Aquí siempre me sentí como en mi casa

14 ene. 2011 - mínguez, Gabriel Hermida, Rubén Iso- la y Rodolfo ... Baraj, María Cangiano, Carmen Carras- ... demos mencionar algunos: José Barbazán.
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ERIN PATRICE O’BRIEN

Pedro Giraudo

“Aquí siempre me sentí como en mi casa” 8 Viernes 14 de enero de 2011

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Bajista, compositor y arreglador, director de The Pedro Giraudo Jazz Orchestra. Ganador del prestigioso Latin Jazz Corner’s “Best Of 2009 Awards” en las categorías de mejor disco (El viaje) y mejor composición (“El Bajonazo”). Llegué a Nueva York en 1996, a los 19 años, directamente desde Córdoba, para estudiar en la Manhattan School of Music. Realmente no puedo decir que me haya costado adaptarme a la ciudad: siempre me sentí como en casa. Creo que eso tiene que ver con la energía del lugar, con el hecho de estar rodeado por mucha gente muy creativa, que te estimula

y que expande tus horizontes: músicos como Fernando Otero, Gustavo Moretto, Guillermo Klein y tantos otros. Durante mis años de formación aprendí no sólo de mis maestros sino también de mis compañeros, profesionales de altísimo nivel. Cuando hice el máster en City College, estudié con Ron Carter, el número uno de los bajistas de jazz. Mi banda actual también es muy Nueva York en este sentido: cada uno de sus integrantes aporta un background y una perspectiva diferentes. Difícilmente haya otra ciudad en el mundo que pueda ofrecerle a un músico la diversidad y la potencia creativa que ofrece ésta.

ría en la reposición de West Side Story, la cantante argentina Josefina Scaglione fue una de las grandes revelaciones de los últimos años. Todos le auguran un futuro promisorio en Broadway. Desde los tiempos de Juan Carlos Cobián, Nueva York ha sido una meca para los músicos criollos. Además del semirretirado Gato Barbieri, han elegido esta ciudad como base de operaciones los bandoneonistas Juan Carlos Arias, Daniel Binelli, Héctor Del Curto, Juan Pablo Jofre Romarion y Tito Castro; los bajistas Pablo Aslán, Pedro Giraudo, Andrés Rotmistrovsky y Alex Zucker; los bateristas y percusionistas Franco Pinna, Lionel Sanders (nieto de Julio Sanders, autor de “Adiós muchachos”), Mauro Satalino y Marcelo Wolosky; los guitarristas Marcelo Domínguez, Gabriel Hermida, Rubén Isola y Rodolfo Travagliante; los violinistas Marcelo Lúpiz y Leonardo Suárez Paz, el trompetista Diego Urcola, el saxofonista Jorge Anders, ex arreglador, nada menos que de la orquesta de Duke Ellington; los pianistas Octavio Brunetti, Gustavo Moretto, Maurizio Najt, Fernando Otero, Guillermo Romero, Emilio Solla, Emilio Teubal, Frank Valiente y Pablo Ziegler, y los cantantes Gabriela Anders, Mariana Baraj, María Cangiano, Carmen Carrasco, Antonella Paz Cutello, Coral, Susana Kiara, Héctor Pablo Pereira (el Pulpo), Sofía Rei, Silvia y Enrique Sánchez y Sofía Tosello. Todos participan activamente en el nutrido calendario de tango, jazz, jazz latino y otros estilos que pueden escucharse los siete días de la semana en Nueva York. Muchos de ellos dieron sus primeros pasos en la ciudad de la mano de Bernardo Palombo, fundador del mítico Taller Latinoamericano. Cristian Naselli es otro conocido emprendedor musical en el rubro de ritmos latinos. En la música clásica, además del mencionado Zubieta, se destacan los profesores de la Juilliard School of Music Mirian Conti, Jorge Parodi (pianistas) y Emanuel Héctor Zaraspe (coreógrafo); el pianista y acordeonista Guillermo Vaisman, director del coro de las Naciones Unidas; David Rosenmeyer, director asociado de la Oratorio Society of New York, director de la Choral Arts Society y del coro de la NYU e integrante del programa Musical Connections del Carnegie Hall; su esposa Malena Dayen, mezzosoprano; los barítonos Gustavo Ahualli y Eduardo Chama, este último ahora en Filadelfia, y el compositor Marcelo Toledo. En el American Ballet Theater, Paloma Herrero y Hernán Cornejo continúan hoy la representación ejercida durante años por Julio Bocca.

El cuerpo y el alma La mayoría de los psicólogos argentinos que llegaron a Nueva York en los últimos 25 años le deben su primer trabajo a la compatriota Francine Klein Ruskin. En 1985, Francine, como la conocen todos, fundó el programa hispano del Metropolitan Center for Mental Health, la princi-

La Argentina es vista por los neoyorquinos como una usina cultural; los nuevos cineastas y artistas plásticos consolidaron esa imagen

pal clínica de salud mental para la población latina de Manhattan. Entre aquellos terapeutas estaban Roxana Korb, actual jefa del Departamento de Salud Mental del Jamaica Hospital, y Bibiana Geller, creadora del programa de asistencia terapéutica y legal para víctimas de crímenes internacionales del St. Luke’s Roosevelt Hospital. Otras argentinas hoy en el Metropolitan son Ada Frasca, ex directora del programa preventivo para infancia en riesgo del Dominican Women’s Development Center, y Anahí Rubin, quien es además videasta, autora de un documental sobre la presencia argentina en la ciudad. Otra respetada profesional de larga trayectoria, Iris Yankelevich, ha incursionado también en televisión como consultora de psicología. De los muchos médicos exitosos sólo podemos mencionar algunos: José Barbazán Silva (posiblemente el clínico más conocido en la comunidad argentina), Griselda Bartha (psiquiatra, Saint Johns Episcopal Hospital), Marco T. Carpio (director de Psiquiatría del Franklin Hospital), Miriam Casal (dermatología, práctica privada), Claudia A. Chiriboga (neurología pediátrica, Universidad de Columbia), María E. Compte (especialista en enfermedades tropicales, Universidad de Long Island), Ricardo A. Cruciani (neurólogo, Beth Israel), Susana Ebner (profesora de endocrinología clínica, Universidad de Columbia), Mara Fiorentino (psiquiatra, ex presidenta de la Asociación Argentino-Norteamericana de Medicina), Sergio Golombek (neonatólogo, New York Medical College, Valhalla), Alejandro González Della Valle (ortopedista, Hospital for Special Surgery), Roberto Granato (urológo, especialista en operaciones de cambio de sexo), Diego Herbstein (neurólogo, NewYork-Presbyterian/Weill Cornell, también conocido coleccionista de arte), Jorge López Ovejero (clínica médica, NewYork-Presbyterian/Weill Cornell), María del Pilar Molina (biología médica, NYU), Fernando Nottebohm (pionero en neuroplasticidad, Rockefeller Foundation Hospital), Eduardo Pignanelli (internista, St. Luke’s-Roosevelt), José Uriel Scher (reumatólogo, NYU Hospital), Sergio Suárez (clínico, práctica privada), Moisés Tenenbaum (cirujano, North Shore Hospital), Miguel Verbitsky (inves-