Configuraciones urbanas COMPLETO 2

exclusivamente para los urbanistas y arquitectos. Es una. Ing. Luis Enrique García Reyes. Arq. Urb. Germán Samper Gnecco. Teresa Guevara Pérez es de esos ...
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Fotografía de la portada: Takahashi Enomoto, terremoto de Chi-chi, Taiwan, 1999 Diseño de carátula: Ana Luisa Ces, Teresa Guevara P. y Sergio Lange.

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Teresa Guevara Pérez

Prólogos de Germán Samper Gnecco y Luis Enrique García Reyes Colaboración de Sergio Lange Klindt y Enrique Vila Planes Asesoría Vitelmo V. Bertero |3

PAG MARKETING SOLUCIONES C.A. Primera Edición Digital Caracas, Junio 2014

Hecho el Depósito de Ley Depósito legal Ifi2522014720725 ISBN 978-980-7658-03-4 Coordinación editorial

Miguel Ángel Álvarez Corrección

María Enriqueta Gallegos Diseño y Producción Gráfica

Diseño Guayaba Digital, c.a.

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Índice

Prólogos

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Introducción

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1. La ciudad contemporánea y su origen histórico

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2. La vulnerabilidad sísmica de la ciudad contemporánea

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3. Las configuraciones contemporáneas generadoras de vulnerabilidad sísmica

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4. El edificio singular colindante con edificaciones contiguas

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5. La irregularidad geométrica en alzado

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6. La irregularidad geométrica en planta

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7. El piso blando y el piso débil

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8. La irregularidad torsional en plantas geométricamente regulares

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9. La columna cautiva y la columna corta

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10. Un nuevo paradigma: la ingeniería sísmica basada en el desempeño y la idoneidad

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Comentario Final

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Glosario - Siglas y abreviaturas - Créditos de ilustraciones

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Autora

Próloguistas

Teresa Guevara Pérez

Luis Enrique García Reyes

Arquitecta por la Universidad de Los Andes, Venezuela (1972), con Diploma de posgrado en Gerencia de la construcción industrializada de la Architectural Association Graduate School, Inglaterra (1975), Máster de Arquitectura (1986) y Ph.D. en Arquitectura (1989) de la Universidad de California en Berkeley, especializada en edificios sismorresistentes. Ha trabajado en Venezuela como investigadora en el área de la vivienda de interés social y como consultora independiente sobre arquitectura de las edificaciones sismorresistentes, vulnerabilidad sísmica de hospitales, configuraciones urbanas en zonas sísmicas y mitigación de desastres ante sismos. Ha sido profesora de pregrado y posgrado en varias universidades. Fue miembro del Comité Editorial de World Housing Encyclopedia, Earthquake Engineering Research Institute y evaluadora de propuestas para proyectos de investigación en the National Science Foundation, Division of Civil and Mechanical Systems, en EE.UU. (2005). Desde 2000 es miembro del Jurado de los Premios de excelencia en el uso del concreto de Asocreto, Colombia. Ha sido editora y ha participado en el libro Memorias del Curso internacional sobre protección del patrimonio construido en zonas sísmicas, FAU-UCV, Venezuela (1999), y es autora de diversas ponencias y artículos publicados en revistas especializadas. Autora principal y coordinadora de dos libros de la serie Cronología de Desastres de la Organización Panamericana de la Salud: Efectos de las lluvias en Venezuela durante diciembre 1999 y Terremotos en El Salvador 2001 (2000-2001) y Arquitectura moderna en zonas sísmicas, publicado por la Editorial Gustavo Gili, Barcelona, España (2009).

Ingeniero Civil, Univ. de los Andes, Bogotá, 1971. Master of Science, Univ. of Illinois, Urbana-Champaign, EE.UU., 1972. Profesor de la Univ. de los Andes, Bogotá. Profesor Visitante, Purdue Univ., Indiana, EE.UU. Consultor en Ing. estructural. Autor de dos libros, Columnas de concreto reforzado (1991) y Dinámica estructural aplicada al diseño sísmico (1998) y de artículos especializados en Ing. estructural, concreto reforzado, mampostería estructural e Ing. sísmica. Numerosas distinciones en Colombia y el exterior. Entre otros, Director y Presidente del Comité que desarrolló y actualizó la Norma sísmica colombiana (1984 y 1998); ex Presidente de la Asociación Colombiana de Ingeniería Sísmica, y de American Concrete Institute; miembro de la Junta Directiva de International Association for Earthquake Engineering.

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Germán Samper Gnecco Arquitecto, Facultad de Arquitectura de la Universidad Nacional de Colombia, Bogotá, 1947. Trabajó cinco años en el Taller de Le Corbusier en París y participó en proyectos como el edificio de la Corte de Justicia y el plano urbanístico de Chandigarh (India). Socio por 40 años de la firma Esguerra Sáenz y Samper y por 10 años de GX Samper Arquitectos. Diseñador e investigador en arquitectura, urbanismo y vivienda popular. Autor de numerosos proyectos en Colombia, entre otros, la Torre Avianca y el Museo del Oro en Bogotá, y el Centro de Convenciones en Cartagena. Ha estudiado los problemas de la ciudad contemporánea y realizado proyectos de vivienda como la Ciudadela Colsubsidio. Los textos sobre su oficio e investigaciones y sus croquis de viajes lo han convertido en un referente fundamental en la arquitectura moderna.

Prólogos Ing. Luis Enrique García Reyes

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Podría decirse que la ingeniería sísmica es esencialmente multidisciplinaria, pues a ella concurren no sólo numerosas ramas de la ingeniería, sino de muchas otras áreas del saber. Su mismo nacimiento dentro del contexto de la ingeniería y su desarrollo siguiendo patrones propios diferentes a los de otras ingenierías, indican que ésta no es su única fuente. Pretender que la geofísica o la geología no estén íntimamente ligadas a su nacimiento sería desconocer algo fundamental, pero igual error se cometería si se le desligara del arte de construir. La forma y secuencia del arribo de nuevas disciplinas a la ingeniería sísmica se marca por hitos en los cuales se resaltan aportes de las ciencias sociales y del urbanismo y la arquitectura. Cuando se entiende que tal vez, con la excepción del tsunami y los deslizamientos causados por un sismo, las víctimas producidas por un terremoto están asociadas con problemas en las edificaciones, es más sentida la ausencia del urbanismo y la arquitectura en los primeros derroteros de la ingeniería sísmica. El presente tratado de Teresa Guevara sobre la enorme importancia que tienen el urbanismo y la arquitectura en la mitigación de los efectos de los sismos en el mundo construido es un aporte fundamental en vincularlas como un elemento determinante en el enfoque moderno del tema, su problemática y las formas de resolverlos. La participación del urbanista y del arquitecto en la reducción de la vulnerabilidad sísmica de las ciudades tiene una importancia enorme, que muchas veces no se tiene en cuenta ya sea por ignorancia de quienes toman las decisiones o por temor de los urbanistas y arquitectos a participar en algo que tienden a ver como esotérico e intimidante, ya sea por la creencia errada de que tiene un alto contenido matemático o porque no se vieron expuestos al tema durante su educación. El gran aporte de Teresa Guevara en este libro está precisamente en que acerca el tema a los urbanistas y arquitectos de una manera didáctica, remontándose siempre de una forma cuidadosa a los orígenes, desarrollo y evolución de cada uno de los temas, soportándose en todas las disciplinas de la ingeniería sísmica pero sin agotar o espantar al lector pues utiliza lo estrictamente necesario con términos totalmente comprensibles para el lector. El libro no ha sido escrito exclusivamente para los urbanistas y arquitectos. Es una

Teresa Guevara Pérez es de esos raros arquitectos que encuentran un campo de investigación nuevo y se dedican de manera permanente a él hasta convertirse en expertos en la materia. Su nicho es el de la vulnerabilidad sísmica que afecta a las edificaciones de la ciudad contemporánea. Ésta es su segunda publicación sobre este tema y se titula Configuraciones contemporáneas en zonas sísmicas. El tema es directamente arquitectónico, si entendemos que el término configuración se refiere a la forma, a la volumetría, es decir, a la concepción del volumen propuesto por quienes somos arquitectos. Dedicarse en profundidad a este tema es de gran trascendencia, pues se trata nada menos que de evitar la muerte de personas en caso de sismos. No se puede negar que es un libro difícil de asimilar, pero va dirigido a arquitectos aunque es de gran utilidad por su ordenamiento para ingenieros, quienes son los llamados a cuantificar cargas y dar las soluciones pertinentes para que los volúmenes puedan resistir el embate de fuerzas más allá de lo humano. Su propósito indudablemente es hacer conciencia en la mente de los diseñadores, que hay unas formas que son vulnerables y otras que lo son menos, y que la relación entre los edificios de una ciudad es determinante. Los arquitectos somos muy inclinados a proponer volúmenes originales por simple originalidad. Esta publicación es un llamado de alerta. Así como los determinantes de una obra arquitectónica son el programa, el clima, el lugar, también lo es el encontrar configuraciones especiales que no sean vulnerables. Así como la ley de la gravedad rige para las construcciones en su estado estático, debemos prepararnos para las fuerzas que desata repentinamente la naturaleza, que van en todos los sentidos, y son fuerzas demoledoras en el sentido estricto de la palabra. Pero resulta importante hacer énfasis en que la arquitecta Guevara va más allá de limitarse al estudio de sismorresistencia de unidades individuales. Como se puede apreciar en el capítulo 1, su idea, y con razón, es que la ciudad hay que analizarla como un todo. Lo primero que afirma es que la ciudad contemporánea sufre dos fenómenos consistentes en que se descontextualiza, es decir, se aleja de las condiciones locales, y se globaliza, o sea, se aplica

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explicación profunda pero a la vez clara para el laico sobre la enorme influencia que tienen las decisiones que se toman al fijar la normativa urbana y en el proyecto arquitectónico mismo. Pero el arquitecto y el urbanista se enriquecen con los excelentes ejemplos presentados de efectos de los sismos en ciudades y edificaciones llevándolos desde la causa primaria y planteando abanicos de soluciones. El tratamiento amplio que da Teresa Guevara de las normas sismorresistentes con las razones que llevaron a quienes las redactaron a exigir enfoques que eviten lo que se ha detectado como inconveniente, pecando de ser taxativas y no incluir mayor explicación, las complementa y aclara cumpliendo un fin didáctico difícil de lograr. Aspectos tales como la columna cautiva o la columna corta, a verlos a la luz de las explicaciones que trae Teresa en este libro, abre los ojos del arquitecto y del constructor acerca de una fuente de vulnerabilidad sísmica de las edificaciones que no es necesariamente evidente. El texto que trae debería ser de obligatoria lectura en las escuelas de arquitectura y de construcción. Pero sería injusto resaltar sólo este tema pues el libro abarca adecuadamente temas de enorme dificultad en su conceptualización como son las irregularidades en altura y en planta de las edificaciones. La explicación de que aunque la edificación sea simétrica en planta no necesariamente indica que por ello no sea vulnerable, así la norma sismo resistente solicite simetría sin mayor explicación. Los conceptos al respecto deberían ser adoptados por las diferentes normativas de sismorresistencia. Otro aspecto que se debe resaltar es la vigencia del libro en Latino América. Los numerosos ejemplos derivados de ciudades y países de esta región que a su vez comprende una de las zonas de la Tierra con mayor actividad sísmica es muy acertado dada la audiencia que el libro tendrá. Sólo me resta invitar al lector, ya sea arquitecto, ingeniero, urbanista o constructor y también a los funcionarios y tomadores de decisiones de los municipios, a reflexionar sobre las excelentes lecciones que aquí se compilan para que logremos unas ciudades menos vulnerables sísmicamente y con menor riesgo de pérdida de la vida ante la ocurrencia de un temblor.

universalmente. También es consciente de que surgen nuevas disciplinas de análisis de la ciudad como son el urbanismo y el diseño urbano, que enmarcan el individualismo de la arquitectura. Estas dos disciplinas las practican planificadores particulares, pero especialmente en oficinas municipales, donde a través de normas regulan las disposiciones de los edificios. Es muy interesante el recuento histórico que la autora hace de la evolución de la ciudad, empezando por la ciudad mercantil y terminando en la ciudad contemporánea que vivimos hoy, capitalista, anárquica, libre, que dificulta la toma de medidas sismorresistentes, para una sociedad que tecnológicamente no tiene límites por la aparición de nuevos materiales estructurales, nuevas técnicas de análisis y tecnologías constructivas. Esto hace que la responsabilidad en el campo de las normas sismorresistentes abarquen también la disciplina del urbanismo y el diseño urbano. La obra de Teresa Guevara es enciclopédica en el doble sentido de la palabra, no sólo porque busca abarcar todos los temas posibles, sino porque su utilidad es principalmente el de un libro de consulta. No es de aquellos libros que se hojean y se guardan como ya vistos; es un estudio ordenado coherente, sistemático, de un tema muy difícil y de gran responsabilidad que es necesario tener a la mano como consulta. Sus principios generales deben ser conocidos, y su tema debe ser abordado por las universidades. Debería haber una cátedra de Sismorresistencia para arquitectos. A pesar de la aridez del tema, el libro se deja leer y estudiar, gracias a su representación gráfica de gran calidad educativa y al complemento de sus fotografías impactantes que no requieren explicaciones. Son imágenes que quedan allí en el libro como testigos mudos de las catástrofes que han tenido lugar en el mundo, por fuerzas internas de la corteza de nuestra tierra, y ante muchas de ellas la impotencia para poder contrarrestarlas Teresa abarca con orden el tema de la ciudad. En el pasado a las ciudades se aplicaron normas de control de alturas con edificaciones no muy altas (5 a 7 pisos), con lo cual se establecía un cierto equilibrio en los volúmenes que se adosaban unos con otros, con el resultado de que el golpeteo de culatas por derivas era menos fuerte. En cambio, en la ciudad contemporánea de tipo capitalista, que se expresa en lo urbano con una diversidad infinita de volúmenes, desde

