DETERMINANDO LAS NECESIDADES REALES DE NUESTROS HIJOS DESARROLLANDO UN P.E.I. Por Ellyn Davis Usado con permiso Es descorazonante y de alguna manera abrumadora, considerar los problemas a los que nos enfrentamos los educadores cristianos en casa. Nos arriesgamos a ser malentendidos por la familia, amigos y autoridades oficiales. Asumimos el costo tanto como la responsabilidad de asegurar que nuestros niños sean educados. Pero aún peor, aunque queremos dar a nuestros hijos la clase de crianza que los acerque al Señor, nuestras propias educaciones nos han colocado dentro de agenda antropocéntrica y nos han equipado con información y habilidades que no están necesariamente dentro de los mejores intereses del reino de Dios. Como Marilyn Howshall dice en A Lifestyle of Learning (Un estilo de vida de aprendizaje): “Nuestra generación no fue enseñada cómo aprender y nunca le fue implantado al amor por el aprendizaje. Sin embargo, nuestros niños son enseñados con los mismos métodos que fallaron en enseñarnos cómo aprender o cómo amar el aprendizaje. Con solo el material en bruto de nuestras fragmentadas vidas para trabajar, intentamos integrar nuestra nueva visión, nuestros buenos deseos, y metas en nuestros antiguos sistemas y estilos de vida. Utilizamos los métodos del mundo para tratar de producir algo para lo que ellos nunca fueron diseñados.” En nuestras propias vidas, mientras comenzábamos a entender las diferentes influencias en la educación, Dios nos desafiaba con una multitud de preguntas: ¿Qué tal si vemos la educación de manera diferente? ¿Qué tal si comenzamos a examinarla, no como una mercancía, sino como una fortificación de las convicciones y prioridades de nuestra familia? ¿Qué tal si la vemos como parte de “¿perfeccionar a los santos.... para la obra del ministerio?” ¿Qué tal si operamos bajo un diferente juego de opciones al que compone la educación institucional? Opciones tales como: (1) Dios ha creado nuestra unidad particular familiar y nos ha dado niños singulares, porque nuestra familia tiene un único significado y propósito ordenado por Dios; (2) Dios ha puesto (y está poniendo) en nuestros corazones las convicciones y valores que conforman un significado y propósito único de nuestra familia. (3) Estas convicciones y valores forman el corazón de la clase de personas que queremos que nuestros hijos lleguen a ser. (4) La educación de nuestros hijos refleja esas convicciones y valores; y (5) Dios estará activamente involucrado en el proceso, para el bien de nuestros hijos. Reconociendo el propósito para lo cual cada hijo fue creado Cada cultura tiene un cierto ideal de cómo debería ser el hombre, y es este ideal lo que determina cómo son educados los jóvenes. El ideal del hombre americano es ser un auto-realizado ganador de ingresos que contribuye al mejoramiento de la sociedad, y nuestros sistemas educativos están diseñados para tratar y crear este ideal. Como dice Neil Postman en The End of Education, (El Fin de la Educación) “... la educación pública no sirve a un público.” Crea un “público” que quiere “ganar más, comprar más,
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adorar la tecnología, y apegarse a sus diferencias étnicas.” Pero ¿cuál es nuestro ideal de un hombre o una mujer? ¿Qué clase de personas queremos que lleguen a ser nuestros hijos? Más aún, ¿qué clase de personas quiere Dios que lleguen a ser nuestros hijos? Sugerimos que te imagines a cada hijo graduándose de la preparatoria (o yéndose de casa). ¿Qué quieres que sepa ese hijo? ¿Qué habilidades quieres que él/ella hayan aprendido? ¿Qué clase de relación quieres tener con ese hijo? ¿Qué clase de relación quieres que ese hijo tenga con Dios? ¿Qué actitudes? ¿Qué se necesitaría para que tú puedas decir “¡Lo logramos!”? ¿Qué se necesitaría para que miraras hacia atrás con algunas lamentaciones acerca de lo que hiciste durante los años en que ese hijo estuvo bajo tu cuidado? ¿Qué se necesitaría para que el Señor diga, “¡Bien hecho, buenos y fieles padres!”