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En 1845, el periódico “El Día de Bogotá” comentaba: «No queremos una mujer .... concejales, el 13,3% de los representantes a la Cámara y el 15% de los sena- dores. .... multiplicaban por seis al total de mujeres dedicadas al comercio.
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Cambios de las características de género - Bogotá 1800 - 2000 Cuadro comparativo de las características asignadas a los roles de género en una misma ciudad en dos periodos de tiempo diferentes Bogotá 1800-1850 y 2000-2013

Bogotá Ámbito

Mujeres 1800-1850

2000-2013

La naturaleza de la mujer había quedado demostrada a través del comportamienPor naturaleza las to desobediente de Eva, que condujo a las mujeres a la pérdida de su naturaleza personas de este gé- divina. Se tenía la percepción de que, al igual que Eva, las mujeres tenían un nero son: carácter débil y por lo tanto debían esforzarse por convertirse en buenas cristianas, virtuosas, humildes, obedientes y abnegadas, para que al imitar las cualidades de la Virgen María pudiese ser redimida la humanidad.

De acuerdo a la constitución de 1991, las mujeres son iguales a los hombres ante la ley. No obstante, la misma Ley no prevé los mecanismos suficientes que garanticen la igualdad entre hombres y mujeres, independientemente de su condición económica, social, de orientación sexual o preferencia religiosa, etc.

La figura de mujer ideal aún existía en el siglo XIX con pocas variaciones desde la época de la colonia: las mujeres tenían que asumir el rol de buenas madres, hijas, esposas, monjas, viudas, beatas, y desde ese rol tenían que servir resignadamente a los hombres en el hogar.

Hoy en día la educación se brinda a niñas y niños sin discriminación, potenciando las capacidades personales y rechazando la discriminación. Las mujeres tienen la posibilidad de elegir su ocupación y profesión, y sin embargo no poseen aún la libertad económica y social suficiente como para ejercer libremente la ocupación que escojan.

El comportamiento ideal en sociedad:

Pese a que muchos estereotipos continúan vigentes, ya no existe una idea natural fija de la mujer y sí, por el contrario, una multiplicación infinita de modelos.

En las familias con recursos la educación de las niñas a partir de los siete años pasó a ser dirigida por conventos o colegios privados religiosos. Allí se les ense- Aún existen muchos estereotipos que fomentan un modelo de mujer ideal, como ñaba a comportarse tal como una mujer debía hacerlo: con conocimientos bási- cánones de belleza muy estrictos. También existe aún una marcada discrimicos para dirigir y mantener un hogar y desarrollando su “naturaleza maternal”. nación en función de la orientación sexual no heterosexual, tanto hacia mujeres como hacia hombres. Se seguía manteniendo la imagen de Eva como ejemplo de aquellos comportamientos que no se debían seguir: la desobediencia, la curiosidad, la ambición e Aunque en la actualidad en Bogotá no se imponen socialmente algunos comporincluso el uso de la palabra eran vistos peyorativamente. Por otro lado, se tenía tamientos de forma tan explícita como en 1800 (cuando directamente las leyes como modelo a seguir a la Virgen María, cuyas cualidades principales son la no reconocían determinados derechos a las mujeres, como votar o administrar sumisión, el silencio y el recato. bienes), existe aún una tendencia a enaltecer a la buena mujer y diferenciarla de la mala mujer de acuerdo a factores relacionados con su comportamiento En 1845, el periódico “El Día de Bogotá” comentaba: «No queremos una mujer sexual. A pesar de que hoy en día el derecho a la intimidad y a la privacidad está varonil y sin femeniles encantos, ni una compañera parlanchina y sabionda...» muy extendido, todavía sigue existiendo un doble estándar a la hora de juzgar la sexualidad. También se enaltece, aunque de forma más implícita, el papel que desempeña dentro del hogar, ya no de mujer resignada a las tareas del hogar, sino de “súper-mujer” que ama realizar las labores domésticas y tener un empleo remunerado a la vez que mantiene una perfecta apariencia personal.

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Bogotá Ámbito Sobre el matrimonio:

Mujeres 1800-1850

2000-2013

La mujer era educada para ser una buena esposa y una buena madre, y por este Colombia es el país del mundo en donde se celebran menos matrimonios. motivo no era muy convencional que una mujer continuase soltera demasiado Entra las mujeres entre 15 y 49 años de edad, las solteras representan el 32%, tiempo. Las mujeres casadas representan el 19% del total en Colombia, y las mujeres en unión libre representan el 33%. Existe una tendencia a incrementar las uniones La edad permitida para que contrajesen matrimonio era a partir de los 12 años. libres y a disminuir los matrimonios. Las mujeres después de casadas no podían poseer ni administrar los bienes aportados por ellas al matrimonio (llamados reveladoramente bienes paternales). De hecho, esta evolución ha tenido lugar gradualmente durante los últimos 40 Solo por medio de una forma jurídica llamada “capitulaciones matrimoniales” los años. La igualdad ante la ley y el aumento de las aspiraciones profesionales contrayentes podían pactar previamente la separación de bienes o la absoluta -autónomas- de hombres y mujeres han dado lugar a un nuevo tipo de unión comunidad, pero no era la fórmula habitual. consensual moderna. La edad media de las mujeres para la primera unión libre o primer matrimonio está en torno a los 21 años de edad, sin presentar un cambio significativo durante las últimas décadas. Esta edad está muy por debajo de la edad media de primer matrimonio o unión libre que se presenta en los países industrializados. La edad para convivir en pareja se relaciona con el nivel educativo: a medida que las mujeres tienen mayor nivel educativo y riqueza conforman un hogar a una mayor edad, y entre menor sea el nivel educativo y la riqueza contraen matrimonio o unión libre más temprano.

Vivencias con la En el modelo oficial que emanaba del canon de la Iglesia y del Estado la mujer castidad y el adulte- debía “regir la casa”, lo que llevaba implícito la obediencia al padre o al marido. rio: Salirse de los límites del ideal social llevaba implícitos los símbolos del pecado y la malicia, y pasaba a ser vista como una mujer de tratos camales no santificados: adúltera, amancebada, concubina, prostituta. Podía ser percibida –peyorativamente- como una mujer de los ámbitos públicos alejada del ambiente que por naturaleza le tocaba: la casa. A finales de siglo, la Ley 95 de 1890 dejó establecido el delito de adulterio sólo para la mujer.

La infidelidad dentro del matrimonio puede ser alegada para efectos de un divorcio. Es valorada socialmente e inculcada a las niñas y se le da mucha importancia especialmente en contextos de familias religiosas, pero no es impuesta por medio de castigos legales. Aún hay una tendencia en algunos contextos a justificar la violencia intrafamiliar contra las mujeres y la pretensión del hombre de controlar los ingresos y las relaciones sociales de la mujer, por motivos como la infidelidad de la mujer o un comportamiento poco adecuado que ocasione los celos del hombre. Existe también una tendencia a estigmatizar socialmente a una mujer que tenga una vida sexual con varias parejas en diferentes momentos o a la vez (el famoso “doble estándar” sexual). Sin embargo, ya no existe un castigo social explícito a estos comportamientos, sino más bien una coacción simbólica que premia a las mujeres fieles y castas que estén con un hombre que “valga la pena” (que dé un trato respetuoso a la mujer); como contraparte se percibe que una mujer libertina corre el riesgo de tener relaciones sentimentales frustradas con hombres infieles y violentos.

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Mujeres 1800-1850

División sexual del A pesar de que en la segunda mitad del siglo XIX ya se vislumbraba un cierto trabajo, oficios y pro- inconformismo con “el papel de la mujer” en la sociedad, como lo evidencia una fesiones: publicación de “El Diario de Cundinamarca” en 1875: «...Creemos que no muy tarde la delicada mitad del género humano obtendrá el puesto que le corresponde en el santuario de la vida civil...», los roles seguían estando muy definidos en la primera mitad de 1800. Básicamente la mujer se encargaba de todas las labores dentro de la casa. Las mujeres de bajos recursos nunca dejaron de trabajar para poder sobrevivir, y sin embargo también se dedicaban a realizar oficios con los cuales podían recibir ingresos que fuesen adecuados para ellas: empleadas domésticas, institutrices, cosedoras, etc. Se mantuvo la idea de que no era adecuado extender los derechos políticos a las mujeres. Respecto a su participación en la vida política y militar, no se puede afirmar que las mujeres tuvieran una participación directa en la Guerra de Independencia (excepto contados casos) al lado del ejército patriota; sin embargo, varias mujeres sí intervinieron por medio de acciones directas más allá del frente de batalla al lado de sus esposos e hijos, o solas y de manera secreta, transgrediendo su rol de mujeres y demostrando una capacidad de acción, autonomía y liderazgo importantes.

