Clase Especial 2012 – Fenómenos Psicosomáticos

Después lo vamos a profundizar, pero el síntoma histérico pone en juego un cuerpo que se arma desde el lenguaje. En cambio, el fenómeno psicosomático es ...
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Curso Optativo de Apoyo Fenómenos Psicosomáticos 2012 Jacquie Lejbowicz - Raquel Vargas Buenas noches, hoy vamos a trabajar con los fenómenos psicosomáticos. Es un tema que implica muchas preguntas y que es un campo de investigación continuo porque es todo un tema definirlo, hay muchas discusiones. Es un tema precisarlo desde el psicoanálisis. Primero contaremos algunas cuestiones teóricas, de lo que se investiga para definirlo un poco y situarlo respecto del síntoma, y después comentaremos un caso clínico de Estela Solano Suarez. Estamos hablando de fenómenos. ¿Qué es un fenómeno? A diferencia de lo que es un síntoma. Cuando hablamos de un fenómeno psicosomático, lo primero que podemos decir es que no es un síntoma. Puede devenir síntoma en análisis, en transferencia,

pero en

principio es algo que se presenta en el campo del cuerpo como una lesión real. Ahí ya tenemos una diferencia fuerte con el síntoma histérico, ¿se acuerdan cuando lo trabajamos? Después lo vamos a profundizar, pero el síntoma histérico pone en juego un cuerpo que se arma desde el lenguaje. En cambio, el fenómeno psicosomático es una lesión real en el cuerpo. Entonces, estamos diciendo, es un fenómeno; es decir, un observable: Algo que se da a ver. Un observable incluso de la clínica médica. Es una lesión en el cuerpo. Pero con una particularidad: Que es que está determinada por un significante. Este es el punto de juntura para articular la clínica psicoanalítica con la medicina y todos los debates. Una lesión en el cuerpo que aparece y desaparece con cierta periodicidad, sin un motivo aparente, y nosotros decimos: Determinada por un significante. Pero cuando decimos determinada por un significante; estamos hablando de un único significante.

Si nosotros venimos pensando el síntoma como metáfora, como sustitución, pensemos en la fórmula de Juanito, el miedo al caballo. Siempre que hablamos de síntoma estamos hablando de sustitución significante, lo cual pone en juego por lo menos dos significantes. De hecho también ustedes trabajaron en algún teórico la cuestión de cómo un sujeto representa un significante para otro significante. Los significantes no alcanzan a decir completamente al sujeto. Hay un intervalo entre S1 y S2 que nunca se colma, que siempre permite seguir hablando, seguir deseando. En cambio, la particularidad del fenómeno psicosomático es que hablamos de un S1 sólo, de una operación que no pone en juego la operación de la barra. Nosotros estábamos acostumbrados a pensar que no opera la barra, que no opera el Nombre del Padre en las psicosis. El fenómeno psicosomático si bien se presenta en cualquier estructura clínica, tiene esta particularidad: Pone en juego un significante único. Donde no se produce un intervalo entre un significante y otro, o una sustitución de un significante por otro. Donde no se ponen en juego las leyes del inconsciente. Podríamos decir que el fenómeno psicosomático objeta al inconsciente: Hay una lesión real en el cuerpo, decimos determinada por un significante, pero por un significante único, que, en principio, no entra en ninguna cadena asociativa, ni fallido; sino que más bien se ofrece a la mirada: un eczema, las psoriasis, etc. Síntoma se opone a fenómeno: es una primera cuestión para ordenar los campos, después pueden cruzarse, pero primero tienen lugar de oposición. Cuando hablamos de síntoma hablamos de sustitución de significantes;, cuando hablamos de fenómeno psicosomático, que hace la función de un signo, con un significante único. Como un signo que se ofrece a ser mirado. Para hablar de fenómeno psicosomático hay que hablar de lesión en el cuerpo. Pueden pensarse las neurosis actuales como antecedente de esto en el

sentido de la

descarga, sin tramitación psíquica. Pero lo que los diferencia, es la angustia, presente en las neurosis actuales y no en el FPS. En el fenómeno psicosomático hay una lesión real en el cuerpo que afecta verdaderamente lo orgánico, es de otro orden del cuerpo de la histérica, en que el síntoma

