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Países tropicales o subtropicales de regiones .... provincia, de un clima subtropical con un régimen de ...... árida y húmeda en 1.000 mm/año en lugar de 800.
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Franklin J. Adler, El futuro del agua en Tucumán

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El futuro del agua en Tucumán

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Franklin J. Adler

El futuro del agua en Tucumán

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Franklin J. Adler, El futuro del agua en Tucumán

El futuro del agua en Tucumán © Franklin J. Adler, 2014. Imagen de tapa: Dique y embalse Escaba, sobre el río Marapa, Tucumán. Fotografía de Osvaldo Ripoll (gentileza La Gaceta). Diseño y edición gráfica: Gustavo Sánchez. Todos los derechos reservados. ISBN 978-987-33-5822-7 (papel) ISBN 978-987-33-5969-9 (digital)

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Franklin J. Adler, El futuro del agua en Tucumán

Prefacio

Tucumán, extraña tierra. “Juzgo imposible describir las cosas contemporáneas sin ofender a muchos”. (Maquiavelo)

A partir de mi experiencia y mis conocimientos, acumulados a lo largo de los años en cuestiones de recursos hídricos, me propuse escribir esta obra sobre el agua en la provincia de Tucumán, la más densamente poblada del país y minúsculo territorio de la región noroeste, cuna de la cuenca del río Salí-Dulce, arteria de vida de dos provincias argentinas. Pero al sumergirme en el abordaje del tema me convencí aún más de su naturaleza multifacética y sumamente compleja, así es que me aboqué a indagar en profundidad en ese mundo interminable de relaciones del agua para entenderlo en su arduo entramado y, de ese modo, ir estructurando un texto cuyo cometido es brindar al lector un bagaje de conocimientos más conceptuales que cuantitativos y que le permitirá acceder a la comprensión de esa gran complejidad llamada “recurso natural agua”, de la que depende la vida en todo el planeta. Precisamente, de la disponibilidad y labilidad de ese recurso en esta pequeña fracción de nuestra geografía argentina se trata en las páginas que siguen. Debo advertir que el libro no tiene como objetivo ser un compendio de toda la información disponible sobre el agua de Tucumán. Más bien pretende ser un análisis interpretativo que le permita al lector tener una comprensión global de los problemas actuales y de los desafíos que se plantean a futuro. Este libro es, además, el producto de la aplicación de mis experiencia y conocimientos en el cotejo y contraste con innumerables estudios y trabajos de investigación realizados por investigadores, estudiosos, consultores y organismos públicos y privados, sobre los que apliqué criterios analíticos e interpretativos para lograr un cuadro global de diagnóstico que redunde en prospectivas plausibles. Aspiro a haberlo conseguido, para brindarlo a quienes tienen interés, o deberían estar obligados a tenerlo, en los problemas del agua en Tucumán, provincia que gozó, durante gran parte de su historia, de la creencia del imaginario colectivo

de ser “un territorio en donde el agua sobraba”. Mote consuetudinario que este estudio lo desmiente; esa imagen quedó como estampa del pasado, ya que el agua como recurso en la provincia es actualmente un problema. Y serio. Un propósito esencial de este libro es aportar lineamientos conceptuales básicos de la problemática hídrica que permitan a aquellos profesionales de otras disciplinas no hidráulicas, y aun a profanos en la materia, interesados, a acceder sin dificultad a esta temática. Además, a quienes tienen responsabilidades políticas y de gobierno, observarles sus falencias e inacciones y estimularlos a llevar a cabo una planificación racional del aprovechamiento y del uso de los recursos hídricos y la protección del sistema económico-social frente a los excesos y perjuicios del agua. Lo enunciado exige un versado conocimiento de la situación actual, instancia temporal producto del desarrollo histórico de la infraestructura y de las instituciones vinculadas al agua en la provincia a través de los años. No obstante, no puse demasiado énfasis en la historia pasada como tal, sino sólo en la medida de su objetiva implicancia hídrica en el presente y como punto de partida para construir el futuro. Creo necesario poner en aviso a los ingenieros hidráulicos, especialistas en cuestiones del agua, en planeamiento de recursos hídricos, entre otros (que en la Argentina, y en particular en Tucumán, hay escasos, aunque calificados), que muchos de los temas aquí tratados, debido a su problemática tan vasta y compleja, no son encarados con el rigor y la exhaustividad que ellos pueden demandar de un texto especializado, de investigación o académico. Como ya apunté, ese no es el fin de este trabajo. Como saben los expertos, tamaña complejidad siempre motivó ríos de tinta y numerosos foros de análisis y debate no sólo en nuestro país sino en el mundo entero, en razón de lo vital de la temática. Existen numerosos buenos estudios, investigaciones, informes técnicos, diagnósticos, etc.,

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sobre los diversos aspectos del agua de la Argentina, la región NOA y la provincia (hidrológicos, climatológicos, geológicos, ambientales, económicos, legales, etc.), pero ellos no están al alcance de los ciudadanos ni de políticos o funcionarios que no estén vinculados estrechamente a la problemática del agua y a sus instituciones. Muchos de esos trabajos ni siquiera han sido difundidos por medios impresos ni digitales. De acuerdo a lo apuntado, en un intento de hacer un aporte educativo, procuro con manifiesto interés llegar al ciudadano común preocupado por las cuestiones del agua, con un lenguaje despojado de tecnicismos y con una síntesis analítica que lo acerque al tema; pero conceptualizando los diversos aspectos a fondo, de modo de poner a su alcance su naturaleza, sus condicionantes, riesgos, límites y amenazas presentes y potenciales. Más en detalle, intento en este trabajo ayudar al lector interesado o inquieto por los problemas del agua en nuestra geografía a encontrar algunas respuestas a diversos y frecuentes interrogantes, como por ejemplo: ● ¿Sobra el agua en Tucumán? ● ¿Tendremos agua suficiente en el futuro para la población, la industria y la agricultura? ● ¿Para qué sirven los diques de embalse? ● ¿Por qué los ríos y arroyos están cada vez más contaminados? ¿Qué se hace para evitarlo? ● ¿Por qué en el embalse de Río Hondo frecuentemente mueren los peces y hay olores pestilentes? ● ¿Qué se debe hacer a corto, mediano y largo plazo para afrontar los problemas de agua que nos aquejan? Analizar la problemática del agua en Tucumán lleva a conclusiones muchas veces críticas sobre el accionar de los gobiernos. Esto es inevitable, puesto que el manejo del agua y sus relaciones son de naturaleza pública y, por lo tanto, materia de Estado. Se verá, en el desarrollo del libro, que las conclusiones tienden, no obstante, a ser más bien descriptivas del comportamiento social traducido en acciones (o inacciones) de los diversos gobiernos, todos expresiones de la idiosincrasia social dominante. La inacción y la falta de políticas hídricas de Estado fueron características de casi todos los gobiernos de los últimos 70-80 años, por lo que no sería correcto imputar los problemas a un gobierno en particular. La descripción y el diagnóstico objetivo de la situación hídrica de Tucumán que se plantea en este libro seguramente motivarán discrepancias y hasta rechazos de quienes crean ver críticas hacia su gestión o hacia sus intereses sectoriales o institucionales. A pesar de las responsabilidades individuales y colectivas visibles, este trabajo trata de mirar el presente como el producto de una experiencia histórica y de cierta lógica “económico-social” que llevó al “esto tenemos”, e indagar sobre las posibilidades de transformarlo a fin de evaluar la viabilidad que tiene Tucumán para aprovechar la oportunidad que el mundo y los tiempos actuales brindan. Pensar y hablar del futuro del agua en Tucumán constituye un ejercicio de prospectiva no exento de riesgos en tanto que se trata de un problema de alta complejidad por la diversidad de situaciones y escena-

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rios que la provincia de Tucumán presenta en materia hídrica. Recordemos que la provincia de Tucumán es apenas el 0,6% de la superficie de la Argentina y tiene el 3,6% de su población. Desde la conquista hispánica en los siglos XVI y XVII este pequeño espacio territorial se fue desarrollando gracias a la disponibilidad de tierras de gran fertilidad, variedad de climas y abundancia de agua, a pesar de ser una ínfima parte del total del país. Así fue creciendo hasta alcanzar la mayor densidad demográfica del país, a partir de una economía agroindustrial basada en la caña de azúcar, con un desarrollo social y cultural de los más altos de la Argentina. Además, es una fracción tan pequeña de la gran región semiárida (donde llueven entre 500 y 800 mm por año) que en el mapa de ecorregiones pasa visualmente casi desapercibida. En este pequeño y extraño oasis nace una de las cuencas hidrográficas más importantes de la región semiárida: la del río Salí-Dulce, de 57.000 km2, cuyo principal curso de agua es el tronco central que da vida y sostiene a una población de más de dos millones de habitantes en las provincias de Tucumán y Santiago del Estero, las que atraviesa antes de morir en la laguna Mar Chiquita en el norte de la provincia de Córdoba. De toda esa cuenca está en Tucumán sólo un 28%, pero integra el 72% de su territorio. Cuando referimos a la cuenca, omitimos el nombre del primer tramo del río en la provincia de Salta (deberíamos hablar en rigor de la cuenca El Tala-Salí-Dulce), ya que Salí-Dulce es el modo en que todos los organismos relacionados la citan. La provincia de Salta nunca manifestó un interés activo en reivindicar su pertenencia a esa cuenca fluvial, tal vez porque el desarrollo económico y demográfico en su parte es muy escaso. Desde el comienzo del siglo XX algunos conspicuos gobernantes tucumanos, con un sentido visionario, construyeron importantes obras públicas para aprovechar la riqueza natural del agua y volcarla a la producción agrícola e industrial asociada (ingenios azucareros), y también ordenaron su uso, convirtiendo la provincia en una de las primeras en contar con una ley de riego. Ese ímpetu por aprovechar el agua de sus ríos fue declinando desde los años 40 del siglo XX. Las obras de captación en los ríos y los canales para regadío se fueron descuidando progresivamente en su mantenimiento, muchas abandonadas y cundió el deterioro. Además, grandes obras de riego no se completaron y llevan más de cuarenta años estancadas en su estado inicial, sin avanzar, con escaso o ningún mantenimiento y sufriendo el deterioro propio del tiempo y el uso. ¿Qué pasó en Tucumán para que su economía agrícola e industrial se quedara en el tiempo en lo que respecta al uso de sus aguas? Más aún, un grave problema fue surgiendo progresivamente: la contaminación de los ríos. Al día de hoy la infraestructura de riego en Tucumán está estancada y su eficiencia es lamentablemente muy baja, ya que se pierde la mayor parte del agua por infiltración en las redes. También las industrias

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hacen un dispendioso uso de ella. Pareciera que los factores productivos siguen actuando todavía imbuidos por la creencia de que “en Tucumán el agua sobra y no es necesario cuidarla”. El riego pasó de ser un factor de producción a ser un recurso complementario sólo en períodos de sequías intensas. Si las perspectivas futuras de la economía agrícola e industrial de Tucumán se mantuvieren dentro de los parámetros históricos, aun con sus importantes fluctuaciones, pareciera que nada tendería a modificar el estado actual de cosas en materia de infraestructura e instituciones del agua. Peor aún, mientras que la cantidad de agua que la naturaleza brinda año a año se mantiene invariable dentro de sus oscilaciones normales, la población que la requiere y usa es imparablemente creciente, habiendo en consecuencia una disponibilidad cada vez menor para cada habitante. Además, un factor relevante ha entrado en escena y puede ser decisivo de aquí en adelante: los biocombustibles. En efecto, desde 2010, merced a la Ley Nacional 26.093 surgida como respuesta a la crisis energética argentina y a los precios crecientes de los hidrocarburos, se promueve la mezcla de naftas con combustibles provenientes de productos vegetales. El etanol o alcohol etílico proveniente de la caña de azúcar es el de mayor rendimiento y tiene importantes ventajas frente a otros cultivos, como ser el maíz, el alternativo más usado. La provincia de Tucumán, que produce dos tercios de la caña de azúcar de la Argentina, se ve así ante la oportunidad de incrementar sustancialmente su producción y lograr los beneficios del desarrollo que ello conlleva. Aumentar la producción de caña de azúcar para destinarla a etanol, sustitutivo de petróleo, constituye un desafío complejo en el que el aprovechamiento y preservación de los recursos hídricos juegan un papel clave. Se tiene entonces que los problemas del agua en Tucumán se fueron generando con el crecimiento de su población y el consecuente aumento de la actividad económica (principalmente agroindustrial) que hizo que la cantidad de agua disponible por habitante fuera reduciéndose; pero, al mismo tiempo, se incrementó la contaminación de los ríos hasta llegar a un nivel intolerable que provocó un conflicto aún irresuelto con la vecina provincia de Santiago del Estero, receptora aguas abajo de las aguas del río Salí. Existe, en consecuencia, una fuerte tensión sobre un recurso natural abundante (en apariencia), pero fuertemente afectado en cantidad y en calidad y con notorios problemas de descontrol. Por otra parte, hay expectativas de crecimiento económico que pueden llevar a una crisis entre los usos competitivos. Si a esto se suman los riesgos de destrucción y daños por los excesos del agua (inundaciones y pérdidas de suelos), se plantean desafíos hasta ahora no abordados por ningún esbozo de planificación. Tucumán es la provincia argentina más densamente poblada y, consecuentemente, la actividad humana produce una enorme carga sobre el recurso hídrico, tanto usándolo como contaminándolo. Las descargas cloacales urbanas y los efluentes de las industrias han alterado

