Delicadeza de Hijos de Dios Esplendor Ascético y Fecundidad Personal I Parte: principios teológicos, aspectos ascéticos y elementos Morales de nuestra naturaleza humana. ¿Para qué nos creó Dios? Los catecismos tradicionales que estudiamos cuando somos niños nos lo dicen directa y claramente: “para amar y servir a Dios en esta vida, y para verle y gozarle en la otra”. Por lo tanto la razón última de nuestra existencia es llegar al Cielo, lo cual significa que hayamos sido santos, o más correctamente, que hayamos logrado la santidad, y para lograrlo (para llegar a ser santos) hay que tomar en cuenta varios aspectos. Existen muchos prejuicios con respecto de la religión, especialmente la católica, la mayoría de ellos debido a nuestra ignorancia en ese tema. No existe un enemigo de Dios y de nuestra alma más eficaz que la ignorancia religiosa, la cual además y entre otras cosas genera una confusión que impide ver las cosas con claridad. Lo que ignoramos y lo que hemos olvidado en materia religiosa es bastante considerable y es necesario hacer un examen de conciencia serio y profundo así como ponderar las actitudes tanto individuales como familiares y sociales de nuestro tiempo, al mismo tiempo que aprovechar las referencias históricas que tenemos de las sociedades y culturas que nos han antecedido. En la historia de la humanidad se han desarrollado varias épocas o periodos históricosociales que han sido escogidos por Dios como ocasiones ejemplares para castigar en un grado especialmente intenso a pueblos con una conducta particularmente aberrante. Tal es el caso de algunas ciudades como Sodoma y Gomorra, o como Tiro y Sidón, de las que hace referencia Jesucristo con estas Palabras que dirigió a Betsaida y a Corozaín en el Evangelio de San Mateo: "¡Ay de ti, Corozaín! ¡Ay de ti, Betsaida!, porque si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho los milagros que en vosotras, haría ya tiempo que se hubieran arrepentido en cilicio y ceniza.” (Cap. 11, vers. 21). Y nos dice además en ese mismo Evangelio, capítulo 11 versículos 12,16-19: 12. “Desde los tiempos de Juan Bautista hasta ahora el Reino de Dios sufre violencia, y los violentos lo arrebatan.” 16. "¿A qué compararé esta generación? Se parece a esos chiquillos sentados en las plazas, que se gritan unos a otros: 17. Os hemos tocado la flauta y no habéis bailado, hemos cantado lamentaciones y no habéis llorado". 18. “Porque vino Juan, que ni comía ni bebía, y dijeron: Tiene un demonio.” 19. “Ha venido el hijo del hombre, que come y bebe, y dicen: Éste es un comilón y un
borracho, amigo de publicanos y pecadores. Pero la sabiduría ha sido Justificada con sus obras". Por lo tanto es importante reflexionar con respecto de nuestra conducta, tanto individual como colectiva; hay que revisar nuestra conciencia para ver qué tanto nos parecemos a esas ciudades a las que Dios les confirió tales Palabras. Si somos sinceros y humildes nos daremos cuenta de que tanto el Mundo como cada uno de nosotros necesitamos hacer muchas, o cuando menos algunas Reparaciones. • De que tú y yo nos portemos como Dios quiere -no lo olvides- dependen muchas cosas grandes. (San Josemaría Escrivá) La Religión – la Única Religión Verdadera – se basa en el Amor, y el Amor está fundamentado en la Libertad (no puede haber amor sin libertad); así mismo la Religión se divide en tres ramas: el Dogma, la Moral y el Culto. El Dogma son todas las Verdades que debemos creer para salvarnos, la Moral son todos los preceptos que debemos cumplir, y el Culto es la forma en que le damos gloria a Dios. ¿Qué tal andamos en todos estos aspectos? En cuanto al dogma existen 3 factores de las Verdades que debemos creer, tanto para salvarnos como para crecer en dignidad, en salud espiritual y en fecundidad como hilos de Dios.
Las Fuentes de La Revelación La Revelación es todo el Tesoro de conocimientos referentes a Dios que Él mismo nos ha dado y nos sigue dando a conocer, y que son necesarios para conseguir nuestra salvación, lo cual es el fin de nuestras vidas ya que para eso hemos sido creados, y como consecuencia también nos sirven para alcanzar nuestra salud Espiritual, que es tan importante como la salud corporal, así como para desarrollar nuestra dignidad de hijos de Dios y ser más fecundos en el terreno espiritual y ascético. Así mismo dicha Revelación tiene dos Fuentes que se constituyen en el fundamento doctrinal de la Religión, y ésta (la Religión) a su vez es lo más importante en nuestras vidas, simple y sencillamente porque se refiere a los factores y aspectos humanos y sobrenaturales de nuestras vidas que van a trascender después de nuestra muerte. La primera de esas Fuentes es La Biblia y la segunda es La Tradición (no en orden de importancia, ya que ninguna de las dos es más importante que la otra), y El Magisterio es Quién interpreta de forma, no solo correcta y con sentido común, sino perfecta la Misma Biblia; es por otro lado Quien va enriqueciendo La Tradición y la va regulando adaptándola a cada momento histórico y a cada circunstancia social, y cuenta además con la inspiración especial del Espíritu Santo, que es sumamente necesaria para conocer los designios de Dios. Sin la intervención del Magisterio la interpretación de la Biblia se convierte en un mero subjetivismo que se enfoca en connotaciones y/o concepciones que dependen de las circunstancias en las que se encuentren o del contexto histórico y/o social determinado en el que se ubiquen o al que hagan referencia las personas que la interpretan. Además de interpretar la Biblia el Magisterio tiene como función la de establecer la forma en que se debe cumplir la Ley de Dios (los Mandamientos) y todos los preceptos que Él nos ha legado y nos sigue dando a conocer (mediante el mismo Magisterio), así como establece la forma en que se deben poner en práctica los Sacramentos; además tiene la ocupación de defender la Fe Católica de los protestantes,
ateos, paganos, materialistas, existencialistas y demás corrientes filosóficas e ideologías que van en contra de la Fe, o en contra de la salud del alma, o en contra de la Humanidad o en contra de La Iglesia misma. La Biblia contiene los 73 Libros que nos hablan de Dios, de sus designios hacia nosotros y de nuestra salvación; 46 de ellos son del Antiguo Testamento y 27 del Nuevo; algunos históricos, otros proféticos, otros sapienciales, otros legislativos, así como algunos que tienen combinaciones entre estos aspectos, como los Evangelios, que son al mismo tiempo Libros Sapienciales, Proféticos, Legislativos e Históricos. Sin embargo No todas las cosas que sabemos sobre Dios nos las da La Biblia. Fue la Tradición la que les dijo a los primeros cristianos cuáles eran los Evangelios verdaderos distinguiéndolos de los apócrifos. Cuando se empezaron a difundir éstos últimos confundiendo a la gente se recurrió (se tuvo que recurrir) a los recuerdos de los primeros cristianos con respecto de cuáles habían sido los Evangelios que ellos recibieron de sus antecesores (desde los primeros Apóstoles), y de esa forma esta manera desecharon los que no habían recibido de sus precursores y se quedaron con los verdaderos, que son los mismos que Tú y yo podemos leer con toda confianza debido a esa misma Tradición ininterrumpida hasta nuestros días y que nos permite igualmente distinguir los nuestros de los que han divulgado los protestantes y los hermanos separados durante los últimos siglos. Igualmente durante muchos siglos la forma de producir un libro fue muy arcaica y rudimentaria, y por lo tanto era muy difícil que todos los cristianos tuvieran una copia de La Biblia en su casa como lo podemos hacer actualmente y la única forma lógica y sensata de conocer la Palabra de Dios era por tradición oral de los prójimos que tenían acceso a leerla o escucharla. Por otro lado no existe ninguna forma de enseñar a los niños menores de 4 años lo que viene en la Biblia si no es por pura tradición oral y por medio del ejemplo de sus padres y catequistas, ya que es ilógico que a esa edad sepan leer; incluso los hermanos separados hacen lo mismo con sus niños contradiciendo su regla de enseñar solo con la Biblia. Además ellos inclusive utilizan muy recurrentemente una tradición que consiste en hablar mal (entre ellos) sistemáticamente de los Católicos, del Papa y de La Iglesia en las asambleas y reuniones que ellos llevan a cabo, al mismo tiempo que decirse entre ellos cómo atacarnos, lo cual hacen con muchísima frecuencia y no es congruente con su regla de basarse sólo en La Biblia, ya que en ella no dice nada con respecto a juzgar ni criticar a nadie (ni mucho menos atacar a alguien) porque sólo Dios tiene la atribución y la autoridad de juzgar. Asimismo la Enseñanza completa que Jesús nos deja en los Evangelios Él se la transmitió a los primeros Apósteles de forma oral, es decir, por TRADICIÓN, no se las dejó de forma escrita, como si quisiera que se le diera énfasis a esta forma (la tradición) de transmitir la Fe. Lo más importante de la Tradición es que se lleva a cabo ordinariamente en toda nuestra vida. Cada persona con la que tenemos contacto en nuestra existencia es una manifestación de Dios, principalmente nuestros padres, los Sacerdotes, nuestros amigos (los verdaderos amigos), los enfermos, los niños, los ancianos, nuestra pareja (esposo o esposa), los pobres, etc., de tal manera que por medio de ellos Dios nos da a conocer muchas de sus disposiciones y designios para nosotros. Nos dice san Josemaría Escrivá: “Es Cristo que pasa…” Es Él Quién se manifiesta en nuestras vidas dándonos a conocer su Voluntad; no queramos que venga Él personalmente a decirnos lo que quiere de nosotros, como comúnmente lo deseamos o cundo menos lo imaginamos. Cuando tenemos una contrariedad o un problema o una alegría o cuando alguien nos ilumina dándonos a conocer un elemento de doctrina o dilucidándonos un texto de las Sagradas Escrituras, no
solo explicándonoslo y poniéndolo al alcance de nuestro entendimiento con el don de consejo que esa persona tiene de parte del Espíritu Santo, sino poniéndolo en consonancia con nuestras circunstancias específicas y adaptándolo a nuestra vida ordinaria particular. Con este respecto nos dice el Mismo Jesús en el Apocalipsis: «Mira que estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y me abre la puerta, entraré en su casa y cenaré con él y él Conmigo» (Ap3, 20)
La Biblia nos ilumina y nos hace Libres: Para señalar la importancia de la Palabra de Dios (La Biblia) tenemos el versículo 105 del Salmo 119: “Lámpara es tu Palabra, Señor para mis pasos, Luz en mi sendero…” El cual nos indica qué importante es considerar y apreciar ese Tesoro de la Palabra de Dios en nuestra vida, vida que resulta ser un camino muy sinuoso y lleno de penumbras, sombras y obscuridades, además de peligros y confusiones; y sin esa Luz que son las Sagradas Escrituras nos extraviamos y nos desviamos muy fácilmente del camino verdadero para llegar a nuestro objetivo que es la Vida Eterna (el Cielo). • Ojalá fuera tal tu compostura y tu conversación que todos pudieran decir al verte o al oírte hablar: éste lee la vida de Jesucristo. (San Josemaría Escrivá)
La Libertad, fundamento del Amor A diferencia de los demás seres vivos (no espirituales) con los que convivimos durante nuestro paso por el tiempo, los Seres Humanos tenemos prerrogativas que nos hacen superiores a ellos, las cuales se refieren a la Vida Espiritual (que es adyacente a la Vida Corporal y que es igualmente Importante) y se resumen en la Libertad y en la Dignidad de Hijos de Dios por estar hechos a imagen y semejanza de Él Mismo. Estas dos fases de la vida humana (espiritual y corporal) son recíprocamente inherentes, complementarias Y dependientes entre sí, de manera que para definir a una Persona humana debemos tomar en cuenta sus dos aspectos: corporal y espiritual. Por eso la vida humana, además de los cuidados del cuerpo, necesita de Dios y de las prácticas religiosas como la Moral y el Culto -principalmente- para formarnos, desarrollarnos, expresarnos y manifestarnos plenamente como Personas Humanas completas. El Entendimiento y la Voluntad son el fundamento metafísico y teológico de nuestra Libertad, y para ilustrar la naturaleza y el valor de ese Libre Albedrío tomemos como referencia a dos disciplinas intelectuales cualesquiera, ya sean ciencias o materias humanistas, como por ejemplo la Física y la Psicología; en la primera tenemos que su objeto de estudio es la materia, es decir, lo que podemos percibir por medio de los sentidos: el aire, la luz, las piedras, el agua, el sonido…, y en general todo lo que podemos percibir mediante la vista, el oído y la piel (aunque también estudia el espacio y el tiempo que serían otros objetos complementarios de su estudio); en la segunda tenemos que su objeto de estudio son los actos humanos (desde el punto de vista clínico, a diferencia del Derecho, cuyo objeto es el mismo: los actos humanos, pero desde el punto de vista jurídico). Ahora, con estos antecedentes veamos cuál es el objeto del Entendimiento (¿?...), la respuesta es La Verdad, y cuál el objeto de la Voluntad (¿?...), la respuesta es El Amor. En seguida recordemos una de las “Definiciones” que Jesucristo nos da de Él Mismo: “Yo soy el Camino, La Verdad y la Vida…”, y una de las “Definiciones” teológicas de Dios, y tenemos que Dios es Amor; por lo tanto, si Dios es La Verdad, que es el Objeto de nuestro Entendimiento, es ilógico desperdiciar ese Entendimiento en otra cosa que no sea Él; y si
Dios es Amor, que es el Objeto de nuestra Voluntad es ilógico dedicar nuestra voluntad a otras cosas (a otros “amores”) que no sean Él. De esta manera podemos ver claramente que aplicar nuestras potencias en Dios nos hace libres, Tanto más cuanto más las utilicemos en Él, ya que, solo consagrándolas a Él estamos haciendo uso correcto de ellas porque las estamos usando de acuerdo con el objeto que les corresponde, y por otro lado, si las aplicamos a otro objeto (diferente, diverso o contrario) nos estaríamos esclavizando por esos objetos no correspondientes debido a que estaríamos equivocando su uso, y, tal y como ocurre cuando hacemos mal uso de nuestro cuerpo o de una parte de él, le provocamos malestares o hasta enfermedades, lo que limita nuestras actividades físicas y que equivale a esclavizar nuestro cuerpo; así cuando hacemos mal uso de nuestra libertad, también le hacemos daño a nuestra vida espiritual, incluso le provocamos enfermedades y hasta la muerte a nuestra alma esclavizándola. Pero ¿cómo puede hacernos libres la Ley de Dios (los Mandamientos, o sea, la Moral) si me “obligan” a hacer determinadas cosas o a comportarme de una forma determinada, o si me prohíben ciertos actos? Lo más “natural” y espontaneo es “pensar” (o más bien, suponer) que las leyes, incluso las humanas, limitan o hasta coartan la libertad. Nada más lejano de la realidad, ya que, como ocurre cuando adquirimos un aparato, por ejemplo, una computadora, lo primero que hacemos antes de empezar a usarla es ver el Instructivo, el cual no es otra cosa que una serie de Reglas que debemos seguir para que podamos aprovechar al máximo dicha computadora, así mismo ocurre con nuestra vida: cuando Dios nos la da también nos da el “instructivo” para que esa vida sea plena, productiva y que cumpla con su objetivo que es alcanzar la Vida Eterna. Otro ejemplo ocurre con un deportista, por ejemplo un futbolista: nunca se le ocurriría pensar o decir que por ser libre puede hacer lo que le dé la gana para ganar un partido de futbol; si no conoce las reglas y las pone en práctica, difícilmente podrá siquiera pertenecer al equipo, y mucho menos podrá acoplarse con sus compañeros para contribuir al triunfo de su equipo. Son las reglas precisamente (tanto el conocimiento de ellas como la puesta en práctica de las mismas) las que le dan la Libertad para poder poner en práctica sus habilidades y desenvolverse al máximo con sus cualidades. Po otro lado podemos preguntarnos: ¿Sabe Dios lo que voy a hacer mañana o la próxima semana? Y sí lo sabe, entonces, ¿no es igual que tener que hacerlo irremediablemente? Si Dios sabe que el Domingo iré a ver una película, ¿cómo puedo elegir no hacerlo? Esa duda nace de confundir a Dios conocedor con Dios causante. Que Dios sepa que iré a ver una película NO es la causa que me hace ir, o al revés, es mi decisión de ir al cine lo que produce la ocasión de que Dios lo sepa. El hecho de que el meteorólogo sepa que lloverá mañana, no causa la lluvia, es al revés: la condición indispensable de que mañana va a llover proporciona al meteorólogo la ocasión de saberlo. Por otro lado, por la misma libertad que Él me dio, Dios no puede saber con certeza que voy a lograr una cosa que yo me he propuesto hacer (aunque Él conozca mis pensamientos e intenciones), por dos razones: primero porque esa misma libertad me permite cambiar de opinión antes de llevar a cabo la tarea que originalmente me propuse hacer, y segundo porque esa misma libertad que me dio también se la dio a mis semejantes y cualquiera de ellos podría (intencionalmente o de forma involuntaria) desviarme del camino para lograr el cumplimiento de dicha tarea. Maravillosamente, pero también impresionante y terriblemente, debido a la misma Libertad que Dios nos ha dado, los Seres Humanos somos las únicas creaturas que podemos ponerle “zancadilla” a los planes de Él, pero por ventura de su misma gracia también podemos aceptar y colaborar con esos planes. Por poner un ejemplo digamos que María tiene 3 años
de edad y que Dios ha pensado en ella para que sea una doctora pero a un individuo se le ocurre matarla antes de que termine su licenciatura, entonces ese individuo ha impedido ese plan que Dios tenía con respecto de esa niña, ya que nunca llegará a ser doctora; a pesar de todo su Poder en ese caso Dios no puede hacer nada debido a que Él no se contradice dándonos la libertad y luego quitándonosla. Siendo estrictos teológicamente es importante agregar que, rigurosamente hablando, Dios es la Causa de todo lo que sucede. Dios es, por naturaleza, la Primera Causa de todo. Esto quiere decir que nada existe y nada sucede que no tenga su origen en el infinito Poder de Dios (incluso Él creó al diablo y lo mantiene en la existencia), pero Éste es el Origen Primero, no el origen inmediato de las cosas, por ejemplo: el origen inmediato de la combustión es el fuego, mientras que el Origen Primero es Dios; y el origen inmediato de una vasija artesanal es el alfarero que la fabricó, pero el Origen primero es Dios; así mismo nosotros somos responsables de ser el origen inmediato de nuestros actos aunque Dios sea el Origen Primero de ellos. No es importante entrar aquí en la cuestión filosófica de la causalidad, es bastante con saber que ni la Divina Providencia (el Poder de Dios de mantener las cosas en la existencia), ni la existencia misma de Dios nos impiden ni nos obligan a hacer lo que nosotros libremente decidimos hacer, porque en eso consiste precisamente nuestra libertad: en que nosotros podamos tomar nuestras propias decisiones y ponerlas en práctica; esa causalidad solo limita nuestra libertad pero no la obstruye ni mucho menos la anula; lo único que realmente limita nuestra libertad es la misma naturaleza humana, los Ángeles (y todos los coros celestiales) tienen una libertad más perfecta que los hombres porque no dependen de un cuerpo humano como nosotros, el hecho de que sean espíritus puros les da muchas ventajas sobre los humanos.
