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Bibliotecas  Escolares.    Instalaciones. 

2012   

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Este capítulo tiene como objetivo ofrecer unas pautas y orientaciones prácticas sobre la distribución y acondicionamiento del espacio de una biblioteca escolar, así como sobre la organización física de los documentos, procurando que las ideas expuestas sean fácilmente aplicables a cualquier centro educativo. A partir de estas pautas generales cada centro podrá realizar las adaptaciones necesarias para conseguir las instalaciones más adecuadas a sus características, o bien gestionar la creación de un espacio específico para la biblioteca escolar en el caso de que éste aún no existiera. Son éstas las primeras actuaciones que se pueden emprender, puesto que tienen una gran incidencia sobre la biblioteca. Una mejor distribución del espacio, una buena señalización y una organización clara de los documentos son inmediatamente percibidas por alumnos y profesores y contribuyen a que la biblioteca sea un espacio más atractivo y acogedor, en el que uno se puede orientar con facilidad y acceder libremente a los documentos. Aunque este capítulo aborde el tema de la clasificación, que se tratará en profundidad en el capítulo F (Proceso Técnico), las tareas aquí planteadas en relación con la misma se pueden realizar sin necesidad de catalogar los documentos.

Organización del espacio Una biblioteca escolar no es sólo una colección organizada de documentos en diferentes soportes, sino que es también un lugar, un espacio, cuya distribución debe hacerse con criterios pedagógicos, adaptando al entorno escolar las directrices y recomendaciones existentes en este terreno. El espacio de la biblioteca, su situación en el centro educativo y las características del mobiliario y de los equipos necesarios deben facilitar el cumplimiento de los objetivos de la biblioteca escolar. El servicio de biblioteca e información debería estar situado en un lugar fácilmente accesible desde el máximo número de puntos del centro. Se suele aconsejar que esté situada en un lugar donde haya silencio, pero se debe dar prioridad a la accesibilidad. Es recomendable que no sea una sala de doble uso, ya que tiene que estar disponible a lo largo de todo el día para ser utilizada por individuos y grupos. También sería deseable que tuviese un buen acceso desde la calle para el reparto de libros, materiales y equipos, y para posibilitar su utilización fuera del horario escolar. La biblioteca escolar debe contar con espacio suficiente para que los alumnos trabajen, tanto en grupos como individualmente. Las diferentes posibilidades de uso de la biblioteca deben ser tomadas en consideración a la hora de organizar el espacio. Algunos tipos de actividades son: Lectura, audición, visionado o realización de búsquedas de alumnos y profesores, ya sea individualmente o en grupo. Elaboración de materiales, trabajos, etc., de alumnos y profesores. Trabajo técnico de los responsables de la biblioteca. Es importante diversificar los espacios de la biblioteca, creando diferentes zonas que respondan a estas posibilidades (zona de lectura relajada, zona de estudio, zona de audiovisuales, etc.)

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Otro aspecto de gran importancia en la biblioteca escolar es el decorativo, pues influye en la imagen que se ofrece a los usuarios. Se debe procurar crear un clima cálido y acogedor en el que influyen la distribución de espacios, el mobiliario, el color de las paredes, la iluminación, la señalización, la decoración con plantas, con dibujos de personajes gigantes elaborados por equipos de alumnos, etc. En la decoración de la biblioteca pueden participar los profesores de Educación Plástica y Visual, los alumnos e, incluso, algunos padres o madres.

Para saber más ... Ray, C. Library service to schools and children. Paris, UNESCO, 1979.

