Diplomado en Gestión del Turismo Sostenible

vender carne que vender verdura, es más rentable un campo de golf que un ... los impactos causados por los países ricos por sus excesivas emisiones ...
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Diplomado GESTIÓN AM BIENTAL U R B A N A

Módulo III

Teoría del Desarrollo Sustentable

Por: Equipo docente

M Ó D U L O III

Introducción

La sustentabilidad es ante todo un concepto controvertido. Por ello es necesario reconstruir su historia y presentar todas sus facetas y dimensiones. Ésta es la tarea que encararemos en el módulo 1 con el propósito de brindar el marco teórico requerido para comprender la problemática de la sustentabilidad ambiental. Ello permitirá a los participantes fundar los próximos módulos en un sustrato epistémico sólido. El desarrollo sustentable o sostenible se ha situado en el centro del debate medio ambientedesarrollo hacia finales de siglo. La noción, que fuera el eje conceptual de la Conferencia de Naciones Unidas para el Medio Ambiente y el Desarrollo (CNUMAD) en 1992, tuvo su antecedente más importante en el "ecodesarrollo" que se formulara en Estocolmo en 1972, como desarrollo compatible o en armonía con la naturaleza. Sería aventurado pensar en una nueva teoría del desarrollo. Más bien hay que pensar en un nuevo enfoque que es imprescindible aplicar para mejorar la situación del medio ambiente mundial. Encontraremos, sin embargo, que muchos autores y organismos lo definen como un nuevo modelo. Sustentable, según la definición más difundida, es un desarrollo que satisface las necesidades de las generaciones presentes sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras para satisfacer sus propias necesidades. Incluye, entonces, al derecho intergeneracional, cuestión reciente, aún no precisada en términos de planificación ambiental, ni incluida en sus más modernas herramientas (como la Evaluación del Impacto Ambiental). En su definición más completa el desarrollo sostenible o sustentable es un proceso de cambio social en el cual la explotación de los recursos naturales, la orientación de las inversiones y del desarrollo tecnológico y las reformas institucionales se realizan en forma integral, ampliándose el potencial actual y futuro para satisfacer las necesidades y aspiraciones humanas. En suma, es un concepto complejo que incorpora los principios de sustentabilidad, aplicables a las distintas modalidades de la relación naturaleza-sociedad. En este módulo abordaremos en detalle el concepto de desarrollo sustentable, sus dimensiones y su crítica a través del concepto de sustentabilidad. A pesar de la difusión mundial del concepto de desarrollo sustentable, es necesario advertir que también se puede pensar que éste parte de una idea equívoca. En los distintos escenarios geográficos, las políticas del desarrollo sustentable buscan armonizar el proceso económico con la preservación de las bases naturales favoreciendo un balance entre la satisfacción de necesidades actuales y las de las generaciones futuras. Sin embargo, no puede soslayarse que al mismo tiempo se pretende concretar sus objetivos sobre la base de un modelo económico neoliberal, que promueve, en apariencia, un crecimiento económico sostenible sobre la naturaleza limitada del planeta. Así es como la crítica a esta noción del desarrollo sustentable no invalida la verdad y el sentido del concepto de sustentabilidad para orientar la construcción de una nueva racionalidad social y económica.

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Competencias Al finalizar el presente módulo, el participante logrará las siguientes competencias:    

Definir claramente el concepto de sustentabilidad ambiental. Conocer las distintas dimensiones de la sustentabilidad ambiental. Reconocer el aporte crítico que se realiza al concepto de desarrollo sustentable. Aplicar el concepto de sustentabilidad a los proyectos ambientales.

Objetivos Al finalizar el presente módulo, el participante conocerá el marco teórico de la sustentabilidad ambiental. Objetivos específicos: 1.   2.  

Desarrollo sustentable y/o sustentabilidad Conocer la historia de la conceptualización de la sustentabilidad. Distinguir entre el desarrollo sustentable y la sustentabilidad. La sustentabilidad presenta diversas dimensiones dada su complejidad Conocer y comprender la gama de aspectos que incluye la sustentabilidad. Distinguir las dimensiones ecológica o ambiental, social, económica, cultural, geográfica y política de la sustentabilidad.

Contenidos 1. Desarrollo sustentable y/o sustentabilidad 1.1. La sustentabilidad en clave temporal. 1.2. El concepto de sustentabilidad.

2. La sustentabilidad presenta diversas dimensiones dada su complejidad 2.1. La dimensión ecológica o ambiental. 2.2. La dimensión social. 2.3. La dimensión económica. 2.4. La dimensión cultural. 2.4. La dimensión geográfica. 2.5. La dimensión política. 2.6. Un concepto síntesis: la transición ecológica Tarea 3: Paradojas de la sustentabilidad

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Módulo 3: Teoría del Desarrollo Sustentable 1. Desarrollo sustentable y/o sustentabilidad 1.1.

La sustentabilidad en clave temporal

La aparición y difusión del término desarrollo sostenible o sustentable ha acompañado al proceso de concientización ambiental de la sociedad global. Inicialmente este concepto se relacionaba –aún con contradicciones-, con el crecimiento económico, pues no se consideraba en profundidad los objetivos de mantenimiento de las bases naturales del ambiente y los procesos de deterioro de los recursos naturales en las distintas escalas geográficas. Recién hacia finales de los años sesenta y principios de los setenta que la crisis ambiental planetaria comienza a tener consideración en los foros mundiales tanto gubernamentales como no gubernamentales. La problemática ambiental comienza a difundirse, alcanzando a los distintos actores sociales y políticos y de esta manera surgen las organizaciones no gubernamentales ambientalistas como el Fondo Mundial para la Naturaleza –WWF- (World Wild Fund), en 1961, Greenpeace en 1971 –hoy reconocida por el común de la sociedad- y Amigos de la Tierra en 1979, lo que constituyó un síntoma del despertar de la conciencia ambiental planetaria. Si bien estas organizaciones no tuvieron en ese momento gran influencia en la opinión pública, ni sus puntos de vista se consideraban en la toma de decisiones, su aparición fue el reflejo de una mayor inquietud social por la crisis ambiental planetaria. En el ámbito académico, se público en 1972 el famoso informe “Los límites del Crecimiento”1 (Limits to growth) elaborado por el Instituto de Tecnología de Massachussetts (MIT - Massachusetts Institute of Technology), al influyente Club de Roma. El trabajo demostraba los impactos negativos ejercidos por el modelo de desarrollo de los países –especialmente industriales-, sobre el medio ambiente planetario. La tesis principal del libro es que, en un planeta limitado, las dinámicas de crecimiento demográfico y económico exponenciales no son sostenibles. Así, el planeta pone límites al crecimiento, como los recursos naturales no renovables, la tierra cultivable finita, y la capacidad de los ecosistemas para absorber la contaminación producto de las actividades humanas, entre otros. El debate medio ambiente – desarrollo, suscitado en esos momentos-, reveló que los problemas ambientales se manifiestan de manera distinta según se trate de países desarrollados o de países en desarrollo. A grandes rasgos es posible señalar que los primeros sobreutilizan los recursos naturales, mientras los segundos los subutilizan; si bien en la actual era de la globalización, además, los países desarrollados sobreutlizan los recursos del resto de los países a través de la apertura del comercio internacional y el deterioro de los términos de intercambio y el peso impuesto por las deudas externas. En definitiva, los países desarrollados han sido los focos originarios de los problemas ambientales que se “exportaron” a las áreas de concentración urbano-industrial de los países en desarrollo.

