Ciberespacio: una comunidad en construcción

“La tecnología no es ni buena ni mala, tampoco neutral. Es .... la encargada de representar ese mundo virtual, quizás ficticio que se reconstruye a través de la.
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La consolidación de una multicomunidad: ciberetnicidad Mtra. Elizabeth Rodríguez Montiel [email protected] Dra. Mónica García Jiménez [email protected] Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey Resumen: El texto hace una reflexión sobre qué está pasando en el ciberespacio una vez que el receptor no es ya solamente eso, sino que como usuario, como habitante cotidiano de esa megalopolis, este individuo se está moviendo, transitando y alterarndo el flujo natural de las informaciones, de los contenidos que él mismo encontró y que de cierta manera está recreando. En esta época posmoderna existe la pretensión de abolir las fronteras entre arte y vida, es decir, suprimir la re de la representación, suprimir la oposición dentro/fuera, eliminar el telón para poner al espectador en el escenario. Reemplazar la puesta en escena por la puesta en espacio, abolir el marco del cuadro e incluso el cuadro mismo como superficie diferenciada. Se están creando escenarios en donde se llevan a cabo presentaciones virtuales de lo real. Las viejas formas de relación humana, se han evaporado. Los intercambios culturales antes inimaginables son ahora el pan de cada día. Esta percepción multicultural que se ha insertado en la vida cotidiana nos lleva a transformar los parámetros establecidos del yo y el otro. Palabras clave: CIBERESPACIO, IDENTIDAD, COMUNIDAD

“La tecnología no es ni buena ni mala, tampoco neutral. Es un efecto, una fuerza, probablemente más que nunca bajo el paradigma tecnológico actual, que penetra en el núcleo de la vida y la mente. Pero su despliegue real en el ámbito de la acción social consciente y la compleja matriz de interacción de fuerzas tecnológicas desatadas por nuestra especie, y la misma especie, son una cuestión que ha de investigarse, más que una fatalidad por cumplirse” Kranzberg “The information age”

En las dos últimas décadas desde el arribo de las llamadas Nuevas Tecnologías de Información y Comunicación1 se han descubierto cambios históricos económicos, políticos y sociales sin precedentes. Actualmente la información y la comunicación forman el eje central establecido dentro del entramado confeccionado por las estructuras globalizadoras del mundo. Esta sociedad global y sus procesos son parte esencial de todos aquellos sucesos2 que están impactando en todo el entorno cultural, también globalizado. 1

Desde ahora NTCI “El siglo XX ha generado una versión hipertecnológica de la cultura, redefinen y mediatizan las relaciones entre los actores sociales, las instituciones y los sistemas en inéditas dimensiones espaciales y temporales, tanto a nivel micro como macro” (VIZER, Eduardo, s/f) 2

La globalización, también ha evolucionado hacia una nueva fase mucho más desarrollada: la mundialización, que rebasa fronteras geográficas y regímenes políticos y culturales, lo que trae como consecuencia una transformación en todas sus dimensiones sociales. Ante este panorama cabe resaltar el punto de vista de Octavio Ianni (IANNI, 1997:3), quien dice que ese “descubrimiento de que el mundo se volvió mundo, de que el globo ya no es solo una figura astronómica, de que la tierra es el territorio en el que todos nos encontramos relacionados y remolcados, diferenciados y antagónicos, ese descubrimiento sorprende, encanta y aterroriza”, lo cual es muy cierto porque aún después de algunos años de que surgieron algunas NTCI, en particular Internet, el escenario que se tiene de frente aun cuando no es desconocido, si resulta un tanto incierto. Las potencialidades de esta herramienta son conocidas, familiares e incluso cotidianas, pero los efectos, alcances y consecuencias en los que pueden converger, resultan aun un poco inciertas.

En buena parte, el panorama diseñado hacia el nuevo orden económico universal ha sido soportado por la creación de informaciones y procesamiento y organización en hiperbases de datos, su transmisión directa mediante satélites, las herramientas telemática y la distribución por cable, o por fibra óptica. Se puede decir que es la parte clara del proceso, sin embargo la información o mejor, el uso que se le da a ésta una vez que llega al receptor, es lo que se mantiene un poco alejada de la nitidez de las primeras fases de esta estructura. Continúa resultando bastante desconocido qué pasa una vez que el receptor no es ya solamente eso, sino que como usuario, como habitante cotidiano de esta megalopolis, este individuo se mueve, transita y altera el flujo natural de las informaciones, de los contenidos que él mismo encontró y que de cierta manera está recreando. En este panorama, no se está tratando de hablar de un orden imaginario o casi ficcional, como algunos investigadores lo muestran3 puesto que estas técnicas que se utilizan desde hace más de una década y han hecho posible, a través de su lenguaje digital transmitir todo tipo de contenidos: desde el entretenimiento hasta la educación y los servicios, son las mismas herramientas que han transformado la vida cotidiana de una gran cantidad de individuos así como sus espacios sociales4.