Ama y haz lo que quieras “Ama y haz lo que quieras”, nos dice San Agustín…, y agrega: “Si está dentro de ti la raíz del amor, ninguna otra cosa sino el bien podrá salir de tal raíz”. Una de las definiciones de Dios es: “Dios es Amor” – como ya habíamos visto -, por lo que no nos referimos aquí a lo que se ha llegado a considerar amor: el sexo, no es lo mismo sexo que amor, el primero, fuera del matrimonio es pecado, y el pecado es darle la espalda a Dios, a ese Dios que es el Amor. Una persona que ama no puede hacer cosas que van en contra de Dios ni en contra del sentido común. La Libertad es el fundamento del Amor: no puede haber amor sino hay libertad (como ya habíamos visto), y la Libertad y el Amor son el fundamento de La Religión (de la religión verdadera), de manera que tenemos un trinomio inseparable: Libertad-AmorReligión; solamente en La Religión verdadera se practica la libertad en su máxima expresión, en ninguna congregación religiosa se vive plenamente la libertad como en la Iglesia Católica, todas las sectas o denominaciones cristianas se basan en compromisos y/o intereses, principalmente de carácter económico o social pero también de carácter político; mientras que las religiones no cristianas tienen costumbres y tradiciones que soslayan, agreden o ignoran la dignidad del ser humano; además ninguna “religión” o denominación protestante cuenta con la inspiración necesarísima del Espíritu Santo. Por otro lado nos dice San Pablo en su primera carta a los Corintios, capítulo 13:* (*Estas Palabras también se aplican más adelante, en el tema del desarrollo) “Aunque hablara las lenguas de los hombres y de los ángeles, si no tengo caridad, soy como bronce que suena o címbalo que retiñe. Aunque tuviera el don de profecía, y conociera todos los misterios y toda la ciencia; aunque tuviera plenitud de fe como para trasladar montañas, si no tengo caridad, nada
soy. Aunque repartiera todos mis bienes, y entregara mi cuerpo a las llamas, si no tengo caridad, nada me aprovecha. La caridad es paciente, es servicial; la caridad no es envidiosa, no es jactanciosa, no se engríe; es decorosa; no busca su interés; no se irrita; no toma en cuenta el mal; no se alegra de la injusticia; se alegra con la verdad. Todo lo excusa. Todo lo cree. Todo lo espera. Todo lo soporta. La caridad no acaba nunca. Desaparecerán las profecías. Cesarán las lenguas. Desaparecerá la ciencia. Porque parcial es nuestra ciencia y parcial nuestra profecía. Cuando venga lo perfecto, desaparecerá lo parcial. Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, razonaba como niño. Al hacerme hombre, dejé todas las cosas de niño. Ahora vemos en un espejo, en enigma. Entonces veremos cara a cara. Ahora conozco de un modo parcial, pero entonces conoceré como soy conocido. Ahora subsisten la fe, la esperanza y la caridad, estas tres. Pero la mayor de todas ellas es la caridad.” En los países “desarrollados”, como EEUU y la mayoría de los europeos, entre otros, se adora al sexo por sí mismo y hasta se le da la denominación de “hacer el amor”. Hay que Tener en cuenta que el sexo es bueno, agradable a Dios y tiene méritos solamente si se practica entre esposos debidamente casados por la Ley de La Iglesia (mediante el Sacramento del Matrimonio), fuera de este Sacramento cualquier práctica sexual es pecaminosa y, como el pecado es una aversión a Dios, y como Dios es Amor, en esas prácticas no puede haber amor por el rechazo que se hace a Dios, es decir son todo lo contrario al Amor verdadero y solamente tienen esa denominación de “hacer el amor” asignada de manera aberrática y convenenciera.
¿Agradable o Bueno? Es muy habitual la aberración de pensar que todo lo agradable es bueno (lo cual es el principio fundamental del hedonismo). Veamos por qué es una aberración. La función o el fin de nuestra voluntad es impulsarnos o hacer que nuestra vida tienda hacia lo bueno, y la función o el fin de la inteligencia (o más bien del entendimiento) es distinguir lo bueno, lo que realmente es bueno de lo malo o, lo que es más importante, distinguir lo bueno de lo que parece bueno pero no lo es (lo cual es muy usual, sobre todo en una sociedad hedonista), aunque es muy importante que la inteligencia esté iluminada por la fe, ya que de esta forma la fe “convierte” a la inteligencia en entendimiento, principalmente porque la inteligencia por si sola es bastante limitada, sobre todo en los asuntos que son trascendentales (aquellos que van a prevalecer después de nuestra muerte), ya que la fe nos permite conocer con la mayor perfección y plenitud posibles lo que nos conviene más, principalmente en lo que se refiere a nuestra salvación y a darle gloria a Dios. A continuación se muestra un cuadro sinóptico de las Potencias del Alma, las cuales son la base de nuestra Libertad y que nos distinguen de los demás seres materiales, y que además nos hacen Semejantes a Dios: El Alma tiene dos potencias: ⇒ Voluntad y ⇒ Entendimiento.
Y el Entendimiento a su vez se conforma por: ~ Fe y ~ Razón. Y la Razón se divide en tres partes: Inteligencia Imaginación y Memoria El entendimiento nos dice qué cosas son buenas y la voluntad nos impulsa a conseguir esos bienes. Como ejemplo tenemos: tanto el “alcohol” en exceso como el “sexo” desordenado y otros placeres materiales son agradables y son atractivos para la Voluntad, ya que ésta (la Voluntad) tiende a adherirse a “todo” lo que parece bueno, y lo agradable siempre parece bueno, lo agradable (aunque no todo) es como un espejismo en nuestro camino hacia nuestra meta que es La Gloria, pero a pesar de ser agradable en muchos casos nos hace daño en nuestra alma y nos hace enemigos de Dios porque, esos ejemplos del sexo y del alcohol desordenados, al igual que otros muchos casos semejantes son cosas que van contra la Moral: no por ser agradables estas y otras cosas son buenas, ya que al analizarlas con nuestro Entendimiento, nos damos cuenta de que van en contra de la las Reglas que nos hacen Libres, y por lo tanto nos alejan de Dios y lo ofenden y nos desvían de nuestro fin último y más importante: el Cielo. De cualquier manera hay cosas que son buenas y que también son agradables. Como dice el “dicho” popular: “no todo lo que brilla es oro”, así mismo: no todo lo que es agradable es bueno. Entonces: ¿qué es lo bueno? En resumen “Lo Bueno” es hacer las cosas de acuerdo con los fines para los que fueron hechas, lo cual nos hace libres. ¿Sabes lo que es el hedonismo, y por qué es malo? ¿Sabías que está muy de moda en nuestros días? El hedonismo es una corriente filosófica que se basa en la idea de que lo único bueno es lo agradable, busca exclusivamente la comodidad y el bienestar materiales y por lo tanto es una ideología que propone huir sistemáticamente del sufrimiento, del dolor, del sacrificio y en general de cualquier forma de contrariedad o de mortificación o de cualquier esfuerzo moral o esfuerzo físico, sin tener en cuenta que La Mortificación es una forma de Oración que hacemos con nuestro cuerpo y que consiste en hacer a Dios pequeñas ofrendas mediante pequeñas renuncias a nuestros gustos que representan algo desagradable para nuestro Cuerpo, o incomodidades tales como comer un poco (o no tan poco) de un alimento que no nos agrada, o comer menos de los alimentos que nos agradan, o retrasar un vaso de agua por unos minutos en vez de tomárnoslo inmediatamente cuando tenemos sed, o sonreír a una persona que no nos cae bien, o continuar trabajando o estudiando un rato más cuando ya estamos cansados, o ayudar a alguien en vez de serle indiferente, o dejar de ver una novela o un partido de futbol que nos agradan bastante, etc. . En general se trata de hacer pequeños actos de voluntad en cosas que nos representen un esfuerzo extra o una renuncia o una expiación, etc., que son agradables a Dios y que por supuesto Él nos sabrá retribuir. Asimismo se pueden mortificar la inteligencia, la voluntad la imaginación, la vista y el oído, incluso hasta nuestras tareas también se pueden mortificar. Además hay algunos sufrimientos
pequeños (o no tan pequeños) que Dios nos hace pasar inesperadamente, tales como las enfermedades o la muerte de algún ser querido, y podemos aprovechar esas oportunidades para ofrecérselos a Él; pero además cada uno de nosotros podemos buscar voluntariamente otras molestias o contrariedades para desagraviar nuestros pecados y/o los de nuestro prójimo. Por otro lado el Sacrificio, a diferencia de la Mortificación consiste en entregar a Dios ofrendas relevantes o renuncias significativas, molestias o contrariedades considerables, o sufrimientos notables; es tan importante que solo se debe y se puede practicar con la autorización y supervisión de un director espiritual y no se puede producir ordinariamente ni cuando se nos ocurra. Un ejemplo es el Ayuno, el cual solo se pone en práctica 2 veces al año: el Miércoles de Ceniza y el Viernes Santo. Igualmente durante nuestra vida Dios nos ofrece muchas oportunidades para poner en práctica mortificaciones y sacrificios tales como la pérdida de empleos o de pertenencias, malos entendidos, difamaciones, calumnias, fracasos, etc., y son ocasiones de responderle con generosidad. En general la Mortificación y el Sacrificio son ocasiones de responder a Dios con generosidad y conformándonos con su voluntad porque solo así podemos crecer en santidad y en dignidad ante Él y ante los hombres. • Ante la presión y el impacto de un mundo materializado, hedonista, sin fe..., ¿cómo se puede exigir y justificar la libertad de no pensar como "ellos", de no obrar como "ellos"?... -Un hijo de Dios no tiene necesidad de pedir esa libertad, porque de una vez por todas ya nos la ha ganado Cristo: pero debe defenderla y demostrarla en cualquier ambiente. Sólo así, entenderán "ellos" que nuestra libertad no está aherrojada por el entorno. (San Josemaría Escrivá) • Para ir adelante, en la vida interior y en el apostolado, no es la devoción sensible lo necesario; sino la disposición decidida y generosa, de la voluntad, a los requerimientos divinos. (San Josemaría Escrivá) Paradójicamente siempre han existido (especialmente en nuestros días) personas que se sacrifican material y literalmente con rutinas de ejercicios, dietas rigurosas, disciplinas extremas, horas de estudio o de trabajo exhaustivas, horarios rigurosos y extenuantes, etc. por conseguir por ejemplo un cuerpo esbelto o atlético o por lograr la atención de unas personas, o por algo que es relativamente más remunerable: una medalla olímpica o un ligar en una competencia o un título o una buena calificación, etc., o incluso por algunas cosas buenas por sí mismas pero que pueden convertirse en malas si les damos demasiada importancia o si les damos el lugar que solo a Dios le corresponde, tales como un mejor salario, un mejor puesto en una empresa, conseguir más clientes o mejorar las ventas; premios todos estos cuya permanencia en la memoria y/o en la vida de las personas que los consiguen no es mayor a 50 o 60 años en el mejor de los casos (si es que esas personas llegan a vivir 70 u 80 años de edad), y en algunos casos solo duran unos instantes. Todos estos premios tienen un valor real para la Humanidad muy pobre o nulo, ya que solo les “sirven” a esas personas, y cuando mucho a los que están cerca de ellos, olvidando además que el único premio que vale la pena un esfuerzo tan grande es el Cielo. Cuando se les pide a algunas de esas personas que hagan un mínimo gesto por el honor que le debemos dar a Dios o que rectifiquen su intensión al hacer esos sacrificios ofreciéndoselos a Dios, de inmediato respingan o reniegan. Si todos esos esfuerzos extraordinarios se ofrecieran a Dios, ¡cuánta santidad habría en el Mundo actualmente! ¡Cuánta dignidad tendría la raza Humana! ¡Cuánta fecundidad tendrían esos actos! ¡Cuánto progreso real habríamos logrado como seres Humanos! Lo malo de esto no son esos actos en sí, lo malo es darles tanta importancia y dedicarles
tanta atención soslayando lo más importante: la Gloria de Dios, y quitándoles tiempo a otras actividades igualmente o más importantes. ¡Cuántas energías desperdiciadas! Y sólo para gusto de uno mismo o para “quedar bien” con otras personas, en vez de aprovecharlas en la Gloria de Dios o para el servicio de La Iglesia y/o de la Humanidad. Si pusiéramos ese empeño en hacer cosas trascendentales, no solo nosotros estaríamos mejor, sino que toda la Humanidad mejoraría considerablemente y casi podríamos erradicar el mal del Mundo.