? Dios hizo a cada uno de nuestros hijos e hijas y los creó con un propósito en su vida. Nuestro trabajo como padres es descubrir este propósito y equipar a cada niño con las habilidades, herramientas e información para llevarlo a cabo. Si comenzamos con el último y trabajamos hacia atrás, tendremos una mejor idea del camino que debemos seguir. Si los niños son, como dice la Biblia, “como saetas en mano del valiente,” entonces, ¿cuál es el blanco hacia el cual estamos apuntando? ¿Cuál es la batalla para la que nos estamos preparando? El reconocer el propósito para lo que cada hijo fue creado, es un proceso en curso, pero hay ciertas actitudes y habilidades que son esenciales para tener éxito en cambiar al mundo. Piensa en lo que realmente determina el éxito en la vida. Vivimos en un mundo donde ya no podemos contar con un trabajo seguro, una red de protección para familia y amigos, fuertes lazos espirituales o una educación que garantice la prosperidad (o aún que garantice un trabajo). ¿Cuáles son las cualidades de unos adultos fuertes, capaces y productivos? ¿Qué le da significado y propósito a la vida? ¿Cuáles con las actitudes, cualidades de carácter, y conocimiento que la Biblia dice que son importantes tener? La respuesta de cada familia a estas preguntas será diferente, basándose en los valores y convicciones de la familia. Creemos que Dios puso a nuestros hijos en nuestra familia (y no en la de ustedes) porque nuestra familia tiene un único reflejo del reino de Dios y somos los únicos que pueden impartir ese reflejo a nuestros hijos. El reflejo de tu familia será diferente del de la nuestra, tu visión del futuro de tus hijos será diferente, y por lo tanto la manera en que eduques a tus niños, también será diferente. Cuando comenzamos a pensar en la educación en casa como una extensión del propósito de Dios para nuestra familia, tomamos conciencia de que antes de determinar nuestra “filosofía educativa”, necesitamos entrar en contacto con nuestra visión y propósito único de la familia. Esto no es algo que podamos hacer de la noche a la mañana, pero podemos comenzar por hacernos preguntas tales como: “¿Cuál es el propósito de nuestra familia?” “¿Qué clase de familia queremos?” “¿Cuáles son las cosas que son verdaderamente importantes para nosotros como familia?” “¿Cuáles son los intereses, talentos o habilidades que el Señor nos ha dado?” “¿Por cuáles principios vemos que nos estamos guiando para vivir nuestras vidas?” Desarrollando un P.E.I. El P.E.I. es en la jerga educacional, las siglas para Plan de Educación Individualizado. Lo que esto significa que se desarrolla un plan específico de educación para cada niño. En un marco de escolaridad institucionalizada, el P.E.I. es frecuentemente reservado para los niños con dificultades de aprendizaje, para que su progreso pueda ser registrado en áreas tales como lectura o matemáticas. Este no es la clase de PEI que pensamos que necesitan nuestros estudiantes en casa. La clase de PEI que recomendamos es
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uno que te ayudará a evaluar los aciertos y deficiencias de tus niños en áreas en las que creas que son importantes, de acuerdo al criterio de tu familia. ¿Qué áreas debemos utilizar para evaluar las cualidades y debilidades de nuestros hijos? A través de los años, hemos concluido que hay tres áreas de competencia que son de vital importancia para llegar a ser adultos fuertes, capaces, efectivos y productivos, y que éstas son esenciales para llevar a cabo con eficacia cualquier futuro rol que nuestros hijos puedan llegar a tener. Estas tres áreas de competencia son: Relaciones, Habilidades e Información. Estas competencias guardan este orden de importancia: en primer lugar las relaciones, en segundo lugar las habilidades y por último, la información. En nuestra familia, dibujamos una tabla muy parecida a la que está en seguida y la llenamos con lo concerniente a las relaciones, habilidades e información que pensamos sería importante para que cada uno de nuestros hijos esté capacitado de dominar cuando dejen de estar bajo nuestro cuidado.
Relaciones
Habilidades en la vida
Con Dios (Hábitos espirituales, tales como oración, adoración, estudios bíblicos, etc.)