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Sobre todo aquellos que miran el fenómeno desde puntos de vista como la sociología, la cibernética, etc. Si bien, cabe señalar que este fenómeno se debe analizar desde un punto de vista transversal como ha sido tratado por una de las vertientes de la corriente de la Economía Política de la Comunicación (Miege, Mattelart, etc.) 4

Ante este horizonte, la industria de la comunicación actualmente forma parte activa en esa construcción de la globalidad. Existe un punto de vista que dice, incluso que las NTCI y la cibernética son la base sobre la cual se está edificando este mundo sin fronteras. Un mundo en donde la información juega un papel imprescindible como fuente de riqueza para unos, y de conocimiento y principio de organización para otros. “Sabemos más cosas con más rapidez. En las sociedades conectadas a los nuevos flujos comunicacionales, contamos con más opciones de información y recreación” (TREJO, 1996: 22).

La importancia que está teniendo la información en esta etapa de la historia es tan determinante que incluso se le ha denominado como la “Era de la información”5. Una época en donde el mundo interconectado, ha provocado el nacimiento de formas innovadoras de ver, de saber, de comunicarse, de divertirse, lo que conlleva automáticamente a experimentar también con maneras originales de actuación y de socialización.

“ Estamos entrando –afirma Derrick De Kerckhove (1995:13) - a una nueva era cultural: la era del acceso instantáneo a cualquier parte del mundo, la era en la que tenemos la posibilidad de conquistar, por primera vez en la historia, la libertad de la comunicación y el libre flujo de la información; la era en la que todas las culturas podrán enlazarse por medio de la computadora para configurar una inteligencia colectiva que nos llevará a cambios fundamentales en nuestras respuestas culturales, políticas y sociales (...) Es el tránsito de la Edad de la Razón a la Edad de la Inteligencia...” De tal forma se puede decir que las NTCI se están consolidando y desarrollando como un sistema mundial de producción y circulación de contenidos simbólicos. “La automatización, la información y la comunicación tienden a convertirse en un proceso modular, integrado y convergente, capaz de elevar la riqueza material y cultural del pueblo, pero también de convertirse en una amenaza para la estabilidad social y económica, ya que su equilibrio es sometido a una inevitable alteración a partir de la introducción de las nuevas tecnologías” (GONZÁLEZ-MANET, 1999). Estas redes

globales están rompiendo las líneas divisorias de los territorios físicos de las naciones, con herramientas como Internet se está verificando y corroborando la idea de este mundo globalizado. Internet es un territorio virtual en donde todo se toca y la correlación con todos los eventos es un fenómeno constante.

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Cabe la posibilidad de abrir una interrogante a esta afirmación y preguntarse qué es la información y si de verdad lo que se adquiere a través, sobre todo de la red, es eso: información.

Encontrar información y ocio en el marco de un monitor representa uno de los fenómenos culturales, intelectuales y culturales más evidentes de la sociedad actual, se ha hecho ya un hábito el moverse en un espacio líquido y entre las imágenes, aun cuando se trata de texto6. Las fuentes de datos representan algo más que una tecnología: constituyen un principio de organización y un nuevo sistema de pensamiento asociado al desarrollo de la lógica, la síntesis de ideas y la capacidad de abstracción. Son una nueva forma de cultura.

Estos nuevos territorios, creados por las NTCI, responden a las necesidades actuales de la sociedad y su existencia garantiza una particular función social. En el centro de lo que algunos llaman cultura visual el mundo se nos presenta en imágenes a través del icono posmoderno por excelencia: la computadora. Una máquina que ofrece nuevas formas de construcción de las imágenes, incluso, nos presenta un nuevo significado del ser humano y de cómo vivir en un mundo ciberespacial, siendo la pantalla la metáfora más evidente de este encuentro del todo paradójico. Las NTCI han permitido originar nuevos procesos de interacción comunicativa, han logrado amplificar y acumular el saber cultural a la vez que ha modificado los modelos tradicionales del saber y del conocimiento.