Bogotá, Colombia

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Arq. Urb. Germán Samper Gnecco el rascacielos en vecindad con el edificio de 4 pisos histórico, los volúmenes fuertemente asimétricos, reaccionan ante el sismo de acuerdo con su propia inercia, creando asimetrías demoledoras. A esto podemos agregar que las ciudades contemporáneas no se escapan de ser una pirámide que en el centro por valorización de la tierra surge la variedad de alturas que podemos catalogar como tipo Manhattan, en tanto que la base se compone de las periferias de las viviendas informales en el caso de los países en desarrollo, o los barrios de suburbios elegantes de los países desarrollados. Teresa Guevara hace un recuento histórico para mostrar cómo a finales del siglo XIX y comienzos del siglo XX se produce la revolución industrial, que produce un cambio demográfico en la tierra y ésta se urbaniza, mientras en lo económico la defensa de la iniciativa privada crea el capitalismo, que va a tener una influencia en la forma de las ciudades, ya explicada. Al mismo tiempo, el siglo XX nace con dos materiales estructurales nuevos: el primero, el acero, se desarrolla en Chicago y permite la construcción de rascacielos, y el segundo, el concreto reforzado, nace en Europa y viene a respaldar tecnológicamente la creación del Movimiento Moderno, que se concreta con el grupo CIAM (congresos internacionales de arquitectura moderna), el cual si bien no tiene una aplicación de todas sus teorías, en el aspecto de diseño urbano rompe con la trama de manzanas y la idea de calle paramentada que caracterizó las ciudades del pasado. El rascacielismo se tomó los centros de las ciudades de todo el mundo, en tanto que las teorías del CIAM en su forma de ocupar el espacio desarrollaron los proyectos de grandes conjuntos habitacionales en el mundo. El complemento de estas cities financieras de los centros urbanos fue la aparición de dos tipos de suburbios: la de los países ricos, con las ciudades jardín, con viviendas individuales, y las de los conjuntos creados por el sector informal que alcanza en los países del Tercer Mundo a 70% de la población urbana y cuyo crecimiento improvisado nada técnico son un verdadero peligro en caso de sismo. Mientras tanto, la ingeniería sísmica, después de conocer las características de los terremotos en varios continentes, ha tenido que crear normas adecuadas que den a las edificaciones las características de sismorresistencia necesaria.

Según Teresa Guevara, poco a poco se ha pasado del estudio de edificios aislados al desarrollo de la vulnerabilidad como un todo. El libro, además, presenta un estudio de casos con esquemas gráficos y fotografías, puntualizando en dónde estuvieron las debilidades del diseño, tanto arquitectónicos como de ingeniería sísmica. Tampoco se le escapa a la autora el análisis de edificios construidos y no construidos por arquitectos de renombre internacional. El libro está estructurado con gran rigor científico; analiza las diferentes normas expedidas por grupos de ingenieros especializados, da sus nombres, especifica los artículos a los cuales se refiere en sus comentarios y ofrece una bibliografía extensa. A pesar de su complejidad y de su rigor tecnológico, el libro se puede sintetizar en unas pocas frases: • A partir del siglo XX el mundo se urbaniza • La urbanización y la densificación traen problemas de sismorresistencia nuevos en las edificaciones • Las tecnologías constructivas –nuevos materiales estructurales– permiten edificaciones de gran altura y estructuras audaces • Como consecuencia se desarrolla la ingeniería sísmica • La arquitectura debe diseñar con configuraciones sismorresistentes en zonas sísmicas • El trabajo en equipo con ingenieros es indispensable. • Conviene crear la cátedra de Sismorresistencia para arquitectos en las facultades de Arquitectura. Bogotá, Colombia

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A mi querido profesor Vitelmo V. Bertero, por insistir a lo largo de la investigación que dio origen a esta publicación, en que la vulnerabilidad sísmica de la ciudad contemporánea no puede ser abordada considerando a la ciudad como una sumatoria de edificaciones individuales independientes unas de otras, sino como un sistema de componentes urbanos que están estrechamente vinculados. En su honor, esta publicación.

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Agradecimientos La investigación general sobre la que se basa este libro fue posible gracias a la colaboración de un gran número de personas a quienes quiero agradecer por su apoyo y confianza. Otra vez me resulta difícil intentar nombrarlos a todos sin correr el riesgo de que se quede alguien por fuera. Sin embargo, quisiera hacer un reconocimiento por su especial apoyo, influencia y aportes, a: Mario Paparoni, Henry Lagorio y Christopher Arnold, por haberme introducido formalmente hace más de veinticinco años en este campo de estudio. Vitelmo V. Bertero, por estimularme, enseñarme, guiarme, jalarme las orejas, apoyarme durante más de dos décadas y darme ánimo en los momentos difíciles. Ha sido no sólo mi tutor, sino mi guía y un gran ejemplo a seguir, con su energía, vitalidad y buen humor ¡Y SU LÁPIZ ROJO! A Celso Fortoul y Luis Enrique García R., por su asesoría profesional y por apoyarme durante todo el proceso, y Oriza Chollett, por su contribución en el capítulo 2. A Germán Samper por aceptar leer el texto y escribir el Prólogo con Luis Enrique García R., y especialmente por su entusiasmo y espíritu joven al incursionar en un área novedosa para él. Al Fondo Editorial de la FAU-UCV, por darme su apoyo para llegar hasta SIDETUR y hacer que este libro fuera una realidad. Especial agradecimiento a Azier Calvo y Michela Baldi. De Sidetur, especial agradecimiento a Arnaldo Gutiérrez por su apoyo y recomendaciones, y a Miguel Ángel Álvarez y al grupo Diseño Guayaba Digital por su colaboración para que este libro se publicara. A María Enriqueta Gallegos por su paciencia y amabilidad en la revisión de textos. Marjorie Greene, Eloise Gilland y Liz Stalnaker, de EERI en Oakland, California, por colaborar conmigo con gran interés y entusiasmo en la búsqueda de fotos y documentos en archivos históricos y actuales; de NISEE, U.C. Berkeley, Charles James (Chuck), como siempre por su gran apoyo y aportes a lo largo de la investigación. Por su asesoría profesional y apoyo logístico en la primera etapa de la investigación, Mariela Stolk, Isabel Sánchez Silva, Ileana Rodríguez Fernández, Mariana Boyer, Julio Mora y Alejandra Espina en Venezuela. Belén Pérez de Márquez, por la prueba de lector y la revisión ortográfica del primer texto completo. Álvaro Prieto Lindholm y Enrique Gajardo, por la información sobre el sismo de Chile 2010 y en especial a Francisco (Pancho) Medina por su informe, asesoría y fotos; y J. Rodríguez, M. Schmitz y J. Domínguez de FUNVISIS y A. Urich, por las fotos de daños en sismos de Venezuela, 1997 y 2009. Catriel Tulián, por interpretar con gran paciencia mi empeño por conceptualizar las deformaciones de las edificaciones a través de gráficos. Sergio Lange, por sus comentarios y excelente contribución en la parte gráfica y la búsqueda y procesamiento de información, y por acompañarme, asesorarme, aportar conocimiento y su paciencia para aguantarme desde el momento en que se comenzó la investigación y durante el largo e intenso período de edición. También a todos esos colaboradores silenciosos que brindan sus imágenes generosamente al público general sin intereses protagónicos, merecen un especial reconocimiento.

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De igual manera quiero hacer un reconocimiento especial a todos aquellos que contribuyeron con escritos, fotos y gráficos, a quienes les di sus créditos bien sea en el texto y/o al final de este libro. De nuevo a los amigos que me hospedaron y me dieron gran soporte para poder retirarme a producir la investigación general. En San Francisco Bay Area: Gilda Poliakin, Ann Patterson, familias Manzanares-Mulin y Nicol-Greene; en España, Ana Bacariza, Isabel Blanco, Adriana Quintana y Carlos Moreno; y en Venezuela, hermanos Lander Larralde y los Guardia-Echevarria. Mi hermano, Víctor Balboa Pérez, siempre alentándome cariñosamente. Enrique Vila Planes, por su aporte en los capítulos 1 y 10, y al igual que a nuestros hijos, Adriana y Jan Moors, por su paciencia desde que inicié la investigación, siempre dándome su apoyo y alegría para que pudiera seguir adelante, muchas veces robándoles el tiempo que podía haberles dedicado.

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Introducción La condición de vulnerabilidad sísmica de la ciudad contemporánea y sus edificaciones tiene varias explicaciones, entre ellas, razones históricas, políticas, económicas, jurídicas, urbanas, arquitectónicas y, por supuesto, las científicotecnológicas relativas al estudio de los sismos y las edificaciones sismorresistentes. La investigación que dio origen a esta publicación se basó en el estudio de las configuraciones arquitectónicas y urbanas que han influido y siguen influyendo en la generación de la vulnerabilidad sísmica en la ciudad contemporánea. En esta publicación se entiende como ciudad contemporánea al conjunto de edificios y componentes de la infraestructura urbana regidos por un ayuntamiento, pertenecientes a la época más reciente, considerándose ésta como el tiempo transcurrido desde mediados del siglo XX hasta el momento que actualmente vivimos, cuya población densa y numerosa se dedica por lo común a actividades urbanas muy diversas. El objetivo primordial de este libro se dirigió al estudio de los edificios modernos de concreto reforzado –también conocido como concreto armado–, y su coexistencia con los edificios tradicionales que conforman entre todos la ciudad como un sistema, y las normas urbanas que estimulan y en algunos casos obligan el uso de configuraciones urbanas y arquitectónicas que en zonas sísmicas pueden influir en la creación de vulnerabilidad de las edificaciones en particular y de la ciudad en general. El estudio de la ciudad contemporánea que se ha realizado ha sido de carácter general, con el objeto de establecer el contexto de la investigación, por lo que se utilizan ejemplos de diferentes ciudades y países y no sólo de una ciudad o un país en particular. Las obras de infraestructura urbana como componentes también determinantes de la vulnerabilidad sísmica, deben ser motivo de estudios a ser llevados a cabo por los especialistas en el tema. Entre los antecedentes que se tomaron en cuenta en la investigación general, se explica cómo desde mediados del siglo XIX hasta mediados del siglo XX se produjo en el mundo occidental una gran revolución en el sistema económico predominante, en la estructura de la sociedad y, por lo tanto, en el concepto de ciudad y su ordenamiento, y se expone cómo simultáneamente en el ámbito tecnológico de las edificaciones urbanas ocurría un gran giro debido al desarrollo de nuevos materiales, como el acero y el concreto reforzado, ampliamente conocido como concreto armado, y de las técnicas constructivas, tal como las estructuras porticadas, que proporcionaron las bases para el desarrollo del edificio individual, concepto que generó el cambio de paradigma arquitectónico y urbanístico que ha caracterizado a la ciudad contemporánea hasta el presente. Este nuevo paradigma sirvió de modelo universal para toda ciudad que lentamente desde finales del siglo XIX y aceleradamente después de la II Guerra Mundial se fue incorporando a los postulados de progreso y desarrollo del modelo económico basado en el libre mercado, la propiedad privada de los medios de producción y de la tierra, y un sistema de precios basados en la competencia, conocido internacionalmente como sistema capitalista. La obra teórica en la que se basa este sistema fue introducida a mediados del siglo XVIII por el filósofo escocés y fundador de la economía política, Adam Smith.

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Los rasgos más importantes desde el punto de vista urbano-arquitectónico que han identificado la evolución de las ciudades contemporáneas en el ámbito internacional son: (a) el aumento acelerado de la población urbana y de la densificación edificatoria; (b) el carácter descontextualizado de su urbanismo y arquitectura, adoptándose patrones preestablecidos internacionalmente, principalmente de la ordenanza de zonificación urbana de Nueva York (New York City Zoning Resolution) de 19161 y de las normas sanitarias surgidas a partir del Public Health Act-1847 de Londres, sin adaptarlos a las características de su propio contexto, ni físico ni social, donde se ubica; (c) la separación de las funciones de la ciudad (habitar, trabajar, recrearse y circular) a través de una zonificación urbana, propuesta en 1933 por el Congreso Internacional de Arquitectura Moderna (CIAM); (d) el desarrollo de áreas suburbanas para uso residencial exclusivo de las clases alta y media alta; (e) la dependencia de los vehículos individuales para transportarse de las residencias a los lugares de trabajo, comercio y recreación, lo que trajo como consecuencia la construcción de vías rápidas y la congestión vehicular; (f) la construcción masiva de rascacielos en los centros urbanos financieros y de negocios, los cuales son concebidos como edificaciones individuales, cada uno a destacarse en lo posible como símbolo e identidad corporativa de la entidad que representa, e incorporados sobre la ciudad tradicional sin ninguna relación con las otras construcciones que los rodean; (g) la construcción de los superbloques residenciales para las clases de menores recursos en los cinturones periféricos de los centros urbanos; y, (h) el acelerado crecimiento sin control de los asentamientos informales en las áreas periféricas de la ciudad para alojar a la población rural que emigra a las grandes ciudades buscando mejores condiciones de vida. En imágenes recientes de los centros urbanos de Los Ángeles y San Francisco en California, Beijing en China y Tokio en Japón (figuras 1, 2, 3 y 4, respectivamente), se ilustra el carácter descontextualizado de las ciudades contemporáneas en el ámbito internacional. Se observan las edificaciones corporativas muy parecidas entre sí, que se diseñan siguiendo patrones arquitectónicos establecidos internacionalmente y que se construyen sin tener en cuenta el contexto donde están ubicadas.

