Monseñor Juan Carlos Ruta

Una semblanza amiga

Días pasados recibí la siempre grata llamada telefónica de nuestra inefable Secretaria y "ángel guardián" de nuestro querido Monseñor Juan Carlos Ruta (Q.E.P.D.) Era para pedirme que escribiera una breve nota, sobre el recuerdo que tuviéramos de El, como a amigo o como ser humano El pedido me emocionó profundamente y me sentí honrado por el mismo Lo conocí a Monseñor hace unos 30 años y por presentación del querido amigo Dr. Horacio Aceto. Sentí en esa presentación y pude ratificar lo que el Dr. Aceto me había adelantado. Sentí en efecto que me hallaba frente a un Hombre de Bien, a un Maestro. En sucesivos encuentros ya sea en su Casona, donde flotaban los recuerdos de su Sra. Madre, se fue consolidando en nosotros con mi Esposa Lucrecia, la convicción de su Profundidad Espiritual de sus enormes conocimientos y su exquisita sencillez y Humanidad.. En varias oportunidades almorzamos juntos y en otras oportunidades con su amigo el respetador Profesor de Filosofía DR. Pousa. En esos almuerzos compartidos, yo debía cubrir mi cabeza con una "Kipa", (reducido sombrerillo Religioso) y efectuar una oración en Hebreo, agradeciendo a Dios, por la comida que teníamos en la mesa y la posibilidad de hacerlo, Todo ello a pedido de Monseñor. En realidad yo no sigo las prácticas religiosas sino en les Fiestas del Año Nuevo, pero en esa circunstancias me sentía feliz de compartí la mesa con esos dos seres humanos que repetían luego la misma ceremonia de agradecimiento pero de acuerdo al uso Cristiano y por supuesto en Castellano ¡Que profundo sentimiento de pérdida, se experimenta frente a la desaparición de Hombres de esta calidad intelectual y humana! Releyendo con Lucrecia algunas de las páginas de sus libros tomamos conciencia de su profunda versación de todo lo concerniente a la Historia Bíblica. Contrasta con su riguroso conocimiento del Cristianismo, que alterna con su exquisita sensibilidad, humana cuando relata los monólogos casi infantiles que tiene con su perrita del alma Cachirla. Leyendo esos pasajes, unos casi puede verla a Cachirla migándolo a los ojos, cuando el le habla con esa ternura. Cabe aquí recordar las palabras del gran Médico Propulsor del Humanismo en Medicina:"No existen Fronteras para el Médico. Su pasaporte es Universal, no tiene Caducidad, y tiene una sola Nacionalidad: la humanidad". Aquí cabe solo cambiar la palabra Médico por la de Sacerdote. Si alguien no llegara a captar toda la intensidad de su conocimiento tendrá que recordar que donde no siempre llega el saber, llega el Amor. Quiero recordar las palabras con que despedimos el 17-07-07 a nuestro querido y respetado Amigo: "Despedimos al venerable AmigoMaestro y Teólogo excepcional, arquetipo de Humanista y amplitud espiritual. Deja en nosotros el inolvidable recuerdo de un ejemplo de vida. Mario Martin y Lucrecia Weisberg