El rincón de Infantil En los centros de Educación Infantil y Primaria hay que tener en cuenta que los/as alumnos/as más pequeños/as han de tener su propio espacio dentro de la biblioteca con estanterías a su alcance, mesas y sillas de su tamaño, una alfombra con cojines y todo aquello que les facilite una estancia más agradable y acogedora en la biblioteca. Existen diversas soluciones sencillas y baratas para conseguir crear un espacio apropiado para ellos/as en la biblioteca. Hoy en día también es necesario preparar un espacio de biblioteca en las Escuelas Infantiles de 0 a 3 que resulte agradable y cómodo para este alumnado con muebles apropiados o cestos que faciliten el acceso pero que no supongan ningún peligro para ellos/as.

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Las estanterías no han de sobrepasar los 1'30 metros. Para que los libros no pasen desapercibidos en las baldas, es importante colocar algunos mostrando las portadas. Para ello, es interesante contar con expositores o adaptar las estanterías colocando listones de madera en el borde externo a modo de soportes de libros.

Unas cajas de madera o plástico con ruedas o patas y en distintos colores pueden servir también para que los alumnos puedan ver las cubiertas de los libros.

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Para saber más ... Tueba Marcano, Beatriz (1995): Dossier Espacio. Organizar el espacio de la biblioteca para los más pequeños. Revista: Educación y Bibliotecas - 59.

El espacio digital/virtual Las tecnologías de comunicación e información nos permiten en la actualidad pensar también en un espacio virtual de las bibliotecas escolares a través de las sedes web de las mismas, o a través de su presencia y visibilidad en las posibilidades que ofrece la web 2.0: redes sociales, blogs, etc. Hoy en día resulta imprescindible pensar en organizar un espacio de biblioteca escolar también en la red, de forma que se aumente su visibilidad y se ofrezcan servicios en la distancia. Algunos ejemplos: el blog de las bibliotecas escolares gallegas (http://www.edu.xunta.es/biblioteca/blog/)

Equipamiento y mobiliario La biblioteca debe contar, dentro de sus posibilidades, con mobiliario y equipos adecuados para ofrecer diferentes servicios.

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En una biblioteca ideal, que ofreciera múltiples servicios y actividades, se podrían distinguir los siguientes espacios, con su correspondiente equipamiento: Atención a los usuarios, préstamo e información:mostrador, espacio para el trabajo técnico, lugar para los equipos informáticos, tablones o paneles para anuncios, expositores. Actividades de documentación:mobiliario para el trabajo personal de alumnos y alumnas, estanterías, mobiliario especial para revistas, ficheros, equipos informáticos. Habrá que tener en cuenta las adaptaciones de acceso al ordenador para los alumnos y las alumnas con discapacidad motora o visual, a fin de favorecer su autonomía personal (emuladores de ratón, cobertor de teclado, ...) Lectura recreativa:zona con mobiliario y ambiente acogedores que inviten a la lectura relajada. Otras actividades: zonas complementarias como sala aneja para trabajo colectivo, sala audiovisual, almacén y archivo, etc

Se debe contar como mínimo con las mesas y sillas necesarias para acoger a un grupo completo de alumnos dedicado a algún trabajo colectivo. No conviene utilizar mesas grandes, corridas, que ocupan demasiado espacio. Las mesas de lectura para cuatro personas son las idóneas, ya que permiten realizar trabajos colectivos o tareas individuales. Una condición básica para fomentar el hábito lector entre los alumnos y alumnas es permitirles un contacto directo con los libros. Esto supone eliminar todas las barreras como, por ejemplo, las estanterías cerradas con llave o cualquier otro elemento que dificulte el acceso directo a la colección. El celo por conservar los documentos en buen estado puede