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MEADOWS, Dennis L. et al. (1972). The limits to growth. New York Universe Books.

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La noción moderna de desarrollo sustentable tiene su origen en el debate iniciado en 1972 en Estocolmo2 y consolidado veinte años más tarde en Rio de Janeiro. El término desarrollo sustentable aparece con la Estrategia Mundial de Conservación3 de 1980, que fue el aporte más conocido al problema de las interrelaciones entre la naturaleza y la sociedad. A pesar de la variedad de interpretaciones existentes en el discurso político y los debates académicos, se adoptó internacionalmente la definición sugerida por la Comisión Mundial sobre Medio Ambiente y Desarrollo, presidida por la entonces Primera Ministra de Noruega, Gro Brundtland en 1987. Un factor de especial relevancia para su difusión y aceptación por la comunidad internacional fue, entonces, la publicación del Informe Brundtland4 de la Comisión Mundial del Medio Ambiente y del Desarrollo (CMMAD)5, que proclamó el desarrollo sostenible como el objetivo central de la política económica. La definición más repetida y difundida sobre el concepto es que el desarrollo sustentable es aquél que “es capaz de cubrir las necesidades del presente sin comprometer las posibilidades de las futuras generaciones para satisfacer sus propias necesidades” (CMMAD, 1992). Esta definición de sustentabilidad incluye dos ideas clave: -

La “necesidad” de considerar a las generaciones presentes y futuras en tal conceptualización, y

-

la “limitación” impuesta al ambiente por el estado de la tecnología y la organización social en cada contexto histórico-geográfico.

El Informe Brundtland otorgó un rasgo notoriamente político a la solución de los problemas ambientales al requerir la adopción de acciones políticas consensuadas internacionalmente. En realidad, el discurso sobre la sustentabilidad fue una respuesta a la escuela de los límites del crecimiento, que desde los años setenta venía postulando la inexorable presión del crecimiento económico sobre la naturaleza. Frente a esta visión catastrofista, el enfoque de la sustentabilidad es más flexible, al señalar que los daños ecológicos ocurren cotidianamente, de una manera gradual y sobre unas tasas o límites ambientales variables.

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Declaración de Estocolmo sobre el medio ambiente humano (1972) http://www.cedhj.org.mx/cedhj/legal/declaraciones/decla11.pdf 3 UNIÓN INTERNACIONAL PARA LA CONSERVACIÓN. (1980) Estrategia Mundial para la Conservación: La Conservación de los recursos vivos para el logro de un desarrollo sostenido. Gland. UICN. Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente y el Fondo Mundial para la Naturaleza. 4 Informe socio-económico elaborado por distintas naciones en 1987 para la ONU, por una comisión encabezada por la doctora Gro Harlem Brundtland. Originalmente, se llamó Nuestro Futuro Común. 5 http://www.un.org/spanish/conferences/wssd/unced.html

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En el proceso de institucionalización del desarrollo sustentable es relevante observar la interacción de una serie de actores y eventos importantes. Los más conocidos han sido la conferencia de Estocolmo, el informe Brundtland, la declaración de Malmoe y la aparición de nuevos grupos como el Internacional Institute for Sustainable Development y como ya hemos mencionado Greenpeace y Amigos de la Tierra. Pero es a partir de la Cumbre de la Tierra o Cumbre de Río en 1992 (CNUMAD), cuando se adopta una nueva perspectiva global ante la problemática planetaria. Se intenta definir y debatir el concepto y la aplicación del desarrollo sustentable como se aplicó durante varias décadas. Desde entonces la opción se expandió hacia distintos espacios políticos que dieron origen, a lo largo de la década de los 90, a una serie de conferencias globales que tenían como fin crear un nuevo marco de gobernabilidad para enfrentar un nuevo tipo de desarrollo más armónico entre todos los niveles (ambiental, económico, social e institucional). Un resultado institucional importante de CNUMAD fue la creación de la Comisión sobre el Desarrollo Sostenible (CDS) en diciembre de 1992 para asegurar un seguimiento efectivo de CNUMAD y para controlar e informar acerca de la ejecución de los acuerdos de la Cumbre para la Tierra a escala local, nacional, regional e internacional. La Cumbre Mundial sobre el Desarrollo Sostenible realizada en Johannesburgo en 2002 marca el cierre de este ciclo centrándose en el multilateralismo como una estrategia clave para el cumplimiento y la aplicación del desarrollo sustentable. Es así como estas cumbres sirvieron de plataforma para incorporar la idea del desarrollo sustentable en los planes de acción locales, regionales y globales, en donde poco a poco se ha ido ampliado su estudio, aplicación y debate sobre sus ejes rectores6.

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CANO, Marcel. CRUZ, Ivonne. La Sostenibilidad, un recorrido histórico. http://portalsostenibilidad.upc.edu/so.php?menutop=2

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La sustentabilidad del desarrollo parte de comprender que el ambiente y el desarrollo constituyen un binomio contradictorio, complejo, múltiple e indisoluble donde emerge una relación hombre7 naturaleza-sociedad a partir de la cual se articulen los temas que involucra la agenda pública.

1.2. El concepto de sustentabilidad En este módulo adoptaremos una conceptualización de sustentabilidad operativa para la mejor comprensión de su complejidad y en vistas de la necesidad de superar ciertas nociones relacionadas con el crecimiento económico basadas en el neoliberalismo. El concepto de sustentabilidad se funda en el reconocimiento de los límites y potenciales de la naturaleza, así como la complejidad ambiental, inspirando una nueva comprensión del mundo para enfrentar los desafíos de la humanidad en el tercer milenio. El concepto de sustentabilidad promueve una nueva alianza naturaleza-cultura fundando una nueva economía, reorientando los potenciales de la ciencia y la tecnología, y construyendo una nueva cultura política fundada en una ética de la sustentabilidad –en valores, creencias, sentimientos y saberes– que renuevan los sentidos existenciales, los mundos de vida y las formas de habitar el planeta Tierra.8

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RODRIGUEZ, Isabel y GOVEA, Héctor. (2006) El discurso del desarrollo sustentable en América Latina. Revista Venezolana de Economía y Ciencias Sociales. Vol.12, N º 2 p.3763. 8

Este concepto de sustentabilidad se plasmó en el Manifiesto para la Sustentabilidad que surgió del Simposio sobre Ética y Desarrollo Sustentable, celebrado en Bogotá, Colombia, los días 2-4 de Mayo de 2002.

