Cuando el lenguaje no alcanza
Texto Erica Sánchez
La alexitimia es un problema que se presenta a nivel emocional y presenta un impedimento para expresar verbalmente los sentimientos y sensaciones. Los investigadores y terapeutas trabajan día a día para revertir esta enfermedad y lograr lo deseado: la valoración de la palabra.
Las discusiones, los llantos, las carcajadas, el dolor, el amor, la pasión. Son todas sensaciones que los seres humanos sienten en lo cotidiano y que conforman una parte sustancial de la existencia, ya que vienen de la mano, ni más ni menos, que de la libertad para expresarse.
Sin embargo, existe un grupo de personas para quienes los sentimientos, a pesar de vivirlos en carne propia, son imposibles de exteriorizar. Este problema significa básicamente la ausencia de la verbalización de los afectos y se llama alexitimia. “No es una enfermedad, es un constructo, un termino que se inventa en psicología para dar cuenta de una parte de un fenómeno, pero no es una enfermedad en sí, sino la incapacidad de expresar lo que sentimos”, explica Silvia Di Biasi, la secretaria de Asuntos Profesionales de la Asociación de Psicólogos de Buenos Aires. El doctor Roberto Sivak es director de IETBA, Instituto Estrés Trauma Buenos Aires y coautor con Adriana Wiater y Fernando Lolas Stepke del libro "Alexitimia, la dificultad para verbalizar afectos": “La alexitimia es un indicador clínico que fue descrito en el campo de la psicología, psiquiatría y psicoanálisis que se refiere a ciertas dificultades en el área afectiva y emocional de las personas”, explica. Es que quienes padecen de alexitimia, se consideran normales y habitualmente no saben lo que les ocurre.
La consulta suele darse por una somatización, descompensación o enfermedad severa física y por lo general son empujados por amigos y familiares. Las somatizaciones más frecuentes son: - Ulcera duodenal y otras patologías gastrointestinales - Anorexia y bulimia - Artritis reumatoidea Según los especialistas es imprescindible discriminar durante la consulta y mediante un correcto diagnóstico si la alexitimia es un rasgo o un estado. El problema central radica en que si se trata de un estado se está ante una persona en donde la alexitimia ha ido desarrollándose, y por lo tanto se ha perdido de a poco la capacidad de expresar sentimientos.
“Para realizar un buen diagnóstico, la entrevista clínica es fundamental. Se nota una escasa repercusión afectiva en el discurso. El entrevistador se aburre, les cuesta encontrar un dialogo que les interese. Cuando se presume algo de esto se hacen ciertas preguntas respecto a la vida social, afectiva y de respuesta frente a situaciones de estrés. Para una correcta detección, existen cuestionarios aceptados como la Escala de Toronto de Alexitimia y test o
gráficos. En muchos casos se usan películas que implican escenas con contenido afectivo y se esperan reacciones negativas o positivas”, comenta Sivak.
Sin embargo, al contrario de lo que se cree los alexitímicos no carecen de emociones. Generalmente se puede suponer que son personas tímidas o temerosas e incluso puede confundirse a la alexitimia con depresión o fobia social. Pero no es lo mismo. No hay que creer que son personas que no quieren expresar lo que sienten o que lo ocultan.
“Este problema es analfabetismo emocional. Podes tener un muy buen rendimiento intelectual pero a nivel emocional responder casi infantilmente y por eso no se puede tener un buen intercambio con los otros”, explica el doctor Sivak, que agrega: “Hay dos grandes modalidades de alexitimia. Un rasgo de personalidad que predomina a través de los años que se denominaría primaria, ya que acompaña al psiquismo. Y una secundaria que es una respuesta temporaria a situaciones traumáticas o vividas con intensidad que desbordan la capacidad de elaboración psíquica, como por ejemplo un secuestro, atentado o asalto a mano armada. Estos momentos implican un alto potencial traumático y generan tal conmoción en el psiquismo que una de las respuestas es la anestesia afectiva. La alexitimia entonces sería un indicador habitual en las respuestas a situaciones de estrés postraumático”.
En cuanto al tratamiento los mayores desarrollos se han hecho en el área de la psicoterapia verbal modificada, pero como hay muchas dificultades por parte del paciente, se han explorado otros recursos como la terapia por el arte, pintura, dibujo, la Musicoterapia y algunas herramientas provistas por la terapia ocupacional, para ver cómo se relacionan con el trabajo y las dificultades que presentan para disfrutar. Es un proceso que necesariamente requiere de cierta paciencia y las terapias deben ser siempre amenas y el paciente debe entender que va a tener algún tipo de rédito.