conversivo se constituye en un cuerpo del lenguaje. Acá hay una lesión efectiva y visible, en el cuerpo. Este pantallazo inicial nos sirve para adentrarnos un poco en las definiciones que desde la cátedra, nos interesa que ustedes tengan como recorrido. De la presencia de unos padecimientos que interrogan un poco algo que nosotros conocemos como definición del inconsciente, a partir de lo que ustedes vienen trabajando. Ustedes conocen la definición del inconsciente estructurado como un lenguaje. Donde un sujeto está representado por un significante y va hacia otro significante, o sea que tenemos un movimiento. Pensamos en el cuerpo a partir de lo simbólico en estos primeros módulos del programa. Cuando hablamos de formaciones del inconsciente no estamos hablando solo de formaciones del inconciente como lapsus, actos fallidos; sino que también hablamos de síntomas que tienen una sede que es el cuerpo. Eso es lo que Freud encontró, que el cuerpo habla, esa es la tesis del inconsciente freudiano ayudada por la histeria, que fue coautora del inconsciente más o menos, alrededor de lo que pasa en el cuerpo, lo que pasa en el cuerpo que llamamos síntoma, tienen una raíz inconsciente, desde el punto de vista del psicoanálisis, en Lacan con su retorno a Freud, hemos visto lo que esa modalidad se puede traducir como: Hay una causalidad significante. Cuando pensamos en el cuerpo pensamos que significante esta en causa, es decir la causa del cuerpo es también significante. Es significante. Es decir lo simbólico le da al sujeto lo que llamamos un cuerpo. Y en este sentido, el cuerpo es, al sentido freudiano, un dato que podríamos equiparar a la realidad: El cuerpo es como la realidad, se construye, no es un dato inicial, un sujeto construye su realidad y el cuerpo es parte de esa construcción. Hemos visto también una modalidad de cuerpo que tiene que ver con el cuerpo del estadio del espejo. El estadio del espejo, llamado estadio enigmáticamente por Lacan. Uno podría pensar como el viaje de la pulsión por estadios libidinales: Ustedes saben tenemos lo oral, lo anal, la mirada y la voz, y el falo, que estamos viendo precisamente cómo Juanito esta complicado en esa estación. Todo esto ustedes lo han visto pero es importante para preguntarnos qué es un cuerpo para el psicoanálisis, que es la perspectiva de la cual vamos a ver el fenómeno psicosomático que tiene una sede en el cuerpo y además y una sede que es una lesión. Nosotros conocemos la noción de lesión, a partir de un concepto que van a

entender bien los varones porque se trata de la amenaza de castración que la sufre el niño varón, el varón decide alejarse de su madre por el miedo a perder ese órgano. Fuerzo un poco las cosas para poder armar un contrapunto. La cuestión es que como estamos con la noción de lesión, es un tipo de daño, es un tipo de daño corporal visible. La castración es otro tipo de daño que no es visible pero que encuentra su sede también en el cuerpo de manera diferente. Cuando decimos castración estamos hablando de una falta en general. Y voy a hacer el pasaje por el estadio del espejo para entenderlo. Recuerdan que en el estadio del espejo donde las estaciones libidinales están todas juntas aparentemente o todavía faltan unas cuantas, el niño de 18 meses, sonríe frente al espejo, con carácter jubiloso del cuerpo. Está el sostén del Otro, la mirada y hay un punto que es de anticipación, a partir de esa realidad, de pre maturación, le antepone la anticipación de una coordinación por venir.

El niño se siente en una situación de

indefensión, pero por anticipación puede alcanzar una forma de “En algún momento eso va a ocurrir”. Sino no podemos entender muy bien la alegría. El cuerpo de entrada tiene cierta indefensión, cierta forma de pre-maturación y está afectado de entrada por una marca, que nosotros llamamos una afectación de entrada en el lenguaje. Es decir de entrada está el lenguaje marcando que hay algo que falta. En lo real al chico no le falta nada, tiene que crecer, no hay dificultad. Es el lenguaje el que nos permite pensar que alguien está en menos respecto de su cuerpo. El cuerpo tiene la marca de la castración como tal por el hecho de estar inmersos en el lenguaje. Y encontramos este cuerpo afectado en las psicosis y en las neurosis de manera diferente. Hoy vamos a trabajar es qué pasa en un caso clínico determinado para determinar cuándo tenemos que pensar que estamos ante un fenómeno psicosomático y en qué momento estamos habilitados para pensar en un síntoma. El fenómeno psicosomático se puede presentar en cualquier estructura pero muchas veces en la psicosis no conviene tocarlo, porque puede producir un brote y a veces alguien psicótico está sostenido en ese fenómeno. Por otro lado queremos comentarles que Lacan para pensar en el fenómeno psicosomático habla de holofrase. Son aquellas frases como, por ejemplo: ¡Socorro! ¡Vamos! Son esas frases que tienen un significado extremo para determinados momentos. Algo cercano a un grito. No tanto la operación significante que veíamos antes; sino ese

