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establecimiento de metas (Monzón, 2001; Palacios & Andrade, 2007); las cuales involucran ...... p
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APORTES INTERDISCIPLINARIOS EN EL EJERCICIO PROFESIONAL DE LA SALUD MENTAL, VOL. II

Coordinadores: Norma Alicia Ruvalcaba Romero Laura Elizabeth Oliveros Chávez María Guadalupe Covarrubias de La Torre Raúl Flores Carrillo José de Jesús Gutiérrez Rodríguez

Universidad de Guadalajara Centro Universitario de Ciencias de la Salud

APORTES INTERDISCIPLINARIOS EN EL EJERCICIO PROFESIONAL DE LA SALUD MENTAL, VOL. II

Primera Edición 2013 © D.R. 2013, Universidad de Guadalajara Centro Universitario de Ciencias de la Salud Sierra Mojada 950 Colonia Independencia

ISBN 978-607-450-819-2 Hecho e impreso en México La información contenida en este libro es una compilación de ideas de los distintos autores

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DIRECTORIO UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA Mtro. Itzcóatl Tonatiuh Bravo Padilla Rector General Dr. Miguel Ángel Navarro Navarro Vicerrector Ejecutivo Mtro. José Alfredo Peña Ramos Secretario General

CENTRO UNIVERSITARIO DE CIENCIAS DE LA SALUD Dr. Jaime Andrade Villanueva Rector Mtro. Rogelio Zambrano Guzmán Secretario Académico Dr. Oscar Aguirre Jáuregui Director de la División de Disciplinas Clínicas Mtro. José de Jesús Gutiérrez Rodríguez Jefe del Departamento de Clínicas de Salud Mental

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COMITÉ CIENTÍFICO

Dra. Gloria Margarita Gurrola Peña Dra. Patricia Balcázar Nava Dra. Alejandra Moysén Chimal Dra. Julieta Garay López UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DEL ESTADO DE MÉXICO

Dra. María Dolores García Sánchez Dr. Rafael Armando Samaniego Garay UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE ZACATECAS

Dr. Oscar Armando Esparza Del Villar Dra. María Elena Vidaña Gaytán UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE CIUDAD JUÁREZ

Dr. Cosme Maldonado Rivera UNIVERSIDAD JUÁREZ DEL ESTADO DE DURANGO

Dra. Mayra Chávez Martínez UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE COAHUILA

Dra. Fuensanta López Rosales UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE NUEVO LEÓN

Dra. Alejandra Domínguez Espinoza UNIVERSIDAD IBEROAMERICANA

Dra. Norma Alicia Ruvalcaba Romero Dr. José Guadalupe Salazar Estrada Dra. Cecilia Colunga Rodríguez Dra. María de los Dolores Valadez Sierra Dr. Rubén Soltero Avelar Dr. Raúl Flores Carrillo Dr. Flavio Meléndez Zermeño Dr. Alejandro César Antonio Luna Bernal Dra. Ángela Gómez Pérez Mtra. María Guadalupe Covarrubias de la Torre Mtra. Esther Rodríguez Durán Mtro. Alberto Ríos Cuevas Mtra. Laura Elizabeth Oliveros Chávez Mtra. Eunice Michel Díaz Mtra. María Teresa García Sánchez Mtra. Rosa Amelia Rosales Cinco UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA

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Introducción

09

Estudios sobre Salud Mental en los distintos Ciclos de vida

11

Perfiles de personalidad de riesgo y protección de estudiantes con desventaja socioeconómica

12

Blanca Estela Barcelata Eguiarte, Quetzali Yuritzi Luna Martínez, David Arturo Granados Maguey y Emilia Lucio Gómez-Maqueo

Rescatando historias de buen trato en la infancia: entre las redes de apoyo social y las emociones positivas.

25

Norma Alicia Ruvalcaba Romero, María Isabel Alva Castro

Estudio piloto sobre la caracterización de los tipos de apego en adolescentes de bachillerato

39

María Luisa Ávalos Latorre, Adriana Judith Saldaña Lozano

Estudios sobre Salud Mental en el ámbito familiar

51

Algunas reflexiones sobre la construcción de la parentalización social

52

Nery Esperanza Cuevas Ocampo

Estado del arte de las representaciones maternas en apoyo a la investigación e intervenciones en perinatalidad

66

Gabriel Zárate Guerrero, María del Carmen Espinosa Gómez y Angélica Ceja Barrera

Mirada narrativa: abuelas a cargo de los nietos

79

Isabel Pérez Vargas

Apego y ajuste socio emocional, un estudio en embarazadas primigestas

93

Sergio Eduardo Arévalo Contreras, Claudia Margarita Navarro Herrera

Relación entre nivel de depresión y violencia de pareja en mujeres adultas

104

María Luisa Ávalos Latorre, José Arturo Bolaños Pérez

Salud mental en mujeres con experiencia de migración familiar de comunidades rurales en Michoacán, México.

114

Nydia Obregón Velasco, María Elena Rivera Heredia

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Psicoeducación para el proceso de duelo después del divorcio en Morelia, Michoacán

127

Adriana Rodríguez Raya, Monserrat Itzel Marin Sierra, Nydia Obregón Velasco

Estructura familiar y rendimiento académico en estudiantes de la licenciatura en psicología

139

Laura Elizabeth Oliveros Chávez, Cecilia Colunga Rodríguez

Funcionamiento familiar y consumo de drogas en adolescentes de bachillerato

147

Cecilia Colunga Rodríguez, Mario Ángel González, Saúl Martínez Prado, Roberto Oropeza Tena, Bertha Alicia Colunga Rodríguez, Julio César Vázquez Colunga y Claudia Liliana Vázquez-Juárez

Factores familiares y personales asociados al riesgo suicida en estudiantes de nivel medio superior

157

Liliana Guadalupe Bautista Villalva, Karol Stephany Castizo Acevedo, José Agustín García Dircio, Luis Enrique Morales Alarcón, Lizbeth Pita Villamil, Erick Salvador Ramírez Guerrero, Perla Lucia Reyes Vargas, Erika Yesely Vázquez Montiel

Estudios sobre Salud Mental en Ámbitos Laborales y Educativos

165

Evaluación de la conducta del docente, una propuesta para el diagnostico del burnout

166

Matilde C. Díaz Hernández, África Borges del Rosal, María de los Dolores Valadez Sierra

Síndrome de burnout y variables socio-laborales en trabajadores de una unidad de atención primaria

178

Irma Ramos Rodríguez, María Guadalupe Aldrete Rodríguez, Samuel Medina Aguilar, Silvia Graciela León Cortés

Desgaste ocupacional en personal de dos instituciones de salud pública

190

Mónica Adriana Vasconcelos Ramírez, Rocío Zariñana Herrejón

Actitud de docentes de primaria hacia alumnos con necesidades educativas especiales

204

Juan Manuel Herrera Caballero, Miriam A. González Aguirre y Norma Georgina Martell Martínez

7

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Estudios sobre Salud Mental y condiciones Médicas

218

Estado del arte sobre la evaluación de la calidad de vida en cáncer de mama

219

Ma. del Rocío Figueroa Varela y María de los Dolores Valadez Sierra

Representación social de cáncer y factores bio-psico-sociales en el afrontamiento de enfermedad en pacientes oncológicos.

232

Erika Lorena González Franco y Miriam Karina Vázquez Hernández

Comparación de las funciones ejecutivas en tres grupos con diferente nivel de dependencia a la nicotina

246

María Rosales García, Jennifer Lira Mandujano, Roberto Oropeza Tena, Ricardo López Bermúdez, Enrique Rosales Castillo y Atenea Betsabé Álvarez Mota.

Relación entre ansiedad y dependencia a la nicotina en usuarios de la intervención breve motivacional para fumadores

262

Atenea Betsabe Álvarez Mota, José Luis González Luna, María Rosales García, Jennifer Lira Mandujano

Ansiedad y depresión en pacientes hipertensos

274

Alejandra Moysén Chimal Patricia Balcázar Nava, Gloria Margarita Gurrola Peña, Julieta Concepción Garay López, Juana María de la Luz Esteban Valdés

Ansiedad y depresión en Pacientes con Diabetes Mellitus 2

286

Patricia Balcázar Nava, Gloria M. Gurrola Peña, Alejandra Moysén-Chimal, Lorena L. Reyes Castrejón, Julieta Concepción Garay López y María Julia Velázquez Mendoza

Intervenciones Psicoeducativas para pacientes con diabetes, una revisión del estado actual

297

María Luisa Ávalos Latorre, Cecilia Colunga Rodríguez, José Filiberto Enríquez Bielma y Roberto Oropeza Tena

Intervención para el manejo del estrés y efectos colaterales asociados a la quimioterapia

308

Gerardo Luna-Guevara, Norma Santaella Morales

Estrategias de afrontamiento en la intervención breve motivacional para fumadores

319

Eréndira Valdez Piña, Miriam Mendoza Cuevas, Christian Merino Salgado y Jennifer Lira Mandujano

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APORTES INTERDISCIPLINARIOS EN EL EJERCICIO PROFESIONAL DE LA SALUD MENTAL, VOL. II

INTRODUCCION

La situación por la que atraviesa nuestro país, nos obliga como profesionales de la Salud Mental a redoblar esfuerzos para cumplir con el objetivo de mejorar la calidad de vida de las personas. La investigación en estos rubros se vuelve imprescindible para establecer y mejorar estrategias en la atención de las personas y sus comunidades. Este volumen es un acercamiento a este objetivo, es decir el generar un espacio de divulgación a los trabajos generadores de conocimientos y de estrategias que nos apoyen a cumplir la misión del profesional de la salud Mental. Esta obra se constituye de cuatro partes, la primera aborda la temática relativa a la salud mental en distintas etapas de vida, específicamente lo relativo a infancia y adolescencia, considerando estas etapas como el semillero en el que las intervenciones pueden ejercer un mayor impacto a largo plazo y en los cuales estarían encaminadas aquellas labores preventivas. La segunda parte incluye los trabajos realizados desde el ámbito familiar, es decir la importancia de esta institución como formadora de los individuos. Los estudios presentados en este volumen abordan a la familia no sólo como un factor protector de los individuos, sino también com o puede estar relacionada con desajuste o como aspectos de problemática social inciden a través de la familia en el impacto a los individuos. La tercera parte de esta obra, incluye aquellos estudios sobre la incidencia de los ámbitos laborales y educativos en la Salud Mental de los individuos. Estas investigacions nos sirven para identificar en dichos ámbitos aquellas variables que pueden estar mermando satisfacción a la población en México.

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APORTES INTERDISCIPLINARIOS EN EL EJERCICIO PROFESIONAL DE LA SALUD MENTAL, VOL. II

Finalmente la cuarta parte, incluye una serie de estudios en donde se asocian las condiciones de tipo médico y su asociación a la salud mental, aquí no sólo se

incluyen trabajos de investigación, sino además aquellas propuestas de intervención para resolver problemáticas relativas a la Salud Pública. Agradecemos a cada uno de los autores, la disposición para compartir cada uno de sus proyectos y en especial agradecemos la métodica labor del comité científico que se dio a la tarea de evaluar a doble ciego cada uno de los trabajos, de manera que con sus comentarios se enriquecieron en calidad a cada uno de ellos. A nombre de los Coordinadores de la obra, invitamos a que la lectura de este volumen nos haga pensar también en las estrategias necesarias para lograr intervenciones efectivas en beneficio de la mejora de los individuos que constituyen nuestro entorno y a la vez en la mejora de nuestra comunidad y en general de nuestro país.

Dra. Norma Alicia Ruvalcaba Romero

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11

APORTES INTERDISCIPLINARIOS EN EL EJERCICIO PROFESIONAL DE LA SALUD MENTAL, VOL. II

PERFILES DE PERSONALIDAD DE RIESGO Y PROTECCIÓN DE ESTUDIANTES CON DESVENTAJA SOCIOECONÓMICA Blanca Estela Barcelata Eguiarte, Quetzali Yuritzi Luna Martínez, David Arturo Granados Maguey y Emilia Lucio Gómez-Maqueo Universidad Nacional Autónoma de México

La adolescencia es una etapa de transición que implica cambios físicos, cognitivos, emocionales y sociales, que asume diversas formas en diferentes entornos sociales, culturales y económicos. A nivel mundial, los adolescentes representan el 18% de la población total (Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia -UNICEF-, 2011). En el caso de México, personas entre 12 y 19 años representan el 15.6% de la población y se estima que a partir del 2012 el país contará con la mayor cantidad de jóvenes en su historia (Consejo Nacional de Población -CONAPO-, 2010). En el caso del Distrito Federal el grueso de la población juvenil se encuentra en los grupos de edad donde se da el tránsito de la vida escolar a la vida laboral. Aun así, se considera prioritario mejorar las condiciones de vida de los adolescentes que se encuentran en transición de la educación media a media superior, ya que a pesar del ligero descenso en la deserción se ha identificado a los jóvenes estudiantes con bajo estatus socioeconómico como grupo vulnerable (Organización Panamericana de la Salud –OPS- 2007). La globalización ha representado crisis económicas recurrentes para algunos países como México, generando disminución del ingreso familiar. La adversidad económica en los adolescentes y jóvenes se traduce en servicios de salud

inadecuados; sistemas educacionales deficientes; escasa o inexistente

accesibilidad a actividades recreativas y deportivas, e insuficiente capacitación laboral que deriva en menores oportunidades de empleo, todo lo cual impacta

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directamente o indirectamente en su salud (Organización Mundial de la Salud – OMS-, 2011). Las encuestas nacionales de salud indican que alrededor de un 40% de los adolescentes presenta algún problema de salud mental, ocupando los primeros lugares los trastornos de ansiedad, los desórdenes de control de impulsos, los trastornos afectivos y los relacionados con consumo de substancias. En cuanto a los trastornos específicos, después de la fobia social y la fobia específica, tanto chicas y chicos presentan trastorno negativista desafiante; en el grupo de chicos es seguido del trastorno por abuso de alcohol. En el caso de las mujeres prevalece la depresión mayor (Benjet, Borges, Medina-Mora, Méndez, et al., 2009). Se aprecia que la adolescencia es una etapa de vulnerabilidad en la que se pueden presentar diversos trastornos psicológicos que afectan la adaptación de los jóvenes. Muchos de ellos se relacionan con conductas de riesgo entre las que destaca el consumo de sustancias adictivas, con alta prevalencia, que ha ido en aumento en el grupo de mujeres (Villatoro, Gaytán, Moreno, et al., 2011). También el suicidio se ha incrementado en los últimos años, convirtiéndose en una de las principales causas de mortalidad en adolescentes varones (OPS, 2007; Palacios, Sánchez & Andrade, 2010), así como conductas sexuales de riesgo, relacionadas con embarazos prematuros y enfermedades de transmisión sexual como VIH-Sida (Meave, 2008). Por ello, se enfatiza la importancia de estudiar factores de riesgo y protección que permitan prevenir la aparición de trastornos que afecten la calidad de vida de los adolescentes. La personalidad es una variable asociada a conductas de riesgo y trastornos emocionales, aunque también puede funcionar como un factor protector. Diversos autores (Calvete & Estévez, 2009; Lucio & Hernández, 2009; Meave, 2008; Vinet, Faúndez & Larraguibel, 2009) indican que la búsqueda de sensaciones,

impulsividad,

comportamiento

oposicionista,

malestar

o

sintomatología depresiva y dificultades en la socialización, son rasgos de

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APORTES INTERDISCIPLINARIOS EN EL EJERCICIO PROFESIONAL DE LA SALUD MENTAL, VOL. II

personalidad que se encuentran presentes en las y los jóvenes que asumen diversas conductas de riesgo. León (2008) mediante el Inventario Multifásico de la Personalidad Minnesota para Adolescentes (MMPI-A) identificó en el perfil básico que la tendencia a comportamientos antisociales, impulsividad, ansiedad y angustia, son algunos de los principales rasgos de los adolescentes que consumen alcohol. Las escalas de contenido, Enojo y Problemas Escolares; y las escalas Suplementarias Reconocimiento a Problemas con el Alcohol y/o Drogas, Alcoholismo de MacAndrew, y Tendencia a Problemas con el Alcohol y/o Drogas también puntuaron alto en los perfiles de estos adolescentes. Al evaluar la personalidad de adolescentes estudiantes con riesgo suicida (Lucio & Hernández, 2009) encuentran que las escalas básicas de mayor elevaciones fueron aquellas que detectan

preocupación

por

la

salud

y variedad

de

malestares

físicos

(Hipocondriasis), así como pensamientos peculiares y percepción alterada de la realidad (Esquizofrenia). Mientras que las mujeres presentaron puntuaciones altas en

aquellas

que

reflejan

comportamientos

antisociales,

susceptibilidad,

desconfianza e inseguridad rasgos evaluados por las escalas Desviación Psicopática, Paranoia, y Esquizofrenia. Respecto a las escalas de contenido y suplementarias, las puntuaciones más elevadas se encuentran en la escala de Depresión y Reconocimiento de Adicciones. Concluyen que existen diferentes códigos que caracterizan a los jóvenes con riego suicida con lo que se puede apreciar la heterogeneidad del grupo estudiado. Monzón (2001) observó que la introversión social, inmadurez y presencia de pensamientos peculiares fueron rasgos en varones con bajo rendimiento académico y en las mujeres la reactividad al estrés y baja autoestima; con elevaciones en las escalas de Problemas Escolares y Tendencia a Involucrarse con Alcohol y/o Drogas. Otros estudios confirman que, por ejemplo, conducta antisocial y consumo de substancias se asocian con dificultades académicas y pobre desempeño (Palacios & Andrade, 2007).