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En los estudios de caso, en los capítulos 4 y 5, se ilustrará esta aseveración con ejemplos.

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Figura 1

Figura 2

Figura 3

Figura 4

Dentro de esta misma línea, la tendencia que dominó el crecimiento de las áreas urbanas controladas2 de las ciudades hispanoamericanas a partir de los años cincuenta del siglo XX, respondió a los patrones arquitectónicos y urbanos internacionales antes mencionados, que fueron preestablecidos y desarrollados principalmente en Europa y EE.UU. Se incorporaron las nuevas tendencias urbanas y arquitectónicas de la modernidad, la tecnología del concreto reforzado, los innovadores sistemas estructurales y el acelerado crecimiento en altura de las edificaciones. En las figuras 5, 6, 7 y 8 se pueden observar los centros urbanos de Caracas, Buenos Aires, Santiago de Chile y Bogotá, respectivamente.

Figura 5

Figura 7

Figura 6

Figura 8

La concentración de actividades administrativas, financieras, industriales, comerciales y de servicios en estas áreas urbanas produjo el éxodo de las poblaciones rurales a las ciudades, buscando mejores oportunidades de empleo y nuevas condiciones de vida. Al no darse abasto los programas masivos de viviendas para la clase trabajadora promovidos principalmente por el Estado, se fueron formando las ciudades informales o de crecimiento no controlado. Esta situación trajo como consecuencia el gran contraste, que se muestra en las figuras 9 y 10 de la p. 18, entre las edificaciones modernas y las viviendas de asentamientos habitacionales informales que se ven en mayor detalle en las figuras 11 y 12 de la p. 18. Pero ni la mayor parte de los profesionales ni las autoridades urbanas que comenzaron a aplicar los nuevos preceptos modernos en algunas ciudades ubicadas en zonas sísmicas, se dieron cuenta de que estos preceptos aumentarían la vulnerabilidad de las ciudades. La conjunción de los factores antes mencionados convirtió a estas ciudades en una sumatoria de construcciones independientes heterogéneas con una estructura urbana compleja, muy difícil de entender y controlar, que puso en evidencia la ineficiencia de los métodos tradicionales para gobernar y controlar un crecimiento urbano ordenado y acorde con las condiciones locales. Este crecimiento vertiginoso y difícil de controlar trajo como consecuencia, entre otros: (a) procesos de urbanización de viviendas lujosas en terrenos en pendientes, sin considerar y medir los efectos geotécnicos; se muestran los deslizamientos que ocurrieron en las urbanizaciones Obrajes y Achumani en La

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Las áreas urbanas controladas son aquellas áreas ubicadas dentro del perímetro de la ciudad formal, diseñadas y proyectadas de manera precisa con un orden predeterminado, cuya expansión y crecimiento son controlados a través de los planes urbanos de las instituciones del Estado correspondientes, mediante los mecanismos legales necesarios para regular el uso del suelo y anticipar y prever las posibles consecuencias que su desarrollo pudiese generar.

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Paz, Bolivia (figuras 13 y 14) y en la urbanización Santa Inés en Caracas, Venezuela (figura 15); y (b) la aparición de grandes áreas de asentamientos habitacionales informales o de crecimiento no controlado, ubicados generalmente en terrenos no urbanizables, con tecnologías constructivas no apropiadas e igualmente con graves problemas geotécnicos, como se muestra en el deslizamiento de El Junquito en Caracas, Venezuela (figura 16).

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Figura 10

Figura 11

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Figura 13

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Figura 16

A principios del siglo XX los efectos desastrosos que produjeron los sismos de San Francisco, California, en 1906, Messina-Reggio, Italia, en 1908, Kanto, Japón, en 1923, y Santa Bárbara en 1925 y Long Beach en 1927, ambos en California, pusieron en evidencia la vulnerabilidad de las nuevas ciudades ante los sismos y

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alertaron a las asociaciones locales de ingenieros estructurales, quienes comenzaron a preocuparse por la formulación y aplicación de criterios que permitieran construir edificaciones resistietentes a los efectos del movimiento del terreno sin producir víctimas mortales. Estos desastres se convirtieron en casos paradigmáticos que les proporcionaron a los ingenieros bases para alertar a autoridades y sectores política y económicamente poderosos de la sociedad, sobre la necesidad de que se tomaran medidas preventivas en el diseño y construcción de las edificaciones a través de las normas sísmicas. Desde finales del siglo XIX en Italia y Japón se habían comenzado a dar los primeros pasos en el estudio analítico para reducir los efectos producidos por los sismos en las edificaciones, y desde mediados del siglo XX, como consecuencia de los sismos que afectaron a ciudades que estaban en pleno crecimiento en Japón y California, comenzó a estudiarse analíticamente el comportamiento de los edificios ante las vibraciones del terreno. Esta rama de la ingeniería civil fue conocida originalmente como sismología ingenieril o sismología edilicia3 y posteriormente en 1949 se le llamó en EE.UU. ingeniería sísmica, cuyo objetivo principal desde el inicio fue diseñar y construir edificaciones que permitieran preservar la vida humana y tratar, dentro de lo posible, de evitar pérdidas económicas ocasionadas por los sismos. El desarrollo del estado del conocimiento en la ingeniería sismorresistente (ISR) avanzó a grandes pasos durante el siglo XX, especialmente durante la segunda mitad. Desde principio de dicho siglo los estudiosos sobre el comportamiento de los edificios modernos ante los sismos habían observado que ciertas formas arquitectónicas que conducían a estructuras consideradas sísmicamente irregulares, generaban comportamientos inapropiados de las edificaciones ante las acciones sísmicas. Pero hasta finales del siglo XX esta información no llegaba a los arquitectos y urbanistas, y los planes urbanos y la normativa para su aplicación, así como la normativa arquitectónica, instaurados tanto en las ciudades contemporáneas que estaban en zonas sísmicas como las que no lo estaban, se dedicaron a la planificación y control del crecimiento de la ciudad y al diseño y construcción de nuevos edificios individuales, que seguían los postulados modernos y utilizando las nuevas tecnologías constructivas que representaban la imagen de progreso y de poder económico. La responsabilidad sobre la mitigación de los efectos de los sismos en las ciudades quedó restringida al campo de la ingeniería estructural para diseño y construcción de edificios individuales, mientras los arquitectos y los urbanistas siguieron aplicando los patrones modernos, tanto en la normativa arquitectónica para el diseño de nuevas formas arquitectónicas como en la normativa de zonificación urbana. A partir de los años sesenta del siglo XX, como consecuencia del análisis de los daños producidos por los sismos de Anchorage, Alaska, y Niigata, Japón en 1964, y en 1967, Caracas, Venezuela, se constató que cuando ocurría un sismo en una ciudad contemporánea, los edificios modernos con configuraciones arquitectónicas irregulares sufrían mayores daños que los que tenían configuraciones regulares. Ante tal evidencia se inició un movimiento entre los arquitectos investigadores de California, junto con los de Japón, que se preocuparon por el estudio de la influencia de la configuración en el comportamiento de los edificios en caso de sismos, tanto desde el punto de vista arquitectónico como urbanístico. Este grupo, junto con un grupo de ingenieros estructurales interesados en este tema, iniciaron un proceso para desarrollar lineamientos sobre las consideraciones que se debían

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Bertero, Vitelmo V., “Prólogo”, en Arquitectura moderna en zonas sísmica, Barcelona, España, Editorial Gustavo Gili, 2009, p. 7.

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Uniform Building Code, el Código Uniforme de la Edificación, fue desde 1927 hasta el año 2000 el reglamento de la construcción, concebido originalmente para ser usado por los estados del oeste de EE.UU., pero posteriormente fue consultado y aplicado internacionalmente y se constituyó en la base para la redacción de las normas sísmicas de muchos otros países. En 2000 fue reemplazado por el International Building Code (IBC), con validez para casi todo el país. Se ha actualizado cada tres años desde entonces.

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El vocablo resiliencia tiene su origen en el término latín resilio, que significa volver atrás, volver de un salto, resaltar, rebotar. La resiliencia es un término que proviene de la física y se refiere a la capacidad de un material de recobrar su forma original después de haber estado sometido a altas presiones. Por analogía, en las ciencias humanas se comenzó a utilizar esta palabra para designar la facultad humana que permite a las personas, a pesar de atravesar situaciones adversas, lograr salir no solamente a salvo, sino aun transformados por la experiencia. Ma. Carla Cerisola, Resiliencia y programas preventivos, Universidad del Salvador, Facultad de Psicología, Psicología Sanitaria, en http://www.monografias.com/ trabajos13/resili/resili.shtml#co.

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tomar en cuenta para el diseño arquitectónico e ingenieril y propusieron a los entes competentes que éstos se incorporaran en las normas sísmicas. Pero sus recomendaciones no se comenzaron a poner en práctica hasta 1988, después del sismo de Michoacán de 1985, cuando se incorporaron en el Uniform Building Code de ese año (UBC-88)4 algunas disposiciones especiales para el diseño estructural de edificios con configuraciones arquitectónicas consideradas sísmicamente irregulares. Las ciudades contemporáneas hispanoamericanas no se escaparon de esta situación. La mayor parte de ellas está ubicada en zonas de media y alta actividad sísmica y en ellas también desde mediados del siglo XX se comenzaron a incorporar los patrones urbanos y arquitectónicos del Movimiento Moderno. Su acelerado crecimiento en cuanto a población y construcciones no adaptadas a su contexto sísmico, trajo como consecuencia un gran número de víctimas y de pérdidas económicas. Entre los sismos importantes que se produjeron en Hispanoamérica durante la segunda mitad del siglo XX y lo que va de siglo XXI, se destacan: Guerrero, México, en 1957; Valdivia, Chile, en 1960; San Salvador, El Salvador, en 1965; Caracas, Venezuela, en 1967; Lima, Perú, en 1970; Managua, Nicaragua, en 1972; Puebla, México, en 1973; Ciudad de Guatemala, Guatemala, en 1976; Popayán, Colombia, en 1983; en 1985, Michoacán, en México, Valparaíso, Viña del Mar en Chile y Mendoza en Argentina; en 1986 y 2001, El Salvador; El Limón, Costa Rica, en 1991; en 1997, Cariaco, Venezuela; Bahía de Caráquez, Ecuador, en 1998; El Quindío, Colombia, y Puebla, México, en 1999; Atico, Perú, en 2001; Cali, Colombia, en 2004; Costa Central de Perú en 2007; en 2008, Oaxaca en México, Panamá y sur de Perú, Chiapas en México; en 2009, Vara Blanca en Costa Rica, Costa de Honduras, y Tucacas, al norte de Venezuela; recientemente a principios de 2010, sismo regional en Haití; varios muy seguidos que afectaron la costa centro septentrional de Chile, Baja California, México. Se observan en las figuras 17 y 18 los efectos desastrosos producidos en Caracas, Venezuela, en 1967, y México, D.F. en 1985, que se constituyeron en fuente importante no sólo para el avance significativo de la ingeniería sísmica moderna, sino para el estudio de la influencia de las configuraciones arquitectónicas modernas en el comportamiento sismorresistente de las edificaciones y en la resiliencia5 de las ciudades contemporáneas ante tales efectos.

Figura 17

Figura 18

La experiencia obtenida cada vez que ocurre un sismo demuestra que para reducir la vulnerabilidad de los edificios en particular y de las ciudades contemporáneas en general, no es suficiente establecer y aplicar las disposiciones contenidas en las normas sísmicas. Ante esta situación, la autora, con la asesoría del profesor Vitelmo Bertero de la Universidad de California en Berkeley, inició en 2003 una investigación con el objetivo de identificar y analizar los aspectos

arquitectónicos y urbanos que han influido en la creación de la vulnerabilidad sísmica de las ciudades contemporáneas y la responsabilidad de arquitectos, urbanistas e ingenieros estructurales en el control de esta vulnerabilidad sísmica, y las causas por las que se siguen produciendo efectos desastrosos en las ciudades a pesar del avance en el estado del conocimiento en la mitigación del riesgo sísmico. El sismo de Maule, Chile, ocurrido el 27 de febrero de 2010, y sus correspondientes réplicas, seguramente proporcionará muchas lecciones debido no sólo a su magnitud (Mw 8,8) y la gran extensión de la zona que sufrió los efectos del sismo y del tsunami donde se estima que vive el 80% de la población del país, sino por el hecho de tener Chile una de las normas sísmicas más avanzadas internacionalmente. En las figuras 19 y 20 se observan algunos de los casos de los efectos desastrosos en edificaciones modernas.

Figura 19

Figura 20

Esta investigación general se desarrolló con la cooperación y asesoría de ingenieros estructurales, urbanistas y otros arquitectos de diversos países. Sus resultados se dividieron en dos publicaciones. La primera en 2009, Arquitectura moderna en zonas sísmicas,6 incluye la parte introductoria de dicha investigación, que comprende el estudio del comportamiento ante los movimientos sísmicos de los edificios modernos individuales y la influencia que existe entre la configuración arquitectónica y su desempeño ante los movimientos del terreno. En esta segunda publicación se presenta el estudio de la vulnerabilidad sísmica de la ciudad contemporánea con un enfoque sistémico que cubre los tres niveles de intervención urbana: (1) la planificación urbana; (2) el diseño urbano; y (3) la arquitectura. En esta nueva publicación se revisan las bases históricas del desarrollo de la ciudad contemporánea y sus edificaciones; las configuraciones urbanas y arquitectónicas modernas típicas de la ciudad contemporánea, y las disposiciones reglamentarias urbanas que han controlado el crecimiento de las ciudades desde principios del siglo XX; la evolución de la ingeniería sísmica y su reglamentación desde principios del siglo XX; los conceptos que se han manejado en cuanto a riesgo, amenaza y vulnerabilidad en los planes para la mitigación de desastres producidos por sismos; la utilización en zonas sísmicas de configuraciones urbanas y arquitectónicas modernas típicas de la ciudad contemporánea, que han contribuido al aumento de su vulnerabilidad sísmica y las normas y los preceptos que las han generado, y la contradicción existente entre las disposiciones reglamentarias arquitectónicas y urbanas que definen la forma de los edificios modernos en particular y de la ciudad contemporánea en general, por un lado, y las disposiciones reglamentarias para el diseño y construcción de edificios modernos sismorresistentes, por otro; y los efectos que se producen en cada uno de ellos que pueden a su vez afectar no sólo a otros edificios vecinos, sino a la ciudad como un todo.