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tanto la calidad de las aguas de los ríos de la cuenca del Salí que ello se ha transformado en uno de los problemas más graves que afecta a las aguas superficiales. Es necesario reconocer que desde que existen en Tucumán ciudades e industrias, ni los industriales ni la sociedad se preocuparon por la contaminación. Hasta 1966, año en que se cerró el cauce del río Dulce al construirse el dique de Río Hondo, sus aguas continuaban hasta la laguna Mar Chiquita, en la provincia de Córdoba, autodepurándose razonablemente en un proceso natural. A partir de la formación del embalse, al acumularse las aguas en ese cuerpo relativamente estático, comenzaron los serios problemas que hicieron eclosión hacia fines del siglo XX. Sólo a partir del siglo en curso la provincia de Tucumán comenzó a actuar lentamente para paliar esa grave situación, compelida por la reacción de Santiago del Estero, fuertemente afectada en la zona del embalse. De acuerdo a lo expresado, en realidad, todos los problemas del agua constituyen desafíos para Tucumán. El descalabro de los sistemas de abastecimiento de agua potable a la población, provocado por las enormes pérdidas en las redes, la baja calidad del servicio y el mal uso que se hace del agua producida, alimenta la insatisfacción social, a pesar de que la mayor parte de la población cuenta con abastecimiento desde red pública. Ello exige acciones sostenidas, planificadas y eficientes que configuran también un desafío vigente. Mejorar, racionalizar y hacer más eficientes los sistemas de abastecimiento de agua para regadío e industrias son los desafíos de mayor envergadura e implicancia económica para el futuro de la provincia. Las expectativas del etanol son esperanzadoras, pero pareciera que la provincia no está suficientemente preparada para aprovechar en plenitud la oportunidad. La producción de azúcar, y luego de etanol asociado, está muy determinada por los problemas del mercado azucarero, sobreabastecido, con bajos precios y dificultosa salida a mercados externos. Los incrementos de producción de caña de azúcar para etanol no logran todavía encontrar los incentivos que induzcan a los sectores industriales a lanzarse decididamente a esa perspectiva. A lo dicho se suman los problemas ambientales que generan las vinazas residuales de las destilerías, que tienen un efecto contaminante muy elevado en comparación con todos los otros que se vierten a los ríos de Tucumán. Los perjuicios del agua van produciendo daños crecientes a medida que los procesos de urbanización avanzan y que la agricultura se aventura agresivamente sin los recaudos necesarios para evitar las inundaciones y la erosión de suelos. Constituyen un reto ya instalado a la sociedad y al Estado provincial. En fin, los desafíos que se plantean para Tucumán son muy grandes para la capacidad de su clase política y gobernante actual para afrontarlos. Peor aún, no se nota que la problemática del agua haya sido incorporada a la agenda de gobierno. Sólo en situaciones hídricas muy críticas de escasez o sobreabundancia temporaria se producen inquietudes que obligan a improvisar

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respuestas que se desvanecen en la ineficacia y buscan salvar las apariencias, sin solucionar a fondo o al menos mitigar los problemas. Tucumán carece de instituciones sólidas, y los sectores políticos y gobernantes no han internalizado aún la importancia del planeamiento y la gestión de los recursos hídricos. Las escasas inversiones que se realizaron en obras de infraestructura hidráulica en las últimas décadas no obedecieron a planes elaborados. Las obras faraónicas están en el imaginario de los políticos como modo de “pasar a la historia”, aun desconectadas de todo realismo respecto de su necesidad y utilidad. La degradación social e institucional ocurrida en el último medio siglo, tema complejo que no se aborda acá pero que está presente en todo análisis prospectivo, torna la búsqueda de una estrategia hídrica en un problema más difícil aún. Un debate al respecto se hace imperioso en la sociedad y este libro pretende

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aportar elementos de juicio y conocimientos objetivos que permitan racionalizar las decisiones. Es llamativo que muchos sectores sociales con acceso a la educación y a la cultura, si bien son conscientes de muchos de los problemas vinculados al agua, ya que también los padecen, no tienen clara conciencia sobre la necesidad de políticas y estrategias para actuar de forma urgente y a largo plazo. Los problemas ambientales vinculados al agua (contaminación, inundaciones, erosión, etc.) reciben un tratamiento desde el ámbito político puramente declamatorio, para adecuarse al “tono de los tiempos”, pero que no se traduce en acciones eficaces y duraderas que ayuden a la provincia a encaminarse en una dirección positiva. Es deseo profundo del autor contribuir de la mejor manera a fortalecer todo intento de recuperar las capacidades necesarias para encarar los requerimientos de un futuro mejor para la provincia. Franklin J. Adler Tucumán, abril de 2014

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Prólogo

Un tratado sobre el agua escrito por un estadista

1 Hay frases cuyo destino tiene significados insospechados. En general, la mayoría de las pronunciadas o escuchadas a diario no pasan de ser una presencia efímera, el cerebro las descarta y su derrotero culmina en el olvido. Pero hay otras que permanecen sin ninguna razón lógica aparente, son aquellas que sin convocarlas vuelven cada tanto, y que al recordarlas nos devuelven la imagen real y exacta del momento en que más que escucharlas se las vivió. Hacia mediados de la década de los 80 la cátedra de Hidráulica Aplicada de la carrera de ingeniería civil de la Universidad Nacional de Tucumán había quedado acéfala. En poco menos de un año se produjeron las inesperadas pérdidas de dos grandes profesores, Roberto Lazarte y Matías Lobo. En medio de la conmoción y la perplejidad, las autoridades universitarias debían buscar un reemplazante que estuviese a la altura de sus antecesores. Los conciliábulos se sucedían ante la incertidumbre de los alumnos. En una de esas arduas reuniones, de la que fui testigo presencial, donde también se encontraba la directora del instituto de ingeniería civil, la recordada ingeniera Nélida Castría, el profesor Andrés Ortega que estaba a cargo de la cátedra informó a los presentes que luego de evaluar las distintas alternativas posibles se le había ofrecido el cargo a un ingeniero que trabajaba en Agua y Energía porque era el único idóneo para ocupar la vacancia. “Estamos tratando por todos los medios de contratar al ingeniero Adler, pero no sé si será posible porque también lo requieren para las obras del Comahue”. Este nombre, ignoto para la mayoría de los alumnos, provocó un silencio desconcertante. Ortega, con un tono algo resignado, concluyó: “Es nuestro mayor anhelo, ya que Adler es una eminencia hidráulica”. Fue la primera vez que tuve noticas del ingeniero Adler y justamente esa frase perduró para siempre en mí. No conozco la razón o el milagro por qué la retu-

ve así, textual. Ahora conjeturo, y hasta me gusta suponer, que la frase se fijó en mi mente por un guiño del destino, con el único fin de escribirla en estas líneas y dar testimonio de la reputación que por esos años ya se había ganado en la comunidad profesional y académica el autor de este libro. Años más tarde, participé de las clases sobre diques de embalse dictadas por el ingeniero Franklin Adler, quien con su claridad conceptual y magisterio sereno fue iluminando un camino diferente de los que habitualmente se suelen transitar en la profesión. Luego, llegaron los tiempos del contacto fluido que terminó cristalizando en amistad. Pero, a pesar de las extensas horas compartidas, de las charlas interminables, de una relación que se pretende horizontal por el respeto mutuo y la confianza dispensada, nunca voy a dejar de considerarme su alumno.

2 La dimensión de la materia que acá nos ocupa tiene la paradoja de ser demasiada obvia y exageradamente trascendente. Para enunciar su obviedad, alcanza con decir que sin agua no hay vida, por lo menos la que conocemos hasta ahora. Y es de tal magnitud, que sólo basta con repasar los mitos y cosmogonías de todas las civilizaciones para cerciorarnos de que en ellas el agua es el elemento primigenio de la naturaleza y de la vida; lo comprobamos hojeando a salto de mata la sumeria Epopeya de Gilgamesh y otros escritos mesopotámicos, los milenarios textos mitológicos, sapienciales o sagrados de la India, China y Egipto, los libros fundacionales de la tradición judeocristiana del Medio Oriente, hasta llegar al Popol Vuh maya, de nuestra América latina. En todos ellos el agua tiene un protagonismo casi excluyente, ya por ser considerada inmanente al origen y la creación del universo, ya por suponerla vehículo de castigo de la ira divina cuan-

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do con su escasez o abundancia —pensemos en el mito del diluvio universal— siempre terminó estragando a los pueblos o haciéndolos desaparecer. Más aún, cuando en la bahía del río Meandro, en la ciudad jonia de Mileto —Asia Menor—, se da inicio a la indagación racional de la naturaleza y el universo buscando la causa última de todas las cosas, nace la filosofía occidental, y Tales, el primer filósofo según Aristóteles, enuncia que la arché, el principio de todas las cosas, era el agua. Todavía más, cuando despuntó el alba de la técnica debido a la necesidad y la obcecación del hombre por dominar la naturaleza, lo primero que este tuvo que resolver fue cómo manejar el agua. Por lo que la protoingeniería, la primera ingeniería, debió de haber sido hidráulica. De allí para adelante fue una larga y sinuosa carrera en donde el conocimiento racional antiguo fue transformándose hasta llegar a la ciencia que actualmente conocemos, paradigma de nuestra (vana)gloria. Y ya sabemos el papel fundamental que el agua acá también representa. Me pareció importante desandar este camino, muy abreviado, por cierto, para sopesar la empresa que implica escribir un libro en donde está involucrada el agua; más puntualmente el agua de una provincia de la Argentina, de la histórica Tucumán. Para llevarla a cabo con suficiencia es indispensable contar con idoneidad, experiencia, erudición, sensibilidad y sobre todo, sapiencia. Atributos que el autor posee en su totalidad; y los tiene porque la lectura de este libro los pone en evidencia y, además, sobre todo, porque quienes tenemos la ventaja de conocerlo sabemos que pertenece a la estirpe de los hombres sabios y probos.

3 Adler, entonces, acomete esta empresa con rigor didáctico y científico, mostrándonos de entrada las cartas con que jugará su estilo: lejos de tecnicismos abstrusos y solemnes va elaborando un discurso claro y accesible que me aventuro a llamarlo “tecnicismo coloquial”. El estilo, justamente es la piedra de toque, porque en él radica una de las mayores virtudes del autor: su genio maleable para decodificar conocimientos e información con una hermenéutica despojada de opacidad y cripticismo da como fruto una prosa cristalina, para que la entiendan los lectores no especializados y encuentren allí una propedéutica adecuada. Es, precisamente, al ciudadano común, de a pie, a quien Adler quiere llegar y por quien hizo todo el esfuerzo para adecuar el lenguaje y hacerlo accesible al profano. Esto me trajo a la memoria lo que el científico Stephen Hawking cuenta en su famoso libro Una breve historia del tiempo, texto de divulgación para el público general. Hawking escribió allí que fue advertido de que cada ecuación que incluyera en el texto reduciría los lectores a la mitad, por lo que al final sólo anotó una. Bueno, pongo en aviso del lector que en este libro también encontrará sólo una: otra muestra del afán simplificador que persigue Adler para dotar a cada página de la claridad que él juzga indispensable.