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Según Julio Neffa (2006), el desarrollo sustentable –en relación con su complejidad-, será aquél que se inserte en el marco de una sustentabilidad compleja, que requiere atender al menos a tres dimensiones: -

-

-

La económica, con equilibrio de las cuentas externas, capacidad de pago de la deuda y crecimiento alto del producto para no caer en situaciones de volatilidad y crisis sucesivas del sector externo que afectan las situaciones sociales de los países involucrados. Pero, a su vez, esta sustentabilidad no alcanza si no se produce junto a una sustentabilidad político-social, que tenga en cuenta en qué medida se responde a la deuda social, a la situación de pobreza y desempleo y, en todo caso, se evita agudizar la pérdida progresiva de legitimidad del sistema político y, por tanto, de gobernabilidad. Por último, se requiere también de una sustentabilidad ambiental, que cuestione en qué medida son sustentables en el mediano plazo economías o perfiles productivos que viven de sus recursos naturales y energéticos no renovables, que además promueven patrones de especialización capital-intensivos. La sustentabilidad, según el mismo autor, opera como variable independiente, constituyéndose en condición necesaria para el desarrollo pero no suficiente. La dimensión ética es, en este sentido, ineludible, con lo que concuerda con el Manifiesto para la Sustentabilidad. Un desarrollo sustentable que no profundiza su dimensión ética deteriora sus propias bases de sustentabilidad en el mediano plazo, acercándose a un modelo de crecimiento sin desarrollo9.

2. La sustentabilidad presenta diversas dimensiones dada su complejidad Como se sostiene en los párrafos anteriores, para definir cabalmente la sustentabilidad es necesario considerar todas sus dimensiones de manera articulada, dado que en caso contrario, se cae en reduccionismos inconducentes. En tal sentido, en este módulo daremos cuenta, entre otras dimensiones, de: 

La sustentabilidad ecológica o ambiental que exige que el desarrollo sea compatible con el mantenimiento de los procesos ecológicos, la diversidad biológica y la base de los recursos naturales.



La sustentabilidad social que requiere que el desarrollo aspire a fortalecer la identidad de las comunidades y a lograr el equilibrio demográfico y la erradicación de la pobreza.



La sustentabilidad económica que demanda un desarrollo económicamente eficiente y equitativo dentro y entre las generaciones presentes y futuras.

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NEFFA, Julio. (2006) Escenarios de salida de crisis y estrategias alternativas de desarrollo para Argentina: materiales para la discusión resultantes del seminario-taller del 26, 27 y 28 de septiembre de 2005. Buenos Aires: Centro de Estudios e Investigaciones Laborales.

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La sustentabilidad geográfica que requiere valorar la dimensión territorial de los distintos ambientes. Se trata de una nueva perspectiva o dimensión ya que a pesar de que existe consenso, en los foros internacionales, sobre la importancia y dimensiones de este concepto; la realidad es que su aplicación en distintas escalas geográficas, especialmente en las escalas nacional, regional y local es todavía muy incipiente. Además, existe una subvaloración de la dimensión territorial que puede traer consecuencias negativas en la planificación del desarrollo sostenible.

Por lo demás, también se consideran en este módulo la sustentabilidad cultural, política y la dimensión ética para completar el sistema complejo que abarca este concepto. En el siguiente gráfico se advierten algunos de los solapamientos de la sustentabilidad comprendida en su real dimensión y complejidad.

2.1. La dimensión ecológica La dimensión ecológica de la sustentabilidad promueve la protección de los recursos naturales necesarios para la seguridad alimentaria y energética y, al mismo tiempo, comprende el requerimiento de la expansión de la producción para satisfacer a las poblaciones en crecimiento demográfico. Se intenta así superar la dicotomía medio ambiente-desarrollo, aspecto nada sencillo a juzgar por los impactos ambientales de los modelos económicos neoliberales vigentes en el mundo contemporáneo. La dimensión ecológica de la sustentabilidad está condicionada por la provisión de recursos naturales y de servicios ambientales de un espacio geográfico. Es posible advertir que si bien la abundancia de recursos naturales no garantiza el carácter endógeno del desarrollo sustentable, como lo demuestra la circunstancia de tantos países subdesarrollados que poseen una importante dotación de recursos hídricos, minerales o energéticos; no hay duda que constituye el potencial básico del desarrollo territorial.

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Es fundamental incorporar la dimensión ecológica en la toma de decisiones políticas y, asimismo, es necesario examinar las consecuencias ambientales de la apropiación de los recursos naturales que cada sociedad promueve en las distintas etapas históricas. La sustentabilidad ecológica se refiere a la relación con la capacidad de carga de los ecosistemas, es decir, a la magnitud de la naturaleza para absorber y recomponerse de las influencias antrópicas. La capacidad de carga es el máximo número de personas que pueden ser soportadas por los recursos de un territorio y se define normalmente en relación a la máxima población sustentable, al mínimo nivel de vida imprescindible para la supervivencia. El concepto de capacidad de carga permite evaluar los límites máximos del crecimiento de la población según diversos niveles tecnológicos10. La utilización de recursos y la producción de desechos, por ejemplo, no dependen sólo de la importancia de la población. Son el resultado del efecto combinado de la población, de los sistemas de producción y de los modos de consumo. Puesto que el mismo efecto sobre el medio ambiente lo pueden producir diferentes combinaciones de estos tres factores, es posible -en teoría-, permanecer dentro de los límites de la capacidad de carga del medio ambiente, modificando la importancia respectiva de los factores población, tecnología y consumo. La capacidad de carga puede tener también varios significados. Cuando se trata de recursos renovables (reservas de aguas subterráneas, árboles y vegetales diversos, peces y otros animales) este concepto se refiere al rendimiento máximo que se puede obtener indefinidamente sin poner en peligro el capital futuro de cada recurso. En el caso de la contaminación (vertidos líquidos y gaseosos en ríos, lagos, océanos y en la atmósfera) la capacidad de carga se refiere a las cantidades de productos contaminantes que estos receptores pueden absorber antes de ser irremediablemente alterados.11 Para el caso de los recursos naturales renovables, la tasa de utilización debiera ser equivalente a la tasa de recomposición del recurso. Para los recursos naturales no renovables, la tasa de utilización debe equivaler a la tasa de sustitución del recurso en el proceso productivo, por el período de tiempo previsto para su agotamiento (medido por las reservas actuales y por la tasa de utilización). Si se toma en cuenta que su propio carácter de “no renovable” impide un uso indefinidamente sustentable, hay que limitar el ritmo de utilización del recurso al período estimado para la aparición de nuevos sustitutos. Esto requiere, entre otros aspectos, que las inversiones realizadas para la explotación de recursos naturales no renovables, a fin de resultar sustentables, deben ser proporcionales a las inversiones asignadas para la búsqueda de sustitutos, en particular las inversiones en ciencia y tecnología12.

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DURAN, D. LARA, A. (2002) Convivir en la Tierra. Fundación Educambiente. Buenos Aires. Lugar Editorial. 11 http://www.eurosur.org/futuro/fut53.htm 12 Adaptado de GUIMARÃES, Roberto P. (1998) La ética de la sustentabilidad y la formulación de políticas de desarrollo. Ambiente & Sociedade, N° 2, 1998 primer semestre, 5-24. Campinas, Brasil.

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Chinancocha desde Huascarán (Perú). La necesidad de establecer mecanismos que ayuden a los gestores de área protegidas en especial al Parque Nacional Huascarán a tener herramientas para la toma de decisiones, se manifestó en el proceso del Plan Maestro para el periodo 2003-2007, y más específicamente en el Plan de Uso Turístico del Parque. El Plan de Uso Turístico del Parque Nacional Huascarán, estableció la metodología a seguir para que en forma progresiva se estimen las capacidades de carga de las zonas destinadas para el uso recreativo tanto para el turismo 13 convencional como para el de aventura .

