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Serie Cuadernos de Género para Nicaragua

Cuaderno # 3

Diagnóstico de género en las Regiones Autónomas de la Costa Caribe Bernardine Dixon - María Olimpia Torres

Banco Mundial

Banco Interamericano de Desarrollo (BID)

3

© 2008 Banco Mundial 1818 H Street, NW Washington, DC 20433, EE.UU. Teléfono: +1-202-473-1000 Internet: www.worldbank.org E-mail: [email protected] Banco Interamericano de Desarrollo 1300 New York Avenue, NW Washington, DC 20577, EE.UU. Telefono: +1-202-623-1000 Internet: www.iadb.org

Serie Cuadernos de Género para Nicaragua Todos los derechos reservados Esta publicación fue preparada con el apoyo del Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo. Los resultados, interpretaciones y conclusiones en esta publicación son de exclusiva responsabilidad de sus autoras y de ninguna manera pueden ser atribuidos al Banco Mundial o el BID, a sus organizaciones afiliadas o miembros de su Directorio Ejecutivo, o a los países que ellos representan. El Banco Mundial y el BID no se hacen responsables de las consecuencias que resulten de la utilización de la información y datos aquí contenidos. El material de esta publicación se encuentra registrado como propiedad intelectual.

Créditos »» »» »» »»

Impreso en Nicaragua por PRINTEX Diseño, diagramación y foto portada: Atma Comunicaciones | [email protected] Edición: Ivonne Siu - Patricia Ardila Asistentes de Investigación del Centro de Investigación e Información sobre las Mujeres Multietnia de la URACCAN: Nuria Gómez, Marieliz Rodríguez, Sasha Jannel, Jacoba Dávila, Juliana Francis y Shakira Simmons, Aleyda Gómez, Vaneza Albert, Rosalina Cruz, Mayelis Toruño, y Lilia Montoya.

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Diagnóstico de género en las Regiones Autónomas de la Costa Caribe

Indice

1

Presentación

2

1. Introducción

3

2. El género en la Costa Caribe: algunos elementos de contexto

3

3. Principales desigualdades económicas de género en la región

5



5

Inserción económica Migración

4. Principales desigualdades sociales de género Género y salud Salud sexual y reproductiva Género y violencia Género y educación

1.

6

7 8 10 11

5. Conclusiones

13

6. Recomendaciones

14

Bibliografía

16

Este documento fue elaborado por las autoras con el apoyo de varias investigadoras y asistentes de investigación del Centro de Investigación e Información sobre las Mujeres Multietnia de la Universidad del las Regiones Autónomas de la Costa Caribe de Nicaragua (CEIMM-URACCAN): Nuria Gómez, Marieliz Rodríguez, Sasha Jannel, Jacoba Dávila, Juliana Francis, Shakira Simmons, Aleyda Gómez, Vaneza Albert, Rosalina Cruz, Mayelis Toruño y Lilia Montoya. El equipo del BID que participó en el diseño y la supervisión del estudio estuvo conformado por Anne-Marie Urban, Eugenia Andreasen, Emma Naslund-Hadley, Ana María Muñoz, Carolina López Aragón y Estela Monroy. Igualmente contó con el apoyo de Miguel Manzi, antiguo Coordinador de país del BID para Nicaragua; Graciela Cintora, antigua Subrepresentante de la Representación del BID en Nicaragua, y Mirna Liévano de Marques, Representante actual del BID en Nicaragua.

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Diagnóstico de género en las Regiones Autónomas de la Costa Caribe

Presentación Para acelerar los procesos de desarrollo en América Latina, es importante establecer igualdad de oportunidades y capacidades entre hombre y mujeres. Diversos estudios demuestran que cuando ambos reciben las mismas oportunidades y pueden desarrollar su potencial, la calidad de vida de toda la sociedad mejora, el crecimiento económico se acelera y la gobernabilidad democrática se fortalece. En este contexto, la igualdad de género se convierte en un tema clave que merece atención tanto por el lado de la investigación analítica como por la implementación de iniciativas de desarrollo consistentes con dicha investigación. En este sentido, el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo, se complacen en presentar los Cuadernos de Género para Nicaragua, un trabajo conjunto realizado en coordinación con el Instituto Nicaragüense de la Mujer, INIM. Esta serie de diagnósticos de género contribuye a avanzar en el conocimiento sobre la relación entre género y el desarrollo del país, así como también identificar temas prioritarios para las mujeres que se deberían tomar en cuenta en las estrategias y programas de desarrollo que apoyamos.Los temas que se presentan responden a una consulta amplia con el Gobierno, la sociedad civil, expertas de género en Nicaragua, y otras agencias de la cooperación internacional. Como resultado de estas consultas, los estudios elegidos tienen como objetivo aumentar la disponibilidad de datos cuantitativos e información cualitativa sobre temas prioritarios de género tanto en el ámbito económico como en el social. El BID y el Banco Mundial reconocen que la mujer tiene un papel cada día más protagónico en la construcción de la democracia y en el desarrollo de los países de la región. Estamos comprometidos a apoyar al Gobierno de Nicaragua en sus esfuerzos para cerrar las brechas de género y ampliar las oportunidades de desarrollo para las mujeres Nicaragüenses. Agradecemos al equipo coordinador de este trabajo del Banco Interamericano de Desarrollo, conformado por AnneMarie Urban de la Unidad de Género y Diversidad del Sector Social como líder del estudio; Estela Monroy de la misma unidad y Carolina López-Aragón de la representación del BID en Nicaragua. Agradecemos también la colaboración de Miguel Manzi, antiguo coordinador de país para Nicaragua, y al apoyo financiero de los fondos de cooperación técnica de Transversalización de Género y de Inclusión Social del Banco Interamericano de Desarrollo. El equipo coordinador por el Banco Muncial estuvo liderado por María Beatriz Orlando del Grupo de Pobreza y Género para America Latina; Lucia Fort y Ana María Muñoz Boudet de la misma unidad; y Coleen Littlejohn e Ivonne Siu por parte de la Oficina de País en Nicaragua y de la Unidad de Coordinación de Centroamérica del Banco Mundial. Agradecemos también al apoyo financiero de Danida y DFID quienes hicieron posible esta publicación.