El mundo se ha convertido en un espacio sin confines, puesto que las fronteras parecen evaporarse y el conocimiento se desliza hacia nuevos caminos por los cuales transitar, es entendible pensar que los ciudadanos han tendido hacia una actitud más abierta de socialización y han tomado la decisión de moverse, de trasladarse en un ir y venir continuo desde y hacia espacios del todo discrepantes.

Si se habla de cultura mundial, uno de sus elementos característicos consiste en la resignificación de lo local, en su descontextualización o desterritorialización a través de su incorporación al mundo mediático para hacerlo formar parte del flujo trasnacional de información. Según Renato Ortíz (1994), en su definición sobre cultura mundial, ésta “… no implica el aniquilamiento de las partes. Ella debe cohabitar con una variedad de manifestaciones culturales”.

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Citando a Lorenzo Vilches (1991) La lectura de la imagen, Paidós, México

Actualmente, gracias a herramientas como Internet se puede transitar por lo virtual buscar y entrar a espacios que son totalmente simulados. “Los mundos virtuales son novedosos laberintos7, capaces de engendrar experiencias actuales con el espacio y el cuerpo. Exigen un esfuerzo de inteligibilidad y un mejor análisis de las uniones o ligas (según sea el caso) que integran aspectos y naturalidades, apetencias e indicios, figuraciones y pautas. El ciberespacio, como nuevo modo informativo, es un satélite de corredores. De pasillos electrónicos, alimentados desde cualquier parte del mundo; cada día el número de casas y territorios se ensancha y por más potentes que sean los binoculares que se usen para ver sus horizontes, nunca se llega a visualizar ni siquiera el 10 por ciento de sus cordilleras. A estas alturas nadie se da el lujo de decir que conoce de forma total Internet. Aunque la existencia integra del ser humano esté disponible para conocer a la madre de todas las redes, no se llega ni siquiera a tocar el 15 por ciento de sus costas.” (SÁNCHEZ, 1997:51-52).

A pesar de ello los moradores de este espacio creen vivir una experiencia cotidiana y concreta, pensando que conocen perfectamente los caminos que toman para llegar a sus comunidades, cruzan mares, rompen fronteras geográficas e idiomáticas, rompen con el tiempo gracias a los enlaces electrónicos. Sí, la tecnología ayuda a transportar los cuerpos, en forma de energía, superando las distancias y el tiempo a través de la dimensión virtual denominado ciberespacio.

Como señala Philippe Quéau “los mundos virtuales equivalen a una verdadera revolución copérnica. Antes girábamos alrededor de las imágenes, ahora vamos a girar dentro de ellas. Ya no nos contentamos con acariciarlas con la mirada ni recorrerlas con los ojos, Las penetramos, nos mezclamos con ellas y ellas nos arrastran hacia sus vértigos y sus potencias”. (QUEAU, 1995:11-12). Al producir en nosotros la ilusión de que podemos entrar, los mundos virtuales invaden nuestra corteza cerebral, donde imponen sus leyes y sus juegos.

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La definición simbólica de laberinto es “sobre todo un cruce de caminos; algunos de ellos no tienen salida y son callejones sin salida a través de los cuales se trata de descubrir el camino que conduce al centro de esta curiosa tela de araña. La comparación con la telaraña no es exacta, por otra parte, ya que ésta es simétrica y regular, mientras que la esencia misma del laberinto es circunscribir en el espacio más pequeño posible el enredo más complejo de senderos y retrasar así la llegada del viajero al centro que desea alcanzar” (BRION, Marcel (1952) Leonardo da Vinci, Paris) Los autores optamos por el concepto de rizoma, como un espacio más claro y amable de los sitios hipermedia. Rizoma, según Félix Guattari y Gilles Deleuze((1977, 1997) un rizoma es “como tallo subterráneo se distingue radicalmente de las raíces y de las raicillas. Los bulbos, los tubérculos, sin rizomas. Pero hay plantas con raíz o raicillas que desde otros puntos de vista también pueden ser consideradas rizomorfas... algunos caracteres generales del rizoma: principios de conexión y de heterogeneidad: cualquier punto del rizoma puede ser conectado con cualquier otro, y debe serlo. Eso no sucede en el árbol ni el la raíz, que siempre fijan un punto, un orden, principio de multiplicidad: sólo cuando lo múltiple es tratado efectivamente como sustantivo, multiplicidad, deja de tener relación con lo Uno como sujeto o como objeto, como realidad natural o espiritual, como imagen y mundo: las multiplicidades son rizomáticas y denuncian las pseudomultiplicidades arborescentes. Principio de ruptura significante. Frente a los cortes excesivamente significantes que separan las estructuras o atraviesan una. Un rizoma puede ser roto, interrumpido en cualquier parte, pero siempre recomienza según ésta o aquella de sus líneas y según otras. Todo rizoma comprende líneas de segmentariedad según las cuales está estratificado, territorializado, organizado, significado, atribuido, etc.; pero también líneas de desterritorialización