4 El futuro del agua en Tucumán es un corpus que engloba toda la temática hídrica de la provincia, en sus diversas facetas, con el recurso del análisis exhaustivo y la argumentación crítica cuyo objeto es propender a una cuidada estructuración conceptual. Entrando en el contenido propiamente dicho, quiero comentar algunos de los temas que, por uno u otro motivo, no quiero dejar de mencionar: Adler pone uno de sus mayores énfasis en tratarnos de persuadir de que el tópico “el agua sobra en Tucumán” es atemporal, anacrónico. El crecimiento demográfico y la contaminación que aumenta cada año van minando el aporte anual de agua que, aún con fluctuaciones, se lo puede considerar constante, motivo por el cual cada habitante sufre la disminución paulatina pero sostenida de la disponibilidad del agua. Luego, cuando analiza la influencia del cambio climático —el calentamiento global por emisiones de gases de efecto invernadero— sobre la red hídrica tucumana, es muy cauto en la ponderación de las predicciones catastróficas, muy en boga por estos tiempos. Para ello se vale de estudios y modelos del Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC) de Naciones Unidas, a los que analiza en profundidad y llega a la conclusión de que, en el peor escenario posible, las precipitaciones anuales tendrían un incremento que no superarían en ningún caso el 10% del valor promedio. Esto implica, en principio y en lo que acá compete, que Tucumán no debe poner el foco en esta cuestión, aunque eso signifique ir en contra de la corriente. Como vemos, en el enfoque de este problema, el libro es disruptivo. Adler no descarta la acción antrópica como causa de grandes desastres debido a las inundaciones; al contrario, la considera como una de las causas principales, sólo que a otra escala. Lo que el autor advierte es que el mayor daño lo produce la sociedad y el Estado por ignorar o por violentar la mecánica de funcionamiento de las cuencas y sus correspondientes cursos de agua: la ostensible irresponsabilidad de los gobiernos y los agentes inmobiliarios que permiten avanzar sobre zonas inundables, los desmontes agrícolas, la falta de medidas estructurales y no estructurales marchan a la vanguardia de los desatinos. Esto me hace pensar que tal vez haya que mirar hacia una de las ingenierías fluviales más avanzadas en esta problemática, la escuela holandesa, conocida por verse obligada a resolver los problemas ancestrales de un país que posee casi las dos terceras partes de su superficie por debajo del nivel del mar, lo que las compelió a ganar tierras al mar mediante el emplazamiento de polders y a avanzar sobre la zona de los deltas de los ríos más importantes con el fin de urbanizarlos o destinarlos a sembradío. En los últimos años, a raíz de inundaciones que antes no se registraban, resolvieron desandar el camino atendiendo “el grito” de la naturaleza; de modo que relocalizaron las zonas urbanas y dejaron de lado extensas áreas productivas artificiales para devol-

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verles la condición original de planicies naturales de inundación. Cuando evalúa la contaminación de los recursos hídricos pone el acento en las industrias —ingenios y destilerías, principalmente—, de las que nos informa sobre su principal anomalía: la exorbitante carga contaminante que generan, equivalente a una población 50 veces más grande que la actual. Una desmesura preocupante que, además de poner en evidencia la desidia de los empresarios, el Estado no es ajeno por su nulo o condescendiente poder de contralor. Por otra parte, el extenso tratamiento que le dispensa a un tema eminentemente energético como son los biocombustibles, no deja de sorprender. Para Adler era imposible soslayarlo, puesto que desde 2010, cuando la producción de bioetanol fue instrumentada como política de Estado nacional, se empezó a avizorar, como no acontecía desde hace varios lustros, una expectativa inmejorable para el futuro de la provincia tanto en el orden social como en el económico. Pero para que ello sea posible será fundamental tener una estrategia definida respecto de los recursos hídricos; entre ellos menciona la mejora de la eficiencia en el uso general del agua para evitar pérdidas —por ejemplo, los canales sin revestir alcanzan el 90 % del total de la red de riego—, y además plantea la evaluación del impacto causado en las vías hídricas y en el medio ambiente por la producción de bioetanol. A lo largo de estas líneas se empieza a percibir más la visión de un estadista que proyecta el futuro que la objetiva y racional disquisición de un científico. Y esto sí que realmente sorprende. Ya en el último capítulo, presenta su tesis, que es el eje vertebral de todo el trabajo: la formulación de un plan hídrico provincial, PHP. Luego de un somero pero intenso repaso del estado de los recursos e infraestructuras hídricos y de evaluar las estructuras obsoletas y los proyectos sin concretar —diques Potrero del Clavillo y Potrero de las Tablas—, le dedica una parte sustancial a las instituciones del agua, a las que critica severamente, al igual que a los entes estatales y a los gobernantes, a quienes reclama una reforma integral del Estado. Acá Adler vuelve a usar un lenguaje político más cercano a un estadista que a un ingeniero. Muchas veces indignado, otras escéptico, pero siempre apasionado, con una rara pasión, desusada en este tipo de escritos. Hay tramos en donde el texto, por la pasión indignada con que se expresa, se parece más a una catilinaria, a una invectiva furibunda en contra del desdén, la impericia y el quebranto moral de la sociedad. El compromiso verbal, el tono

admonitorio y la mirada puesta en el porvenir que impregnan estos párrafos pone al descubierto lo que la discreción ocultaba: su severo patriotismo. Luego, serenadas las pasiones, templado el pulso, concluye con su propuesta global, nada más y nada menos que las bases y puntos de partida para la formulación del plan hídrico provincial, en el que deberá sustentarse toda la política hídrica del futuro, o lo que es lo mismo, sobre donde deberá edificarse gran parte de nuestro porvenir… Si, leyó bien, lo escribí a propósito, Adler nos ofrece bases y puntos de partida para la constitución de una institución imprescindible, en sintonía con las que nos legara ese otro tucumano —el que usted ya se está imaginando, el más insigne.*

5 Estimado lector, usted tiene en sus manos una obra única en su tipo, aquellas que marcan hitos y que no tengo duda, con el paso de los años, será canónica porque servirá de indispensable fulcro en donde pivotarán la ingeniería hidráulica y los recursos hídricos tucumanos del presente y del futuro. A este libro podrán recurrir los especialistas para informarse, hacer consultas expeditivas, realizar estudios complejos e incluso proyectar obras hídricas de todo tipo. También servirá de fuente de consulta a otros profesionales que estén, de una u otra manera, relacionados con el agua, y a aquellas personas que quieran de una vez por todas entender esta materia como un todo, de manera holística. Sin olvidarnos de que uno de los objetivos del autor es despertar conciencia sobre la importancia de cuidar y administrar bien los recursos hídricos, y acá no podemos soslayar la enorme responsabilidad que les cabe a los gobernantes, a los políticos y a toda la clase dirigente. Especialmente a ellos va dirigido este libro. A partir de esta obra, ya nadie podrá esgrimir argumentos valederos para ignorar la acuciante realidad de la problemática del agua en Tucumán. Jorge Daniel Brahim San Miguel de Tucumán, en el inicio del otoño de 2015

(*) N. del P.: Juan Bautista Alberdi (1810-1884). Autor de Bases y Puntos de Partida para la Organización Política de la República Argentina.

Dos confidencias al pie de prólogo 1. Lo tenía planeado. Cuando concluyera este prólogo iba a volver a encontrarme con una servilleta de papel que atesoré bajo siete llaves. En ella quedó registrado un encuentro con el ingeniero Franklin Adler en un bar céntrico para charlar sobre el avance del libro que estaba escribiendo (o sea éste). En este momento la tengo entre mis manos; está impecable, la tinta azul realza su blanco inmaculado. Copio lo que allí escribí: “18.30.–

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El ingeniero Adler me pide, para mi orgullo, que le prologue su libro El futuro del agua en Tucumán. Es una enorme distinción. ¡Qué halago!”. Está fechado el miércoles 17 de abril de 1013. Estoy absorto, hoy terminé de escribir el prólogo, hoy es 17 de abril. Como ese día. 2. Un libro técnico carece de emociones o al menos no necesita transmitirla. En la página 309, una foto muestra el azud El Tala, en el río homónimo que es parte del límite norte de Tucumán. Se lo ve mutilado, le falta el puente-pasarela que se lo llevó una creciente de fines del siglo pasado. Allí solía concurrir Isaac con su hijo a pescar cada tanto. Sentados sobre el puente esperaban el pique de sábalos, bagres y dentudos. Para un niño que no llegaba a los ocho años “el dique” era un lugar construido especialmente para la pesca y la plataforma de hormigón que cruzaba el cauce servía para estar más cómodos. ¿Qué otra lectura podía hacer alguien a esa edad? Muchos años más tarde, ese chico pudo saber que esa obra tenía utilidades mucho más importantes y serias que la mera pesca deportiva porque tuvo la suerte de estudiar ingeniería y de tener un profesor brillante que se lo enseñó. Vuelvo a mirar la foto y se me estruja el alma, porque Isaac, que ya no está, era mi papá, el profesor es el ingeniero Franklin Adler, y el niño ingenuo soy yo. Al comienzo dije que un libro técnico no transmite emociones. Pero este no es el caso, al menos para mí. JDB

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Índice

Agradecimientos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 21 Siglas y acrónimos utilizados . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 23 Capítulo 1: Marco global 1. 2. 3. 4. 5.

Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . El ciclo hidrológico (o ciclo del agua) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . La situación de Tucumán . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Algo de historia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . El cambio climático en Tucumán . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 5.1. El “cambio climático” global . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 5.2. El “cambio climático” en la región noroeste y Tucumán . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 6. La naturaleza del problema hídrico de Tucumán (los ámbitos de abordaje) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 6.1. El agua como recurso natural para uso humano . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 6.2. Los perjuicios del agua . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 6.3. La contaminación de las aguas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

27 28 30 32 32 35 38 39 39 40 40

Capítulo 2: El agua como recurso natural en el mundo y la Argentina 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8.

Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Usos del agua . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Conceptos de “uso consuntivo”, agua extraída y agua consumida . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . La existencia de agua en el mundo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . La disponibilidad de agua . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Los usos del agua en el mundo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Los problemas del agua en el mundo y la población . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . La situación en la Argentina . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 8.1. La existencia de agua (Aquastat-FAO) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 8.2. Disponibilidad hídrica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 8.3. Las extracciones y los usos del agua en la Argentina . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 8.4. Consecuencias negativas de los usos del agua . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 8.5. Conclusiones sobre los recursos hídricos de la Argentina. Consideraciones prospectivas . . . . . . . . . . 8.6. La generación de los “Principios rectores de política hídrica” y el Acuerdo Hídrico Federal . . . . . . 8.7. Aspectos críticos de los recursos hídricos en la Argentina . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

43 43 44 44 45 47 48 50 50 50 52 57 58 63 66

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Franklin J. Adler, El futuro del agua en Tucumán

Capítulo 3: El agua como recurso natural en la provincia de Tucumán 1. Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 71 2. Breve descripción del territorio . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 71 3. El recurso hídrico superficial . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 71 3.1. Descripción general . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 71 3.2. Caudales superficiales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 74 4. El recurso hídrico subterráneo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 76 4.1. Rasgos hidrogeológicos del territorio . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 80 4.2. Características de las aguas subterráneas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 83 4.3. Explotación actual de las aguas subterráneas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 83 4.4. Las aguas subterráneas como recurso natural . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 84 5. Disponibilidad hídrica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 84 6. Extracciones y usos del agua . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 86 6.1. Prioridades . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 86 6.2. El regadío . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 86 6.3. El agua para industrias . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 88 6.4. El agua para consumo humano . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 89 6.5. Generación de energía eléctrica (hidroelectricidad) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 92 6.6. Las extracciones totales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 93 7. Las sequías . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 94 8. Consecuencias del uso del agua . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 96 9. Derechos de agua . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 96 10. Tucumán en la cuenca Salí-Dulce . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 97 10.1. Aspectos globales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 97 10.2. El río Salí-Dulce ante el potencial cambio climático global . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 99 10.3. El río Dulce en la provincia de Santiago del Estero . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 100 10.3.1. Aspectos globales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 100 10.3.2. Los Bañados del Río Dulce . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 104 10.3.3. Laguna Mar Chiquita (Córdoba) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 107 10.3.4.¿Cuál es el interés y la importancia de Mar Chiquita y los Bañados del río Dulce? . . . . . . . . . . 113 11. El proyecto fallido del “Canal Federal” . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 117

Capítulo 4: Los perjuicios del agua 1. Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 2. Las inundaciones . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 2.1. Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 2.2. Las inundaciones en Tucumán según su ámbito de ocurrencia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 3. La naturaleza global de los problemas de inundaciones en Tucumán . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 4. Descripción de casos importantes de inundaciones urbanas en Tucumán . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 4.1. El Conglomerado “Gran San Miguel de Tucumán” – Sistema Tafí Viejo, Yerba Buena, Las Talitas, Capital y El Manantial . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 4.1.1. El área de análisis . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 4.1.2. Características físicas del territorio . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 4.1.3. Los intentos planificatorios . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 4.1.4. Naturaleza de los fenómenos en el oeste del Gran S.M. de Tucumán . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 4.1.5. Los canales troncales afectados por la destrucción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 4.1.6. Experiencias y conclusiones extraídas de 40 años para reformulaciones de la red de protección del Gran S.M. de Tucumán . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 4.1.7. Situación de los municipios contenidos en el área . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 4.2. Lules . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 4.3. Famaillá . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 4.4. Monteros . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 4.5. Concepción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 4.6. Aguilares . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 4.7. Juan Bautista Alberdi . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 4.8. Simoca . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 4.9. La Cocha . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

125 125 125 126 127 134 134 134 134 135 136 139 143 155 187 187 190 192 196 198 199 200

Franklin J. Adler, El futuro del agua en Tucumán

4.10. Lamadrid . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 4.11. Graneros . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 4.12. Burruyacu . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 5. Riesgos de inundación por embalses . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 6. Los perjuicios del agua en las áreas rurales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 6.1. El problema según las regiones productivas y los tipos de suelo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 6.2. La infraestructura de desagües rurales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 6.3. Erosión hídrica de los suelos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 6.4. La sedimentación de suelos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 7. La situación de la provincia y las perspectivas futuras . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

17

200 203 203 203 204 205 211 213 219 222

Capítulo 5: La contaminación de las aguas 1. Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 2. Las aguas superficiales naturales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 3. Estudios y monitoreos de la calidad de las aguas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 4. Parámetros de calidad de aguas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 5. Rasgos globales de la calidad del agua de los ríos de la cuenca del Salí . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 6. Actividades contaminantes en Tucumán . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 7. Las vinazas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 8. Citrícolas, frigoríficos y papeleras . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 9. Efectos de la contaminación de la red hídrica del río Salí sobre el embalse de Río Hondo . . . . . . . . . . 10. Calidad de aguas de otros embalses de Tucumán . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 10.1. Embalse El Cadillal . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 10.2. Embalse Escaba . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 10.3. Embalse La Angostura . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 10.4. ¿Es posible recuperar los embalses con problemas? . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 11. Síntesis global sobre el estado del río Salí y sus embalses . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 12. El Plan de Reconversión Industrial (PRI) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 13. Conclusiones sobre el PRI . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 14. Calidad de las aguas subterráneas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 14.1. Calidad global de las aguas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 14.2. Contaminación de las aguas subterráneas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 15. Contaminación de las aguas por residuos sólidos urbanos (RSU) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 16. Contaminación de las aguas por erosión de suelos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 17. A modo de conclusión . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

227 228 228 230 232 234 240 241 241 246 246 250 250 251 251 252 258 263 263 268 269 269 272

ANEXO 5.I: PROGRAMA DE RECONVERSIÓN INDUSTRIAL (PRI) AÑO 2011 Acciones de las citrícolas comprometidas en los CRI (Convenios de reconversión industrial) individuales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 274

Capítulo 6: Infraestructura hídrica 1. Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 2. Infraestructura para regulación del recurso. Los diques de embalse . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 2.1. Introducción. La importancia de los embalses . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 2.2. Dique de embalse El Cadillal . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 2.2.1. Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 2.2.2. Aspectos generales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 2.2.3. Problemas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 2.2.4. Conclusiones y acciones necesarias . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 2.3. Dique de embalse Escaba . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 2.4. Dique de embalse La Angostura . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 2.4.1. Aspectos generales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 2.4.2. El aprovechamiento La Angostura. Su historial . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 2.4.3. Situación actual . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 2.5. Represa Los Pizarro . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

281 284 284 286 286 286 288 292 293 297 297 298 300 303

18

3.

4.

5.

6. 7.

8.

9.

Franklin J. Adler, El futuro del agua en Tucumán

2.6. Dique de embalse El Cajón . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 2.7. Represa Rumi Punco . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 2.8. Represa Huasapampa Norte . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 2.9. Represa Montegrande . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 2.10. Síntesis global de los estados de las presas de embalse en Tucumán . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 2.11. Efectos del embalse de Río Hondo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Los diques de derivación existentes . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 3.1. Dique derivador El Tala . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 3.2. Dique derivador Los Sauces . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 3.3. Dique derivador Las Colas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 3.4. Dique derivador Tacanas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 3.5. Dique derivador La Higuerita . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 3.6. Toma río Vipos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 3.7. Diques derivadores Pichao y Managua – Represas El Arbolar y Loma Colorada . . . . . . . . . . . . . . . . 3.8. Diques Los Cardones 1 y 2 – Represas Los Zazo 1 y 2. Dique derivador El Remate . . . . . . . . . . 3.9. Dique derivador Tajamar y represa El Tajamar . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 3.10. Dique derivador Calera (o El Sunchal) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 3.11. Dique derivador La Aguadita . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 3.12. Dique derivador Acheral . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 3.13. Dique derivador Caspichango (o Fronterita) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 3.14. Dique derivador San Carlos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 3.15. Dique derivador El Molino . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 3.16. Dique derivador Villa Lola . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 3.17. Dique derivador El Saltón . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 3.18. Dique derivador El Rincón . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 3.19. Dique derivador Santa Isabel . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 3.20. Dique derivador Batiruana . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 3.21. Dique derivador Marapa (o El Badén) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 3.22. Dique derivador San Ignacio . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 3.23. Diques derivadores Huacra 1 y 2 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 3.24. Dique derivador Matazambi . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 3.25. Síntesis sobre las obras de derivación existentes . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Aprovechamientos hidroeléctricos sin embalse . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 4.1.Aprovechamiento hidroeléctrico Pueblo Viejo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 4.2. Central hidroeléctrica Lules . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Las redes de riego . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 5.1. Aspectos generales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 5.2. Las redes de canales de riego . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 5.3. Redes presurizadas recientemente construidas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 5.3.1. Red presurizada Lules . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 5.3.2. Red presurizada Tafí del Valle . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 5.4. Drenajes y desagües agrícolas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . La infraestructura de extracción de aguas subterráneas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Las obras para abastecimiento de agua a la población con fuentes superficiales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 7.1. Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 7.2. Las principales obras de fuentes superficiales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 7.2.1. Acueductos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 7.2.2. Plantas Potabilizadora importantes . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 7.3. Servicios y población abastecida . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Las redes de saneamiento cloacal . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 8.1. Componentes del sistema . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 8.2. Las redes cloacales domiciliarias . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 8.3. Las plantas de tratamiento de efluentes . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 8.3.1. Planta San Felipe . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 8.3.2. Tafí Viejo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 8.3.3. Las Talitas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 8.3.4. Banda del Río Salí y Alderete . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 8.3.5.Yerba Buena . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 8.3.6. Otras ciudades . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Las obras del futuro . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

305 306 306 306 306 307 308 309 309 309 309 310 310 310 312 313 313 314 314 314 315 315 315 316 317 317 317 317 317 318 318 318 319 319 320 321 321 324 327 327 328 328 328 330 330 331 331 335 335 338 338 338 341 341 342 342 342 342 342 342

Franklin J. Adler, El futuro del agua en Tucumán

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Capítulo 7: Las instituciones. Los organismos del agua 1. Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 2. Los organismos públicos de la provincia vinculados al agua . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 2.1. Prestadores de servicios . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 2.1.1. Dirección de Recursos Hídricos (DRH) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 2.1.2. Sociedad Aguas del Tucumán (SAT- SAPEM) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 2.1.3. Servicio Provincial de Agua Potable y Saneamiento (SePAPyS) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 2.2. No prestadores de servicios pero con incumbencias en las cuestiones del agua . . . . . . . . . . . . . . . 2.2.1. Dirección Provincial del Agua (DPA) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 2.2.2. Dirección de Flora, Fauna Silvestre y Suelos (DFFSS) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 2.2.3. Dirección de Medio Ambiente (DMA) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 2.2.4. Consejo Provincial de Economía y Medio Ambiente (CPEA) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 2.2.5. Ente Único de Control y Regulación de los Servicios Públicos Provinciales de Tucumán (ERSEPT) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 2.2.6. Comisiones interorganismos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 3. Los organismos e instituciones interprovinciales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 4. Análisis crítico del funcionamiento de los organismos e instituciones . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 5. Normativa . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

345 345 345 345 346 347 348 348 348 349 350 351 351 351 352 357

Capítulo 8: Los biocombustibles: determinantes de una estrategia hídrica hacia el futuro 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7.

Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . La razón de los biocombustibles . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Definiciones básicas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Materia prima para biodiésel . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Materia prima para bioetanol . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Balance de energía . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Implicancias de los biocombustibles . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 7.1.Efectos ambientales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 7.2. Efectos de los biocombustibles en la agricultura . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 7.3. Indicadores de sustentabilidad. Ciclo de vida. Bonos de carbono . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 8. La legislación argentina de biocombustibles y los recursos hídricos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 9. Producción de etanol a partir de caña de azúcar en Tucumán . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 10. Producción de etanol a partir de otras materias primas en la Argentina y en Tucumán . . . . . . . . . . . 10.1. Maíz . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 10.2. Sorgo dulce o sacarino . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 10.3. RAC (residuos agrícolas de cosecha) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 11. Áreas potencialmente aprovechables para la producción de bioetanol en Tucumán . . . . . . . . . . . . . . . . 12. La cogeneración de energía eléctrica a partir de RAC . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 13. Implicancia de la producción de etanol en la demanda de los recursos hídricos . . . . . . . . . . . . . . . . . . 14. Las implicancias ambientales y los riesgos de la producción de etanol en la región NOA . . . . . . . . . . 15. El desafío de incrementar la producción de biocombustibles para Tucumán y la región NOA . . . . . . . 16. El potencial productivo energético sucro-alcoholero de Tucumán y el Norte Argentino (Salta y Jujuy) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 17. El rol del regadío en la expansión productiva cañera . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 18. ¿Cual es la visión de los empresarios azucareros de Tucumán sobre las perspectivas de expansión de la producción? . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 19. El problema de las vinazas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 19.1. Tratamiento del problema de las vinazas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 19.2. La situación de las vinazas en Tucumán. El Programa de Reconversión Industrial PRI . . . . . . . . . 20. Conclusiones con implicancias para una estrategia sobre los recursos hídricos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 21. A modo de epílogo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

363 363 364 366 366 369 372 372 372 373 374 375 383 383 384 384 385 385 388 389 388 391 394 396 397 397 405 411 413

ANEXO 8.I: Programa de Reconversión Industrial (PRI) – Año 2011 – Acciones de los ingenios comprometidas en los CRI (Convenios de Reconversión Industrial) individuales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 415

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Capítulo 9: El futuro del agua en Tucumán (Hacia un Plan Hídrico Provincial) 1. 2. 3. 4. 5. 6.

Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . ¿Cuál es el futuro del agua en Tucumán? . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . ¿Cuál es la caracterización de Tucumán en comparación con el resto del país? . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . ¿Existe un marco nacional de planificación hídrica en el cual Tucumán se inserte? . . . . . . . . . . . . . . . . . Los Lineamientos Estratégicos para el Desarrollo (LED) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Puntos de partida para la formulación de un Plan Hídrico Provincial . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 6.1. Consideraciones preliminares . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 6.2. Requerimiento esencial para un Plan Hídrico Provincial . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 6.3. Síntesis de problemas y objetivos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 7. Diversos temas específicos que debe considerar el Plan Hídrico Provincial . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 7.1. Necesidad de una red de mediciones hidrológicas para evaluación del recurso hídrico . . . . . . . . . . 7.2. Evaluación de extracciones . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 7.3. Reasignación de cupos de agua para riego e industrias, basados en uso eficiente del agua . . . . . . 7.4. Preservación de los embalses existentes y los futuros . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 7.5. Aguas Subterráneas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 7.6. Políticas para el agua de regadío de caña de azúcar y la industria sucro-alcoholera . . . . . . . . . . . . 7.7. Reparación, reconstrucción y rehabilitación de obras hidráulicas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 7.8. Revestimiento de canales de riego . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 7.9. Los proyectos planteados de mayor envergadura . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 7.9.1.Estudios de planificación de aprovechamientos hídricos globales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 7.9.2. Obras más importantes propuestas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 8. La oportunidad del etanol como incentivo para el desarrollo y la crisis político-social de la provincia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 9. Planes directores contra inundaciones . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 10. Planes para prevención de situaciones de sequías . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 11. Prospectiva . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 12. Elaboración del Plan Hídrico Provincial . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 13. Reflexión final . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

431 431 432 434 442 442 442 444 444 448 448 448 448 449 450 450 451 451 451 452 452 473 475 475 476 478 479

Referencias bibliográficas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 483

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Agradecimientos

Al ingeniero Jorge D. Brahim, quien me indujo a la escritura de este libro y tomó a su cargo la dura tarea de corregirlo, con el rigor que emana de su profundo dominio del idioma, dedicando largos y esforzados días, con la abnegación de un amigo leal. A Gustavo Sánchez, quien hizo el largo trabajo de edición de este libro, con paciencia y gran esmero, aportando valiosas ideas para materializarlo. Al Arq. Manuel Alías (Municipalidad de Tafí Viejo, ex Director de la Dirección Provincial del Agua de Tucumán, DPA). Por sus valiosos aportes y su conocimiento de la temática hídrica de Tucumán producto de sus experiencias en organismos del Estado. Al Ing. Agr. Luis R. Figueroa. Por sus importantes aportes de información sobre los problemas de erosión hídrica en la provincia y la discusión sobre su naturaleza. Al Ing. Antonio Gallego, por sus importantes aportes sobre el río Dulce en la provincia de Santiago del Estero, plasmados en su libro sobre el tema. Al Ing. Qco. Eduardo Yocca, por su colaboración en la discusión sobre los temas de la contaminación de los recursos hídricos por la actividad sucro-alcoholera. Por los aportes de información para integrar importantes partes de esta obra (en orden alfabético): Ing. Mario Amaya (Municipalidad de Banda del Río Salí). Lic. Carlos Buriel (Municipalidad de Famaillá). Sr. Mario Baranello (Municipalidad de Aguilares). Sr. Domingo Caridi (Sociedad Aguas del Tucumán). Ing. Aníbal Comba (Dir. de Recursos Hídricos de Tucumán). Ing. Agr. Jorge Carrero Valenzuela (Dirección de Flora, Fauna Silvestre y Suelos de Tucumán). Sr. Marcelo Gallo (Dir. de Recursos Hídricos de Tucumán). Ing. Carlos García (Municipalidad de Las Talitas). Ing. Martín Iturre (Dirección Provincial del Agua de Tucumán). Ing. Miguel Julián (Dirección de Construcciones Universitarias. Universidad Nacional de Tucumán). Inga. Elena Kuchudis (Dirección Provincial del Agua de Tucumán). Ing. Roberto R. Lazarte Sfer (Universidad Nacional de Tucumán). Ing. Agr. Marcelo Lizárraga (Dir. de Recursos Hídricos de Tucumán). Ing. Agr. Miguel Morandini (Estación Experimental Agroindustrial Obispo Colombres). Ing. Miguel Mostajo (Dirección Provincial del Agua de Tucumán). Inga. Florencia Nanni (Dirección Provincial del Agua de Tucumán). Ing. Hugo R. Paz (Universidad Nacional de Tucumán). Inga. M.A. Pérez Molina (Dirección Provincial del Agua de Tucumán). Sr. Eduardo Rayo (Dir. de Recursos Hídricos de Tucumán). Ing. Jorge E. Rodríguez (SEPAPyS). Dr. Ing. Agr. Eduardo R. Romero (Estación Experimental Agroindustrial Obispo Colombres). Lic. Federico Soria (Estación Experimental Agroindustrial Obispo Colombres). Ing. Jorge Yapur (Dir. de Recursos Hídricos de Tucumán). A todos los técnicos, científicos y profesionales que con su trabajo e investigaciones hicieron su aporte al conocimiento del recurso hídrico y su problemática, solicitando su indulgencia por alguna involuntaria omisión en las referencias bibliográficas.

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Siglas y acrónimos utilizados

AyE . . . . . . . . . BID . . . . . . . . . BM . . . . . . . . . . CAA . . . . . . . . CAMMESA . . . CFI . . . . . . . . . CONICET . . . CPEA . . . . . . . CRI . . . . . . . . . DFFSyS . . . . . . DGIT . . . . . . . DINAPREI . . . DIPAS . . . . . . . DiPOS . . . . . . . DMA . . . . . . . . DPA . . . . . . . . . DPT . . . . . . . . DPV . . . . . . . . . DRRHH . . . . . . EEAOC . . . . . . ENOHSA . . . . ENRE . . . . . . . EPRET . . . . . . ERSACT . . . . . ERSEPT . . . . . . EVARSA . . . . . . GSMT . . . . . . .

HRHSA . . . . . . HTSA . . . . . . . IPVDU . . . . . . . MPFIPyS . . . . .

Agua y Energía Eléctrica (ex empresa del Estado Nacional). Banco Interamericano de Desarrollo. Banco Mundial. Ex Compañía de Aguas del Aconquija S.A. Concesionaria privada del servicio de agua y cloacas en Tucumán. Compañía Argentina del Mercado Mayorista Eléctrico –Opera el despacho de cargas del Sistema Nacional de Interconexión Eléctrica. Consejo Federal de Inversiones. Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Tecnológicas. Consejo Provincial de Economía y Medio Ambiente de la provincia de Tucumán. Convenio de Reconversión Industrial (Formalidad específica de participación de cada industria en el PRI). Dirección de Flora, Fauna Silvestre y Suelos de la provincia de Tucumán. Dirección Gral. de Irrigación de Tucumán (pasó a ser la actual DRRHH). Dirección Nacional de Preinversión-Ministerio de Economía de la Nación (ex UNPRE, Unidad de Preinversión). Dirección Provincial de Aguas y Saneamiento (Córdoba). Dirección Provincial de Obras Sanitarias (Tucumán), predecesora de la SAT. Dirección de Medio Ambiente (Tucumán). Dirección Provincial del Agua (Tucumán). Defensoría del Pueblo de Tucumán. Dirección Provincial de Vialidad (Tucumán). Dirección de Recursos Hídricos (Tucumán). Estación Experimental Agroindustrial Obispo Colombres (Tucumán). Ente Nacional de Obras Hídricas y Saneamiento (Gobierno Nacional). Ente Nacional Regulador de la Energía (Secretaría de Energía de la Nación). Ente Provincial Regulador de la Energía de Tucumán. Ente Regulador de los Servicios de Agua y Cloacas de Tucumán. Ente Único de Control y Regulación de los Servicios Públicos Provinciales de Tucumán. Evaluación de Recursos S.A. (Empresa privada que opera la red nacional de información hídrica para la SSRRHH). (o GSM Tucumán) Gran San Miguel de Tucumán. Aglomerado urbano que incluye el área capitalina de la provincia, denominada San Miguel de Tucumán y ciudades periféricas (Yerba Buena, Las Talitas, Tafí Viejo, Banda del Río Salí). Hidroeléctrica de Río Hondo SA (Empresa concesionaria de la presa de Río Hondo y la Central Hidroeléctrica Los Quiroga). Hidroeléctrica de Tucumán SA (Empresa concesionaria de las presas de El Cadillal, Escaba y Pueblo Viejo). Instituto Provincial de la Vivienda y Desarrollo Urbano de Tucumán. Ministerio de Planificación Federal, Inversión Pública y Servicios (Estado Nacional).

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OMS . . . . . . . . Organización Mundial de la Salud. PROSAP . . . . . Programa de Servicios Agrícolas Provinciales. Organismo nacional de la SAGPyA. Luego transformado en UCAR (Unidad de Cambio Rural). ORSEP . . . . . . Organismo Regulador de Seguridad de Presas (dependiente de la SSRRHH). PRI . . . . . . . . . Programa de Reconversión Industrial (Tucumán). RSU . . . . . . . . . Residuos sólidos urbanos (basura). SAyDS . . . . . . . Secretaría de Medio Ambiente y Desarrollo Sustentable (Gobierno Nacional). SAGPyA . . . . . Secretaría de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentos (Gobierno Nacional). SAT . . . . . . . . . Sociedad Aguas del Tucumán (Organismo público prestador de los servicios de agua y cloacas en la provincia). SEMA . . . . . . . Secretaría de Medio Ambiente (Tucumán). SePAPyS . . . . . Servicio Provincial de Agua Potable y Saneamiento (Tucumán). SSRRHH . . . . . Subsecretaría de Recursos Hídricos (Gobierno Nacional). UNC . . . . . . . . Universidad Nacional de Córdoba. UNSE . . . . . . . Universidad Nacional de Santiago del Estero. UNPRE . . . . . . Unidad de Preinversión- Ministerio de Economía de la Nación (luego DINAPREI). UNT . . . . . . . . Universidad Nacional de Tucumán. UTN . . . . . . . . Universidad Tecnológica Nacional. USDA . . . . . . . United States Department of Agriculture (USA). USEPA . . . . . . . United States Environmental Protection Agency (USA). YMAD . . . . . . . Yacimientos Mineros Aguas de Dionisio (propiedad de la provincia de Catamarca, la UNT y el gobierno Nacional).

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Capítulo 1: Marco global

Capítulo 1

Marco global “En Tucumán, el agua sobra”. (Sensación popular) “No se debería cobrar la electricidad, porque viene del agua de los ríos, que es gratuita”. (Mi suegro, QEPD)

1. Introducción El siglo XXI comenzó con ominosos augurios en cuanto a la componente esencial de la vida sobre el planeta: el agua. El enorme desarrollo de la humanidad ocurrido en el siglo pasado ha significado una seria carga sobre el medio ambiente y una puesta en riesgo de los recursos hídricos en diversas regiones de la Tierra. Tal riesgo se manifiesta en forma directa por la contaminación y agotamiento de los cursos de agua y los acuíferos subterráneos e indirectamente por los efectos derivados de las variaciones climáticas y cambios en los usos del suelo (sequías, inundaciones, erosión, generación de sedimentos, etc.). El desarrollo de las sociedades humanas sobre el planeta a lo largo de su historia se produjo alrededor de las fuentes de agua fácil y directamente disponibles. Fuertes crisis se suscitaron cuando los recursos hídricos fueron insuficientes para abastecer a las comunidades que la requerían para bebida o para producir sus alimentos. En el capítulo 2 (“El agua como recurso natural en el mundo y la Argentina”) se describe una valoración cuantitativa global del agua en el planeta y su relación con las necesidades de la población humana para sus diversos usos. A nivel mundial, las fuertes diferencias en los niveles de desarrollo de los pueblos y la extendida pobreza determinó la falta de acceso garantizado al agua potable para vastos sectores de población, alrededor de 1.100 millones de personas, y la carencia de servicios de saneamiento mínimos para más de 2.400 millones. Ello no se vincula siempre con la escasez en la disponibilidad de agua (en países o regiones secas) sino también con el desarrollo económico y social de los pueblos. Países tropicales o subtropicales de regiones húmedas, con buena disponibilidad de agua, padecen tales problemas. Las naturales variaciones climáticas provocan que la escasez de agua pueda ser temporaria. De todos modos, como se verá más adelante, los

volúmenes de agua necesarios para abastecer los usos humanos domésticos (agua potable) son muy inferiores en comparación con los necesarios para la producción de alimentos (agricultura). En todo el mundo, afrontar los problemas del agua en general significa para los gobiernos nacionales y/o locales encarar acciones instrumentales para procurar los siguientes objetivos (Gleick, 1998): ● Reducir los impactos de las sequías e inundaciones sobre las comunidades humanas. ● Llevar agua de zonas con abundancia a zonas áridas. ● Acumular agua en períodos húmedos para usarla en períodos secos. ● Crear las instituciones necesarias para administrar los usos del agua y para el manejo de los problemas relacionados con ellos.