Joseph Manoharan Owen Representante del Banco Mundial

Mirna Liévano de Marques Representante del BID

Junio de 2008 - Managua, Nicaragua

Diagnóstico de género en las Regiones Autónomas de la Costa Caribe

1. Introducción En este documento se procura identificar y analizar las desigualdades de género y ciertos temas específicos a las mujeres y a los hombres en las Regiones Autónomas de la Costa Atlántica. Los resultados que se presentan corresponden a una investigación realizada a través de una consultoría nacional, con base en las estadísticas e información disponibles en 2006. El documento forma parte del Diagnóstico de género de Nicaragua, una iniciativa conjunta del Banco Interamericano de Desarrollo y el Banco Mundial en colaboración con el Instituto Nicaragüense de la Mujer (INIM) de Nicaragua. El BID financió este estudio por medio de su Fondo Fiduciario para la Inclusión Social (SITF). La implementación del mismo fue supervisado por la Unidad para la Igualdad de Género en el Desarrollo (actualmente la Unidad de Género y Diversidad), la División de País del antiguo Departamento Operativo de la Región 2 y la Representación del BID en Managua. Además de las indagaciones y resultados específicos para la Costa Caribe que hacen parte del diagnóstico general contenido en el “Diagnóstico de género en la economía rural de Nicaragua”, en el presente trabajo se aporta información particular sobre salud, educación y violencia doméstica en la macrorregión costeña. El estudio se guió por tres preguntas claves: ¿Cuáles son las brechas de género más relevantes y qué tan amplias son en la actualidad? ¿Cuáles son los avances registrados? ¿Cuáles son las prioridades de atención y cómo se deberían abordar? En general, la exploración de las desigualdades de género buscó identificar las diferencias entre la Región Autónoma de la Atlántica Norte (RAAN) y del Sur (RAAS), entre las áreas rurales y urbanas, y entre los diferentes grupos de la población indígena y afrodescendiente. Para este estudio se utilizaron fuentes secundarias de carácter documental y estadístico, incluyendo cifras sectoriales del sector público para los temas de salud, violencia y educación, y el Censo de Población y Vivienda de 2005 para los indicadores económicos y sociales generales de las regiones autónomas, así como para ciertos temas de salud y educación. Para abordar los vacíos de información, así como y para discutir y priorizar los resultados de la revisión y procesamiento de tal información, se aplicaron instrumentos de investigación de campo (entrevistas individuales y colectivas o grupos focales), especialmente en el tema de la economía. Igualmente se recurrió a la participación del equipo de investigación en eventos realizados en la región durante el período de desarrollo de este estudio, dado que éstos aglutinaban a su población meta. Allí se condujeron entrevistas individuales y grupos focales con las participantes. También se hicieron consultas con mujeres de base en varios municipios a través de diferentes grupos focales. El presente informe está organizado en cinco secciones. La primera contiene elementos que contextualizan los asuntos de género en la Costa Caribe; la segunda resume las principales desigualdades de género en la economía de la región; la tercera se concentra en las desigualdades de género en materia de salud, violencia y educación; la cuarta presenta las conclusiones del estudio, y en la quinta se hacen recomendaciones para mejorar la situación de la Costa Caribe en los aspectos analizados.

2. El género en la Costa Caribe: algunos elementos de contexto La Costa Caribe abarca cerca del 50% del territorio nacional y está conformada por la Región Autónoma del Atlántico Norte (RAAN) y la Región Autónoma del Atlántico Sur (RAAS). Según datos censales, su población representa el 12,1% de la población total de Nicaragua. Entre 1995 y 2005, la RAAN tuvo el mayor crecimiento poblacional anual del país con un 4,9%, mientras que en la RAAS la tasa de crecimiento anual disminuyó en 1,2%, es decir, en más de un 50%. La macrorregión del Caribe cuenta con la mayor presencia de pueblos indígenas y afrodescendientes del país, aunque su peso relativo ha venido disminuyendo. A mediados del siglo XX, estos pueblos eran mayoritarios; en la

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Diagnóstico de género en las Regiones Autónomas de la Costa Caribe

4

actualidad la población mestiza alcanza un 76,6% 3. Los datos del Cuadro 1 indican que el pueblo mayoritario es el mískitu (concentrado en la RAAN), seguido del kriol (concentrado en la RAAS). Las mujeres representan el 50% o más de cada uno de estos pueblos. Cuadro 1. Población indígena y afrodescendiente originaria de la Costa Caribe por sexo Pueblos

Hombres

Mujeres

Total

Miskitu

79,9

79,6

79,8

Creole (Kriol)

13,0

13,5

13,3

Mayangna – Sumu

5,2

4,9

5,1

Rama

1,1

1,0

1,0

Garífuna

0,8

0,9

0,9

TOTALES

100

100

100

Fuente: Elaboración propia con datos del INEC, 2005a.

La revisión de algunos indicadores demográficos (Cuadro 2) permite notar importantes diferencias entre la Costa Caribe y el país en su conjunto: •

La RAAN y la RAAS se ubican entre los territorios con mayor peso porcentual de población rural del país: 72% y 63% respectivamente. Aunado a la alta dispersión y a los problemas de comunicación, este alto nivel de ruralidad explica en buena parte el bajo acceso a servicios básicos, educación y salud. La mayor ruralidad de la RAAN puede explicar por qué las brechas con respecto al país son por lo general mayores que en la RAAS.



El mayor peso relativo de población joven y el menor de la población en edad de trabajar dan lugar a una relación de dependencia significativamente más elevada que la nacional (101 en la RAAN y 92 en la RAAS versus 71 del promedio nacional).



El alto porcentaje de población joven determina una mayor demanda de atención de salud, educación y alimentación, entre otros. La esperanza de vida al nacer (EVN) en la Costa Caribe es casi cinco años menor que para la población del país, tanto para hombres como para mujeres, lo cual refleja unas condiciones de vida que sitúan a estas regiones en un nivel de desarrollo humano inferior al de Nicaragua en su conjunto. La mayor esperanza de vida de las mujeres en la Costa Caribe no se traduce en una mayor calidad de la misma. Los múltiples partos, las infecciones de transmisión sexual, los problemas crónicos y degenerativos, y los tumores disminuyen sus años de vida saludable (PNUD, 2005).

El peso relativo de la jefatura de hogar femenina (21,6% en la RAAN y 25,4% en la RAAS, según datos del censo de 2005) es actualmente mayor que en 1993, pero sigue siendo menor que el promedio nacional (30,3%). Sin embargo, existen diferencias significativas entre los municipios. Por ejemplo, en el municipio de Rosita (donde predomina la población mestiza), este indicador asciende a un 37%; en Corn Island y Bluefields se eleva aún más: 46% y 50% respectivamente. Son los municipios con predominio de población rural los que presentan los menores niveles de jefatura femenina. De acuerdo con las características étnicas, los hogares encabezados por mujeres tienen mayor peso entre los kriols/negros (35,3%) y los ramas (50%) (Cunningham, 1994; Molina, 1999; Pérez, 2002). Es también notorio que entre los kriols/negros se da la mayor proporción de familias extensas (61,4%) y con mayor número de miembros del hogar (6,5 versus 5,5 como promedio en la RAAS, región en la cual se concentra esta población).