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conducir a que no se utilicen, lo que se contradice con la propia vocación de la biblioteca de difundir sus fondos. Si se puede elegir, las estanterías serán preferiblemente metálicas ya que no se deforman con la humedad o las oscilaciones de temperatura y no albergan plagas de insectos o microorganismos. Los estantes o baldas serán móviles. En una biblioteca escolar no deben instalarse estanterías de más de 1,80 m. de altura. Cinco baldas por estantería, con una profundidad de 25/30 cm., será lo idóneo. Es importante no ocupar por completo el espacio de las baldas, para facilitar la incorporación de nuevos volúmenes; pero, al no ocuparlas por completo, los libros corren el riesgo de doblarse, deformarse o caerse; para evitarlo, es preciso instalar sujetalibros, de los que existen diferentes modelos en el mercado, siendo los mejores aquellos que están incorporados al estante mediante un sistema de carril o similar. Para los materiales audiovisuales, es preciso utilizar armarios cerrados con cajones o gavetas deslizables, ya que el polvo u otros elementos pueden afectar gravemente las condiciones idóneas de audición y visionado.

Para saber más ... Aménager un centre de documentation et d'information. Guide pratique. Alsace, FADBEN, 1993, pp. 12-13.

Organización de la colección La organización de la colección, la mayoría de las veces basada en el sistema de clasificación utilizado por la biblioteca, tiene como objetivo en la biblioteca escolar, como en cualquier biblioteca, facilitar a los/as lectores/as el libre acceso a los libros y documentos. Es una de las primeras tareas que se deben abordar para permitir al alumnado las búsquedas por exploración directa de los estantes. Estas búsquedas se enriquecerán posteriormente con la utilización de los catálogos, cuya elaboración es más compleja y, por lo tanto, pasará un largo periodo de tiempo antes de que estén disponibles. Para conseguir la autonomía de las personas en las búsquedas es indispensable: Organizar los fondos mediante sistemas de clasificación coherentes, simplificados al máximo para que sean asequibles. Ofrecer ayudas pedagógicas para que comprendan dichos sistemas. Las ayudas deben incluir formación del alumnado y señalización de la biblioteca. Que todo el profesorado conozca el sistema de clasificación utilizado en la biblioteca. Que los documentos estén colocados en estanterías abiertas y bajo ningún concepto en muebles cerrados con llave, con la única excepción de los materiales audiovisuales u otros de gran valor. A la hora de ordenar los documentos podemos optar por varios métodos: A partir de la clasificación: Se parte de las categorías establecidas en un sistema concreto y se ordenan los documentos de acuerdo a ellas. Los sistemas de clasificación más extendidos en las bibliotecas son los sistemas decimales: la Clasificación Decimal Universal (CDU) y la Clasificación Decimal Dewey (CDD). Estos dividen el conocimiento en diez clases que a su vez se subdividen en diez subclases y así sucesivamente. Las bibliotecas públicas utilizan estos sistemas, estando más generalizada en nuestro país, la Clasificación Decimal Universal. Por centros de interés: Se presentan dos artículos sobre este tipo de ordenación y el modelo adoptado por el Centro Internacional del Libro Infantil y Juvenil de Salamanca para organizar los libros destinados a los lectores de 0 a 6 años.

Para saber más ... Espinas, E.(1993) "Centros de interés. Una nueva manera de clasificar". En: Educación y biblioteca, 39, p.4-48. Salaberría, R. (1993) "El libre acceso y los sistemas de clasificación". En: Educación y biblioteca, 39, p. 43-44. Tabla para la clasificación de libros infantiles (0-6 años) del Centro del Libro Infantil y Juvenil.

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La colección digital Las bibliotecas escolares deben también pensar en organizar los recursos digitales de forma que sean lo más accesibles posibles a su comunidad de usuarios/as, recursos, por otra parte, que cada día estarán más presentes en nuestras bibliotecas. Internet ofrece una infinidad de información que puede ser útil para la biblioteca escolar, por eso es necesario pensar en un sistema que permita dar a conocer recursos de calidad, interés y de la forma más sencilla para el alumnado: enciclopedias, diccionarios, guías de viajes, manuales, prensa, revistas, bibliotecas digitales, etc. La biblioteca pública de Muskiz, a través, de Netvibes ofrece una buena selección de información digital a sus usuarios/as que pueden acceder a ella las 24 horas del día, todos los días del año, con sólo tener una conexión a Internet.