¿Para qué nos dio Dios la Libertad? La respuesta es relativamente sencilla: para tener méritos, y con esos méritos ganarnos el Cielo. Un perro, por ejemplo, no puede irse al cielo porque no es libre: él no puede decidir porque no es libre: no tiene Entendimiento y no puede amar ni a Dios ni a otros seres porque no tiene Voluntad, ni tampoco puede odiar a nadie ni hacer daño a nadie por esa misma razón. Los animales, las plantas y los minerales (todos los seres no animados, es decir, sin alma) le dan gloria a Dios viviendo: simplemente naciendo, creciendo, reproduciéndose y muriendo; al contrario de cómo lo hacemos (o cómo lo debemos hacer) nosotros los Humanos: le damos gloria con nuestro Entendimiento y con nuestra Voluntad. Para que un acto tenga mérito(s) necesita uno o varios esfuerzos, y los esfuerzos se llevan a cobo mediante nuestra Voluntad, y se gobiernan o se rigen por medio del Entendimiento y son guiados por éste.
La Libertad se traduce en Frutos Esos méritos que obtenemos con nuestro Libre Albedrío se traducen en Las Virtudes o Valores Cristianos que son los Frutos de nuestros actos iluminados por la Fe cuando los practicamos ordinaria y constantemente. Nuestra Vida es una excelente oportunidad y ocasión para conseguir y poner en práctica las virtudes, y como consecuencia alcanzar la santidad y la dignidad delante de Dios y de los hombres. Existen 130 virtudes que los cristianos podemos y debemos poner en práctica, ¿ya las conoces o, cuando menos conoces las más indispensables para nuestra salvación? Por un lado están las Virtudes Teologales (Fe, Esperanza y Caridad), después están las Virtudes Cardinales (Prudencia, Justicia, Templanza y Fortaleza) y por último, aunque también muy importantes está la gran miscelánea de las Virtudes Morales o Virtudes Humanas, entre las que tenemos la Laboriosidad, la Veracidad, la Sinceridad, la Pureza, la Castidad, la Magnanimidad, la Sencillez, la Modestia, el Pudor, la Generosidad, la Diligencia, la Humildad, la Perseverancia, el Orden, la Audacia, la Lealtad, la Paciencia, la Obediencia, la Sobriedad, sólo por mencionar algunas; si quieres conocerlas todas visita el siguiente vínculo: www.unav.es/tmoral/virtudesyvalores/index21.htm. Estas 130 Virtudes las poseían de forma natural y espontanea Adán y Eva ,y nos las iban a heredar según los planes originales de Dios, sin embargo, como consecuencia de su primer pecado las perdieron, junto con sus dones preternaturales, los cuales nunca recuperamos sus hijos, pero sí podemos recuperar esos Valores y ponerlos en Práctica. ¿Piensas que creer en Dios es suficiente para salvarse? El diablo también cree en Dios... El apóstol Santiago nos dice al respecto (Santiago 2,14-26): “Hermanos míos, si alguno dice que tiene fe y no tiene obras, ¿de qué sirve? ¿Puede acaso su fe salvarle? Si un hermano o una hermana están desnudos y les falta la comida diaria, y alguno de vosotros les dice: “Id en paz, calentaos y saciaos,” pero no les da lo necesario para el cuerpo, ¿de qué sirve? Así también la fe, sino tiene obras, está muerta en sí misma. Sin embargo, alguno dirá: “Tú tienes fe, y yo tengo obras.” ¡Muéstrame tu fe sin tus obras, y yo te mostraré mi fe por mis obras!
Tú crees que Dios es uno. Bien haces. También los demonios creen y tiemblan. Pero, ¿quieres saber, hombre vano, que la fe sin obras es muerta? ¿No fue justificado por las obras nuestro padre Abraham, cuando ofreció a su hijo Isaac sobre el altar? Ves que la fe actuaba juntamente con sus obras y que la fe fue completada por las obras. Y se cumplió la Escritura que dice: Abraham creyó a Dios, y le fue contado por justo; y fue llamado amigo de Dios. Veis, pues, que el hombre es justificado por las obras y no solamente por la fe. De igual manera, ¿no fue justificada también la prostituta Rajab por las obras, cuando recibió a los mensajeros y los envió por otro camino? Porque tal como el cuerpo sin el espíritu está muerto, así también la fe sin obras está muerta”. • Vamos a no engañarnos...- Dios no es una sombra, un ser lejano, que nos crea y luego nos abandona; no es un amo que se va y ya no vuelve. Aunque no lo percibamos con nuestros sentidos, su existencia es mucho más verdadera que la de todas las realidades que tocamos y vemos. Dios está aquí, con nosotros, presente, vivo: nos ve, nos oye, nos dirige, y contempla nuestras menores acciones, nuestras intenciones más escondidas. ¡Creemos esto..., pero vivimos como si Dios no existiera! Porque no tenemos para Él ni un pensamiento, ni una palabra; porque no le obedecemos, ni tratamos de dominar nuestras pasiones; porque no le expresamos amor, ni le desagraviamos... -¿Vamos a seguir viviendo con una fe muerta? (San Josemaría Escrivá)
La Libertad se manifiesta mediante la Moral ¿Sabes lo que es la Moral y conoces la importancia que tiene en todos los ámbitos de la vida, individual, familiar y social; espiritual y material; intelectual y sentimental? Para definir lo que es la Moral es necesario hacer referencia a otras áreas del conocimiento como el Derecho, la Psicología y la Ética, ya que estas 4 faces del conocimiento tienen algo en común: las cuatro estudian los actos humanos, y la diferencia entre cada una de ellas es el punto de vista desde el que se estudian; el Derecho estudia los actos humanos desde el punto de vista jurídico; la Psicología desde el punto de vista sanitario (de la salud); la Ética lo hace desde el punto de vista filosófico y la Moral desde el punto de vista Teológico. Así pues tenemos que la Moral es el estudio de los actos humanos desde el punto de vista Teológico, es decir, a partir de La Biblia, de El Magisterio Eclesial y de La Tradición de La Iglesia. La Moral es, por otro lado, la puesta en práctica de la Ley de Dios y la de La Iglesia. ¿Sabías que la misión y la función del Hombre (y de la Mujer) en esta vida no es como la de los animales, quienes simplemente nacen, crecen, se reproducen y mueren? Es muy diferente, no solamente por nuestro trabajo y por nuestros conocimientos intelectuales; al leer las preguntas del Examen de Conciencia que se expone más adelante te darás cuenta de la gran diferencia que existe entre ellos (los animales) y nosotros. ¿Sabes lo que significa ser un Hijo de Dios? ¿Consideras que Tú eres un Hijo de Dios? ¿Sabes lo que es la Filiación divina? La relación que un padre tiene con respecto de su hijo o de sus hijos se llama paternidad, y en sentido inverso, la relación que un hijo tiene con respecto a su padre se llama filiación, de manera que la Filiación divina es una virtud que nos hace sentir respeto, amor, temor santo y reverencia hacia Dios, y que nos da muchos privilegios y gracias de parte de Él, principalmente la Dignidad, pero que también nos compromete a portarnos bien y a dar ejemplo y testimonio con nuestra vida. • Los hijos... Cómo procuran comportarse dignamente cuando están delante de sus padres !Y los hijos de Reyes, delante de su padre el Rey, cómo procuran guardarla
dignidad de la realeza! Y tú... ¿no sabes que estás siempre delante del Gran Rey, tu PadreDios? (San Josemaría Escrivá) • Hijos de Dios. -Portadores de la única llama capaz de iluminar los caminos terrenos de las almas, del único fulgor, en el que nunca podrán darse oscuridades, penumbras ni sombras. -El Señor se sirve de nosotros como antorchas, para que esa luz ilumine... De nosotros depende que muchos no permanezcan en tinieblas, sino que anden por senderos que llevan hasta la vida eterna. (San Josemaría Escrivá). Si tuviéramos presencia de Dios, ¿cuántas pecados dejaríamos de cometer? Cuando tenemos presencia de Dios estamos empezando ya desde aquí nuestra vida en el Cielo, la cual consiste precisamente en estar en su Presencia permanentemente (visión beatífica). • Es preciso convencerse de que Dios está junto a nosotros de continuo. -Vivimos como si el Señor estuviera allá lejos, donde brillan las estrellas, y no consideramos que también está siempre a nuestro lado, y está como un Padre amoroso: a cada uno de nosotros nos quiere más que todas las madres del mundo pueden querer a sus hijos- ayudándonos, inspirándonos, bendiciendo... y perdonando. ¡Cuántas veces hemos hecho desarrugar el ceño de nuestros padres diciéndoles, después de una travesura: ya no lo haré más! -Quizá aquel mismo día volvimos a caer de nuevo...- Y nuestro padre, con fingida dureza en la voz, la cara seria, nos reprende..., a la par que se enternece su corazón, conocedor de nuestra flaqueza, pensando: pobre chico, qué esfuerzos hace para portarse bien ¡Preciso es que nos empapemos, que nos saturemos de que Padre y muy Padre nuestro es el Señor que está junto a nosotros y en los cielos! (San Josemaría Escrivá) • Si vivimos con presencia de Dios realizamos nuestras actividades y obligaciones con sentido común, las terminamos (aunque nos rinda el cansancio), las acabamos bien..., y nuestras obras agradan a Dios. Si tenemos presencia de Dios, por encima de la tempestad, en nuestra mirada brillará siempre el sol; y, por debajo del oleaje tumultuoso y devastador, reinarán en nuestra alma la calma y la serenidad. (San Josemaría Escrivá). ¿Sabes cómo se conduce un buen cristiano en todos los ámbitos de la vida? ¿Crees que los únicos pecados que existen son matar, robar y mentir, como comúnmente lo piensa la mayoría de las personas y, en general, “la sociedad”? ¿Sabes lo que es un Pecado y por qué un Pecado es malo, no solo para nosotros mismos sino también para la humanidad? Está de moda la costumbre de vivir en pecado y, como es una moda, se considera normal, es bien vista y bien aceptada; peo ¿sabes que significa vivir así? Es una situación lamentable porque no solo afecta a quienes practican ese tipo de vida, ya que, por la “Comunión de los Santos” resultamos afectados todos los miembros de La Iglesia y en general toda la Humanidad porque una de las notas de La Iglesia es la Unidad, la cual se manifiesta y se lleva a cabo mediante y a través de esa Comunión de los Santos, que no es otra cosa que la dependencia que tenemos entre sí todos los bautizados, la cual nos dispone para recibir ayuda por medio de las oraciones y de las buenas acciones de todos los miembros de La Iglesia, de manera que, si yo me porto bien, a todos los miembros de La Iglesia les afecta positivamente, pero, si me porto mal, todos los miembros son afectados negativamente; de hecho esa es una de las causas que impiden a la Humanidad desarrollarse como a Dios le gustaría que ocurriera, ya que cada quien quiere vivir sin preocuparse de los demás, afectándonos no solo con esa actitud de egoísmo, sino también porque Dios no puede otorgarle más gracias a La misma Iglesia ni a la Humanidad porque en esas personas que no quieren portarse bien Dios ve un “hoyo” por donde se fuga mucho
de la gracia que Él nos ofrece continuamente y que de hecho nos otorga en cada momento, pero que se desperdicia escapándose por esos “hoyos”. • Con tu conducta de ciudadano cristiano, muestra a la gente la diferencia que hay entre vivir tristes y vivir alegres; entre sentirse tímidos y sentirse audaces; entre actuar con cautela, con doblez... con ¡hipocresía!, y actuar como hombres sencillos y de una pieza. -En una palabra, entre ser mundanos y ser hijos de Dios-. (San Josemaría Escrivá) ¿Sabías que para que un pecado sea mortal se necesitan tres condiciones?: a) Materia Grave (que el acto o la acción vayan en contra de la Moral) b) Plena advertencia (que se tenga conciencia plena de que lo que se está haciendo es malo) c) Pleno consentimiento (que el acto o la acción se realicen libremente) Aunque también los pecados veniales son importantes y debemos evitarlos, o intentar evitarlos, en la medida de lo posible, pero con generosidad y con deseos de mejorar. ¿Sabías que existen 5 Formas de cometer pecados?: - De Pensamiento (malos pensamientos) - De Deseo (malos deseos) - De Palabra (palabras mal intencionadas) - De Obra (Nuestros malos Actos o malas Acciones) - De Omisión (Dejar de cumplir nuestras obligaciones morales). Y en este sentido se practican muchos pecados (más de los que nos imaginamos ordinariamente), sobre todo faltar a Misa los Domingos y/o días de precepto, dejar de comulgar por lo menos una vez al año y/o no confesarse cuando menos una vez al año, no pagar impuestos, no cumplir con el pago de la cooperación diocesana al inicio del año litúrgico (que coincide con el final del año civil: más o menos a finales de noviembre o principios de diciembre), etc. ¿Por qué cada vez las personas empiezan a tener conductas violentas y/o de sexualidad incorrecta desde una edad más temprana? Cada vez es más frecuente enterarse de violencia en las escuelas con los famosos casos de “bulying” en los que se toman videos de pleitos entre niños y se suben a internet, y también hay muchos casos de violaciones o de sexualidad inmoral ejecutadas por menores de edad, y la causa es precisamente la moral laxa (el considerar a la Moral como un fanatismo religioso) y/o el relativismo moral: el pensar que la moral cambia con las circunstancias históricas y/o sociales, en vez de considerarla como lo que realmente es: la única pauta perenne y objetiva de nuestra conducta. ¿Sabías que hay unos pecados especialmente graves y que no se nos perdonan tan fácilmente, o no se nos perdonan? A. Por un lado tenemos los Pecados que claman al Cielo: • Homicidio voluntario: La sangre de Abel (cf. Génesis 4,10). • Pecado carnal contra la naturaleza: El pecado de los sodomitas (cf. Génesis 18,20; 19,13). • Oprimir al pobre, a la viuda o al huérfano:
El clamor del pueblo oprimido en Egipto (cf. Éxodo 3,7-10 y Éxodo 22,20-22). • La injusticia contra el asalariado (cf. Deuteronomio 24,14-15 y Jueces 5,4). B. Por otro lado tenemos, los Pecados contra el Espíritu Santo: • • • • •
Desesperación de salvarse aunque se hagan muchas obras buenas. La presunción de salvarse sin méritos La impugnación de la verdad conocida La envidia o pesar por la gracia ajena La impenitencia final
C. Y por otro lado hay un pecado que no puede ser perdonado: L a blasfemia contra el Espíritu Santo. ¿Crees que amas a Dios como el hijo de Él que eres? ¿Qué tanto lo amas? ¿Piensas que eres una buena persona y que tu vida está de acuerdo con los designios de Dios? ¿Te has preguntado por qué la humanidad no ha conseguido un desarrollo real? ¿Crees que los únicos desarrollos que necesitamos son el económico y el social? ¿Por qué se tiene la idea de que el desarrollo equivale a urbanización, urbanidad y tecnología, en vez de referir ese desarrollo a conseguir y poner en práctica los valores y las virtudes humanas y cristianas, es decir, no es lo mismo desarrollo social a desarrollo HUMANO (INTEGRAL)? ¿Porqué los partidos políticos en su totalidad prostituyen y usurpan el nombre de la verdadera política en beneficio de ellos mismos o de unas cuantas personas? Hoy por hoy se tiene la idea de que la Humanidad ha alcanzado un desarrollo muy grande porque la ciencia y la tecnología han tenido un avance vertiginoso, pero ¿es eso suficiente? Para que un desarrollo sea integral y REAL se necesitan tomaren cuenta e incluir los aspectos económico, social, político, espiritual y moral. El Desarrollo moral implica e incluye aspectos profesionales, familiares, sociales, políticos y económicos, pero sobre todo relativos a la Caridad. *Aquí también se aplican las Palabras de San Pablo en su primera carta a los Corintios, capítulo 13, que se expusieron más arriba.
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¿Crees que la Humanidad lleva un rumbo conforme con los planes de Dios?