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Diagnóstico de género en las Regiones Autónomas de la Costa Caribe

Cuadro 2. Indicadores demográficos seleccionados Indicadores

RAAN

RAAS

País

Porcentaje población rural

72,0

63,1

44,1

Porcentaje población < 15 años

47,6

44,8

37,3

Porcentaje PET - Hombres

49,0

51,0

57,0

Porcentaje PET - Mujeres

50,0

53,0

59,0

Razón de dependencia

101

92

71

Índice de feminidad

98,6

98,7

102,8

Porcentaje jefatura hogar femenina

21,6

25,4

30,3

Esperanza de Vida al Nacer (EVN) - Mujeres*

72,9

68,2

EVN - Hombres*

68,1

63,6 0,466

IDH**

0,454

0,698

Fuentes: INEC, 2005a. *ENDESA, 2001. ** PNUD, 2005.

3. Principales desigualdades económicas de género en la región La Costa Caribe nicaragüense se caracteriza por ser una región rica en recursos naturales. Sin embargo, su explotación no está contribuyendo de forma eficaz a reducir los índices de pobreza ni a garantizar un mejor nivel de vida a su población. La distribución desigual del uso y aprovechamiento de los recursos afecta sobre todo a las mujeres, quienes tienen menor acceso a éstos. Dependiendo de los territorios, tal situación se agrava con el avance de la frontera agrícola, la falta de empleo de calidad y la ausencia de políticas públicas orientadas a mejorar la condición socioeconómica de las mujeres. A continuación se describen algunas particularidades relevantes de la región. Inserción económica La inserción económica de la población en la Costa Caribe varía según sexo, identidad étnica, territorio y área de residencia. En la RAAS, por ejemplo, el alto porcentaje (40,3%) de mujeres “empleadas/obreras” (Gráfico 1) refleja la cantidad de mujeres kriols y mestizas que trabajan en instituciones públicas (en especial, salud y educación), así como en proyectos de cooperación. Los hombres se desempeñan principalmente como trabajadores por cuenta propia (productores y ganaderos, en el caso de la población mestiza, y pescadores entre la población kriol). En el caso de la RAAN, el mayor peso de “trabajadores no remunerados”, tanto entre hombres como entre mujeres, y por “cuenta propia” entre los hombres, refleja el mayor carácter rural de esta región y la tipología de la economía indígena.

Gráfico 1. Población ocupada por categoría ocupacional según región y sexo, 2005 100% 80% 60% 40% 20%

7.2 18.9

30.6

7.2 19.5

40.3

17.5

37.5

32.4

31.8 H

30.3

32.6

32.4

25.4

21.9

M

H

M

0%

RAAN

RAAS

T rabajado r no R em unerado

C uent a P ro pia

Em pleado / Obrero

J o rnalero / P eó n

P at ró n/ Em pres ario

Las mujeres afrodescendientes en las comunidades rurales se integran en el sector de la pesca y en el de pequeño comercio. Entre las mestizas destaca el comercio en sus casas o en puestos en los mercados locales. Las miskitas urbanas se integran en el sector servicios, pero en zonas costeras como Bilwi y Sandy Bay, las mujeres orientan su 2 participación hacia actividades de acopio y comercialización de recursos marinos . 2.

Aunque las mujeres indígenas también tienen una participación activa en la producción agrícola ayudando a sus compañeros en la cosecha y en la comercialización.

Diagnóstico de género en las Regiones Autónomas de la Costa Caribe

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Un ejemplo muy ilustrativo es el de las tortugas marinas: los hombres las pescan y las mujeres las compran al pescador, las destazan y venden su carne en el mercado local. En período de veda, que puede prolongarse por varios meses, se genera un importante impacto negativo en los hogares. La situación afecta mucho más a las mujeres, tanto a las jefas de hogar como a las compañeras de buzos y pescadores, porque prácticamente deben responsabilizarse de la economía doméstica. La actividad económica tiende a mantenerse porque la gente se apoya en otras fuentes de ingreso (como la venta de ropa usada proveniente de Estados Unidos o venta de ropa en “pacas”), así las mujeres tengan pocos recursos económicos. El panorama general de la inserción económica femenina y de las desigualdades de género en la Costa Caribe está 3 caracterizado por los siguientes indicadores : •

La tasa de inactividad económica de las mujeres rurales en esta macrorregión es 4,6 veces la de los hombres (17,1% y 78,2% respectivamente). La tasa de inactividad masculina en zonas urbanas es mayor que en las zonas rurales (34,7%), pero es mucho más baja que la de las mujeres urbanas (60,8%).



El 54% de las mujeres rurales ocupadas en la Costa Caribe se desempeña en actividades agropecuarias, versus el 33,8 % de mujeres rurales al nivel nacional.



En la Costa Caribe la proporción de población ocupada en el sector informal es muy elevada, tanto en las zonas rurales (84% de los hombres y 80,8% de las mujeres) como en la urbana (65,2% de los hombres y 69,3% de las mujeres).



El subempleo afecta a casi el 60% de las mujeres rurales ocupadas y al 44% de las mujeres urbanas ocupadas (versus el 32% de los hombres rurales y el 24% de hombres urbanos ocupados.)



Solamente el 15,4% de la propiedad debidamente registrada está a nombre de mujeres y 1,7% a nombre de la pareja. El 94,3% de las mujeres propietarias tiene menos de 20 manzanas de tierra versus el 33,7% de los hombres.



El grupo con menor acceso a crédito en el país es el de las mujeres rurales de la Costa Caribe, quienes obtienen solamente el 18% de los préstamos otorgados y el 6,5% de la masa crediticia total correspondiente.

Migración Ante la situación económica del país, la ausencia de políticas que brinden respuesta a las necesidades básicas de la población y la consecuente escasez de opciones de trabajo en la región, la migración laboral se ha convertido en una alternativa de inserción económica de importancia creciente, aunque todavía se carece de datos cuantitativos. Los destinos y/o las formas de esta migración laboral presentan diferencias según el pueblo indígena o comunidad 4 étnica involucrados (CEIMM, 2006). A partir de los años ochenta, una de las formas más comunes de emigración 5 es la conocida como ship-out , inicialmente protagonizada por hombres kriols, pero a la que se han ido incorporando 6 mujeres kriols --y también de la etnia miskita-- a partir de los años noventa. Si bien esta migración genera montos significativos de remesas familiares, tiene también efectos negativos, especialmente sociales: (i) desintegración familiar; (ii) incremento en los índices de enfermedades de transmisión sexual (entre ellas el VIH/SIDA); (iii) descapitalización de los recursos humanos formados en la Costa (tal es el caso de las enfermeras que emigran hacia Belice); (iv) estigmatización social y/o rechazo de las mujeres que hacen parte

3. 4. 5. 6.

