Cuaderno de ejercicios Modulo 2

máquina; haz muecas graciosas a los niños de otros coches. 6.- Comparte .... como un instrumento musical, aprender a escribir a máquina de verdad –no con.
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Ignacio Monroy

CUADERNO DE EJERCICIOS MODULO 5 Como Ejercita Tu Memoria en Situaciones Cotidianas

Ejercicios empezar y acabar el día

1.- Despierta y huele algo distinto. Muchos de nosotros estamos acostumbrados a despertarnos con el olor a café. Puede que no sepas desde cuando es así, pero el olor a café está fuertemente asociado al hecho de despertar y levantarse, o al menos al hecho de prepararse para la jornada. En lugar de ello, procura tener en tu mesita de noche un bote de vidrio con algún extracto natural que puedas abrir al despertar. Después de apagar el despertador, destapa el bote y aspira. Puedes repetir la operación después de ducharte, o de vestirte. Así, tu cerebro dejará de asociar un único olor a esos momentos. 2.- Dúchate con los ojos cerrados. Desde el momento en que te metas en la ducha, cierra los ojos. Localiza las llaves del agua y ajusta la temperatura a ciegas. Utilizando tu sentido espacial y táctil, ve cogiendo todo lo que necesites. Siente las diferentes texturas. Huele los aromas del jabón y del champú. Verás que todo tiene otra dimensión cuando tienes los ojos cerrados. 3.- Cepíllate los dientes con la mano no dominante. Utiliza tu mano no dominante para abrir el tubo de pasta dental, ponerlo en el cepillo y cepillarte. También puedes aplicar este ejercicio para otras actividades comunes, como secarte el cabello, peinarte, abrocharte los botones de la camisa, etc.

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4.- Vístete con el tacto Cuando vayas a elegir la ropa que te vas a poner, cierra los ojos y déjate llevar por las texturas y olores. Elije siguiendo tu conocimiento previo de la ropa, asociándolas con las nuevas sensaciones de las que no eres tan consciente cuando tienes los ojos abiertos. 5.- Tápate los oídos para desayunar Si desayunas en familia, ponte unos tapones y trata de adivinar de qué va la conversación sin oír nada. Por medio de los gestos y reacciones de los demás, trata de integrarte a la conversación. 6.- Cambia el orden de tus rutinas Generalmente solemos hacer las cosas siempre en el mismo orden. Cambiando el orden desasociamos estímulos. Por ejemplo, si primero te duchas y luego te cepillas los dientes, prueba a hacerlo al contrario (o al mismo tiempo). Si siempre desayunas leche con cereales, prueba a desayunar pan tostado y café. Si siempre te despiertas con la misma emisora de radio, cambia a otra diferente o utiliza un sonido relajante. 7.- Date un baño multisensorial Al final del día date un baño en el que participen todos los sentidos. Utiliza sales de baño aromáticas, pon música, frótate con esponjas de diferentes formas y texturas, enciende velas y quédate a obscuras… 8.- Lee en voz alta con tu pareja. Antes de dormir lee en voz alta para tu pareja. Luego intercambiad el papel de lector y oyente. Además del ejercicio para la memoria también tendrás excelentes temas de los que hablar.

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Ejercicios para los viajes o cualquier traslado 1.- Prepárate a ciegas Si utilizas un coche, cierra los ojos antes de entrar. Utiliza tu sentido del tacto para localizar la llave del coche. Abrir la puerta, sentarte, ponerte el cinturón, poner la llave en el contacto y reconocer los controles de la radio, la calefacción, etc. 2.- Descubre nuevos caminos Toma un camino diferente, si es posible uno que nunca hayas tomado. Circular por lugares desconocidos o poco familiares hace que tus sentidos se agudicen y permanezcas alerta. Puedes combinar este ejercicio con el ejercicio #13 para construir un nuevo mapa mental. 3.- Baja los cristales del coche Trata de reconocer los distintos sonidos y olores de cada parte de la ruta, y asócialos con los distintos elementos visuales que normalmente ya tienes relacionados. 4.- Juega con monedas En los semáforos, agarra monedas sin mirar y trata de averiguar su valor facial simplemente con el tacto. También se puede tratar de clasificar otro tipo de objetos pequeños por tamaño, como tornillos, clips, piedras, etc. 5.- Sé social Siempre que puedas, trata de relacionarte con personas. Por ejemplo, en la gasolinera, ve a la caja; compra el periódico al vendedor en lugar de en una máquina; haz muecas graciosas a los niños de otros coches. 6.- Comparte el coche Además de ser beneficioso para el medio ambiente, se socializa. Una forma de hacerlo más interesante es que cada día uno cuente una historia o una noticia, y los demás reaccionen con sus opiniones. 7.- Deja que otros conduzcan Si te trasladas en trasporte público, puedes realizar casi todos los ejercicios anteriores igualmente. Incluso puedes hacer otros ejercicios, como leer algo diferente de lo que lees normalmente, dibujar, grabar en vídeo lo que sucede al otro lado de la ventanilla, etc.