La familia también juega un rol importante para el desencadenamiento de la enfermedad. Por lo general, todas ellas presentan antecedentes de cierta tendencia a vivir como algo problemático la expresión de los afectos y a no premiar la comunicación afectiva. Incluso no se registraría la falta de amigos como un problema, sino como algo anecdótico.
La música como auxilio Las canciones son uno de los medios más importantes que los hombres tienen para expresarse a través del arte. Emociones y alegrías van de la mano y se conjugan según la melodía que inunde el aire. La música es un excelente recurso para expresar aquello que es difícil de verbalizar y justamente por ello, forma parte de una de las terapias fundamentales para tratar la alexitmia: la Musicoterapia.
Si se observa detenidamente a los pacientes en tratamiento, este tipo de terapia ayuda a vehiculizar afectos, ideas y pensamientos muchas veces difíciles de percibir y discriminar en una sociedad que promueve el individualismo, la merma de vínculos sociales, el retraimiento narcisista, la falta
de comunicación y el diálogo y que sin lugar a dudas repercute también en los vínculos familiares.
La música abre canales de comunicación, haciendo lugar a lo que duele decir, pensar o sentir. Porque hay palabras que no salen y existen horrores dentro, que el lenguaje habitual no puede ayudar a expresar, describir y contener. Ese sentimiento interior de tormento, miedo, pérdida, desesperación y destrucción no es sencillo de verbalizar.
Las licenciadas Andrea Bernardini y Vanina Colombo, son autoras de un artículo que salió publicado en el Libro "Salud, Escucha y Creatividad". Allí se publicó un trabajo que presentaron en las Jornadas de Musicoterapia Preventiva en el 2004 en la Universidad del Salvador.
“¿Qué sucede cuando la palabra no resulta un vehículo adecuado, suficiente o posible para expresar aquello que vivimos o sentimos?”, expresó este equipo en su articulo. A partir de ello, comenzaron su investigación. La licenciada Vanina Colombo explica: “Junto a mi co- equiper creamos un diseño exploratorio, para armar una investigación con mayor relevancia. Trabajamos con la escala de Toronto adaptada a esta sociedad y nos interesamos en la alexitimia porque el conflicto estaba en la dificultad de verbalizar. Esta gente estaba imposibilitada de hacer una terapia psicoanalítica ya que tienen mayores resistencias y les cuesta mucho avanzar. Pensamos ¿Por qué no pensar el discurso musical como alternativa?”.
“Lógicamente antes teníamos que poder diagnosticarlo. Así que propusimos un diseño exploratorio, una muestra pequeña de un posible protocolo musicoterapéutico, a través de un análisis del discurso musical del paciente. Para ello, les tomamos una improvisación en un setting de instrumentos donde tenemos en cuenta que estén presentes todas las variables sonoras posibles para luego poder analizarlas. Vemos qué es lo que nos sugiere esa improvisación, si alegría o tristeza y a todo les pedimos que le pongan nombres. Más tarde relacionamos los datos obtenidos de una pequeña entrevista personal y los de la escala de Toronto para un diagnostico correcto”, explica.
Por lo general, las preguntas sobre las que este equipo trabaja están basadas en la facilidad que el paciente tiene para expresar a través de canciones y palabras y si existe alguna música que en algún momento les haya permitido decirle algo a alguien. “Muchas veces presentan dificultades para ponerle nombres a sus creaciones y esto tiene que ver con su capacidad simbólica y de sus dificultades para apropiarse del ritmo y para percibir al otro desde la música”, cuenta Colombo.
Además, este equipo investigó en profundidad la posibilidad de diagnosticar. “Si podemos analizar un diagnostico precoz, desde la musicoterapia se puede hacer algo para que sea positivo antes de que lleguen a un servicio de salud”. En cuanto al tratamiento se trabaja exclusivamente con música que lleva el paciente a la consulta y con opciones de canto o canto conjunto, improvisaciones terapéuticas, donde todo se presenta como un juego, aunque
los terapeutas intervengan con ciertas modificaciones en las conductas. Esos cambios comienzan siempre en el discurso del sonido desde los códigos propios de la música. “La mayor cantidad de nuestros pacientes son personas con estrés traumático por Cromagnon. No pueden relatar la historia porque tienen la sensación de volver a vivir todo. Con este tratamiento el paciente puede empezar a elegir música que tiene que ver con el momento en que está. Pone un disco y empieza a pensar por qué lo puso. Hacen una ligazón entre el afecto y la música”.
