Cine y boxeo: de Alí a Tyson, de Norman Mailer a Oscar Wilde

8 abr. 2009 - del Festival de Cine Independiente. (Bafici) de Buenos Aires. El boxeo, deporte favorito de los intelectua- les, incluyó tres documentales en la.
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Miércoles 8 de abril de 2009

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la mirada de Ezequiel Fernández Moores Para LA NACION

Cine y boxeo: de Alí a Tyson, de Norman Mailer a Oscar Wilde

M

ike Tyson

recita a Oscar Wilde.

Todos matan lo que aman, que todos oigan esto; algunos lo hacen con mirada torva otros con la palabra halagadora, el cobarde lo hace con un beso, ¡con la espada el valiente!

Es el final de Tyson, el documental que ganó un premio en Cannes 2008 y fue estrenado la semana pasada en Londres. “¿Sabía quién fue el amante de Wilde?”, pregunta Tyson a Simon Hattenstone, el periodista de The Guardian que lo entrevistó horas antes del estreno. Y agrega: “El hijo del marqués de Queensberry, el hombre que inventó las reglas del boxeo. ¿No es extraño?”. Ese amor homosexual, se sabe, terminó llevando a la cárcel al gran escritor en 1895, en plena Inglaterra victoriana. Wilde pasó dos años preso. Perdió familia, fortuna y amigos. Y al salir de la cárcel de Reading, escribió La Balada de Reading Gaol. Lo hizo para recordar rdar a otro preso, un soldado condenado enado a muerte por haber degollado o a su mujer por celos. Y para denunciar unciar también al mundo carcelario (“Cada “Cada prisión que los hombres construyen/ ruyen/ está hecha con los ladrillos de la vergüenza/ y cercada por barrotes no sea que Cristo pueda observar/ cómo mo los hombres mutilan a sus hermanos”). anos”). Wilde jamás habría imaginado do que da (“Y el fragmento final de la Balada todos matan lo que aman...”)) sería recitado algún día por el campeón mpeón más brutal en la historia de los pesados, dentro y fuera del ring, g, pero hoy, pese al intimidante tatuajee maorí que lleva en el rostro, un hombre ombre absolutamente vulnerable. utos 30 Tyson condensa en 90 minutos mpeón. horas de entrevistas al ex campeón. “Iron Mike”, hoy con 42 años y seis hijos, califica de “sanguijuela”” a Don King, pero llora desconsolado o ante la cámara cuando recuerda a Cus D’Amato, su formador. Es el entrenador que lo sacó del reformatorio matorrio cuando tenía 13 años, madre re aparentemente prostituta, padre desconocido, asma y toda la violencia del Bronx. Tyson, cuyo film favorito de e boxeo es Gentleman Jim, con on Errol Flynn interpretando all ex

campeón James Corbett, se confiesa en el documental como un “adicto al drama”, que vive “en los extremos”, incluyendo el sexo. “Me gustan las mujeres fuertes, mirarlas como un tigre a su caza durante veinte minutos antes de devorarlas y llevarlas al éxtasis, amo que me digan «no» en pleno sexo. Hice cosas malas a varias mujeres, pero no violé a Desiree Washington”, dice Tyson, por la joven de 18 años cuya denuncia, en 1992, lo puso entre rejas hasta 1995. Igual que sus fans de los rings, Tyson fue aclamado también por el público acaso más culto de Cannes, conmovido por un documental en el que por momentos el ex campeón se castiga con dureza, confiesa sus peores pesadillas y hace una catarsis de su vida, que pasó del Bronx a una docena de mansiones y más de 130 automóviles lujosos, hasta caer en bancarrota, evaporando una fortuna de 300 millones de dólares, en medio de golpes, drogas y alcohol. “Escucho demasiadas voces dentro de mi cabeza y a menudo unas en guerra con otras”, dice Tyson en el documental. The Guardian le pregunta si siente más orgullo por sus logros o más vergüenza por sus escándalos. “No sé –responde Tyson–, ambos se convierten en irrelevantes. Si pienso en las cosas malas comienzo a deprimirme y si p pienso en las buenas sólo

Entre los escándalos y los grandes logros El diario The Guardian le preguntó a Tyson si siente más orgullo por sus logros o más vergüenza por sus escándalos: “No sé –responde Tyson–, ambos se convierten en irrelevantes. Si pienso en las cosas malas comienzo a deprimirme, y si pienso en las buenas sólo me siento orgulloso y egoísta”.