Habilidades sociales Habilidades comerciales Manejo del dinero Manejo de propiedad Manejo de casa Manejo del tiempo Organización Ejecución de un instrumento Habilidades artísticas básicas Habilidades de pensamiento Habilidades para resolver problemas Habilidades para resolver conflictos Habilidades para tomar decisiones Habilidades de talentos / aptitudes / intereses
Consigo mismo (Sana auto-imagen, autocontrol, pureza en su concepto de la vida, hábitos sanos en el comer, cuidado del cuerpo, etc.) Con otros (Habilidades sociales) Con las cosas creadas (Actitud correcta hacia el manejo del tiempo, dinero, propiedad, animales, trabajo, etc.)
Información (académica)
Lectura Escritura Lenguaje Matemáticas Ciencia Historia Idioma extranjero Arte Música Biblia
Las prioridades de tu familia pueden ser diferentes a las nuestras, así que puedes evaluar de manera distinta a la nuestra, los tipos de relaciones, habilidades de la vida, y conocimiento académico. O puedes ordenar tus prioridades según tus intereses. Está bien. Hay muchos caminos para una adultez creativa y competente y sería un mundo muy aburrido si todos fuéramos iguales. Pero el punto es tener alguna clase de idea de lo que constituya la “realización” en la crianza de tu hijo, para que tengas un blanco hacia el cual apuntar.
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DESARROLLANDO UN P.E.I. El P.E.I. (1) La última carta informativa introdujo el concepto de desarrollar un P.E.I. para cada niño, con el fin de proporcionarte una guía a través de los años de escuela en casa. También se sugirió crear un gráfico de las diferentes áreas que deseas desarrollar en tu hijo. P.E.I. es en la jerga educacional, las siglas para Plan de Educación Individualizado. Lo que esto significa que para cada niño, es desarrollado un plan específico de educación. En un marco de escolaridad institucionalizada, el P.E.I. es frecuentemente reservado para los niños con dificultades de aprendizaje, para que su progreso pueda ser registrado en áreas tales como lectura o matemáticas. Este no es la clase de PEI que pensamos que necesitan nuestros estudiantes en casa. La clase de PEI que recomendamos es uno que te ayudará a evaluar los aciertos y deficiencias de tus niños en áreas en las que de acuerdo el criterio de tu familia, creas que son importantes. ¿Qué áreas debemos utilizar para evaluar las cualidades y debilidades de nuestros hijos? A través de los años, hemos concluido que hay tres áreas de competencia que son de vital importancia para llegar a ser adultos fuertes, capaces, efectivos y productivos, y que estas son esenciales para llevar a cabo con eficacia cualquier futuro rol que nuestros hijos puedan llegar a tener. Estas tres áreas de competencia son: Relaciones, Habilidades e Información. Estas competencias guardan este orden de importancia: en primer lugar las Relaciones, en segundo lugar las Habilidades y por último, la Información. EL PRIMERO: RELACIONES. (Ver nuestro boletín informativo sobre “Construyendo Relaciones”) Creemos que hay cuatro áreas de relaciones en la vida, y nuestro bienestar emocional, físico y espiritual depende de qué tan balanceadas estén estas cuatro áreas de relaciones. Nuestra primera y más importante relación es con Dios. Todos se relacionan con Dios DE alguna forma de conocimiento o negación. Nuestra relación con Dios es crucial, porque ésta afecta la manera en que nos relacionemos con todo lo demás. La manera en que veamos a Dios y como creemos que Él nos ve, se reflejará en todo lo que hagamos y en cómo nos comportemos con las otras tres áreas de nuestra vida. Nuestra relación con Dios nos da nuestro sentido interno de lo que importa en la vida, de lo correcto y lo equivocado y de quienes somos. Nuestra segunda relación es con uno mismo. Esto no solo tiene que ver con el cuidado personal de nuestro espíritu, alma y cuerpo; sino con el cómo nos vemos a nosotros mismos, la clase de persona que somos, qué nos motiva y nos impulsa; nuestro sistema de valores y creencias, y nuestro sentido de significado y propósito. Lo que seamos internamente se manifestará en la manera en que tratemos con nuestras mentes, cuerpos y emociones, y es un reflejo directo de nuestra relación con Dios. Nuestra tercera relación es con los demás Nuestra cultura nos anima a considerar a las personas como desechables, como mercancía, y el obtener posesiones y placer personal como más importante que la gente. Pero Jesús dijo que el amar a otros como a ti mismo es el segundo gran mandamiento, solamente secundario al amar a Dios. Nuestra cuarta área de relación es con las cosas creadas. La manera en que nos relacionamos con el tiempo, el dinero, el trabajo, nuestras posesiones, los animales, la tierra, etc.