Por eso, como escribió alguna vez el novelista Abelardo Castillo, “la palabra es impotente, pobre hasta la miseria cuando debe nombrar lo que no está hecho de palabras: no hay equivalentes en el lenguaje para describir lo que percibe el más elemental de los sentidos”. Sin lugar a dudas, el escritor estuvo inspirado en algún amor que no lo dejaba expresar sus sentimientos, inspirado tal vez en lo que décadas más tarde se convertiría en una de las enfermedades más ocultas y difíciles de percibir en la sociedad.
Preferiría no hablar… Quienes sufren alexitimia no saben cómo expresar habitualmente lo que sienten. No carecen de afectos, sino que sufren de lo que se llama analfabetismo emocional, una incapacidad en el área afectiva que les impide demostrar sus sentimientos. Sin embargo, gracias a la Musicoterapia algunos sobrevivientes de la tragedia de Cromagnon, que padecen la enfermedad como consecuencia del estrés postraumático vivido, han experimentado grandes cambios: Luis, 18 años: "Las letras de Callejeros me permiten entender algo más de lo que está pasando. No quiero hablar de lo que pasó pero sigo cantando y escuchando rock con mis amigos. Me siento más aliviado, la música me ayuda mucho. Significa para mí inspiración, tranquilidad y una forma de expresarme”. Florencia 16 años: “Ahora me siento más aliviada cuando escucho Callejeros. Es como que quiero gritar y escucharlo todo el tiempo. Al principio no podía escucharlos me ponía mal. Ahora lo necesito”.
¿Qué es la musicoterapia? La musicoterapia según la definición académica de la World Federation of Music Therapy (aprobada en el Congreso Mundial de Hamburgo, Alemania, 1996) “es el uso de la música y/o de los elementos musicales (sonido, ritmo, melodía, armonía) por un musicoterapeuta calificado con un paciente o grupo para facilitar y promover la comunicación, la interrelación, el aprendizaje, la movilización, la expresión, la organización y otros objetivos terapéuticos relevantes, con el objetivo de atender necesidades físicas, emocionales, mentales, sociales y cognitivas”. Es que este tipo de terapia contribuye al alivio en momentos de lucha para superar una crisis y sus secuelas. Ayuda a la comprensión y expresión de
sentimientos de ansiedad y desamparo proveyendo un entorno seguro y neutral para la relajación y la reintegración académica, social y laboral. “Es un trabajo singular. La música representa algo para los sujetos y no es tan fácil como poner una canción y ser feliz. Para poder diagnosticar se necesita que el paciente realice una improvisación y escuchar a nivel musical”. Este tipo de ayuda apunta a restablecer funciones de las personas para que puedan emprender una mejor integración intrapersonal e interpersonal y en consecuencia alcanzar una mejor calidad de vida, a través de la prevención, rehabilitación o el tratamiento. En cuanto a los procedimientos que utiliza son los llamados básicos: la audición, ejecución instrumental o vocal, la improvisación, composición y la dramatización. Todos ellos se traducen en diferentes actividades para alcanzar objetivos de mejora terapéutica.
Principales características de la alexitimia: - Dificultad para describir con palabras los propios sentimientos y diferenciar los afectos de las sensaciones corporales. - Perdida de la cualidad del afecto. - Tensión física o ardor. - Perdida del poder de diferenciación de los afectos y su discriminación en su calidad máxima como tristeza enojo, etc. - Rasgos de conformismo social en el cual las personas con mayor grado de alexitimia tienden a someterse a lo esperable por parte de sus grupos de pertenencia, familia o trabajos. Pierden de vista los propios deseos. Tendencia a cumplir lo que se espera de ellos y en general pueden ser evaluados como buenos trabajadores, obedientes. - Dificultad para reconocer lo que sienten los demás, esto genera una empatía con el otro y relaciones sociales empobrecidas. - Tendencia a responder impulsivamente frente a desbordes afectivos o frustraciones o situaciones de pérdida. Responden con el cuerpo, tienen mayor tendencia a somatizar. - Tendencia a responder con abuso de sustancias, alcohol o drogas frente a situaciones perturbadoras. - Dificultad para aceptar la psicoterapia tradicional. Para comprenderla, es decir para la introspección. No consultan fácilmente o no se quedan porque les cuesta tolerar y comentar sobre el problema.