DOMINGO XXIV DEL TIEMPO ORDINARIO COMENTARIO A LAS LECTURAS P. JOSÉ-ROMÁN FLECHA PRIMERA LECTURA: Eclo 27, 30-28,7 SEGUNDA LECTURA: Rm 14,7-9 EVANGELIO: Mt 18, 21-35
Imagen: “Jesús y los niños”, Claudio Pastro
Jesús nos muestra el camino de vida y de paz. Hoy nos habla del perdón. S. Pedro le pregunta: ¿Cuántas veces debo perdonar? Seguramente consideraba que 7 veces serían muchas veces, pero Jesús con su respuesta muestra que debemos perdonar siempre, siempre. El director de cine, Juan Manuel Cotelo, está preparando un documental sobre "personas que piden perdón por las ofensas que han cometido, y personas que perdonan esas mismas ofensas". El título será: "El mayor regalo". En verdad, saber pedir perdón y perdonar son grandes regalos para los dos: ofensor y ofendido. Es una inmensa gracia de Dios vivir este"regalo" en todas las instancias de la vida diaria: en la familia, en el trabajo, en una comunidad y en otras relaciones interpersonales. El Papa Francisco dijo: "El primero en pedir disculpas es el más valiente. El primero en perdonar es el más fuerte; el primero en olvidar es el más feliz." Frente a una ofensa o una injusticia es normal que uno sienta cólera. Esta es una reacción sana de irritación ante la ofensa, injusticia o agresión sufrida. La persona se rebela instintivamente para defender su vida o su dignidad. Jesús nos ha enseñado a no permitir que esta primera reacción de cólera pase a odio, o resentimiento o venganza. La persona vengativa busca hacer daño, humillar o a veces, destruir a quien le ha hecho mal. Muchas veces una violencia provoca otra más grande. El perdón, al contrario, rompe el espiral de violencia.
Algunas personas intentan reprimir la cólera como algo malo. Esto puede ser dañino si la persona acumula en su interior una ira, que sin darse cuenta, puede desviarse a otras personas inocentes o hacia ella misma. Es más sano reconocer y aceptar la cólera, tal vez desahogándose con alguien que puede comprenderlo y orientarlo. Es necesario serenarse y no seguir alimentando el resentimiento o planes de venganza para no hacernos más daño. También, no es fácil perdonar las injusticias históricas. Solamente la consciencia del amor incondicional de Dios hace posible esta reconciliación y sanación. En relación al sistema de cárcel cito al Padre Pagola: "La sociedad no debe abandonar a ningún hombre, ni siquiera al culpable. Toda persona tiene derecho a ser amada. No podemos aceptar que la represión penal sólo 'devuelve mal por mal' al encarcelado, hundiéndolo en su delito, degradando su existencia e impidiendo su verdadera rehabilitación." Aquí en Chile, es verdad que la mayoría de las veces el sistema impide su rehabilitación, es urgente desarrollar sistemas de rehabilitación para los reos. Nunca avanzaremos hacia una sociedad más sana, fraterna y justa si no abandonamos represalias, odio y venganza. La parábola que hemos escuchado subraya cómo Dios nos perdona gratuitamente toda nuestra deuda - esa deuda que nosotros no podemos pagar. Pero la condición es: que nosotros también estemos dispuestos a pagar las deudas, infinitamente más pequeñas, que otros nos tienen.La consciencia de haber sido amado y perdonado gratuitamente facilita vivir el perdón mutuo. En esta Eucaristía pidamos la gracia de vivir "el mayor regalo".