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APORTES INTERDISCIPLINARIOS EN EL EJERCICIO PROFESIONAL DE LA SALUD MENTAL, VOL. II

Variables contextuales como la adversidad económica representan fuente constante de estrés que se relaciona con otras adversidades y que afecta el desarrollo de los adolescentes (Benjet, Borges, Medina-Mora, Zambrano, et al., 2009) haciéndolos más vulnerables a presentar conductas de riesgo y problemas emocionales, sin embargo, es posible que ante condiciones de desventaja económica los jóvenes mantengan un estado de adaptación, en función de ciertas características como la personalidad. Desde una perspectiva de la resiliencia, la desventaja económica se considera un estresor crónico (Rutter, 2002). No obstante, algunos adolescentes presentan conductas adaptativas de acuerdo a una norma en función de la edad y un contexto determinado, lo que se denomina resiliencia (Masten & Coatsworth, 1998). Implica indicadores de ajuste tanto negativos como positivos (ausencia de desórdenes y presencia de “salud”); los desenlaces resilientes son definidos en términos de indicadores emocionales y conductuales, no siempre directamente observables (Luthar, 2006). La pregunta general de este estudio fue: ¿Existen perfiles de personalidad diferenciados de chicos resilientes y no resilientes con desventaja socioeconómica? El objetivo fue analizar los perfiles de personalidad de adolescentes estudiantes resilientes y no resilientes con desventaja socioeconómica con el fin de identificar indicadores de riesgo y de protección, por lo que se llevó a cabo una investigación transversal de tipo descriptivo (PAPIIT IN303512).

Método Participantes Se seleccionó una muestra no probabilística intencional de 548 estudiantes adolescentes entre 13 y 18 años (M=15.3 años; D.E.=1.34) de escuelas públicas de zonas de alto riesgo y bajo índice de desarrollo de la Ciudad de México (CONAPO, 2011), quienes participaron de forma anónima y voluntaria.

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APORTES INTERDISCIPLINARIOS EN EL EJERCICIO PROFESIONAL DE LA SALUD MENTAL, VOL. II

Materiales y procedimiento Se aplicó la ficha socioeconómica del Macroproyecto de la UNAM (Lucio, 2007) que

consta

de

33

reactivos

de

opción

múltiple

que

recaba

datos

sociodemográficos de los adolescentes y sus familias. Se utilizó el Inventario Multifásico de la Personalidad de Minnesota para Adolescentes -MMPI-A- (Lucio, 1998) para evaluar adaptación, como parte de una batería de pruebas. Se realizó un tamizaje con la muestra de 548 estudiantes con el cual se identificaron 352 estudiantes adolescentes con desventaja socioeconómica (48.30% hombres y 51.70% mujeres) con una edad promedio de 15.4 años (DE=1.39), de los cuales, en el MMPI-A, 221 estudiantes presentaron adaptación positiva (65) por lo que fueron considerados resilientes (R) y 131 presentaron adaptación negativa (>3 escalas con T>65) por tanto identificados como no resilientes (NR). Se realizaron análisis con t de Student y ANOVA a través del SPSS v15. ‡

Resultados

A pesar de que las puntuaciones T promedio tanto del grupo R como del NR se encuentran en su mayoría dentro del rango de normalidad (T5T de diferencia) entre ambos grupos en prácticamente todo el MMPI-A. En la tabla 1 los valores t de Student muestran diferencias estadísticamente significativas entre el grupo R y NR en todas las escalas clínicas excepto en la escala Mf. Se aprecia que las puntuaciones T son más elevadas en los adolescentes NR, en especial en las escalas Hs, Dp, Pa, Pt y Es, asociadas con problemas de ansiedad, conductas antisociales, susceptibilidad social, suspicacia, y enajenación.



Se agradece el apoyo en la lectura de los datos a la Mtra. Consuelo Duran Patiño de la Facultad de Psicología, UNAM.

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APORTES INTERDISCIPLINARIOS EN EL EJERCICIO PROFESIONAL DE LA SALUD MENTAL, VOL. II

Tabla 1. Diferencias de medias de acuerdo a la adaptación. Escalas Clínicas Resilientes (R) N=221 Media D. E.

No Resilientes (NR) N=131 Media D. E.

t

p

Hipocondriasis (Hs)

54.36

10.24

61.35

10.85

6.05

0.000**

Depresión (D) Histeria (Hi) Desviación Psicopática (Dp)

51.21 54.11 50.28

9.68 11.22 8.07

57.66 57.76 62.37

11.45 11.71 8.87

5.63 2.90 13.08

0.000** 0.004** 0.000**

Masculinidad Feminidad (Mf)

50.68

9.95

51.27

9.65

0.53

0.591

Masculinidad Feminidad (Mff) Paranoia (Pa) Psicastenia (Pt)

50.38 51.19 48.94

10.17 9.77 7.75

51.24 62.98 62.13

9.45 10.59 9.36

0.78 10.60 13.59

0.432 0.000** 0.000**

Esquizofrenia (Es)

51.15

8.04

64.89

8.72

14.69

0.000**

Hipomanía (Ma)

49.30

8.82

57.92

10.84

7.70

0.000**

Introversión Social (Is) ** p< 0.001; * p< 0.05

50.14

8.35

57.58

7.47

8.39

0.000**

El perfil de contenido (Tabla 2) presenta diferencias con significancia estadística entre el grupo R y el NR en todo el perfil. Las puntuaciones T más altas en el grupo NR corresponden a Ans, Dep, Sau, Ena, Pco, Bae, Asl, Fam, Esc y Rtr (>10T de diferencia) que implican ansiedad y rasgos obsesivos; alienación y aislamiento; problemas familiares y escolares; así como rechazo al tratamiento. Tabla 2. Diferencias de medias de acuerdo a la adaptación. Escalas de Contenido Resilientes (R) N=221 Media D.E.

No Resilientes (NR) N=131 Media D.E.

t

p

Ansiedad (Ans)

48.61

7.64

59.74

9.93

11.03

0.000**

Obsesividad (Obs)

47.4

8.45

58.73

10.92

10.19

0.000**

Depresion (Dep)

48.78

7.73

60.72

8.977

13.17

0.000**

Preocupación por la salud (Sau)

55.28

10.75

62.05

11.83

5.49

0.000**

Enajenación (Ena)

49.72

7.75

61.62

8.27

13.56

0.000**

Pensamiento delirante (Del)

51.44

9.59

61.18

11.17

8.64

0.000**

Enojo (Enj)

47.45

8.50

57.52

9.80

9.83

0.000**

Cinismo (Cin)

48.17

10.35

54.80

9.54

5.98

0,000**

Problemas de conducta (Pco)

49.10

8.97

59.91

9.63

10.63

0.000**

Baja Autoestima (Bae)

48.79

7.71

60.21

8.09

13.18

0.000**

Aspiraciones limitadas (Asl)

52.97

9.22

62.73

9.38

9.70

0.000**

Inconformidad social (Iso)

51.32

9.42

56.01

9.51

4.49

0.000**

Problemas familiares (Fam)

51.04

7.93

62.64

7.52

13.51

0.000**

Problemas escolares (Esc)

50.61

8.49

63.37

8.72

13.49

0.000**

Rechazo al tratamiento (Rtr) ** p< 0.001; * p< 0.05

50.37

7.80

62.35

9.36

12.30

0.000**

17

APORTES INTERDISCIPLINARIOS EN EL EJERCICIO PROFESIONAL DE LA SALUD MENTAL, VOL. II

Las escalas suplementarias muestran valores t que arrojan diferencias estadísticamente significativas (p=.000) entre el grupo R y en NR en todo el perfil. Las escalas con elevaciones en T más evidentes en los adolescentes NR son Mac-A, INM-A y A-A, relacionadas con problemas de consumo de alcohol, manejo de impulsos y ansiedad, a diferencia del grupo R quien muestra menores niveles de inmadurez, ansiedad y mayor capacidad de contención (INM-A; A-A, R-A). Los análisis multifactoriales revelan efectos principales con respecto al proceso de adaptación en todos los perfiles. Solo en algunas escalas de los tres perfiles se observan efectos de primer orden con respecto al sexo, así como efectos de interacción adaptación-sexo. Tabla 3. Diferencias de medias de acuerdo a la adaptación. Escalas de Contenido Resilientes (R) N=221 Media D.E. Alcoholismo de Mac Andrew (Mac-A)

No Resilientes (NR) N=131 Media D.E.

t

p

48.85

9.36

59.07

10.16

9.58

.000**

53.85

10.72

63.06

10.47

7.86

.006*

50.21

8.59

59.67

9.54

9.57

.000**

Inmadurez- adolescentes (INM-A)

51.46

8.24

65.16

7.15

15.80

.000**

Ansiedad-adolescentes (A-A)

48.11

8.00

59.49

8.57

12.55

.000**

Represión- adolescentes (R-A)

54.03

11.48

48.27

10.91

-4.62

.000**

Reconocimiento de problemas con Alcohol y/o drogas (RPAD) Tendencia a problemas con el alcohol y/o drogas (TPAD)

** p< 0.001; * p< 0.05

El perfil clínico (Figura 1) presenta diferencias significativas en todas las escalas en función de la adaptación (F=250.83; p=.000) excepto en MasculinidadFeminidad; solo en Dp (más alta en mujeres) y en Ma (más alta en hombres) debidas al sexo. Las puntuaciones T más elevadas en el grupo NR se observan en Hipocondriasis, Psicastenia y Esquizofrenia, aún más alta en mujeres (F=3.629; p=.05); así como Paranoia, Esquizofrenia e Hipomanía, con puntajes mayores en hombres (F=4.194; p=.041) y Desviación Psicopática (sin diferencias por sexo).

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APORTES INTERDISCIPLINARIOS EN EL EJERCICIO PROFESIONAL DE LA SALUD MENTAL, VOL. II

70

65

Puntuación T

60 55 50 45

40 Resilientes Masculino

1-Hs 2-D 3-Hi 4-Dp 5-M 5-Mf 6-Pa 7-Pt 8-Es 9-Ma 0-Is 52.90 51.16 52.63 49.44 49.55 50.06 50.60 50.25 50.92 48.99 51.07

Resilientes Femenino

53.11 50.21 52.36 49.92 50.87 50.18 50.86 48.52 50.46 48.68 50.49 No Resilientes Masculino 61.64 56.60 57.00 63.01 49.36 48.71 64.47 61.58 64.55 60.70 57.44 No Resilientes Femenino 63.00 59.75 57.00 63.94 52.75 53.57 62.75 63.47 66.34 56.04 57.60

Figura 1. Medias de escalas clínicas. Sexo y adaptación.

El perfil de contenido muestra diferencias estadísticamente significativas debido a la adaptación (F=351.67, p=.000) entre el grupo R y NR en todo el perfil con puntuaciones T más altas en el grupo NR. Tampoco se observan diferencias con significancia estadística en función del sexo en ninguna escala del perfil. Sin embargo, existe interacción adaptación-sexo en la escala Depresión (F=3.90; p= .04), con las mujeres NR con puntuaciones más altas (Figura 2).

70 65

Puntuación T

60 55 50

45 40 Ans-A Obs-A Dep-A Sau-A Ena-A Del-A Enj-A Cin-A Pco-A Bae-A Asl-A Iso-A (c1) (c2) (c3) (c4) (c5) (c6) (c7) (c8) (c9) (c10) (c11) (c12)

FamEsc-A Rtr-A A (c14) (c15) (c13)

Resilientes Masculino

49.29 48.86 49.65 52.32 49.40 50.59 48.15 48.51 48.16 49.81 53.51 51.68 50.67 50.26 50.50

Resilientes Femenino

47.61 46.70 48.31 54.35 49.23 51.06 46.76 47.64 47.97 48.46 52.08 50.81 50.63 50.03 49.97

No Resilientes Masculino 59.51 58.65 60.83 61.52 62.09 62.61 57.56 54.52 61.22 60.17 61.30 56.77 62.95 66.39 62.00 No Resilientes Femenino 60.04 59.19 63.06 63.75 60.43 59.72 57.32 54.21 60.04 61.23 63.72 54.55 63.21 63.11 61.98

Figura 2. Medias de escalas de contenido. Sexo y adaptación.

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70 65

Puntuación T

60 55 50 45

40 Resilientes Masculino

Mc- A (s1) 48.81

RPAD (s2) 52.20

TPAD (s3) 48.91

INM-A (s4) 51.14

49.27

51.59

Resilientes Femenino

48.18

52.76

49.38

50.40

47.04

53.51

No Resilientes Masculino

61.58

59.90

61.39

65.00

59.65

46.90

No Resilientes Femenino

58.38

63.38

60.79

65.51

59.51

49.83

A-A (s5) R-A (s6)

Figura 3. Medias de escalas suplementarias. Sexo y adaptación.

Las escalas suplementarias presentan diferencias estadísticas significativas entre el grupo R y NR (F=318.57; p=.000) en función de la adaptación, con mayores elevaciones de T en el grupo NR. No se encontraron diferencias con significancia estadística en ninguna escala debidas al sexo, entre el grupo R y el NR (Figura 3); tampoco se encontraron efectos de segundo orden en este perfil. Discusión y Conclusiones

Los resultados señalan que solo dos terceras partes de los adolescentes logran adaptarse de manera positiva a situaciones de adversidad, lo cual coincide con los planteamientos de la OMS (2011) y la OPS (2007), quienes señalan que la desventaja económica puede ser un factor de riesgo para la estabilidad emocional y la adaptación de los adolescentes. No obstante, los análisis de personalidad permiten diferenciar algunos rasgos que pueden ser identificados como factores de protección y riesgo en función de las diferencias entre adolescentes R y NR. Los datos indican que uno de los rasgos más importantes del grupo R tanto en hombres como en mujeres, a diferencia del grupo NR, es su mayor capacidad de contención, en particular de las mujeres, lo cual implica mayor estructura de demora que les permite reflexionar antes de actuar de manera impulsiva.

