Comunidad/Editoriales/2012/Nuestra dependencia de las tic


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jueves, 27 de diciembre de 2012

NUESTRA DEPENDENCIA DE LAS TIC Es un hecho indiscutible que a fines del siglo XX, el conocimiento jurídico dejó de estar en manos de las empresas editoriales productoras de libros. El volumen de la legislación ecuatoriana vigente, es actualmente superior a los 16 Mil cuerpos legales “erga omnes”, y mas de 100 Mil normas de carácter particular. La dinámica de producción, reforma y derogatoria -mas de Mil nuevas normas por mes-, ha derivado en la imposibilidad de mantener una biblioteca actualizada en papel. Afortunadamente, la tecnología informática ha permitido el almacenamiento, la sistematización, y la actualización diaria del universo jurídico; y a través de la masificación del acceso a Internet, de la disponibilidad de acceso a dicha información a toda hora y desde cualquier lugar del planeta. La información jurídica ecuatoriana, registrada en formato digital desde 1830 en las Bases de Datos de LEXIS, ocupa un espacio de almacenamiento superior a los MIL CD-ROM. Obviamente, resulta absurdo que un usuario pretenda almacenar en su computador esos volúmenes de datos. Por el contrario, el investigador quiere tener acceso a toda la documentación existente, y disponer de herramientas especializadas de búsqueda y filtraje que permitan localizar, extraer y descargar solamente información pertinente y relevante, que sometida al criterio profesional pueda convertirse finalmente en conocimiento útil. La era “Google” ha transformado radicalmente lo que alguna vez se denominó metodología de investigación jurídica. La memoria como habilidad, ha sido desplazada por la habilidad para diseñar estrategias de búsqueda. El conocimiento ya no se encuentra condicionado a la disponibilidad de libros en papel. Los libros están en internet, y se leen en “tablets” o simplemente se escuchan; por ello, las tradicionales bibliotecas en papel, como fuentes de información, tienen los días contados. Las leyes y reglamentos son documentos que contienen cientos de páginas de texto, (miles de veces mas extensos que un mensaje de email), en consecuencia, la consulta y descarga de un solo Código, consume similares recursos de transmisión de datos que un millar de emails. Para responder a los requerimientos de alto tráfico de datos, la tecnología de comunicaciones digitales ha evolucionado hacia la denominada “banda ancha”, que es la provisión de un servicio de comunicaciones que permite transferir a alta velocidad información “densa”, como videos,

fotos y libros. Con la popularidad de los dispositivos móviles (tablets, smart phones, netbooks), y la consiguiente demanda de comunicaciones inalámbricas, las empresas telefónicas celulares comenzaron a ofertar acceso a internet a través de las redes celulares, primero en formato 3G y luego en 3.5G (HSPA+). Hace mas de un año, el servicio 3.5G fue de alta calidad, proveyendo de acceso a aplicaciones Web con una respuesta excelente. Hoy lamentablemente, el servicio de comunicaciones 3G y 3.5G varía entre malo y pésimo. Y siguen cobrando la misma tarifa. La capacidad de tráfico de hace un año ha sido saturada por el explosivo incremento de usuarios, sin que se haya invertido en el equipamiento necesario y suficiente para mantener la calidad del servicio. ¿Y el control de la Superintendencia de Telecomunicaciones? Bien gracias. Solo nos queda esperar que alguien invierta en tecnología 4G.

Leonardo Hernández Walker, MBA, MPA LEXIS S.A Presidente Ejecutivo

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