Por otra parte, la importancia de la imagen en la asimilación del conocimiento, en la percepción del territorio virtual en el que nos movemos actualmente es de vital trascendencia. La imagen es la encargada de representar ese mundo virtual, quizás ficticio que se reconstruye a través de la misma actividad que ejercen los moradores de dicho continente. Las figuras con las que se construye este hábitat expresan la parte palpable, geográfica, que a través de lo visual permite a los pobladores pasear entre sus recovecos, buscar y encontrar a otros a través de las ideas y pensamientos comunes que les son significativos. Se crean vínculos, se entablan contactos, se trazan lazos comunicativos.

Las imágenes en el ciberespacio nunca son sólo imágenes y tan sólo imágenes, meras apariencias. Sus componentes están debajo, detrás, acá, allá, configurando mundos. No se les puede agotar así tan fácilmente por lo que requieren de una permanente exploración, no tanto como simples formas, como por las ideas que representan. Son capaces de hacernos superar de manera tangible y material, hasta la misma esencia de su creación. Estas, “nos hacen pensar que el mundo real bien pudiera ser una especie de imagen, cuya idea ignoráramos. En efecto, se van haciendo cada vez más capaces de borrar las fronteras entre lo que habíamos convenido en llamar y lo que no formaba parte de ella. Lo virtual trae al mundo nuevas imágenes y nos coloca en ellas. Éstas configuran el mundo a su manera e incluso lo configuran de nuevo, pero también podrían desfigurarlo” (QUEAU, op. cit).

La palabra ciberespacio fue acuñada por el escritor ciberpunk de ciencia ficción William Gibson en su novela Neuromante, para él, el ciberespacio es "un mundo artificial infinito donde los humanos navegan en un espacio de información básica. A partir de su acuñación y en unión con la sensibilidad generada por los mundos sintéticos, el término ha pasado a ser la expresión común para designar el espacio inmaterial por donde deambula la información: imágenes, texto, audio. El ciberespacio es el terreno ficticio que se despliega atrás del monitor, en las redes, en la coordenada de los satélites, en las conexiones inalámbricas de los sistemas de comunicación”. (SÁNCHEZ, op.cit.:39) El ciberespacio es un territorio en donde se están formando comunidades8. Los sujetos que frecuentan estas regiones adquieren presencia real en estas superficies y trasladan las actividades que realizaban en el espacio real, tradicional a entornos virtuales. Las redes están cambiando los modos de comunicación, de trabajo, de diversión y promueven es paso del mundo virtual al real

según las cuales se escapa sin cesar Principio de cartografía y de calcomanía: un rizoma no responde a ningún modelo estructural o generativo, es ajeno a toda idea de genético 8 Si comunidades en el sentido de entidades más o menos estructuradas que elaboran reglas de convivencia, valores y construyen caminos dirigidos por intereses y objetivos también comunes... en particular, dentro de este ambiente ciberespacial, es la parte simbólica de la comunicación la que crea estos vínculos, si bien, no precisamente es la única encargada de dicha construcción.

e incluso en ocasiones y sin darse cuenta, a veces los paseantes ya no saben en cuál marco se están moviendo, lo cual es precisamente lo que se desea analizar en este texto.