El logro de tales objetivos ha sido hasta ahora insuficiente y los problemas del agua en el mundo siguen marchando hacia niveles en muchos casos críticos. Las situaciones a afrontar en la actualidad son: ● Dificultades en proveer agua potable y servicios sanitarios a una población creciente. ● Riesgo de que la producción de alimentos no crezca al ritmo del aumento de la demanda (por incremento de la población y por incorporación de amplios sectores de población mundial a nuevos patrones alimentarios). Si bien en ello hay diversos factores, acá nos interesa considerar la probabilidad de insuficiencia en la disponibilidad de agua en cantidad y calidad para soportar el crecimiento de aquella demanda. ● Los posibles conflictos entre países o regiones por recursos hídricos compartidos. ● La probabilidad de que los cambios climáticos pudieren tener efectos significativos imprevisibles sobre la disponibilidad, la demanda, el abastecimiento y la calidad del agua.

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El presente trabajo se propone evaluar los grados con que se presentan estos aspectos potencialmente riesgosos o dificultosos en la provincia de Tucumán, tanto para la situación actual como en prospectiva.

2. El ciclo hidrológico (o ciclo del agua) Antes de introducirnos en la compleja temática del agua, conviene establecer algunos conceptos que hacen a la comprensión de la dinámica del agua en el planeta Tierra y los mecanismos y factores que influyen en ella. El agua en la Tierra posee una dinámica enormemente compleja que se ilustra en forma simplificada en el esquema denominado “ciclo hidrológico” de la Figura 1.1. Visto desde el espacio, el planeta muestra la mayor parte de su superficie cubierta con agua. Ella puede encontrarse en tres estados: líquido (la mayor parte en mares, océanos, lagos y ríos y en acuíferos subterráneos), sólido (hielo y nieve en los casquetes polares y las altas montañas) y gaseoso (como vapor de agua en la atmósfera). El ciclo del agua, o ciclo hidrológico, describe el movimiento continuo y cíclico del agua en el planeta Tierra. En ese proceso el agua circula pasando por los tres estados descriptos y esos procesos pueden ocurrir en tiempos que van de los segundos a los millones de años. La cantidad de agua que existe en el planeta y está involucrada en el ciclo es constante. El motor del proceso, el que aporta toda la energía para que ocurra, es el sol. El calor que de él proviene calienta los océanos y todos los cuerpos de agua superficiales evaporando el agua y generando grandes cantidades de vapor de agua (aunque de los hielos y la nieve también se generan pequeñas cantidades de vapor por sublimación). También se origina vapor por la transpiración de las plantas que toman el agua del suelo y por la evaporación del suelo mismo. El vapor se eleva en el aire y en las capas más altas de la atmósfera, donde las temperaturas son más

Figura 1.1. El “ciclo hidrológico” o del agua en la Tierra.

Franklin J. Adler, El futuro del agua en Tucumán

bajas, se produce la condensación y la formación de nubes. Las corrientes de aire transportan las nubes cargadas de agua alrededor del planeta. Estas precipitan como lluvias y también como nieve y hielo. En las latitudes cercanas a los polos y en las altas montañas la nieve y el hielo se almacenan durante miles de años en los casquetes y los glaciares. En climas más cálidos, la nieve y los hielos de altura se descongelan cuando llega la primavera y el agua fluye por la tierra formando los ríos. La mayor parte de la precipitación cae como lluvias sobre los mares y océanos o sobre la tierra. Del agua que cae en tierra una parte se infiltra en el suelo hacia los acuíferos subterráneos, donde se acumula o sale nuevamente al exterior, otra se evapora desde el suelo y por la transpiración de las masas vegetales y el resto se transforma en escurrimientos superficiales a favor de la gravedad hacia zonas más bajas. Así se forman los ríos que llevan las aguas hacia los océanos donde se reinicia el ciclo todos los años.

3. La situación de Tucumán Tucumán está en el interior del continente sudamericano, en una región subtropical, con un clima de lluvias concentradas en primavera-verano que alimentan su red hídrica que se concentra en un río colector principal, el Salí, que continúa como río Dulce al pasar a la provincia de Santiago del Estero muriendo en la laguna Mar Chiquita en la provincia de Córdoba (Figura 1.2). Es decir que es un río que no llega al mar; muere dentro del continente. La cuenca se llama en esos casos “endorreica”. El río Salí es la arteria que da vida a la provincia ya que es su recurso natural más preciado. El interrogante sobre el futuro del agua en la provincia de Tucumán surge ante la circunstancia de una situación histórica donde se conjugan en un espacio territorial de alta calidad ambiental natural, fuertes presiones de crecimiento demográfico y económico y perspectivas de transformación productiva. El agua desempeñará un papel muy importante en el futuro de Tucumán ya que es uno de sus recursos naturales de mayor valor y al mismo tiempo uno de sus factores en riesgo. Conocer su realidad actual y las tensiones que se avizoran para el futuro permitirá formular líneas de acción a quienes tienen responsabilidad de planificación y gobierno y facilitar a su vez el proceso educativo sobre el uso del agua, tan requerido actualmente alrededor de ese elemento clave para la vida. Las crisis del agua en el mundo, producto del crecimiento de la población, los avances de la desertificación y la contaminación, los usos no racionales, y probables variaciones climáticas de larga evolución, van adquiriendo en muchas regiones un nivel de gran complejidad, lo que ha llevado a muchos expertos en prospectiva a imaginar un escenario mundial presidido por los conflictos por los recursos hídricos. ¿Puede alguna forma de conflicto alcanzar la región noroeste de

Capítulo 1: Marco global

la Argentina y en particular la provincia de Tucumán? Luego de describir y analizar en los próximos capítulos la naturaleza de la temática hídrica particularizada para la provincia de Tucumán, en el capítulo 9 se intenta efectuar una síntesis sobre su situación actual y algunos lineamientos prospectivos y estratégicos, a modo de conclusión. Como introducción se efectúan acá algunas consideraciones que ilustran y describen hechos y situaciones de las últimas décadas que caracterizan la evolución de Tucumán en relación a su problemática hídrica. En apariencia la sociedad local aún descansa sobre la ignorancia de signos preocupantes sobre el futuro de uno de sus principales tesoros. Ello se trasunta en los actos positivos del Estado (o en las omisiones sistemáticas) respecto de las acciones vinculadas a la administración del agua. Desde larga data hay un sentimiento generalizado en la población de Tucumán de que “el agua sobra”. La provincia, de un clima subtropical con un régimen de lluvias que en más del 80% de su extensión varía de 600 a más de 2.000 mm por año, está surcada por numerosos ríos bastante bien distribuidos en su geografía, los que ofrecen una importante disponibilidad de agua en un territorio con clima favorable y suelos agrícolas excelentes. A raíz de ello, goza de un estatus privilegiado al contar con recursos naturales para sostén de la vida y las actividades humanas. No obstante, la naturaleza de la principal actividad, la agrícola, en particular de la caña de azúcar, con requerimientos fuertes de agua limitados a cortos períodos del año, hizo que históricamente las carencias (sequías) se manifestaran ocasionalmente y sus repercusiones en los resultados (las cosechas) fueran de caídas de rendimientos pero casi nunca en pérdidas totales. Por otra parte, las otras demandas, como se verá en el libro, no tensionaron históricamente el uso del recurso hídrico y los requerimientos más exigentes, industrias y agua potable, se pudieron abastecer aunque fuera a expensas de un riego “ajustable” sin serias consecuencias. Todo ello fue configurando la sensación social de contar con un recurso hídrico abundante y suficiente en exceso, que no ameritaba esfuerzos de racionalización de su uso, de economías para una equitativa distribución ni de acciones para preservarlo en cantidad y calidad. Curiosamente, esa abundancia en la disponibilidad de agua se produce en una geografía de minúscula extensión cuando se observa a la provincia de Tucumán en su inserción dentro de la Argentina. La extensión de esa zona “rica en agua” es tan sólo de unos 16.250 km 2, apenas un 28% de la cuenca Salí-Dulce (57.000 km2), que forma parte de la gran región semiárida de la Argentina, como se muestra en el capítulo 2. En esa pequeña fracción de territorio (las Yungas y el pedemonte) se tiene una situación que, tomada a escala nacional, configura una singularidad que no llega a modificar la caracterización global de semiárida de la región, pero que exige un análisis focalizado, no tanto por la extensión del territorio como por su gran desarrollo demográfico, económico y social.

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Figura 1.2. El río Salí-Dulce como sistema endorreico que termina en la laguna Mar Chiquita (provincia de Córdoba). (Fuente: SSRRHH de la Nación.)

Un ejemplo histórico interesante de imprevisión política y reacción social fue el caso del proyecto denominado Canal Federal, que tuvo andamiento en los años 90 del siglo XX, bajo la presidencia de Carlos S. Menem, y la gobernación (constitucional) de Antonio D. Bussi. Consistía en captar aguas de los tributarios del río Salí, en el sur de la provincia de Tucumán, conduciéndolas a través de territorio de la provincia de Santiago del Estero y Catamarca hacia el norte de la provincia de La Rioja, para regar allí tierras con fuerte déficit hídrico. Sin entrar a analizar los complejos argumentos a favor y en contra de aquel proyecto (Adler, 1998), baste señalar que la justificación básica explicitada por el gobierno provincial en aquel entonces, para aceptar ese emprendimiento de iniciativa nacional, fue la fuerte inversión que realizaría el Estado nacional en la provincia, lo que significaría una reactivación económica crucial en un contexto de depresión

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y alta desocupación, característico de la década noventista. La cortedad de miras de los gobernantes locales no les permitía diferenciar el corto plazo o la coyuntura negativa con el largo plazo o permanente (se comprometería para siempre un recurso natural crítico para el desarrollo económico y social). El rechazo de sectores limitados pero conspicuos de la sociedad tucumana a lo que intuía como una pérdida de un tesoro o ventaja comparativa (el agua) motivó que el gobierno nacional cambiara el modo de aprovechamiento, captando agua ya no dentro del territorio tucumano sino en el embalse de Río Hondo, bombeando desde allí y conduciendo en una primera etapa con un acueducto hasta la localidad de Laprida en el sur de la provincia de Santiago del Estero (Sistema Interprovincial Federal, acueducto Río Hondo-Laprida). La obra llegó a licitarse pero debido a la crisis del final del gobierno de Menem no se llegó a adjudicar ni iniciar su construcción. Los acontecimientos subsecuentes ocurridos en el país sepultaron la idea..., aunque en la Argentina nada es definitivo. Si bien el caso del Canal Federal se produjo en una circunstancia histórica particular, pueden mencionarse otros ejemplos elocuentes de la falta de conciencia de la sociedad, expresada en su clase dirigente, sobre el valor de sus recursos hídricos. Si bien esos casos se desarrollan en modo más extenso en el capítulo 3, cabe mencionarlos globalmente como el escaso a nulo interés en la preservación de las acumulaciones de agua o reservorios que dispone la provincia (embalses de El Cadillal, Escaba y La Angostura), que son piezas clave en el aprovechamiento del recurso agua, como se explicará en aquel capítulo.