En el “Diagnostico de género en la economía rural de Nicaragua” se abordan otras desigualdades de género en la economía de la Costa Caribe. Los kriols y, en menor medida, los garífunas, con destino a los cruceros turísticos (ship out), Belice, Grand Cayman y Estados Unidos; los mestizos con destino a Costa Rica; y los miskitos hacia la Moskitia hondureña, Corn Island y Estados Unidos y, en menor medida, hacia las actividades de cruceros turísticos. Personal que labora en cruceros turísticos. Según la agencia Seaman Express, con presencia en Bluefields, de enero a junio 2006 se embarcaron 70 mujeres, mientras que otras 100 presentaron solicitud entre septiembre y octubre de 2006. En caso de ser aceptadas, éstas esperan embarcarse entre noviembre y diciembre del 2006 (CEIMM, 2006).

Diagnóstico de género en las Regiones Autónomas de la Costa Caribe del fenómeno del ship-out , debido al alto nivel de acoso sexual que caracteriza esta actividad; y (v) menor incremento demográfico por sectores poblacionales. Igualmente debe señalarse el impacto de las migraciones internas, tanto en el nivel colectivo (las comunidades) como individual. Tales migraciones se encuentran estrechamente relacionadas con la situación de explotación sexual comercial que viven las adolescentes, ya sea que sigan a sus padres o se queden bajo la tutela de parientes o amistades, así como con las condiciones laborales y falta de seguridad para las que emigran de las áreas rurales a las urbanas. Por último, cabe mencionar la inmigración proveniente de otras zonas del país vinculada al avance de la frontera agrícola, la cual no sólo está causando fuertes conflictos interétnicos sino también problemas de desintegración familiar entre, por ejemplo, la población rama.7

4. Principales desigualdades sociales de género Género y salud Según los datos del Censo de Población y Vivienda de 2005 (INEC, 2005a), el acceso a agua de calidad y a sistemas de eliminación de excretas en la Costa Caribe es mucho más bajo que el promedio nacional (Cuadro 3). Ello predispone a una mayor morbilidad por enfermedades diarreicas, parasitarias y de la piel, las cuales figuran dentro de los principales motivos de consulta en estas regiones. En este contexto, el acceso a los servicios de salud sigue siendo un problema para toda la población, que encuentra su causa --según la percepción de las comunidades indígenas y étnicas-- no sólo en la existencia de obstáculos geográficos (distancia y falta de disponibilidad de medios de transporte a las instalaciones de salud en las zonas rurales), sino también de orden cultural y de percepción negativa de la capacidad de respuesta de las unidades de salud 8. Cuadro 3. Indicadores de salud ambiental Indicadores

RAAN

RAAS PAÍS

Porcentaje de hogares con acceso agua intradomiciliario

24,9

15,1

Porcentaje de hogares con acceso a eliminación excretas (letrinas e inodoro)

58,5

66,2

62,9

84,6

Fuente: Elaboración propia con datos de INEC, 2005a.

En cuanto a los niveles de morbilidad (Gráfico 2), los datos de la EMNV de 2005 indican que las mujeres se enferman más que los hombres y que las brechas son mayores en las áreas urbanas. Sin embargo, según informes del Ministerio de Salud (MINSA), aquí se registra una diferencia con respecto al resto del país, pues en la zona del Pacífico la tasa de morbilidad femenina es menor. En las áreas urbanas las enfermedades crónicas afectan a una mayor proporción de mujeres que de hombres; en la RAAS la incidencia es mayor (el 8,4% de las mujeres versus el 4,2% de los hombres), aunque tales afecciones no son la causa de morbilidad más frecuente. En general, los motivos de ingresos hospitalarios de las mujeres están marcados por su proceso reproductivo y relacionados con el poco control que tienen sobre sus cuerpos (MINSA-RAAN y RAAS, 2005). Subyace a este problema la forma en que desde las comunidades se entienden las enfermedades y su tratamiento a partir de la

7. 8.

Se están reportando casamientos de mestizos con indígenas con el objetivo de adueñarse de las tierras, para después separarse y trasladar a sus familias mestizas a esas tierras. Muy poco personal de salud maneja la lengua de los diferentes pueblos indígenas y comunidades étnicas. Esto dificulta la consejería y el seguimiento de personas que viven, por ejemplo, con VIH/SIDA. En toda la literatura revisada se ha podido observar la falta de estrategias de promoción cultural y lingüística adecuadas para las personas indígenas y afrodescendientes.

7

8

Diagnóstico de género en las Regiones Autónomas de la Costa Caribe sintomatología de las mismas. La primera atención que reciben las mujeres surge de una decisión de la familia o de su pareja y se apoya en los recursos de la medicina tradicional, lo que resuelve en mucho la situación del acceso a la salud en las comunidades indígenas ubicadas en zonas geográficas de difícil acceso. No obstante, en el caso de embarazos riesgosos y enfermedades específicas de las mujeres que requieran de intervención urgente, como son el cáncer de mama y el cérvico-uterino, las consecuencias son irremediables. Las creencias ancestrales afectan especialmente a las Gráfico 2. Porcentaje de población mujeres durante ciclos o períodos como la menstruación, el enferma (mes anterior a la encuesta) embarazo, el parto y el puerperio, e incluso en cuestiones 60 como el acto sexual. Los efectos se observan de forma 50 individual y colectiva. Por ejemplo, la macrorregión sufre del 40 llamado “síndrome cultural endémico del Grisi Siknis” y sus 30 20 consecuentes picos epidémicos (Cunningham, et al., 1994), 10 que pueden llegar a perturbar seriamente el funcionamiento 0 9 normal de la comunidad. Esta enfermedad (denominada Urbano Rural Urbano Rural también bla o wakni) afecta especialmente a la población miskita, y su incidencia es mayor en adolescentes y mujeres. RAAN RAAS Sus principales síntomas son “dolor de cabeza, mareo, pérdida de conciencia, convulsiones, ganas de correr al monte o al río, atacando con cualquier objeto que tuvieran a mano Hombres Mujeres a las personas que les interponían, mostrando una fuerza impresionante” (Trübswasser, 2005). Cuando ocurre en forma de epidemia presenta problemas significativos no sólo para las víctimas sino también para la comunidad entera, ya que sus integrantes concentran todo su esfuerzo en controlar a las personas afectadas. En lo que respecta a las tasas de mortalidad, la única brecha de género significativa se da en la RAAS, donde la tasa de mortalidad masculina supera a la femenina en 10 puntos porcentuales (41,3% versus 31,2%) . Esta diferencia está vinculada con las muertes de hombres por violencia en las zonas rurales mestizas del sur. Sin embargo, la calidad de la información sobre las causas de muertes por sexo se ve limitada por la ocurrencia de muertes en casas de habitación, por el subregistro de los diferentes tipos de cáncer como causa de muerte, y por las limitaciones en las 10 estadísticas disgregadas por sexo y etnia, entre otros factores. Salud sexual y reproductiva En el ámbito de la salud sexual y reproductiva, el análisis de género apunta a visualizar elementos que determinan las actitudes y prácticas de mujeres y hombres hacia sus cuerpos, el disfrute de su salud, las relaciones con otras personas y la reproducción. En la Costa Caribe, las desigualdades son muy visibles en el comportamiento reproductivo. En el Cuadro 4 se observa que las mujeres costeñas tienen sus hijos muy temprano (el porcentaje de adolescentes madres es alto y está por encima de los promedios nacionales), muy seguido (el porcentaje de mujeres con intervalo intergenésico corto supera el 30%, también por encima del indicador nacional, especialmente en el caso de la RAAS); y tienen más hijos/as en promedio que en el nivel nacional (por encima de los 3,5 hijos/as por mujer), con lo que se evidencia el escaso control que tienen sobre la reproducción. A esto contribuye el menor uso de métodos de planificación familiar (especialmente en la RAAS, donde el 45,5% de las mujeres los usan) y el bajo acceso a la esterilización femenina (12,3% y 18,5% de las mujeres en la RAAN y la RAAS, respectivamente).

