encontrado durante la investigación ha sido la atención en términos de respuesta a desastres y asistencia. La investigación centrada en la fase de post desastre, encontró que el concepto de la reducción del riesgo de desastres está basado en la construcción de la resiliencia ante futuros desastres. Que las acciones deberían ser integradas dentro de las fases de respuesta y rehabilitación. Durante el trabajo de campo, se encontró que para muchas personas la reducción del riesgo de desastres, todavía, se aplica al hacer frente a una catástrofe en la etapa del después. Las escuelas se centran en la creación de espacios de aprendizaje temporales, en la continuidad de la educación, la reconstrucción de sus aulas e instalaciones, tras el tifón. Sin embargo, cuando se preguntó acerca de la preparación a futuros desastres, pequeñas actividades han sido emprendidas. Sobre todo en un país propenso a desastres, como Filipinas, es necesario repensar la manera de hacer frente a los desastres como una urgente necesidad. Esto no sólo se debe tomar en serio a nivel nacional; sino que, también, se debe incrementar la atención y esfuerzo al nivel local. La reducción del riesgo de desastres depende, en gran medida, de la información y el conocimiento, de la gente, acerca de los peligros, riesgos y preparación. Por lo tanto, la reducción de riesgos y la educación en resiliencia es de primera prioridad. El estudio del caso del tifón Haiyan demostró, trágicamente, las consecuencias de la falta de conocimiento acerca de los peligros naturales y la preparación. La investigación demostró que muchos no son conscientes, aun, de la importancia del papel de la educación en su objeto de limitar las consecuencias que acarrean los desastres. Las acciones de reducción del riesgo de desastres, se centró principalmente en la construcción de infraestructuras e instalaciones escolares más seguras. Los maestros y el personal de educación se preguntaban acerca de su tarea de enseñar sobre la reducción del riesgo de desastres y se refirieron a la responsabilidad del gobierno local. Las capacitaciones se centraron, principalmente, en funcionarios locales del gobierno, que por supuesto es importante, pero no es trascendental. Respecto a futuros desastres: fortalecer los recursos humanos y la capacidad operativa tienen que ser las prioridades. Asimismo, es de suma importancia la inversión sostenible y eficaz, ya que el conocimiento puede ser, fácilmente, compartido dentro de las familias y comunidades con el fin de ayudar a salvar vidas. Por lo tanto, la educación para la reducción del riesgo de desastres debería ser promovida dentro de las escuelas, a través de cursos desarrollado por los maestros capacitados, complementado con el desarrollo de materiales didácticos escritos en dialectos de las mismas localidades. El estudio optó por un enfoque holístico, incluyendo instalaciones seguras de aprendizaje, la Gestión de Desastres en la Escuela, y la Educación para la Reducción del Riesgo y la Resiliencia. En la información recopilada durante la investigación, no todos estos elementos existen, en la misma medida, en las escuelas. Si la reducción del riesgo de desastres va más allá de la respuesta a desastres, entonces se enfocaría en instalaciones seguras de aprendizaje en la mayoría de los casos. Los
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patrocinadores internacionales pagarían y exigirían la construcción de infraestructuras resistentes a los peligros. La gestión del riesgo de desastres de la escuela y la educación de la resiliencia son la responsabilidad de las propias escuelas. Una vez más, debido a la falta de recursos y capacidades, estos dos componentes para la seguridad escolar integral, no existen en muchos casos. Garantizar a la niñez sus derechos a la educación y la seguridad, requieren permanente esfuerzo y apoyo, a fin de promover un enfoque integral para la reducción del riesgo de desastres en el sector educación en todos los niveles. Las razones de su importancia y las articulaciones entre sus elementos están fuertemente interrelacionados, haciendo que el enfoque holístico sea aún más importante. Esta investigación pretendió hacer, exactamente, eso, al contribuir al apoyo de la reducción integral del riesgo de desastres en la educación en las Filipinas, con el objeto de cerrar la brecha entre los esfuerzos humanitarios y de desarrollo. Referencias Child Protection Cluster, & Education Cluster. (2014). Mid-Term Report: Key Findings from Joint Assessment Phase 1. Child Protection and Education Cluster Joint Needs Assessment of Typhoon Haiyan (Yolanda)- Affected Municipalities in the Philippines. March-April 2014. CRED. (2014). EM-DAT: The OFDA/CRED International Disaster Database. Philippines Country Profile. Natural Disasters. Retrieved 30th August, 2014, from http://www.emdat.be/result-country-profile - summtable Global Alliance for Disaster Risk Reduction & Resilience in the Education Sector. (2014). Comprehensive School Safety. A global framework in support of The Global Alliance for Disaster Risk Reduction and Resilience in the Education Sector and The Worldwide Initiative for Safe Schools, in preparation for the 3rd U.N. World Conference on Disaster Risk Reduction, 2015. Government of the Republic of the Philippines. (1999). Executive Order No. 137, Declaring the Month of July of every year as National Disaster Consciousness Month and Institutionalizing the civil defence deputization program. Government of the Republic of the Philippines. (2013). Speech of His Excellency Benigno S. Aquino III President of the Philippines At the briefing for Philippine development partners on Reconstruction Assistance on Yolanda. Government of the Republic of the Philippines. (2014). Foreign Aid Transparency Hub (FAiTH). Retrieved 15 July, 2014, from http://www.gov.ph/faith/13 IASC. (2006). Guidance Note on Using the Cluster Approach to Strengthen Humanitarian Response. National Disaster Coordinating Council. (2007). Institutionalizaton of the cluster Approach in the Philippines Management System, Designation of Cluster Leads and Other Terms of Reference at the National, Regional and Provincial Level. National Economic and Development Authority. (2013). Reconstruction Assistance on Yolanda. Philippines. NEDA, & UNDP. (2014). The Philippines. Fifth Progress Report. Millenium Development Goals: National Economic and Development Authority and United Nations Development Programme.
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