4. Algo de historia El desarrollo histórico de las obras de infraestructura hídrica para riego y la industria azucarera en Tucumán, como también la evolución de la legislación de aguas provincial y las instituciones y organismos responsables están expuestos en Comba (2007), interesante libro en el que su autor relata también los avatares políticos y sociales que plantearon desde antiguo los usos del agua. El abastecimiento de agua para usos domésticos fue obviamente un problema importante para el núcleo principal de población desde sus orígenes, cuando se produjo el traslado desde el sitio fundacional en Ibatín hacia el actual San Miguel de Tucumán, capital de la provincia, hacia el año 1685. Varias tomas de agua y canales de conducción se sucedieron en las dos centurias siguientes con múltiples problemas de suficiencia, mantenimiento y competencias por los usos. Tomas de agua sobre el río Salí (la antigua acequia de El Bajo construida en 1686 y más tarde la del Oeste en 1871) abastecieron irregularmente a la ciudad creciente. Para la época de la Independencia (1817) se construyó una primera acequia segura y caudalosa desde El Manantial, distante unos 10 km al sudoeste de la ciudad.

Franklin J. Adler, El futuro del agua en Tucumán

El abastecimiento individual con múltiples pozos de agua y aljibes para agua de lluvia fue un factor causante de la epidemia de cólera de 1886/87. Algunos intentos de traer agua desde el río Lules fracasaron. Recién hacia fines del siglo XIX, a iniciativa del gobernador Benjamín Aráoz y sus continuadores Lucas Córdoba y Próspero Mena, se construyó un sistema de captaciones, conducciones, planta potabilizadora y red de distribución urbana a partir de los arroyos que bajan de la Sierra de San Javier, al oeste de la ciudad capital, destinada a proveer a 43.000 habitantes con una red de 34 kilómetros de longitud. Fue habilitado en 1898 y estudiado y dirigido por César Cipolletti. A propósito, los ingenieros C. Cipolletti y Carlos M. Wauters fueron figuras clave en el desarrollo de la infraestructura de regadío en Tucumán durante el siglo XIX y XX y tuvieron también muy destacada actuación en los desarrollos hídricos de las provincias de Mendoza, Río Negro y San Juan. En aquellas provincias perduran hoy obras de infraestructura fundamentales para sus desarrollos hídricos. La primera obra de envergadura para captación de aguas de un río para abastecer de agua a áreas agrícolas de Tucumán fue el dique La Aguadita, sobre el río Salí, cercano la ciudad capital de la provincia, habilitado en el año 1898. La obra fue concebida para regar 25.000 ha del Departamento Cruz Alta y 10.000 Ha del Departamento Capital, además de proveer agua a 18 ingenios azucareros. La red fue inaugurada en 1904 por el gobernador Lucas Córdoba. El grueso de las obras para regadío en la geografía provincial se construyó entre las décadas de 1910 y 1940.1 Consistieron en diques “derivadores” o captaciones del agua de los ríos y su conducción por medio de canales “matrices” a redes de riego en tierras bajo dominio topográfico (Comba et al., 1995). Esos tipos de diques no permiten acumular agua y sólo captan el agua que viene por el río (caudales naturales) y dejan pasar los caudales que exceden su capacidad de toma. En la década de 1940 se construyó el primer dique de embalse: Escaba, sobre el río Marapa, en el sur de la provincia, realización de la recién creada Empresa del Estado Nacional Agua y Energía Eléctrica. Los otros dos existentes se construyeron en las décadas de los 60 (El Cadillal, el más importante, por parte de la provincia, bajo la gobernación de Celestino Gelsi) y los 70 (La Angostura, obra provincial de la gobernación de Amado Juri). Varios diques de embalse de pequeña magnitud fueron construidos por la provincia en la década de los 70 (Los Pizarro, El Cajón, San Ignacio). En algunos casos los beneficios fueron magros y en otros un fracaso. Varias obras de derivación se perdieron por destrucción o inutilización debido a crecidas de los ríos y no fueron recuperadas posteriormente. En el capítulo

1

Para la identificación de ríos y aprovechamientos, se sugiere la lectura del mapa obrante en el capítulo 6 (Infraestructura hídrica).

Capítulo 2: El agua como recurso natural en el mundo y la Argentina

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Franklin J. Adler, El futuro del agua en Tucumán

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Capítulo 2: El agua como recurso natural en el mundo y la Argentina

Capítulo 2

El agua como recurso natural en el mundo y la Argentina “El agua no es necesaria para la vida. Es la vida misma”. (Antoine de Saint Exupéry, Tierra de hombres, 1939) Para algunos, la crisis del agua significa tener que caminar largas distancias todos los días para ir a buscar suficiente agua potable —limpia o sucia— sólo para sobrevivir. Para otros, significa evitables sufrimientos por desnutrición o enfermedades causadas por la sequía, inundaciones o saneamiento inadecuado. Otros la viven como una falta de fondos, instituciones o conocimientos para resolver sus problemas locales de asignación y uso del agua. [“Water, a shared responsibility”, The United Nations World Water Development Report 2 (WWDR 2).]

1. Introducción El agua es el recurso natural más importante para el ser humano. Su escasez inhibe la vida humana y animal. Todas las civilizaciones se han establecido y desarrollado alrededor de la fuentes de agua, ya sean superficiales (ríos, lagos, mares) o subterráneas (acuíferos). El agua no sólo es necesaria para sostenimiento de la vida humana. Es componente esencial de las diversas actividades que el hombre, ya sea individualmente o en sociedad, realiza para su supervivencia. La agricultura es la más obvia y básica de ellas. Llamaremos genéricamente al uso del agua para fines de bebida y diversos usos domésticos “agua potable”. Como se verá mas adelante, a pesar de su mayor significación para el sostenimiento de la vida, el uso de los recursos hídricos para abastecer a la población de agua potable es, a nivel global, el uso que menos tensiona la disponibilidad del recurso hídrico en el planeta. Ello no obsta para que vastas zonas del planeta y enormes masas de población carezcan hoy de acceso a agua potable. Por lo general, en zonas o regiones donde se presenta ese problema, hay seria escasez del recurso de agua para todos los usos (zonas o regiones “secas”) o el sistema económico muestra fuertes diferencias sociales, bajo ingreso y mala distribución del mismo, con consecuente escasa asignación de recursos para las obras de infraestructura que permitan al total de la población el acceso al agua potable. Ese grave problema actual, objeto de múltiples estrategias nacionales e internacionales, está fuera del alcance de este trabajo.

Previo al análisis de las situaciones mundial, argentina y de la provincia de Tucumán, conviene exponer algunos conceptos básicos sobre el agua como insumo para las sociedades humanas.

2. Usos del agua Los usos del agua que realiza el hombre son muy variados y se sintetizan a continuación: ● ● ● ● ● ● ● ● ● ●

Agua para bebida y usos domésticos (denominado acá “agua potable”). Agua para uso animal. Industrias. Minería. Regadío (agricultura). Generación de energía eléctrica (hidroelectricidad). Navegación. Ambiental (refugio de flora, fauna, conservación de vida acuática). Piscicultura. Recreación.

Los usos del agua son casi siempre competitivos. Dado que la disponibilidad es limitada, asignar agua a un usuario o tipo de uso significa retaceárselo a otros. Por lo general la distribución de los usos y usuarios obedecen a procesos históricos de larga data. En muchos casos la distribución del recurso hídrico es regresiva, en cuanto a que ciertos usos y/o usuarios no pro-

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Franklin J. Adler, El futuro del agua en Tucumán

ducen el aprovechamiento más eficiente para el conjunto económico y social, pero los derechos adquiridos constituyen restricciones de difícil superación para encarar procesos de redistribución y mejoras globales para la sociedad.

3. Conceptos de “uso consuntivo”, agua extraída y agua consumida En la literatura sobre recursos hídricos suele existir confusión en los términos empleados para referirse al agua empleada para fines de las actividades humanas. El agua puede ser empleada en modo “consuntivo” o “extractivo” (extrayéndola de su fuente: ríos, lagos, acuíferos subterráneos) o “no extractivos”, es decir en la misma fuente. El agua extraída de sus fuentes, empleada para los diversos usos posibles, puede ser consumida parcial o totalmente, alterada o contaminada antes de ser devuelta para que quede disponible para otros usuarios. Se denomina “uso consuntivo” al que produce su consumo o alteración total o parcial sin dejar disponibilidad fácil para otros usos posteriores en la misma cuenca. Aunque parte o toda el agua utilizada sale del proceso de uso y queda disponible, se requiere su tratamiento para otros usos subsiguientes (es el caso, por ejemplo, de los efluentes industriales, urbanos o cloacales, drenajes rurales, etc. y también las pérdidas irrecuperables son “consuntivas”, como la evaporación y la filtración). En general, los usos consuntivos están asociados al modo extractivo de empleo. Los modos “no extractivos” de uso del agua se refieren a los que ocurren en la propia fuente de agua, sin consumirla, aunque puedan afectarla. Ejemplos de ello son la navegación, la generación de energía, recreación, volcado de residuos, el uso como reserva ecológica, etc. (conviene aclarar que un curso de agua utilizado como receptor de residuos puede, bajo ciertas condiciones, tener un bajo nivel de contaminación o autodepurarse y consecuentemente con aceptabilidad para otros usos. Entre esas condiciones están el caudal y temperatura del agua, la naturaleza y permanencia de los contaminantes, etc.). En los balances sobre la disponibilidad y usos del recurso hídrico en el mundo, que se exponen en el apartado 5 se diferencia entre el “agua extraída” y el “agua consumida”. Éstas se expresan en volúmenes por año (km3/año o hm3/año)1 El agua consumida es la que no sale del proceso de uso para el que fue extraída (no vuelve). Es decir es agua que se “pierde”. En el caso de agua potable, el consumo suele ser muy bajo, inferior al 10 %, parte se pierde por roturas en las redes de agua y cloacas y el resto vuelve por las redes cloacales. Analizando en profundidad, parte del agua que se “pierde”, por filtraciones por ejemplo, vuelve a los acuíferos y cursos de agua superficiales a través de las napas. El agua evaporada puede salir de la cuenca. 1

1 km 3= 10 9 m 3 = 1.000.000.000 m 3, 1 hm 3 = 10 6 m 3 = 1.000.000 m3.

En el caso de industrias, el agua devuelta es la extraída menos la consumida, evaporada, perdida por filtraciones, etc. En el caso de generación termoeléctrica, que es el consumo industrial que mayores extracciones requiere (fundamentalmente para refrigeración), el consumo efectivo de agua es de 0,5 a 3% del agua extraída. Para otros tipos de industrias varía de 5 a 20% , llegando en casos especiales al 30-40%. En irrigación, la mayor parte del agua es evaporada e infiltrada al suelo, desde donde las plantas la toman y la evapotranspiran. Partes menores drenan hacia napas freáticas y vuelven a los cursos de agua de la misma cuenca, en muchos casos arrastrando sales y productos agroquímicos que afectan la calidad para usos sucesivos.

4. La existencia de agua en el mundo Previo a introducirnos en el análisis de los problemas del agua en nuestra geografía, es interesante tener en cuenta algunos datos característicos del agua a nivel planetario. Ello permitirá luego enmarcar la situación de la Argentina y de la provincia de Tucumán. El 71% de la superficie de nuestro planeta es agua y el 97.5% de los recursos hídricos de la Tierra es agua salada (96,5% en océanos y mares). El 2.5 % restante está en los continentes como agua dulce. El total de agua dulce en nuestro planeta es de 35 millones de km3, de los cuales 24 millones de km3 (69 %) se encuentran en estado sólido en los casquetes polares y glaciares, 10 millones de km3 (30%) son aguas subterráneas y 1 millón (

0.1 . . . . . . . . . . . . . . . . . sin 0,1 a 0.2 . . . . . . . . . . . . . . baja 0,2 a 0.4 . . . . . . . . . moderada 0,4 . . . . . . . . . . . . . . . . . severa

tensión tensión tensión tensión

hídrica hídrica hídrica hídrica

Este indicador tampoco considera variaciones espaciales, temporales ni disponibilidad efectiva del agua, factores relativizantes también señalados para el indicador de Falkenmark. Intensidad de uso del agua.— Propuesto por la OECD u OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos).2 Es el cociente entre la extracción total anual de agua de un país y su población. Se expresa en m3/habitante/año Algunos valores dados por la OECD correspondientes a países miembros se dan en el cuadro 2.3, correspondientes al año 2005.