¿Sabes cuál es la causa primera y esencial de todos los males en el Mundo? En el plan original de Dios no íbamos a morir (don de Inmortalidad), no íbamos a enfermarnos ni a cansarnos ni a sentir dolor físico ni moral (don de Impasibilidad o Inmunidad), íbamos a tener dominio competo sobre nuestras pasiones corporales (don de Integridad), e íbamos a aprender las cosas con la primera experiencia que tuviéramos con ellas (don de Ciencia). Estos dones se conocen como preternaturales y los perdimos, junto con la amistad completa que teníamos con Dios debido al primer pecado que cometieron Adán y Eva, y cuyas consecuencias nos heredaron por naturaleza –no nos heredaron el pecado en sí, nos heredaron las consecuencias de ese pecado por la lógica transmisión de su naturaleza a nosotros que somos sus hijos –, por eso el pecado de desobediencia de nuestros primeros padres, o Pecado Original es la causa primera y esencial de todos los males en el Mundo. Sin los dones de Integridad y de la ciencia nos convertimos en unos egoístas, perezosos, recelosos, convenencieros y maliciosos, entre muchos otros defectos, y
sin los dones de la inmortalidad y de la inmunidad las consecuencias son obvias y saltan a la vista: nos enfermamos, somos frágiles y sufrimos bastante, física y moralmente. Sin embargo, a pesar del deterioro de nuestra naturaleza, no perdimos la Libertad, que es con lo que podemos y debemos ganarnos el Cielo, que es el Fin Último de nuestra existencia, lo único que debemos hacer como consecuencia de ese pecado es trabajar más arduamente para lograrlo; por otro lado con la Redención que llevó a cabo Jesucristo recuperamos la amistad con Dios y adquirimos gracias y dones mejores que los que hubiéramos tenido si no hubiéramos cometido el pecado original, tales como la Filiación Divina y la permanencia de Dios en la Eucaristía. ∼ ¿Crees que los Hombres (y Mujeres) tenemos contento a Dios y que cumplimos su Voluntad? Te invito a averiguarlo con el siguiente
Examen de Conciencia Antes de hacer cualquier acto o acción que requiera o implique una intervención intelectual y/o espiritual es muy conveniente pedir al Espíritu Santo que nos ilumine: Invocación al Espíritu Santo Ven, Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos el fuego de tu amor. V. / Envía tu Espíritu y todo será creado. R. / Y se renovará la faz de la tierra. Oremos: Oh Dios, que has iluminado los corazones de tus hijos con la luz del Espíritu Santo; concédenos según ese mismo Espíritu, ser dóciles a sus inspiraciones, conocer las Cosas Rectas y gozar siempre de sus divinos consuelos. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén. Primero y tercer Mandamientos de la Ley de Dios, y primero, segundo, tercero y cuarto de La Iglesia 1. ¿Conozco bien las principales Verdades de la Fe? ¿He admitido en serio alguna duda contra esas Verdades? ¿He llegado a negarla fe o algunas de sus Verdades, en mi pensamiento o delante de los demás? ¿Creo todo lo que enseña La Iglesia? ¿Discuto sus mandatos olvidando que son mandatos de Cristo? 2. ¿He hablado sin reverencia de las cosas santas, de los Sacramentos, de la Iglesia o de sus Ministros? ¿Interpreto las cosas de Dios con el criterio del Magisterio de La Iglesia? 3. ¿Creo en supersticiones? ¿Acepto doctrinas o ideologías contrarias a lo que enseña La Iglesia? 4. ¿Pongo los medios para adquirir una cultura religiosa que me capacite para ser testimonio de Cristo con el ejemplo y la palabra?
5. ¿Estoy consciente de que Dios es mi Padre? ¿Creo que Dios es La Santísima Trinidad? ¿Sé que La Santísima Trinidad es Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo? ¿Estoy consciente de que Las tres Personas de La Santísima Trinidad son igualmente dignas de gloria y majestad eternas? 6. ¿Estoy enterado de que todo el que quiera salvarse, es preciso ante todo que profese la fe católica? 7. ¿He abandonado los medios que son por sí mismos indispensables y necesarios para mi salvación? ¿He procurado alcanzar la debida formación religiosa? ¿Uso los dones que Dios me dio para darle gloria a Él? ¿Me preocupo por conocer y fomentar mi fe católica mediante La Biblia, El Magisterio Eclesial y La Tradición de La Iglesia o me quedo con mi propio modo de interpretar a Dios y a la religión? 8. ¿Estoy consciente de que existen el diablo y el infierno? ¿Sé que la existencia de esas dos cosas son dogmas de Fe? ¿Estoy consciente de que al diablo le conviene que yo no sepa que él existe o que no lo tome en cuenta o que no lo tome en serio, debido a que así puede actuar con más eficacia? 9. ¿Son para mí más importantes que Dios mi familia, mi trabajo, mis apostolados, mis programas, mis ideas u otras cosas buenas en sí pero que pueden llegar a ser malas si les doy más importancia que Dios? ¿Son para mí más importantes la inteligencia, la ciencia humana, la razón o el racionalismo y el intelectualismo que Dios y que la Religión? ¿Sé lo que son el hedonismo y el relativismo moral (o la moral relativista) y estoy consciente de que son unas ideologías y unas formas de vivir contrarias a la Verdad? ¿Es la Moral el criterio que rige mi vida y la pongo en práctica o cuando menos procuro ponerla en práctica? 10. ¿He faltado a Misa los Domingos o los días de precepto por culpa mía? ¿Conozco cuáles son los días de precepto en mi país? ¿Me he distraído voluntariamente o he llegado tan tarde como para no cumplir con ese precepto? ¿He impedido que cumplan con este Mandamiento las personas que dependen de mí? 11. ¿Procuro denunciar directa o indirectamente, con caridad y humildad, en la medida de lo posible y tomando en cuenta la prudencia, la justicia, la rectitud de intensión y el sentido común, conductas en mi prójimo que van en contra de la Moral, sabiendo que esas denuncias son (o deberían ser) consecuencia y manifestación de mi filiación divina? ¿Le doy más importancia a lo que “vayan a decir” o “vayan a pensar” los demás cuando cumplo o pienso cumplir mis obligaciones Morales o, incluso, considero que eso que lo pueden pensar o decir los demás es más importante que Dios Mismo o más importante que la Moral o más importante que mis obligaciones morales?
No es malo comportarse bien por nobles razones humanas. -Pero... ¡qué diferencia cuando "mandan" las sobrenaturales!- (San Josemaría Escrivá)
12. ¿Me he confesado y comulgado cuando menos una vez al año, conforme al 2° y 3° Mandamientos de La Iglesia? ¿He comulgado alguna vez sin haber confesado mis pecados mortales ante un Sacerdote? ¿He comulgado sin haber cuidado el ayuno eucarístico
(cuando menos una hora antes de recibir la comunión)? ¿Me he callado intencionalmente por vergüenza algún pecado mortal al confesarme? ¿Cumplí la penitencia que me impuso el Sacerdote en la última confesión? ¿He hecho penitencia por mi cuenta por mis pecados? ¿Excuso o justifico mis pecados? ¿Sé lo que es un pecado mortal y lo que significa para Dios, para Mí y para La Iglesia? ¿Estoy consciente de que si no me confieso y no comulgo cuando menos una vez al año (de acuerdo con el 4° Mandamiento de La Iglesia) cometo por esos conceptos otros pecados graves que se van acumulando a mi conciencia y a mi deuda con Dios en estos respectos? 13. ¿He cumplido con el ayuno (estando bien de salud) los Miércoles de Coniza y los Viernes Santos de todos los años? ¿He cumplido la abstinencia de comer carne los viernes de Cuaresma de cada año? (de acuerdo con el 4° Mandamiento de La Iglesia) 14. ¿He leído libros, revistas o periódicos o he visto películas, novelas o programas que van contra la fe o contrala moral o que promueven anti-valores o pecados, y estoy consciente de que solo con verlos estoy contribuyendo y fomentando esos anti-valores o pecados, y sabiendo que el simple hecho de verlos o leerlos es exponerme a una ocasión de cometer un pecado? ¿Estoy consciente de que verlos o leerlos es ya un pecado venial cuando menos, si no es que mortal si reúne los requisitos? ¿Los he dado a leer o a ver a otros o los he prestado, recomendado o promovido? 15. ¿Trato de aumentar mi fe y mi amor a Dios? 16. ¿Conozco las principales oraciones que un cristiano debe poner en práctica todos los días? ¿Procuro practicarlas ordinariamente? 17. ¿He abandonado el trato con Dios en la oración o en los sacramentos? Segundo Mandamiento de la Ley de Dios 18. ¿He blasfemado? ¿Lo he hecho delante de otros? 19. ¿He hecho algún juramento o promesa y estoy consciente de que es malo hacerlo aunque cumpla lo que prometí o juré, a menos de que sea en asuntos de importancia realmente imperativa? ¿Estoy consciente de que no es bueno hacer juramentos ni promesas por el peligro que representa el no cumplirlos y porque no es necesario exponer el Nombre de Dios cuando se jura o se promete? 20. ¿He honrado el santo Nombre de Dios? ¿He pronunciado el Nombre de Dios sin respeto, con enojo, burla o de alguna manera poco respetuosa o con irreverencia? 21. ¿He jurado sin verdad? ¿Lo he hecho sin necesidad, sin prudencia o por cosas de poca importancia? 22. ¿He jurado hacer algún mal? ¿He reparado el daño que haya podido producirse de ese juramento? Cuarto Mandamiento de la Ley de Dios
23. ¿Manifiesto respeto y cariño hacia mis padres, o hacia mis familiares (especialmente los mayores que yo), hacia mis superiores o hacia la patria y sus autoridades? ¿Respeto de manera especial a los Obispos, Sacerdotes y Diáconos? ¿Estoy consciente de que es una obligación importante rezar por ellos? 24. ¿He desobedecido a mis padres o superiores en cosas importantes? ¿Les he entristecido con mi conducta? ¿He dejado de ayudarles en sus necesidades espirituales o materiales? 25. ¿Hago lo posible por vencerla rutina en la convivencia con mi esposo(a)? ¿Soy amable con los extraños y me falta esa amabilidad en la vida matrimonial o familiar? ¿He reñido con mi consorte? ¿He tenido malos tratos, de palabra o de obra con él (ella)? ¿He evitado la pérdida de autoridad de mi cónyuge, no reprendiéndole, ni contradiciéndole o no discutiendo con él (ella) delante de los hijos o de otras personas? ¿Le he desobedecido, avergonzado u ofendido? ¿He dado con ello mal ejemplo? ¿Me quejo delante de la familia de la carga que suponen las obligaciones domésticas? ¿He dejado demasiado tiempo solo a mi consorte? ¿He procurado avivar la fe en la Providencia y ganar lo suficiente para poder tener o educar a más hijos? ¿Pudiendo hacerlo he dejado de ayudar a mis parientes en sus necesidades espirituales o materiales? 26. ¿He dado mal ejemplo a mis hijos no cumpliendo con mis deberes religiosos, familiares, sociales y/o profesionales? ¿Les he entristecido con mi conducta? ¿Les he corregido con enojo y/o injustamente en sus defectos o se los he pasado por alto por comodidad o por miedo? ¿He descuidado mi obligación de ayudarles a cumplir sus deberes religiosos y de evitar las malas compañías? ¿He abusado de mi autoridad y ascendiente forzándoles a recibir los sacramentos, sin pensar que por vergüenza o excusa humana, podrían hacerlo sin las debidas disposiciones? 27. ¿He impedido que mis hijos sigan la vocación con la que Dios les llama a su servicio? ¿Les he puesto obstáculos o les he aconsejado mal? Al orientarles en su formación profesional, ¿me he guiado por razones objetivas de capacidad y medios, o he seguido más bien los dictados de mi vanidad o egoísmo? ¿Me preocupo de modo constante por su formación en el aspecto religioso? ¿Me he opuesto a su Matrimonio sin causa razonable? ¿Me he preocupado también de la formación religiosa y moral de las otras personas que viven en mi casa o que dependen de mí? 28. ¿Permito que trabajen o estudien en lugares donde corre peligro su alma o su cuerpo? ¿He descuidado la natural vigilancia en las reuniones de chicos y chicas que se tengan en casa evitando dejarles solos? ¿Soy prudente a la hora de orientar sus diversiones? ¿He tolerado escándalos o peligros morales o físicos entre las personas que viven en mi casa? ¿Sacrifico mis gustos, caprichos y diversiones para cumplir con mi deber de dedicación a la familia? ¿Procuro hacerme amigo de mis hijos? ¿He sabido crear un clima de familiaridad evitando la desconfianza y los modos que impiden la legítima libertad de los hijos? ¿Doy a conocer a mis hijos el origen de la vida de un modo gradual, acomodándome a su mentalidad y capacidad de comprender, anticipándome ligeramente a su natural curiosidad? ¿Evito los conflictos con los hijos no dando importancia a pequeñeces que se superan con
un poco de sentido común o buen humor? 29. ¿Soy egoísta con las cosas que tengo, y me duele dejarlas a mis demás hermanos? ¿He reñido con mis hermanos? ¿Soy envidioso? ¿Me duele que otros (hermanos, amigos y/o compañeros) destaquen más que yo en algún aspecto? ¿He dado mal ejemplo a mis hermanos y a los que me rodean? ¿He inducido o ayudado a otros a cometer algún pecado? 30. ¿Permanezco indiferente ante las necesidades, problemas y sufrimientos de la gente que me rodea, principalmente de los que están cerca de mí por razones de lazos de sangre, convivencia o trabajo? ¿Soy causa de tristeza para mis familiares, amigos, conocidos o compañeros de trabajo por negligencia, descortesía o mal carácter? ¿He dado mal ejemplo a mis hijos no cumpliendo con mis deberes religiosos, familiares o profesionales? ¿Les he entristecido con mi conducta?
