Boris Rubaja, galán de los años 80 y 90, vive en Israel Cuando las ...

28 nov. 2011 - Tel Aviv. Luego abrí talleres de actuación en Rejovot, Jerusalem,. Netania, Hadera y Beer Sheba. Así estoy hasta el día de hoy. Vivo de eso.
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ESPECTACULOS

I

Lunes 28 de noviembre de 2011

TELEVISION s QUE FUE DE LA VIDA DE...

Boris Rubaja, galán de los años 80 y 90, vive en Israel Hace casi una década que reside en aquel país, donde dirige el Teatro Nacional en español JANA BERIS PARA LA NACION GIVATAIM, Israel.– En la Argentina lo recuerdan como un galán de televisión, aunque su trayectoria incluye no sólo una gran cantidad de telenovelas, sino también papeles interpretados en cine y teatro, además de trabajos como director. Cuando va ocasionalmente a Buenos Aires, le preguntan por la calle “cuándo desapareció”. Pero Boris Rubaja no ha desaparecido… sino que, desde hace nueve años, vive en Israel. Aquí no sólo sigue trabajando como actor, sino que también es director del Teatro Nacional de Israel en español. Para los pocos que no lo recuerden, Boris Rubaja trabajó en recordados programas televisivos como María, María y María, Amo y señor, El infiel, Micaela, Sólo para parejas, Dulce Ana, Alta comedia, 90-60-90 modelos y Señoras sin señores, entre muchos otros. A su vez, en cine participó en películas, como Camila, Sucedió en el internado y Obsesión de venganza; mientras que en teatro participó en obras, como El diluvio que viene y Vamos a contar mentiras, entre otras. Reside en Givataim, ciudad aledaña a Tel Aviv. Sonríe mucho y suena entusiasmado con todo lo que cuenta sobre la suerte que ha tenido en Israel y sobre su felicidad de estar dedicado a lo suyo, el escenario, también por estos lares. Sonríe menos cuando LA NACION le pregunta por qué decidió venir a Israel. “Porque no estaba feliz en la Argentina. No es que me haya venido por falta de trabajo, pero no me sentía bien. Veía que el clima laboral ya no era el que había logrado tiempo atrás, que la calidad de vida no era buena, que había injusticia, veía mucha inseguridad, y sentí la necesidad de estar un tiempo en un lugar donde me sienta mejor. Y así como los hijos y nietos de españoles e italianos tramitaron sus pasaportes para poder

ir a Europa, yo recurrí a mi judaísmo para poder venir a Israel.” No está desconectado, en absoluto. Hace un tiempo volvió a la Argentina para participar en una obra, como actor invitado. Y si recibiera una propuesta interesante para volver por algún tiempo, lo haría. Aunque –asegura– su lugar hoy es Israel, país donde viven sus dos hijos. Aquí actúa y dirige varios talleres de teatro. Aunque su principal tarea es la dirección del Teatro Nacional de Israel en español, un proyecto que se lleva a cabo en el teatro Givataim. “Fue posible por las puertas que se fueron abriendo, pero también por la gran cantidad de gente hispanohablante interesada en el teatro y de los buenos actores que hay entre ellos”, comenta. Esa institución funciona desde 2008 y estrenó tres obras. “Primero, hicimos El amante de su mujer, una comedia de un autor israelí, y Justo en lo mejor de mi vida, una comedia dramática de Alicia Muñoz que trata temas profundos de la vida y de la muerte, aunque tiene

➾ TRABAJE 26 AÑOS

EN LA TELEVISION ARGENTINA, EN 2000 CAPITULOS DE MAS DE 41 PROGRAMAS ➵

BORIS RUBAJA

Boris Rubaja, en una de las obras de repertorio en español que estrenó en Israel muchas situaciones cómicas, y este año estrenamos Chúmbale, de Oscar Viale, un grotesco que hablaba de las relaciones humanas, pero en un estilo que siento que no fue muy captado aquí en Israel”, describe. Boris Rubaja también ha trabajado en televisión y teatro en hebreo, pero ahora el nuevo desafío será hacer las obras en español, con subtítulos en hebreo. Aunque no llegó buscando especialmente a Israel, sino por la situación que le molestaba en la Argentina, hoy siente que su resumen es muy positivo. Sufre cuando ve cuán lejos está aún la paz, pero siente que está bien, que le hace bien el empuje para adelante que caracteriza a la sociedad israelí. “Acá caen las bombas y al día siguiente la gente va al cine, al teatro, a la playa. Eso es extraordinario. Cuando llegué, cada vez que viajaba, subía al autobús y tragaba vidrios. Yo vivía en Raanana, trabajaba en Tel Aviv y viajaba 40 minutos. Miraba a todo el mundo y me preguntaba cuál de los pasajeros sería el que iba a reventar. Pero poco a poco me fui acostumbrando. Me gustaría verdaderamente que se logre la paz, pero de verdad”, anhela.

Cuando las aguas se abren “Cuando era chico e iba a la escuela –cuenta Rubaja– estudiaba la historia del pueblo judío y me contaron que llegaron al Mar Rojo, Moisés se paró, las aguas se abrieron, y el pueblo pasó. Y yo me decía: «¡Mirá si se van a abrir las aguas!». Cuando estuve en los estudios Universal en Los Angeles, en Hollywood, me mostraron dónde y cómo se había hecho ese efecto de las aguas abriéndose para la película Los diez mandamientos. Y me dije: «Es todo efectos». Pero cuando llegué a Israel, me convencí de que seguramente aquello pasó, porque pareciera que éste es el país de los milagros.” Rubaja sonríe y explica como aún sin poder creerlo. “Trabajé 26 años, hice más de 2000 capítulos en más de 41 programas de televisión distintos, entre telenovelas y unitarios. Uno de los programas en los que trabajé fue Chiquititas.” Interrumpimos para comentar

que ese programa hizo furor en Israel y que acompañó a varias generaciones de chicos. “Así es”, responde. “Pero Chiquititas fue cinco años, con más de 600 capítulos. Yo trabajé en unos 40 de ellos. Hacía de Ignacio, el padre de una chica mala. Lo hice como unos cuatro años antes de irme de la Argentina. Ya me había olvidado para ese entonces. ¿Podés creer que a las dos semanas de llegar a Israel, pasan al aire en ese momento justo aquellos 40 capítulos en los que participé? Entonces, apenas llegué, caminaba por la calle y los chicos me reconocían. Fue increíble”, recuerda. Los rumores corren, evidentemente, también en Israel y, de boca en boca, alguien en el periódico de mayor difusión en Israel, el Yediot Ahronot, se enteró de que “un actor famoso de Chiquititas” está viviendo en el Centro de Inmigrantes en Raanana. Una

cronista llegó, ubicó a Rubaja, el director del centro ofició de intérprete y lo que iba a ser una pequeña nota en un suplemento de espectáculos local en medio de la semana fue la entrevista central, tapa, en la sección espectáculos del diario nacional un viernes, el día más importante para todo periódico israelí. “Se me abrieron las aguas”, bromea. “La nota salió un viernes y a partir del domingo, o sea a los dos días, empezaron a llegar llamadas, cartas, de gente que me pedía abrir un taller de teatro .O sea que llegué a fines de mayo y en septiembre de 2002 abrí el primer taller de teatro en español, en Raanana. En noviembre abrí otro en Hertzlia, y un mes después, en Tel Aviv. Luego abrí talleres de actuación en Rejovot, Jerusalem, Netania, Hadera y Beer Sheba. Así estoy hasta el día de hoy. Vivo de eso. Justo, pero vivo de eso.”