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Presentan más aspiraciones, con proyecciones positivas de sí mismos a futuro (estudiar, trabajar, etc.) a pesar de la situación económica. Así mismo, presentan menos problemas familiares y escolares, lo que sugiere una mayor estabilidad o bienestar familiar, así como adaptación escolar. Cabe destacar que a pesar de ser resilientes y, tal vez por lo mismo, presentan mejor disposición a buscar y aceptar ayuda profesional, en caso de necesitarla. Todos estos rasgos son considerados de protección (Luthar, 2006). Por su parte el grupo NR tiende a ser más impulsivo, inmaduro, a presentar indicadores de conducta antisocial, como tener dificultades en la escuela y con el establecimiento de metas (Monzón, 2001; Palacios & Andrade, 2007); las cuales involucran riesgo, en especial los varones. Algunos de estos rasgos son distintivos de personalidad desafiante-oposicionista y de trastornos de control de impulsos, segunda problemática de mayor frecuencia en las encuestas de salud mental (Benjet et al., 2009; Villatoro et al., 2011), así como de otros problemas asociados a conductas de riesgo como alcoholismo (León, 2008), consumo de substancias (Calvete & Estévez, 2009; Vinet et al., 2009), o sexo desprotegido (Meave, 2008). Otros factores son la enajenación, tendencia a la fantasía, despersonalización y actitudes de alerta, algunos de ellos indicadores de personalidad esquizoide, como también búsqueda de sensaciones, relacionados con consumo de substancias y vinculados con suicidio (Lucio & Hernández, 2009; Palacios et al., 2010). El perfil NR también presenta mayores niveles de ansiedad, desesperanza y tendencia a la depresión, como menores aspiraciones (Palacios & Andrade, 2007) y baja autoestima (Monzón, 2001), características asociadas a trastornos de ánimo (Benjet et al., 2009). A pesar de que el estudio se realizó con población escolar, los resultados sugieren que la adversidad por la que atraviesan los adolescentes está impactando de manera negativa su adaptación. Aunque en general las puntuaciones T no sobrepasan la norma, los adolescentes NR presentan elevaciones en escalas frecuentemente asociadas a un perfil de riesgo premórbido representativo de las problemáticas en adolescente a nivel nacional,

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algunas más severas en la edad adulta y por el contrario el grupo R presenta rasgos que implican protección. Algunas de las limitaciones de este estudio como el tipo, selección y tamaño de la muestra no permiten hacer generalizaciones a otras poblaciones de adolescentes. Por ello se recomienda trabajar con diferentes muestras con condiciones similares de marginación socioeconómica dada la complejidad que implica el estudio de ambientes de riesgo psicosocial. Sería conveniente contrastar grupos con y sin desventaja económica por las implicaciones que tiene la percepción de los adolescentes de su entorno en los procesos adaptativos. Estudios posteriores podrían incluir muestras clínicas que permitan diferenciar y valorar la magnitud de las elevaciones de las puntuaciones T en los diferentes perfiles del MMPI-A. Sería importante incrementar el tamaño de la muestra y aunque los procesos de muestreo probabilístico tienen sus riesgos, como por ejemplo, sesgos debidos justo al azar (Cochran, 1999), se sugiere seleccionar a los adolescentes a través de un muestreo más sistemático. La investigación sobre la resiliencia como una variable multidimensional implica un abordaje multifactorial (Luthar, 2006; Masten & Coatsworth, 1998; Rutter, 2002), por lo que hay que investigar más. Sin embargo, al diferenciar perfiles de personalidad resilientes y no resilientes a través de procesos de tamizaje como en este estudio y no limitarse a parámetros externos de marginación (CONAPO, 2011), permite identificar con mayor precisión algunos rasgos que parecen funcionar como protección, orientando

algunas

acciones

de

prevención

primaria

que

promuevan

comportamientos protectores en los adolescentes como control de impulsos, manejo del estrés y la ansiedad, que fortalezcan su adaptación ante diversas situaciones de adversidad.

Referencias

Benjet, C., Borges, G., Medina-Mora, M. E., Méndez, E., Fleiz, C., Rojas, E. Cruz (2009). Diferencias de sexo en la prevalencia y severidad de trastornos psiquiátricos en adolescentes de la Ciudad de México. Salud Mental, 32,155-163.

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Benjet, C., Borges G., Medina-Mora, M. E., Zambrano, J., Cruz, C., & Méndez, E. (2009). Descriptive epidemiology of chronic childhood adversity in Mexican adolescents. Journal of Adolescent Health, 45(5), 483-489. Calvete, E., & Estévez, A. (2009). Consumo de drogas en adolescentes: El papel del estrés, la impulsividad y los esquemas relacionados con la falta de límites. Adicciones 21(1), 49-56. Cochran, W. (2000). Técnicas de Muestreo. México: Compañía Editorial Continental Consejo Nacional de Población (2010). Situación actual de los jóvenes en México. Recuperado de http://www.unfpa.org.mx/publicaciones/cuadro_3.pdf Consejo Nacional de Población (2011). Situación demográfica de México 19102010. Recuperado de http://www.conapo.gob.mx/index.php?option=com_content&view=article&id =301&Itemid=15 Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia –UNICEF- (2011). Estado mundial de la infancia. La adolescencia: Una época de oportunidades. Recuperado de http://www.unicef.org/spanish/sowc2011/pdfs/lastendencias demográficas.pfd León, R. I. (2008). Personalidad, sucesos de vida y consumo de bebidas con alcohol en adolescentes de educación Media Superior (Tesis inédita de Maestría). Facultad de Psicología. UNAM, México. Lucio, E. (1998). Inventario Multifásico de la Personalidad de Minnesota para Adolescentes -MMPI-A-. México: El Manual Moderno. Lucio, E. (2007). Cuadernillo de Preguntas del Proyecto MP6-11: Prevención y apoyo para estudiantes de bachillerato de la UNAM (Macroproyecto UNAM 2007-2009). México: Facultad de Psicología. UNAM. Lucio, E. & Hernández, Q. (2009). Personalidad y riesgo suicida en adolescentes estudiantes. Revista Médica del Instituto Mexicano del Seguro Social, 47(1), 33-40. Luthar, S. (2006). Resilience in development: A synthesis of research across five decades. In D. Cicchetti & D. Cohen (Eds.), Developmental Psychopathology. Vol. III: Risk, Disorder and Adaptation. (pp. 739-795). New York: John Wiley & Sons, Inc. Masten, A., & Coatsworth, D. (1998). The development of competent in favorable and unfavorable environments: Lessons from research on successful children. American Psychologist, 53, 205-220. Meave, S. (2008). Relación entre rasgos de personalidad y conductas sexuales de riesgo, elementos para la intervención preventiva con adolescentes escolares (Tesis inédita de Doctorado). Facultad de Psicología. UNAM, México.

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APORTES INTERDISCIPLINARIOS EN EL EJERCICIO PROFESIONAL DE LA SALUD MENTAL, VOL. II

Monzón, L. (2001). Los rasgos de personalidad del adolescente medidos con el Inventario Multifásico de la Personalidad Minnesota y su relación con el desempeño escolar en una muestra de estudiantes de bachillerato (Tesis inédita de Maestría). Facultad de Psicología. UNAM, México. Organización Mundial de la Salud (2011). Riesgos para la salud de los jóvenes. Recuperado de http://www.who.int/mediacentre/factsheets/fs345/es/index.html Organización Panamericana de la Salud (2007). Salud y desarrollo del adolescente. Recuperado de http://paho.org/Spanish/AD/FCH/CA/ADOLHome.htm Palacios, J., y Andrade, P. (2007). Desempeño académico y conductas de riesgo en adolescentes. Revista de Educación y Desarrollo, 7, 5-16. Palacios, J. Sánchez, B., & Andrade, P. (2010). Intento de suicidio y búsqueda de sensaciones en adolescentes. Revista Intercontinental de Psicología y Educación, 12(1), 53-75. Rutter, M. (2002). Psychosocial resilience and protective mechanisms. In J. Rolf, A. Masten, D. Cicchetti, K. Nuechterlein & Sh. Weintraub. Risk and protective factors in the development of psychopatology. (pp. 181-214). New York: Cambridge University Press. Villatoro, J., Gaytán, F., Moreno, M., Gutiérrez, M., Oliva, N., Bretón, M., & Blanco, C. (2011). Tendencias del uso de drogas en la Ciudad de México: Encuesta de Estudiantes del 2009. Salud Mental, 34, 81-94. Vinet, E., Faúndez, X., & Larraguibel, M. (2009). Adolescentes con trastorno por consumo de sustancias: Una caracterización de personalidad a través de las normas chilenas del MACI. Revista Médica de Chile, 137, 466-474.

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RESCATANDO HISTORIAS DE BUEN TRATO EN LA INFANCIA: ENTRE LAS REDES DE APOYO SOCIAL Y LAS EMOCIONES POSITIVAS. Norma Alicia Ruvalcaba Romero*, María Isabel Alva Castro** *Universidad de Guadalajara, ** Cuidarte, A.C.

Los científicos dicen que estamos hechos de átomos, pero a mí un pajarito me contó que estamos hechos de historias. Eduardo Galeano

El buen trato es la expresión en las relaciones interpersonales que tienen como soporte una dimensión de cuidado personal con los demás (Alva, 2010). Se refiere también a las interacciones que promueven un sentimiento mutuo de reconocimiento y valoración, generando satisfacción y bienestar entre quienes interactúan, favoreciendo el crecimiento y desarrollo personal (Iglesias, 2001). Es esta naturaleza intrínsecamente social la del buen trato, la que nos remite a hacer énfasis a su relación con las redes de apoyo social. La red social se refiere al conjunto de relaciones que hacen parte de la vida cotidiana de una persona y que conforman su mundo primario de interacciones (Arango, 2003). Cobb (1976) conceptualiza al apoyo social como aquella información que lleva al sujeto a creer que es querido, cuidado, estimado y valorado en una red de comunicación y obligaciones mutuas, así mismo diferencia el apoyo social de las ayudas recibidas por personas de las que no se cuenta con un vínculo afectivo. Por su parte, Lin, Dean y Ensel (1981) describen tres niveles de análisis interconectados para definir el apoyo social, el primero hace referencia a la integración social y regulación normativa en la comunidad, el segundo nivel lo constituyen las redes sociales que aporta un sentido de unión con los demás y el tercer nivel es el que proporciona

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un sentido de vínculo más cercanos, recíprocos y en donde se comparte la responsabilidad por el bienestar de los otros. Considera también una dimensión instrumental a partir de la cual la persona puede lograr sus objetivos y una dimensión expresiva en la que el individuo satisface sus necesidades emocionales y de filiación, tales como sentirse amado, aceptado compartir sentimientos o resolver conflictos. Esta dimensión afectiva se vuelve el fundamento de lo social (Arango, 2003). El soporte social en su dimensión expresiva se fortalece a partir de las relaciones interpersonales cálidas y amorosas que caracterizan a aquellas acciones de buen trato que a su vez son generadoras de emociones positivas vinculadas al bienestar. Para ahondar en la importancia de las emociones en estas interacciones, citamos a Maturana (1997) quien considera que es el amor, la emoción que posibilita y estabiliza la convivencia y que constituye el dominio de acciones en que la interacciones recurrentes, hacen al otro un legítimo otro en la convivencia, es la condición necesaria para el desarrollo del ser humano en todas sus etapas de vida y el fundamento del ámbito social. Es desde esta consideración de las redes de apoyo social y las emociones positivas (generadoras de bienestar) como facilitadoras del crecimiento personal y fortalecimiento del tejido social que el programa Buen trato en el hogar, la escuela y la comunidad, desarrollado por Alva (2010) e implementado por la Organización Civil Cuidarte, A.C apuesta a que la promoción del buen trato sea una estrategia de recupaeración y revaloración de formas de convivencia en las familias y en la sociedad, en la forma de vivir y enfrentar los conflictos, de entender, tolerar, aprovechar y celebrar la diversidad, sin excluir, negar o eliminar al otro. El programa es una respuesta al entorno que vivimos. El estado de Jalisco (México) es considerado como uno de los estados con mayor violencia intrafamliar del país (ENDIREH, 2006). Las situaciones de negligencia, abandono y omisión de cuidados en los niños encabezan en conjunto el mayor porcentaje en las estadísticas que se reportan de maltrato infantil en Jalisco (Instituto Nacional de las Mujeres, 2006).

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El maltrato y la violencia al interior de la familia, no sólo son reflejo de la violencia estructural en nuestro país, también ocurren en gran medida además, por la carencia

de

recursos

personales

para

la

crianza

y la

educación,

el

desconocimiento de los derechos de los niños, la falta de empatía de los padres y cuidadores y por la repetición de pautas de maltrato o abuso como la formas sabidas de criar y de educar (Badury, 2005) El programa se dirige al desarrollo de competencias para establecer nuevos patrones de educación y de crianza en las familias, fortaleciendo las relaciones afectivas y sanas que permitan la autonomía y capacidad de logro en los niños; así como una convivencia en la que la diversidad no sólo sea tolerada, sino valorada y celebrada, y donde las diferencias y los conflictos resueltos con métodos no violentos y mutuamente satisfactorios. El enfoque de intervención sobre generación de un buen trato emocional hacia los niños y relaciones constructivas entre ellos, parte de la base de que un niño bien tratado es y será una persona sana, los niños que son y se sienten amados desarrollan un apego seguro, por lo tanto, tienen una seguridad de base, desarrollan habilidades de inteligencia emocional, destacándose la empatía, elemento necesario para participar en dinámicas relacionales altruistas y de buen trato hacia su entorno y los demás, previniendo entre otros aspectos, los comportamientos violentos (Alva, 2010). Diversos estudios sobre capacidades de resiliencia, señalan que los niños que han logrado superarse a pesar de las condiciones adversas de pobreza, guerra, situaciones familiares violentas, vivieron condiciones de buen trato por parte de algún adulto significativo, que lo reconoció, lo respeto, le mostró cariño, y fue empático a sus necesidades de cuidados (Manciaux, Vanistendael, Lecomte & Cyrulnik, 2003). Estas investigaciones señalan que un niño bien tratado es y será una persona sana, los niños que son y se sienten amados desarrollan un apego seguro, por lo tanto, tienen una seguridad de base, desarrollan habilidades de inteligencia emocional, destacándose la empatía, elemento

necesario para

participar en dinámicas relacionales altruistas y de buen trato hacia su entorno y

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los demás. Estos estudios establecen la relación entre buenos tratos como el principal factor de prevención de los comportamientos violentos.