Quinto Mandamiento de le Ley de Dos 31. ¿He hecho daño a otros de palabra o de obra? ¿Tengo enemistad, odio o rencor hacia alguien? ¿He deseado un mal grave al prójimo? ¿Me he alegrado de los males que le han ocurrido? ¿Me he dejado dominar por la envidia? ¿Me he dejado llevar por la ira? ¿He causado con ello disgusto a otras personas? ¿He despreciado a mi prójimo? ¿Me he burlado de otros o les he criticado, molestado o ridiculizado? 32. ¿He llegado a herir o quitar la vida alguien? ¿He sido imprudente en la conducción de vehículos? ¿He agredido a alguien verbalmente? 33. ¿He promovido, inducido, recomendado o prescrito la realización de un aborto si no es por causa del peligro de la muerte de la madre en caso de que no se practique? ¿Estoy consciente de que contribuir directa o indirectamente en un aborto es una falta moral gravísima que merece la excomunión? ¿He abortado o inducido a alguien a abortar, y estoy enterado de que es un pecado mortal que excomulga a TODOS los que intervienen en él? ¿He contribuido a adelantar la muerte a algún enfermo con pretextos de evitar sufrimientos o sacrificios? ¿Estoy consciente de que esa práctica se llama eutanasia y que es un homicidio? 34. ¿He descuidado mi salud? ¿Estoy consciente de que descuidar mi salud es un pecado y que puede llegar a ser grave? ¿He atentado contra mi vida? ¿Me he embriagado o bebido en exceso o ingerido drogas? ¿Me he dejado dominar por la gula, es decir, por el placer de comer y beber más allá de lo necesario, y en general por darle gusto de forma exagerada a los sentidos (vista, oído y gusto principalmente)? ¿Me he deseado seriamente la muerte o he buscado la muerte en vez de abandonarme en la Providencia de Dios? • ¿Me he preocupado por el bien del prójimo, avisándole del peligro material o espiritual en que se encuentra o corrigiéndole como pide la caridad cristiana? Sexto y noveno Mandamientos de la Ley de Dios 36. ¿He tenido relaciones sexuales sin estar debidamente casado con quien las he tenido? ¿He tenido relaciones sexuales con una persona diferente a mi esposo real o esposa real, es
decir, con una persona que no sea mi cónyuge según la Ley de Dios? ¿He violado, parcial o totalmente, a alguna Mujer? ¿Me he masturbado, solo o con otra persona? ¿He practicado orgías? ¿He intercambiado a mi cónyuge en la práctica del sexo? ¿He mirado con deleite sexual consciente a una persona que no sea mi cónyuge según la Ley de Dios? ¿He deseado sexualmente a una persona diferente a mi Pareja sexual lícita según la Moral? ¿He usado indebidamente del matrimonio? (no todas las prácticas sexuales están permitidas dentro del matrimonio, y mucho menos fuera de él) ¿He negado su derecho a mi cónyuge? ¿He faltado a la fidelidad conyugal con deseos o de obra? • ¿Hago uso del matrimonio solamente en aquellos días en que no puede haber descendencia? ¿Sigo este modo de control de la natalidad sin razones graves? • ¿He usado preservativos o tomado fármacos para evitar la concepción de los hijos? ¿He inducido a otras personas a que los tomen o las usen? ¿He influido de alguna manera —consejos, bromas o actitudes— en crear un ambiente antinatalista? • ¿Me he entretenido con pensamientos o recuerdos deshonestos? • ¿He traído a mi memoria recuerdos o pensamientos impuros y los he mantenido sin rechazarlos? • ¿Me he dejado llevar de malos deseos contra la virtud de la pureza, aunque no los haya puesto por obra? ¿Había alguna circunstancia que los agravase: parentesco, matrimonio o consagración a Dios en las personas a quienes se dirigían esos deseos? 35. Con mi conversación, mi modo de vestir, mi invitación a presenciar algún espectáculo o con el préstamo de algún libro o revista, ¿he sido la causa de que otros pequen? ¿He tratado de reparar ese escándalo? • ¿He tenido conversaciones impuras? ¿Las he comenzado yo? • ¿He asistido a diversiones que me ponen en ocasión próxima de pecar (ciertos bailes, cines o espectáculos inmorales, malas lecturas o compañías)? ¿Me doy cuenta de que ponerme en esas ocasiones es ya un pecado? • ¿Guardo los detalles de pudor y de modestia que son la salvaguardia de la pureza? ¿Considero esos detalles como ñoñerías? • Antes de asistir a un espectáculo o de leer un libro, ¿me entero de su implicación moral para no ponerme en ocasión próxima de pecado evitando así las deformaciones de conciencia que pueda producirme? • ¿He rechazado las sensaciones impuras? • ¿He hecho actos impuros? ¿Solo o con otras personas? ¿Cuántas veces? ¿Con personas del mismo o distinto sexo? ¿Había alguna circunstancia de parentesco o afinidad que le diera especial gravedad? ¿Tuvieron consecuencias esas relaciones? ¿Hice algo para impedirlas? ¿Después de haberse formado la nueva vida me hago responsable de ella conforme a la Moral y evito el aborto? ¿He cometido algún otro pecado contra la pureza o la castidad? • ¿Tengo amistades que son ocasión habitual de pecado? ¿Estoy dispuesto a dejarlas? • En el noviazgo, ¿es el amor verdadero la razón fundamental de esa relación? ¿Vivo el constante y alegre sacrificio de no convertir el cariño en ocasión de pecado? ¿Degrado el amor humano confundiéndolo con el egoísmo y con el placer? • El noviazgo debe ser una ocasión de ahondar en el afecto y en el conocimiento mutuo; ¿mis relaciones están inspiradas por afán de posesión o por el espíritu de entrega, de comprensión, de respeto y de delicadeza? • ¿Me acerco con más frecuencia al sacramento de la Penitencia (Confesión) durante el noviazgo para tener más gracia de Dios? ¿Me han alejado de Dios mis relaciones de noviazgo?
Séptimo Mandamiento de la Ley de Dios y quinto de La Iglesia 37. ¿He robado algún objeto o alguna cantidad de dinero? ¿He reparado o restituido el daño causado pudiendo hacerlo? ¿Estoy dispuesto a realizarlo? ¿He cooperado con otros en algún robo o hurto? ¿Había alguna circunstancia que lo agravase, por ejemplo, que se tratase de un objeto sagrado? ¿La cantidad o el valor de lo apropiado era de importancia proporcionalmente con respecto de las personas afectadas? No por ser una cantidad pequeña es pecado leve: si la persona afectada es pobre, es grave, si la persona afectada es rica, es leve. • ¿Retengo lo ajeno contra la voluntad de su dueño? • ¿He perjudicado a los demás con engaños, trampas o coacciones en los contratos o relaciones comerciales? • ¿He hecho daño de otro modo a sus bienes? ¿He engañado cobrando más de lo debido? ¿He reparado el daño causado o tengo la intención de hacerlo? • ¿He gastado más de lo que me permite mi posición? • ¿He cumplido debidamente con mi trabajo, ganándome el sueldo que me corresponde? • ¿He dejado de dar lo conveniente para ayudar a la Iglesia? ¿He dejado de cumplir con mi obligación de dar la cooperación diocesana cada año? • ¿Doy limosna de acuerdo con lo que gano? • ¿He llevado con sentido cristiano la carencia de cosas superfluas, o incluso necesarias? • ¿He defraudado a mi consorte en los bienes? • ¿Retengo o retraso indebidamente el pago de jornales o sueldos? • ¿Retribuyo con justicia el trabajo de los demás? • En el desempeño de cargos o funciones públicas, ¿me he dejado llevar por el favoritismo o la acepción de personas, faltando a la justicia? • ¿Cumplo con exactitud mis deberes fiscales y laborales? ¿He abusado de la ley para evitar el cumplimiento de mis deberes fiscales y/o laborales? ¿Con ello he perjudicado a terceros? • ¿He evadido el pago de impuestos o responsabilidades fiscales? 38. ¿He prestado dinero con intereses muy elevados? ¿Estoy consciente de que es una usura y de que es un pecado grave? 39. ¿He evitado o procurado evitar, pudiendo hacerlo desde el cargo que ocupo, las injusticias, los escándalos, hurtos, venganzas, fraudes y demás abusos que dañan la convivencia social? 40. ¿He prestado mi apoyo trabajando en programas inmorales, paganos o anticristianos, ya sean de orden social o política? ¿Estoy consciente de que ese apoyo es por sí mismo un pecado? 41. ¿He descuidado mi trabajo, faltando a la justicia en cosas importantes? ¿Estoy dispuesto a reparar el daño que se haya producido por mi negligencia? 42. ¿Procuro acabar bien el trabajo pensando que a Dios no se le deben ofrecer cosas mal hechas? ¿Realizo el trabajo con la debida destreza y preparación?
• ¿He abusado de la confianza de mis superiores? ¿He perjudicado a mis superiores o subordinados o a otras personas haciéndoles un daño grave? • ¿Facilito el trabajo o estudio de los demás, o lo entorpezco de algún modo, por ejemplo, con rencillas, derrotismos e interrupciones? • ¿He sido perezoso en el cumplimiento de mis deberes espirituales, familiares, sociales, políticos, morales, etc.? • ¿Retraso con frecuencia el momento de ponerme a trabajar o estudiar? • ¿Tolero abusos o injusticias que tengo obligación de impedir? • ¿He dejado, por pereza, que se produzcan graves daños en mi trabajo? ¿He descuidado mi rendimiento en cosas importantes con perjuicio de aquellos para quienes trabajo?
Octavo Mandamiento de la Ley de Dios 44. ¿He dicho mentiras? ¿He reparado el daño que haya podido seguirse? ¿Miento habitualmente porque es en cosas de poca importancia? • ¿He descubierto, sin justa causa, defectos graves de otra persona, aunque sean ciertos, pero no conocidos? ¿He reparado de alguna manera, hablando de modo positivo de esa persona? • ¿He calumniado atribuyendo a otras personas lo que no era verdadero? ¿He reparado el daño o estoy dispuesto a hacerlo? • ¿He dejado de defender al prójimo difamado o calumniado? • ¿He hecho juicios temerarios contra el prójimo? ¿Los he comunicado a otras personas? ¿He rectificado ese juicio inexacto? • ¿He revelado secretos importantes de otros, descubriéndolos sin justa causa? ¿He reparado el daño producido? • ¿He hablado mal de otros por frivolidad, envidia, o por dejarme llevar del mal genio? • ¿He hablado mal de los demás —personas o instituciones— con el único fundamento de que “me contaron” o de que “se dice por ahí”? Es decir, ¿he cooperado de esta manera a la calumnia ya la murmuración? • ¿Estoy consciente de que las discordancias en asuntos políticos, profesionales o ideológicos no deben apasionarme hasta el grado de juzgar o hablar mal de mi opositor, y que esas diferencias no me autorizan a descubrir sus defectos morales a menos que lo exija el sentido o el bien común? ¿Utilizo los defectos morales de mis contrincantes como escalones para ganar yo más popularidad o ventaja en una contienda? • ¿He revelado secretos sin justa causa? ¿He hecho uso en provecho personal de lo que sabía por silencio de oficio? ¿He reparado el daño que causé con mi actuación? • ¿He abierto o leído correspondencia u otros escritos que por su modo de estar conservados, se desprende que sus dueños no quieren darlos a conocer? • ¿He escuchado conversaciones contra la voluntad de los que las mantenían?
Décimo Mandamiento de la Ley de Dios 43. ¿He codiciado los bienes espirituales o materiales de otras personas? ¿Me entristezco porque que otras personas tengan más y/o mejores bienes que yo? ¿Me da envidia que otros tengan mejores patrimonios espirituales o materiales que yo? El Examen de conciencia es solo uno de los cinco pasos para hacer una confesión
apropiada. Estos son los cinco: Pasos para una Confesión Correcta † Examen de Conciencia † Dolor de los pecados † Decir los pecados al Sacerdote † Propósito de Enmienda † Cumplir la Penitencia Y por otra parte tenemos los Pasos para una buena Comunión † No tener en la conciencia pecados mortales (en caso de tenerlos, hay que confesarlos ante un Sacerdote) † No comer ni tomar alimentos una hora antes de comulgar † Prepararse con Devoción † Llegara tiempo a La Misa † Poner atención en La Misa y participar en ella El examen de conciencia hace referencia a varias Fuentes de la Revelación: Por un lado se refiere a los Mandamientos de la Ley de Dios que son: 1º Amarás a Dios sobre todas las cosas. 2º No tomarás el Nombre de Dios en vano. 3º Santificarás las fiestas. 4º Honrarás a tu padre ya tu madre. 5º No matarás. 6º No cometerás actos impuros. 7º No robarás. 8º No darás falso testimonio ni mentirás. 9º No consentirás pensamientos ni deseos impuros. 10º No codiciarás los bienes ajenos. Y con respecto de estos Mandamientos nos dice el Libro del Deuteronomio (30, 10-14) “Escucha la voz de Yahveh tu Dios guardando sus mandamientos y sus preceptos, lo que está escrito en el libro de esta Ley, conviértete a Yahveh tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma. Los mandamientos que yo te prescribo hoy no son superiores a tus fuerzas, ni están fuera de tu alcance. No están en el cielo, para que hayas de decir: « ¿Quién subirá por nosotros al cielo a buscarlos para que los oigamos y los pongamos en práctica? » Ni están al otro lado del mar, para que hayas de decir: « ¿Quién irá por nosotros al otro lado del mar a buscarlos para que los oigamos y los pongamos en práctica? » Sino que la palabra está bien cerca de ti, está en tu boca y en tu corazón para que la pongas en práctica.” Los mandamientos los pone Dios en nuestra conciencia desde que somos concebidos. Después, cuando crecemos hacemos como que nos cambiamos de religión o como que nos volvemos ateos por “conveniencia” (porque creemos que nos conviene) o por
comodidad, ya que nos estorban los reclamos de la conciencia cuando queremos hacer cosas inmorales; pero ese cambio es solo superficial, lo único que realmente hacemos cuando creemos que ya no somos católicos es un teatro para zafarnos de nuestros compromisos y responsabilidades morales, y creemos que con eso ya no tenemos esas obligaciones, y ese cambio ficticio por supuesto que no afecta nuestra esencia ni nuestra conciencia, solamente “anestesia” a la conciencia y el supuesto cambio únicamente ocurre subjetivamente: aun cuando nos vayamos al infierno, ahí mismo seguimos siendo católicos e hijos de Dios. En resumen ese Texto se refiere a los pretextos que ponemos para no cumplir con nuestras obligaciones morales. • La Virgen Santa María, Maestra de entrega sin límites. -¿Te acuerdas?-: con alabanza dirigida a Ella, afirma Jesucristo: ¡el que cumple la Voluntad de mi Padre, ése - ésa- es mi madre!... Pídele a esta Madre buena que en tu alma cobre fuerza -fuerza de amor y de liberación- su respuesta de generosidad ejemplar: "ecce Ancilla Domini!" –he aquí la esclava del Señor. (San Josemaría Escrivá) El examen también se refiere a Los Mandamientos de la Santa Madre Iglesia • El primero: Oír misa entera y los domingos y demás fiestas de precepto Además de los Domingos, los Días de Precepto en México son: El 1º de Enero, el Jueves de Corpus, el 12 de Diciembre y el 25 de Diciembre • El segundo: Confesar los pecados mortales al menos una vez al año • El tercero: Recibir el Sacramento de la Eucaristía al menos por Pascua • El cuarto: Abstenerse de comer carne y ayunar en los días establecidos por la Iglesia La abstinencia se debe poner en práctica todos los viernes de Cuaresma y el ayuno solo el Miércoles de Ceniza y el Viernes Santo. • El quinto: Ayudar a las necesidades de la Iglesia Éste Examen también hace referencia al Credo en algunas preguntas: Creo en un solo Dios, Padre todopoderoso, Creador del cielo y de la Tierra, de todo lo visible y lo invisible. Creo en un solo Señor, Jesucristo, Hijo único de Dios, nacido del Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero; engendrado, no creado, de la misma naturaleza que el Padre, por Quien todo fue hecho; que por nosotros los hombres y por nuestra salvación bajó del cielo, y por obra del Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre; y por nuestra causa fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato; padeció y fue sepultado, y resucitó al tercer día, según las Escrituras, y subió al cielo, y está sentado a la derecha del Padre; y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su reino no tendrá fin. Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria, y que habló por los profetas. Creo en La Iglesia, que es Una, Santa, Católica y Apostólica. Confieso que hay un solo Bautismo para el perdón de los pecados. Espero la resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro. Amén. También es importante conocer el SÍMBOLO ATANASIANO (Uno de los Credos de La Iglesia Católica. Se llama así porque lo "hizo" San Atanasio), de dónde se refieren algunas
preguntas del anterior Examen: Antífona Gloria a Ti, Trinidad igual, única Deidad, antes de los siglos, ahora y siempre (T. P. Aleluya). 1. Todo el que quiera salvarse, es preciso ante todo que profese la fe católica: 2. Pues quién no la observe íntegra y sin tacha, sin duda alguna perecerá eternamente. 3. Y ésta es la fe católica: que veneremos a un solo Dios en la Trinidad Santísima y a la Trinidad en la Unidad. 4. Sin confundir las Personas, ni separar la Substancia. 5. Porque una es la persona del Padre, otra la del Hijo y otra la del Espíritu Santo. 6. Pero el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo son una sola Divinidad, les corresponde igual gloria y majestad eterna. 7. Cuál es el Padre, Tal es el Hijo, Tal el Espíritu Santo. 8. Increado el Padre, increado el Hijo, increado el Espíritu Santo. 9. Inmenso el Padre, inmenso el Hijo, inmenso el Espíritu Santo. 10. Eterno el Padre, eterno el Hijo, eterno el Espíritu Santo. 11. Y sin embargo no son tres Eternos, sino un solo Eterno. 12. De la misma manera, no tres Increados, ni tres Inmensos, sino un Increado y un Inmenso. 13. Igualmente Omnipotente el Padre, Omnipotente el Hijo, Omnipotente el Espíritu Santo. 14. Y, sin embargo, no tres Omnipotentes, sino un Omnipotente. 15. Del mismo modo, el Padre es Dios, el Hijo es Dios, el Espíritu Santo es Dios. 16. Y, sin embargo, no son tres Dioses, sino un solo Dios. 17. Así el Padre es Señor, el Hijo es Señor, el Espíritu Santo es Señor. 18. Y, sin embargo, no son tres Señores, sino un solo Señor. 19. Porque así como la verdad cristiana nos obliga a creer que cada persona es Dios y Señor, la religión católica nos prohíbe que hablemos de tres Dioses o Señores. 20. El Padre no ha sido hecho por nadie, ni creado, ni engendrado. 21. El Hijo procede solamente del Padre, no hecho, ni creado, sino engendrado. 22. El Espíritu Santo procede del Padre y del Hijo, no hecho, ni creado, ni engendrado, sino procedente. 23. Por tanto hay un solo Padre, no tres Padres; un Hijo, no tres Hijos; un Espíritu Santo, no tres Espíritus Santos. 24. Y en esta Trinidad nada hay anterior o posterior, nada mayor o menor: pues las tres Personas son Coeternas e iguales entre Sí. 25. De tal manera que, como ya se ha dicho antes, hemos de venerar la Unidad en la Trinidad y la Trinidad en la Unidad. 26. Por tanto, quien quiera salvarse es necesario que crea estas cosas sobre La Trinidad. 27. Pero para alcanzar la salvación eterna es preciso también creer firmemente en la Encarnación de Nuestro Señor Jesucristo. 28. La fe Verdadera consiste en que creamos y confesemos que Nuestro Señor Jesucristo; Hijo de Dios, es Dios y Hombre. 29. Es Dios, engendrado de la misma Substancia que el Padre, antes del tiempo; y hombre, engendrado de la substancia de su Madre Santísima en el tiempo. 30. Perfecto Dios y perfecto Hombre: que subsiste con alma racional y carne humana. 31. Es igual al Padre según la divinidad; menor que el Padre según la humanidad. 32. El cual, aunque es Dios y hombre, no son dos Cristos, sino un solo Cristo. 33. Uno, no por conversión de la divinidad en cuerpo, sino por asunción de la humanidad en Dios. 34. Uno absolutamente, no por confusión de substancia, sino en la unidad de la persona.