me siento orgulloso y egoísta.” Como dijo en otra entrevista reciente: “Es un milagro que haya llegado vivo a los 40, pero fui viejo demasiado pronto y listo demasiado tarde”. El documental fue realizado por James Toback, otro amante de los extremos. Apenas se conocieron, Tyson le preguntó sobre sus experiencias con el LSD y las orgías en la casa del célebre ex jugador de fútbol americano Jim Brown, en una de las cuales el ex boxeador, que por entonces tenía apenas 20 años y era el campeón más joven de la historia, se abalanzó sobre Naomi Campbell. Eran tiempos en los que Tyson, distinguido en una universidad de Ohio con un título honorario de doctor en letras y humanística, decía al público que lo aplaudía: “No sé qué clase de doctor soy, pero viendo aquí a tantas bellas señoritas me estoy preguntando si no sería bueno ser ginecólogo”. El documental es un largo monólogo de Tyson, sólo contrastado por imágenes de archivo, como el mordiscón a Evander Holyfield o insultos homofóbicos a un periodista. Ojalá Tyson pueda verse en la próxima edición del Festival de Cine Independiente (Bafici) de Buenos Aires. El boxeo, deporte favorito de los intelectuales, incluyó tres documentales en la edición que q concluyó y este domingo, g , dos de ellos con Muhammad Alí. Uno, Soul Power, trata en realidad sobre el festival de música negra que precedió al duelo con Foreman en 1974 en Kinshasa, Zaire. Alí, todo lo contrario de Tyson, luce bello y versátil, tocando piano, filosofando sobre la negritud y la violencia y en medio de canciones poderosas de Miriam Makeba, Celia Cruz, B.B. King y un James Brown que llega al clímax cuando corea con la multitud “Say it loud/I’m Black and I’m proud” (Díganlo fuerte. Soy negro y estoy orgulloso).

Uno de los productores de Soul Power es Leon Gast, director del premiado documental When We Were Kings (Cuando éramos reyes), que trata sobre la pelea con Foreman, la más contada en la historia del boxeo mundial. El film demuestra que nadie hace mejor de Alí que el propio Alí, incluso Will Smith, que lo personificó en un discreto film de Michael Mann de 2002 (Alí). La impresión es confirmada por el otro documental que exhibió el Bafici 2008 sobre Alí (el más viejo Muhammad Alí, the Greatest, de William Klein). La coronación ante Sonny Liston, Zaire, los Beatles, la conversión al islamismo y sus primeros patrones blancos son parte del film, que, igual que muchos otros, omite toda descripción política de Mobutu Sese Seko, el dictador que puso el dinero para la pelea de Kinshasa. Alí, en rigor, es inagotable. Su vínculo con Malcolm X, la condena a prisión por negarse a combatir en Vietnam, su boxeo y su discurso combativo provocaron dos nuevos documentales estrenados en 2008 en Estados Unidos: Made in Miami (sobre su vida) y Thriller in Manila (sobre la pelea de 1975 con Joe Frazier). El gran bocón sorprende siempre a los periodistas. “Soy tan rápido –les dice en The Greatest, en medio de un hilarante monólogo– que apago la luz de la habitación y logro llegar a cama antes de que quede a oscula cam ras.” E El fallecido escritor Norman Mailer describió esa faceta de Alí como nadie: “Nos reencontramos luego d de muchos años en una fiesta y él le decía a mi joven esposa sobre lo bien que me veía, qué joven que estaba, hasta que me fui al baño, se estaba quedó a solas con ella y le preguntó «qué e estaba haciendo ella con ese viejo d de mierda»”. El te tercer documental del Bafici sobre el boxeo fue Chi-chi-chi Le-lele Mar Martín Vargas de Chile, que trata sobre un triste retorno del célebre mosca chileno que en los años 70 y 80 intentó inte cuatro veces convertirse en el p primer campeón mundial de su p país. Vargas, de 92 triunfos (62 por KO), vuelve a los rings ya vepo terano, con una cámara detrás ter suyo, en una especie de reality su show que desnuda un submundo sho de ex explotación, peleas arregladas, salud d deteriorada y chauvinismo. Y en el q que Vargas apenas sobrevive. Igual q que Tyson.

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