Educación:

2000-2013 Las mujeres trabajan un promedio de 61 horas semanales, de las cuales el trabajo remunerado corresponde a 38 horas y el trabajo no remunerado relacionado con las tareas domésticas corresponde a 23 horas semanales. Estos datos indican que las mujeres reciben ingresos solamente por el 62% del tiempo que trabajan, y que invierten un total de 18 horas semanales más que los hombres en las labores relacionadas con las hijas e hijos y en general con las tareas domésticas. Actualmente, a pesar de que las mujeres representan el 51% de la población colombiana, de acuerdo con la Registraduría Nacional solo alcanzan un 12% de los cargos de elección popular. Únicamente representan el 9,4% de las gobernaciones y el 9,6% de las alcaldías, el 14,4% de los diputados, el 12% de los concejales, el 13,3% de los representantes a la Cámara y el 15% de los senadores. Hoy (agosto 2013) hay 5 ministras mujeres de un total de 16 ministerios. Nunca ha habido una Presidenta del Gobierno. En el sector privado, en los cargos de mayor responsabilidad de las empresas sólo encontramos un 6% de mujeres. Sectores de empleo: En 2010, sólo un 12% de mujeres trabajaban como profesionales o técnicos, el 11% como oficinistas, el 66% en ventas y servicios, 5% en labores manuales calificadas y 5% en agricultura. Por otro lado, casi un 71% de los trabajadores del cuidado son mujeres empleadas en el servicio doméstico en hogares, al que se suma un 23% de mujeres que trabajan en otras ocupaciones vinculadas con el cuidado (servicios educativos y de salud, casi a partes iguales). El 6% restante corresponde a hombres que trabajan en el servicio doméstico (3,7%) y en otras ocupaciones del ámbito del cuidado.

En 1847 solo el 16% de las niñas iban a las escuelas, con nulas posibilidades de En 2013 las cibras de matriculas en educación primaria son de 96 niñas por tomar estudios universitarios. cada 100 niños matriculados. En educación secundaria las matriculas son de 109 niñas por cada 100 niños matriculados y en educación superior existen 110 Desde finales del siglo XVIII la idea de la expansión de la educación femenina mujeres por cada 100 hombres matriculados. empezó a cobrar importancia dentro de la población bogotana, haciendo hincapié en una educación para la moralidad y la conservación social de las buenas cos- Las mujeres lideran la participación en el total de graduados universitarios, tumbres y en una instrucción mínima que fuera útil a las “tareas naturales” de una principalmente en áreas de administración, educación y contaduría; mientras mujer madre y esposa en el hogar, de una institutriz o de una hermana, que eran en programas de ingeniería y formación militar es mayor la participación de los quienes se encargaban de “moldear” la personalidad de los seres humanos a su hombres. Esta distinición influye lógicamente en los salarios a percibir postericargo y bajo su influencia. ormente.

Cuadro comparativo de las características asignadas a los roles de género en una misma ciudad en dos periodos de tiempo diferentes Bogotá 1800-1850 y 2000-2013

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Hombres 1800-1850

Por naturaleza El hombre es un ser social por naturaleza, por lo tanto tiene que participar en la las personas de conducción de su comunidad, es decir, en la acción política. Así mismo era quien este género son: ostentaba la cordura y la razón, por lo que en sus hombros estaba la responsabilidad del hogar, de su comunidad, de la economía y del gobierno. El comportamiento ideal en sociedad:

2000-2013 De acuerdo a la constitución de 1991, las mujeres son iguales a los hombres ante la ley. No obstante la misma ley no prevé los mecanismos suficientes que garanticen la igualdad entre hombres y mujeres, independientemente de su condición económica, social, de orientación sexual o preferencia religiosa, etc.

El comportamiento ideal para el hombre era el del “buen burgués”, buscando ser Se siguen profundizando dentro de las relaciones sociales los estereotipos relaciomodelos de armonía tanto en lo público como en lo privado. nados con la importancia de la virilidad del hombre; siguen predominando burlas y discriminación hacia hombres que demuestren determinadas características relaEn la segunda mitad del siglo XIX, el ideal del ciudadano era el del maestro de cionadas tradicionalmente con las mujeres, además existe una evidente discrimiescuela, en su versión masculina. Tenía que ser capaz de autogobernarse (ca- nación hacia los hombres homosexuales, transexuales, intersexuales y bisexuales. pacidad de autocontrol) y de relacionarse apropiadamente con los demás. Sin embargo, estos comportamientos varían entre los diferentes grupos sociales. El ciudadano modelo estaba asociado a la autoridad del padre sobre la familia, En algunos es mayor la discriminación hacia las personas que demuestran caracy a la vez debía hacerse respetar por toda la sociedad (demostrando un vínculo terísticas consideradas femeninas y en otros, aunque en menor porcentaje y con estrecho entre lo público y lo privado). especial peso en la población más joven, la discriminación apenas existe. La moderación y la sobriedad son otras características muy bien valoradas.

Sobre el matrimonio:

Podían casarse desde los 14 años de edad. El marido administraba la dote y los Hoy en día los hombres casados son aproximadamente el 19% y los que viven en bienes conyugales, es decir, las propiedades obtenidas dentro del matrimonio por algún otro tipo de unión, el 33%; es decir, en Colombia se sigue incrementando cualquiera de los cónyuges. la unión libre a expensas de una disminución del matrimonio. Esta evolución ha tenido lugar gradualmente durante los últimos 40 años. La igualdad ante la ley y el Aunque no fuera lo usual, existían figuras masculinas que no contraían matri- aumento de las aspiraciones profesionales -autónomas- de hombres y mujeres han monio, sin embargo no cargaban con un estigma social por ello. La importancia dado lugar a un nuevo tipo de unión consensual moderna. del matrimonio para el hombre era la de complementarse con su contraparte, y compartir su vida con una buena mujer que cuidase de él.