35. Pues como el alma racional y el cuerpo forman un hombre; así, Cristo es uno, siendo Dios y hombre. 36. Que padeció por nuestra salvación: descendió a los infiernos yal tercer día resucitó de entre los muertos. 37. Subió a los Cielos y está sentado a la diestra de Dios Padre Todopoderoso: desde allí ha de venir a juzgar a los vivos ya los muertos. 38. Y cuando venga, todos los hombres resucitarán con sus cuerpos, y cada uno rendirá cuentas de sus propios hechos. 39. Y los que hicieron el bien gozarán de vida eterna, pero los que hicieron el mal irán al fuego eterno. 40. Esta es la fe católica, y quien no la crea fiel y firmemente no se podrá salvar. Gloria al Padre... Ant. Gloria a Ti, Trinidad igual, única Deidad, antes de los siglos, y ahora, y siempre (T. P. Aleluya). V/. Señor, escucha mi oración. R/. Y llegue a Ti mi clamor. Oremos Oh Dios todopoderoso y eterno, que con la luz de la Verdadera fe diste a tus siervos conocer la Gloria de la Trinidad Eterna, y adorar la Unidad en el Poder de tu Majestad: haz, te suplicamos, que, por la firmeza de esa misma Fe, seamos defendidos siempre de toda adversidad. Por Nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que Contigo vive y reina en la Unidad del Espíritu Santo, Dios, por todos los siglos de los siglos. R. Amén. Los pecados capitales también son materia para hacer nuestro examen de conciencia: Pecados Capitales y las Virtudes para combatirlos 1- Pecado, Soberbia: Sentirnos y/o creernos más de lo que realmente somos. Virtud, Humildad: Reconocer que por nosotros mismos no valemos nada, sólo valemos por ser Hijos de Dios. • Sin el Señor no podrás dar un paso seguro. -Esta certeza de que necesitas su ayuda, te llevará a unirte más a Él, con recia confianza, perseverante, ungida de alegría y de paz, aunque el camino se haga áspero y pendiente.- (San Josemaría Escrivá) • Si el Señor te ha dado una buena cualidad -o una habilidad-, no es solamente para que te deleites, o para que te pavonees, sino para desplegarla con caridad en servicio al prójimo. -¿Y cuándo encontrarás mejor ocasión para servir que ahora, al convivir con tantas almas, que comparten tu mismo ideal?- (San Josemaría Escrivá) Atribuciones Divinas y Juicios Temerarios Durante toda la historia de la Humanidad los Hombres hemos practicado muchos juicios sumarios y/o juicios subjetivos, sin embargo solamente Dios tiene la atribución y la ocupación de juzgar a los seres humanos (ya los demás Seres libres que existen). Un proceso judicial tiene varias etapas antes de llegar a la ejecución de una sentencia, sus tres últimas etapas son: juzgar, condenar (o sentenciar) y ejecutar. Tú y yo –al igual que la mayoría de los hombres de todos los tiempos- estamos acostumbrados a ejecutar una sentencia, después de haber hecho un juicio sumario y temerario y de haber condenado a
una persona, y castigamos (ejecutamos) a esa persona mediante calumnias, difamaciones, desprecios, humillaciones y/u ofensas; y al hacerlo cometemos un pecado de soberbia y otro de injusticia, entre otras cosas porque estamos usurpando las funciones y atribuciones de Dios; y el problema más grave es que ya hicimos tres cosas que solo le corresponden a Dios, no nos conformamos con juzgar, también queremos y creemos que es justo y necesario condenar y ejecutar a la persona que juzgamos. Por otro lado ni siquiera es lógico ni justo que le pidamos cuentas a alguien que ha cometido un error o un pecado (o lo que es peor: que solamente sospechamos que cometió un error o un pecado), y no obstante durante nuestra vida cometemos mucho ese error, quitándole ese “trabajo” a Dios y pensando que al practicar ese tipo de juicios le hacemos un bien a la Humanidad y a la persona que castigamos por dicha falta o pecado. Un ejemplo ocurre cuando recibimos un correo sobre un posible pederasta, pidiéndonos que lo reenviemos a nuestros contactos: es delicado reenviar este tipo de correos porque puedes dañar la reputación de la persona señalada como pederasta o como quiera que se le acuse en ese u otros correos, ya que ni a ti ni a mí nos consta lo que se menciona en dicho correo, y hay muchas probabilidades de que se trate de alguien que quiera acusarlo de lo que se señala en dicho correo solamente porque le cae mal o porque no le pagó $100 o $200 que le debía y con ese correo piensa vengarse. Asimismo aun cuando realmente sean culpables los señalados en esos correos tienen derecho a ser perdonados y re-aceptados en la sociedad, porque además no podemos decir que una persona es una “mata perros” solamente por haber matado a un perro; además de que en ese respecto ya lo dijo Jesucristo: "...el que esté libre de pecado que lance la primera piedra". Si nos consta lo que dice el correo (si ya lo comprobamos) lo “único” que debemos hacer es Rezar por esa persona, y cuando mucho cuidarnos de ella; Tú y yo no somos nadie para juzgar a otro ser humano igual o mejor que nosotros, ni mucho menos para juzgarlo, condenarlo y ejecutarlo. 2- Pecado, Avaricia: El deseo desordenado de tener riquezas materiales sin prudencia ni justicia, y darles más importancia a esas riquezas que a Dios y/o que a las personas con las que se convive. Virtud, Generosidad: Compartir con gusto nuestros bienes y nuestra vida con nuestro prójimo y con los pobres y los necesitados, especialmente entre los que están cerca de nosotros. 3- Pecado, Lujuria: Practicar el sexo de forma desordenada: sin seguir las normas morales Virtudes, Pureza, Castidad, Pudor y Modestia. Practicar el sexo conforme a los planes y designios de Dios. La inmolación de los apetitos sensuales a Dios. El vestir y comportarse con mucho respeto a nuestro cuerpo y respeto al cuerpo de los demás. • Hace falta una cruzada de virilidad y de pureza que contrarreste y anule la labor salvaje dequienes creen que el hombre es una bestia. –Y esa cruzada es obra tuya y mía.- (San Josemaría Escrivá de Balaguer) • ¿Pureza? -preguntan. Y se sonríen.- Son los mismos que van al matrimonio con el cuerpo marchito y el alma desencantada. (San Josemaría Escrivá de Balaguer) 4- Pecado, Ira: Cualquier manifestación de enojo, furia, odio o violencia. Virtudes, Paz y Paciencia. Vivir con la tranquilidad de hijos de Dos y Sufrir con
serenidad todas las adversidades y contrariedades. En este respecto es importante señalar una aberración muy frecuente que consiste en odiar sistemáticamente a una persona solamente porque queremos mostrarle nuestro desacuerdo o reprocharle algo, o porque creemos que nuestro odio hacia ella la va a hacer cambiar de actitud, sin saber que ese odio nos hace daño a nosotros, y a las personas que odiamos ni siquiera les afecta, y ese daño que nos hace no solamente es moral sino también psicológico. ¿No es suficiente con mostrarle indiferencia a esa persona que pretendemos odiar, sin llegar al extremo del rencor? ¿Por qué debemos llegar al extremo de manifestarle odio? ¿No es mucho mejor ignorarla y ahorrarnos un mal para nosotros y sobre todo no ofender a Dios? 5- Pecado, Gula: Comer y/o beber y/o ver y/u oír cosas agradables con exageración y sin mortificación. También se aplica la falta de mortificación de la IMAGINACIÓN y de otros sentidos internos. Virtud, Templanza. Darle a nuestros 5 sentidos y a los sentidos internos las atenciones mínimas, sin dejar que nos domine nuestro cuerpo ni las pasiones. 6- Pecado, Envidia: Entristecerse de las cualidades, bienes o logros de los demás Virtud, Caridad. Desear y hacer siempre el bien (espiritual y/o material) al prójimo 7- Pecado, Pereza: El desgano por trabajar o por hacer productivos los bienes espirituales y/o materiales que Dios nos ha dado. Virtud, Laboriosidad y Diligencia. Prontitud de ánimo para Trabajar y para obrar el bien, ya sea espiritual o material. Una de las consecuencias y manifestaciones del hedonismo es la pereza. Por un lado está la comodidad extrema de utilizar la tecnología para “ahorrar” energías y/o tiempo, aunque en algunos casos se convierte en una verdadera flojera. Y por otro lado actualmente de manera significativa, aunque en toda la historia del Hombre, se pone en práctica la pereza mental que consiste en evitar al máximo los esfuerzos intelectuales, ya sea al hablar o al pensar; y como consecuencia de esa actitud comodina intelectual el lenguaje se ha deteriorado para “ahorrar” esfuerzo al decir alguna palabras, como ejemplos tenemos: se dice fácil en vez de fácilmente, o gasolinera para referirse a una gasolinería, o “este fin” en vez de decir “este fin de semana”, o una que es el colmo de la flojedad: se dice “igual” para decir igualmente, y hasta se abrevia aún más usando solo el signo “=”, o decir “estoy al cien” en vez de decir “estoy al cien por ciento”, también se dice “seis-cuatro” para decir “seiscientos cuatro”, intentando ahorrarse cuando menos unas letras; en general se contraen “todas” las palabras que terminan en “mente”, como “puntualmente” se dice o se escribe : “puntual”, o “rápido” para decir “rápidamente”. También se exagera en el uso de la tecnología por ejemplo en el caso del control remoto de la televisión (no “tele”, televisión, para no verme tan perezoso), e igualmente se abusa del uso del automóvil (no “auto”, automóvil, para no verme tan perezoso) para ir inclusive a “la tienda de la esquina”. Y como estos ejemplos existen muchos más. Si hacemos nuestro examen de conciencia con conciencia -valga la redundancia- es decir, con valentía, con sinceridad y con humildad nos daremos cuenta de que podemos mejorar
en muchos aspectos de nuestra vida, y de que nos hace falta mucho por hacer para llegar a ser verdaderos hijos de Dios, y como consecuencia, llegar a ser buenos ciudadanos, buenos hijos, buenos padres, buenos esposos, buenos alumnos o estudiantes, buenos empleados o trabajadores, buenos patrones, etc. En el Examen arriba expuesto aparecen muchas preguntas referentes a temas muy variados en nuestras vidas, sin embargo para conocer todos los puntos que debemos conocer con respecto de la Moral, y como consecuencia estar bien formados en nuestra consciencia y aprovechar al máximo nuestra vida, es muy importante leer el Catecismo de La Iglesia Católica, el cual puedes consultar en línea en el siguiente vínculo: www.vatican.va/archive/catechism_sp/index_sp.html
Los enemigos de Dios y del Alma son seis: 1) El mundo: cualquier cosa que amemos o le demos más importancia que a Dios 2) El demonio, por obvias razones. 3) La Carne (Nuestro Cuerpo, el cual, siendo sagrado se convierte en ocasión de pecado cuando no dominamos nuestras pasiones) 4) La ignorancia y/o la confusión religiosa. Nada le conviene más al diablo que no sepamos cómo conducirnos, que no sepamos qué actos o acciones nuestras son malos, que no sepamos cómo ganarnos el Cielo, que no sepamos cuáles son nuestras obligaciones morales y nuestro potencial de fecundidad espiritual, que ignoremos todas las maravillas que podemos lograr si nos preparamos muy bien en los terrenos religioso, ascético y doctrinal; y en fin que seamos unos ignorantes de las cosas más importantes de nuestra existencia. Esta ignorancia genera y/o provoca prejuicios que impiden ver a la Religión Católica como fuente de vida, de amor , de sabiduría, de fortaleza y de alegría, entre otras muchas virtudes o carismas muy útiles y necesarios en el mundo; prejuicios que la hacen percibir como una “materia” triste, sombría, anticuada y desagradable. 5) La Imaginación. Mediante la imaginación cometemos muchos errores, sobre todo en el terreno espiritual y/o en el terreno ascético, aunque también de manera significativa en otros terrenos tales como el social, el familiar, el político, el laboral, el escolar, etc.. La imaginación nos hace creer que sufrimos mucho o demasiado (que llevamos una vida desdichada), o por el contrario nos hace creer que somos demasiado buenas personas – casi unos angelitos- cuando somos unos desgraciados; mediante la imaginación causamos malos entendidos y juzgamos de forma sumaria y temeraria a muchas personas, actitudes, procesos y/o trabajos; y en general la imaginación nos lleva a cometer muchos errores de juicio…, y nos creemos superiores a los Sacerdotes, Obispos, y demás Autoridades Morales y/o Espirituales..