Señalización de la biblioteca Es uno de los elementos más importantes en cualquier biblioteca, ya que sirve para orientar a las personas usuarias desde que entran en sus instalaciones que, en principio, les resultan desconocidas. Además, fomenta la utilización autónoma de los documentos. Por ello, señalizar con carteles atractivos es una de las primeras tareas que se deben emprender tras la clasificación de los documentos. Podemos distinguir tres tipos de señales, que ilustramos con ejemplos de la señalización utilizada en las Bibliotecas Públicas de la Comunidad de Madrid: Señales de ubicación y orientación. Éstas pueden ser, a su vez, internas o externas. Las externas son aquellas que orientan al lector hacia la biblioteca desde diferentes puntos del centro educativo. Las internas son aquellas que orientan a los alumnos dentro de la biblioteca, informándoles sobre las distintas áreas en que ésta se divide y la ubicación de los distintos servicios que se ofrecen.

Señales normativas. Informan sobre aspectos tales como: horario de atención a los lectores, condiciones de acceso y requisitos para el mismo, plano del local y carteles sobre normas de uso (prohibido fumar, silencio, etc.). Deben situarse en lugar bien visible y próximo a la entrada.

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Señales de contenido. Son aquellas que facilitan información sobre los fondos bibliográficos y su ordenación.

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En general, se distinguen tres apartados: Zonas: Ayudan a distinguir las diferentes zonas de la biblioteca.

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Estanterías: Indican el contenido por materias de los libros ubicados en cada estantería. Se trata de una división general, donde se harán constar los grandes grupos temáticos en los que se clasifican los libros de acuerdo con el Plan de clasificación adoptado por la biblioteca. Estantes: Dan información más precisa sobre lo que el lector hallará en cada balda, y siempre en relación con la signatura topográfica inscrita, sobre un tejuelo o etiqueta, en el lomo de los libros.

Para saber más ... Bibliotecas de la Comunidad de Madrid. Normas de identidad. Madrid: Consejería de Cultura. Dirección General de Patrimonio Cultural, 1988. Salaberría, R. La señalización. Revista: Educación y Biliotecas- 59 p. 54 -59. (1995)

¿Cómo señalizar una biblioteca escolar ordenada por la CDU? Independientemente del sistema de clasificación utilizado en la biblioteca escolar, es absolutamente necesario que el alumnado lo comprenda y lo sepa usar. Para ello existen diversos medios, algunos de los cuales expondremos en este apartado referidos a la CDU, pero aplicables a cualquier otro sistema de clasificación. Los sistemas de clasificación decimal encierran una gran complejidad, pero su propia estructura ofrece varios niveles de profundización que nos permitirán una utilización acorde con el nivel evolutivo de los alumnos y alumnas. Además, la

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sistematización que presentan tanto la CDU como la CDD, permite la elaboración de herramientas pedagógicas relativamente sencillas, pero esenciales para que los alumnos lleguen a comprender dichos sistemas. Para ello se pueden utilizar los siguientes elementos de señalización y equipamiento de los documentos: Margarita de 10 pétalos de cartulina de colores diferentes, los cuales representan las clases de la CDU. A éstos se asocian una cifra y una palabra clave, que es una adaptación de los términos de la CDU a las posibilidades de comprensión de los alumnos. Esta margarita debe estar situada en lugar visible a la entrada de la biblioteca.

Dibujos o pictogramas para representar las subclases de la CDU. Signatura elaborada con la combinación del color de la clase y el pictograma de la subclase.

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Tejuelo o etiqueta sobre la que se escribe la signatura alfanumérica, del color correspondiente a la clase de la CDU. Esta etiqueta se pega en el lomo del documento. Señalización de las estanterías mediante los colores de las clases, los pictogramas de las subclases, las cifras y las palabras clave correspondientes.

