espectáculos | 7

| Martes 14 de octubre de 2014

Trabajó en decenas de novelas y comedias televisivas, se destacó en teatro y formó parte de bandas de música pop

1960 / 2014

Déborah Warren. La chica de sonrisa franca

S

erá difícil olvidar la sonrisa de Déborah Warren, la eterna adolescente que llenaba de luz cualquier lugar al que acudía. En la madrugada de ayer, se conoció la noticia de su muerte, a través de las redes sociales, que inmediatamente estallaron en muestras de dolor. “Debbie”, tal como la llamaban cariñosamente en el medio artístico, desarrolló una extensa carrera artística tanto en la televisión, que le dio la popularidad, como en el cine y el teatro, además de desempeñarse como docente y directora teatral. Los últimos tiempos, sufrió una dura enfermedad que la obligó a estar alejada de su trabajo y de su gente. Déborah comenzó su carrera muy joven y se afilió a la Asociación Argentina de Actores en 1978, precisamente el año en que debutó teatralmente con una obra que dejó huella: Aquí no podemos hacerlo, de Pepe Cibrián Campoy y Luis María Serra. Allí era la “gurrumina” de un elenco que integraban, entre otros, Edgardo Moreira, Ana María Cores, Graciela Pal, Sandra Mihanovich, Ricky Pashkus, Dalma Millevos, Enrique Quintanilla, Graciela García Caffi y Héctor Álvarez. Allí supo que tanto la actuación como el canto serían su camino a seguir. Estudió con Augusto Fernandes y se formó tanto en teatro clásico como en clown, canto, danza, guión, dirección y puesta en escena. Durante su trayectoria de casi cuatro décadas realizó numerosos trabajos en teatro, ámbito en el que recibió premios y nominaciones por su labor. Entre esos trabajos pueden mencionarse Los días felices, Con olor a naftalina, Taxi, La verbena alborotada, Comedia negra, El diluvio que viene, Complejísima, La ex mujer de mi vida, Andy y Norman, El pintor, Corte fatal, Vivitos y coleando, Máquinas divinas, Boomerang, 101 dálmatas, Juegos de espejos, Kamikase, Andar sin pensamiento y Tres versiones de

la vida, su último trabajo teatral, en 2008. En los últimos años dirigió las obras Marea roja, Entrevistas personales, A puerta cerrada y Locos de contento, entre otras. Pero aunque nunca cesó de trabajar sobre un escenario, es la televisión el ámbito que le brindó una gran popularidad y simpatía del público. Debutó en el ciclo Mañana puedo morir, de Canal 13, en 1979. Fue una figura recurrente en programas de comedia como El ciclo de Guillermo Bredeston y Nora Cárpena, Matrimonios y algo más, La pensión de la Porota y La comedia del domingo. Pero también formó parte de telenovelas exitosas y recordadas, como Lobo, El infiel, Un latido distinto, La extraña dama, Me caso con vos, Regalo del cielo, Déjate querer, La hermana mayor, 90-60-90 Modelos, Los herederos del poder, El sodero de mi vida, Los médicos de hoy, Franco Buenaventura y Casi ángeles. También realizó fuertes papeles en unitarios como Alta comedia, Zona de riesgo III: aguas podridas, Patear el tablero, Sin condena, Nueve lunas, Socios, ¡Hola, papi!, Verdadconsecuencia y Un cortado, entre

muchos otros ciclos. Asimismo, fue directora artística y coach en el reality show musical Generación pop. Las muestras de afecto tras su muerte se dieron principalmente entre sus pares (“no lo puedo creer” fue la frase más común) y, sobre todo, sus alumnos. Durante los últimos 20 años, Déborah afianzó su labor como docente y muchos profesionales de hoy se formaron con ella. Formó su propia compañía de teatro independiente, denominada Plenilunio, así como la escuela Academia Integral del Actor, y se dedicó al entrenamiento de intérpretes. El cine la contó en films como Tesoro mío, Dibu 2: la venganza de Nasty y Policía corrupto. Pero muchos también conocen a Déborah por su trabajo como cantante de pop-rock. Formó parte de varias bandas (es recordado el dúo que formó con Andrea Bonelli: BW) y grabó los discos Nieva en Buenos Aires, Tierra Maya y Ribirthing, entre otros. Hoy sus restos fueron trasladados al cementerio de la Chacarita. ß Pablo Gorlero