9. El desconocimiento de esta cosmovisión entre el personal de salud limita la búsqueda de atención por parte de las mujeres indígenas. 10. Sólo 7 de los municipios de la RAAS atendidos por el SILAIS cuentan con información desagregada por sexo.

Diagnóstico de género en las Regiones Autónomas de la Costa Caribe

Cuadro 4. Indicadores seleccionados de salud sexual y reproductiva (%) Indicadores

RAAN

RAAS

Tasa global de fecundidad (TGF)*

3,65

3,55

2,94

Tasa de natalidad *

34

22

24

Mujeres entre 15 y 49 años *

45,0

47,2

51,8

Mujeres 35 + que dieron a luz*

20,4

16,6

4,0

Adolescentes que ya son madres*

27,3

30,7

19,9

Menores de 15 que ya son madres*

1,2

1,0

0,8

Intervalo intergenésico corto (7-24 m) *

33,2

36

28

Tasa de mortalidad materna por 100.000 hab. *

265,7

166,4

151,7

Cobertura parto institucional*

36,7

25,0

50

Prevalencia de uso de métodos de planificación familiar**

45,5

62,0

65,5

28,1

16,4

14,7

12,3

18,5

25,3

Necesidades insatisfechas planificación familiar.** Acceso a esterilización femenina **

PAIS

Fuente: Elaboración propia con datos de INEC, 2005a.

La mayor fecundidad de las mujeres costeñas se corresponde con las altas tasas de mortalidad materna: 265,7 en la RAAN (114 puntos por encima de la nacional) y 166,4 en la RAAS. Las tasas son significativamente más altas en las comunidades indígenas alejadas de centros urbanos,11que registran incrementos cada año a pesar de las acciones 12 que se impulsan para reducirlas. La mayoría, si no todos los indicadores que aquí se consignan, son un reflejo de los altos niveles de ruralidad de la Costa Caribe y del limitado poder de decisión que tienen las mujeres costeñas sobre sus propios cuerpos. Se considera que las condiciones ilustradas por los indicadores de salud sexual y reproductiva contribuyen significativamente a la perpetuación de la pobreza e incluso a la feminización de la misma. Las enfermedades de transmisión sexual (ETS) constituyen otro de los grandes problemas de salud en las Regiones Autónomas. De hecho, el Sistema Local de Atención Integral en Salud (SILAIS) de la RAAS registra que su incidencia ocupa el primer lugar, siendo las mujeres las más afectadas. Sin embargo, la alta proporción de mujeres afectadas por ETS versus los hombres, puede reflejar el hecho de que son ellas las que más buscan este servicio (el 96% de las consultas de las mujeres son a causa de ETS). Entre los hombres, que también se enferman y pueden ser portadores sanos, no son detectados debido a que los servicios están más dirigidos al aspecto reproductivo de las 13 mujeres. Esta situación contribuye a perpetuar la cadena de transmisión . Los municipios con mayor prevalencia de ITS, transmisión sexual son Corn Island, Desembocadura de Río Grande, Laguna de Perlas y Bluefields, siendo las etnias más afectadas la kriol y la miskita (MINSA-RAAS, 2006a). La falta de una atención adecuada de las infecciones de transmisión sexual en los hombres repercute en las mujeres, en la medida en que incrementa su riesgo de contraer VIH-SIDA o cáncer cérvico-uterino. En este último caso, se observa una mayor incidencia en zonas urbanas, reflejo del mayor acceso de las mujeres que allí residen a los 14 servicios de salud , especialmente en ciudades como Bluefields (SILAIS-RAAS 2005). En el caso de los hombres, no cuentan con servicios destinados a la detección oportuna del cáncer de próstata, a pesar de que en 2005 fallecieron 6 en el municipio de Bluefields por esa causa.

11. Las muertes ocurren especialmente durante o después del parto (el 86% de los casos) debido a la baja cobertura institucional de parto. 12. Procesamiento de datos del censo de 2005 y comparación con datos anuales de los SILAIS de las Regiones Autónomas. 13. Sólo el 43% de las parejas son tratadas. Se usa la modalidad de enviar el tratamiento con la mujer, lo que no garantiza que el hombre lo tome, por lo que se produce reinfección continua. Es así como tales patologías se tornan crónicas, lo que a su vez causa múltiples complicaciones. 14. La cobertura en el sector rural sigue siendo insuficiente. Se estima en un 5%, aun con la existencia de brigadas móviles, a lo que se aúna el hecho de tener que depender de los hospitales de Managua cuando se requieren ciertos exámenes y/o tratamientos. Todos estos factores contribuyen a que las lesiones tempranas avancen hacia la malignidad y aumente el cáncer cérvico-uterino (SILAIS-RAAS, 2005).