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Guevara Pérez, Teresa, Arquitectura moderna en zonas sísmicas, Barcelona, España, Editorial Gustavo Gili, 2009.

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A continuación se repasan las premisas sobre las que se basó la investigación general, que se presentaron en la Introducción del libro Arquitectura moderna en zonas sísmicas.7 Teniendo en cuenta los estudios sistemáticos que han realizado los especialistas sobre el origen de los sismos y sus efectos en las diferentes partes del mundo, se han elaborado las siguientes premisas, que sirvieron de base para la investigación general: • Donde ocurrieron sismos, nuevamente ocurrirán. • No se tiene la certeza de que donde no ha se ha producido registro alguno de un sismo no se produzca alguno en el futuro. • Los sismos son eventos naturales que duran muy poco tiempo pero sus efectos pueden ser desastrosos y el período de recuperación muy largo y costoso. • Los sismos se repiten con cierta regularidad. El período de recurrencia de los sismos depende del contexto geológico de cada zona en particular y hasta el presente es difícil determinarlo con exactitud. Estos períodos de tiempo suelen ser largos y su cálculo sólo aproximado, por lo que, de una generación a otra, la población olvida los efectos desastrosos producidos en su entorno y no se adoptan las medidas necesarias para evitarlos con anticipación. • El comportamiento apropiado de los edificios que sobrevivieron a los sismos antes del siglo XX se debió más a la casualidad o al método de “prueba y error” que por haber procedido al estudio sistemático del comportamiento de los edificios ante acontecimientos que no se podían anticipar y predeterminar. • Los avances tecnológicos que se han desarrollado desde finales del siglo XIX han suministrado herramientas nuevas y sofisticadas a los sismólogos y geólogos, y les han permitido ir conociendo y midiendo los procesos más importantes que dan forma a la Tierra y a sus continentes con una mayor precisión. Esto les ha permitido producir información importante y determinar las vibraciones del terreno a las que estarán sujetos los edificios. Sin embargo, hasta ahora el estado del conocimiento en el estudio de la corteza terrestre no permite predecir con precisión cuándo ocurrirá un sismo ni la dimensión de sus efectos en las ciudades; pero los avances logrados en el estudio del comportamiento sismorresistente de las edificaciones (CSRE) y la interacción con el terreno, ha reducido la vulnerabilidad de las ciudades y sus edificaciones. • La reducción del riesgo de que se produzcan desastres debido a los sismos se puede lograr mediante la mitigación de la vulnerabilidad sísmica de los edificios. El proceso de mitigación se debe planificar y poner en práctica sin esperar a que se pueda determinar con precisión cuándo va a ocurrir un próximo sismo. • Debido a que todavía se desconocen numerosos factores sobre los sismos, el estudio CSRE se ha construido sobre hipótesis que se van ajustando en la medida en que se dispone de más información sobre el comportamiento de la corteza terrestre y sobre las lecciones obtenidas de los daños que se producen, y se avanza en las técnicas y métodos para predecir el comportamiento de los sistemas totales de cada una de las obras de ingeniería del medio ambiente construido.

Estructura del libro

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Ibíd., pp. 15-16.

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Se organizó la información en diez capítulos, que constituyen el cuerpo principal de esta publicación, un comentario final, una bibliografía, dos anexos y un CD con tres artículos complementarios. Los capítulos están relacionados entre sí por un hilo conductor que permite leerlo secuencialmente, es decir, en forma continua, pero al mismo tiempo, cada capítulo en sí mismo constituye una monografía que puede ser abordada independientemente. En los capítulos 1, 2 y 3 se establecen las bases históricas y conceptuales de la investigación general sobre las configuraciones urbanas y arquitectónicas de la ciudad contemporánea en zonas sísmicas. El capítulo 1, La ciudad contemporánea y su origen histórico, abre las puertas del estudio en el ámbito urbano. Se analiza el origen y evolución de la configuración urbana de la ciudad occidental del segundo milenio de nuestra era, terminando

con la contemporánea, y de la normativa urbana vigente y su repercusión en las ciudades hispanoamericanas. En las secciones siguientes se introduce al lector en los criterios que conforman el marco conceptual de la investigación. Se definen y explican los conceptos sobre riesgo sísmico, amenaza y vulnerabilidad; los niveles de intervención urbanística, su normativa y su relación con el riesgo sísmico. Se introduce la separación entre la ciudad moderna y la ciudad contemporánea, formando la primera, parte de la etapa de transición que se generó a partir de la mitad del siglo XIX, entre la ciudad industrial y la ciudad contemporánea. El arquitecto Enrique Vila Planes fue coautor de este capítulo y además el autor de las cronologías contenidas en él. El ingeniero Sergio Lange contribuyó significativamente en la búsqueda y procesamiento de información y en el diseño de los gráficos y cronologías. En el capítulo 2, La vulnerabilidad sísmica de la ciudad contemporánea, se establece la correlación entre aspectos fundamentales de la reducción de la vulnerabilidad sísmica: la “construcción” del riesgo sísmico, destacando las causas de su aparición en la ciudad contemporánea; los tres tipos de variables, de contexto, de diseño y de evaluación o comportamiento; la amenaza, la vulnerabilidad y el riesgo sísmico en los tres niveles de intervención urbanística, su normativa y la interrelación entre estos tres; y, finalmente, la evaluación de dicho riesgo. Es un capítulo fundamentalmente conceptual, teórico y, al final, metodológico. En éste se destaca no sólo la importancia de evaluar y aplicar un buen sistema de evaluación, sino además de aportar un instrumento como muestra de cómo se puede llevar a cabo. La arquitecta, urbanista y abogada Oriza Chollett asesoró en este capítulo. El capítulo 3 retoma y resume de la investigación general los conceptos básicos que definen las irregularidades en las configuraciones de los edificios, que se generan debido a concepciones arquitectónicas y urbanas establecidas internacionalmente y su influencia en la generación de vulnerabilidad sísmica de la ciudad como un todo, y las disposiciones relacionadas con este tema que desde principios del siglo XX se han ido incorporando en las normas sísmicas. Se explica de una manera general la relación que existe entre las configuraciones arquitectónicas modernas y la resiliencia de las ciudades contemporáneas en zonas sísmicas, y se introducen los conceptos básicos sobre los que se basan los seis estudios de caso que se presentan en los capítulos subsiguientes. Del capítulo 4 al 9 se incluyen seis estudios de caso particulares de configuraciones irregulares 4. El edificio singular colindante con edificaciones existentes 5.

La irregularidad geométrica en alzado

6.

La irregularidad geométrica en planta

7.

El piso blando y el piso débil

8.

La planta torsional

9. La columna cautiva y la columna corta Se inicia con los capítulos más generales vinculados con la ciudad como un todo y los efectos que puede producir un edificio individual en los edificios colindantes y en el medio ambiente construido a su alrededor, y termina con La columna cautiva y la columna corta, que es un estudio de caso más detallado. En términos generales, la clasificación de los casos se realizó siguiendo los conceptos utilizados en las normas sísmicas internacionales que tienen que ver con los patrones arquitectónicos y urbanos de la ciudad contemporánea. Se han seleccionado estos casos debido a su presencia predominante y recurrente en los

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estudios e informes de evaluación de las edificaciones que han sufrido daños en sismos, afectando significativamente áreas urbanas contemporáneas. En cada uno de ellos se describe su origen histórico, la relación que existe con las disposiciones de normas urbanas o arquitectónicas modernas, su relación con el desempeño estructural ante los sismos, su presencia en las normas sísmicas, ejemplos de edificios dañados que tienen dicha configuración, y conclusiones y recomendaciones. En cada capítulo monográfico se incluyen gráficos y fotos para complementar las explicaciones. Con fines didácticos, en algunos gráficos se han exagerado las deformaciones que sufren las edificaciones y sus estructuras, debido a que si se mostraran a escala serían difíciles de percibir. Las fotos de edificaciones que no tienen daños se han utilizado sólo como ejemplos con fines didácticos para ilustrar las configuraciones que se están describiendo, sin que esto signifique que se está haciendo una evaluación global de su vulnerabilidad sísmica. Al no conocerse la solución estructural que utilizaron los diseñadores estructurales y arquitectónicos en cada uno de ellos, difícilmente se podría establecer exhaustiva y rigurosamente su grado de vulnerabilidad sísmica. Para concluir, en el capítulo 10 se explica el cambio de paradigma en el diseño de ESR que se generó en el ámbito internacional a partir de la última década del siglo XX, la ingeniería sísmica basada en el desempeño (performance based seismic engineering P-BSE) y en las normas sísmicas dentro de este enfoque. Se explica cómo las lecciones aprendidas de los sismos de Michoacán, México, en 1985, Loma Prieta y Northridge, California, en 1989 y 1994, respectivamente, y Kobe, Japón, en 1995, pusieron en evidencia la necesidad de un cambio en el enfoque para reducir el riesgo sísmico en las ciudades, de manera tal que se logre la aplicación de mecanismos que sean eficaces y eficientes, así como social y económicamente aceptables. El texto principal se completa con el Comentario final, que incluye una serie de reflexiones basadas en el análisis de los temas expuestos. En cada capítulo se incluyen las notas y referencias que se mencionan en el texto. En el CD, Documentos consultados incluye un catálogo de registros bibliográficos (impresos y electrónicos) que fueron consultados para abordar los diversos temas, los cuales pueden permitirle al lector profundizar en los temas correspondientes. La lista se dividió en tres: (1) documentos citados en el texto; (2) páginas web citadas y consultadas; y (3) otros documentos consultados. Se incluyen dos anexos que contienen: (1) un glosario con definiciones o explicaciones de palabras mencionadas o relacionadas con los temas tratados y (2) una lista de acrónimos (siglas y abreviaturas) utilizados en el texto principal. Se incorporó a este libro un CD que contiene dos artículos complementarios, C1. Origen y evolución de la ingeniería sísmica moderna y su normativa, contentivo de un resumen informativo sobre el origen y evolución en el ámbito internacional de las disposiciones reglamentarias para el diseño y construcción de ESR desarrolladas desde finales del siglo XIX; y el artículo complementario C2. Síntesis de las normas sísmicas de los países de Hispanoamérica y España, en el que se incluyó una serie de fichas técnicas que resumen los datos históricos generales sobre la evolución de la ingeniería sísmica y la normativa sísmica de cada uno de los países de Hispanoamérica y de España y las referencias a las secciones, artículos o párrafos que de alguna manera están relacionados con los aspectos de la configuración arquitectónica. Se espera que este material sirva de insumo para estudios más detallados y actualizados que originen estudios profundos sobre el tema en general y sobre cada una de estas normas.

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1. La ciudad contemporánea y su origen histórico

Las seis etapas de la ciudad occidental del segundo milenio

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La revolución demográfica mundial y de la tasa de urbanización

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La ciudad contemporánea como el producto histórico de la estrecha interacción entre tipo de sociedad, tipo de gobierno y tipo de ciudad

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Los tres niveles de intervención urbanística en la ciudad contemporánea

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Conclusión

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La ciudad contemporánea es la etapa actual del desarrollo de la ciudad occidental del segundo milenio, la cual se originó en Europa a principios del siglo XI con el surgimiento de la ciudad mercantil medieval. Dentro de este largo proceso de evolución de la ciudad occidental y, como punto de quiebre inédito en su autotransformación, hay que destacar la revolución industrial desde principios del siglo XVII, momento crucial que permite identificar el inicio de la ciudad capitalista, la cual ha evolucionado en tres etapas: la ciudad industrial, la ciudad de transición y, ahora, la ciudad contemporánea. El nuevo modelo de producción industrial dio lugar a patrones económicos inéditos. La economía medieval tradicional, basada en el trabajo manual, fue reemplazada por otra dominada por el trabajo mecanizado en la industria y la manufactura, que generaron notables incrementos en la capacidad de producción. Surgió un nuevo modelo económico basado en el libre mercado, la propiedad privada de los medios de producción y de la tierra y un sistema de precios basados en la competencia, conocido internacionalmente como sistema capitalista. Esta revolución cambió el carácter y el aspecto formal de la ciudad al hacerla surgir como centro industrial y del gran comercio. Desde entonces el nuevo modelo de ciudad se fue transformando interna y externamente a gran velocidad al multiplicarse varias veces su población, crear y ampliar los tipos de trabajo y servicios, por lo que hubo que construir nuevas edificaciones y transformar muchas de las existentes para dar cabida a las nuevas condiciones sociopolíticas y económicas. La ciudad capitalista es la última etapa de la evolución de la ciudad occidental del segundo milenio, caracterizada por el denso asentamiento de un poblado de personas libres que conviven en un proceso avanzado de socialización al compartir la condición de ser miembros de ella, como ciudadanos, bajo ciertas reglas que se reformulan periódicamente, siempre dependiendo de quién está en el poder y qué intereses se satisfacen con dichas reglas. Ser ciudadano en la ciudad capitalista ha evidenciado, por un lado, lo singular de la diferenciación entre la propiedad pública y privada y, por el otro, la abstracción de cada ciudadano, en cuanto tal, que deja de ser persona natural y pasa a ser un miembro más de un colectivo. Esto se confirma en la democracia formal electoral. En la ciudad capitalista, siguiendo lo iniciado en la ciudad renacentista, se separó la vida pública de la vida privada, fundamentada dicha separación sobre principios, criterios y reglas de juego sociopolítico-jurídicos, que dieron lugar a la diferenciación entre el derecho público y el derecho privado. La aparición del derecho público ha establecido progresivamente las diversas normativas que han ido rigiendo la configuración de las tres etapas de la ciudad capitalista, su configuración y sus edificaciones. Este complejo proceso ha tenido una dimensión demográfica que hay que comprender en sus implicaciones: debido a las mejores condiciones de vida y oportunidades de trabajo que atraen nuevos inmigrantes, dada su instalación precaria y su incontrolable crecimiento, se generan problemas cuya magnitud y contenido rebasan no sólo el control, sino la capacidad de las autoridades responsables de darle instalación mínima adecuada. Este tipo de ciudad ha sido el detonante de una enorme diversidad de acontecimientos inéditos en la historia de la humanidad. Entre ellos hay que destacar que dada su dinámica de crecimiento exponencial, ha sido el fermento, asiento y catalizador de la revolución demográfica mundial. Ésta ha sido propiciada por la confluencia favorable de varios factores interrelacionados no sólo sociales, económicos y políticos, sino también científicos, tecnológicos, educativos, higiénicos, constructivos, culturales, de transporte y comunicaciones, filosóficos,

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Movimiento Moderno. Fue una nueva concepción del mundo formulada por la vanguardia de arquitectos, urbanistas, ingenieros, artistas, filósofos, políticos, etc., de principios del siglo XX en Europa occidental y el este de EE.UU. como una ruptura con la concepción del mundo del siglo XIX. Se desarrolla este tema en el capítulo 3.