2.2.

La dimensión social

Sabido es que el origen de los problemas ambientales guarda una relación estrecha con los estilos de desarrollo de las sociedades desarrolladas y subdesarrolladas. Mientras en las primeras el sobreconsumo provoca insustentabilidad, en las segundas es la pobreza la causa primaria de la subutilización de los recursos naturales y de situaciones de ausencia de cobertura de las necesidades básicas que dan lugar a problemas como la deforestación, la contaminación o la erosión de los suelos. En relación con la sustentabilidad social, debemos tener en cuenta que ella implica promover un nuevo estilo de desarrollo que favorezca el acceso y uso de los recursos naturales y la preservación de la biodiversidad y que sea “socialmente sustentable en la reducción de la pobreza y de las desigualdades sociales y promueva la justicia y la equidad; que sea culturalmente sustentable en la conservación del sistema de valores, prácticas y símbolos de identidad que, pese a su evolución y reactualización permanente, determinan la integración nacional a través de los tiempos; y que sea políticamente sustentable al profundizar la democracia y garantizar el acceso y la participación de todos en la toma de decisiones públicas. Este nuevo estilo de desarrollo tiene como norte una 13

http://nomadex.blogspot.com/2007/07/capacidad-de-carga-turstica-y-polticas.html

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nueva ética del desarrollo, una ética en la cual los objetivos económicos del progreso estén subordinados a las leyes de funcionamiento de los sistemas naturales y a los criterios de respeto a la dignidad humana y de mejoría de la calidad de vida de las personas”14. En relación con estas apreciaciones de Guimarães, la dimensión aludida se relaciona estrechamente, además, con los aspectos culturales y políticos de las sociedades. Pero no sólo la sustentabilidad deberá promover cambios cualitativos en el bienestar de las sociedades y afianzar el equilibrio ambiental planetario, sino que deberá considerar la dimensión social en su más profundo sentido. Esto se comprende si se expresa que es natural que un ser humano en situación de extrema pobreza, exclusión o marginalidad no pueda tener un compromiso estrecho con la sustentabilidad. Por ejemplo, no se le podrá pedir a quienes no tienen leña para calefaccionar sus hogares que no talen de manera desmedida los árboles cercanos a sus casas o sobreconsuman las especies y sobrepastoreen los suelos con sus ganados. En sentido contrario, en situaciones de riqueza, las poblaciones tienden al sobreconsumo y, por lo tanto, tampoco se comprometerán con la sustentabilidad, hecho que es notorio en las grandes ciudades, en las que la cultura del shopping, la comida chatarra, el gasto exagerado de energía y agua es moneda corriente.

Los contrastes entre la pobreza y la riqueza son aspectos significativos de la dimensión social de la sustentabilidad.

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GUIMARÃES, Roberto P. (1998) Óp. Cit.

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En términos de la relación entre estos dos extremos de la sociedad, no hay duda que la inserción privilegiada de unos –los ricos-, en el proceso de acumulación, y por ende en el acceso y uso de los recursos y servicios de la naturaleza, les permite transferir a los otros –los pobres-, los costos sociales y ambientales de la insustentabilidad a los sectores subordinados o excluidos. Ello implica, especialmente en los países periféricos, con graves problemas de pobreza, desigualdad y exclusión, que los fundamentos sociales de la sustentabilidad suponen postular como criterios básicos de política pública los de la justicia distributiva, para el caso de bienes y de servicios, y los de la universalización de cobertura, para las políticas globales de educación, salud, vivienda y seguridad social15. Los actores sociales de la sustentabilidad Guimarães también aporta el concepto de actores sociales de la sustentabilidad al referirse a los componentes básicos de la sustentabilidad, como son el sustento del stock de recursos y la calidad ambiental para la satisfacción de las necesidades básicas de las poblaciones. Desde este punto de vista es necesario considerar a las generaciones actuales y futuras, que son extrañas al mercado, ya que responden a la asignación óptima de recursos en el corto plazo y no en el largo plazo. Lo mismo se aplica, con mayor razón, al tipo específico de escasez actual. Si la escasez de recursos naturales puede, aunque imperfectamente, ser afrontada en el mercado, elementos como el equilibrio climático, la capa de ozono, la biodiversidad o la capacidad de recuperación del ecosistema trascienden a la acción del mercado. En el siguiente gráfico, se aprecia la inclusión de los actores sociales en el contexto de sus interacciones con los distintos componentes del Estado.

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Adaptado de GUIMARÃES, Roberto P. (1998) Óp. Cit.

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Las condiciones que permiten alcanzar un desarrollo sustentable requiere de acuerdos y del desarrollo de instrumentos que sean capaces de estimular la producción sin que esta atente contra la salud del individuo y del medio ambiente bajo un esquema de responsabilidad compartida en un ambiente democrático, participativo e inspirado en valores de honestidad, confianza, solidaridad, corresponsabilidad, cooperación y visión de futuro que incluya a los actores sociales, políticos y la 16 agenda pública del Estado.

Sería muy difícil encontrar un actor social que estuviera en contra del desarrollo sustentable. Entonces es necesario plantear: ¿cuáles son los actores sociales promotores del desarrollo sustentable? No es de esperar que sean los mismos que constituyen la base social de los estilos de vida actuales, los cuales tienen, por supuesto, mucho que perder y muy poco que ganar con el cambio. Resulta inevitable sugerir, principalmente para los países periféricos, que el desarrollo sustentable sólo se transformará en una propuesta alternativa de política 16

RODRIGUEZ, Isabel y GOVEA, Héctor. (2006) El discurso del desarrollo sustentable en América Latina. Revista Venezolana de Economía y Ciencias Sociales., vol.12, no.2.

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pública en la medida en que sea posible distinguir sus componentes reales, es decir, sus contenidos sectoriales, económicos, ambientales y sociales. Por ejemplo, para el sector de la producción de muebles o exportador de maderas, podría ser considerada sustentable la explotación forestal que promueva la sustitución de la cobertura natural por especies homogéneas, puesto que el mercado responde a, e incentiva, la competitividad individual fundada en la rentabilidad óptima de los recursos. Mientras, para el país, puede que sea sustentable precisamente la preservación de estos mismos recursos forestales, garantizando su diversidad para investigaciones genéticas, para la manutención cultural de poblaciones autóctonas, etc., otorgándose de paso una menor rentabilidad a la exportación de maderas o mueblería17. Una aproximación al interrogante de los actores sociales desde una estrategia de sustentabilidad es utilizar los propios fundamentos económicos del proceso productivo: capital, trabajo y recursos naturales. Históricamente, dos de éstos, capital y trabajo, han gozado de una base social directamente vinculada a su evolución, es decir, promotora de los intereses específicos a tales factores. El dilema actual de la sustentabilidad se sintetiza en la inexistencia de un actor cuya razón de ser social sean los recursos naturales, fundamento de la sustentabilidad ecológica y ambiental del desarrollo.

Participación ciudadana juvenil en la producción sustentable.