El ciberespacio es una plaza que permite establecer un encuentro constante con informaciones, lo que constituye el acceso a un campo distinto del habitual, quizá más conceptual, más complejo y mucho más amplio. Esta celeridad tecnológica ha descubierto además un fenómeno de necesidad real de participación, una urgencia por interactuar en un mundo cada vez más resbaladizo, impalpable y a la vez pone en práctica experiencias que tienen poca referencia con aquellas ya conocidas, un sitio autónomo, plural, diverso, e incluso algunos estudiosos le otorgan algunos matices de democracia.9

El ciberespacio se presenta como una nueva y continua puesta en escena constantemente renovada, no tiene referentes previos: es una perspectiva táctil, se puede ver en la distancia, oír en la distancia, ese acercarse y sentirse en la distancia equivale a un cambio en la perspectiva tradicional de relacionarse, de actuar y de ser. La interactividad10 es una de las características fundamentales que sirve de frontera entre los mass media y los media digitales, lo cual ha provocado la transformación de la figura del receptor pasivo en el tradicional proceso de comunicación, en un elemento indispensable del funcionamiento y construcción del ciberespacio y de sus símbolos11, la cual puede considerarse como una estructura de significados tejidos por el hombre y en el cual éste está inmerso: una cibercultura.

Si bien, el ciberespacio como representación del mundo globalizado, contiene múltiples zonas particulares, de ahí que se piense que tenemos un sitio específico para una comunidad interesada, 9

Trejo Delarbre, Nicholas Negroponte, Manuel Castells e incluso Daniel Bell, etc. “Se define como aquella posibilidad que actualmente tiene el usuario de superar la recepción pasiva de informaciones y contenidos que percibe cotidianamente. La interactividad en un primer nivel se define como un diálogo hombre- máquina que se realiza mediante la conjunción del dispositivo - tomando en cuenta tanto la máquina como el programa-, y la voluntad del usuario por obtener las informaciones que le ofrece dicho aparato. En un segundo nivel, que no significa por ello que sea secundario sino que es más profundo por ser el “espacio” donde reside el verdadero sentido comunicativo del sistema, se encuentra la figura de la interfaz” (GARCIA, 2000:12) 11 Cultura, según John Thompson es “el estudio de las formas simbólicas –es decir, las acciones, los objetos y las expresiones significativas de diversos tipos—en relación con los contextos y procesos históricamente específicos y socialmente estructurados, dentro de los cuales, y por medio de los cuales, se producen, transmiten y reciben tales formas simbólicas.”(Thompson, 1993: 149). Como formas simbólicas, los fenómenos culturales son significativos y, como dice Thompson estos fenómenos son interpretados de manera rutinaria por los actores en el curso de su vida, de ahí que la cultura no puede ser aislada como una entidad discreta de los demás fenómenos sociales, ya que ésta no es más que el aspecto simbólico expresivo de todas las prácticas sociales. 10

este fenómeno se está convirtiendo en una nueva forma de existencia, de estatus que nos otorga distinción, diferencia, exclusividad. Contar con un sitio en la web equivale a tener un espacio físico en la realidad, en la localidad, en el mundo global. Este territorio local conseguido en el ciberespacio, se vuelve vital y en cierto modo es el que genera expectativas de pertenencia y referencia. No obstante lo que se está construyendo son fachadas virtuales12 que no son más que representaciones colectivas es una realidad empírica por derecho propio. Cuando un individuo adopta un rol o identidad social establecida descubre, generalmente, que de antemano tiene una fachada particular y cuando quiere adoptar una tarea que no solo es nueva sino que aún no está completamente establecida en la sociedad -en este caso en el territorio virtual en el cual está entrando- descubre que ya existen varias fachadas establecidas, entre las cuales, el individuo, debe elegir.

El problema de la definición de identidad en el panorama actual de la globalización, es que abarca demasiadas áreas que indiscutiblemente se entrelazan y que se tocan en un sistema que el investigador Eric Hobsbawn expone de manera bastante concreta. Tanto Hobsbawn como otros autores coinciden en que la identidad puede conceptualizarse de manera amplia, como la pertenencia a algún grupo humano, en donde actualmente ya se prescinde de relaciones biológicas tales como los lazos biológicos que unen a las madres con sus hijos, ya que se trata siempre de una cuestión de contexto y definición social. Hobsbawn acota que esta definición es negativa puesto que se declara la situación de miembro del grupo por exclusión.

Cada individuo puede identificarse a través de una cantidad bastante extensa de formas y ser componente de otras diversas colectividades, se puede afirmar que se goza de una multidimensionalidad identificatoria, sin que ello represente renunciar a las demás. En el siglo XX el concepto de identidad al que más se recurrió es al del estado, en un sentido territorial. Si se formaba parte de un mapa, automáticamente se adquiría el estatus de ciudadano de, por lo que el mismo estado exigía lealtad, compromiso y amor por él.