Jordi c. B.C.D. Matemelle: De la marmothèque à la B.C. D.Nice:CRDP, 1994

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Jordi c. B.C.D. mode d'emploi. Nice: CRDP:Gallimard Jeunesse, 1994

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Jordi C. B.C.D. Matemelle: De la marmothèque à la B.C.D. Nice: CRDP, 1994 Plano de la biblioteca que se utilizan utilice los mismos colores y pictogramas para indicar la localización de los documentos.

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Tabla de clasificación expuesta en lugar visible. Puede tomar diversas formas, según la edad de los/as alumnos/as: cifras de un dígito de color, acompañadas de las palabras-claves simplificadas e ilustradas con los pictogramas correspondientes; tabla que incluya clases y subclases asociadas a su código numérico de uno o dos dígitos y redactadas de forma simplificada; tabla que incluya códigos numéricos asociados a clases y subclases con la redacción propia de la CDU (Anexo 5) , etc. Índice alfabético de la CDU expuesto en lugar visible. Todos estos elementos de señalización y equipamiento de los documentos se pueden complementar con la introducción de elementos visuales en los catálogos manuales. Por ejemplo: Catálogos para los más pequeños elaborados con una fotocopia de la cubierta en la que se pega una etiqueta del color correspondiente a la clase de la CDU y el pictograma correspondiente a la subclase. Por detrás se puede escribir el nombre del autor y el título para poder utilizar el catálogo con alumnos de varias edades. Catálogos de títulos y materias en cuyas fichas se pega una etiqueta del color correspondiente a la clase. Todas estas herramientas resultarán ineficaces si no se acompañan con actividades de formación de personas usuarias que aborden el conocimiento de la biblioteca con una metodología adaptada a cada edad. En lo que se refiere a la comprensión de la clasificación, debemos considerar varias etapas evolutivas, que determinarán los objetivos perseguidos y la metodología utilizada. En las etapas de Educación Infantil y Primaria podemos distinguir tres fases en las que se pueden ir introduciendo paulatinamente a los alumnos y alumnas en el conocimiento de la organización de los documentos de la biblioteca: Fase de los primeros contactos con los libros y las bibliotecas (de 2 a 5 años). Fase de adquisición de la lectura autónoma (de 5 a 8 años). Fase de profundización en la lectura de libros de conocimientos y de literatura infantil (De 8 a 11 años). Esta etapa se caracteriza por un aumento progresivo de la capacidad de trabajo autónomo. La primera fase correspondería aproximadamente al segundo ciclo de Educación Infantil. Los objetivos que se deben perseguir son:

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Iniciar al alumnado en el concepto de clasificación de los libros por temas, asociándolo al concepto general de clasificación abordado en la etapa. Facilitar al alumnado la comprensión de la organización espacial de la biblioteca y el acceso libre a los documentos. Profundizar progresivamente en los códigos utilizados para representar dichos temas, empezando por la apropiación de los colores y los pictogramas. La segunda fase corresponde a los cursos primero, segundo y tercero de la Educación Primaria. Es el momento de introducir nuevos elementos didácticos para la comprensión de la CDU, con los siguientes objetivos: Ayudar al alumnado a afinar el conocimiento de la ordenación de la biblioteca. Profundizar en la búsqueda de los documentos a partir de la simple exploración de los estantes, iniciándoles en el uso de herramientas progresivamente más complejas como, por ejemplo, las cifras y las palabras-claves asociadas a cada clase y subclase. La tercera fase corresponde a los cursos cuarto, quinto y sexto de Educación Primaria. El objetivo es profundizar en la búsqueda de los documentos a través de los códigos numéricos de la clasificación, las palabras-claves, los índices alfabéticos de éstas, los catálogos manuales o automatizados, la signatura alfanumérica de dos cifras, etc En la etapa de Educación Secundaria Obligatoria, el objetivo será la profundización en las búsquedas de documentos, mediante un buen conocimiento del sistema de clasificación que, debido a una mayor diversificación de los fondos, presentará una complejidad superior en las subclases. También tendrán que ir dominando el resto de los instrumentos de recuperación de la información (índice alfabético, tabla de la CDU, signatura, consulta de catálogos manuales y automatizados, etc.). Los alumnos y alumnas de esta etapa deben empezar a utilizar los términos exactos de la CDU, familiarizándose con la clasificación que encontrarán en las bibliotecas públicas. No obstante, habrá que seguir haciendo un esfuerzo en lo referente a la señalización de la biblioteca, utilizando los códigos de color ya expuestos y todo tipo de ayudas para la localización de los documentos. Se ofrecen dos ejemplos de señalización apropiada para alumnos de estas edades: una ilustración de la CDU y una experiencia desarrollada en la Biblioteca Pública del Estado de Guadalajara.