El verdadero significado de la palabra rectitud es “correcta relación” (conformidad con los verdaderos principios o la sana razón) y se refiere a una “correcta relación” con Dios. Queremos que nuestros hijos
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sean rectos en su relación con Dios, pero también que estén “correctamente relacionados” en cada una de las otras áreas de sus relaciones. EL SEGUNDO: LAS HABILIDADES. Cuando pensamos en todas las posibles habilidades que puede desarrollar una persona, la lista es interminable. Sin embargo, si nos preguntamos a nosotros mismos, “¿Cuáles son las habilidades básicas de la vida?” la lista disminuye considerablemente. Las habilidades básicas de la vida serán diferentes para cada familia, pero estas son las que creemos que cada adulto debe tener: Habilidades de relación, habilidades para pensar, habilidades de acuerdo a su género, habilidades sobre talentos / aptitudes / intereses, y habilidades académicas. 1.
Habilidades de relación. Estas son habilidades que acrecientan nuestra relación con Dios:
habilidades como la familiaridad con la Biblia; la destreza en usar los materiales de estudio de la Biblia; un entendimiento básico de la historia de la iglesia y sus diferentes doctrinas; quizá aun la habilidad de traducir la Biblia del original griego o hebreo. Existen otras habilidades espirituales, tales como una vida de oración activa, la alabanza y adoración, etc. Ninguna de estas habilidades son esenciales para la salvación, pero cada una proporciona mayor profundidad en nuestra relación con Dios. Hay ciertas habilidades que preparan el terreno para relacionarnos con los demás. Por ejemplo, habilidades en la comunicación, tales como leer, escribir, hablar, un buen lenguaje corporal, escuchar y ser observador, ayudan a construir relaciones. Los buenos modales también son importantes habilidades para las relaciones. El carácter es otra habilidad en la relación. Las cualidades del carácter son aquellas actitudes y acciones que facilitan el camino para mejorar nuestra relación con Dios, con nosotros mismos, con los demás, y con las cosas creadas, tales como el tiempo, el dinero, las posesiones y el trabajo. Además de las habilidades en la comunicación y el carácter, las habilidades sociales también son muy importantes. Las habilidades sociales incluyen cosas como: la manera de interactuar con los demás, la habilidad para tranquilizar a otras personas e involucrarlas en una conversación, maneras correctas de persuadir e influenciar a otros, saber cómo actuar en las diferentes situaciones sociales, estrategias para resolver conflictos, etc. Como esperamos que nuestros hijos tengan que unirse a la fuerza de trabajo en alguna etapa de sus vidas, incluimos las habilidades comerciales como parte de las relaciones. ¿Por qué? Porque mucho de lo que hace que un empleado sea valorado en una compañía, o por el jefe, no es la experiencia técnica, sino las cualidades de carácter, tales como la puntualidad, confiabilidad, iniciativa y honestidad, así como las habilidades de relación tales como el trabajar bien con los demás, una sana sujeción al liderazgo, etc. Habilidades para pensar. En los años 1940’s, la autora británica Dorothy Sayers, advirtió que las escuelas estaban enseñando a los niños todo, menos cómo pensar, y esos niños no-pensantes se convirtieron en adultos que son fácilmente influenciados por las opiniones de otros. Sayers dijo, “El único verdadero fin de la educación es simplemente: enseñar a los hombres cómo aprender por ellos