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Diagnóstico de género en las Regiones Autónomas de la Costa Caribe En el caso del VIH-SIDA, la tasa de incidencia anual de seropositivos en la RAAS se ha ido duplicando de un año a otro (6,2 por 100.000 habitantes en agosto de 2006), hasta convertirse en una de las grandes preocupaciones de la población. El problema afecta más a los habitantes entre 15 y 34 años (casi 6 de cada 10 casos registrados desde 1991 corresponden a este rango de edad), mientras que la razón hombre/mujer es 1:1. Es probable que este indicador refleje el hecho de que hay cuatro veces más mujeres que hombres entre las personas que se han hecho la prueba, debido a que se promociona entre las embarazadas, mientras que los esfuerzos para promoverla entre la población masculina son insuficientes (SILAIS-RAAS, s.f). Los pueblos kriol, garífuna y miskitu, especialmente en la RAAS y particularmente en Bluefields, son los más afectados. Se considera que ello es resultado del fenómeno de la migración laboral y de la vigencia de explicaciones idiosincráticas erradas sobre el origen de las infecciones de transmisión sexual. Según las personas entrevistadas para este trabajo, se detecta una baja participación de mujeres que viven con el VIH-SIDA en los espacios de toma de decisiones de política y programas sobre este tema. Las acciones de los gobiernos regionales se focalizan en prevenir la transmisión vertical (de madre a hijo), favoreciendo así la instrumentalización de la función reproductiva de las mujeres en detrimento del abordaje desde los derechos humanos. Género y violencia Al igual que Nicaragua, en general la Costa Caribe está fuertemente afectada por la violencia, con algunas particularidades originadas en la multietnicidad. Según datos de 2001 (PNUD, 2002), casi 6 de cada 10 delitos cometidos en esa región se registran en la RAAS. La mayoría de los delitos afectaron a los hombres (Gráfica 3), lo cual refleja el fenómeno común de que ellos tienden a involucrarse más que ellas como ofensores y como víctimas en diversas modalidades de violencia pública.

Gráfico 3. Distribución de víctimas y detenidos, por sexo, 2001

RAAS

Sin embargo, la posibilidad de subregistro en las cifras correspondientes a las mujeres es alta si se considera la fuerte tendencia a no denunciar los delitos que más las afectan (violencia intrafamiliar y sexual). Un problema emergente en la Costa Caribe es el del tráfico y consumo de drogas, que además tiene la característica de incrementar otras tipologías delictivas. En su calidad de transgresores, los varones se perfilan como los principales consumidores --aunque de diferente identidad étnica según el tipo de droga-- y las mujeres como pequeñas expendedoras.

Detenidos

Víctimas

Detenidos La violencia intrafamiliar (VIF) es un problema serio en la Costa Caribe. La RAAN y la RAAS ocupan el tercer y quinto lugar, respectivamente, entre los departamentos Víctimas con mayor prevalencia: más de 3 mujeres de cada 10 han sido víctimas. La RAAN presenta la prevalencia más alta de violencia física del país con 31,6 % (INEC, 0% 20% 40% 60% 80% 100% 2001). La relación hombre-mujer como víctimas de VIF Hombres Mujeres varía según las edades (CMN-Bluefields, 2005-2006): entre las víctimas de 13 años o menos esta relación presenta poca diferencia, pero a partir de los 18 años es casi cinco veces más frecuente entre las mujeres, incrementándose hasta casi ocho veces para las edades entre 36 a 40 años. A partir de este rango de edad, la relación se va reduciendo, aunque siempre es más frecuente en las mujeres. Según un estudio realizado en Bluefields (Rodríguez, 2005), el 20% de las mujeres urbanas con pareja reportó haber recibido golpes durante su embarazo, lo cual prácticamente duplica el promedio nacional de 2001. El mismo estudio identifica una estrecha relación entre violencia conyugal y problemas psicológicos: 30,8% de las mujeres víctimas de VIF versus 9,1% de las que no lo son presentaban este tipo de problemas. RAAN

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Diagnóstico de género en las Regiones Autónomas de la Costa Caribe Analizando la población atendida por las Comisarías de Mujer y Niñez (CMN) en Puerto Cabezas y Bluefields, el 83,1% de los casos corresponde a mujeres, quienes especialmente acuden a estas instancias para denunciar situaciones de violencia intrafamiliar (77,6% del total de denuncias de mujeres). Igualmente destaca una creciente denuncia de casos de este tipo de delito por parte de varones, especialmente en la CMN de Bluefields, donde ascienden al 21% del total. Los delitos de violencia sexual, por su parte, siguen siendo casi en su totalidad denunciados por mujeres (96,2%). Los mismos datos indican que las mujeres atendidas por las CMN en Puerto Cabezas son en su gran mayoría miskitas (92,5%) y, en un lejano segundo lugar, mestizas (5%). En Bluefields las mestizas ocupan el primer lugar (65%) y las kriol/negras el segundo (22%). Esta distribución refleja la composición étnica de la población de ambas zonas. Según personal entrevistado de las CMN, existe poco acceso de las mujeres rurales15 e indígenas a los servicios de las comisarías, ya que sólo hay tres en las dos regiones (Puerto Cabezas, Bluefields y Siuna); esto limita su acceso a la justicia. Se estima que más de la mitad de las que acuden a las comisarías continúa siendo víctima de violencia por la falta de aplicación de medidas legales (e inclusive de protección), lo que a su vez contribuye a minar la confianza de las víctimas en el sistema. La falta de preparación del personal de las instituciones de justicia claves para atender adecuadamente este tipo de problemas, como el Ministerio Público, se convierte en un obstáculo adicional para las mujeres en el desarrollo del proceso judicial. Por último, los delitos sexuales contra niñas y niños son un problema grave en la región, aunque los niveles de denuncia son muy bajos, especialmente en el caso del incesto. A esto contribuye también la costumbre de la justicia regional en la RAAN del talamana (pago de la sangre): las comunidades saben que el delito de violación no admite el perdón de las partes en los juzgados, y si se lleva a la cárcel al agresor no es posible hacer el cobro. Por esta razón las denuncias de este tipo son pocas. Las comunidades se rigen a través de un Consejo de Ancianos y de un juez comunal. Este juez tiene competencia ante la comunidad para administrar justicia y para decidir qué delito se puede resolver internamente y cuál tendrá que ser llevado a las autoridades. La violación, así como el homicidio o el asesinato, son parte de los delitos que deben ser atendidos por las autoridades. Sin embargo, muchas veces se les escapa de las manos y tanto la víctima como el victimario tratan de resolver sus diferencias sin su intervención (Nuevo Diario, 2006). Género y educación La Costa Caribe dispone de un instrumento clave de educación para el cambio. Hace nueve años los Consejos Regionales Autónomos aprobaron el Sistema Educativo Autonómico Regional (SEAR), ratificado en 2006 por las autoridades nacionales. El SEAR habla de formar personas libres de racismo, etnocentrismo, androcentrismo y adultismo. Incluye, entre otros, un objetivo sobre equidad de género (IPILC, 2003). Según los datos del Censo de Población de 2005 (Gráfico 4), las tasas de analfabetismo no presentan brechas significativas por género entre las Regiones Autónomas. Las brechas más importantes son las urbano-rurales; aproximadamente el 50% de los hombres y las mujeres son analfabetos versus el 20% de sus contrapartes urbanas. Se observan, sin embargo, algunas diferencias entre las dos Regiones Autónomas: la brecha de género es mayor en las áreas rurales de la RAAS (el 54% de las mujeres versus el 48% de los hombres son analfabetas). Los hombres rurales en la RAAS (en su mayoría mestizos) presentan un nivel de analfabetismo mayor al de los de la RAAN (53% versus 48%). Según los datos del Ministerio de Educación sobre la matrícula total en educación básica (Gráfico 5), no se registran diferencias significativas entre las Regiones Autónomas ni hay brechas de género en el acceso. No obstante, hay una brecha de más de 10 puntos porcentuales a favor de las mujeres en el nivel de secundaria, y otra de más de 10 puntos porcentuales a favor de los hombres en la educación de adultos.