El Programa del Buen trato en el hogar, la escuela y la comunidad

parte del

enfoque de Derechos para la infancia y de la conjunción de diversas propuestas teóricas, entre las que se destacan las aportaciones sobre el apego de Bowlby, J. (1951), las nociones de Buen Trato y resiliencia de Barudy, J. (2005) y Cyrulnik, B. (2006) y sobre identidad, desarrollo, diversidad, equidad y derechos entre otras, en las publicaciones Fundación Bernard van Leer, así como en el desarrollo de competencias basadas en la palabra IDEA, que conforman

los 20 términos

conceptuales empleados en el esquema conceptual referencial

y operativo

“ECRO” que tienen como hilo conductor la generación y fortalecimiento de los vínculos afectivos. I. Infancia, identidad, imaginación, imagen corporal; D. Derechos, desarrollo, diversidad, diversión, disciplina. E. Empatía, equidad, elegir, empoderamiento. A. Apego, autonomía, amor incondicional, buen trato, resiliencia, convivencia y buen trato. EL ECRO ha permitido operacionalizar con indicadores concretos lo que espera lograr en el trabajo con los niños y las niñas para promover el buen trato y el desarrollo de resiliencia, tanto en una vertiente para adultos como para los mismos niños y niñas. Para los fines de este estudio, consideramos empatía, amor incondicional, convivencia y buen trato. En ese sentido en la investigación que presentamos apunta a explorar en adultos participantes de un taller: ¿Quién dio buen trato en la infancia? ¿Qué hizo sentir ese buen trato? Y qué fue en lo particular considerado como tal. De esa forma y en el contexto de un curso taller dirigido a padres ed familia sobre promoción de buen trato, los datos mostrados en esta investigación fueron obtenidos a través de las experiencias reportadas por personas beneficiarias de dicho programa, coincidiendo con la postura de Cyrulnik (2009) de que el relato que

cada

quien

elabora

de

su

existencia,

sólo

está

compuesto

por

acontecimientos relacionales y donde “los cimientos de las autobiografías están

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APORTES INTERDISCIPLINARIOS EN EL EJERCICIO PROFESIONAL DE LA SALUD MENTAL, VOL. II

compuestos por lo que se extrae del contexto: el mundo íntimo está poblado por los otros” (Pp. 181). Método La muestra está constituida por 308 personas adultas con una edad comprendida entre los 20 y los 64 años de edad (68% Mujeres, 19% Hombres y 13% No especificaron), todos ellos residentes de la Zona Metropolitana de Guadalajara (México) y beneficiarios de Programa de Promoción del buen trato en el hogar y la escuela, auspiciado por la Organización Civil Cuidarte, A.C. Los datos se obtuvieron a través de la técnica Canasta de Buenos tratos (Alva, 2010) que consiste en que cada uno de los asistentes al programa, describa por escrito una situación que recuerde de su infancia en donde recibió un buen trato por parte de otra persona y la emoción experimentada. Posteriormente las historias se comparten al grupo y se depositan en La Canasta de Buenos tratos. La metodología utilizada es mixta, realizando un abordaje cuantitativo para el análisis descriptivo de los datos y uno cualitativo desde la Metodología Fenomenológica. Para el análisis de los datos, se asignaron nombres aleatoriamente a las historias de modo que podamos conservar la confidencialidad de la identidad de los participantes. Así mismo es importante destacar que la transcripción de los relatos se hizo tal cual como lo hicieron los participantes. Resultados En primer lugar presentaremos los análisis descriptivos de algunos elementos comunes que encontramos en las historias de buen trato. De las 308 historias presentadas, más de la mitad, se reportaron en circunstancias propias de la vida cotidiana (convivencia diaria, 50.5%), posteriormente se señalaron los eventos escolares (festivales, graduaciones, concursos, 16%), eventos familiares (cumpleaños, navidades, celebraciones en familia, 16%), viajes o paseos (8.5%) y finalmente eventos relacionados a enfermedades o accidentes (15.6%).

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Respecto a las personas de las que se recibió el buen trato, encontramos que el 35% de las historias involucra a los padres, así mismo aparecen las figuras de los abuelos, otros familiares (tíos, hermanos, primos) y personas conocidas (vecinos, amigos, entre otros). Cabe señalar también que en el 7.5% de las historias, la persona que otorgó el buen trato fueron desconocidos, esto principalmente en las circunstancias reportadas como adversas entre ellas accidentes o sentirse perdido (figura 1).

Padre

5% 12% 7%

Madre Ambos padres

11%

12%

Abuelos Maestro (a)

12%

Otros familiares

21%

Conocido

7%

13%

Desconocido No menciona

Fig.1 Personas que otorgaron buen trato en la infancia

Con el fin de identificar cuáles eran las acciones de buen trato más comunes en las historias recabadas, las clasificamos de acuerdo a los parámetros de similitud señalados en la figura 2, en donde subrayamos el hecho de dedicar un tiempo exclusivo para la persona y recibir un regalo, fueron las más frecuentes.

Dedicó tiempo

15%

Regaló

16%

Compró

7%

Auxilió o consoló

16%

12%

Reconoció Fué amable Gestos de afecto

11% 8%

9%

6%

Llevó a un lugar Hizo algo para mí

Fig. 2. Acciones de buen trato identificados en las historias.

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De acuerdo a los objetivos de este trabajo de vincular las emociones positivas con la experiencia de haber recibido un buen trato en la infancia, encontramos que la mayor parte de los participantes (63%) experimentaron emociones relacionadas con la alegría, con el amor y la atención (18%), con la confianza y seguridad (8%), con sentirse satisfecho y orgulloso (2%) y otras emociones generadoras de bienestar (9%). Finalmente en cuanto al procesamiento descriptivo estadístico de las historias, realizamos los descriptivos diferenciando por grupos de edad (mayores y menores a 25 años), encontrando resultados similares; sin embargo al dividir el grupo por género, encontramos las diferencias reportadas en la tabla 1, donde podemos observar diferencias, resaltando el hecho de que para los hombres reportaron más historias en donde se les dedicó un tiempo especial y el llevarlos a un lugar, mientras que las mujeres reportaron más historias en donde se sintieron bien tratadas a través de gestos de afecto, al ser apoyadas o consoladas y al reconocérseles.

Tabla 1. Porcentajes atribuidos por género a la acción percibida como Buen trato. Acción

% Masculino

% Femenino

Dedicó tiempo

22.8

13.3

Regaló

17.5

15.2

Compró

5.3

5.2

Auxilió o consoló

5.3

9.5

Emitió reconocimiento

5.3

8.5

10.5

11.8

5.3

15.6

Llevaron a un lugar

10.5

5.7

Hacía algo para mí

14.0

13.7

3.5

1.4

Fue amable Gestos de afecto (besos, abrazos)

Otro

Para el análisis cualitativo de los datos, nos basaremos en algunos de los elementos asociados al Buen trato propuestos por el Programa de Promoción de buen trato en el hogar y la escuela de la Organización civil Cuidarte, A.C como son

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la Aceptación, la Empatía, Convivencia y Amor incondicional; así mismo, los integraremos con algunos conceptos plasmados en el Convenio del Buen Trato, documento desarrollado por la Fundación Antonio Restrepo Barco (2000). Cabe destacar que las historias plasmadas en este reporte de investigación, fueron transcritas tal cual las escribieron los participantes.

Aceptación: Es el reconocimiento a lo que se es como ser humano, brinda la sensación de ser admitido o admitida, tanto por el género, el tamaño, el color y genera una sensación de pertenecer, ser adecuado o adecuada y de gran bienestar (Alva, 2010). Por su parte, Mejía (2000), se refiere al reconocimiento como personas desde una forma de relación que permita visualizar todos los aspectos positivos y el punto de vista del otro. En nuestro estudio, observamos también este elemento, de la importancia que tuvo para la persona el sentirse reconocido y aceptado incondicionalmente y desde su individualidad, por ejemplo Ana (Historia 92): “Mi recuerdo es de mis 10 años, cursaba el 5to grado de primaria y estaba con la profesora de USAER haciendo unas pruebas cognitivas y me dijo que yo era muy inteligente y que mi deficiencia auditiva no me hacía menos que los demás, que yo era igual a todos y que tenía muchas capacidades para lograr cosas grandes en la vida” Manuel (Historia 11): “Una vez que estaba con mi abuela, me platicaba historias de su vida y a mí me gustaba escucharla, y en una ocasión saco un chocolate de su cajón y me dijo que me lo comiera pero que no le dijera a nadie, me sentí bien porque creí que era el consentido de mi abue, hasta que supe que asía lo mismo con todos mis hermanos”.

Empatía: Es la capacidad de identificarnos con alguien más y hasta sentir lo que pudiera

estar

sintiendo,

incluyendo

la

comprensión

pensamientos, deseos y creencias (Alva, 2010).

de

su

perspectiva,

En los recuerdos que

compartieron los participantes del programa, encontramos diversas historias en las

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APORTES INTERDISCIPLINARIOS EN EL EJERCICIO PROFESIONAL DE LA SALUD MENTAL, VOL. II

que las personas agradecían el hecho de que se les atendiera en sus necesidades, en la medida en que el otro pueda comprender lo que se estaba sintiendo, especialmente encontramos estos elementos en situaciones de vulnerabilidad como enfermedades o accidentes. Entre las historias en las que se plasma este elemento, destacamos las siguientes:

Karla (Historia 82): “Aproximadamente tenía 6 años cuando tenía varicela estaba asustada en la habitación de mi hermana junto a ella, tenía mucho calor y mucho sueño y comezón cuando ella empezó a soplarme y a sobarme la espalda y en todas las partes en donde tenía ronchitas por la varicela y el cabello se me pegaba a la espalda y ella lo separaba me sobaba fue una de las sensaciones más placenteras y más agradable ya que sentía protección por parte de ella”. Mariana (Historia 104): “El maestro miguel tubo una plática con mi mama con respecto que yo estaba elegida para la escolta de la escuela en el siguiente año y mis padres estaban por divorciarse por lo que m mis hermanos y ambula mente yo cambiáramos de lugar de residencia y pues tendría que dejar esta escuela el maestro por ver mi angustia de todas las situaciones por las que pasaba le manifestó lo importante que yo era para la escolta y mis compañeros tras esta charla mi mama acepto quedarnos y esto trajo consigo la reconciliación de mis padre siempre recibí un gran apoyo moral y espiritual por parte de este maestro.”

Interacción y Convivencia: Se considera como la relación de doble vía, que permite que uno y otro se vean y se reconozcan. Es la capacidad de encontrarse con los demás y responder adecuadamente a sus sentimientos y preocupaciones (Mejía, 2000). Análogo a este concepto encontramos el desarrollado por Alva (2010) que describe a la convivencia como el coincidir en tiempo y espacio con otras personas para vivir, jugar, trabajar o estudiar; la convivencia basada en el buen trato es generadora de bienestar, como podemos observar en un gran número de las historias que rescatamos se encuentra presente este elemento, como ejemplo tenemos las siguientes:

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Luz María (Historia 152): “En una ocasión mientras visitaba a mi papa en unas vacaciones, tenía unos 8 años, de navidad me habían regalado una muñeca que camina y hacia del baño yo le pedí a mi papa que me llevara a comprarle pañales a la muñeca y le insistí tanto que el cerro su negocio y me llevo de la mano a comprar los pañales y me hizo sentir muy importante para el yo me sentí feliz” Sonia (Historia 202): “Un día que me quede en casa de mi abuela estábamos sentados en la cochera rodeadas de sus plantas y yo sentada en el suelo y me enseño a escribir manuscrita y me felicito me compro unas galletas como premio para mí fue muy importante porque ella jamás me había echo un gesto de cariño”. Margarita (Historia 222): “Cuando tenia como 7 años recuerdo que siempre esperaba la llegada de mi papa a la casa porque me abrazaba y besaba y traia consigo algo para mi, ya fuera un dulce una fruta o un pan dulce, y despues que cenaba o comia, nos invitaba a su recamara, y el con su guitarra nos cantaba canciones a mis hermanos y a mi, y tambien nos hacia participar y cantar, mi mamá tambien disfrutaba el vernos a todos juntos en su cama, y son momentos inolvidables para mi. Por que a veces lo seguimos haciendo, y yo les platico a mis hijos que tengo a los mejores padres y que siempre me he sentido amada y apoyada en todo momento por ellos y mis hermanos. Dios me puso en esta bonita familia”

Amor Incondicional: Es el amor que siempre estará ahí, pase lo que pase, es generoso, total y no se tiene en ningún momento medo a perderlo (Alva, 2010). En las distintas historias que fuimos rescatando durante el programa, este elemento fue muy tangible y es precisamente el más identificado con el buen trato, a través de la comunicación afectiva y las manifestaciones de afecto como son los besos, abrazos y cuidados. Al analizar los textos podemos considerar que el amor incondicional no sólo como la causa de buen trato, sino también como una consecuencia del mismo. Si bien este es un elemento que se manifestó en la

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mayoría de las historias, a continuación mostramos algunas de las historias en las que se hace más evidente este aspecto: Rocío (Historia 193): “Cuando mi abuela acabo de salir del hospital y ella estaba muy enferma y al verme me abrazo y me dijo en estos días hija te extrañe. Y solo me dio un beso y duramos un tiempo abrazadas sin decir nada solo se sentía un calor muy bonito que jamás lo había sentido de nuevo, ella falleció poco tiempo después”. Guadalupe (Historia 4): “Yo tenia 9 años un día en la mañana mi papa fue a mi cuarto y me despertó con un abrazo, un beso y me sentí muy querida, después llego mi mama, mis abuelitos a felicitarme, era mi cumpleaños, y yo no sabia, no recordaba esa fecha (jajaja) y así en pijama y todos nos fuimos a desayunar al parque recuerdo que fue un día que jamás se me olvidara al ver a las personas que yo mas quería, compartiendo un momento tan especial. Me sentí feliz, querida y con mucho amor por parte de mi familia, entre todos mis cumpleaños, uno de los mas especiales”. Carmen (Historia 112): “Durante en el preescolar en un evento del día del padre, me toco ser integrante de uno de los bailes, fue una pieza de rock=roll, llevaba, una falda azul una blusa blanca, mientras bailaba veía a mi papa sentado, al finalizar el baile, abrace a mi papa y me dijo “mi pequeñita estoy muy orgulloso de ti. Te quiero mucho. Gracias a Dios por dejarte vivir.” Conclusiones Un aspecto interesante en las historias que se comparten en este estudio, son las edades señaladas al momento de recibir los buenos tratos: 4, 5, 6, 7 años. Los datos recuperados en la investigación señalan elementos de educación y crianza recibidos en la primera infancia que dejaron una huella afectiva en los adultos que participaron en el programa y ello se constituye en uno de los elementos más importantes en la generación de resiliencia, una investigación

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similar con niños y niñas en la primera infancia, sería una de las tareas a seguir después de este estudio. En el análisis cuantitativo como en el cualitativo de todas las historias analizadas, se presentaron elementos comunes que nos permiten confirmar los patrones de buen trato que se promueven dentro del programa. Así mismo observamos también en muchas de las historias, cómo éstas se referían a la vida cotidiana y a acciones simples como generadoras de bienestar no sólo individual sino también colectivo, en este sentido coincidimos con lo planteado con Medina (2011) quien considera que el fin último de las intervenciones psicológicas es reconstruir el amor, ya que éste garantiza la posibilidad

de

que la

dinámica

relacional

con

sus creencias,

rituales,

pensamientos, comportamientos, etcétera, se sustenten en la aceptación, respeto, tolerancia a la diversidad y cuidado mutuo permitiendo el replanteamiento de nuevas reglas morales que se ajusten a los cambios sociales. Reafirmamos en este trabajo que la promoción del buen trato se constituye como una herramienta factible para la reconstrucción del tejido social, la prevención de los fenómenos violentos que como país vivimos y simultáneamente mejorar la calidad de vida de individuos y sociedades. Como limitantes de esta investigación, ubicamos la dificultad de encontrar estudios empíricos similares con cuáles poder contrastar nuestros resultados; no obstante éstos concuerdan con el planteamiento de los modelos teóricos en la temática. Como prospectiva de investigación planteamos la posibilidad de incluir una recuperación de datos video grabados que nos permitiera analizar además aquellos elementos paraverbales que enriquecen las historias relatadas. Además indagar más en otros factores asociados al bienestar en los adultos, entre los que podemos incluir, la conceptualización misma del bienestar, sus prácticas cotidianas del buen trato en el ejercicio de la parentalidad, así como incluir elementos que nos permitan identificar qué otros factores identifican los participantes como favorecedores de un buen trato entre los que podemos incluir la vivencia de un sistema de valores.

