Documento no encontrado! Por favor, inténtelo de nuevo

DANIEL EL VALIENTE Por Títeres Jesús es tu amigo ... - ObreroFiel

porque ese era el lugar de donde sacaba su comida, hasta que vino el invierno. Por aquellos lugares cae mucha nieve y por eso Daniel tenía que cortar mucha ...
80KB Größe 6 Downloads 78 vistas
DANIEL EL VALIENTE Por Títeres Jesús es tu amigo Usado con permiso PROPÓSITO: Memorización PERSONAJES: Abuelo, Beto (nieto) SITUACIÓN: Dentro de una casa BETO: (Entra) Ya estoy cansado, no puede ser, no entiendo nada y me tengo que aprender esto de memoria, pero digo yo que quién le puede importar ese libro, es para grandes. Está todo difícil. Está bien que tengo que crecer, pero tiene que ser con ese libro, no sé, yo a mi papá no lo entiendo. ABUELO: (Entra hablando) ¡Yo tampoco! BETO: ¡Abuelo! No sabía que estabas allí. AB: ¡Je! No sabes eso, ni muchas cosas, por eso hablas así, pero si me dejas, te voy a contar una historia. BE: ¿Una historia? ¿Pero real? AB: Por supuesto…Escucha, hace muchos años, en un pueblo, sobre la montaña, vivía un chico más o menos de tu edad. Lo acompañaba un perro que se llamaba Boby. Este chico… BE: ¿Para abuelo y la familia? AB: Ya te explico, ¡no seas apurado! Te decía que él vivía con el perro, y esa era su única compañía, pues sus papás murieron algunos años antes. En ese pueblo hubo una gran peste y muchas personas quedaron solas, pero este no es el caso de este chico. BE: Pero si vos me dijisteis que el único que lo acompañaba era un perro que se llamaba Boby. AB: No, yo no te dije que era el único, porque con él también vivía una persona que siempre lo acompañaba desde que era muy chiquito. Te digo que su papá se lo presentó y es que era el Señor Jesús. El Señor fue siempre su amigo y nunca lo dejó. Daniel, ja, porque se llamaba Daniel, vivía en una casa muy linda, pero no por linda no dejaba de tener sus problemas. Por eso se encargaba a trabajar y trabajar todos los días. BE: Huy, qué plomo, ¿siempre tenía que trabajar? AB: El que no trabaja que no coma… Así dice la Biblia, y eso lo sabía muy bien. Bueno, pero sigo. Daniel tenía una granja como todos, con patos, vacas, gallinas, un caballo, y una quinta con verduras que él cuidaba mucho porque ese era el lugar de donde sacaba su comida, hasta que vino el invierno. Por aquellos lugares cae mucha nieve y por eso Daniel tenía que cortar mucha leña, para tener la casa caliente. Tantas tareas tenía que nunca se aburría. BE: Si, no se aburría, ¿pero se cansaba? AB: Por supuesto que sí. Por eso todas las noches Daniel tenía un tiempo para leer la Palabra de su amigo, y de estar también hablando con él. Hasta que una noche las cosas parecías cambiar. BE: ¿Qué pasó? AB: Una noche de mucho frío, Daniel estaba por empezar a comer cuando a la puerta golpeó un visitante… Toc… Toc… Toc… Qué raro, pensó Daniel, ¿Quién puede andar con este temporal? Entonces, decidido, fue a averiguar. Cuando abrió la puerta, se dio cuenta de la realidad. No era un visitante, sino… tres... tres hombres

grandes fornidos, llenos de nieve, que casi parecían un cubito. Él les preguntó que qué buscaban por aquí. El más grande de ellos le dijo: Fuimos atacados por unos lobos y estamos perdidos. ¿Podríamos pasar? Además uno de nosotros está herido y sangra mucho. Daniel no lo pensó más y los dejó entrar. Les pidió su ropa y la puso a secar, calentó más sopa, sirvió la mesa, los invitó a cenar y mientras comían, les preparó lugar para dormir... Después consiguió vendas, limpió la herida sangrante y colocó la pierna adolorida sobre un almohadón. Cuando todo estuvo controlado, se sentó a comer y fue cuando notó, que estos hombres estaban armados, y también se dio cuenta que Boby ladraba y ladraba. Pero dentro de él, muy en su interior posiblemente, en ese lugar donde viven las dudas y los temores, allí vivía la calma... Después de decirle a Boby que se callara, se fue hacia su cama y mientras todos descansaban fumando y bebiendo, Daniel se ocupaba en abrir su Biblia. Inmediatamente después se dirigió a los hombres, diciendo: Señores, espero que no les moleste, pero desde hace mucho tiempo que leo, en voz alta, la Palabra de Dios. Es la única forma que la aprendo de memoria. Los hombres se reían, como burlándose, pero esto a Daniel no le importó. Él empezó a leer... “Porque de tal manera amó Dios al mundo que dio a su Hijo unigénito, para que todo aquel que crea en él no se pierda, mas tenga vida eterna”... Al escuchar este, y otros versículos, los hombres dejaron de reír y sus ojos se fueron cerrando hasta quedar dormidos. Fue así que la noche continuó entre versículos y ronquidos. Al amanecer, los hombres repuestos, se fueron sin saludar, dejando a Daniel durmiendo. Solo Boby, que no quiso dormir, vio cómo se alejaban. Al despertarse Daniel agradeció a su amigo Jesús por el descanso y el día que comenzaba, y dejando atrás todas esas experiencias en su pasado, se puso a trabajar como todos los días. Be: ¿Y qué pasó abuelo con los hombres? AB: Ya, va, ¡espera! bueno, a media mañana Daniel siente un galope y dándose vuelta ve venir al comisario del pueblo con su ayudante. Bajaron de sus caballos y, caminando hasta donde estaba Daniel, le preguntaron si no vio a tres hombres grandes pasar por allí. Al contarle la historia de la noche anterior, el comisario se quedó duro de asombro. Daniel le preguntó que qué pasaba y él le contestó: Hijo, estos hombres son buscados por la ley por muchos robos y asesinatos. Tenemos órdenes de capturarlos vivos o muertos. No sé cómo te librastes de ellos, pero te pedimos que te cuides mejor para la próxima vez. Es un peligro que estés solo en este monte. Daniel, mientras lo escuchaba, recordaba las palabras que su padre le enseñaba y todas hablaban de su amigo Jesús. BE: Abuelo, ¿y que pasó con los hombres? AB: Mira, eso no lo sé, pero sí sé lo que pasó con Daniel: tuvo una hermosa familia y hasta hoy sigue leyendo la Palabra de Dios. BE: ¿Y cómo sabes tanto de él? AB: ¡Porque ese Daniel es tu tío! BE: ¿El tío Daniel? Pero es el mejor tío que tengo! AB: Te dije que esta era una historia real. ¿Te das cuenta de lo importante de memorizar la Palabra de Dios? Pero solo él te va ayudar a hacerlo. Busca al amigo de Daniel. Él quiere ser tu amigo, te está esperando. BE: Pero ¿cómo lo voy a escuchar? AB: Eso lleva tiempo, pero siempre es momento para empezar. Vení, que te explico, mientras me tomo unos mates, vamos. (Salen) Obrerofiel.com – Se permite reproducir este material siempre y cuando no se venda.

2