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mismos; y para cualquier instrucción que fracase en lograrlo, el esfuerzo que se haya invertido es en vano” En el libro Mentes en Peligro de Extinción, la autora Jane Healy explica que los niños (y adultos) de hoy, tienen una menor capacidad de atención, son menos capaces de concentrarse, y menos aptos para absorber y analizar la información que cualquier generación anterior. En resumen, la gente de hoy no sabe cómo pensar. Creemos que las habilidades de pensamiento son cruciales dentro de las habilidades de la vida, que preparan niños que se convertirán en adultos que puedan resolver cualquier problema que el futuro les depare en su camino. Las habilidades para pensar incluyen habilidades tales como el saber cómo aprender (autodidactas que puedan captar cualquier información que necesiten cuando la necesiten); habilidades de investigación (es el saber cómo encontrar lo que necesitas conocer) lógica (reconocer la verdad y la falacia); y habilidades organizacionales (ser capaz de priorizar, manejar el tiempo, dinero y todas las cosas alrededor, llevar a cabo las cosas importantes, etc.) Las habilidades para pensar también incluyen la comprensión del panorama mundial, y el contar con un entrenamiento doctrinal para ser capaz de dar “una razón de la esperanza que hay en ti.” Habilidades de acuerdo a su género. Mientras preparamos a nuestros hijos para la vida adulta, tratamos de determinar cuáles habilidades les harán mejores hombres, esposos y padres. Hay muchas habilidades masculinas tradicionales que ayudan mucho que aprendan los esposos, tales como mecánica básica de autos, cómo reparar máquinas sencillas, habilidades para construir y trabajar con madera, mantenimiento de la casa, quizá manejo de la tierra y cómo cultivar alimentos o ganado. Estas habilidades no solo les servirán a nuestros hijos cuando sean adultos, sino que también les proporcionarán una sensación de hombría, el cual es un componente de la verdadera masculinidad. Hay otras habilidades que pueden parecer superficiales, pero que pueden proporcionar un verdadero soporte en la masculinidad de nuestros días: Habilidades tales como el jugar un deporte lo suficientemente bien como para ser elegido para formar parte del equipo de football, basketball, golf, o al menos la habilidad para discutir inteligentemente sobre un deporte. Estas son las cosas que hacen los hombres en nuestra cultura cuando se reúnen, así que puede ser sabio que nuestros hijos tengan algún entendimiento de ello. De la misma manera, hay ciertas habilidades que hacen más satisfactorio para una mujer, ser esposa y madre, tales como preparar comidas nutritivas, el manejo del hogar, decoración de interiores, cuidado de los niños, costura, etc. Aptitudes / intereses / habilidades de talentos. Dios ha hecho a cada uno de nuestros hijos con aptitudes, intereses y talentos únicos. Tenemos que asumir que estas habilidades innatas son parte del plan de Dios para cada hijo y de alguna manera encajarán en los propósitos que Dios tiene para él o ella. Por ejemplo, nuestro hijo Blake tiene una inclinación artística. Él observa los colores y texturas y ha estado dibujando cosas desde muy pequeño. Nuestro hijo James está dotado con un entendimiento de la gente y también tiene un deseo por cantar y actuar. Seth es totalmente diferente de James y Blake. Él entiende de maquinas y su funcionamiento.
