Eric De León Soto Deserción Escolar 3 de noviembre de 2011 Página 1

La batalla contra la deserción escolar

La deserción escolar es un problema visto en recintos escolares a través de la isla y es uno que el gobierno no logra erradicar. Sus causas varían; es practicado por estudiantes de todas edades y cada día vemos más y más relacionados con actividades del bajo mundo. Los datos presentan que existe una fuerte correlación entre los desertores y una vida criminal. Sin embargo, la solución para combatir esta actitud se presenta claramente en los trabajadores sociales que posea la escuela. Según el Departamento de Educación, la función de un trabajador social consiste en ayudar en el desarrollo de destrezas sociales, evaluar situaciones problemáticas y ofrecer consultas a estudiantes con problemas tanto sociales como emocionales. Pero estos empleados sacrifican sus labores principales para trabajar dentro la interminable papelería que produce la burocracia del sistema educativo moderno. Tal así es la vida de la trabajadora social de la Escuela Superior Ramón Power y Giralt en Santurce.

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Los estudiantes del recinto comentan que no conocen de nadie que reciba los servicios de la trabajadora social. “Está en la oficina metida. Yo no conozco nadie que haya hablado con ella” comenta Cristina Lopez Reyes quien actualmente cursa el undécimo grado. “Yo ni la he visto” interrumpió una amiga de Cristina. “El año pasado me enrede en una pelea y la que hablo conmigo fue mi maestra de español” añadió la joven. Cristina alega que de lo que va del año conoce de cuatro jóvenes de su grado que abandonaron sus estudios. Migdalia Oquendo Cotto, directora del la Facultad de Educación de la Universidad del Sagrado Corazón, señala que es común en Puerto Rico ver trabajadores sociales que trabajan dentro sus oficinas. Para Oquendo el trabajador social debe ser una figura “Activa”. “El rol tiene que cambiar” declaró la también catedrática quien explico que debido a los cambios en el estilo de vida moderno, el antiguo método de enseñanza debe cambiar. Ella sugiere un c urrículo dinámico que el estudiante pueda aprender por su propia cuenta a través de los recursos tecnológicos que existen. “Es un problema complejo que tiene que ver mucho con pobreza, relaciones familiares, expectativas y el gobierno” dijo en cuanto las causas de la deserción, pero señala que es la labor de los trabajadores sociales evitar que esto ocurra.

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Mientras tanto, en la escuela Superior Agustín Stahl en Bayamón el problema más grande parece ser la constante cacofonía que produce el tráfico en el área. El recinto cuenta con 826 estudiantes; Ana Iris Cruz Quezada, la trabajadora social del recinto, alega haber conversado con casi todos. A diario en su oficina atiende aproximadamente 20 estudiantes, a quienes siempre recibe con una sonrisa. Se acercan a ella para obtener consejería para sus problemas diarios aunque también comparte con los estudiantes sobre los sucesos recientes tal como los recientes juegos de baloncesto, los “hits” de los reguetoneros y los estilos de moda más recientes. Además de aquellos que la visitan a su oficina, también comparte con estudiantes en los pasillos y en el comedor de la escuela. “Cruz Brega” comentó un estudiante que prefirió no ser nombrado. “Te pone derecho pero no te mortifica la vida. Te dice la verdad y te dice lo que tienes que hacer. Te aconseja y te ayuda como me ha ayudado a mí desde que estoy en diez. Es buena” continuó el joven quien lamentó que este sería el último año de Cruz en la escuela. Irónicamente, la preparación de Cruz no se concentra en educación. Ella se especializa en trabajo social dentro instituciones correccionales y en salud mental, algo que ella dice la ha preparado efectivamente para trabajar con estudiantes ya que dirige sus esfuerzos para que el estudiante no termine en tales instituciones.

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La deserción dentro la institución es casi nada. “Yo no permito eso” declaró Cruz en un tono sumamente serio. “El fin de mi vida y el compromiso de mi vida es que ellos puedan llegar, que puedan graduarse de cuarto año y que salgan con metas estables hacia la vida” añadió. Según ella, en los pasados dos años ha tenido solo dos desertores y ambos han sido por embarazo pero, según Cruz, lograron obtener sus equivalencias de escuela superior. En cuanto la deserción escolar a través de la isla, Cruz opina que es una situación sumamente grave debido a la falta de atención por los sistemas educativos. “El gobierno le conviene los males por los que pasamos. 20 desertores escolares equivalen a 20 clientes para una institución penal o para una funeraria” explicó la consejera quien también reconoce la relación entre la deserción y la criminalidad. “La deserción escolar. ¿Al gobierno le conviene?: Claro. Pero yo no los dejo llegar ahí.”

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