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La globalización es un conjunto de propuestas teóricas que subrayan especialmente dos grandes tendencias: (a) los sistemas de comunicación mundial; y (b) las condiciones económicas, especialmente aquellas relacionadas con la movilidad de los recursos financieros y comerciales. Esto implica que cada vez más vaya aumentando el grado de interdependencia entre las regiones y países del mundo, en particular en las áreas comerciales, financieras y de comunicación.

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ideológicos y otros, que requirieron cientos de años y hasta sangrientas revoluciones sociopolíticas para alcanzar la urbe actual: la ciudad contemporánea. Durante la primera mitad del siglo XX, en la etapa de transición entre la ciudad industrial productiva y el inicio de la ciudad contemporánea, comenzaron a consolidarse en los países industrializados los preceptos del Movimiento Moderno,1 que han dominado desde entonces el diseño y construcción de las edificaciones, el diseño urbano y la planificación urbana que han caracterizado a la ciudad contemporánea. Estos preceptos se expandieron a partir de los años cuarenta por todo el mundo, y se siguen expandiendo, aplicándose tanto en ciudades que no están ubicadas en zonas sísmicamente activas como en las que sí lo están. El modelo económico del libre comercio, la nueva forma de vida, los preceptos que modelaron la configuración urbana de la ciudad contemporánea y la de sus edificaciones, el uso de los nuevos materiales de construcción y sistemas constructivos, entre otros, constituyeron una ruptura con el pasado y finalmente durante la segunda mitad del siglo XX fueron interpretados por los arquitectos, urbanistas, funcionarios y políticos de la época, como un modelo globalizado2 y descontextualizado, que debido a la universalización de sus patrones no han tomado en cuenta ni el contexto físico ni el social donde se ubica. Se desarrollaron así los patrones que identificaron a “la ciudad del futuro”, que representaba el progreso. Esta desmesurada globalización y descontextualización ha propiciado en las últimas décadas del siglo xx en las ciudades contemporáneas, cuando están ubicadas en zonas expuestas a sismos, e inicio del siglo XXI, una sucesión de víctimas fatales y pérdidas físicas y económicas, mostrando daños relacionados con aspectos arquitectónicos y urbanos que habían sido señalados por los especialistas como generadores de la vulnerabilidad sísmica de las edificaciones en particular y de la ciudad en general. Se aprecia que estos aspectos se repiten en ciudades globalizadas, con edificios muy similares, aun cuando estén ubicadas en diferentes regiones del mundo, con variados niveles de sismicidad, culturas diversas y desiguales niveles de desarrollo económico y tipos de gobierno. Entonces, es importante comprender y responder las cuatro cuestiones siguientes: 1º ¿Cuáles son las razones no sólo técnicas, sino también y fundamentalmente históricas, que explican las causas del actual riesgo de desastre en las ciudades contemporáneas cuando están ubicadas en zonas sísmicas? 2º ¿Por qué la configuración de la ciudad contemporánea y de sus edificios se convirtió en el modelo a imitar de manera global, indiferentemente de la zona geográfica, la cultura de su población y el nivel económico del país? 3º ¿Era necesario descontextualizar la configuración de la ciudad contemporánea y sus edificios para globalizarla? 4° Dada la globalización y descontextualización de la ciudad contemporánea ubicada en zonas sísmicas, ¿no sería más conveniente aplicar enfoques y acciones técnicas y políticas para prevenir drásticamente el riesgo de desastre en estas ciudades en lugar de esperar a que ocurra para tomar medidas? Este capítulo busca responder satisfactoriamente estas cuatro cuestiones. Respuestas parciales se irán dando a todo lo largo de cada capítulo y una síntesis general se hará en el Comentario final, que concluye el libro.

Capítulo 1. La ciudad contemporánea y su origen histórico

Para analizar con un enfoque sistémico las razones que han generado la vulnerabilidad sísmica en las ciudades contemporáneas y sus edificios, se realizó un estudio de las configuraciones urbanas y arquitectónicas que influyen en la generación de vulnerabilidad en la ciudad contemporánea como un todo y en el comportamiento sismorresistente de los edificios (CSRE) en particular. En el desarrollo de esta investigación surgieron otras preguntas para ir canalizando la búsqueda de respuestas a las cuatro preguntas anteriores: ¿Cómo se produjo la distribución por todo el mundo de los criterios formales modernos en la planificación urbana, el diseño urbano y el diseño arquitectónico durante el siglo XX? ¿Qué representan estos modelos? ¿Quiénes los desarrollaron? ¿Cómo se impusieron los mismos modelos tanto en ciudades que no están ubicadas en zonas sísmicamente activas como en las que sí lo están? ¿Quiénes son los responsables de que se apliquen en las ciudades los avances obtenidos en el estado del conocimiento de la ingeniería sismorresistente, ISR? ¿Existen disposiciones reglamentarias urbanas que controlen la utilización de configuraciones arquitectónicas y contribuyan a aumentar la vulnerabilidad sísmica de los edificios en las ciudades contemporáneas ubicadas en zonas sísmicas? ¿Cuáles son las características estructurales y arquitectónicas de los edificios modernos que más a menudo fallan cuando ocurre un sismo? ¿Qué tipo de daños se genera debido a la configuración arquitectónica? ¿Por qué si desde principios del siglo xx se ha observado que se repiten los daños en esos tipos de configuraciones arquitectónicas y se ha reconocido que influyen en el CSRE, se siguen diseñando y construyendo en ciudades contemporáneas de todo el mundo con diversas condiciones culturales y económicas? En este capítulo se identifica el contexto tanto histórico como teórico en que se desarrolló la investigación sobre las configuraciones arquitectónicas y urbanas que influyen en la generación de la vulnerabilidad sísmica en la ciudad contemporánea. Se presenta una esquemática historia de la ciudad contemporánea y su configuración; y b) los tres niveles de intervención urbanística en la ciudad contemporánea: la planificación urbana, el diseño urbano y la arquitectura.

Las seis etapas de la ciudad occidental del segundo milenio Previo a la aparición de la ciudad contemporánea hubo una larga historia (alrededor de 900 años) de otros tipos de ciudad. A finales del primer milenio de nuestra era, en Europa comenzaron a producirse algunos cambios socioeconómicos, que posteriormente dieron pie a la creación de un tipo de ciudad con un nuevo tipo de sociedad radicalmente diferente a la tradicional, como era la ciudad de linaje o de los caballeros feudales. La figura 1 de la p. 30 muestra cómo surgió la ciudad occidental del segundo milenio como consecuencia especialmente de las progresivas migraciones de campesinos a los nuevos asentamientos, que terminaron desplazando a la ciudad de linaje y creando a través de sucesivas autotransformaciones los seis tipos diferentes de ciudad: desde la mercantil medieval, pasando por la renacentista y barroca, hasta la ciudad capitalista y sus tres etapas. La figura 2 de la p. 30 muestra las etapas de la ciudad occidental durante el segundo milenio con la correlación entre el tipo de ciudad y el tipo de sociedad o Estado que alberga y sirve.

Las seis etapas de la ciudad occidental del segundo milenio

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Figura 1

Figura 2

La revolución demográfica mundial y de la tasa de urbanización 3

United Nations, Population Division of the Department of Economic and Social Affairs. The World at Six Billion, ESA/P/ WP.154, New York, 12 October 1999; y World Urbanization Prospects: The 2007 Revision Population Database, en http:// esa.un.org/unup/

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La figura 3 de la p. 31 muestra datos genéricos contenidos en dos informes de las Naciones Unidas de 1999 y 2009,3 de cómo se produjeron los grandes cambios demográficos urbanos mundiales, con lapsos de cada 50 años, desde 1800 hasta 2000, y una proyección a 2050: Mientras que en 200 años la población aumentó 6,21 veces, la población urbana mundial aumentó casi 98 veces. Para 2010 la población total mundial se calcula, aproximadamente, en 6.906 millones de personas, la urbana en 3.164

Capítulo 1. La ciudad contemporánea y su origen histórico

millones. La tasa de urbanización ha superado, por primera vez en la historia, el 50%, estando ya en 50,6%. Hay que recalcar que si la tendencia continua así, para 2050 la tasa de urbanización llegará a 70%.

Figura 3

Desde 1950 hasta el año 2000, la población mundial se multiplicó por un poco más de dos veces; la urbana en cambio se multiplicó casi por 4. Sean asentamientos formales o informales, estructuralmente integrados o no a las poblaciones que ya existían, el crecimiento de las ciudades que ha estado marcado por una dinámica incontrolable de problemas cuantitativos, ya ha pasado a complejos y complicados problemas cualitativos. Hay países, especialmente los desarrollados, que ya están entre 85% y 90% de población urbana, por lo que su crecimiento de población urbana tiende a estacionarse. Así, pueden dedicar esfuerzos a mejorar la infraestructura y las edificaciones urbanas existentes. Sin embargo, el crecimiento mayor de la población urbana mundial se produce en los países del Tercer Mundo, donde un gran volumen de la población rural sigue emigrando del campo y se establece en áreas precarias en los perímetros de las

La revolución demográfica mundial y de la tasa de urbanización

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cada vez más grandes ciudades, construyendo viviendas vulnerables a las condiciones ambientales que los rodean, más cuando están expuestas a los sismos. Ante la evidencia del aumento de la población urbana en todo el mundo, se puede extraer una conclusión histórica preocupante: a mayor concentración de población en las ciudades contemporáneas expuestas a los sismos, hay mayor probabilidad de que ocurran grandes desastres urbanos. En la siguiente cita, F. Ascher,4 al describir la revolución urbana actual, concluye con la formulación de una característica de la ciudad contemporánea: a mayor desarrollo, mayor riesgo:

4

Ascher, François, Los nuevos principios del urbanismo. Madrid, Alianza Editorial, 2004, en francés 2001, pp. 67-69.

Si como afirmaba el dicho medieval el aire de la ciudad hace libre, a cambio la ciudad es también el lugar de los peligros físicos y morales. De hecho, las ciudades siempre han sido ambivalentes desde el punto de vista de la seguridad, garantizando a un tiempo protección y suscitando todo tipo de peligros. Esta doble naturaleza de la ciudad se constata hoy por la dinámica de modernización que sigue modificando las relaciones de la sociedad y de los individuos frente al azar y los peligros que lo transforman en riesgo. Es típico de la sociedad moderna querer controlar el futuro, y para ello intenta conocer y medir las probabilidades de que se produzca tal o cual acontecimiento para tomar después decisiones al respecto. El riesgo, que es una noción típica de la modernidad, domina en la actualidad todas las costumbres sociales y da lugar a la “sociedad del riesgo”: tanto los individuos como los actores económicos y sociales hacen del riesgo una cuestión clave y permanente de su vida y de sus acciones. La paradoja de la modernización es que el desarrollo de los conocimientos y de las técnicas y la circulación vertiginosa y generalizada de la información aumentan el riesgo: el avance de las ciencias [y de las tecnologías] provoca también nuevos riesgos relacionados con la contaminación, con las emisiones de gas carbónico y con el uso de sistemas de refrigeración, etc. Los avances de la información han supuesto la difusión inmediata de los sucesos, lo que contribuye a dar la impresión de un mundo urbano lleno de peligros. Pero el aumento del riesgo no se reduce sólo a la sensación de que la sociedad es más peligrosa. Por un lado, la exigencia de seguridad aumenta y, por otro, la inseguridad se incrementa realmente. El avance de la técnica es un arma de doble filo: ofrece nuevas posibilidades pero también acentúa los daños que puede provocar. Además, la sociedad hipertexto emergente no consigue encontrar nuevas formas de regulación, y asistimos en muchos países al aumento de la “violencia urbana” y de todo tipo de delitos. Estas nuevas relaciones con el riesgo, la incertidumbre y el futuro constituyen en gran parte el éxito de las problemáticas referidas al desarrollo sostenible porque, al mismo tiempo, el proceso de modernización sigue transformando la relación de la sociedad con la naturaleza [incluyendo los eventos naturales extraordinarios como tormentas, grandes lluvias, sequías, huracanes, sismos, derrumbes, incendios naturales, etc.]. Hoy la “naturaleza” está integrada en lo social, lo que supone tomar decisiones para controlarla y protegerla. La noción de “patrimonio natural” expresa una actitud profundamente moderna de apropiación de la naturaleza por las sociedades humanas. La transformación hacia la sociedad del riesgo, es decir, el lugar creciente que ocupan las preocupaciones en materia de seguridad física [arquitectónica, ingenieril y urbana], económica, social y familiar, es resultado a la vez del mayor número de incertidumbres de todo tipo y de la ambición creciente de realizar proyectos, de poner en marcha estrategias, de controlar el futuro. Por ello, tanto los individuos como los actores sociales y económicos buscan lo que puede proteger, tranquilizar, dar confianza. En este contexto hay que situar el “principio de precaución”, que tiene tanto éxito en la actualidad que resulta especialmente difícil llevarlo a la práctica. El principio de precaución surge, pues, cuando hay dudas sobre las posibles consecuencias de una decisión, bien porque no llegamos a conocerlas o a calcularlas, bien porque los expertos no se ponen de acuerdo. A medida que el impacto se conoce –o se puede conocer–, el principio de precaución ya no es necesario porque nos encontramos dentro de un ejercicio normal de elección y de responsabilidad. Y no hay que confundir el hecho de ser precavido con la aplicación del “principio de precaución”. Éste se refiere específicamente a los procedimientos necesarios cuando algo se desconoce; por lo tanto, traslada al político [y a los técnicos, profesionales, clientes e, incluso, a las comunidades potencialmente afectables]

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todo el peso de la decisión, de la medida suspensiva o dilatoria, o de asumir el riesgo. Riesgo y principio de precaución son, pues, factores determinantes en el contexto en el que actúan hoy los poderes públicos, urbanistas, planificadores y todas las personas y asociaciones implicadas en la creación y gestión de ciudades.