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Ejercicios para el negocio u oficina

1.- Cambia las cosas de sitio. Con la reptación y el uso diario de los diferentes objetos, el cerebro crea una especie de mapa espacial de dónde se encuentran las cosas. Prueba a cambiar ciertos objetos de lugar, de forma aleatoria. Algunos objetos que puedes cambiar son la papelera, el bote con los bolígrafos, o las carpetas de archivo. De esa forma tu cerebro se obligará a estar más alerta. 2.- Utiliza filtros de colores para la lámpara Aplica filtros de colores a la lámpara de tu escritorio, de forma que cada día veas las cosas de un tono diferente. Un día puede ser “azuly otro “rojo”. 3.- Asocia olores a tareas Como ya vimos en ejercicios anteriores, utiliza tarros con diferentes esencias para asociar ciertas tareas a ciertos olores. Por ejemplo, para recordar un cierto número de teléfono, huele el mismo aroma siempre que lo marques. También puedes asociar un aroma a la tarea de archivar, y otro distinto a la de enviar correos electrónicos. 4.- Invita a gente a la oficina De vez en cuando invita a alguien de tu familia o un amigo a la oficina –como por ejemplo tus hijos. Todo lo cotidiano se ve con diferencias a través de los ojos de otras personas. Además, estarás ejercitando la socialización. 5.- Aplica lluvia de ideas a los problemas La lluvia de ideas es una técnica muy conocida y utilizada ya en muchas empresas. Se trata de realizar asociaciones de palabras, dibujos, colores y cualquier otra cosa que te permita sacar de tu cerebro ideas sobre un problema. Si el ejercicio se hace con otras personas, estas ideas se pueden ir entremezclando y retroalimentando mutuamente, lo que lo hace más enriquecedor. 6.- Dale descansos a tu cerebro La hora de la comida es una ocasión ideal para reunirte con otros compañeros y socializar, lo que constituye un ejercicio para la memoria. Pero hay otras formas. Por ejemplo, salir a un parque o jardín durante 15 minutos, dar un pequeño paseo, dejarse llevar por los estímulos sensoriales de todo tipo y permitir que el cerebro se distienda. Algo que muchas personas hacen de forma natural sin saber que es bueno para la mente, pero que muchos no hacemos.

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7.- Voltea objetos Pon las fotos o el calendario de tu escritorio boca abajo. La parte izquierda del cerebro etiqueta lo que ve, mientras que la parte derecha interpreta las cosas de forma no verbal. Curiosamente, cuando cambias el sentido de un objeto, la parte izquierda deja de funcionar, y la parte derecha se ve obligada a esforzarse más tratando de identificar lo que estás viendo. 8.- Crea otros ejercicios Por ejemplo, puedes reunir diferentes objetos pequeños y trata de diferenciarlos por el tacto. O lleva tu reproductor de música y escucha diferente tipo de música para diferentes tareas. O trata de realizar tareas rutinarias con la mano no dominante, como mover el ratón, grapar, etc.