La idea de este estado territorial y la identidad que este concepto otorgaba se vio empapada actualmente por otro tipo de realidades. Una de ellas es que, de alguna manera los habitantes de un determinado mapa pertenecen de igual manera a una comunidad o nación, que de alguna 12

Término de Goffman, Erving (1989)

manera no se considera territorial. La otra es que a veces la unión de estos ciudadanos, habitantes, miembros de alguna comunidad, la establece una lengua, una cultura, raza o religión y que a veces son estos los elementos que promueven que estas etnias13 reivindique el derecho a poseer para sí un estado territorial.

En esta época posmoderna existe la pretensión de abolir las fronteras entre arte y vida, es decir, suprimir la re de la representación, suprimir la oposición dentro/fuera, eliminar el telón para poner al espectador en el escenario. Reemplazar la puesta en escena por la puesta en espacio, abolir el marco del cuadro e incluso el cuadro mismo como superficie diferenciada. Se están creando escenarios en donde se llevan a cabo presentaciones virtuales de lo real.

Se están empezando a constituir mundos eminentemente simbólicos que hacen sentir a las personas parte del equipo constructor del ciberespacio. Esos escenarios virtuales que se crean constituyen territorios colectivos en donde los individuos buscan interactuar y compartir sus experiencias, sus ideas y afinidades con base en ciertas reglas y normas, en donde buscan existir.

De ahí que las fachadas pueden ser seleccionadas y, en el ciberespacio en donde el receptor pasivo cambia las fachadas pueden ser creadas. Las personas buscarán ser significantes para otros, de tal manera que cuando interactúen deben saber transmitir lo que desean expresar. Así este viajero adquiere un rol en el escenario virtual, a través de su fachada, pretende moldear y modificar su identidad para adecuarla a la comprensión y expectativas de la comunidad en la cual se presenta y cuando lo hace tiende a incorporar las actitudes, las formas de pensar, de actuar y manifestar los valores acreditados por ésta. Para ser aceptado el individuo, en ocasiones, encubre o da menor importancia a las tareas, hechos y motivos incompatibles, creando de esta forma una versión idealizada de sí mismo y de sus actividades, dando la impresión, en la comunidad virtual, de que su presencia en el escenario y la relación que establece tiene algo especial y único. Tiene que dejar la sensación de que está relacionado con todos ellos, como diría Goffman (1989) el individuo –en este territorio virtual—está enseñando las diferentes fases del sí mismo a la comunidad y él es el único que sabe el significado de los signos que emite, creando impresiones para que los otros tengan la interpretación que él quiere. Es decir el paseante usa

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Y aquí podríamos abrir un paréntesis como puerta para una extensión de esta investigación… por que de alguna manera, podríamos hablar de ¿etnias ciberespaciales?

máscaras14 para interactuar frente a otros, lo que puede ser considerado como una forma de socializar: un disfraz.

Trejo Delarbre (1996:41) afirma que existe la posibilidad de que los usuarios del ciberespacio tomen el rol de actores y no tan sólo de espectadores de los mensajes que se les presentan, como tradicionalmente se verificaba. La alteridad de roles remite a la metáfora del teatro, en donde el público forma parte de la puesta en escena a la par con el actor dentro del mismo escenario, o al menos idealmente es lo que se pretende, con la finalidad de que la distinción entre realizador y observador quede fuera (BENNET, 1990:10) Incluso dentro de los estudios sobre teatro contemporáneo, se dice que la intención del teatro de participación, aquél en el cual existe una fusión entre público y actores, se plasma un vínculo tan estrecho en donde uno pasa a formar parte del otro, lo que lleva a los mismos orígenes del teatro. “El teatro es un modo particular de expresión a través del cual una comunidad se realiza. Y esto no es una metáfora, sino un hecho histórico”. (CLURMAN, 1991:157).

El ciberespacio análogamente con el teatro se presenta como un lugar de reunión de múltiples sistemas de significación y de comunicación. Es un lugar de debate y de contradicción. El teatro se manifiesta como un sistema de comunicación compleja que asume la forma de una mimética representación de acciones, que se da a través de los personajes, de la escenografía, vestuario, luces, música, gesticulaciones exageradas y discursos orales que no por fuerza debe estar subordinado a los cánones del comportamiento natural humano. ¿No resulta familiar a lo que sucede en el fenómeno de territorio ciberespacial?