Si la imaginación bulle alrededor de ti mismo, crea situaciones ilusorias, composiciones de lugar que, de ordinario, no encajan con tu camino, te distraen tontamente, te enfrían, y te apartan de la presencia de Dios. —Vanidad. Si la imaginación revuelve sobre los demás, fácilmente caes en el defecto de juzgar —cuando no tienes esa misión—, e interpretas de modo rastrero y poco objetivo su comportamiento. — Juicios temerarios. Si la imaginación revolotea sobre tus propios talentos y modos de decir, o sobre el clima de admiración que despiertas en los demás, te expones a perder la rectitud de intención, y a dar pábulo a la soberbia. Generalmente, soltar la imaginación supone una pérdida de tiempo, pero, además, cuando no
se la domina, abre paso a un filón de tentaciones voluntarias. — ¡No abandones ningún día la mortificación interior! (San Josemaría Escrivá). Y la imaginación inventa obstáculos que no son reales, que desaparecerían si mirásemos sólo con un poquito de humildad. Con la soberbia y la imaginación, el alma se mete a veces en tortuosos calvarios; pero en esos calvarios no está Cristo, porque donde está el Señor se goza de paz y de alegría, aunque el alma esté en carne viva y rodeada de tinieblas. Otro enemigo hipócrita de nuestra santificación: el pensar que esta batalla interior ha de dirigirse contra obstáculos extraordinarios, contra dragones que respiran fuego. Es otra manifestación del orgullo. Queremos luchar, pero estruendosamente, con clamores de trompetas y tremolar de estandartes. Hemos de convencernos de que el mayor enemigo de la roca no es el pico o el hacha, ni el golpe de cualquier otro instrumento, por contundente que sea: es esa agua menuda, que se mete, gota a gota, entre las grietas de la peña, hasta arruinar su estructura. El peligro más fuerte para el cristiano es despreciar la pelea en esas escaramuzas, que calan poco a poco en el alma, hasta volverla blanda, quebradiza e indiferente, insensible a las voces de Dios. (San Josemaría Escrivá). 6) “La Sociedad”. ¡Cuántos pecados se cometen por “quedar bien” con “la sociedad”; con los “amigos” y con la gente en general!…, olvidándonos de que somos Hijos de Dios, y de que cómo tales debemos defenderlo como Padre nuestro que Él es.
La Moral en los ámbitos gubernamentales ¿Te “suenan” actuales estas palabras? (Principalmente las subrayadas y las negritas)
Salmo2 Su reinado es sempiterno; y todos los reyes le servirán y acatarán. (T. P. Aleluya.) 1. ¿Por qué se han amotinado las naciones, y los pueblos meditaron cosas vanas? 2. Se han levantado los reyes de la tierra, y se han reunido los príncipes contra el Señor y contra su Cristo. 3. Rompamos, dijeron, sus ataduras, y sacudamos lejos de nosotros su yugo. 4. El que habita en los cielos se reirá de ellos, se burlará de ellos el Señor. 5. Entonces les hablará en su indignación, y les llenará de terror con su ira. 6. Mas Yo (Jesucristo) he sido por Él constituido Rey sobre Sión, su monte santo, para predicar su Ley. 7. A mí me ha dicho el Señor: Tú eres mi hijo: Yo te he engendrado hoy. 8. Pídeme, y te daré las naciones en herencia, y extenderé tus dominios hasta los confines de la tierra. 9. Los regirás con barra de hierro, y como a vaso de alfarero los romperás. 10. Ahora, pues, ¡oh reyes!, entendedlo bien: dejaos instruir los que juzgáis la Tierra, 11. Servid al Señor con temor, y ensalzadle con temblor santo. 12. Abrazad la buena doctrina, no sea que al fin el Señor se enoje y perezcáis fuera del buen camino. 13. Cuando, dentro de poco, se inflame su ira, bienaventurados serán los que hayan puesto en Él su confianza. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Antífona: Su reinado es sempiterno y todos los reyes le servirán y acatarán (T. P. Aleluya.) V. Señor, escucha nuestra oración. R. Y llegue a Ti nuestro clamor. V. El Señor esté con vosotros.
R. Y con tu espíritu. Oración Omnipotente y sempiterno Dios, que en tu amado Hijo, Rey del universo, quisiste restaurarlo todo: concédenos propicio, que todos los pueblos, disgregados por la herida del pecado, se sometan a su suavísimo imperio. Que contigo vive y reina en la unidad del Espíritu Santo, por los siglos de los siglos. Amén. Se refieren a lo que está sucediendo actualmente en el Mundo: “Legalización” del aborto; “Legalización” del “matrimonio” homosexual; “Legalización” de la eutanasia; “Legalización” de las adopciones de parte de parejas homosexuales; hedonismo en su máxima expresión; moral laxa y/o moral relativista; etcétera… Uno de los principios y objetivos primordiales del Opus Dei es: "¡Regnare Christum volumus!" (“¡Queremos que Cristo reine!”) Y esto lo digo a título propio. Yo no represento al Opus Dei ni pertenezco a Él, solo tomé como referencia esas palabras de su Fundador, San Josemaría Escrivá, que me parecen muy actuales y apropiadas: "¡Regnare Christum volumus!". • El Señor ha tenido esta finura de Amor con nosotros: permitirnos que le conquistemos la tierra. El -¡tan humilde siempre!- quiso limitarse a convertirlo en posible... a nosotros nos ha concedido la parte más hacedera y agradable: la de la acción y la del triunfo. (San Josemaría Escrivá) • Soldado, así llama el Apóstol al cristiano. Pues, en esta bendita y cristiana pelea de amor y de paz por la felicidad de las almas todas, hay, dentro de las filas de Dios, soldados cansados, hambrientos, rotos por las heridas..., pero alegres: llevan en el corazón las luces seguras de la victoria. (San Josemaría Escrivá)
La “Moral” en Los medios de "comunicación" Te has dado cuenta de lo ridículas que resultan las televisoras (todas, con excepción de las Católicas) al igual que otros medios de comunicación cuando se preocupan por evitar al “máximo” lo que socialmente se interpreta o se considera como “malas palabras” (o “palabrotas”), aunque dichas palabras en realidad las oímos ordinariamente y estamos acostumbrados a decirlas y/o a escucharlas, entre otras cosas porque en muchos casos son necesarias y en realidad no son malas ya que la maldad de ellas se determina por la intención que tenemos al expresarlas, es decir, si no tenemos mala intención al pronunciarlas, esas palabras no son malas ni ofensivas. Y digo que resultan ridículas las televisoras porque con esa medida que ponen en práctica pretenden ofrecer al público una imagen de moralistas, aunque en lo visual no se preocupan más que en lo mínimo y en algunos casos ni siquiera en lo mínimo por evitar imágenes y/o escenas bastante sensuales y hasta pornográficas, las cuales hacen bastante daño a los que las vemos, a diferencia de las “palabras” que se preocupan por evitar con tanto esmero; no importa lo “adultos” que seamos o lo acostumbrados que estemos a ese tipo de escenas, ni la “indiferencia” (que en realidad es ficticia) de nuestra conciencia ante esas imágenes, ya que todos en el fondo disfrutamos de esas circunstancias y, no nos hagamos tontos, ese “disfrute” es una ofensa a Dios.
Generosidad Dios no necesita nada de mí (ni de ti). La Iglesia no necesita nada de mí (ni de ti). Todo lo que tú o yo hagamos con respecto de la Ley de Dios o con respecto del Magisterio de La Iglesia es para beneficio tuyo y mío, y aunque también se beneficia La Iglesia debido a la
Comunión de los Santos, estrictamente hablando no somos necesarios, ni para La Iglesia ni para la humanidad, lo dice claramente San Lucas, en el capítulo 3, versículo 8: “De las piedras puede sacar Dios Hijos de Habraham”, es cierto que las oraciones y los sacrificios que hacemos por La Iglesia son buenos y útiles, pero, si tú o yo no los hacemos, otras personas las harán. La Voluntad de Dios se llevará a cabo, contigo, sin ti, y a pesar de ti… Al mismo tiempo que hacer Reparaciones también es muy recomendable hacer penitencia por nuestra cuenta, aunque aparentemente no tengamos nada que reparar, ya que eso ayuda a La Iglesia a crecer y nos ayuda a ganarnos un cielo más grande y, por consecuencia, también a estar más cerca de Dios en el Cielo. Si somos generosos para reparar crecemos en santidad y somos más útiles a Dios, a La Iglesia y a la Humanidad. • Son muchos los cristianos persuadidos de que la Redención se realizará en todos los ambientes del mundo, y de que debe haber algunas almas –no saben quiénes- que con Cristo contribuyen a realizarla. Pero la ven a un plazo de siglos, de muchos siglos...: serían una eternidad, si se llevara a cabo al paso de su entrega. Así pensabas tú, hasta que vinieron a "despertarte". (San Josemaría Escrivá) • Hoy no bastan mujeres u hombres buenos. -Además, no es suficientemente bueno el que sólo se contenta con ser casi... bueno: es preciso ser "revolucionario". Ante el hedonismo, ante la carga pagana y materialista que nos ofrecen, Cristo quiere ¡anticonformistas, rebeldes de Amor! (San Josemaría Escrivá) • El apóstol no debe quedarse en el rasero de una criatura mediocre. Dios le llama para que actúe como portador de humanidad y transmisor de una novedad eterna. –Por eso, el apóstol necesita ser un alma largamente, pacientemente, heroicamente formada.- (San Josemaría Escrivá)
II Parte: Otras peculiaridades de nuestro contexto histórico-social Además es importante señalar otras conductas y actitudes (personales y colectivas) representativas de nuestro tiempo y de la sociedad en que vivimos: Vivimos en una época en la que se venera el cuerpo humano hasta el grado de adorarlo, lo cual es una aberración moral muy grande. ¿No es suficiente con el corte de pelo, el peinado, el maquillaje, el perfume, los accesorios, la ropa y el calzado? Estos son 7 elementos que ya de por sí son bastante arreglo como para añadir cualquier otra cosa o, lo que es peor, para quitarnos algo (o mucho) y dejar ver más de nuestro cuerpo, lo importante es saber considerar y expresar esos 7 elementos de nuestro arreglo, en vez de andar pensando en cómo puedo verme más sexi o provocativo. Hay que tener en cuenta que, de la vanidad a la lujuria hay solo medio paso; y de la vanidad a la soberbia también hay solo medio paso, y las tres son desagradables para Dios. También es importante cultivar nuestra alma, no solo nuestro cuerpo. • Algunas veces ¡se habla del amor como si fuera un impulso hacia la propia satisfacción, o un mero recurso para completar de modo egoísta la propia personalidad! –Y siempre te he dicho que no es así: el amor verdadero exige salir de sí mismo, entregarse. El auténtico amor trae consigo la alegría: una alegría que tiene sus raíces en forma de Cruz. (San Josemaría Escrivá) • "En estos momentos de violencia, de sexualidad brutal, salvaje, hemos de ser rebeldes. Tú y yo somos rebeldes: no nos da la gana dejarnos llevar por la corriente, y ser unas bestias. Queremos portarnos como hijos de Dios, como hombres o mujeres que tratan a su Padre,
que está en los Cielos y quiere estar muy cerca — ¡dentro! — de cada uno de nosotros". (San Josemaría Escrivá)
Dignidad y valor de la Mujer Muchas veces las mujeres se visten de forma provocativa, y no lo hacen tanto por excitar a los hombres, lo hacen “simplemente” por vanidad y/o por quedar bien con sus compañeras, parientes, amigas, vecinas o conocidas, ya que se sentirían mal si ellas (sus conocidas) no aprueban su forma de vestir; sin embargo, tanto la vanidad como la excitación que provocan en los hombres son un pecado, y yo te pregunto si vale la pena ofender a Dios por quedar bien con tus “amigas” o por lograr que los hombres te volteen a ver o para que te digan cosas bonitas, o hasta groserías, pienso que el Cielo que nos ha prometido Dios a los que cumplen sus mandamientos es mucho más trascendente e importante que esos sentimientos de bienestar que te produce el vestirte de esa forma; pero si vives el Pudor por amor a Dios es mucho mejor para ti ya que no lo haces por el interés de ganarte el Cielo (que es bueno en sí, pero es mejor hacerlo por Amor). En cuanto a quedar bien con tus “amigas” te recomiendo que mejor quedes bien con Dios, Él es el único Amigo verdadero y que no traiciona, además; si ellas fueran tus verdaderas amigas no te invitarían ni te inducirían a vestirte de esa forma. Tu cuerpo y el mío y el de todos los hijos de Dios es templo del Espíritu Santo, Dios nos lo dio para salvarnos y no somos dueños de ese cuerpo, El es el único Dueño. No podemos usar nuestro cuerpo para practicar el hedonismo, sino para servir a Dios, a La Iglesia y a la Humanidad, y para ganarnos el Cielo, que es para lo que nos creó Dios. Muchas personas, especialmente Mujeres, se dedican a adorar al demonio mediante su cuerpo, ¿por qué tú y yo no aprovechamos nuestro cuerpo para adorar y darle gloria a Dios, y aprovechamos para desagraviar esas ofensas que se le hacen continuamente? Por otro lado, el hecho de que a alguien le quede una prenda no siempre es obligación para usarla, ya que muchos diseñadores de modas no tienen una moral muy ortodoxa, o simplemente no la tienen, o no les interesa en lo absoluto la Moral, con tal de hacerse famosos y ganar dinero; y en vez de vestir a las mujeres las tratan de desvestir diseñando ropa cada vez mas provocativa para hacer que se vean más sensuales y se sientan más bonitas, lo que termina siendo, aparte de una ilusión, vanidad y sensualidad, en vez de tratar de destacar los valores y la personalidad propia de las Mujeres. Así mismo, además de la ropa están los arreglos extremos del pelo, tratando de imitar colores de otros tipos de razas que, por otro lado, ni siquiera tienen los valores que tenemos en nuestra cultura, y no se dan cuenta de que en nuestra cultura hay Mujeres igualmente o más bonitas que en otras etnias con el color original de nuestro cabello. Incluso los dedos se han convertido en un motivo de Vanidad EXAGERADA ya que, el uso de uñas postizas está reservado para las damas que tienen compromisos sociales y que no tienen necesidad de trabajar, y no para las Mujeres que deben atender ya sea su trabajo, o bien, las tareas de su Hogar; da tristeza ver como empleadas de oficina (secretarias) o incluso obreras se afanan en adornar de esa forma sus manos, haciendo el ridículo cuando están trabajando, ya que esas uñas les estorban bastante. Además el uso de esas uñas resulta un lujo económicamente hablando. Además está la imitación ingenua que hace quedar en ridículo a las pobres Mujeres que se visten con esa ropa sexy aunque se vean como costales de papas o simplemente están demasiado jóvenes y/o demasiado delgadas (hasta anoréxicas) y no se ven bien con ese tipo de ropa y lo único que quieren es parecerse a sus ídolos o a sus compañeras, o bien, solo quieren estar “a la moda”.
También tenemos las depilaciones que son bastante caras y que solo vuelven más artificiales a las mujeres que las practican, al igual que los implantes y/o cirugías; ahora tenemos mucha “belleza” artificial que a final de cuentas es un lujo y por no ser natural resulta contrario a la salud y por lo tanto no debería ser practicado. Lo que es el colmo es la nueva tendencia de los hombres por imitar a las mujeres con la misma vanidad al utilizar aretes, shampoo, cortes de cabello, y algunos accesorios y/o actitudes como visitas a spas, depilaciones, etc., con lo que se conoce actualmente como metrosexualidad, lo que en realidad es afeminación, es decir, que un hombre se comporte de forma afeminada, y todo por VANIDAD. Por último tenemos las mujeres que se visten con ropas demasiado ajustadas para estar muy cómodas, dándole más importancia a esa comodidad que al respeto que debemos darnos unos a otros y sobre todo a Dios. Tú Mujer, ¿te has preguntado, si a novio o esposo les gusta que te vistas de forma provocativa o sin pudor? ¿Te has preocupado cuando menos por imaginarte en cuántos problemas los involucras al vestirte así, además de la deslealtad que les debes? Además de que no es congruente esa forma de vestir con el derecho que ellos tienen de disfrutar de forma exclusiva de las bellezas que tú muestras sin pudor a todos los hombres, los involucras en problemas como los celos que les das cuando los otros te voltean a ver, y la obligación de defenderte ante las majaderías que te dicen. La mayoría de los hombres que tienen parejas que se visten sin pudor son víctimas del egoísmo de esas mujeres, porque además, los que más disfrutan de lo que muestran sin pudor son los demás hombres que las ven y ellas mismas, ya que sus parejas no las pueden ver tan bien como los que las ven desde lejos, y ellas disfrutan de la vanidad producida por esa falta de pudor y de las aceptaciones de parte de sus “amigas”; por lo que , no solamente no les gusta, sino que les incomoda y los mantiene relegados a un segundo o tercer plano. Por otro lado ¿Sabes cuántos hombres se han masturbado o han fantaseado sexualmente por vestirte tú de forma provocativa?