El sobreconsumo promovido por las sociedades industriales promueve el deterioro ambiental

Hoy convivimos con dos realidades contrapuestas. Por un lado, los actores sociales concuerdan en que el estilo actual se ha agotado y es decididamente insustentable, no sólo desde el punto de vista económico y ambiental, sino principalmente en lo que se refiere a la justicia social.18 Por el otro, no se adoptan las medidas requeridas para la transformación de las instituciones que dieron sustento al estilo de vida actual. El concepto de sustentabilidad supondría una restricción ambiental al proceso económico, sin afrontar todavía los procesos institucionales y políticos que regulan la propiedad, control, acceso y uso de los recursos naturales y de los servicios ambientales. 17 18

Adaptado de GUIMARÃES, Roberto P. (1998) Óp. Cit. Adaptado de GUIMARÃES, Roberto P. (1998) Óp. Cit.

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La creciente importancia dada a los criterios de consumo y de producción sustentable es un objetivo que los países alcanzarán cuando comiencen a reconocer que la sustentabilidad demanda un enfoque estratégico a largo plazo para transformar las causas que provocan los problemas ambientales. En relación con el tema de los patrones de consumo es posible señalar que ellos están determinado por una red de actores y mecanismos que pueden sintetizarse en: el precio de los bienes y servicios, las características de la infraestructura (vivienda, energía, transportes), los presupuestos individuales y empresariales, el perfil de actividad de los particulares y las empresas y las alternativas en los modos de vida. Los diferentes niveles de influencias y vínculos de interdependencia dentro de estas redes destacan aspectos condicionantes que los gobiernos deben considerar para operar los cambios sustentables19. 2.3.

La dimensión económica

El debate economía - medio ambiente es uno de los que ha suscitado las polémicas más arduas en términos de su relación con la sustentabilidad. Se ha señalado con razón que aún la ciencia económica no tiene una respuesta convincente a la crítica ecológica. La economía falla al valorar la riqueza global de las naciones, sus recursos naturales y especialmente los precios de las materias primas. Por ejemplo, si nos referimos al precio de los recursos energéticos agotables, es evidente que su valoración siempre es menor que la real en términos de su preservación para las futuras generaciones. También es posible cuestionarse si el precio que las industrias tienen que pagar por insertar residuos no reciclados al ambiente tampoco sea el racional. Entonces, cuáles serán los precios adecuados. Aquí se incorpora usualmente la noción de externalidades como los aspectos ambientales que no tienen valoración cuantitativa en la contabilidad o en el proceso de producción. De allí la importancia de valorizar los recursos al menos por su costo de reposición y construir con ellos por ejemplo, cuentas del patrimonio natural para saber qué y cuánto tenemos, cómo lo podríamos usar en diferentes alternativas y cuánto nos queda en cada caso. Para desarrollar el tema de la dimensión económica de la sustentabilidad se puede plantear la pregunta: ¿es posible la sostenibilidad ambiental con la economía de mercado?20 Esta cuestión requiere de un debate en el que se requiere admitir como modelo económico sostenible desde el punto de vista ambiental a aquél que se adecua a los ciclos biogeoquímicos de la materia, y le permite así perpetuarse en el tiempo. Existen una serie de acuerdos que al establecer determinadas metas ambientales, de manera de influir en las formas, productos y subproductos de las actividades económicas. Existen también normas que promueven influir en la mejora ambiental de la actividad de una empresa, pero cuya aceptación y desarrollo son plenamente voluntarias, (normas ISO 14000). A otra escala, también existen procedimientos de evaluación de los impactos ambientales generados por un proyecto o actividad. Pero sin duda la pregunta trae a colación, según el mismo autor, otra que plantea: ¿es posible hacer sostenible la relación que mantienen la economía y el medio natural sin 19

DURÁN, Diana, et. al. (2001). Geografía Mundial. Buenos Aires. Troquel. VALDÉS, Javier. (2004) ¿Es posible la sostenibilidad ambiental con la economía de mercado? www.rebelion.org/noticias/2004/10/6111.pdf 20

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cambiar el modelo económico? El modelo económico actual se basa en la búsqueda de la plusvalía. Toda actividad está hecha a través de esta lógica, en la que además el interés privado prevalece sobre el interés colectivo. El dueño de los recursos tiene derecho a explotarlos de la forma que mejor convenga a sus intereses, es decir de la forma que mayor plusvalía obtenga. Visto el panorama, las administraciones parecen intentar hacer lo posible por que la mayor plusvalía se obtenga realizando actividades sostenibles, ya sea mediante ayudas a la mejora tecnológica o certificando sellos que mejoren la imagen de la empresa. Pero el camino andado en este sentido ya que sólo se producen mejoras parciales y el modelo económico sigue siendo insostenible. La búsqueda de la plusvalía hace que el sistema económico sólo pueda estar en constante crecimiento: es más rentable urbanizar una vega que dedicarla a la agricultura, es más rentable vender diez que vender dos, es más rentable la agricultura industrial que la ecológica, es más rentable vender carne que vender verdura, es más rentable un campo de golf que un humedal, es más rentable la energía sucia que la limpia, etc.21 La economía ecológica La dimensión económica de la sustentabilidad es tratada por la economía ecológica como estudio las relaciones entre el crecimiento económico y el medio ambiente. La economía ecológica estudia las relaciones entre la economía y el medio ambiente, lo que incluye el debate sobre la sustentabilidad ecológica de la economía y el debate sobre el valor de los daños ambientales. Esta subdisciplina se ha planteado un debate entre los conceptos “débil” y “fuerte” de la sustentabilidad, según los daños ecológicos y el agotamiento de recursos se valoren en dinero o se valoren directamente en términos físicos22. Según Martínez-Alier a medida que la economía y la población humana crecen, se usan más recursos naturales y se producen más residuos. Hay impactos sobre otras especies y sobre las generaciones humanas futuras pero también sobre la generación actual. Por lo demás, no todos los humanos son igualmente afectados por el uso que la economía hace del ambiente natural. Unos se benefician más que otros, unos sufren mayores costos que otros, y por ello se plantean los conflictos ecológico-distributivos 23. Esos conflictos se expresan en distintos lenguajes de valoración. Así, los perjudicados pueden pedir la internalización de las externalidades y una indemnización monetaria pero también pueden argumentar (si su cultura local se lo permite), que el medio ambiente en cuestión tiene un gran valor ecológico o paisajístico, o que esa tierra es sagrada, o que los recursos de ese territorio están excluidos del mercado por disposiciones internacionales que protegen a grupos indígenas. La cuestión no es si el valor económico puede ser determinado únicamente en mercados concretos, ya que los economistas hace ya tiempo que desarrollaron métodos de valoración monetaria para bienes o servicios ambientales o para externalidades negativas 21

VALDÉS, Javier. (2006) Óp. Cit. MARTÍNEZ-ALIER, Joan. (2006) Los conflictos ecológico-distributivos y los indicadores de sustentabilidad. Polis. Revista Universidad Bolivariana. Año Vol.5. Nº 3. Santiago de Chile. 23 MARTÍNEZ-ALIER, Joan. (2006) Óp. Cit. 22

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que se dan fuera del mercado. La cuestión es si en cualquier diálogo o conflicto (ya se trate de la extracción de petróleo en la Amazonia, la destrucción de un bosque natural, o la determinación de los niveles admitidos de emisión de dióxido de carbono), todas las valoraciones deben ser reducidas a una única dimensión. De hecho, la economía ecológica rechaza esta simplificación de la complejidad y acepta la inconmensurabilidad de valores. Es importante considerar el concepto de deuda ecológica del Norte desarrollado hacia el Sur subdesarrollado. El concepto une el reclamo de una “deuda de carbono”, es decir, de los impactos causados por los países ricos por sus excesivas emisiones históricas y actuales de gases contaminantes, con lo relativo al comercio ambientalmente desigual. Se agregan también los reclamos frente a la minería a cielo abierto promovida por empresas extranjeras en los países en desarrollo y las exportaciones a estos mismos países de residuos tóxicos. De esta manera la deuda ecológica que el Sur podría reclamar al Norte es (en la medida que se pueda traducir en dinero) mucho mayor que la deuda externa reclamada por el Norte al Sur. Contrastando con la deuda financiera, existe una nueva corriente de pensamiento que considera la existencia de una deuda ecológica adquirida históricamente y actual de los países del Norte con los del Sur.