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A la par que reconocemos estas aptitudes, intereses y talentos, los hemos animado proveyéndoles de oportunidades para que los desarrollen. En todas las formas que nos son posibles, “alimentamos” sus intereses, desarrollamos sus aptitudes, y los animamos en sus talentos. Las habilidades académicas. Lectura, escritura y matemáticas son habilidades cruciales en la vida. Todas las otras materias caen dentro de esta categoría de información. EL TERCERO: LA INFORMACIÓN. La información es nuestra última prioridad, colocándola después de las relaciones y habilidades, aunque los diplomas, grados, y la calificación del SAT (Scholastic Aptitude Test – Prueba de Aptitud Escolar) depende de la acumulación de grandes cantidades de información. No hay duda de que las materias de lectura, escritura y aritmética, son fundamentales para todo el aprendizaje posterior, así que deben ser dominadas. Sin embargo, creemos que una vez que nuestros hijos están correctamente relacionados con Dios, con ellos mismos, con los demás y con todas las cosas creadas, y una vez que adquieran las habilidades de la vida antes mencionadas; ellos pueden aprender cualquier otra información que necesiten cuando ésta sea de utilidad o cuando sea requerida (como por ejemplo para la admisión a ciertos programas universitarios). EL P.E.I. (2) FUTURAS RESPONSABILIDADES Hasta aquí, te hemos animado a meditar en la visión de tu familia en particular, su propósito y el tratar de determinar los intereses individuales, preferencias, talentos o habilidades que el Señor le ha dado a cada uno de tus hijos. El siguiente paso es considerar las responsabilidades que cada hijo tendrá como adulto. La vida adulta está compuesta de tres áreas básicas: (1) La pública (situaciones, relaciones e interacciones fuera de nuestra familia inmediata), (2) La familiar (interacciones con quienes estamos emparentados), y (3) La privada (nuestra vida espiritual interna, emocional y mental). Cada una de estas áreas tiene su propio contenido de demandas y responsabilidades. Podemos pensar en estas áreas adultas en términos de “roles.” Una vez que sepamos cuál es el probable futuro rol de cada hijo, podemos concretarnos en las relaciones, habilidades e información de lo que sería de más ayuda para asumir las responsabilidades requeridas por cada rol. Estos son roles adultos que tus hijos pudieran asumir. • • • • • • • •
El rol de un hijo de Dios (incluye propósito en la vida, llamamiento, ministerio) El rol de miembro del cuerpo de Cristo (incluye dones espirituales) El rol de miembro de la familia (como hija, hijo, primo, tío, tía, nieto, etc.) El rol de esposo (como esposo o esposa) El rol de padre (como padre o madre) El rol de amigo El rol de trabajador (como empleado o empleador) El rol como miembro comunitario (miembro de organizaciones, equipos deportivos, etc.)
Cuando vemos el futuro de nuestros hijos en términos de roles que podrían ejercer, nos ayuda el enfocarnos en la relaciones, habilidades e información que pudieran requerir. Por ejemplo, si creemos que nuestros hijos se convertirán en padres un día, sería ventajoso para ellos el aprender acerca de la paternidad y la crianza de los niños. Si creemos que nuestras hijas algún día serán empleadas, podemos ayudarlas aprendiendo habilidades acordes a las habilidades que Dios les dio y que les serán útiles como adultas. Lo más específico que podamos ser acerca de los futuros roles de nuestros hijos, lo más fácil se podrá identificar lo que queramos impartirles.
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Los autores Linda y Richard Eyre en “Enseñando responsabilidad a tus hijos”, explican que la responsabilidad significa “madurar en el sentido de ser responsable hacia la familia, a sí mismo y a la sociedad. Significa ser responsable por todos los aspectos de nuestra vida y nuestras situaciones; por nuestros talentos, por nuestro potencial, por nuestros sentimientos, por nuestros pensamientos, por nuestras acciones y por nuestra libertad. La responsabilidad no es el resultado de la madurez, sino la causa de ella – y la mayor responsabilidad de los padres en enseñarla. Robert Barnes, en “Listo para las responsabilidades” dice: “Si no existe un plan ni una filosofía de la vida, no puede haber nada mas que conflicto entre las tres principales áreas de la vida. Es el trabajo de los padres, criar un hijo que pueda ser empleado. Es el trabajo de los padres, criar un hijo que pueda casarse. Y lo más importante, es el trabajo de los padres, criar hijos que estén dispuestos a ser usados por Dios para cumplir el propósito de Dios para cada hijo cuando el niño alcance la edad adulta. Es el trabajo de los padres establecer un plan que entrenará a su niño en las habilidades que él o ella necesitarán para ser adultos responsables.” Una vez que has meditado sobre la misión y propósito de tu familia, del futuro público, personal y la vida familiar de cada hijo, así como en los intereses individuales, preferencias, talentos o habilidades que el Señor le ha dado a tus hijos, ya estás en la posición de pensar acerca de sus relaciones, habilidades, y estudios que sientas que son apropiados para cada niño. Esto no tiene que ser algo intenso o complicado, solo comienza por tomar nota de las áreas que son importantes para tu familia. En el siguiente gráfico hemos enlistado las áreas que son importantes para nosotros, pero eso no significa que las consideremos como necesidades importantes que tengas que poner en tu lista. Tu debes elaborar una lista que sea específica para la misión y el propósito de tu familia. Relaciones
Habilidades en la vida
Información (Académica)
Con Dios (Hábitos espirituales, tales como oración, adoración, estudios Bíblicos, etc.)