Entre los sismos más significativos en el período 1964-2010 están: en 1964 Anchorage, Alaska, y Niigata, Japón; Guerrero, México, en 1957; Valdivia, Chile, en 1960; San Salvador, El Salvador, en 1965; Caracas, Venezuela, en 1967; Lima, Perú, en 1970; San Fernando, California, en 1971; Managua, Nicaragua, en 1972; Puebla, México, en 1973; Ciudad de Guatemala en 1976; Imperial Valley, California, en 1979; Popayán, Colombia, en 1983; en 1985, Michoacán, México, y Viña del Mar, Chile; en 1986, El Salvador, y Vrancea en Rumania; Loma Prieta (San Francisco, California) en 1989; El Limón, Costa Rica, en 1991; Northridge (sur de California) en 1994; Kobe, Japón, en 1995; Cariaco, Venezuela, y norte de Irán, en 1997; Rostak, Afganistán, y Bahía de Caráquez, Ecuador, en 1998; en 1999, El Quindío en Colombia, Puebla en México, Izmit y Duzce en Turquía, Atenas en Grecia y Chi-Chi en Taiwan. En lo que va del siglo XXI se sigue repitiendo esta situación. Para mencionar sólo algunos de los sismos importantes: en 2001, en El Salvador tres sismos en enero y febrero y Atico en Perú; y en Gujarat al noroeste de India; en 2003, Argelia septentrional, Alhucemas en Marruecos y Bam en Irán; en 2004, el sureste asiático con un gran tsunami, generado por un sismo submarino y, en 2005, norte de Sumatra, Indonesia y Pakistán (Sudasia); en 2007, costa central de Perú; en 2008, Sichuan, China. En 2009, Cinchona, Costa Rica; Sumatra, Indonesia; región de islas Samoa; L’Aquila, Italia; Yunnan, China. Y los más importantes de los numerosos que han ocurrido al inicio de 2010: sismo regional de Haití; varios sismos consecutivos, réplicas de gran magnitud y tsunami que afectó una gran porción del territorio de Chile; Baja California en México; Qinghai al sur de China; y otro al norte de Sumatra, Indonesia. Cuestiones cruciales de riesgos que la ciudad contemporánea tiene que afrontar Dados estos datos sobre la creciente población urbana mundial y de registros de sismos y desastres cada vez con mayor frecuencia y aumento de todo tipo de costos, surge la paradoja de que, a pesar de haber aprendido y disponer de normas de ingeniería sísmica para mejores diseños y construcciones sismorresistentes, estamos cada vez más expuestos a grandes riesgos y mayores desastres sociales y urbanos. Entonces, surgen las siguientes preguntas: ¿Cómo es posible que si hasta el presente se han obtenido tantos avances en el conocimiento del comportamiento de las edificaciones modernas sismorresistentes, todavía se siguen produciendo tantas víctimas y pérdidas económicas en las ciudades contemporáneas debido a los daños causados por los efectos de los sismos? ¿No se puede adoptar un cambio radical de enfoque y de acciones políticas que reduzcan el riesgo de desastres por la ocurrencia de sismos, a través de la reducción de la vulnerabilidad de las ciudades y sus edificaciones? Para responder adecuadamente estas preguntas es necesario que previamente se comprenda que la aplicación del “principio de precaución”, que se menciona al final de la cita de Ascher, para la reducción del riesgo sísmico, se tiene que aplicar a partir de disponer de una satisfactoria explicación histórico-causal de la ciudad contemporánea. Por ello, a continuación se presenta una breve crónica sobre la evolución histórica de la ciudad del segundo milenio y la estrecha interacción entre tipo de sociedad y tipo de gobierno en cada una de las ciudades que surgieron en las diferentes etapas de dicha evolución.

La revolución demográfica mundial y de la tasa de urbanización

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La ciudad contemporánea como el producto histórico de la estrecha interacción entre tipo de sociedad, tipo de gobierno y tipo de ciudad Como ya se planteó, la ciudad contemporánea es la etapa actual de la sucesiva autotransformación de la ciudad occidental del segundo milenio. Ésta tiene un lugar autónomo en la historia no sólo de Occidente, sino de toda la humanidad. Su singularidad radica no sólo por su capacidad de autotransformarse sucesivamente, sino también por los logros científico-tecnoconstructivos y de configuración alcanzados, y además que ha sido el asiento de varios tipos distintos de sociedad y de sus respectivos gobiernos. Su éxito circunstancial ha llegado al punto en que su modelo se irradió al resto del mundo a partir de la segunda mitad del siglo XX. La siguiente exposición de las seis etapas de la ciudad occidental del segundo milenio mostrará en qué medida cada una de estas seis ciudades ha sido la respuesta, en cada período histórico, a la interacción entre tipo de sociedad y tipo de gobierno. Este recorrido histórico es necesario e importante para comprender porqué la ciudad contemporánea es como es. A través de esta sucesión de ciudades se caerá en cuenta que, por ejemplo, la conjunción de diferentes configuraciones urbanas y arquitectónicas en la ciudad contemporánea es el resultado de las herencias físicas (sobre todo infraestructurales) de los tipos de ciudades anteriores. Así mismo, que los adelantos de, por ejemplo, en el diseño ingenieril sismorresistente de edificaciones no es ni puede ser suficiente para evitar los desastres sociales urbanos detonados por la ocurrencia de un evento natural como es un sismo, sino que el deseado comportamiento o desempeño sismorresistente está condicionado a una buena política de reducción de riesgo a través de la reducción de la vulnerabilidad, donde se conjuguen adecuadamente la mejor resolución posible de los aspectos físicos y sociales, no sólo de cada edificación, sino además y fundamentalmente de la ciudad como un todo, de la ciudad también vista como un sistema complejo y, además, tremendamente complicado (como resolución de conflictos de intereses). Esto requiere un enfoque sistémico de la ciudad y sus componentes, pero ampliado en términos no sólo con las relaciones multiprofesionales, sino inclusive transdisciplinarios, incorporando a políticos, clientes, inversionistas y potenciales usuarios. Ahora bien, ¿qué son las configuraciones urbanas y cómo se producen las irregularidades que contribuyen a hacer más vulnerables sus edificaciones? El término configuraciones urbanas no sólo se refiere al tamaño, la forma y la disposición peculiar de conjuntos de edificios que conforman las manzanas urbanas, sino a la influencia que han tenido y tienen las disposiciones contenidas en la normativa de zonificación urbana y las normas sanitarias para el diseño de edificios y espacios circundantes en la generación de configuraciones peculiares, arquitectónicas y estructurales, de edificios singulares, que son consideradas como irregulares en el diseño sismorresistente. Diversos aspectos de la configuración urbana y arquitectónica de la ciudad contemporánea han sido identificados como causas importantes de su vulnerabilidad cuando se encuentra ubicada en zonas que han sido identificadas como sísmicamente activas. Por ello se consideró que para poder estudiar los posibles mecanismos de reducción de dicha vulnerabilidad, sería necesario analizar las razones que llevaron al establecimiento y distribución de las formas urbanas y edificatorias que han predominado internacionalmente en las ciudades que se conformaron a partir de finales del siglo XIX. La estructura física y la configuración de la ciudad contemporánea no son sólo los resultados de los cambios de los componentes físicos de la ciudad mercantil

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medieval y las primeras versiones de la ciudad capitalista, como tampoco se la puede considerar como una mera secuela, una “externalidad” o una derivación colateral no buscada intencionalmente del desarrollo del capitalismo. La configuración de la ciudad contemporánea es todo lo anterior, inserto en el producto inevitable del conjunto significativo de acciones, fuerzas en pugna, guerras y revoluciones en la dinámica tipo de sociedad, tipo de gobierno o Estado y tipo de ciudad. Precisamente es en este punto neurálgico, “averiguar su estructura”, que se encuentra la explicación de porqué la ciudad contemporánea tiene una configuración similar en todas partes del planeta: los intentos de urbanismo utópico (racionalismo idealista) planteados al principio del siglo XX, incluyendo propuestas de grandes arquitectos, fueron rechazadas por los poderes pragmáticos estatales y del capital globalizado, como tampoco se adecuaba al tipo de sociedad que se estaba conformando. El sistema del capital, que ya tiene escala planetaria, considera a todo el mundo como su territorio, por lo que se ha convertido en un supraEstado y su relación con la ciudad es ahora una relación con el sistema o red de ciudades. Ésta es una razón de porqué el sistema mundial del capital ha optado por impulsar a la construcción y desarrollo de ciudades dentro de más bien limitados controles, fundamentados en pocos pero claves principios universales-racionales, como son el mercado de tierras (parcelas), la libre competencia corporativo-empresarial y la aparición sucesiva de rascacielos que busquen no sólo un posicionamiento corporativo de la empresa, sino incluso un hito que “identifique” a la ciudad en cuestión. Es importante tener claro que si bien las configuraciones actuales de las ciudades no son ni pueden ser el producto lógico y racional de un Plan maestro comprehensivo propuesto por las instancias municipales y los equipos encargados de su planificación, entre otras razones porque cada gran cambio implicaría una tabla rasa de lo heredado de los siglos anteriores, ellas tampoco son una mera externalidad. Las ciudades contemporáneas son causa y efecto simultáneos del vertiginoso cambio del capitalismo: el capitalismo se ha desarrollado gracias a sus ciudades y, a su vez, cada gran ciudad es consecuencia directa de la fase del capitalismo en que se encuentre su sociedad. Son el ajuste y reajuste de intereses y luchas de poderes en cada momento histórico, sometiéndose a las leyes del mercado y de la libre competencia entre grandes corporaciones, implicando equilibrios entre acciones empíricas y pragmáticas, sobre todo en la formulación de normas urbano-arquitectónicas que han configurado la ciudad contemporánea. La ciudad mercantil medieval

Durante milenios el modo de producción y reproducción de la sociedad fue el esclavista. Grecia y Roma, a pesar de sus grandes innovaciones filosóficas, religiosas, legales y políticas, no se apartaron del sistema de la esclavitud. Desde el inicio de nuestra era, la esclavitud, especialmente en Europa, fue paulatinamente desplazada por el modo feudal de producción, que estaba constituido por un

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conjunto de relaciones de producción y dependencia entre el campesino y el señor, propietario de la tierra que aquél usufructuaba; así fueron apareciendo las ciudades de linaje, que era donde fundamentalmente se desarrollan los intercambios comerciales y la producción no agrícola, y se organizaron las instituciones jurídicopolíticas. Este tipo de ciudad estaba controlado por el señor feudal de la zona. A finales del siglo X y principios del siglo XI, como consecuencia de una serie de acontecimientos, entre los que hay que destacar el progresivo abandono de las zonas rurales por grandes cantidades de campesinos debido a su sobrepoblación y la falta de suficiente trabajo y alimentos para todos, los migrantes comenzaron a articularse en poblados. La ciudad occidental del segundo milenio, entonces, surge como un núcleo autónomo de poder regido corporativamente en Italia hacia 1050, en Francia hacia 1100 y en Alemania hacia 1200. Pero, a partir del siglo XII en Italia, sus ciudades comienzan a perder su carácter corporativo medieval, evolucionando hacia la signoria, dando pie a la ciudad renacentista. En el siglo XV en Alemania pasan a depender de los príncipes territoriales y, en muchos otros lugares de Europa, ya al final del siglo XVI el común es que pierden su libertad o su autonomía a medida que se afirma el Estado absoluto (existieron algunas excepciones: Venecia, hasta 1797, y ciertas ciudades alemanas que pervivieron hasta la Confederación de Alemania del Norte, en 1866). La ciudad occidental surge del Medievo porque la polis se convirtió a principios del segundo milenio en una reunión de especialistas de distintas clases que satisficieron abiertamente y en libertad una pluralidad de necesidades materiales y espirituales. Tal satisfacción es imposible cuando no se ha producido la diversificación del trabajo bajo ciertas condiciones mínimas de libertad de intercambio, cuya concentración de personas lleva consigo el contacto, el tráfico y reciprocidad de opiniones y la concurrencia entre ellas, con lo que se promueve la creación de cosas y de ideas. Fue característica de este nuevo tipo de sociedad la conciencia de un “nosotros”, de una comunidad y unidad sustancial por encima de las diferencias entre los grupos componentes. Y de este substratum social comunitario se derivó, muy posteriormente, la forma política del municipio, desconocida en cambio en todos los demás tipos de ciudades existentes en el mundo. La mayoría de las tradicionales ciudades medievales se componía originariamente por tres estratos: caballeros, clérigos y mercaderes. Cuando predominaron los primeros se constituyó la “ciudad de linajes” y cuando predominan los últimos comenzó a aparecer la ciudad mercantil. Desde el punto de vista económico, las del primer tipo se identifican como “ciudades de consumo” y las del segundo tipo como ciudades de producción. A partir de los siglos IX al XI las ciudades mercantiles se engrosaron con las campesinos que emigraban en busca de pan, trabajo (posibilidad de mantenerse sin necesidad de propiedad territorial), paz y libertad. La ciudad mercantil medieval, como inicio de la ciudad occidental del segundo milenio, fue en resumen: Un sentimiento de comunidad entre la totalidad de sus componentes, que abrió las puertas a los posteriores principios de igualdad, libertad y fraternidad. Un modo de pertenencia a la totalidad, que originó las condiciones para establecer un gobierno propio, condición para la futura ciudad-estado. Una estructura sociopolítica compuesta por una pluralidad de corporaciones que se integran gradualmente en la totalidad urbana, cada una autónoma en