Festival de Valdivia, pequeño gigante del cine Cierre. Anteayer, terminó la muestra en el sur de Chile, donde se

exhibieron novedosos y exquisitos films de todo el mundo

Diego Batlle

PARA LA nACIon

VALDIVIA.– En octubre, desde hace ya 21 años, se produce un milagro en el sur de Chile: un festival pequeño en dimensiones, pero gigantesco en sus alcances artísticos, se convierte durante una semana en la vidriera ideal para apreciar lo más nuevo y exquisito del cine internacional. La última edición del FICValdivia concluyó anteayer con el triunfo de varias películas de fuerte impronta documental (la rumana Waiting for August y la mexicana El resto del mundo en la Competencia Internacional; Los castores y Respirar helado, en la Sección oficial de Cine Chileno) y con los premios del público para dos propuestas locales de ficción: Matar a un hombre, film de Alejandro Fernández Almendras sobre la venganza por mano propia, que representa a su país en el oscar extranjero, y Santiago violenta, comedia policial del director de culto Ernesto Díaz Espinoza. Pero, más allá de los premios, lo que hace de Valdivia un festival único es la solidez de su oferta (difícil toparse con films intrascendentes), la calurosa respuesta de un público en su mayoría joven (se trata de

una ciudad con mucha población universitaria que suele llenar las salas), la categoría de sus invitados, de sus homenajes y de sus focos, y –claro– un entorno poco menos que paradisíaco. El cine argentino sólo se llevó algunas distinciones en las categorías de cortometrajes, pero tuvo una presencia imponente en todas las secciones: desde los nuevos films de Matías Piñeiro (La princesa de Francia), Raúl Perrone (Favula) y Martín Rejtman (Dos disparos), hasta un espacio dedicado al realizador –radicado en París– Eduardo “Teddy” Williams, pasando por una retrospectiva de la obra de José Celestino Campusano, que incluyó la presentación de su más reciente largometraje, El Perro Molina, sobre un veterano delincuente que intenta cambiar su destino para poder retirarse. El prolífico director aprovechó además su estadía en Valdivia para rodar aquí parte de su nuevo film, Placer y martirio. Dos cineastas fundamentales del cine argentino de los últimos años, como Lucrecia Martel y Mariano Llinás, dieron charlas gratuitas y fueron además los tutores de Tres Puertos Cine, laboratorio de proyectos que incluyó a varios directores

nacionales, como Rodrigo Moreno y Benjamín naishtat. El cine chileno tuvo algunos films valiosos, como Mar, de Dominga Sotomayor (una curiosidad porque fue rodada íntegramente en Villa Gesell), y la tragicomedia familiar La voz en off, filmada en Valdivia por Cristián Jiménez (el mismo de Ilusiones ópticas y Bonsái) y ganadora del premio Moviecity, dotado con 25.000 dólares. El FICValdivia le otorgó un espacio muy importante al cine ligado a los pueblos originarios (la amplia sección Primeras naciones) y le cedió a una delegación mapuche un lugar en la ceremonia de clausura para que –en plenas protestas por el 12 de octubre– hicieran oír sus reivindicaciones para recuperar las tierras sagradas que les fueron quitadas. El festival resultó un poco más austero que en ediciones anteriores debido a algunos recortes presupuestarios sufridos en los últimos meses, aunque la ministra de Cultura, Clauda Barattini, estuvo presente en la inauguración oficial para garantizar en su discurso que el financiamiento para 2015 estará en consonancia con la importancia y el alcance mundial que tiene Valdivia. ß

Hoy por TV aire y cable

Ink Master

La cosa de otro mundo

trutv/a las 21.30

space/a las 22

Capítulo especial del reality show que busca nuevos talentos en el mundo de los artistas del tatuaje. Esta vez, los concursantes deberán crear un dibujo basado en los personajes del cómic X-Men y para juzgar su creatividad y habilidad, aparecerá el mismísimo Hugh Jackman, el actor famoso por interpretar a Wolverine en el cine.

Más allá de Downton Abbey Film & arts/a las 20

Un detallado recorrido arquitectonico, histórico y social por el Castillo de Highclere, escenario principal de la ficcional casa ancestral de la familia Crowley de Downton Abbey y epicentro social de la Inglaterra Eduardiana.

Como parte de la cuarta edición del especial Octubre de terror, se verá una nueva versión de esta historia que transcurre en la Antártida, donde un grupo de científicos descubren una nave extraterrestre y cuando deciden investigar los restos de unos de sus tripulantes comienza el desastre.