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Referencias

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APORTES INTERDISCIPLINARIOS EN EL EJERCICIO PROFESIONAL DE LA SALUD MENTAL, VOL. II

Mejía, S. (2000). Cinco principios del Buen trato. En Fundación Restrepo Barco. El Buen trato en la Familia y en la escuela, crecer y aprender con amor, placer y respeto. Colombia.

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ESTUDIO PILOTO SOBRE LA CARACTERIZACIÓN DE LOS TIPOS DE APEGO EN ADOLESCENTES DE BACHILLERATO María Luisa Ávalos Latorre Adriana Judith Saldaña Lozano *Universidad de Guadalajara **Centro Universitario Enrique Díaz de León

El ser humano establece relaciones con otras personas y objetos desde que nace. La madre es el primer vínculo afectivo y de apego dado que ella satisface las necesidades de su hijo (Valdez et al., 2007). La teoría del apego comienza en 1956 cuando Bowlby psiquiatra infantil y psicoanalista se planteó como objetivo tratar de examinar las implicaciones teóricas de algunas observaciones sobre el modo en que reaccionan los niños pequeños ente el alejamiento temporal de la madre. Las observaciones que de ello resultaron indicaban que la pérdida de la figura materna era una variable esencial, incluso cuando otras circunstancias eran favorables, había más aflicción y conflicto de lo que en general se reconocía (Bowlby, 1969). Él asoció que las reacciones de protesta, desesperanza y desapego que surgen, normalmente cuando un niño de más de 6 meses es separado de su madre y atendido por extraños se deben a la pérdida de cuidados maternos en esa etapa altamente dependiente y vulnerable del desarrollo. Así, llegó a la conclusión de que la pérdida de la figura materna por sí misma o unida a otras variables, podían

producir reacciones y procesos interesantes para la

psicopatología. Esas reacciones y procesos son los mismos que presentan individuos de más edad que están todavía perturbados por separaciones sufridas en una etapa temprana de sus vidas (Bowlby, 1969). Ainsworth (1978 como se citó en Martínez y Santelices, 2005) describe tres patrones generales de apego: seguro, evitativo y ambivalente o resistente. Las emociones más frecuentes de los bebés con apego seguro son la angustia ante las separaciones del cuidador y la calma cuando éste vuelve. En el apego evitativo

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se presenta una ausencia de angustia y de enojo ante las separaciones del cuidador y la indiferencia cuando vuelve en la interacción revelan distancia y evitación. El apego ambivalente o resistente se manifiesta en los bebés con angustia exacerbada ante las separaciones del cuidador y la dificultad para lograr la calma cuando éste vuelve; en esta interacción revelan la ambivalencia, el enojo y la preocupación; también se aprecia una fuerte necesidad de cercanía y miedo al rechazo. La calidad del apego indica el carácter de la relación entre padres e hijos y es un buen predictor de la conducta futura del individuo, recientemente el estudio del apego se ha ampliado para la compresión de otro tipo de relaciones establecidas, algunos procesos que tiene lugar durante la adolescencia pueden entenderse mejor a luz de dicha teoría, y pueden verse influidos por el tipo de apego que se estableció en la primera infancia (Valdez et al., 2007). La adolescencia es una etapa de transición entre la niñez y la adultez que se ha construido culturalmente y no se puede considerar universal ni inmutable (Arnett, 2000 como se citó en Pardo, et al. 2006). La Organización Mundial de la Salud (OMS) (1986) define a la adolescencia como la etapa que transcurre entre los 10 y los 19 años. En esta etapa, la búsqueda de la identidad y desarrollo de la autonomía son de gran importancia, haciendo que las relaciones familiares y de amistad cobren nuevo significado. El adolescente tiende a darle gran importancia al grupo de pares y la relación con los padres se modifica; hay adolescentes que saben que pueden contar con ellos cuando lo necesiten, mientras que hay otros que no contemplan esa posibilidad. Uno de los procesos que se ponen en marcha con la llegada de la adolescencia es el distanciamiento afectivo con respecto a los padres y la búsqueda de una mayor autonomía personal, algo que suele generar un aumento de conflictos en el hogar, son frecuentes las discusiones entre padres e hijos acerca de los asuntos más variados, como la hora de llegar a casa, el desorden en su habitación, el tiempo dedicado a estudiar, etc. Este distanciamiento emocional

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puede ser más complicado en el caso de los jóvenes que establecieron durante la infancia apegos de tipo inseguro y evitativo. En los pocos estudios realizados con adolescentes se encuentra una concordancia entre el estilo de apego desarrollado con los padres y el desarrollado con los iguales (Furman et al., 2002 como se citó en Delgado et al., 2011). Así aquellos con apego inseguro muestran hostilidad y falta de habilidades sociales en las relaciones con los pares, mientras que aquellos con apego seguro, muestran una mayor competencia social y tienen amistades de mejor calidad, mostrándose más cómodos con las interacciones emocionales que tienen lugar entre amigos íntimos. En una investigación se encontró que, aquellos adolescentes que recordaban un alto afecto parental tenían un adecuado apego entre iguales. Asimismo, la influencia materna en las relaciones de apego con los iguales resultó superior a la paterna (Delgado, Oliva y Sánchez, 2011). En un segundo estudio se investigó la relación entre la psicopatología y el apego en la adolescencia, así como la influencia del género en estas variables. Los resultados observados indicaron que las mujeres presentaron mayores niveles de psicopatología y mayor tendencia a presentar estilos de apego inseguros, de tal manera que este estilo de apego se relaciona con mayor nivel de psicopatología en ambos géneros (González, Ysern, Martorell, Matéu y Barreto, 2011). Se asume que las relaciones parentales determinarán los vínculos que se establezcan con iguales, de tal manera que, cuando sea carente el apego seguro, es probable que las diferencias entre padres e hijos se resuelvan de forma poco productiva y que tiendan a evitar soluciones negociadas, siendo la retirada del conflicto la estrategia más frecuente. Así también, será más frecuente la implicación en discusiones muy intensas e improductivas que terminan minando la autonomía del adolescente. Estas dificultades suelen mantenerse a lo largo de toda la adolescencia, lo que suele entorpecer la resolución de algunas tareas relacionadas con la autonomía personal. En definitiva, parece evidente que la seguridad en el modelo de apego favorece un distanciamiento de los padres más saludable. Debido a la escasez de estudios que describan el vínculo de apego que

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los adolescentes presentan con mayor frecuencia en la población de Guadalajara, el objetivo del presente trabajo fue realizar un estudio piloto para identificar las valoraciones relacionales y de apego haca sus padres en adolescentes de bachillerato de la ZMG. Método Participantes La muestra piloto considerada en este trabajo se eligió al azar del total de la población de la escuela de procedencia, las autoridades de la institución permitieron el ingreso al aula de quinto semestre, en la cual se invitó a todos los alumnos a participar, los que aceptaron se trasladaron a otra aula que en ese momento estaba disponible. En el presente reporte se presentan los datos preliminares de 12 adolescentes, los cuales tenían un rango de edad de 15 a 19 años y cursaban el bachillerato en el turno vespertino al momento de la recolección de la información. Instrumentos El instrumento que se utilizó fue la Versión Española Extensa de Cuestionario CAMIR (Cartes, Modeles Individuels de Relation), el cual busca acceder a los modelos operativos internos de las personas. Este cuestionario fue creado por Pierrehumbert et al. (1996) en Lausanne, Suiza. Su objetivo es la evaluación de las estrategias relacionales, suponiendo la existencia de un modelo de sí mismo y del otro en las relaciones interpersonales. Los reactivos se definieron para cubrir 4 niveles de realidad: el presente (preguntas relativas a la familia actual), el pasado (preguntas destinadas a captar elementos de la experiencia pasada con los padres), el estado de ánimo (preguntas concernientes a la apreciación actual de la implicación de los padres en un nivel de elaboración, más que a los recuerdos o experiencia real) y las generalizaciones (representación generalizada y semántica de la parentalidad y de las necesidades emocionales de niños y adultos).

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Incluye 72 reactivos que el participante debe distribuir en una escala tipo Likert de 5 puntos (1= Totalmente en desacuerdo, 5= Totalmente de acuerdo). La aplicación del cuestionario tiene una duración aproximada de 20 a 30 minutos y tiene un nivel de confiabilidad de .93 de alfa de Crombach en población mexicana. Los reactivos se reagrupan en las siguientes escalas: Escala A: Interferencia Parental (IP); Escala B: Preocupación Familiar (PF); Escala C: Resentimiento de Infantilización (RI); Escala D: Apoyo Parental (AP); Escala E: Apoyo Familiar (AF); Escala F: Reconocimiento de Apoyo (RA); Escala G: Indisponibilidad Parental (IP2); Escala H: Distancia Familiar (DF); Escala I: Resentimiento de Rechazo (RR); Escala J: Traumatismo Parental (TP); Escala K: Bloqueo de Recuerdos (BR); Escala L: Parentalidad (DP); Escala M: Valorización de la Jerarquía (VJ). Las escalas ABC se aproximan a la noción de preocupación, las escalas DEF son relativas a la autonomía, las escalas GHI evocan rechazo, las escalas JK se relacionan con la no-resolución y las escalas LM son relativas a la estructuración del medio familiar (Garrido, Pía, Pierrehumber y Armiño, 2009). Los puntajes escalares del cuestionario CAMIR se calculan con base en las medias de los puntajes de los reactivos que las componen. De esta manera, todas las escalas pueden obtener puntajes que fluctúan entre 1 y 5 puntos, donde un mayor puntaje indica mayor presencia de la dimensión medida. Dadas estas restricciones, es esperable obtener medias entre 2 y 3 puntos y una distribución relativamente normal de los puntajes. Por su parte, las dimensiones de apego son evaluadas por medio de una correlación de un patrón estándar de respuesta representativo de cada estilo con el perfil de respuesta de cada sujeto. De esta forma, los puntajes pueden fluctuar entre -1 y 1, donde a mayor puntaje se registra un mayor nivel de ajuste con cada patrón de apego. Consideraciones éticas El presente trabajo se ajusta a los principios éticos de Helsinki (2000), a los criterios de la Ley General de Salud en materia de investigación para la salud, en su apartado Titulo primero de investigación en seres humanos donde se clasifica

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este estudio como de riesgo mínimo. Se tomó como consideración ética, el anonimato y la confidencialidad de los participantes, así como derivar a aquellas personas que se pudieran encontrar en riesgo a las instancias correspondientes para su atención. Así también para la autorización de la participación y uso de la información se utilizó un formato de consentimiento informado. Diseño y procedimiento El tipo de investigación fue de tipo cuantitativa, transversal y descriptiva. Contempló una sola fase de una sola sesión la cual pretendió evaluar las estrategias relacionales de los adolescentes, suponiendo la existencia de un modelo de apego específico y relacionarlas con algunas características personales de los participantes. Previa a la recolección de la información, los participantes firmaron el consentimiento

informado,

enseguida

se

recolectaron

algunos

datos

de

identificación tales como edad, ocupación, grado escolar, sexo, entre otros. Para indagar sobre las estrategias relacionales y el apego se utilizó la Versión Española Extensa del Cuestionario CAMIR descrito anteriormente. Análisis de datos Los resultados se capturaron y analizaron en el programa estadístico SPSS Versión 20.0 y, a partir de análisis descriptivos se identificaron las características sociodemográficas y los puntajes totales de los participantes en la escala de apego en cada una de sus dimensiones. Los datos fueron graficados en el programa Sigma Plot Versión 10.0. Resultados Los hallazgos permiten establecer características específicas en términos de la percepción de sus relaciones y tipos de apego en una muestra piloto de adolescentes

estudiantes

de

bachillerato.

De

acuerdo

a

los

datos

sociodemográficos, la edad promedio fue de 17 años de edad, asimismo, el 50% de los participantes pertenecían el sexo masculino y el resto al sexo femenino. Todos los participantes cursaban el quinto semestre de bachillerato en el turno vespertino. A continuación se describen los resultados obtenidos en cada una de

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las dimensiones y áreas temáticas del instrumento. El puntaje promedio obtenido en las dimensiones interferencia de los padres, preocupación familiar y queja por ser tratado de manera infantil correspondientes al área temática “Preocupación”, muestran la presencia de inquietud hacia las relaciones con los padres (Ver tabla 1). Tabla 1 Puntajes promedios obtenidos de las dimensiones del área temática “Preocupación” Mínimo Máximo Media D.T. Área temática: Preocupación.

50

70

56.8

6.5

Interferencia de los padres

45

74

55.5

8.9

Preocupación familiar

37

65

52.5

9.2

Queja por ser tratado de manera 48 73 62.3 7.5 infantil por los padres Nota: los puntajes mayores a 50 en la columna de media aritmética indican la presencia de la dimensión en la muestra piloto considerada en el presente trabajo.

Por otro lado, en el área temática denominada “Autonomía”, relacionada con el vínculo con sus padres se indagó mediante las dimensiones: apoyo de los padres, comunicación abierta y reconocimiento de apoyo, se observan puntajes inferiores que muestran la ausencia de dichos aspectos en la muestra piloto estudiada (Ver tabla 2). Tabla 2 Puntajes promedios obtenidos de las dimensiones del área temática “Autonomía” Mínimo Máximo Media D.T. Área temática: Autonomía

18

52

28.8

10.2

Apoyo de los padres

21

52

30.8

9.2

Comunicación abierta

18

53

30.5

11.4

Reconocimiento de apoyo

11

52

25.2

11.6

Nota: los puntajes mayores a 50 en la columna de media aritmética indican la presencia de la dimensión en la muestra piloto considerada en el presente trabajo.

También se observa que los participantes perciben rechazo por parte de sus padres hacia ellos, ya que en las dimensiones falta de disponibilidad de los

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padres, autosuficiencia y rencor hacia los padres correspondientes a esta área temática tiene altos puntajes promedios (Ver tabla 3). Tabla 3 Puntajes promedios obtenidos de las dimensiones del área temática “Rechazo” Mínimo Máximo Media D.T. Área Temática: Rechazo

49

75

59.4

7.7

Falta de disponibilidad de los padres

49

81

62.5

10.7

Autosuficiencia

38

61

48.2

6.5

Rencor contra los padres

49

82

67.5

9.7

Nota: los puntajes mayores a 50 en la columna de media aritmética indican la presencia de la dimensión en la muestra piloto considerada en el presente trabajo.

Los puntajes promedios relacionados con las dimensiones traumatismo infantil y bloqueo de recuerdos, las cuales abarcan la aproximación al área temática denominada “No Resolución” en la relación con los padres, también son altos (Ver tabla 4). Tabla 4 Puntajes promedios obtenidos de las dimensiones del área temática “No Resolución” Mínimo Máximo Media D.T. Área temática: No resolución

50

77

64.2

7.9

Traumatismo infantil

48

85

71

11.2

Bloqueo de recuerdos

40

74

57.5

10

Nota: los puntajes mayores a 50 en la columna de media aritmética indican la presencia de la dimensión en la muestra piloto considerada en el presente trabajo.