La deuda ecológica es en esencia la responsabilidad que tienen los países industrializados del Norte, sus instituciones y sus corporaciones por la apropiación de los recursos naturales así como por el deterioro ambiental causado por sus patrones de consumo y producción. En función de estos argumentos, los países del sur son acreedores de esta deuda, mientras los países del norte son los deudores. Esta deuda tiene como base al actual modelo de producción industrial, la producción exhaustiva de residuos como la emisión de gases de efecto invernadero, el capitalismo y el libre mercado.24 Retomando el tema de los conflictos ecológicos, es posible expresarlos de distinta manera. Por ejemplo, la seguridad alimentaria e incluso la soberanía alimentaria que es 24

Adaptado de http://www.deudaecologica.org. Alianza de los Pueblos del Sur acreedores de la deuda ecológica

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amenazada en los países del Sur desde dos frentes: por un lado, por las exportaciones del Norte subvencionadas, como la invasión de maíz de Estados Unidos en México (además transgénico) bajo el NAFTA que afecta a la agricultura local; por otro lado, por los monocultivos de exportación desde el Sur (con uso excesivo de agrotóxicos) que sacrifican las necesidades locales para la obtención de divisas que salen rápidamente del país para pagar la deuda externa. Otro concepto destacable a tener en cuenta en relación con la dimensión económica de la sustentabilidad es la huella ecológica (HE). Según sus autores, William Rees y Mathis Wackernagel, la huella ecológica, es definida como "el área o territorio ecológicamente productivo (cultivos, pastos, bosques o ecosistema acuático) necesaria para producir los recursos utilizados y para asimilar los residuos producidos por una población definida con un nivel de vida específico indefinidamente, donde sea que se encuentre esta área."25 En otras palabras, es un indicador ambiental de la presión o el impacto que genera, por sus niveles de producción y consumo, una determinada comunidad sobre su entorno. Este indicador se expresa como la superficie productiva necesaria para producir los recursos consumidos por un ciudadano medio de una comunidad determinada, para mantener su consumo energético y la superficie necesaria para absorber los residuos que genera. Por ejemplo, la HE de la población mundial en 1999 debía ser de 1,9 hectáreas por persona. Sin embargo, no fue así. La HE de la población mundial de ese año fue de 2,3 ha/persona. Las aspiraciones a corregir la contabilidad macroeconómica para lograr una medida del desempeño económico que tuviera en cuenta los daños ambientales. Las críticas de esos intentos de llegar a una contabilidad económica ambiental se basan en que los resultados dependen de unos supuestos discutibles. Consecuentemente, los conflictos aumentan. La creciente ocupación de nuevos territorios a través del avance de las fronteras agropecuarias –agriculturización-, el uso creciente de materiales y energía, la producción de residuos, dan lugar a conflictos ecológico-distributivos. No todos los actores de esos conflictos usan los mismos lenguajes. Por ejemplo, la minería de oro a cielo abierto en Tambogrande, Piura, Perú.

25

ODDI, Jorgelina del Pilar. (2004) ¿Qué es la huella ecológica? BOLETÍN ESTRUCPLAN ON LINE, Novedades Ambientales N° 306, 29.10.04.

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Piura, Perú. Tambo Grande.

Una compañía canadiense, llamada Manhattan, obtuvo permiso para hacer la exploración inicial. El oro se encuentra situado precisamente debajo del pueblo de Tambogrande. Ese lugar es el centro de un valle irrigado que produce limones, mangos y otros productos de exportación o consumo peruano. La oposición al proyecto ha usado el lenguaje económico, apoyándose en una valoración costo-beneficio. También ha disputado los argumentos técnicos de la compañía en cuanto al riesgo de contaminación del aire, del suelo y del agua por la explotación minera (que supondría mover mucha tierra, ya que resulta rentable explotar oro cuando hay un gramo por tonelada de tierra, y se emplearía cianuro para obtener el metal). Se ha preguntado de dónde la compañía sacaría el agua necesaria, si pretende acaso usar agua que debería ir al riego de la agricultura, o si su pretensión de sacar agua del acuífero es sostenible. Se ha recordado las grandes variaciones en el clima local cuando hay Niño, y la fragilidad del ecosistema de algarrobos en el bosque seco que rodea el valle irrigado. Además de argumentos económicos y técnico-ambientales, se ha cuestionado el procedimiento de decisión del caso, argumentando que la voluntad local democráticamente expresada debe prevalecer. Por tanto, en junio del 2002 tuvo lugar un referéndum o consulta popular, donde el 98 por ciento de la población, con una participación de un 70 por ciento, votó en contra de la minera. El agro vale más que la minería: eso resume la voluntad popular local. En conclusión, algunos conflictos ambientales puede suceder que el conflicto se exprese en una discrepancia de valoración dentro de un único sistema de valoración (habitualmente el monetario. En otros conflictos se manifiesta un pluralismo de valores, existe una disputa sobre el propio sistema de valoración que debe ser empleado. Así sucede cuando se comparan en términos no conmensurables los siguientes valores: la pérdida de biodiversidad, la pérdida de patrimonio cultural, el daño al sustento humano, la pérdida de autonomía o del derecho de autodeterminación local, las violaciones de otros derechos humanos, las ganancias económicas de un proyecto minero o una represa. Hay también un choque de valores cuando la identidad del territorio, la justicia ambiental, los derechos territoriales indígenas o la seguridad ambiental son disputadas contra la valoración monetaria de los impactos ambientales26.

26

Adaptado de MARTÍNEZ-ALIER, Joan. (2006) Óp. Cit.

23

2.4.