grito que irrumpe más ligado a una función de alerta que a algo que pueda entrar en una cadena asociativa. Y otra cosa que dice Lacan en el Seminario 1 es que toda holofrase se vincula con situaciones limites donde el sujeto está en una relación especular con el Otro, y vamos a ir notando cómo precisamente lo que sucede en el fenómeno psicosomático es estar detenido en un significante. En el caso que vamos a ver se va a entender más, estar detenido en un instante, donde algo queda en suspenso, petrificado, congelado, por eso no entra en cadena asociativa, porque es un instante ante el cual no se logra ninguna tramitación simbólica, y eso es lo que produce la lesión en el órgano. La función de la castración es simbolizar una carencia, podría resumirse. Ante estas situaciones límite, cuando la función de la castración tiene que ponerse en acto: ¿Qué es lo que pasa? Siempre se pone un poco en función la castración, cómo se simboliza una carencia? O como no fue posible simbolizarla? Vamos a ir leyendo el caso clínico y haciendo comentarios El caso que lo pueden encontrar en “Estudios de Psicosomáticas”, Volumen 4, es un caso de Estela Solano Suárez, se llama “El poder del Fascinum”. El caso es de una mujer analfabeta. Dice: “Viene a verme por consejo de su médico clínico, sufría de eczema, no sabía qué decir sobre eso, salvo que estaba así desde hace un tiempo. En el rostro, sobre los párpados particularmente”. Tenemos el elemento de que no sabe qué decir de eso, hay un vacío alrededor del sentido que se le puede dar al eczema, no tiene idea porqué aparece y desaparece. Cuando viene un brote de eczema, no puede ver. Es una mancha roja, y a la vez ciega, es una mancha roja a la mirada de los otros. “Postrada por la tristeza, no se siente atravesada por el sentimiento de la vida. Dice no hallar el coraje necesario para actuar. Ella confía al analista que después de su segunda maternidad los médicos la operan de una histerectomía, sin explicarle las razones.” De nuevo ella a merced del otro, sin poder preguntar. Se encuentra operada, sin útero, por lo que ya no se siente mujer. Esa amputación le implica la amputación de la feminidad, este daño imaginario se le hizo real. Ella sitúa una pregunta respecto de lo femenino, que le dirige al otro, a su marido, alrededor de distintos actos fallidos.

Un día se presenta a su puerta una mujer que dice ser la amante de su marido y le dice “déjelo tranquilo, la mujer de su vida soy yo”. Esta verdad que irrumpe desde afuera la deja petrificada. Este acontecimiento es traumático en la medida que esta mujer presentifica el despertar que la saca del sueño. Desde allí sufre brotes de eczema con regularidad mensual. Con carácter insistente y enceguecedor. Hasta ahí estas manchas no tenían sentido. Es al historizar, luego de la historización de la traición del marido que puede empezar a dar sentido. La mancha ya no se presentará como aislada, se presentará al desciframiento: “En el curso de una infancia marcada por la pobreza, vio cómo su padre fue ejecutado, vio el cuerpo de su padre caer al suelo bajo las balas. Fue acusado de traición por sus camaradas de combate. Tenía manchas de sangre sobe la camisa blanca”. La escena se detiene sobre esas manchas, como una detención de la imagen. Ella queda tan detenida ante esa imagen, que no puede articular, no puede padecer, no puede simbolizar duelo alguno. Se detiene ante esa mancha real. En términos de duelo y melancolía, el momento de la muerte del padre es el momento de poner a simbolizar esa ausencia. Pero aquí lo que se pone en juego cuando muere el padre, es sólo un detenimiento, un quedar congelada en la mancha: La mancha roja de sangre en la camisa y también la mancha del escarnio público, la mancha de vergüenza que queda unida a su nombre y al de su flia. Ella tenía 7 años en ese momento. Queda ese duelo congelado que no se puede efectuar, hasta el momento de la traición del marido, que la resitúa. Ella queda congelada en esas manchas que ve y la mancha moral que recae sobre la familia. El análisis permite que comiencen a producirse en ella otras elecciones, las decisiones, aprende a leer y escribir, aprende un oficio, costura de vestidos, que pone en juego lo femenino de otro modo. La cura concluye en una salida por el camuflaje, un artificio de lo imaginario: Se hace reflejos en la cabellera, y ahí desaparece el fenómeno psicosomático.

Podríamos decir que la mancha tiene un deslizamiento. La holofrase es esa forma en donde desaparece dice Lacan, el intervalo entre el S1 y el S2, donde se aloja la dimensión subjetiva. Como aglutinamiento de los significantes. Entonces pensamos al fenómenos psicosomático como una lesión en el cuerpo, como algo que irrumpe, que aparece y desaparece, diferente de la hipocondría, diferente de la conversión histérica, de la lesión orgánica producida por una enfermedad y las subjetivaciones que hay alrededor de eso. Lesión en el cuerpo sin sentido, sin función afectada orgánicamente. Se va limitando el cuadro a la psoriasis, el eczema, las lesiones duodenales, con la particularidad de que en el análisis se va a poder ubicar un significante en juego, determinando esa lesión. En general, no sabe lo que le pasa pero le pasa. En las psicosis el sujeto puede decir: “No se lo que quiere decir pero quiere decir algo”. Acá también hay una pequeña certidumbre, aunque la pregunta no esté formulada, se sustenta en una pregunta. En cambio en esta paciente, no está la pregunta armada, ella no vino sola, ella no tiene ninguna fe en el psicoanálisis. Tampoco tomen este caso como paradigma, porque siempre es situándolo y teniendo en cuenta el caso por caso. Pero fijense que se trata aquí de una mancha que es como un grito: ¡Traición! O: ¡Vergüenza! Es un tema para seguir pensando, produciendo, no está cerrado. (pregunta – no se escucha bien) Una cosa es el retorno en la cadena significante, que es lo que conocemos como repetición. Otra es el retorno en lo real, que es lo que conocemos como alucinación. Y otra es el retorno en la imagen real del cuerpo, que es lo que tratamos de ver hoy.