El puntaje promedio de la dimensión valoración de la jerarquía correspondiente al área temática denominada “Estructura del medio familiar”, es en la que se presenta el puntaje más bajo obtenido en toda la escala de apego, es decir, los participantes perciben adecuada y claramente el rango de cada uno de los integrantes de su familia, en el caso de la dimensión parental, la cual también constituye esta misma área temática, los puntajes son altos (Ver tabla 5).

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Tabla 5 Puntajes promedios obtenidos de las dimensiones del área temática “Estructura del medio familiar” Mínimo Máximo Media D.T. Área temática: medio familiar Parentalidad

Estructura

del

Valoración de la jerarquía

40

59

48.7

5.6

49

105

84.5

13.9

-2

44

12.9

12.8

Nota: los puntajes mayores a 50 en la columna de media aritmética indican la presencia de la dimensión en la muestra piloto considerada en el presente trabajo.

En la Tabla 6 se observa predominantemente un estilo de apego ambivalente, ya que once de los doce participantes tienen puntajes altos en este estilo, asimismo, seis de los participantes muestran puntajes altos en el estilo evitativo, aunque, en su mayoría, son considerablemente menores en relación al tipo de apego ambivalente. Tabla 6 Distribución de los puntajes obtenidos en cada tipo de apego. Calificaciones de cada tipo de apego Tipo de apego

S1

S2

S3

S4

S5

S6

S7

S8

S9

S10

S11

S12

Seguro

18

23

16

17

17

15

22

51

10

9

11

13

Evitativo

56

44

58

50

50

48

54

50

69

65

66

69

Ambivalente

59

57

76

71

73

67

64

51

69

79

80

66

Nota: los puntajes mayores a 55 indican la predominancia del ese estilo de apego. S= sujeto.

Discusión y conclusiones Aunque los datos reportados pertenecen a una muestra piloto, son consistentes entre ellos ya que se observó predominantemente un estilo de apego ambivalente,

de

acuerdo

al

análisis

por

dimensiones los adolescentes

participantes reflejan valoraciones conflictivas acerca de sus estrategias

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relacionales con sus padres. Se observa una percepción de la historia paterna conflictiva. Desde el punto de vista de la teoría del apego (Bowlby, 1969), en la relación ambivalente se aprecia una fuerte necesidad de cercanía y miedo al rechazo, de tal manera que la poca calidad valorada en el vínculo padre-hijo observada en nuestros participantes hace suponer que la relación durante la infancia no se dio de manera adecuada, ya que como lo señala González et al. (2011), cuando en la infancia se careció de un apego seguro, las diferencias entre padres e hijos en años posteriores no se resuelven, ya que se tiende a evitarlas o propiciar constantes conflictos. Así también, los datos recabados reflejan una de las principales características de los adolescentes: la modificación de la relación con sus padres, en la cual se observa un distanciamiento afectivo y la búsqueda de una mayor autonomía, ello coincidente con lo reportado en la literatura. Esta situación es una variable importante a tomar en cuenta en las apreciaciones que tienen los jóvenes al momento de responder el cuestionario, por lo que resulta indispensable realizar estudios longitudinales que permitan identificar la evolución de estas valoraciones conforme la etapa adolescente concluye y se consolida la adultez. Las repercusiones negativas en las presentes y futuras relaciones de las que los autores hablan cuando se tiene un apego ambivalente y evitativo (Martínez y Santelices, 2005 y Delgado, Oliva y Sánchez, 2011), tales como problemas para la socialización, para el afrontamiento de situaciones novedosas y expresión emocional negativa, resultan ser una variable también a profundizar por su impacto psicológico en la vida de las personas a largo plazo. Con este tipo de hallazgos se puede pensar que los tipos de apego generan cambios en las posturas de vida de las personas, al hablar de adolescentes se reconoce que los apegos son dependencias fuertes, similares a las adicciones, que atentan contra la libertad, que es probablemente el valor más alto que buscan, que les genera una gran paradoja, donde prevalece el cuidado del cuerpo, del yo,

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del egoísmo, de derechos individuales, buscan ser felices y libres, estar seguros y protegidos, pero frecuentemente encadenados a seguridades externas y no personales, como la familia y los amigos. Este primer acercamiento piloto al estudio del apego en población adolescente en nuestro contexto, deja entrever la necesidad de generar estrategias psicológicas positivas que fortalezcan las relaciones padres-hijos en la infancia de tal manera que, cuando los hijos lleguen a la etapa adolescente cuenten con herramientas para solucionar los desacuerdos con sus padres y fortalezcan relaciones nutricias con sus pares. También resulta trascendente continuar con estudios, que además de proporcionar información sobre los tipos de vínculos filiales, sean capaces de establecer relaciones con otras variables psicológicas tales como: personalidad, estados emocionales, rendimiento académico, entre otras. Referencias Bowlby, J. (1969). El apego. Argentina: Editorial Paidós. Delgado, G., Oliva, D., y Sánchez, I. (2011). Apego a los iguales durante la adolescencia y la adultez emergente. Anales de Psicología, 27, 1155-163. Recuperado de http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=16717018018 Garrido, L., Pía, M., Pierrehumber, B., y Armiño, I. (2009). Validación chilena del cuestionario de evaluación de apego en el adulto CAMIR. Revista Latinoamericana de Psicología, 41(1), 81-98. Recuperado de http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=80511492006 González, R., Ysern, L., Martorell, C., Matéu, C., y Barreto, P. (2011). Relaciones entre psicopatología y apego en la adolescencia. RIDEP, 29(1), 9-26. Recuperado de http://www.aidep.org/03_ridep/R29/r29art1.pdf. Martínez, C., y Santelices, M. (2005). Evaluación del apego en el adulto: Una revisión. Psykhe, 14(1), 181-191. Organización Mundial de la Salud (1986). La salud de los jóvenes: Un desafío para la sociedad. Serie de informes técnicos, 731. Recuperado de http://whqlibdoc.who.int/trs/WHO_TRS_731_spa.pdf. Pardo, M., Pineda, S., Carrillo, S., y Castro, J. (2006). Análisis psicométrico del inventario del apego con padres y pares en una muestra de adolescentes colombianos. Revista Interamericana de Psicología, 40(3), 283-302.

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ALGUNAS REFLEXIONES SOBRE LA CONSTRUCCIÓN DE LA PARENTALIZACIÓN SOCIAL Nery Esperanza Cuevas Ocampo Universidad Autónoma Metropolitana Xochimilco

Partiendo de la extraordinaria complejidad involucrada en la construcción del maternaje,

los cambios involucrados en cuanto a significaciones, sentidos,

identidad, vínculos, lugar en la familia que experimenta cualquier mujer para construir a ese feto y posteriormente a ese bebé como su hijo y construirse en su hijo, nos encontramos con la necesidad de intervenir tempranamente ante los embarazos durante la adolescencia, como especialistas en el campo de la condición humana, en los procesos de afecciones y conocimientos, tenemos un compromiso hacia esa jóvenes madres y sus bebés. Lo que aquí se plantea como reflexión inicial de algunos factores que están propiciando el incremento y dificultad en la asunción de la maternidad, es solamente un primer paso, que pretende convocar a crear nuevas formas de intervención con los jóvenes, ya que estamos ante nuevas problemáticas, que superan los órdenes explicativos de las teorías. Tenemos el encargo de realizar tareas de prevención, acompañamiento y soporta que deben privilegiar los fenómenos psicológicos inherentes e ir más allá de una posición de sanción moral, que en este caso no es el criterio central. La parentalidad en cuestión. Usualmente cuando pensamos en la función de ser padres lo asociamos con el proceso biológico y de alguna manera naturalizamos el proceso, partimos de la premisa de que es algo que se aprende sobre la marcha y se inicia con el nacimiento del niño. Las condiciones que operan el día de hoy, son diferentes, no necesariamente se ejerce la parentalidad por relación consanguínea, o bien por linaje, Claude Martin (2005) nos propone detenernos a pensar que las formas de vinculación

y

de

familia

han

cambiado,

ahora

hablamos

de

familias

monoparentales, homoparentales, reensambladas, separadas, entre otros.

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Asimismo la intervención médica nos plantea la posibilidad de vientre sustituto, donación de esperma, selección de sexo, fertilización in vitro, congelación de embriones y múltiples formas de intervención en la gestación de un bebé. Las condiciones económicas y políticas públicas de nuestro país también han generado gran cantidad de niños de la calle, abandonados, itinerantes de familias o vecinos cercanos, maltrato y desnutrición. Es así que la parentalidad puede ser vista como un fenómeno eminentemente social y que no se da de una vez y para siempre, ni siquiera se presenta de la misma manera con cada hijo. La construcción de estas funciones es extraordinariamente compleja y está relacionada no solamente con la historia individual de vínculos, sino que involucra una manera de significar y conferir sentidos a este lugar en la familia. Didier Houzel (1999) propone que la parentalidad está basada en el proceso de parentalización social, es decir, aborda la construcción psicológica de la parentalidad, vista desde el lugar de los padres, esto involucra la subjetivación del rol de padre y madre, la asignación por parte de la pareja de ese lugar, la práctica de crianza y el ejercicio de la parentalidad, significada en el contexto social, que responde al imaginario social y opera necesariamente a partir de ese referente. La parentalización social comprende tres ejes fundamentales, según Houzel (1999) : A) La experiencia que está referida a los procesos de subjetivación de la función parental, convertirse en padre o madre plantea al sujeto la simbolización de su papel, ser como su padre o su madre, serlo con su pareja y resignificarla como madre o padre, además de la dimensión psicológica así como

las

afiliaciones que se crean en el proceso de ubicarse en la posición parental. Involucra una compleja recuperación y puesta en marcha de significaciones y construcción de sentidos.

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B) La práctica-se relaciona con las tareas cotidianas que se efectúan, que son las que observamos en el cuidado de los hijos, interacciones entre ellos, prácticas educativas y más. Este rubro puede llevarlo a cabo otro adulto cuando los padres se ausentan. C) El ejercicio – apela a la función parental de los sujetos de lo social, como representantes de las instituciones, portadores de las significaciones imaginarias sociales, que finalmente es un lugar asignado por la organización social en la cual viven, se perfilan así las diversas funciones, derechos y deberes de ser padre, ser madre, ser hijo en un entorno social dado. Esta tercera función, por supuesto no opera en independencia de las anteriores, sino que se plantean de esta manera con fines de análisis. Creo que esta función pudiera denominarse praxis de la parentalidad o bien ejercicio simbólico, para indicar la significación que la noción de filiación refiere, así como los dispositivos sociales que sostienen la noción de parentalidad. El proceso de la parentalización transita con mayor o menor dificultad desde los discursos sociales en torno a ella en el entramado social. En este artículo parto de los procesos de parentalización que enfrentan considerables vicisitudes en su construcción: los embarazos de las adolescentes. Para acercarse a esta temática, creo que un primer paso es situar la mirada en la transición identitaria y de subjetivación al convertirse en

madres, esta aproximación no

implica

desestimar que la parentalidad ocurre y se sostiene en el juego de subjetividades entre padres e hijos, como lugar vincular, grupal y de pertenencia, el propósito de este ejercicio es pensar en esas jóvenes que se convierten en madres biológicas y se enfrentan a la tarea de asumir las tareas de crianza. Inmunidad subjetiva. Se ha hablado repetidamente acerca de que actualmente vivimos en una sociedad de riesgo, hay una ausencia de referentes y seguridades que nos dificultan la toma de decisiones, lo único constante es la incertidumbre, la cual enfrentamos de diversas formas, la antropóloga Mary Douglas (1996) realiza un

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análisis sobre el predominio de las sociedades de riesgo y sobre la percepción de riesgo que tienen los sujetos y la autora concluye después de estudiar el fenómeno, que los sujetos que viven en situaciones de riesgo de manera continua, se cubren de una coraza y se protegen emocionalmente de los peligros. Ante la saturación, el sujeto establece una barrera que le permite seguir actuando y no caer en parálisis. Por otra parte hay un conjunto de cambios asociados a la posmodernidad que son validados de otra manera, a través de naturalización, hablamos entonces de la aceptabilidad del riesgo, la pregunta que surge es ¿hasta dónde son tolerables los riesgos? ¿Cuáles situaciones se vuelven parte de lo cotidiano? ¿Debemos adaptarnos a ellas? La construcción de la experiencia social y la aceptabilidad del riesgo, de acuerdo a la autora, están en estrecha relación con la vida cotidiana, con los símbolos y los rituales, como producto cultural. Es decir, la autora incorpora la dimensión cultural y ética en la selección de riesgos sociales y personales al señalar que: "las nociones de riesgo no están basadas en razones prácticas o en juicios empíricos. Son nociones construidas culturalmente que enfatizan algunos aspectos del peligro e ignoran otros. Se crea, así, una cultura del riesgo que varía según la posición social de los actores" (Douglas, 1996, p.11). Respecto de la inmunidad subjetiva, destaca que existe una estrecha relación entre los riesgos aceptados por las personas y la familiaridad que éstas tienen con aquellos. Así, se tendería a ignorar los peligros cotidianos más comunes y a restar importancia a los peligros más infrecuentes y de baja probabilidad.

Mary Douglas (1999) señala que hay un marcado sentido de

inmunidad subjetiva actualmente, aún cuando sea injustificado y en actividades muy familiares tienden a minimizar la probabilidad de malos resultados. Se asume que todo está controlado y que lo grave no es frecuente y lo común no es grave.

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Anthony Giddens (1991) describe el fenómeno de minimización del riesgo usando la palabra cocoon (capullo), y con esta metáfora plantea una suerte de capa protectora que usan los sujetos para no vivir en continua alerta, el problema es valorar lo que es aceptable como riesgo, lo que implicaría una conciencia del acto. Aquí justamente estaría la dificultad, si nuestra construcción de lo real parte de las imágenes televisivas, de los personajes y hay un predominio de lo icónico por encima de la experiencia, Si nuestra manera de comprender y comprendernos transita por personajes, por imposturas, no por interacciones ni diálogo. Hacia los vínculos virtuales Como sociedad este creciente efecto de la pantalla y su interferencia con la simbolización puede modificar la construcción de la alteridad y el vínculo. Por otra parte, sabemos que nuestra identidad se construye en relación a las interacciones con los otros, que es necesaria la mirada del otro, para constituirnos, entonces surge el cuestionamiento de los posibles impactos en los jóvenes que están sustituyendo la interacción presencial por la virtual y los referentes para la construcción de lo real con frecuencia, provienen de las diversas pantallas, sea la computadora, el teléfono, la televisión. Es importante señalar que el uso de las tecnologías no puede ser considerada indeseable o riesgosa por sí misma, el problema que observo es que las instituciones como familia y escuela no están proporcionando encuentros cabales, encuentros que toquen y miren a cada uno, parecen encuentros casuales, superficiales en los cuales no se re-conoce al otro, no se le devuelve el espejo de totalidad y afecto. Podría decir que viven juntos pero no con-viven. Parece desdibujarse la posibilidad del con-versar, como encuentro entre las diversas versiones en la palabra del otro, de ser en el otro y para el otro. Paul Watzlawick, et al. (1985) ha aportado valiosas reflexiones acerca de la comunicación, entre ellas menciona que toda comunicación tiene un nivel de contenido y un nivel de relación,

estableciendo una metacomunicación donde

prevalece el nivel de relación, de manera que tiene más fuerza quien lo dice, para qué, el nivel de afección, la gestualidad y en un sentido profundo añadiría “qué

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quiere decir el hablante”, lo que implica la presencia de otro que a través de la propia alteridad nos devuelva una identidad posible, sin embargo los niños y jóvenes encuentran cada vez con mayor frecuencia modelos y referentes en la televisión, donde hay un nivel de validación de lo que se dice en ella, ubicando al sujeto en una posición pasiva de receptor sin respuesta posible, sólo recibe y acepta lo que le presentan. Cuando la familia tiene presencia y ofrece una relación afectiva el sujeto tiene mayor defensa ante lo ofrecido en la televisión, lamentablemente las familias en grandes ciudades como la capital, cada vez tienen menos tiempo y recursos emocionales para ofrecer una disponibilidad vincular. Es así que los niños y adolescentes buscan significaciones que les orienten en cuanto a sus relaciones, emociones, identidad y de manera preocupante hay una indagatoria de los valores, esto lo encuentran en las pantallas, alienándolos de la experiencia directa. ¿Desde esa perspectiva es posible subjetivar la función parental? Fuentes de identificación para el adolescente Sabemos que en la adolescencia se realiza la integración psicológica de los cambios físicos de la pubertad y hay una nueva organización del yo. En este proceso el desarrollo de la memoria, la causalidad, la conciencia y la fantasía hacen posible el pensamiento y el conflicto. También aparecen soluciones alternativas a las presiones de los impulsos instintivos. La variabilidad del objeto de los impulsos instintivos ha sido descrita siempre por el psicoanálisis como infinita, mientras que la meta tiene una mayor constancia. Hay muchas formas de completar el proceso adolescente exitosamente, alcanzando así un yo estable y la organización de los impulsos. La cultura, la tradición y la costumbre deben ofrecer fuentes identificatorias, en caso contrario ejercen una influencia desafiante sobre el individuo y el adolescente tiene que realizar por ingenio personal la adaptación que la institucionalización no le ofrece.