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su esfera, propiciando las iniciativas grupales y comunitarias, base para la formulación de proyectos de vida colectiva y, por supuesto, de las actuales corporaciones transnacionales. Un conjunto de pobladores que realiza funciones públicas, que condicionan aspectos muy importantes de la vida de sus componentes, base de los futuros municipios que serán los encargados de regular los planes constructivos y urbanos de los espacios que les correspondan administrar. Por lo tanto, una unidad orgánica de comunidades con grados diversos de autonomía: una comunidad de comunidades, cada una de ellas autónoma en su orden y dotada de ciertas facultades jurídico-políticas, en parte ejercidas a propio derecho y en parte como agente de los derechos propios y dignos de la ciudad, que por tener una estructura pluralista y compleja no se agota en los organismos centrales. Los gremios corporativos podían tener naturaleza territorial o personal. En cuanto a las corporaciones territoriales, hay que destacar las parroquiae o vecindades, que eran más que simples divisiones administrativas, puesto que dentro del marco de la ciudad estaban dotadas de significación autónoma en el campo jurídico, ya que poseían normas válidas para su espacio.5 Para cada una de los seis tipos de ciudades occidentales del segundo milenio se hace una breve síntesis descriptiva contentiva de: (a) tipo de sociedad; (b) aspectos urbanos; y (c) aspectos arquitectónicos. (a) Tipo de sociedad: feudalista. Ciudad de producción (artesanos) y comercio. Se organiza en núcleos autónomos de poder regido corporativamente. Su importancia radica en que este tipo de ciudad, basado en el trabajo productivo, es la reunión de especialistas de distintas clases que satisfacen –en libertad– una pluralidad de necesidades materiales y espirituales. Enfatiza la diversificación del trabajo con gran intercambio de opiniones e ideas. Se crea una conciencia de un “nosotros” (comunidad), del cual se deriva la forma política del municipio, clave para establecer las normas urbanas que jugarán un rol en las configuraciones de las futuras ciudades. La estructura sociopolítica-económica se compuso a partir de la pluralidad de corporaciones, cada una autónoma en su esfera, que se integraron gradualmente en la totalidad urbana, con un sentido de pertenencia a ésta. Se separa jurídicamente lo público de lo privado. Surge el burgo, cuyo nombre identifica tanto a este tipo de población como a los miembros de sus corporaciones, deviniendo posteriormente en burgués, significando al principio habitante del burgo. A los antiguos alcaldes se les llamaba burgomaestres. (b) Aspectos urbanos: ordenación espontánea y orgánica; agregaciones y ajustes progresivos sin un plan global de la ciudad. Los tipos son muy variados, dadas las dinámicas de cada ciudad: irregulares, radiocéntricas y regulares cuadriculadas. Pueden ser lineales, cruciales (cruces de vías), nucleares o tipo “espina de pez”. (c) Aspectos arquitectónicos: construcciones que se adaptan a los espacios y parcelas disponibles, basadas en estructuras de muros de carga (piedra, ladrillo) y entrepisos y cubiertas con estructuras de madera. La geometría es sencilla; las plantas de las casas son casi rectangulares pero adaptadas a los linderos de las parcelas. Las edificaciones, por lo general, son adyacentes a las construcciones vecinas. Las figuras 4 y 5 de la p. 38 muestran dos imágenes de la ciudad mercantil medieval: una vista aérea de Ehbeck, Baja Sajonia,6 y el plano del casco medieval de Lübeck, Alemania,7 respectivamente.

5

García-Pelayo, M. La ciudad mercantil medieval. Volumen 6 de Cuadernos de la Fundación, Fundación Manuel GarcíaPelayo, 2001.

6

Norberg-Schultz, Ch. Existencia, espacio y arquitectura. Barcelona, España, Editorial Blume. 1975.

7

Meyers Konversationslexikon Enzyklopädie, 4a. Edición. Leipzig, 1885-1890.

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Figura 4

Figura 5

La ciudad clásica renacentista

a)Tipo de sociedad: precapitalista. Predominio, sobre todo en Italia, de las ciudades-estado, que con el tiempo se convirtieron en comunas. El poder estaba en manos de familias que estaban en transición entre el modo de producción feudal y el modo de producción capitalista comercial. Se comenzó a tener una concepción más abierta de la humanidad como tal, en tanto que el propio ser humano se veía a sí mismo como principio y fin de toda su acción (humanocentrista). Se buscó plasmar en las ciudades el orden y los valores de las ciudades antiguas de Grecia y Roma. Fue un renacer de enfoques, proyectos y principios de la Antigüedad clásica, que adecuándolos a las nuevas realidades históricas se convirtió en el Renacimiento. Sus urbes se identifican también como ciudades públicas y cívicas porque se separó definitivamente la vida pública de la privada, enfatizando en la participación de la gente en asuntos generales del gobierno de la ciudad. Sentó las bases del nuevo espíritu de representación y explicación del mundo alrededor de la persona individual, con concreciones artísticas, incluso a nivel público, a través de la proliferación de plazas y monumentos, exaltando diversos valores humanos (no de los gobernantes). Motorizó la división cada vez mayor del trabajo. (b) Aspectos urbanos: al surgir la racionalidad como proyecto, se establece por primera vez una clara separación en las etapas del ciclo de vida de una obra (diseño, producción de componentes, construcción de la obra y otros). Así, aparece con autonomía el “proyecto de diseño” y se comienzan a diseñar ciudades, y éstas trazadas cada vez más con criterios y formas geométricas. Se proponen proyectos y eventualmente se construyen ciudades con configuraciones radiales y cuadriculadas. Las ciudades dejan de tener una estructura basada en el crecimiento espontáneo y orgánico, y entonces se las concibe y construye bajo patrones de organización, trazado y percepción muy intencionados y estructurados. Se diseñan grandes avenidas, bulevares y plazas como respuesta al carácter público y cívico de las ciudades. Dados los planteamientos geométricos, aparecen manzanas y parcelas triangulares que, reproducidas hasta la ciudad contemporánea ubicadas en zonas sísmicas, determinan la construcción de edificios con planta irregular. (c) Aspectos arquitectónicos: aparece la técnica de representación de la perspectiva, lo que ofrece a los diseñadores y los poderes públicos proyectistas la

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posibilidad de preestablecer y prefigurar el alineamiento de las edificaciones: se disponen modelos que permiten visualizar anticipadamente las percepciones y secuencias espaciales. Para lograr la ciudad bella se diseñan y construyen edificios bellos. Se funda la dinámica entre ciudad y edificación (y entre ciudad-edificación por un lado, y sociedad y gobierno por el otro) en cuanto a que sus respectivas concepciones y propuestas están íntimamente relacionados. Las configuraciones arquitectónicas, entonces, responden a las configuraciones de los espacios urbanos también diseñados, que se quieren coordinar para lograr un mejor resultado unitario. El surgimiento de las plazas y grandes avenidas contribuyen a que se vean las construcciones más emblemáticas de la ciudad. Que se vean además desde grandes distancias, por lo que, por ejemplo, la simetría tanto en planta como en alzado comienzan a predominar. También comienza a imponerse el criterio de diseño formal de los edificios al margen de las orientaciones más convenientes para el viento, el asoleamiento y otros, buscando satisfacer el interés estético, que se utiliza como otro medio para ejercer el poder y lograr el reconocimiento público. La figura 6 muestra un ejemplo de ciudad diseñada siguiendo estos principios, la Villa Radial de Palmanova. Se destaca la aparición intencional de manzanas triangulares y en forma de “L”, con esquinas entrantes, trayendo como consecuencia tener que diseñar edificaciones irregulares en dichas manzanas.

Figura 6

La ciudad barroca

a) Tipo de sociedad: precapitalista, monárquico/aristocrático absolutista. Fuerte concentración del poder que, con la expansión de los mercados al arribar a y conquistar el continente americano, se sientan las bases de los diferentes imperios

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(español, inglés, francés, holandés, belga y otros) que entrarán progresivamente en guerra. Crea el concepto de “Estado nacional”, a través de la monarquía absoluta, y con esto la aparición de la ciudad capital como un modo de evidenciar y centralizar el poder. Se instaura la cabeza principal del poder en representación del pueblo custodiado que se preocupa por los habitantes de la ciudad. Las medidas urbanísticas que se tomaron fueron como consecuencia lógica del ejercicio de dicho poder, concretándose en la construcción de grandes edificios públicos, resolviendo la higiene (dadas las urgencias sanitarias de las anteriores ciudades), y reparando tanto los servicios básicos como la vida urbana y la circulación de las aguas y el aire por las calles y edificios. Siempre buscó el bienestar de la sociedad custodiada simultáneamente con la exhibición del poder. La sociedad barroca es también la culminación del proceso de agrupación de los pueblos europeos hacia la consolidación de Estados nacionales. Se inventa y se pone en práctica el concepto de “Estadonación”, como una totalidad territorial no segregada, sino unitaria, creándole una identidad lo más singular posible: la “nacionalidad”. Ahora el Estado pasa a ser el ente primario y la ciudad capital la localización del instrumento burocrático. Mediante la construcción urbana se consolida el poder político en un solo centro colocado directamente bajo la mirada del rey, para impedir así cualquier alzamiento. Sin embargo, el perjudicado no fue la provincia, sino los que viven dentro de la misma ciudad capital, ya que ella es un ente que no es de nadie pero es de todos, por lo cual no existe ni siquiera la propiedad privada para los hijos de la capital, pues no son dueños de nada. El Barroco es la respuesta de la contrarreforma motorizada desde el Vaticano, en contra de la reforma de Alemania y otros países del norte de Europa. (b) Aspectos urbanos: el urbanismo barroco se caracteriza por su interés integrador de espacios en un todo unitario, ya sea urbano o paisajístico. Es el modo de ordenar para el desarrollo de las ciudades que se concretan a través de la arquitectura monumental, como plazas, edificios, fuentes, jardines y otros, que expresen el poder del Estado. En este período surgen los planes reguladores. En el Barroco se produce un cambio radical en el modo de concebir la ciudad. El espíritu de la “ciudad-estado” cerrada en sí misma, desaparece para dar paso a la ciudad capital, abierta, del Estadonación, pasando así al mismo tiempo a ser punto de referencia para todo el territorio. Los elementos formales cobran fuerza frente al carácter humanista de la polis griega y renacentista, destacando la imagen de su gobernante, cuya importancia se mide por su tamaño y el número de sus habitantes. El espacio simbólico se concibe subordinado al poder político, cuyo papel sobresaliente tratará de destacar la arquitectura urbana mediante un nuevo planteamiento de perspectivas y distribución de espacios. La ciudad se va a estructurar en torno a un centro, como el poder absoluto que tiene como referencia al rey. A este centro confluyen grandes vías, rectas de amplias perspectivas. Las plazas serán uno de los grandes elementos, reflejo y símbolo del poder civil, entendidas como escenarios de fiestas y representación. La anterior plaza renacentista cedió su función tradicional cívica y pública para convertirse ahora en el Barroco en un medio de exaltación de la ideología religiosa y/o política. La manifestación del poder humano como afirmación y exhibición del mando y prepotencia del principado, contiene, en su perspectiva focal y supuesta capacidad ilimitada, la organización monárquica del Estado aristocrático. El Barroco se caracteriza por su afán integrador de espacios en un todo unitario, ya sea urbano o paisajístico. El “panorama” es el constituyente ordenador de la ciudad, construyendo cuadros, paisajes, horizontes y grandiosidades donde antes no existía casi nada. Es decir, crear un esquema conducente a una forma organizacional e institucional, de manera tal que mediante este esquema se

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configure toda la urbe, su gobierno y su sociedad, siempre pensándolos en conjunto. El urbanismo de jardines introduce un sistema de ejes y diversidad de espacios. Surge de un eje longitudinal que tiene como final del recorrido la percepción de un espacio infinito. Se introducen ejes transversales y esquemas radiales. Así, su urbanismo es teatral y espectacular, por lo que se instituye una fuerte relación entre el urbanismo, la política y la economía: un medio que consolide el poder político en un solo centro directamente bajo la supervisión del rey e impedir todo desacato a la autoridad central, haciendo más fácil el arte y la ciencia de gobernar. La ley, el orden y la uniformidad son productos esenciales de la capital barroca. La ley es para estatuir y asegurar el dominio de la clase en el poder; el orden como prerrequisito para que el pueblo acepte su sumisión a la autoridad; la uniformidad para que los burócratas apliquen las reglas, controlen y recauden los impuestos. En la transformación urbana de Roma en 1585, por ejemplo, se planteó la conexión entre los principales edificios religiosos de la ciudad por medio de grandes ejes viarios rectilíneos. El proyecto, que se basaba en la ratificación de Roma como Ciudad Santa, se estableció como precedente para las intervenciones que se tendrían que ejecutar en otras ciudades europeas. Su regulación se basa en un entramado de grandes vías, que se articulan dirigidas a centros significativos, tanto edificios como plazas. Las siete basílicas quedan entrelazadas entre ellas a partir de un centro que es la Basílica de Santa María la Mayor, deviniendo lugar de encuentro y de salida, verdadero paradigma de la espacialidad barroca. A su vez, las plazas se singularizan a través de símbolos, como los obeliscos y columnas. Estos obeliscos no eran sólo elementos de decoración, sino que se convertían en referencias para el cambio de dirección de las calles. La figuras 7, 8 y 9 muestran los planos de Roma, Versalles y Londres, donde se aplicaron los principios del urbanismo barroco.