Habilidades Sociales Lectura Habilidades comerciales Escritura Manejo del Dinero Manejo de Propiedad Lenguaje Manejo de Casa Matemáticas Consigo Mismo Manejo del Tiempo (Sana auto-imagen, autoOrganización Ciencia control, pureza en su concepto Ejecución de un Instrumento Historia de la vida, hábitos sanos en el Habilidades Artísticas comer, cuidado del cuerpo, Básicas Idioma Extranjero etc.) Habilidades de Pensamiento Arte Habilidades para Resolver Problemas Con Otros Música (Habilidades sociales) Habilidades para Resolver Biblia Conflictos Con las Cosas Creadas Habilidades para tomar (Actitud correcta hacia el Decisiones manejo del tiempo, dinero, Habilidades de Talentos / propiedad, animales, trabajo, Aptitudes / Intereses Como puedes etc.) ver, las tres áreas de nuestra lista están interrelacionadas. Por ejemplo, bajo las Relaciones, tenemos “Con Otros,” bajo Habilidades en la Vida tenemos “Habilidades Sociales”, y bajo
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Información, tenemos “Lectura, Escritura y Lenguaje”. La columna de Relaciones tendría que ver principalmente con el desarrollo de perspectivas bíblicas y actitudes hacia las relaciones con otros. Las “Habilidades Sociales” en la columna de “Habilidades en la Vida”, tendría más que ver con maneras específicas de relacionarse con otros, tales como desarrollar habilidades para conversar, ser sensitivo ante los estados de ánimo de otros, aprender la manera correcta de persuadir e influenciar, demostrar un sentido equilibrado del buen gusto en la moda, etc. Sin embargo, muchas de estas habilidades sociales dependen del manejo de la “Información”. Involucrada en el correcto uso de la gramática cuando se habla y escribe, teniendo el conocimiento básico de poseer algo que vale la pena compartir con alguien más, etc. Diseñando un Curso Cuando conoces las categorías de las Relaciones, Habilidades, e Información que son importantes para ti, entonces ya puedes comenzar a elegir actividades específicas o programas que desarrolles para cada niño, de acuerdo a sus habilidades naturales y a su nivel de madurez. La única dificultad de ver “todo el panorama” es que con frecuencia queremos abarcar demasiado y muy de prisa, así que necesitamos un sentido de lo que es el desarrollo mental apropiado para nuestros hijos, así como un sentido de cómo aprenderá mejor cada uno. Como regla general, te enfocarás en las relaciones, la disciplina, buenos hábitos de trabajo, habilidades básicas y bases académicas (lectura, escritura y aritmética) con los niños menores. Cuando los niños alcancen edades elementales superiores, sus intereses, talentos o dones se volverán más pronunciados y podrán dedicarse más seriamente; serán capaces de hacerse más responsables por aprender las habilidades escritas en tu lista de “Habilidades en la vida”; y sus estudios académicos pueden ser más profundos. También podrán haber desarrollado habilidades para resolver problemas que les permita expandir sus planes de estudio hacia áreas que estén más dirigidas a ellos. En el nivel de preparatoria, normalmente los padres llegan al punto en que no saben si sus hijos deberán ir a la universidad, entrar a un intercambio escolar, o simplemente sumarse al mercado de trabajo; así que los años de preparatoria pueden ser un tiempo para dominar las habilidades de la vida de manera independiente y aplicarse a lo académico con la intensidad requerida por sus futuros planes. En este punto, los hijos que han tenido una amplia base académica y que se les ha permitido seguir sus intereses a fondo, deberán estar dispuestos a enseñarse a ellos mismos con un mínimo de supervisión de tu parte.
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