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Actualmente hemos perdido muchos rituales y los adolescentes se han visto forzados por así decirlo a una búsqueda en las redes sociales, televisión y otros. Todos estos eventos son intentos de transformar un evento biológico en una experiencia psicosocial. Los medios virtuales nos permiten enlazarnos de una manera amplia y eficaz, nos ofrecen imágenes de lugares y eventos que de otra manera no conoceríamos, pero como contraparte mediatizan la relación, modifican la tensión de la interacción al caracterizarse por ser un no-tiempo y no-lugar. Si el usuario privilegia la relación directa y hace uso también de estos avances enriquece su acceso a la información, sin embargo, en jóvenes y niños, observamos que paulatinamente han ido sustituyendo una por otra. Cada vez es más frecuente escuchar a los niños y jóvenes mencionar que lastimaron a un animal o a un compañero, dispararon a los transeúntes o se pusieron en riesgo bajo el argumento de “ver qué pasa”, porque no se ha construido a partir de la experiencia directa, parece haber un déficit. Por otra parte se buscan las emociones como miedo, angustia, enojo, tristeza, a través de las películas o las series televisivas, la necesidad de tocar fronteras con sus propias emociones, de poder darles sentido. Lo cual ha derivado en referenciar sus afectos y recuerdos a las configuraciones virtuales, Narran sus vivencias y las hacen comunicables a sus pares a través de citar frases y personajes. Si consideramos que más allá de las tareas cotidianas de atención y cuidado a los niños, interviene la subjetivación de la paternidad, como un primer eje de la construcción de la parentalización social ¿qué pasa con estos jóvenes y su dificultad para manejar y significar sus emociones? ¿Es posible que su construcción de lo real obstaculice la toma de decisiones propias de la crianza? De acuerdo a la encuesta realizada por CONAPO (2000) en nuestro país hay un aumento importante en el número de embarazos durante la adolescencia, especialmente durante su fase media de catorce años a diecisiete años, en

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poblaciones de bajos recursos y escolaridad, esto nos plantea la necesidad de abordar las parentalidades tempranas. Nosotros, como profesionales interesados en la condición humana tenemos el compromiso de actuar de manera ética y profesional para que los procesos psicológicos se constituyan hacia el bienestar de los sujetos involucrados. Es muy relevante hacer

énfasis en la subjetivación involucrada en la

construcción de la parentalización social con el fin de intervenir de manera pertinente, llevar a cabo tareas de prevención, acompañamiento y soporte para que la crianza y asunción de la maternidad ocurran con un mayor apoyo emocional. El objetivo de este trabajo es analizar las vicisitudes de construcción de la parentalización social en adolescentes tempranas. La primera premisa de la que se parte es que si bien las tareas parentales son una puesta a prueba de la capacidad de contención, sentido común y vínculo de pareja, esto se intensifica cuando los actores son adolescentes jóvenes. La segunda premisa es que hay pocas interacciones significativas que permitan a los jóvenes conferir sentidos y significados a su cotidianeidad, hay una dificultad en cuanto a la construcción de lo real, con respecto a sí mismos y a sus actos. Una tercera premisa es que los jóvenes ejercen su sexualidad desde la posición de inmunidad subjetiva, despreciando los riesgos posibles.

Metodo Diseño de investigación

se trata de una investigación cualitativa a nivel

exploratorio.

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Participantes: Los casos descritos corresponden a cuatro jóvenes mujeres que han vivido un proceso de embarazo entre los catorce y dieciséis años, que pertenecen a clase media baja de la Delegación Coyoacán, ellas conservaron al bebé y describen en una línea cronológica desde saberse embarazadas hasta hoy, fueron entrevistadas en un Centro de Apoyo. Instrumentos: Se realizaron varias entrevistas y se seleccionaron estos cuatro casos presentados por considerarlos ejemplares, después se procedió al análisis del discurso, empleando las categorías relacionadas con la subjetivación de la parentalidad: 

sorpresa por el embarazo,



construcción del hijo como propio



dificultad para asumirse como madre



negativa del padre a asumir el rol Resultados

Primera historia, Guadalupe: Guadalupe es una

mujer de 25 años que se embarazó a la edad de 17 años

viviendo en unión libre con su pareja, en la actualidad ella es comerciante y vive con su hijo de 7 años en casa de sus padres, la relación con su ex pareja y padre de su hijo terminó a raíz de su embarazo, Aproximadamente dos meses después de que ella y su pareja comenzaron a vivir juntos ella quedó embarazada y dice que no pensaron que ocurriera, Cuando Guadalupe supo de su embarazo dice que se sintió muy feliz, al igual que sus hermanos y su mamá, pero cuando se lo dijo a su pareja le pidió que no lo tuviera pero ella se negó, entonces él le pidió decidir entre él o su hijo y como Guadalupe decidió a su hijo él se fue de su casa. Ella dice que se imaginaba un bebé diferente, grande y güero, no se imaginaba a su hijo como realmente era de bebé pero cuando lo vio pensó que era un bebé pequeñito y moreno, pero que estaba precioso. Reflexiones: aquí observamos una alienación entre actividad sexual y embarazo, asimismo forma una imagen del futuro bebé que no corresponde a sus padres, una

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imagen relacionada posiblemente con las de la televisión. Finalmente debe hacer un duelo de esa imagen con la concreción de su hijo y lo acepta. El padre no asume su rol y plantea una falsa elección entre él y el hijo. Segunda historia- Adriana Adriana es una mujer de quince años, quien tuvo una hija a los catorce años, era novia de un compañero de escuela y cuando nota la ausencia de su periodo se da cuenta de su embarazo, ella manifiesta que pensó que esto no le pasaría dice “yo creo que ni pensaba… pero pues ya”, no lo comenta con nadie hasta que han pasado seis meses, el novio desaparece. Por otra parte la madre se da cuenta cuando deja de consumir toallas higiénicas, Adriana comenta que ha sido muy difícil, ya que cambiaron muchas cosas a veces. Se pregunta:“por qué nació, por qué está aquí” a veces se desespera porque llora mucho por la noche y Adriana siempre tiene sueño, si llora mucho la pone en un esquina y ella se va otra y se duerme. Reflexiones. Aparentemente hay un proceso de inmunidad subjetiva, así como una dificultad de vincular su ejercicio sexual con el embarazo, su madre no la mira, no la contiene, su relación es distante y no le devuelve su cuerpo integrado, no se ve en ella. El padre huye de la situación, se evade. Finalmente resalta la construcción fallida de su hija, sin poder reconocerla ni hacerse cargo de su desvalimiento, hay una escisión importante en la referencia a partir de lo real en esta joven. Tercera historia- Margarita Margarita es una mujer de 18 años, tuvo un hijo a los 17 años. Relata que ella estaba estudiando preparatoria, faltaba mucho a clases para irse con su novio a dar la vuelta. Cuando se dio cuenta de su embarazo, ella describe que no le preocupó, ni le angustió, no se sintió mal. Le comentó al novio quien le preguntó que qué harían. El propuso el aborto porque eran muy jóvenes y qué iban a decir sus papás, pero ella no aceptó. Se fueron a vivir con los papás de él, durante el embarazo jugaban en el patio, se empujaban y correteaban, cuando se le empezó

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a notar se puso a dieta para no engordar, pero se sintió muy mal y tuvo que empezar a comer, ella describe que “ pintábamos mi panza, la dividíamos y ya en un lado poníamos nombres de niña y en el otro de niño y así le hacíamos dibujitos” Cuando nace el niño, el padre empieza a alejarse, descuida su trabajo, sale con sus amigos y se dedica a vagar. Los abuelos se hacen cargo del aspecto económico. Reflexiones. Ambos padres se comportan de manera lúdica, no se asumen como padres, no hay aparente toma de conciencia del embarazo, hay sorpresa ante el cambio de su cuerpo en el embarazo y se relacionan con el bebé que se está gestando de manera bebé objeto lúdico. El padre puede relacionarse con el juego de vamos a ser padres pero ante el bebé se desorganiza y huye. Cuarta historia.- Erika Erika es una mujer de 20 años que tiene un hijo a los 15 años, relata que inicia su vida sexual buscando la experiencia, por curiosidad y señala “una persona a los quince no sabe lo está haciendo o qué es lo que desea, no sabe la tremenda responsabilidad que es tener un niño” Al darse cuenta de su embarazo, le comenta a su novio y a su vez lo informan a sus familias, quienes plantearon el matrimonio como solución, ella no aceptó y el novio se alejó definitivamente de ella. La familia de ella la ha protegido y apoyado, tanto económica como afectivamente y han fomentado que siga estudiando. Actualmente trabaja y tiene pareja, pero señala que “ahora sí está pensando las cosas”. Reflexiones. Erika se destaca porque tiene una mayor capacidad de análisis y no se vive como víctima, asumió el maternaje con ayuda de su familia y decidió no casarse a causa del embarazo, ella ha sido capaz de tomar decisiones y se vincula con su hijo, con su familia, muestra una toma de conciencia de sí misma y sus acciones. El padre, libre de la condición de matrimonio se aleja.

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Discusión Primeramente es necesario dimensionar los alcances y limitaciones de esta aproximación, podemos considerar que el darle la palabra a las jóvenes nos permite acercarnos a la manera en que se piensan a sí mismas y a las decisiones que han tomado, sus modos de crianza y especialmente visibiliza aspectos de cómo se asumen como madres. A partir de las preguntas de la entrevista implica un segundo nivel de análisis, que es el de considerar que cuando nosotros como expertos preguntamos sobre algún tema de vida convocamos en el entrevistado la rememoración, reconstrucción, exposición de hechos para el entrevistador y finalmente, es importante tomar en cuenta que le asignamos el lugar de objeto de estudio a un sujeto, es por todo esto que podemos esperar que ellas hayan sido movilizadas a partir del acercamiento, es decir debe haber la consideración ética de que más allá del momento de la entrevista,

se generan cambios en los

participantes: el sujeto y en nosotros. La selección de cuatro casos nos ofrece las limitaciones propias de la misma elección, el sesgo poblacional y el hecho de ser jóvenes que acuden al centro de apoyo delegacional, con una anticipación y disposición hacia la intervención. Este trabajo pretende generar inquietudes en los que intervenimos en el campo psicológico, mostrando cómo se naturaliza la maternidad psicológica a partir de la biológica. Asimismo tendemos a mirar a los niños especialmente cuando presentan trastornos y olvidamos que esas mujeres se convirtieron en madres con un costo emocional, que las afecta así como a su familia. Reflexiones. Observamos en estos casos la sorpresa por el embarazo, a pesar de tener actividad sexual sin protección, no construyen una anticipación y minimizan el riesgo, hay una aparente inmunidad subjetiva como indica Mary Douglas (1996), o bien un movimiento de cocoon a la manera de Giddens (1991). En cuanto a la construcción del hijo como propio se presentan reacciones desde extrañeza, dificultad para subjetivarlo y situarlo en el vínculo, el hijo nacido

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no permite la concreción plena, la experiencia está permeada por pensamientos fantasiosos infantiles. A excepción del cuarto caso hay dificultad para asumirse como madre, se ocupa el lugar de una manera inestable, ambivalente, con una toma de conciencia limitada y con una disponibilidad libidinal fluctuante. En todos los casos los padres no asumen su parentalidad voluntariamente, en el tercer caso le sorprende ver al niño recién nacido

y le resulta algo

inaceptable. Hay una oposición a ocupar el lugar del padre sino que actúan desde un posicionamiento de ser hijos de su pareja y se restablece la rivalidad edípica. Juan Vasen (2000), permite comprender a través de su propuesta de que existe una nueva subjetividad mediatizada, que es producto de las nuevas tecnologías virtuales, que producen las generaciones hiperrealizadas, con una realidad alterna. Este autor señala que las nuevas generaciones requieren hoy y siempre de la interacción que no es virtual, la que ofrecen los seres humanos, porque es por ellos y a través de ellos que se realiza la inscripción erógena y simbólica de aquello que se comparte, hay una transmisión de lo que disfrutan y lo que sufren, ayudan a metabolizar y metaforizar lo inscripto, que necesita ser ligado libidinalmente De acuerdo a las condiciones en que ocurre la inscripción y de las vías abiertas posibles para su elaboración surgirá, en el mejor de los casos, un ser que se crea y recrea en el otro, que no se queda atrapado en el objeto, sino que es un ser que puede jugar y podrá jugarse en la parentalidad. Referencias bibliográficas Consejo Nacional de Población (2002). Proyecciones de la población de México 2000-2050. México. D.F.: CONAPO Douglas, M.- (1996). La aceptabilidad del riesgo según las ciencias sociales. Barcelona. España : Paidós. Giddens,A.- (1991). Modernidad e identidad del yo. El yo y la sociedad en la época contemporánea. Barcelona. España: Península. Houzel, D. (comp) (1999). Les enjeux de la parentalité. Paris. Francia : Eres.

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López M. y León N.( 1991). “Las representaciones mentales de los padres. Su papel en el desarrollo psicológico del niño”. José Luis Salinas y Lauro Estrada –Inda (comps). La teoría psicoanalítica de las relaciones de objeto: del individuo a la familia. México: Hispánicas. Luengo, T.(2012). T. La representación social de la parentalidad. Una revisión en el marco de las ciencias sociales. Valladolid. España: Revista de la Psicología Científica. Martin, C.- (2005). La parentalidad: controversias en torno a un problema público. Guadalajara. México: Revista de estudios de género. UAG, La ventana. No. 22. Neyrand, G.-(2011). La parentalité comme dispositif, mise en perspective des rapports familiaux et de la filliation. Paris. Francia: Revista Recherches Familiales. Vasen, J.- (2000). Post mocositos, presencias, fantasmas y duendes en la clínica con niños y jóvenes hoy. Madrid. España: Paidós. Watzlawick, P, et al (1985). Teoría de la comunicación humana, interacciones, patologías y paradojas. Barcelona, España; Herder.