6. Los usos del agua en el mundo Conviene referir, aunque sea brevemente, la incidencia que a nivel mundial tienen los diversos tipos de usos del agua. Ello permite tener una apreciación sobre la dirección de los problemas globales vinculados a la utilización de los recursos hídricos. La obtención de datos de consumos de agua en diversos países del mundo es una tarea ardua en virtud de varios tipos de dificultades, como ser, según (Gleick, 2000): ● Fuertes vacíos de datos. Escasez de estaciones de registro y continuidad temporal de funcionamiento que brinden series suficientemente largas. ● No se colectan datos sobre ciertos tipos de usos de agua (por ejemplo doméstica, industrial). ● Algunos países o regiones restringen la disponibilidad de sus datos, en particular cuando los usos de un recurso son compartidos con otras regiones o países. 2

www.oecd.org

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Franklin J. Adler, El futuro del agua en Tucumán

Cuadro 2.3. Intensidad del uso del agua en algunos países (año 2005, o más cercano informado). País

Australia Canadá Francia Alemania Italia Argentina Méjico

m3/año/hab

930 1420 560 430 730 768 730

País

España Polonia USA Gran Bretaña Europa (OECD) Cuba China

m3/año/hab

900 300 1730 250 890 727 432

Fuente: www.oecd.org

● Algunos usos de agua son difícilmente o nada cuantificables. Por ejemplo usos ecológicos, recreativos, navegación, etc. También es difícil la cuantificación precisa de filtraciones y evaporación en embalses y lagos.

La agricultura es, por lejos, el uso que mayores cantidades de agua extrae de los dos tipos de fuentes principales disponibles (superficiales y subterráneas). Le sigue el agua para industrias y luego la de consumo humano. En el cuadro 2.4 se vuelcan datos globales pero también algunos por continentes, lo que permite correlacionar los tipos de consumo con los grados de desarrollo económico en esos continentes. La mayoría de los datos integrales se refieren a la estadística para el año 1995, obtenidos de Shiklomanov (2004). Los porcentajes evolucionan en el tiempo con el crecimiento demográfico y modificaciones en los sistemas económicos. Los porcentajes en el cuadro se refieren a valores de “extracciones” para los distintos usos y los “consumos” efectivos, que son menores puesto que parte de los volúmenes extraídos retornan al ambiente, en un estado utilizable o no para otros usos. En la contabilidad de extracciones, un volumen que retorna y es de nuevo extraído para ser usado se computa nuevamente. Se incluyen en la contabilidad del cuadro 2.4 los reservorios o embalses ya que se considera que la evaporación que se produce en ellos, en algunos casos de cuerpos de agua de gran extensión y clima seco, configura una pérdida del recurso agua. Adquiere importancia en regiones y países que cuentan con numerosos embalses en ambientes de clima seco, con fuerte déficit de humedad (evaporación media anual mayor que la precipitación media anual). Ejemplos en Argentina serían El Chocón y Cerros Colorados, sobre los ríos Limay y Neuquén respectivamente, Piedra del Águila (Limay), Agua del Toro sobre el río Diamante en Mendoza, etc. Se aprecia que en el mundo en vías de desarrollo (Sudamérica, África y Asia) las mayores extracciones son para la agricultura, mientras que en el mundo más desarrollado (América del Norte y Europa) las extracciones industriales equiparan a las de la agricultura. Los consumos efectivos son dominantes por parte de la agricultura, aún en regiones de mayor desarrollo.

Aún cuando las extracciones industriales sean elevadas, los consumos efectivos de agua son proporcionalmente mucho menores. Ello se debe, en un importante grado, a que dentro de las extracciones para uso industrial se incluyen las que se realizan para generación termoeléctrica para refrigeración de ciclos de vapor (centrales con combustibles fósiles y nucleares). En algunos países alcanza valores del 50% de todo el consumo para industrias. En 1977 se estimó que a nivel mundial, el 62% de las extracciones de agua para industrias fue para generación termoeléctrica (Barney, 1980). Este tipo de uso tiene un consumo efectivo muy bajo (evaporación), retornando el agua a los cuerpos receptores en su mayor parte, aunque alterada fuertemente en temperatura, lo que implica una alteración contaminante importante que afecta la calidad de las aguas de los cuerpos receptores (ríos, lagos, mar) y el habitat acuático. En algunos países (como EE.UU., Canadá, Chile, etc.) las extracciones y consumos de agua para minería tienen cierta relevancia particular dentro de sus usos globales. Se destaca en el cuadro 2.4 la importante incidencia que tiene en la extracción de aguas la evaporación de los embalses en África, en Australia y Sudamérica, en orden decreciente de importancia. Obviamente, los valores globales por continentes incluyen fuertes diferencias regionales dentro de ellos y de país a país, en razón no sólo de sus diferencias fisiográficas sino también de sus diferentes desarrollos económicos y estructuras productivas. En el apartado 8 particularizaremos el análisis para la Argentina y, en el capítulo 3, para la provincia de Tucumán.

7. Los problemas del agua en el mundo y la población Más allá de la distribución de los recursos hídricos a nivel planetario y su relación con la población que los demanda crecientemente, se tienen actualmente situaciones críticas con relación a las necesidades humanas de agua potable, asociadas en todos los casos a los problemas de la pobreza y la inequidad. Según cálculos de las Naciones Unidas:

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Capítulo 2: El agua como recurso natural en el mundo y la Argentina

Cuadro 2.4. Usos de agua en el mundo. Por continente Tipo de uso del agua

Promedio global %

Agua potable

Extracción:9,5 Consumo: 2,6

Industrias

Extracción:19 Consumo: 3,4

Agricultura (regadío)

Extracción:66 Consumo: 86

Reservorios (evaporación en embalses)

5

Europa (1995) Asia (1995) África (1995) América del Norte (1995) Sudamérica (1995) Australia y Oceanía Europa (1995) Asia (1995) África (1995) América del Norte (1995) Sudamérica (1995) Australia y Oceanía Europa (1995) Asia (1995) África (1995) América del Norte (1995) Sudamérica (1995) Australia y Oceanía Europa (1995) Asia (1995) África (1995) América del Norte (1995) Sudamérica (1995) Australia y Oceanía

Extraído (% del total extraído)

Consumido (% del total consumido)

14 7,5 8 13,5 a 20 11 45 8,5 4,5 40 11 24 39 81 62 43 60 51 3 3 25,5 4,4 8,7 14,7

5 2 1 9,5 a 5 2 15 2 1 6 2 3,5 72 92 64 72 78 69 — — — — — —

Fuente: Shiklomanov (2004). ( a) Incluye abastecimientos rurales.

Más de 1.400 millones de personas, aproximadamente una sexta parte de la población mundial, carece de acceso al agua potable. ● 2.500 millones de personas no disponen de instalaciones sanitarias adecuadas (esencialmente redes cloacales). ● Entre 4 y 6 millones de personas (la mayoría niños) fallecen anualmente a causa de enfermedades relacionadas con el agua; diez veces más de quienes mueren en conflictos armados cada año. ● El 80 % de las enfermedades en el mundo en desarrollo se deben al consumo de agua no potable y a malas condiciones sanitarias. La incidencia de muchas de estas enfermedades podría reducirse, en un gran porcentaje, con un suministro suficiente de agua potable. ● Las mujeres y las niñas tienden a sufrir más por la falta de instalaciones de saneamiento adecuadas. ● En los países en desarrollo hasta el 90% de las aguas servidas no son tratadas. ●

Como puede verse, el panorama a nivel mundial es grave y desalentador y ello ha llevado a que durante

la Cumbre del Milenio de la Asamblea de las Naciones Unidas (ONU), que tuvo lugar en 2000 y, reconociendo la urgencia de la necesidad de aliviar la pobreza y de avanzar en el desarrollo socioeconómico, se establecieran ocho “Objetivos del Milenio” con propósitos específicos cuantificables que, tomando como referencia el año 1999, han de ser alcanzados hasta 2015. Tras ello, en la Cumbre Mundial sobre el Desarrollo Sostenible de Johannesburgo en 2002, se establecieron objetivos adicionales relacionados con el saneamiento y la inclusión de la Gestión Integrada de los Recursos Hídricos (GIRH) en los planes nacionales. El Informe de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo de los Recursos Hídricos en el mundo (UNESCO, 2007) es la publicación insignia de ONU-Agua, el mecanismo interagencias establecido con el fin de coordinar las actividades de todas las agencias de Naciones Unidas y entidades que trabajan en el área de los recursos hídricos. Publicado por vez primera en 2003 como contribución al Año Internacional del Agua Dulce, el Informe es producido por el Programa Mundial de Evaluación de los Recursos Hídricos de las Naciones Unidas (World Water Assessment Programme ó WWAP).

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Este informe es un útil compendio de los problemas del agua en el mundo y su lectura es recomendable a fin de una concientización de su importancia actual y futura.

8. La situación en la Argentina 8.1. La existencia de agua (Aquastat-FAO) Sobre el territorio argentino precipita un promedio de 591 mm/año como lluvia y nieve. En su superficie de 2.780.400 km2 ello implica un volumen anual de agua de 1.642,10 km3. Luego de la evaporación en suelos y cuerpos de agua y la transpiración de las masas vegetales el agua superficial que escurre por los ríos de todas las cuencas del territorio totaliza 276 km3/año. Sumando el agua que ingresa a la Argentina proveniente de países limítrofes (ríos Pilcomayo, Bermejo, Paraguay, Paraná, Iguazú y Uruguay), que asciende a 538 km3/año, se tiene un recurso hídrico superficial total de 814 km 3/año (aproximadamente 26.000 m3/s de caudal medio anual). Se aprecia que el 66% del recurso hídrico renovable total corresponde a los ríos que ingresan al país por el norte y noreste, siendo el Paraná y su afluente Iguazú los más importantes. La cuenca del Plata (la parte externa como interna del país) constituye el 85% del recurso hídrico superficial de la Argentina (las cuencas hídricas argentinas se muestran en la Figura 2.1). Si se tiene en cuenta que todos los restantes ríos del país aportan un volumen anual del 15% , se tiene la evidencia de la fuerte asimetría o falta de homogeneidad en la distribución de los recursos hídricos superficiales de la Argentina. La distribución de regiones climáticas y población también configura un panorama que merece ser considerado cuando se analice la “disponibilidad hídrica” en la Argentina. La Argentina se desarrolla entre las latitudes de 22ºS y 55ºS, a lo largo de 3700 km, lo que implica una gran variedad climática (desde subtropical al norte a frío en el sur) con precipitaciones que abarcan desde el extremo seco de 50 mm/año en San Juan y La Rioja) y 5.000 mm/año en los bosques patagónicos (ver mapa de isohietas en Figura 2.2). Para la clasificación de la Argentina por sus regiones climáticas se emplean las isohietas de 500 y 800 mm. Se consideran las siguientes regiones climáticas: Región árida . . . . . . . Precipitación media inferior a 500 mm/año Región semiárida . . . Precipitación media entre 500 y 800 mm/año Región húmeda . . . . Precipitación media superior a 800 mm/año En la Figura 2.3 (fuente INTA) se muestran las regiones climáticas pero tomando el límite entre semiárida y húmeda en 1.000 mm/año en lugar de 800

Franklin J. Adler, El futuro del agua en Tucumán

mm/año. Según FAO (2004) la proporción abarcada para cada tipo de región climática es la siguiente: La región húmeda del país (>800 mm/año) abarca el 24% del territorio (665.000 km 2) y concentra el 70% de la población. La región árida del país (