15.

Según los registros de la CMN de Bluefields, sólo un 17% de las víctimas atendidas entre 2005 y 2006, eran rurales (CMN-Bluefields, 2005-2006).

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Diagnóstico de género en las Regiones Autónomas de la Costa Caribe

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Gráfico 4. Tasas de analfabetismo en población de 6 o más años

Gráfico 5. Distribución de matrícula por sexo según nivel educativo básico

60.0

100%

50.0

80%

40.0

50.5

49.2

49.5

50.8

55.5

44.7

50.3

55.3

49.7

60%

30.0

40%

20.0

20%

10.0

44.5

0%

0.0 Urbano

Rural

Total Costa Caribe

Preescolar

Total

Hombres

Primaria

Secundaria Educación

Total

Adultos

Mujeres

Hombres

Mujeres

Otros indicadores de educación (tasas de repetición y de retención, por ejemplo) tampoco presentan brechas significativas. La excepción vuelve a ser la secundaria en la RAAN, donde la tasa de retención femenina (97,7%) es 10 puntos mayor que la masculina (87,7%), brecha ésta consistente con los roles de género en el área rural . En el nivel técnico existe segregación de género en las especialidades (Gráfico 6), aunque la participación femenina en sectores tradicionalmente considerados como masculinos, como el agropecuario y forestal, es mayor que en el nivel nacional. Esto es así especialmente en el caso de la RAAN, donde más del 23,6% de las mujeres matriculadas corresponde a especialidades en el sector agropecuario-forestal versus el 7,5% de la matrícula femenina nacional, con lo cual se refleja el tipo de actividades económicas de la zona. Por otra parte, a diferencia de la situación nacional y tal como se puede observar en el Cuadro 5, sí hay brechas de género a favor de los hombres en el acceso a la educación técnica. La brecha más grande se registra en la RAAN, probablemente vinculada al alto nivel de ruralidad de esta región, con sus correspondientes problemas de movilidad para la población. En el nivel universitario, la brecha de género en el acceso no es significativa: el 49%

de los estudiantes matriculados en la RAAN y el 53% en la RAAS son mujeres (URACCAN, 2006). La segregación de género en las especialidades persiste: las mujeres siguen concentrándose en carreras como sociología, ciencias de la educación, hotelería y contabilidad pública, y los hombres en agroforestería, pesca o administración de empresas.

RAAN RAAS País

Gráfico 6. distribución de matrícula en formación técnica por sector de atención por sexo M

Cuadro 5. Distribucion de matricula tecnica por sexo

H

Ambitos territoriales

Hombre

Mujeres

M

RAAN

74,1%

25,9%

RAAS

62,4%

37,6%

País

48,3%

51,7%

H M H 0%

20%

Agropec.&Forest.

40%

60%

Indust&Const.

80%

100%

Com.&Serv.

Fuente: Elaboración propia con datos de INEC, 2005a.

Diagnóstico de género en las Regiones Autónomas de la Costa Caribe

5. Conclusiones La participación económica de las mujeres en actividades fuera del hogar es una necesidad cada vez más sentida en la región, dado el incremento en los ingresos de la economía familiar. Sin embargo, esta participación enfrenta barreras u obstáculos de carácter diverso. Por un lado, el tipo de actividades en que la mayoría de las mujeres logra insertarse no son parte de las prioridades de la política económica (lo que contribuye a la falta de visibilidad y al no reconocimiento de su aporte a las economías locales, regional y nacional), y su éxito se ve afectado por la baja demanda efectiva debido a los niveles de pobreza de la población. Las mujeres de la región sienten una triple marginación –por parte del gobierno nacional, de los regionales y de los municipales–, ya que perciben que los proyectos económicos están dirigidos más al cumplimiento de los compromisos políticos y a las prioridades de la inversión externa y menos a sus necesidades más urgentes (CEIMM, 2006), lo que no necesariamente las beneficia. La inexistencia de información económica que contemple la desagregación por 16 sexo, edad, etnia y procedencia geográfica dificulta no sólo la formulación de políticas económicas efectivas, sino también la misma labor de incidencia desde la sociedad civil. En relación con los temas de salud y género, la Costa Caribe enfrenta una situación especialmente difícil. Los problemas de cobertura y calidad integral de los servicios de salud, así como la falta de disponibilidad de información adecuada, en combinación con las características socioculturales y geográficas de la zona, llegan incluso a obstaculizar el logro de los objetivos de programas priorizados como la atención a las mujeres en edad fértil. La falta de un conocimiento profundo de los principales problemas de la macrorregión puede estar limitando la pertinencia, eficiencia y efectividad de los procesos de atención y contribuyendo a que las prioridades establecidas generen mayores desigualdades o exclusiones (tal sería el caso de los hombres y las mujeres por fuera de la edad fértil). En cuanto al tema de la violencia de género, hasta ahora las instituciones han privilegiado la sanción y se han descuidado la prevención y el tratamiento. En el caso de la violencia intrafamiliar y sexual –un problema de alta complejidad que exige una atención integral--, las instituciones no han logrado funcionar dentro del Modelo de Atención Integral de salud, MAIS, vigente, debido a que no existe un mandato institucional que obligue a plasmarlo en planes y programas, los registros son escasos y en algunos casos el personal no está capacitado para manejar estas situaciones. Sin embargo, hay algunos ejemplos positivos y orientados en la dirección correcta: en Bilwi (Puerto Cabezas) se ha establecido una red de coordinación interinstitucional en la que participan actores públicos y de la sociedad civil; en Bluefields, por otra parte, se ha oficializado la Red Interinstitucional y Sectorial para el Abordaje de la Violencia de Género con la participación de aproximadamente 22 organizaciones e instituciones. Destaca igualmente la promoción de iniciativas como la formulación de una Estrategia Regional para la Prevención y Tratamiento de la Violencia de Género. Con todo, existen diversas manifestaciones de violencia de género (incluyendo la violencia intrafamiliar) que también crean límites a la inserción económica exitosa de las mujeres, dadas las restricciones sobre su nivel de poder y control en materia de recursos (incluyendo el crédito que eventualmente puedan conseguir) y la toma de y decisiones. En cuanto al tema de educación y género, los datos indican que hay muy pocas brechas entre los sexos en la educación básica, aunque el sistema educativo está lejos de ser un mecanismo promotor de cambio. Por el contrario, probablemente sigue reproduciendo los estereotipos de género. La selección de especialidades profesionales que todavía hacen mujeres y hombres podría ser un indicio de esta situación, así como los indicadores de deserción de los varones para dedicarse al trabajo productivo. Aunque el Sistema Educativo Autonómico Regional (SEAR) fue aprobado desde 2003, la propuesta intercultural todavía está lejos de ser adecuada y de llevarse a la práctica, mientras que la apropiación real de la equidad de género luce aún más difícil.