Minimizaciones Otra de las características de nuestra época es el uso de las minimizaciones gramaticales al referirse a algunos asuntos o cosas que implican mucho contenido moral, con el objeto de “tranquilizar” la conciencia, tanto la personal como la colectiva, y así “disfrutar” más de los “placeres” que nos ofrece el mundo hedonista. En ese sentido se utilizan las siguientes frases o palabras para referirse a cosas que son, al menos en parte, inmorales, y con ello “hacer” (como si fuera magia) que algo inmoral se “convierta” en decente: -
“La revista del conejito” o “una revista para ´caballeros´” (para referirse a una revista pornográfica, de manera que no se “oiga tan feo”) Gay (para referirse a una persona que acostumbra pecar con desviaciones sexuales, de manera que no se “oiga tan feo”) El “Producto” del embarazo o el “Producto” de la concepción, para referirse al Feto o al Bebé antes de que salga del Útero de la Madre, y tranquilizar la conciencia al practicar un aborto.
Y otras para tratar de negar o minimizar una realidad dolorosa: - Las personas de “capacidades diferentes”, para referirse a las personas discapacitadas, como si con eso se les quitara la discapacidad, o como si con eso se lograra una mayor aceptación de esas personas dentro de las actividades de la sociedad; o como si usando esos términos más tiernos se pudiera conseguir más
respeto y más ayuda hacia esas personas. No es necesario utilizar palabras tiernas para mitigar las enfermedades, por el contrario, utilizando las palabras adecuadas cuando hablamos de padecimientos médicos podemos lograr más rápido la mejora o la recuperación; aunque dichas palabras sean muy crudas y ásperas, se logra más rápido el alivio, si es que ese padecimiento tiene alivio, porque si no lo tiene, ni siquiera usando palabras bonitas nos podremos aliviar. O para defender su “derecho” a hacer “lo que le plazca”: - Tanta disciplina moral es puro “Fanatismo” religioso: “solamente con que no robes ni mates es suficiente…”, al referirse a una forma de vivir de manera cómoda y pagana, en vez de preocuparse por adquirir una cultura religiosa muy apropiada y de ponerla en práctica. - Una relación “libre” o vivir en unión “libre”, al referirse a vivir en amasiato, tratando de que no se “oiga tan feo”; siendo que esa “unión” ni es unión, ni es libre.
Decisión y compromiso personal La Santidad, la de cada uno de nosotros es la solución a “todos” los problemas que hay en el Mundo, sobre todo en nuestra época. ¿Qué es la santidad? ¿Qué significa ser santo? La santidad es “simplemente” haber logrado nuestra meta final: haber llegado al Cielo, y el cielo consiste en estar en la Presencia de Dios de forma definitiva. Ser santo significa cumplir en cada momento la Voluntad de Dios y levantarnos de nuestras caídas en el terreno ascético, vencer nuestros defectos y sobre todo luchar por vivir como hijos de Dios en todo momento. • Un secreto. -Un secreto, a voces: estas crisis mundiales son crisis de santos. -Dios quiere un puñado de hombres "suyos" encada actividad humana.- Después... -la paz de Cristo en el reino de Cristo. (San Josemaría Escrivá) La meditación de las Siete “Palabras”, las últimas Frases de Jesús muriendo en la Cruz nos sirven para reconocer que siempre ha habido mucha necesidad de Reparación: PRIMERA “PALABRA”: “Padre Perdónalos porque no saben lo que hacen” Tú y yo no sabemos lo que hacemos… Para Jesucristo en su naturaleza divina no existe el tiempo, y por lo tanto todos los pecados de la humanidad, los que cometimos antes de que lo crucificáramos y los que cometimos en el momento de su muerte y los que hemos cometido hasta nuestros días, incluso los que vamos a cometer hasta que se termine el Mundo pesaron sobre Él en el momento de su crucifixión; todos los pecados de todos los hombres de todas la épocas fueron, son y serán la causa de su crucifixión y de su muerte. SEGUNDA “PALABRA”: “Hoy estarás conmigo en el paraíso” TERCERA “PALABRA”: “He ahí a tu hijo; He ahí a tu Madre” CUARTA “PALABRA”: “Dios mío, Dios mío ¿porqué me has abandonado?”
QUINTA “PALABRA”: “Tengo sed” SEXTA “PALABRA”: “Todo está consumado” SEPTIMA “PALABRA”: “Padre en tus manos encomiendo mi espíritu” El siguiente Salmo es excelente para pedir a Dios perdón y hacer Reparación por nuestros pecados, además de concedernos la delicadeza de ser más sensibles a las faltas que comete la humanidad, incluyéndonos nosotros: SALMO 50 Ten compasión de mí, Señor, en la medida de tu misericordia; según la grandeza de tu bondad, borra mi iniquidad. Lávame afondo de mi culpa, límpiame de mi pecado. Porque yo reconozco mi maldad, y tengo siempre delante mi delito. He pecado contra Ti, contra Ti solo, he obrado lo que es desagradable a tus ojos, de modo que se manifieste la justicia de tu juicio y tengas razón en condenarme. Es que soy nacido en la iniquidad, y ya mi madre me concibió en pecado. Mas he aquí que Tú te complaces en la sinceridad de corazón, y en lo íntimo del mío Tú me haces conocerla Sabiduría. Rocíame, pues, con hisopo, y seré limpio; lávame, Tu, y quedaré mas blanco que la nieve. Hazme oír tu palabra de gozo y alegría y saltarán de felicidad estos huesos que has quebrantado. Aparta tu rostro de mis pecados, y borra todas mis culpas. Crea en mi, Señor, un corazón puro, y renueva en mi interior un espíritu recto. No me rechaces de tu Presencia, y no me quites el espíritu de tu Santidad. Devuélveme la alegría de tu salud, confírmame en un espíritu de príncipe. Enseñaré a los malos tus caminos; y los pecadores se convertirán a Ti. Líbrame de la sangre, Oh Dios, Dios salvador mío, y vibre mi lengua en exultación por tu justicia. Abre Tú mis labios, Oh Señor, y mi boca anunciará tu alabanza, pues los sacrificios no te agradan, y si te ofreciera un holocausto no lo aceptarías. Mi sacrificio, Oh Dioses el espíritu compungido; Tú no despreciarás, Señor un corazón contrito y humillado. Por tu misericordia, Señor, obra benignamente con Sión; reconstruye los muros de Jerusalén. Entonces te agradarán los sacrificios legales, las oblaciones y los holocaustos; entonces se ofrecerán becerros sobre tu Altar.
La Madre Teresa de Calcuta nos enseña a hacer todo por amor: Un señor muy famoso, extrañado al contemplar cómo la Madre Teresa abrazaba y besaba cuerpos llagados y labios putrefactos de los leprosos, y cómo los bañaba, le dijo sorprendido y maravillado: ¡Madre, yo no haría eso a un leproso ni por un millón de dólares! A lo que la Madre Teresa contestó acertadamente: ¡Yo tampoco…! ¡Ella tampoco lo haría por un millón de dólares…! Un millón de dólares es muy poca paga
por bañar a un leproso…, por cuidar a un enfermo o a un anciano o a un moribundo, desahuciados…, son muy pocos un millón de dólares por hacer cualquier obra de misericordia con nuestros prójimos… Ella, además de hacerlo por Amor lo hacía por una recompensa infinitamente más grande que esos mil millares de dólares, esa recompensa es el Cielo que Dios le dio inmediatamente después de su muerte.
Con tal recompensa ¿Qué estamos dispuestos a hacer Tú y yo por Dios y por La Iglesia?... Aunque lo importante es hacerlo como ella: por amor. La naturaleza de La Oración Los hombres y mujeres tenemos bastantes formas de hacer oración: con nuestra mente, con nuestro cuerpo, con nuestra boca, mediante nuestros bienes materiales y mediante nuestro trabajo; asimismo la Oración tiene cuatro funciones o fines: adorar a Dios, darle gracias, pedirle perdón, y pedirle favores. Ahora ya tenemos muchos motivos o razones para ponerla en práctica. Pidámosle a Dios que nos de sabiduría para poder distinguir lo bueno de lo malo. Este Texto del Libro de los Reyes me parece muy apropiado para este propósito y lo podemos usar como oración para pedir esa sabiduría del Rey Salomón: “El rey acudió a Gabaón a ofrecer allí sacrificios, pues era entonces el Santuario principal. Salomón ofreció mil holocaustos sobre aquel altar. En Gabaón se apareció Yahvé a Salomón aquella noche mediante un sueño. Dios dijo, pídeme lo que haya de darte. Salomón respondió. Has actuado con gran benevolencia hacia tu siervo David, mi padre, porque él caminaba en tu Presencia con lealtad, justicia y rectitud de corazón. Has guardado hacia él ésta gran benevolencia, concediéndole un hijo que había de sentarse en su trono, como así acaece en este día. Pues bien, Yahvé mi Dios, Tú has hecho rey a tu siervo en lugar de mi padre, pero soy un joven muchacho y no sé por dónde empezar y terminar. Tu siervo está en medio de tu Pueblo, el que Tú te elegiste, un pueblo numeroso que no es posible contar ni calcular. Concede, pues a tu siervo, un corazón atento para juzgar a tu Pueblo, para discernir entre el bien y el mal. Cierto, ¿quién podrá hacer justicia a este pueblo tuyo tan grande? Agradó al Señor esta súplica de Salomón. Entonces dijo Dios, por haber pedido esto y no una vida larga o riquezas para ti, ni tampoco la vida de tus enemigos, sino inteligencia para atender a la justicia, obraré según tu palabra, te concedo un corazón sabio e inteligente, como no ha habido antes de ti, ni surgirá otro igual después de ti.” Ahora ya podemos tomar decisiones muy importantes en nuestra vida, decisiones que trasciendan más allá de nuestra muerte, y que además sean esplendentes para los que nos rodean, y que sean fecundas tanto para La Iglesia, para el Mundo, para el Papa, para la Sociedad para nuestra Familia y para nuestra alma.
III Parte: La Primera Guerra Mundial Entre los años 1914 y 1919 se celebró un conflicto armado en el que se enfrentaron Alemania, el Imperio Austro-Húngaro e Italia, por un lado, y el grupo formado por Inglaterra, Francia y Rusia, a quien se unió Estados Unidos en 1917, por otro lado. A este fenómeno socio-político se le denominó “La primera Guerra Mundial” Asimismo entre1939 y1945 fue llevado a cabo otro conflicto armado entre las potencias del
Eje (Alemania, Italia y Japón) y los Aliados (Inglaterra, Francia y Unión Soviética), a quienes se les unió Estados Unidos en 1941. A este fenómeno socio-político se le denominó “La segunda Guerra Mundial” Y desde 1945-47 (fin de la Segunda Guerra Mundial) hasta la disolución de la URSS (que ocurrió entre 1989 «Caída del Muro de Berlín» y 1991 «golpe de estado en la URSS»), se desarrollo un enfrentamiento psicológico entre los bloques occidental-capitalista liderado por Estados Unidos, y oriental-comunista liderado por la Unión Soviética denominado Guerra Fría, nombrado así porque Ninguno de los dos bloques tomó nunca acciones directas contra el otro, y el cual involucró los ámbitos político, ideológico, económico, social, tecnológico, militar, informativo e incluso deportivo. A este fenómeno socio-político también se le conoció también como “Guerra Mundial” Actualmente se desarrollan algunas guerras aisladas intentando controlar el poder en Regiones importantes y estratégicas del Planeta, en los que intervienen 3 o 4 países cuando mucho en cada una de esas guerras, intervenciones o invasiones. Sin embargo en ninguno de esos 4 tipos de fenómenos socio-políticos han participado más de 15 o 20 países, de un total de las 243 Entidades Internacionales que actualmente existen en nuestro Planeta (194 Países y 39 Territorios), por lo que en realidad no deberíamos llamarles “mundiales”. Las preguntas ahora son: ¿habrá algún día algún fenómeno sociopolítico que sea digno de llevar el nombre real de “guerra mundial”?, ¿qué tan importante y/o necesario sería?... Considero que no solamente es necesario, sino también imprescindible e inmediato. Es necesario que tú y yo nos dispongamos a iniciar CUANTO ANTES LA PRIMERA GUERRA REALMENTE MUNDIAL, una que involucre a los más de 6,500,000,000 de seres humanos (Hombres y Mujeres) que habemos en el Mundo, esa guerra que Jesucristo nos menciona en los Evangelios: “He venido a arrojar un fuego sobre la tierra y ¡cuánto desearía que ya estuviera encendido! Con un bautismo tengo que ser bautizado y ¡qué angustiado estoy hasta que se cumpla! ¿Creéis que estoy aquí para dar paz a la tierra? No, os lo aseguro, sino división. Porque desde ahora habrá cinco en una casa y estarán divididos; tres contra dos, y dos contra tres; estarán divididos el padre contra el hijo y el hijo contra el padre; la madre contra la hija y la hija contra la madre; la suegra contra la nuera y la nuera contra la suegra.” Lucas 12, 49-53. Ya sabemos cuáles son los enemigos a vencer: el mundo, el demonio, la carne, la ignorancia religiosa, la imaginación y la “sociedad”, que mencionamos más arriba, junto con los dioses del siglo XXI, que se exponen en el siguiente capítulo. Esos enemigos, no solamente lo son de nuestra alma, sino también de Dios y de La Iglesia. Y las armas con las que vamos a combatir a esos enemigos son: El Santo Rosario La Eucaristía El Sacramento de La Penitencia La Biblia, especialmente los Evangelios La Doctrina Cristiana, contenida en El Catecismo de La Iglesia Católica El Crucifijo (El Sacrificio y la Mortificación) La Oración, principalmente la Mental Los restantes cinco Sacramentos Las Virtudes o Valores Cristianos El Magisterio de La Iglesia: específicamente nuestro Director Espiritual Los Ángeles y los Santos ¿Cuándo es el día “D”’? Ese día es HOY precisamente, el día de de hoy tú y yo debemos
tomar la decisión de enlistarnos en las filas de los soldados de Dios, y comenzar a LUCHAR contra nuestros principales enemigos. No necesitamos cambiar de estado civil, ni vestir ningún uniforme, y no necesitamos cambiar de lugar para llevarla a cabo, en nuestro ambiente (en nuestra familia, nuestra escuela, nuestro taller o clínica, en nuestra oficina o nuestro comercio… etc.,) es dónde debemos luchar, contra nuestras pasiones, contra las injusticias y las ofensas a nuestro Padre-Dios, pero principalmente contra nuestros defectos.
IV Parte: Los dioses del siglo XXI Al leer algunos libros de historia nos damos cuenta de que, antes de que viniera Jesucristo al mundo, antes de que se encarnara de La Virgen María, había muchas Culturas humanas que adoraban, veneraban o rendían culto a seres reales o mitológicos distintos al Verdadero y Único Dios, y cuando nos damos cuenta de ello nos parece absurdo imaginar, pensar o creer que los seres humanos que vivieron en esas Culturas, siendo semejantes a nosotros pudieron haber cometido tal aberración de idolatrar a quien o quienes no pueden ser adorados ni venerados. Sin embargo, aún en pleno siglo XXI, seguimos cometiendo ese pecado de idolatría, incluso lo cometemos con mayor irresponsabilidad y mayor culpabilidad que las personas que vivieron en esas Culturas, debido a que actualmente contamos con muchas gracias y recursos espirituales y sobrenaturales que nos hacen ver con muchísima claridad y con relativa facilidad que al Único que podemos y debemos adorar, alabar y darle gloria es al único Dios Verdadero, al único Dios real del Universo. Con mucha ingenuidad y mucha inmoralidad adoramos a dioses que son muy actuales y sutiles:
En primer lugar teneos el sexo desordenado y/o la sensualidad exagerada. Adoramos a éste dios En segundo lugar está la inteligencia El futbol y los “artistas” Los extraterrestres y/o los ovnis Las riquezas materialistas La fama El poder