CROSSING IDEAS Creen que ven pero sólo fabulan. Así lo han hecho desde que existen. Pasan de un ídolo a otro sin sospechar que éstos son sus propias creaciones. Y los adoran. Los aman más que a sí mismos. Por sus ídolos matan y por sus ídolos dan la vida. Por sus ídolos destruyen y salvan, hablan y callan, hacen y deshacen. Es a través de ellos que entienden y se entienden. O, más bien, es a través de ellos que, inevitablemente, malentienden. Y a través de ellos se degradan, cada uno a sí mismo y a los demás, haciendo del horror su realidad. Ellos los fabrican, ellos los ensalzan, ellos los restauran, los adaptan y los reemplazan. Ellos se subordinan a lo que no son más que sus propias fantasmagorías. Y todo en la más absoluta inadvertencia.

Creen que ven pero raramente lo hacen porque se han atestado la mente de quimeras. Creen que ven aunque huyen porque no quieren ver. Su realidad en ocasiones supera las barreras, cruda y terrible como es, y ellos apartan la mirada. Van en busca de imágenes familiares o utilizan los vislumbres para crearlas nuevas, olvidando el horror, o rebajándolo, o negándolo. Quimera tras quimera, se borran a sí mismos y entre sí. Creen que ven, no hay duda, pero fabulan despavoridos.

Fabular es su esperanza. ¿Qué les queda, si no? A través de sus figuras, desestimando diferencias, ignorando peculiaridades, acumulando inexactitudes, poniendo ahí lo que ahí no está, perciben, registran, catalogan, entienden, dominan. A través de ellas se encuentran consigo mismos, y crecen y se hacen fuertes. Y a través de ellas enmarcan su dolor en relatos de sentido, en cultos, haciendo sufrible lo insufrible. Ellos las fabrican, ellos se fabrican, ellos se fabrican el mundo. Su arma es la fantasmagoría, el arma que doblega la realidad.

Pasan de un ídolo a otro, pero éstos no les pertenecen. No a todos, no a la mayoría. Unos fabrican quimeras y otros las adoran. Minorías ridículas esclavizan masas desbordadas, otorgándoles identidad al tiempo que se la deshacen, embarcándolas en la migración estructural propia del mundo crudo y terrible que han creado. Pero la degradación tiene límites. Pronto será contraatacada. Pronto no habrá ensoñación capaz de perpetuar el yugo. Pronto, o quizás.

Si no fabulan, no ven. Es su naturaleza, es su gracia y su desgracia. Sin figuras ni ellos existirían ni nada existiría, ni el horror ni la gloria, sumido todo en la indiferenciación. Quizás fuera preferible así, pero no hay marcha atrás. Las figuras les hacen ser y ser de una manera o de otra, las figuras les dicen que son y qué son, las figuras les conforman las pasiones, las ideas y las acciones en lo que no es, en definitiva, sino un proceso inacabable de auto-fabricación. Algún día, quizás, se darán a sí mismos figuras de paz. Efrén Poveda García

CROSSING IDEAS They think they see but they only dream up. So has it been since their existence began. They go from one idol to another without suspecting that these are their creations. And they adore them. They love them more than themselves. For their idols they kill and for their idols they give their lives. For their idols they destroy and save, speak and hush, do and undo. It is through them that they understand and get self-understanding. Or, rather, it is through them that they — unavoidably — misunderstand. And through them they degrade themselves and each one to one another, turning horror into their reality. They make them, they magnify them, they restore them, adapt them and replace them. They yield to what is but their own phantasmagorias. And all in the most complete inadvertence.

They think they see though they rarely do as their mind is crowded with chimeras. They think they see but they flee to avoid seeing. Their reality in occasions overcomes the barriers, raw and dreadful as it is, and they turn their heads. They search for familiar images or instead use glimpses to create new ones, forgetting horror, or lowering it, or denying it. Chimera after chimera, they erase themselves and each other. They think they see, no doubt, but terrified they dream up.

Dreaming up is their hope. What is left for them otherwise? Through their figures, dismissing differences, ignoring peculiarities, accumulating inaccuracies, placing there what is not there, they perceive, register, categorise, understand, control. Through them they find themselves, and grow up and grow strong. And through them they frame their pain in narratives of sense, in cults, making bearable the unbearable. They produce them, they produce themselves, they produce themselves the world. Phantasmagoria is their weapon, the weapon that defeats reality.

They go from one idol to another, but these don’t belong to them. Not to all of them, not to the most of them. There are some who produce chimeras and there are others who adore them. Ridiculous minorities enslave overflowing multitudes, bestowing identity and undoing it at the same time, condemning them to structural migration in the cruel and horrible world they created. But degradation has limits. Soon it will be fought back. Soon no vision will be able to perpetuate the yoke. Soon, or perhaps.

If they don’t dream up, they can’t see. It’s their nature, their grace and disgrace. Without figures they wouldn’t exist and neither would anything, nor horror nor glory, everything immersed in blurriness. Perhaps it’d be better that way, but there’s no turning back. Figures make them be and be this way or the other, figures tell them they are and what they are, figures model their passions, ideas and actions in what is, after all, but an endless process of self-construction. Maybe someday they’ll give themselves figures of peace. Efrén Poveda García

Efrén Poveda García, 2016 Esta obra está sujeta a la licencia ReconocimientoNoComercial-SinObraDerivada 4.0 Internacional de Creative Commons. Para ver una copia de esta licencia, visite http://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/4.0/.