16. En la región existen pocas políticas dirigidas al fomento de la economía y el emprendimiento de las mujeres; los planes de desarrollo municipales y regionales tampoco tienen en cuenta a las mujeres en sus esfuerzos por promover la actividad productiva y/o establecen mecanismos o acciones concretas dirigidos a ellas.

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Diagnóstico de género en las Regiones Autónomas de la Costa Caribe

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Hasta el momento no hay ningún esfuerzo por implementar estos enfoques en términos metodológicos, de materiales y curriculares desde el gobierno regional o desde el Ministerio de Educación. Sin embargo, algunas organizaciones no gubernamentales han avanzado en la formación de comisiones para la transformación curricular o en la elaboración de algunos materiales para el programa. Una limitante importante para el conocimiento y análisis de la situación educativa en la Costa Caribe es la falta de datos estadísticos con las desagregaciones adecuadas, especialmente los relativos a la educación intercultural bilingüe (EBI). Las desagregaciones actuales no permiten el análisis por etnia, una variable que todavía no se reconoce como necesaria.

6. Recomendaciones De acuerdo con el diagnóstico de género en las Regiones Autónomas de la Costa Caribe, a continuación se mencionan las principales medidas a considerar. 1. En materia de inserción económica, se sugiere formular políticas públicas con enfoque de género que contrarresten la toma de decisiones por parte de las redes masculinas formales e informales y que estén fundamentadas en información de calidad. Aquí se proponen dos grandes líneas de acción: •

Desarrollar estudios por pueblo indígena o grupo de afrodescendientes de la Costa Caribe, a fin de conocer mejor las realidades de estas sociedades en el ámbito rural y la manera como operan las desigualdades de género en el marco de la diversidad cultural que caracteriza a esta región del país. Los resultados de estos estudios deberían vincularse al diseño de ofertas de servicios apropiadas a las necesidades y condiciones reales de tanto las mujeres como los hombres de la población destinataria. Iniciativas en curso de programas específicos para esta región, como el de transferencia tecnológica que se apresta a iniciar el INTA, podrán asegurar mayor equidad de género y etnia con un mejor nivel de comprensión de la realidad regional en estos temas.



Diseñar políticas financieras en las instancias autonómicas que permitan el acceso de costeñas/os a un financiamiento digno. Estas políticas deben apuntar a la promoción del desarrollo socioeconómico local con equidad, lo cual incluye la revisión, desde el referente de la autonomía, de aquellas leyes que están afectando negativamente a sectores o grupos de la población. Asimismo deben apuntar a formular y ejecutar 17 proyectos de desarrollo económico empresarial promovidos por los gobiernos regionales y municipales que se orienten a fortalecer las micro y pequeñas empresas en el ámbito local (CEIMM, 2006).

2. En el campo de la atención a la salud, se recomienda profundizar la operativización de los modelos de salud en ambas regiones y las actuales iniciativas frente a la violencia de género. Para lograrlo se requiere: •

Intensificar los esfuerzos orientados principalmente a disminuir las brechas étnicas y de género, así como los valores de indicadores como la mortalidad materna y la prevalencia de la violencia. Esto incluye garantizar la disponibilidad de servicios de salud sexual reproductiva dirigidos a hombres, con el fin de evitar tanto la cadena de transmisión de las ETS como las muertes por cáncer de próstata. En el mismo sentido, sería importante revisar los planes municipales y regionales de salud para la atención de problemas específicos como los de mortalidad materna y de lucha contra las ETS y VIH-SIDA, con el fin de asegurar la incorporación efectiva de la perspectiva de género. Ello permitiría reconocer el estrecho vínculo existente entre género, sexualidad y el VIH/SIDA en particular e incorporar un abordaje de la sexualidad desde las relaciones de poder.

17. Tal es el caso de la Ley de Aprovechamiento Forestal, la cual implica limitaciones para el uso de los recursos forestales por parte de mujeres emprendedoras indígenas y mestizas locales.

Diagnóstico de género en las Regiones Autónomas de la Costa Caribe •

Mejorar el sistema de información sobre los temas de salud y de violencia, para lo cual es esencial asegurar la generación de datos desagregados por etnia, sexo y ubicación geográfica, de modo que se puedan realizar cruces internos. Igualmente se propone realizar, en cada municipio de la RAAS y la RAAN, un mapeo de vulnerabilidad étnica y de género en salud y violencia, con el propósito de que se formulen políticas apropiadas para las realidades específicas de la población. Tales políticas deberán optimizar el uso de los recursos (atendiendo a los sectores de mayor riesgo) e incrementar su efectividad en aras de generar un verdadero impacto en la disminución de las brechas de género y étnicas.



Definir e implementar mecanismos efectivos de participación de las mujeres en los planes, programas y proyectos de salud dirigidos a ellas, desde su elaboración hasta su evaluación. Por ejemplo, se recomienda promover su participación permanente en las instancias de la equidad de género en este tipo de procesos en las regiones.



Determinar los alcances e interrelaciones entre el derecho positivo y del derecho consuetudinario en los casos de violencia de género en las comunidades indígenas, especialmente en los casos de violencia sexual.

3. En cuanto a la educación, se recomienda crear una línea de referencia de la situación educativa que permita tomar decisiones más ajustadas a la realidad regional y hacer un seguimiento de sus resultados. En este sentido se propone proceder de la siguiente manera: •

Asegurar la inclusión de las variables de etnia, género y ubicación geográfica, así como dimensionar el alcance actual de la EIB. Los esfuerzos encaminados a impulsar la operativización del enfoque de género deberán concentrarse en el Sistema Educativa Autonómico Regional.



Prestar apoyo y dar acompañamiento a iniciativas orientadas a crear un nuevo modelo pedagógico y de universidades regionales como componentes claves de este proceso.



Trabajar en el fortalecimiento y dinamización de las diferentes instancias educativas, promoviendo su articulación y su incidencia en la apropiación de este proceso por parte de las autoridades correspondientes.

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Diagnóstico de género en las Regiones Autónomas de la Costa Caribe

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Banco Mundial

Banco Interamericano de Desarrollo (BID)