En ambos espacios lo que en realidad prevalece es precisamente la necesidad de expresión, la indiscutible supremacía de convivencia, de comunicación. Esta actividad, actuación, intercambio constante de roles, por otro lado, está directamente ligada a la velocidad con que se conectan los 14

La máscara como aditamento para esconder el rostro real de alguien, se ha utilizado generalmente en eventos relacionados con el juego. En el cual participar sin ser reconocido es el motivo principal para llevarla, lo cual no quiere decir que por ocultar la cara no pueda ser visible, reconocible o verdadero. La máscara en este sentido de juego, es la parte más importante de todo aquello que se ve del sujeto y con base en eso será reconocido, recordado, identificado y representado visualmente en la mente como una imagen. “Todas las transformaciones tienen algo de profundamente misterioso (...) Por ello las metamorfosis tienen que ocultarse; de ahí la máscara. La ocultación tiende a la transfiguración, a facilitar el traspaso de lo que es a lo que se quiere ser; éste es su carácter mágico (...) Aparte de este significado, el más esencial es que la máscara constituye una imagen. (CIRLOT,). La Máscara ocupa igualmente la función de agente...(CHEVALIER & GHEERBANT, 1986).

actores a las redes. Se dice que la velocidad es un atributo ligado a la eficiencia, ya Paul Virilio hablaba de la importancia de la velocidad del proceso resultaba uno de los componentes más relevantes del área ciberespacial puesto que alteraba los mismos roles tradicionales del proceso de comunicación (VIRILIO, 1997).

En el campo técnico, el dispositivo internet es también el encargado de regular la distancia entre un sujeto espectador y la imagen organizada por el juego de los valores visuales, teniendo en cuenta el hecho fundamental de que uno y otra no están situados en el mismo espacio. El cara a cara con los demás individuos virtuales a través de la pantalla es el nivel previo de la construcción de la identidad en un territorio ciberespacial, que si bien parece una línea divisoria, es también el punto de contacto inicial, se trata de un intervalo adelgazado, cristalizado, pero precisamente virtual15. El ciberespacio está en permanente construcción, es un lugar en donde confluyen de manera irregular infinidad de opiniones y discursos capaces de construir realidades y atravesar las barreras del tiempo y del espacio. En el ciberespacio se pueden encontrar territorios para todas las edades, los gustos, las inclinaciones en donde podemos estar en tiempo real o diferido, ahí están las personas interactuando, no de manera física, real, ya que está de por medio una red, sino en forma de representación virtual.

Todo cambio social provoca la necesidad de nuevas identidades, se habla que el colapso de la estructura familiar ancestral, el cambio de las formas de trabajo, el desarraigo de vínculos cotidianos entre lo tradicional, las migraciones, etc., son las razones sociales que empujan a los habitantes hacia la búsqueda de la identidad colectiva. Las viejas formas de relación humana, se han evaporado. Los intercambios culturales antes inimaginables son ahora el pan de cada día. 15

Término filosófico que significa “no real, pero como si lo fuera”. Las técnicas de memoria virtual extienden el bagaje de datos del ordenador sin aumentar hardware. (HEIM)... Virtual y real no son opuestos. Lo virtual, del latín (virtus) (virtud, fuerza), es lo que está en potencia en lo real, lo que tiene en sí todas las condiciones esenciales para su realización. (CADOZ)... Virtual no es lo contrario de real: un objeto virtual no es una cosa inexistente; aquello que es virtual existe sin estar allá; existe sin tener o haber; por aquello de las coordenadas espacio-temporales precisas. Lo virtual es una cosa que existe potencialmente, con la posibilidad de actualización inventiva. (LEVY)... La palabra virtual proviene del latín virtus, que significa fuerza, energía, impulso inicia. Las palabras vis, fuerza, y vir, varón, también están relacionadas. Así, la virtus no es una ilusión ni una fantasía, si siquiera una simple eventualidad, relegada a los limbos de lo posible. Más bien es real y activa. Fundamentalmente la virtus actúa. Es la causa inicial en virtud de la cual el efecto existe y por ello mismo, aquello por lo cual la causa sigue estando presente virtualmente en el efecto. Lo virtual, pues, no es ni irreal ni potencial: lo virtual está en el orden de lo real. Un mundo virtual es una base de datos gráficos interactivos, explorable y visualizable en tiempo real en forma de imágenes tridimensionales de síntesis capaces de provocar una sensación de inmersión en la imagen.