La dimensión cultural

La evolución de la sociedad hacia estilos de producción y consumo sustentables implica un cambio en el modelo de civilización hoy dominante, particularmente en lo que se refiere a los patrones culturales de relación sociedad-naturaleza. “La adecuada comprensión de la crisis supone pues el reconocimiento de que ésta se refiere al agotamiento de un estilo de desarrollo ecológicamente depredador, socialmente perverso, políticamente injusto, culturalmente alienado y éticamente repulsivo. Lo que está en juego es la superación de los paradigmas de la modernidad que han estado definiendo la orientación del proceso de desarrollo. En ese sentido, quizás la modernidad emergente en el Tercer Milenio sea la “modernidad de la sustentabilidad”, en donde el ser humano vuelva a ser parte de la naturaleza”27. La sustentabilidad no sólo debería promover la productividad de la base de los recursos y la integridad de los sistemas ecológicos, sino también los patrones culturales y la diversidad cultural de los pueblos. Desde su aparición sobre la Tierra, el ser humano ha modificado su ambiente en distintas escalas. A pesar de esto, no todas las culturas han incidido de igual manera en el medio. Así por ejemplo, la Revolución Neolítica significó un cambio radical en la historia de la humanidad y del ambiente. Los hombres modificaron su percepción de la naturaleza y comenzaron a intervenir en ella en una dimensión que incluía la domesticación de los animales y la agricultura. En consecuencia se produjeron considerables modificaciones en los ecosistemas por ejemplo a través del rozado a fuego de los bosques para transformarlos en áreas de cultivos y expansión de los hábitats como las aldeas sedentarias. Si damos un salto histórico notable y nos referimos a la Revolución Industrial, este cambio cultural, tuvo su correlato en la expansión demográfica ligada a la intensificación del uso rural del suelo. La presión sobre el ambiente fue mucho mayor y se produjo un gran deterioro ambiental en Europa Occidental, Japón y las fachadas oriental y occidental de América Anglosajona. En los 80 la Revolución Tecnológica como transformación cualitativa radical de las fuerzas de producción que suscita cambios revolucionarios en la base natural y técnica de la producción social no fue acompañada por la necesaria modificación de los modelos económicos que permitirían una mejora en la producción ambientalmente sustentable. Actualmente, la principal causa de la insostenibilidad posee una dimensión cultural, según cómo sea la cosmovisión o forma de ver el mundo. Desde ésta perspectiva, la cultura occidental contemporánea es insustentable. Su relación con el entorno se fundamenta en la idea de la apropiación de la naturaleza como una inagotable fuente de recursos. La sustentabilidad cultural comprende la situación de equidad que promueve que los miembros de una comunidad o país, tengan acceso igual a oportunidades de educación y aprendizaje de valores congruentes con un mundo crecientemente multicultural y multilingüe y de una noción de respeto y solidaridad en términos de sus modos de vida y formas de relación con la naturaleza.

27

GUIMARÃES, Roberto P. (1998) La ética de la sustentabilidad y la formulación de políticas de desarrollo. Campinas, Brasil. Ambiente & Sociedade, N° 2, 1998 primer semestre, 5-24.

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Supone entonces, “el mantenimiento del sistema de valores, prácticas y símbolos de identidad que permiten la reproducción del tejido social y garantizan la integración nacional a través de los tiempos. Ello incluye, desde luego, la promoción de los derechos constitucionales de las minorías y la incorporación de éstas en políticas concretas tales como las de educación bilingüe, demarcación y autonomía territorial, religiosidad, salud comunitaria, etc. Apuntan en esa misma dirección, la del componente cultural de la sustentabilidad, las propuestas de introducción de derechos de conservación agrícola, equivalente a los derechos reconocidos en relación a la conservación y uso racional del patrimonio biogenético, en el sentido de establecer criterios económicos de propiedad intelectual para que tanto “usuarios” como “detentadores” de biodiversidad compartan sus beneficios, transformándolos de esa forma en corresponsables por su conservación”28. 2.5.

La dimensión geográfica

El "Informe sobre los Recursos Mundiales - 1992", elaborado por el PNUD, enfoca el desarrollo sustentable como un proceso que requiere un progreso simultáneo global en las diversas dimensiones: económica, humana, ambiental y tecnológica. Como se ve, inicialmente se soslayaba la dimensión geográfica en su significado específicamente territorial, pues el ambiental está naturalmente explicitado. Si se tiene en cuenta la dimensión geográfica de la sustentabilidad se advierte que tendrá diferentes interpretaciones para una aldea africana, una aglomeración latinoamericana o una nación industrializada europea. Tal vez la sustentabilidad sea más relevante para un estado industrial por el deterioro que es ostensible, mientras la sustentabilidad no sea aún “consciente” para una aldea africana y, demás está decirlo, ha sido practicada por las culturas precolombinas. Las dimensión geográfica –también denominada territorial-, de la sustentabilidad constituye uno de los principales desafíos de las políticas públicas contemporáneas –de ordenamiento y planificación ambiental-, que requiere territorializar la sustentabilidad ambiental y social del desarrollo y, a la vez, sustentabilizar el desarrollo de las regiones, es decir, garantizar que las actividades productivas de las distintas economías regionales promuevan la calidad de vida de la población y protejan el patrimonio natural para resguardarlos para las generaciones venideras29. La afirmación del Informe sobre recursos naturales de que no existen ejemplos de desarrollo sustentable a nivel nacional y que ni los países industriales, ni las economías emergentes, por ejemplo, de Asia Suroriental, ofrecen modelos adecuados, se sustenta en que todavía ha sido poco considerada su dimensión geográfica en términos de ordenación territorial. Se plantea entonces ¿cuál es la viabilidad del desarrollo sustentable en los países latinoamericanos, por ejemplo, frente a políticas macroeconómicas de altísimos impactos ambientales y territoriales negativos? El modo de equilibrar el actual modelo de "subdesarrollo insustentable"30 es mediante la inserción de la dimensión ambiental y de la dimensión geográfica en la política, aspectos insuficientemente relevantes en los países latinoamericanos en los que se difunde un discurso ambiental pero no una verdadera política ambiental. 28

GUIMARÃES, Roberto P. (1998) Óp. Cit. Adaptado de GUIMARÃES, Roberto P. (2006) Óp. Cit. 30 DI PACE, et al, (1992) Las utopías del medio ambiente. Buenos Aires. Centro Editor de América Latina. 29

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La dimensión geográfica de la sustentabilidad implica el progreso armónico de los distintos sistemas espaciales/ambientales, atenuando las disparidades y disfuncionalidades del territorio, además de promover sus potencialidades y limitar las vulnerabilidades. La dimensión territorial en la acción y gestión de gobierno constituye una visión globalizadora del desarrollo, un corte horizontal en la integración de los diferentes sectores y niveles gubernamentales. "El objetivo final de la ordenación territorial es lograr una relación armónica entre el medio ambiente y los asentamientos humanos con el propósito de disminuir las desigualdades regionales y lograr un desarrollo socialmente equilibrado, respetando la naturaleza"31. Para lograr ese objetivo es necesario pensar que la relación hombre-ambiente no se define a través de generalizaciones macro sino en una escala de relevancia inmediata, de vida. Es la escala local y su integración en la escala regional, un principio de organización fundamental que requiere autonomía de decisiones. También es posible distinguir la sustentabilidad geográfica en términos de los conflictos ambientales y sus distintas escalas. Existen conflictos ecológicos locales y globales, y entre ellos es posible establecer relaciones. Por ejemplo, los movimientos que defienden los manglares en la costa del Pacífico en América Latina, señalan que los manglares defienden la costa, lo cual es cada vez más importante debido a la tendencia al aumento del nivel del mar y debido también a la posible mayor intensidad del fenómeno del Niño por el aumento del efecto invernadero.