Figura 8

Figura 7

Figura 9

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(c) Aspectos arquitectónicos: La característica principal de la arquitectura barroca fue la utilización de composiciones basadas en líneas curvas, elipses y espirales, así como figuras policéntricas complejas, compuestas por motivos geométricos que se interceptaban unos con otros. Leland Roth comenta:8 Los arquitectos del barroco y sus posteriores colegas del rococó, en su esfuerzo por obtener los máximos efectos posibles del espacio moldeado, de la manipulación de la luz, del color y del detalle sensual, crearon una arquitectura cada vez más implicada en la configuración del espacio, manifestando a la vez un interés nulo, o casi nulo, por la expresión de la estructura de sus edificios. La arquitectura pasó a ser, casi literalmente, un exquisito y vívido revestimiento aplicado sobre algo más; un efecto puramente visual, con muy poca sinceridad estructural. Sin embargo, para la tardía época en que se terminó Vierzehnheiligen, en la década [a partir] de 1760, en Francia se estaba preparando un cambio verdaderamente radical, un giro brusco hacia una arquitectura totalmente racional, en la cual se volvía al dominio de la verdad estructural sobre el efecto visual. Así pues, el péndulo volvía hacia las posiciones más racionales de los puristas del renacimiento. Sin embargo, no se produjo un retorno inmediato al estilo renacentista, ya que entretanto había surgido una tendencia hacia el conocimiento objetivo de la historia como disciplina científica. Ahora, los arquitectos buscaban crear una arquitectura moderna racional completamente reformulada a la luz de una nueva interpretación de la arquitectura de la antigüedad.

La ciudad industrial

8

Roth, Leland M. Entender la arquitectura. Sus elementos, historia y significado. Barcelona, España, Edit. Gustavo Gili, 1999, p. 428.

9

Gibberd, Frederick. Diseño de núcleos urbanos. Buenos Aires, Argentina, Editorial Contémpora, 1956, p. 155.

10

Zevi, Bruno. Espacios de la arquitectura moderna. Barcelona, España, Editorial Poseidón, 1980, p. 60.

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a) Tipo de sociedad: capitalista en su primera y dinámica fase de expansión. Surge por la revolución industrial y diversas revoluciones económico-políticas, especialmente a partir de Inglaterra y Francia. La insurgente burguesía convive tensamente con la aristocracia y monarquía de los Estados absolutistas. Comienza el período de los imperios (Gran Bretaña, Francia, Holanda, España, Portugal y otros), para conquistar territorios en África, América y Asia, así como garantizar su abastecimiento de materias primas y crear mercados para la masiva producción industrial de sus artefactos. Se produjo una sucesión vertiginosa de invenciones y descubrimientos tecnocientíficos con aplicaciones prácticas, originando transformaciones productivas, de transportes y comerciales en escalas cada vez mayores. Se transformaron paralelamente las comunicaciones e intercambios entre las personas. Surge el “ciudadano” con derechos universales, aunque en la práctica éstos son más formales que sustantivos. La práctica de la democracia queda circunscrita a quienes tienen tiempo, dinero y energías para practicarla. Los mayoritarios sectores pobres y trabajadores explotados quedan por la vía de los hechos fuera del juego que le otorga el derecho. (b) Aspectos urbanos: se produjo el crecimiento desordenado y masivo de las ciudades productivas, sin plan ni proyecto, como el complejo fabril9 que se muestra en la figura 10 de la p. 43. En la figura 11 de la p. 43 se observa, en el grabado de Gustav Doré (1876),10 la agregación de unidades constructivas sin retiros suficientes en muchos casos y sin controles de alturas o del conflicto entre funciones; proliferación de tugurios y zonas de hacinamiento, con las

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consiguientes enfermedades sociales, incluyendo pestes; contaminación de tierras, aguas y aire. Las industrias se construyeron tanto dentro de los espacios de las ciudades tradicionales (industrias pequeñas y medianas) como en los espacios rurales aledaños a ella (industrias medianas y grandes), que buscaban ubicarse cerca de carreteras, ferrocarriles y ríos,tanto así que se establecieron sujetas a la disponibilidad y configuración de la parcela, del fundo o de la hacienda que tuvieran disponible, tanto en la ciudad como en el campo. De allí la diversidad de implantaciones y configuraciones que además de las condicionantes topográficas, especialmente en el campo, estaban determinadas por los linderos de la propiedad. Las vías de comunicación y sistemas de transportes comenzaron a ser más exigentes e imponerse en las nuevas configuraciones urbanas.

Figura 10

Figura 11

(c) Aspectos arquitectónicos: variedad de tipos, formas y obras. Cada caso es una expresión de los nuevos requerimientos y las necesidades inmediatas. Surge la demanda de espacios como consecuencia de las nuevas funciones que la revolución industrial requiere: producción, almacenaje, transporte, comunicaciones y otros. Al principio se resolvieron como mejor pudieron, para paulatinamente irse configurando tipos y rangos de espacios por tipos y rangos de actividades. Los modos de construcción continuaron siendo los tradicionales, aunque comenzaron a aparecer nuevos materiales y propuestas estructurales y constructivas novedosas para satisfacer las demandas de mayores espacios para la producción industrial. Hay que destacar que al inicio de este período histórico se comenzó a dividir el trabajo profesional entre ingenieros y arquitectos. Entre los hechos que marcan esta separación de responsabilidades en Francia e Inglaterra, se encuentran la fundación de: (a) L´École de Beaux Arts, 1671; (b) Le Corps du Genie, 1675; (c) L´ École de Pontes et Chaussées, 1747; (d) Institute of Civil Engineers, 1818; (e) Royal Institute of British Architects, 1834. La ciudad de transición

a) Tipo de sociedad: el capital financiero se estructura y fortalece pero tendrá que esperar a la ciudad contemporánea, luego de la II Guerra Mundial, para imponerse definitivamente sobre los otros dos tipos de capital. Éste comienza a

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ejercer presiones tanto al capital industrial como al comercial, así como a la superestructura jurídico-política local e internacional. Los Estados nacionales más desarrollados (Europa occidental, EE.UU. y, posteriormente, Japón) buscaron controlar cada vez más el comercio internacional. Los países más desarrollados terminaron luchando unos contra otros hasta involucrar a todo el planeta: I Guerra Mundial (1914-1918) y II Guerra Mundial (1939-1945). Al final de este período se terminó de globalizar el capitalismo, aun cuando apareció el llamado “bloque soviético”, que sucumbió en 1989. En las sociedades más desarrolladas se generaron cambios radicales: sanitarios, técnicos, educativos, arquitectónicos, teóricos, organizativos, urbanos y normativos como respuesta a las nuevas exigencias económico-políticas y la aparición de nuevos materiales y técnicas constructivas. Es la época de los grandes proyectos utópicos universales y de la experimentación de nuevas formas de vida social y familiar: se impone mayoritariamente la familia nuclear. (b) Aspectos urbanos: para autotransformarse y que la ciudad dejara de ser ciudad industrial, se tuvo que producir otro conjunto de grandes innovaciones tecnológicas, científicas, políticas, económicas, sociales e incluso culturales, legales y filosóficas. Esta segunda ola de innovaciones, esta vez con enormes repercusiones en la concepción y configuración de la ciudad, se la identifica en este libro como ciudad de transición, puesto que sus propuestas (muy elaboradas, en algunos casos) terminaron por convertirse no en un fin, sino en un enorme puente entre la caótica ciudad de la revolución industrial y la actual ciudad de negocios y servicios, globalizada y descontextualizada. En este período de un siglo la ciudad se convirtió en objeto de investigación y propuestas de transformación por un nuevo tipo de profesional: los urbanistas. Se generaron propuestas de soluciones alternativas, dando pie a una nueva etapa histórica de utopías, fundamentalmente urbanoarquitectónicas y formales. Las posibilidades tecnológicas con los nuevos materiales y tipos estructurales, así como también las nuevas políticas sanitarias, abrieron la posibilidad para que diversos pensadores formularan y divulgaran propuestas alternativas de ciudad ideal y, dentro de ella incluso, modos de vida urbana, por ejemplo, los CIAM (1928-1959) y la Carta de Atenas (1933). El nuevo espíritu de los tiempos, acompañado por el rompimiento definitivo con concepciones tradicionales de vida social, familiar y política, planteó nuevos desafíos que fueron rápidamente asumidos por políticos y profesionales de vanguardia. Se realizan transformaciones de ciudades tradicionales (París, Plan de Haussmann 1850-1871) y los diseños de ensanches de ciudades existentes (Barcelona, Plan Cerdá 18591870, y Madrid, Plan Castro, 1884), hasta procesos y enfoques urbanísticos diferentes a los europeos, como los propuestos para Nueva York con el Zoning Resolution de 1916. En Europa, luego de la I Guerra Mundial, se hicieron propuestas comprensivas y totalizadoras para (re)construir ciudades bajo patrones de concentración masiva de gente en edificios estandarizados y repetidos “n” veces. Cada caso, cada ciudad, como una “gran construcción” concebida como un enorme objeto de diseño arquitectónico, destacándose los arquitectos L. Hilberseimer y Le Corbusier. A finales de los años veinte, en la recién creada URSS (1917), luego del primer plan económico, se diseñaron y construyeron nuevas ciudades bajo nuevos patrones de vida y producción social. Es obviamente un período de gran variedad de iniciativas y experimentos, cuyos resultados, cuando han sido positivos al sistema del capital, se han ido acoplando en la etapa siguiente: la ciudad contemporánea. Luego de

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imponerse la política urbanística implantada por EE.UU. y a NY como modelo, se asignó a la parcela urbana un valor cada vez mayor, y al edificio implantado en ella, preferiblemente un rascacielos, el modelo a imitar. (c) Aspectos arquitectónicos: a partir de la Exposición Mundial de Londres en 1851 y la construcción del Palacio de Cristal, este período estuvo caracterizado por la creación de todo tipo y dimensiones de edificaciones, mostrando a través de las posibilidades tecnológicas y nuevos materiales, las ambiciones económicopolíticas, y el poderío de sociedades, empresas, instituciones y naciones. Con cada nuevo rascacielos corporativo se evalúa quién es más capaz y poderoso: por un lado, los edificios como símbolos y, por otro, los proyectos públicos de viviendas masivas y los edificios especulativos para residencias y oficinas. La arquitectura y sus configuraciones definitivamente se rigieron por el mercado inmobiliario y de tierras no sólo local y nacional, sino incluso mundial. En la figura 12 de la p. 46 se observa una cronología diacrónica y sincrónica del inicio de la urbanística y los urbanistas más destacados del período de transición: Barón de Haussmann, Ildefonso Cerdá, Carlos de Castro, Arturo Soria y Mata, Camilo Site, Ebenezer Howard, Patric Geddes, Raymond Urwin, Tony Garnier, Ludwig Hilberseimer y Le Corbusier. Se incluyen algunas explicaciones de su momento histórico y de eventos que acompañaron su quehacer inventivo profesional. La figura 13 ilustra el plano del Plan Urbano de París,11 diseñado por el Barón Haussmann (Plan Haussmann 1850-1871), y en la figura 14 una foto aérea de la Plaza de la Estrella (L’Etoile). Al respecto comenta Bruno Zevi:12 Georges-Eugëne Haussmann, Prefecto del Sena desde 1853 a 1869, arruina el organismo de París despanzurrándolo con 95 kilómetros de nuevas calles; con todo, supone toda una grandiosa red de equipos y servicios modernos. París, modelo para las capitales del mundo, pasa así a convertirse, justificadamente en ambos aspectos, en objeto de exaltación incondicionada y en censura.

Figura 13

Figura 14

La figura 15 de la p. 47 muestra el Plan Urbano de Barcelona, diseñado por Ildefonso Cerdá (Plan Cerdá 1859-1970),13 y la figura 16 de la p. 47 una foto aérea del Ensanche, destacando la avenida Diagonal y las parcelas triangulares. Cerdá consideraba la necesidad de que las ciudades estuvieran hechas para las personas y planteaba los problemas de salud, no limitando este término a la salud física, sino yendo más allá, con propuestas que tenían en cuenta la salud mental y social. Planteaba la necesidad de que los edificios estuvieran separados entre sí y no

11

Girardet, H. Ciudades. Madrid, España, Celeste Ediciones, 1992, p. 63.

12

Zevi, Bruno. Espacios…ob. cit., p. 58.

13

Vivas, Pere. Postal. Barcelona, España, Triangle Postals S.L., sin fecha.

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Figura 12

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