Para saber más ... Este capítulo está basado en: Jordi, C. BCD Maternelle: De la marmohèque à la BCD. Nice: C.R.D.P., 1994 y JORDI, C. BCD, mode d'emploi. Nice: C.R.D.P.: Gallimard Jeunesse, 1994. Gallardo, T.; Ortiz, Consuelo y Pizarro, Carmen. (1995):Experiencias.Un espacio para jóvenes en la biblioteca. Revista: Educación y Biblioteca -53. Ilustración de la CDU. Avec l'aimable autorisation d'INTER CDI.

Recomendación Se sugiere leer antes el apartado Clasificación del capítulo Proceso técnico, donde se explica en detalle la estructura de la CDU y su adaptación al ámbito escolar.

Actividades Actividad 1: Reorganizar el espacio de la biblioteca

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Distribuir el espacio de la biblioteca del centro, creando diferentes zonas según se ha explicado. Introducir algún elemento decorativo que ayude a crear un ambiente acogedor.

Actividad 2: Iniciar la clasificación de los documentos Clasificar los libros existentes actualmente en la biblioteca, utilizando las diez clases principales de la CDU. Una vez terminada esta preclasificación, dividir a su vez cada uno de los grupos resultantes, agrupando los libros según las subclases de la CDU. Distribuir los libros clasificados en las estanterías, procurando dejar espacio libre para incorporar nuevos títulos a cada una de las clases y subclases, así como para crear nuevas subclases si fuera necesario.

Actividad 3: Análisis de la situación actual de la biblioteca escolar del centro: local, mobiliario y equipamiento Imprimir el cuestionario 1 Responder a las diferentes preguntas con SÍ o NO. Conservar el cuestionario relleno para su utilización en el proyecto final.

Actividad 4: Señalizar las estanterías Señalizar las estanterías, asociando colores a cada clase y pictogramas a cada subclase de la CDU, según las pautas ofrecidas o bien habilitar aquellas que se consideren oportunas.

Actividad 5: Señalizar las estanterías Introducir señales de ubicación y de orientación en el centro y en la biblioteca.

Bibliografía Aménager un centre de documentation et d'information. Guide pratique. Alsace, FADBEN, 1993. Baró, M., Mañá, T. Formarse para informarse. Madrid: MEC: Celeste, 1995. Bibliotecas de la Comunidad de Madrid. Normas de identidad. Madrid: Consejería de Cultura. Dirección General de Patrimonio Cultural, 1988. Jordi, C. BCD Maternelle: De la marmohèque à la BCD. Nice: C.R.D.P., 1994. Jordi, C. BCD. Mode d'emploi. Nice: C.R.D.P.: Gallimard Jeunesse, 1994.

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Ministerio de Educación y Ciencia. La biblioteca escolar en el contexto de la Reforma Educativa. Madrid: MEC, 1995. RAY, C. Library service to schools and children. Paris, UNESCO, 1979. Obra colocada bajo licencia Creative Commons Attribution Share Alike 3.0 License

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