Vivencias con la castidad y el adulterio

La sexualidad se ubicaba como una práctica normal en el matrimonio, en la medida que permitiese la reproducción de la especie, negándose aun para este espacio el placer. Las practicas de ascetismo presentes en los conventos se configuraron en un modelo de control de las pasiones para la población, y reproducía la distinción de género al asignar al hombre la defensa de los intereses de la Iglesia y el apostolado y a las mujeres la castidad.

Las relaciones sociales de manera implícita miden con un doble rasero ee comportamiento sexual masculino: por un lado al hombre “caballeroso” y “romántico” y por otro lado al “Don Juan”. Las relaciones personales entre hombres premian este segundo comportamiento y rechazan el primero, mientras que sucede a la inversa en las relaciones personales mantenidas con mujeres.

Sin embargo ante la ley la condición de infidelidad es vista de igual manera si es En cuanto al adulterio cometido por los hombres, a principios del siglo XIX no cometida por hombres o por mujeres, para efectos relevantes como por ejemplo el era apenas perseguido (no con tanta fuerza como el cometido por mujeres), y divorcio. a finales de siglo la Ley 95 de 1890 dejó establecido el delito de adulterio sólo para la mujer. Durante todo el siglo XIX se consideró al adulterio por parte de los hombres como un signo de virilidad y se exhortaba a la esposa a omitirlo y actuar con discreción y permisividad “para que el esposo volviese físicamente con ella”.

Bogotá Ámbito División sexual del trabajo, oficios y profesiones:

Hombres 1800-1850

2000-2013

El primer censo del que se tiene constancia en el siglo XIX muestra que en Colombia los hombres multiplicaban por siete a las mujeres en oficios agrícolas y ganaderos, multiplicaban por ocho a las mujeres en las profesiones liberales y multiplicaban por seis al total de mujeres dedicadas al comercio. Eso sí, el total de hombres como sirvientes era mucho menor que el de mujeres, y la diferencia se acentuaba aún más en lo relativo a la administración doméstica, un campo dominado absolutamente por las mujeres, así como la artesanía.

Los hombres trabajan un promedio de 55 horas semanales, de las cuales el trabajo remunerado corresponde a 49 horas y el trabajo no remunerado relacionado con las tareas domésticas corresponde a 5 horas semanales. Lo que significa que reciben ingresos por el 90% del tiempo que trabajan. Actualmente, a pesar de que los hombres representan sólo el 49% de la población colombiana, de acuerdo con la Registraduría Nacional poseen el 88% de los cargos de elección popular. Representan además el 90,6% de las gobernaciones y el 90,4% de las alcaldías, así como el 86,6% de los diputados, el 88% de los concejales, el 87,7% de los representantes a la Cámara y el 85% de los senadores. Hoy (agosto 2013) hay 11 ministros hombres de un total de 16 ministerios. Todos los Presidentes de la República han sido varones. En el sector privado, en los cargos de mayor responsabilidad de las empresas encontramos un 94% de hombres. En Colombia (2013) los hombres tienen mayor participación en la construcción, la agricultura, la minería, el transporte, las comunicaciones y los servicios públicos, mientras que los servicios comunales, sociales y personales son particularmente femeninos. Esto explica en parte la brecha salarial que existe entre ambos sexos.

Educación:

Los hombres tenían una mayor consideración a la hora de recibir educación, y a lo largo del siglo XIX se construyeron más escuelas para hombres que para mujeres, con el famoso auge de las Escuelas Normales para Varones. Sólo los hombres con un alto poder adquisitivo podían acceder a colegios de educación superior y seminarios. La Iglesia también participó en esta diferenciación de sexos en la educación, y en esta época abrió colegios y universidades en las que se preparaban sacerdotes y abogados, todos hombres. En 1833, por cada escuela destinada a las niñas había ocho destinadas a los niños. En 1837 había 25.577 estudiantes de primaria en Colombia, de los cuales más de 20.000 eran niños.

Existe un total de 104 niños por cada 100 niñas matriculadas en educación primaria. 91 niños por cada 100 niñas matriculadas en educación secundaria y 90 hombres por cada 100 mujeres matriculadas en educación superior. Los hombres lideran la participación en programas de ingeniería y formación militar y están menos representados en administración, educación y contaduría. Esta distinción influye lógicamente en los salarios a percibir posteriormente.