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Ejercicios a la hora de comer

1.- No te aísles A la hora del desayuno evita leer el periódico o escuchar la radio, y comparte esos minutos con tu familiar. En la comida y en la cena apaga la televisión y siéntate en grupo. En la oficina comparte la comida o, mejor aún, intercambia la comida con algún compañero. Si vives sólo, invita a algún amigo a comer. 2.- Come en silencio Comparte la comida con tu pareja o algún compañero de trabajo, pero en silencio. Inmediatamente se activarán otros sentidos para tratar de descifrar lo que queréis decir. También te concentrarás más en las texturas y sabores de lo que estás comiendo. 3.- Intercambia tu lugar Normalmente siempre nos sentamos en la misma posición. Al cambiar de lugar tendremos una vista diferente de la habitación, nos relacionaremos con otros miembros de la familia y oficina, e incluso cambiará la posición del salero.

4.- Haz un menú democrático Deja que cada miembro de la familia, incluyendo los más pequeños, elijan el menú un día. Quizá la elección de tus hijos no sea la más apetecible, pero no te hará daño y te permitirá crear asociaciones “diferentes”. 5.- Prueba comidas del pasado. Todos tenemos sabores y olores que nos trasladan al pasado. De vez en cuando busca esas comidas que te transportan a tu niñez, o vuelve a preparar la primera comida con tu pareja. Disfruta de las sensaciones que te traen y recrea esas escenas pasadas de la forma más vívida posible. 6.- Cambia tus costumbres Modifica el orden que tomas los diferentes platos primero el plato principal y luego la sopa, por ejemplo, o prueba a hacer del desayuno la comida más importante, al estilo noruego. También puedes comer en una habitación diferente, comer con la mano no dominante, o mezclar frutas u otros alimentos que normalmente no mezclarías.

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7.- Decora tus comidas Utiliza diversos sensoriales cuando estés sentado a la mesa, como flores olorosas, manteles visualmente atractivos, música ambiental, etc. Cualquier cosa que te permita estimular otros sentidos además del gusto. 8.- Prueba otras cocinas Una vez al mes prueba comida de otras regiones o países. Si lo haces en un restaurante, puedes llevarte lo que te sobre y repetir por la noche, de forma que sea el día de Japón, Marruecos, México o Argentina. Si estás en casa, pon música ambiental acorde para recrear un ambiente más sugestivo. 9.- Come a ciegas Consigue que alguien te ponga una comida sorpresa y trata de averiguar lo que es utilizando sólo los sentidos del tacto, olfato y gusto. 10.- Juega al catador de vinos Toma dos botellas de vino similares y, utilizando el olfato, gusto y vista, trata de definir las diferencias. 11.- Cocina desde cero Compra todos los ingredientes para preparar cualquier plato, y prepáralo todo desde el principio, aunque se trate de un plato sencillo. Recréate en las formas, tacto, colores y gustos. Observa cómo cambian las texturas al cocinar.

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Ejercicios para los días libres

1.- Viaja a lugares nuevos Y no te limites sólo a conocer lugares diferentes. Trata de entablar relación con la gente del lugar, comer en restaurantes típicos “no en el McDonalds”, recorre mercados y calles populares, viaja en transporte público. En definitiva, trata de integrarte como si fueras un lugareño más. 2.- Ve a acampar Definitivamente, un fin de semana en tienda de campaña junto a un río, rodeado de árboles y animales, en el que tienes que hacerte tu propia comida al fuego de una hoguera, no es lo mismo pasarlo junto a una piscina en un complejo hotelero junto al mar

3.- Desarrolla tu creatividad Apúntate a algún taller de escritura, música, escultura, arqueología, fotografía, actuación, o cualquier otra cosa que siempre hayas querido hacer. Cuanto más novedoso, mayor el reto y mejor para tu memoria.

4.- Desarrolla tu lado audiovisual Graba un programa de televisión, reprodúcelo sin sonido y crea tu propio guión; luego ensáyalo con otras personas y, cuando estén listos, vuelve a reproducirlo sin sonido y con vuestras voces. Reproduce un vídeo familiar con diferentes tipos de música de fondo, y comprueba cómo cambian las sensaciones que transmite. Haz tu propia película, con la familia, o haciendo entrevistas a la gente. Forma una banda con instrumentos de la cocina, o si te atreves, con instrumentos reales. Lee una obra de teatro en voz alta, como si la estuvieras actuando…

5.- Inicia un nuevo hobby Por ejemplo, puedes interesarte por la pesca, o aprender a manejar algo nuevo como un instrumento musical, aprender a escribir a máquina de verdad –no con dos dedos, construye maquetas etc.

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