Esta percepción multicultural que se ha insertado en la vida cotidiana nos lleva a transformar los parámetros establecidos del yo y el otro.

El ciberespacio como representación del mundo globalizado, contiene múltiples zonas particulares, de ahí que se piense que tenemos un sitio específico para una comunidad interesada. Este fenómeno se está convirtiendo en una nueva forma de existencia, de estatus que nos otorga distinción, diferencia, exclusividad. Este territorio local conseguido en el ciberespacio, se vuelve vital y en cierto modo es el que genera expectativas de pertenencia y referencia.

Esta intensificación y rutinización e incluso necesidad y dependencia con lo tecnológico conlleva la necesaria adecuación cultural de la construcción de la realidad; es decir, el necesario ajuste en los parámetros de percepción del entorno para que los fenómenos distantes y distintos que se incorporan a nuestra realidad cotidiana sean aceptados con naturalidad. En paralelo, este ejercicio implica identificar los procesos de exclusión que caracterizan a la sociedad contemporánea. La comunicación en un territorio virtual solo podrá integrarse por la conectividad. Conectividad según De Kerckhove es un estado humano casi igual que lo es la colectividad o la individualidad. Es una condición de fugacidad comprendida por un mínimo de dos personas en contacto entre sí. La red es el medio conectado por excelencia, relaciones de uno a uno. La conectividad es la tendencia a juntar entidades separadas y sin conexiones previas mediante un vínculo o una relación, por lo que constituye un concepto interesante para seguir analizando.

Jean Baudrillard, (2001) dice que el mundo virtual es un mundo sin alteridad, que para formar parte de él, hay que aceptar el código, que no hay lugar para la singularidad. “En ese mundo, no hay más remedio que ser abierto. Ya no hay alienación. Se podría decir que es un progreso absoluto, pero yo no lo creo. Sin duda, algún día las generaciones culturizadas o inculturizadas por Internet y por el mundo virtual ni siquiera sospecharán que existe otro mundo. No les quedará ningún punto de comparación y, por tanto, no habrá ningún conflicto. Habrá un consenso total”16

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De antemano es necesario mencionar el conocido sarcasmo de Baudrillard, pero resulta sin embargo, una aseveración compleja, paradójica e incluso virtual.

Lo que se está construyendo en el ciberespacio son comunidades virtuales, y no colectividades como algunos teóricos afirman. ¿Son las comunidades virtuales metáforas a futuro de lo que serán las relaciones sociales en un espacio concreto y real?

Por otra parte, las neocomunidades virtuales son una respuesta social y simbólica frente a la excesiva racionalidad burocrática de la vida actual, al aislamiento individualista a que someten las grandes ciudades y a la frialdad de una sociedad extremadamente competitiva. A través de ese proceso de tribalización los jóvenes –y no tan jóvenes-, ven la posibilidad de encontrar una nueva vía de expresión, un modo de alejarse de la normalidad que no les satisface y ante todo, la ocasión de intensificar sus vivencias personales y encontrar un núcleo gratificante de afectividad.

Resulta sorprendente y paradójico que el plan neoliberal, globalizador u homogeneizador, como quiera llamársele pretende unificar, estandarizar, eliminar lo variado, pero a la vez es lo que ha provocado que lo multicultural, lo multicomunitario se expanda, ahora hay lo diverso se dibuja en ámbitos anteriormente no contemplados, lo multiétnico es también un síntoma de este fenómeno.

El enfrentamiento entre lo global y lo local ha generado nuevos parámetros para construir la realidad, ha transformado el discurso de lo cotidiano y está alterando los tradicionales patrones de identidad comunitaria. La vida cotidiana trasciende en una sociedad tecnológicamente más vinculada y por eso mismo la necesidad de fortalecer la identidad exige una revalorización constante de lo local.

La comunicación virtual se presenta como rescate del territorio, la descripción-mostración del laberinto-mapa-proceso de encuentro, de llegada en una representación de la comunicación humana en un escenario virtual resulta uno de los espacios proclives para el desarrollo de investigaciones en el presente. En el ciberespacio se construyen espacios de encuentro, llámese: casa-edificio-urbanización, plaza-aldea-pueblo-planeta-galaxia, se trata de la estructuración de un territorio, una (T) tierra diferente, neobarroca, en donde la convivencia a partir de la comunicación de ideas, es el trazado más seguro.

FUENTES: • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • •

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