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DOMINGO 7 Y 11 Y 2010
FÚTBOL: EL PERSONAJE
CRISTIANO LUCARELLI
ERFILES
La otra historia del veterano artillero italiano: la pasión por el comunismo, la devoción por el Che Guevara y esa irresistible necesidad de provocar siempre
POR ARIEL RUYA / LA NACION El festejo, en enero, aún en Livorno; al lado, una manifestación en favor de Palestina, y el puerto de la pequeña ciudad
EL GOLEADOR DE LOS HUMILDES
S
i fuese retratada por un pintor, por un artista, por un artesano, Livorno sería decorada, sería exhibida, sería esculpida con el color de la pasión. Rojo sangre, rojo furioso. Rojo fuego. Vieja aldea de pescadores, convertida en un centro industrial a orillas del Mediterráneo, es algo así como la tierra en la que nació, creció y se consolidó el comunismo a la italiana. Sus calles respiran nostalgia. Aroma a pasado. Solidario, campesino, violento, extremo. Hijo de un estibador portuario, sindicalista soñador y radical, solía abrir los ojos el pequeño Cristiano a las cuatro de la mañana cuando su padre se arremangaba como cada día, en busca de algún intrépido pez que engañara el estómago para toda una familia (madre, das del viejo estadio de Lihermano, abuelos y tíos), vorno, entre banderas del todos juntos en una habiChe Guevara, Mao y Letación de puertas abiertas, nin, como si se tratara de “Como presidente de Napoli en un barrio marítimo de los idealistas y violentos digo que siempre fue un años sesenta. Orgulloso, mala fama conocido como objetivo deseado por la entre alguna lágrima que Shanghai. El pequeño Cristiano recorre su rostro, entona institución. Es un jugador se fue haciendo hombre Bella Ciao y Bandiera Roscon valores futbolísticos y, obsesionado con tres elesa, canciones populares de sobre todo, humanos” ribetes políticos. Su vida, mentos que lo marcarían AURELIO DE LAURENTIS a fuego: un balón, una hoz en realidad, es la militany un martillo. Alto y corcia. El fútbol es una expulento, ensayaba pelotacusa: hasta suele apoyar zos durante el día y releía obras benéficas y huelgas el Manifiesto Comunista de obreros. Algo más que por las noches. En su pequeña pieza (tasus celebraciones con el puño izquierdo mizada de sombras) colgaba un viejo póselevado hacia el cielo. Es que, con menos ter de Lenin en lugar de uno de algún futde 21 años, se hizo conocido en el mundo, simplemente, por exponerse tal cual es. bolista. Se despegaba y pegaba, según el Polémico, irreverente. viento, un sonriente Antonio Gramsci en lugar de una bella mujer, como se imponía Transcurría 1997. El Sub 21 de Italia se en aquellos tiempos. Y Cristiano, con los enfrentaba con Moldavia y, entre forcejeos y patadas, Lucarelli marcó un golazo, se años, fue reconocido por su apellido, Lusubió a un cartel de publicidad y expuso carelli, por sus potentes disparos y, sobre en vivo la camiseta que vestía debajo de todo, por esa pasión que lo enceguece: el amor por el proletariado. En un mundo de la azzurra: un Che Guevara sonriente. No obsesiones materiales, aún hoy cuando su hizo falta nada más: la Federación de Itacarrera descubre, acaso, su penúltimo anlia pidió, con sutileza, que ese chico irredén, a los 35 años, despuntando el vicio en verente no fuese convocado nunca más. Napoli, sigue siendo el abanderado de los Y así fue… al menos, hasta 2005, cuando humildes. El goleador de los obreros. se vistió de italiano otra vez en un juego De tanto en tanto, este artillero de raza, contra Serbia, a los 29 años. Marcó un gol, de esa clase de jugadores que se reconocen fiel a su costumbre. Ya había pasado por sólo en el área, suele pararse en las gravarios clubes: Perugia, Atalanta, Lecce,
// FOTOS DE A FP Y E FE
Torino, con fortuna despareja. Hasta que el pequeño gran adversario de Juventus le ofreció clausurar su futuro económico: un millón de euros por una temporada. “Para algunos, un sueño es ser millonario. Comprarse una Ferrari, un yate. Para mí, lo mejor de mi vida sería jugar en Livorno”, contó a mediados de 2003. Rechazó el convite y se volvió a casa, en la segunda división, a cambio de 500.000 euros, aunque unos miles irían a obras de caridad. Hasta se publicó un libro en su honor: Quédense con sus millones, se llama. Irónico, irreverente, provocador. Como él. Goleador y figura, héroe y emblema, lloró como un niño cuando devolvió a su pueblo al calcio mayor: Livorno era de primera 55 años después. Con la camiseta 99 en la espalda (el mismo número de hoy), por el año de la creación de la Brigada Autónoma Livornesa, un brazo sugerente, mezclado de pelota de izquierda. Alguna vez conoció a Aleida Guevara, la hija del Che, de visita por Italia. Alguna vez, durante una temporada, hizo un pacto con un diario doméstico: invertir la mitad de sus ingresos en la creación de nuevos empleos. La aventura de la vida lo encuentra en Nápoles, aunque casi no ha participado. Para Cristiano Lucarelli es lo de menos. Seguramente, volverá a Livorno, en segunda división. Lo devolverá a primera. Y retirado, cantará la canción de siempre. Esa que parece de otro tiempo, aunque parezca tan vigente.
DATO
No tiene una trayectoria extraordinaria Cristiano Lucarelli en el fútbol, pero hizo 104 goles y se dio el gusto de vestirse de selección. Participó en 12 equipos: Cuoiopelli, Perugia, Cosenza, Padova, Atalanta, Valencia, Lecce, Torino, Livorno, Shakthar, Parma y Napoli.