Organizaciones No Gubernamentales de carácter ambiental impugnarán por la vía legal y realizarán campañas y manifestaciones en caso de que la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (Sermarnat) pretenda autorizar el desarrollo hotelero denominado “The One and Only”; pues con ello se pondrán en peligro al sistema subterráneo hidrológico, a los manglares y las tortugas que 32 anidan en X´cacel-X´celito. 31 32

DURÁN, D. LUKEZ, B. (2008). Geografía de la Argentina. Buenos Aires. Troquel. http://www.mexicoambiental.com.mx/mexico/activismo.html

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El ecosistema amazónico es un Bien Nacional de Uso Público y Patrimonio Nacional Forestal en Ecuador.

El día 23 de junio de 2004 se concretó una de los peores atropellos al sistema de parques, reservas y áreas protegidas: a un promedio de $700 por hectárea se vendieron aproximadamente 13.000 hectáreas del Área Natural Provincial Protegida, que es la única extensión protegida de bosque de 33 transición entre la eco regiones de Chaco y de Yungas, Argentina.

33

http://www.proteger.org.ar/home

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La defensa de los grupos indígenas y rurales contra las industrias extractivas, las grandes represas, la deforestación comercial o las plantaciones uniformes de árboles, la resistencia de los organismos no gubernamentales genuinos, es parte de la defensa de la identidad de los pueblos. Ahora bien, la similaridad estructural de muchos conflictos ecológicos alrededor del mundo en culturas muy diferentes, también el hecho que el concepto de justicia ambiental sea usado no sólo en Estados Unidos sino en Brasil y en Sudáfrica, teniendo en cuenta la dimensión geográfica de la sustentabilidad permite afirmar que los conflictos ecológico-distributivos no deben ser vistos como expresiones de la política de la identidad. Por el contrario, la identidad étnica o social es uno de los lenguajes con que se representan los conflictos ecológico-distributivos, que nacen del uso cada vez mayor que la economía hace del ambiente natural del cual todos dependemos para vivir, en detrimento de la dimensión geográfica de la sustentabilidad34. 2.5.

La dimensión política

El fundamento político de la sustentabilidad se encuentra estrechamente vinculado a los procesos de democratización y de construcción de la ciudadanía, y busca garantizar la incorporación plena de las personas a los beneficios de la sustentabilidad. Esta se resume, a nivel micro, en la democratización de la sociedad, y a nivel macro, en la democratización del Estado. El primer objetivo supone el fortalecimiento de la capacidad de las organizaciones sociales y comunitarias, el acceso a la información de todos los ciudadanos en términos ambientales, y la capacitación para la toma de decisiones. El segundo se logra a través del control ciudadano del Estado y la incorporación del concepto de responsabilidad política en la actividad pública. Ambos procesos constituyen desafíos netamente políticos, los cuales sólo podrán ser enfrentados a través de la construcción de alianzas entre diferentes grupos sociales, de modo de proveer la base de sustentación y de consenso para el cambio de estilo de vida hacia la sustentabilidad. También requiere del sinceramiento de los organismos internacionales que tienen injerencia en la sustentabilidad a través de sus fondos para el desarrollo, cuestión de alta complejidad. 2.6. Un concepto síntesis: la transición ecológica La singularidad de la actual crisis de civilización debe ser adecuada y a la vez reveladoramente caracterizada como el resultado de una transición ecológica que empezó con el advenimiento de la Revolución Agrícola hace nueve mil años como ha propuesto John Benett35. La actual “crisis de civilización” involucra en términos tecnológicos la tendencia a utilizar cantidades cada vez mayores de energía, aunque con niveles cada vez más elevados de entropía. En sus dimensiones filosóficas, la transición ha llevado a la sustitución de “imágenes” tales como de contemplación y respeto por la naturaleza y su reemplazo por la instrumentalización del mundo natural. Ecológicamente, se ha caracterizado por la incorporación de la naturaleza en la cultura, así como por el 34

Adaptado de MARTÍNEZ-ALIER, Joan. (2006) Los conflictos ecológico-distributivos y los indicadores de sustentabilidad. Polis. Revista Universidad Bolivariana. Año Vol.5. Nº 3. Santiago de Chile. 35 BENETT, John W. (1976) The Ecological Transition: Cultural Anthropology and Human Adaptation. Nueva York. Pergamon Press.

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quiebre de las relaciones de subsistencia local, lo cual significa no sólo la acumulación de bienes para fines no relacionados con la supervivencia biológica, sino la posibilidad de lograrla a través de la incorporación de ambientes naturales cada vez más apartados de la comunidad local. La trama de relaciones entre cinco componentes que configuran un determinado modelo de ocupación del territorio se definen haciendo uso de una imagen sugerida inicialmente y con otros propósitos por Otis Duncan (1961), de manera que se puede proponer que la sustentabilidad de una comunidad depende de las interrelaciones entre su población, organización social, entorno, tecnología y aspiraciones sociales.

P

oblación (tamaño, composición y dinámica demográfica)

O E

rganización social (patrones de producción y de resolución de conflictos, y estratificación social) ntorno (ambiente físico y construido, procesos ambientales, recursos naturales)

T

ecnología (innovación, progreso técnico, uso de energía)

A

spiraciones sociales (patrones de consumo, valores, cultura)

La evolución descrita conduce a la revelación de que lo que determina en definitiva la calidad de vida de una población y, por ende, su sustentabilidad, no es únicamente su entorno natural sino la trama de relaciones entre cinco componentes que configuran un determinado modelo de ocupación del territorio y que configuran el POETA de su sustentabilidad. La ecuación del POETA permite entender, por ejemplo, por qué un país como Japón debiera estar en el ranking de los más pobres del planeta, desde la perspectiva estrictamente ambiental y demográfica. Japón posee una alta densidad demográfica para su territorio y éste es extremadamente pobre en recursos naturales y en fuentes tradicionales de energía. Pese a ello, el país se ubica entre los más desarrollados del mundo gracias principalmente a su tejido social y organización tecnológica. El patrón de consumo japonés responde, y a la vez determina, la existencia de un patrón de producción acorde con las aspiraciones sociales de los japoneses y se adapta (más bien, supera) sus limitaciones ambientales y territoriales. Es la perfecta convergencia entre producción y consumo lo que otorga sustentabilidad a Japón.36

36

GUIMARAES, Roberto. (2000) Tierra de sombras: desafíos de la sustentabilidad y del desarrollo territorial y local ante la globalización. Revista Polis. http://www.revistapolis.cl/polis%20final/5/guim.htm

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La transición ecológica se caracteriza, en resumidas cuentas, por una verdadera revolución en los patrones de producción y de consumo, la cual nos ha vuelto menos sintonizados con nuestras necesidades biológicas, más alienados respecto de nosotros mismos y de nuestros socios en la naturaleza, y más urgidos en el uso de cantidades crecientes de recursos de poder para garantizar la incorporación (y destrucción) de ambientes extra-nacionales que permitan garantizar la satisfacción de los patrones actuales (insustentables) de consumo. En ese sentido, la sustentabilidad de un determinado territorio estará dada, en su expresión ambiental, por el nivel de dependencia de éste en relación a ambientes foráneos y, en términos socio ambientales, por la distancia entre la satisfacción de las necesidades básicas de sus habitantes y los patrones de consumo conspicuo de las élites.

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