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ESTADO DEL ARTE DE LAS REPRESENTACIONES MATERNAS EN APOYO A LA INVESTIGACIÓN E INTERVENCIONES EN PERINATALIDAD Gabriel Zárate Guerrero, María del Carmen Espinosa Gómez y Angélica Ceja Barrera Universidad de Guadalajara

El bebé humano se constituye psíquicamente a partir de la relación con los adultos de su entorno inmediato. En ese proceso, la madre ocupa un lugar primordial en la interfaz de comunicación e intercambios con el bebé. Numerosas investigaciones han mostrado que la calidad de la comunicación e interacciones de la madre con su bebé, obtienen correlaciones significativas con las representaciones que ella posee de su hijo, de sí misma y de su función de madre. Por representaciones maternas entendemos las declaraciones expresadas por la madre bajo la forma de: pensamientos, deseos, expectativas, sentimientos, fantasías,

identificaciones,

percepciones

selectivas

y

atribuciones.

A

la

construcción de dichas representaciones contribuyen: las vivencias y vicisitudes de la propia historia, los modelos maternales de su infancia, el tipo de relación de pareja y de apoyo social, la calidad de la elaboración psíquica que el sujeto ha podido lograr de su experiencia, entre otras cosas. Así, las representaciones maternas aparecen como un concepto operacional, susceptible de ser aprehendido, evaluado y correlacionado con otras nociones tales como: las formas de interacción madre-hijo, los tipos de apego del niño, los trastornos psicopatológicos de la madre, entre otros. El objetivo del presente trabajo es presentar una breve panorámica del estado de las

investigaciones

que

se

han

realizado

sobre

el

concepto

de

las

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representaciones maternas, así como de la incursión del psicoanálisis en la creación de instrumentos estandarizados, todo ello con la finalidad de contribuir al fomento de nuevas investigaciones, así como al desarrollo de programas de prevención e intervención en perinatalidad. La noción de representación en diferentes disciplinas. Comencemos por examinar las raíces del concepto de “representación”. Varias disciplinas lo han planteado: la psicología social, la psicología cognitiva, la teoría del apego, así como el psicoanálisis, entre otras. Cada una de estas disciplinas ha construido una noción propia a su aparato conceptual. Precisaremos aquí el uso que le daremos, diferenciándolo de otros. Serge Moscovici (citado por Jodelet, 1976), crea para el campo de la psicología social en 1961 la noción de “representación social”, la cual tenía como antecedente la idea de “representación colectiva” que tiempo atrás había sido propuesta por Durkheim en sociología, pero relegada al olvido. Para Moscovici, se trata de una manera de interpretar y pensar la realidad cotidiana; es una forma de conocimiento social que se sitúa en el punto donde se intersectan lo psicológico y lo social. Estas representaciones, (se les considera múltiples) reflejan las maneras como los individuos y los grupos se apropian de las características de su contexto concreto, expresan los marcos de aprehensión y sus formas de comunicación, los códigos, valores e ideologías subyacentes. Se trata de un conocimiento socialmente elaborado y compartido, el cual participa en la construcción social de la realidad. En psicología cognitiva, la representación, es aquel “producto de la actividad cognitiva de los sujetos en virtud del cual éstos controlan consciente o inconscientemente sus reacciones conductuales distanciándose de los estímulos del entorno” (Piñuel Raigada, 2009). Se sostiene que el sujeto elabora representaciones que vendrán a determinar sus formas de actividad subjetiva. Más allá de procesar informaciones, el sujeto construye significados y los

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interpreta en sus intentos de transformar la realidad, así la teoría de los “modelos mentales” permite comprender la existencia de estructuras cognitivas de funcionamiento racional más o menos estables. Otra contribución teórica al estudio de las representaciones la aportó Bowlby (1969), en el marco de la teoría del apego, al formular la estabilidad de las pautas de interacción, mismas que son retomadas por Bretherton (2000) con su noción de “modelos operantes internos”; se trata de una especie de representaciones mentales dinámicas que actúan fuera de la consciencia y que son construidas a partir de las vivencias relacionales precoces con las figuras de apego. No se trata sólo de esquemas cognitivos de interpretación de la realidad, sino que incluyen afectos, fantasías conscientes e inconscientes, así como patrones de relación con las otras personas. Las aportaciones del psicoanálisis al estudio de las representaciones psíquicas. En toda la obra de Freud se muestra un interés particular por la noción de representación psíquica, la cual es definida como una investidura de la huella mnémica del objeto. Asociada al afecto, ambos representan a la pulsión en lo psíquico (Freud, 1915). Según este autor, existen representaciones psíquicas no sólo conscientes o preconscientes sino también inconscientes, todas ellas estarían en la base de la construcción de los guiones imaginarios llamados fantasías. Las representaciones y las fantasías de cada persona serían ilustrativas de su funcionamiento psíquico, ya que orientarían su comportamiento y estilos de relación con los demás. El acceso a las representaciones psíquicas preconscientes y conscientes se puede lograr, de manera relativamente más sencilla, con la sola declaración del sujeto, mientras que la manifestación y la aprehensión de las representaciones inconscientes requiere de condiciones más complejas.

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En la asociación libre producida en un psicoanálisis encontramos una de las situaciones más idóneas para mostrar la puesta en palabras de una rica variedad de materiales marcados por el inconsciente: lapsus, actos fallidos, sueños, síntomas y todo tipo de formaciones de compromiso. Las investigaciones que tienen como fundamento los estudios de caso, son las que han podido dar cuenta de la gran complejidad que se juega en las representaciones psíquicas de los sujetos. En el relato de entrevistas semi-estructuradas, si bien encontramos una expresión mucho más acotada, ello permite sin embargo acceder a la estructura narrativa y a los significantes conscientes y preconscientes externados por el sujeto. Materiales que ayudan a deducir e inferir diversas dimensiones del conflicto que se juega en esas circunstancias clínicas. Las representaciones psíquicas de la mujer ligadas al periodo de la maternidad. Una de las etapas de la vida y situaciones clínicas que más han sido exploradas desde el psicoanálisis respecto de las representaciones psíquicas, es sin duda la perinatal (embarazo y posparto). En este periodo Bydlowski (1991), constató una particularidad del funcionamiento psíquico de la mujer. La autora propuso denominar a este fenómeno “transparencia psíquica”, ya que la mujer externa algunos materiales inconscientes que en otro tiempo permanecerían reprimidos en su psiquismo. Dicha condición conlleva vulnerabilidad emocional para la mujer, pero al mismo tiempo la dispone psíquicamente a una mayor sensibilidad para el ejercicio de la función materna. Antes, ya Winnicott (1956) había señalado ciertas modificaciones en el funcionamiento psíquico de la mujer en el periodo del embarazo y del postparto; este autor habla de la “preocupación materna primaria” como una locura normal de la mujer, misma que le ayuda a prepararse a la relación empática con su bebé. Así, la mujer en estas condiciones estaría en un estado de solicitud de ayuda

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latente y casi permanente respecto de los variados aspectos que emergen de su vida psíquica. Estas condiciones particulares hacen posible que la evaluación de las representaciones psíquicas de la mujer en el periodo perinatal aporte gran riqueza y permita formular hipótesis consistentes acerca de su funcionamiento psíquico y en general de la manera como asume lo relativo a la función materna. Asimismo, el conocimiento de su estado psíquico abre posibilidades de prevención e intervención sobre las dificultades que se presenten en este periodo para ella y para su bebé. Diversas formas de evaluación de las representaciones maternas y principales instrumentos utilizados. La evaluación de las representaciones maternas implica trabajar sobre la narrativa de las mujeres, ya sea durante su embarazo o en el periodo del postparto. La metodología de evaluación de las representaciones maternas utiliza diferentes tipos de entrevista e instrumentos de acuerdo a los objetivos específicos que se pretendan. Se podrá explorar las representaciones maternas como variable predictiva o como variable resultante; con interés de tipificar el desarrollo normal o de caracterizar la influencia de diversas psicopatologías sobre el desarrollo del niño, entre otros objetivos. Los sujetos de la investigación pueden ser de población abierta en muestras amplias para fines de detección y prevención, o también grupos de riesgo con los cuales el objetivo principal pueda ser la identificación y atención de los procesos patológicos que pudieran estar afectando a los bebés. Los psicoanalistas que han trabajado en la investigación de las representaciones psíquicas subyacentes al funcionamiento psíquico han utilizado tradicionalmente los estudios de caso, sin embargo en las últimas décadas con su participación cada vez más frecuente en investigaciones multi-disciplinarias, han

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incursionado en la construcción y uso de entrevistas semi-estructuradas, así como en el diseño de instrumentos estandarizados. Los cuestionarios estandarizados, si bien han debido renunciar a la aprehensión de representaciones psíquicas inconscientes, permiten captar representaciones

psíquicas

marcadas

por

conflictos

y

formaciones

de

compromiso, materiales de gran riqueza que pueden ser correlacionados con otras muchas variables de la investigación, por ejemplo: con la calidad de las interacciones de la diada, con el desarrollo del bebé o incluso con reevaluaciones posteriores. No nos ocuparemos aquí, sólo mencionaremos algunas de las numerosas entrevistas e instrumentos creados a partir de la teoría del apego, por ejemplo: La entrevista Adult Attacment Interview (AAI) creada en 1985 por George, Kaplan y Main (1996); la Parent Attachment Interview (PAI) de Bretherton, Biringen, et al. (1989); la Working Model of Child Interview (WMCI) de Zeanah et al. (1994); o el cuestionario CaMir, de Pierrehumbert et al. (1996); entre otros; tampoco nos detendremos en las investigaciones psicoanalíticas en que las representaciones maternas son estudiadas bajo otros ángulos de abordaje, por ejemplo desde: las fantasías maternas o paternas (Fraiberg, 1989); las identificaciones con modelos maternos (Cramer y Palacio-Espasa, 1993); los escenarios narcisistas parentales (Manzano et al, 1999); o las transmisiones intergeneracionales (Lebovici y Mazet, 1989); entre otros. Nos centraremos solamente en explorar algunos de los cuestionarios de entrevistas de abordaje psicoanalítico que han buscado construir instrumentos estandarizados. Presentamos aquí dos de estos instrumentos que han sido muy utilizados en diferentes poblaciones y países. Se trata de la entrevista IRMAG, publicada por Ammaniti M. y colaboradores (1999), y de la Entrevista “R”, de Stern D.N. et al., (1989). El primero fue creado para evaluar las representaciones maternas durante el tercer trimestre del embarazo, mientras que el segundo está destinado a evaluar los cambios en las representaciones maternas después de una intervención

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psicoterapéutica en el postparto. Ninguno de los dos instrumentos es de autoadministración, sino que se aplican por un entrevistador entrenado. Los aspectos que se evalúan, tanto de las representaciones acerca de la madre como de las del bebé son, entre otros: la riqueza, la apertura al cambio, la intensidad y la tonalidad de la investidura, la coherencia, la representación diferenciada de sí misma respecto de la de su propia madre y de la del bebé, la dependencia social y la emergencia de fantasías. A pesar de que las entrevistas tienen preguntas abiertas, por las cuales se recomienda grabarlas en audio, la mayor parte de las respuestas se manejan con frases descriptoras de pares de opuestos o de gradación con diseño tipo likert. Ambos instrumentos se adecuan fácilmente a diseños de investigación mixtos: cualitativos y cuantitativos.

La entrevista IRMAG. La “Entrevista para las representaciones maternas en el embarazo” (IRMAG), tiene como objetivo primario explorar, en la mujer que afronta la maternidad, el dominio de las representaciones mentales que conciernen no solamente a la mujer en tanto persona y madre, sino igualmente a su futuro hijo, a su pareja y a su familia de origen. Se compone de 41 preguntas y se administra preferentemente en el periodo que va de la 28º a la 32º semana de embarazo. Se elige el 7º mes de embarazo, teniendo en cuenta que la presencia del bebé se encuentra ya bien definida en el psiquismo materno, y en cambio la mujer todavía no está demasiado angustiada por la inmediatez del parto. La entrevista explora los siguientes aspectos: a) El deseo de maternidad en la historia personal de la mujer y en la historia de la pareja.

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b) Las emociones personales, respecto de la pareja y de la familia al anuncio del embarazo. c) Las emociones y los cambios en el curso del embarazo en la vida personal, de pareja y en la relación con su propia madre, así como la perspectiva del parto. d) Las percepciones, las emociones y las fantasías relativas al “niño interno”. e) Las expectativas futuras a propósito de las características de sí misma como madre y de las características del niño. f) La perspectiva histórica de la madre con relación a su rol presente y a su rol pasado de hija. La estructura de la entrevista permite tener en cuenta tanto los contenidos relativos a los dichos de la mujer, como a su estructura narrativa. En cuanto a esta última se evalúan: la riqueza de las percepciones, la apertura al cambio y flexibilidad, la intensidad de la investidura o la coherencia en la estructura, entre otras dimensiones La entrevista “R”. Se trata de un instrumento creado por Daniel Stern y colaboradores (1989), para evaluar las representaciones maternas en el posparto, y tiene como objetivo específico evaluar el cambio en dichas representaciones como resultado de una intervención psicoterapéutica. Es decir, que el instrumento está pensado para aplicarse en el antes y el después de una intervención psicoterapéutica (aunque también puede volverse a aplicar 6 y 12 meses después del tratamiento) para evaluar la eficacia psicoterapéutica en comparación con un grupo control. La entrevista puede tener lugar en presencia o en ausencia del bebé y dura alrededor de 40 a 60 minutos. La entrevista comprende 10 temas generales, con 28 preguntas. Los 10 temas generales son: 1- Descripción del niño; 2- Rol de eventos importantes del pasado del niño; 3Descripción de la mujer en tanto madre; 4- Rol de su propia madre; 5- Semejanzas

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con su familia; 6- Influencia del pasado y del presente de la madre; 7- Afectos ligados a las representaciones; 8- Deseos y miedos; 9- Estima; 10- Otros aspectos relevantes no mencionados. Las características evaluadas de las representaciones son: a) La abundancia y la riqueza de las representaciones; b) La tonalidad hedónica de las representaciones; c) La identificación referida del niño a sus padres; d) La identificación referida de la madre a su propia madre; e) La coherencia en las representaciones; y f) El contenido de temas conflictivos. Diversas investigaciones realizadas utilizando los instrumentos mencionados. La entrevista IRMAG ha servido como instrumento para investigaciones en las que se ha explorado en los padres la calidad de “la consciencia del bebé como otro”, en Francia (Bertrand, 2011), así como con grupos de mujeres con riesgo depresivo y psicosocial en Italia (Ammaniti et al, 2002), entre otros temas. La entrevista “R”, o adaptaciones de esta entrevista, han servido para estudiar las calidad en la función materna y las representaciones de apego en embarazadas primigestas en Chile (Santelises, 2007), así como en madres de hijos prematuros en España (González-Serrano F. et al, 2012), entre otras poblaciones. Un ejemplo de investigación clínica a partir de las representaciones maternas. La investigación que vamos a citar enseguida, de modo un poco más amplio, se llama: “Estudio sobre las representaciones maternas en mujeres que han tenido embarazo con sospecha de malformación a partir de la vigilancia ecográfica”. Se trata de una investigación realizada por Viaux-Savelon et al., en el Hospital La Pitié-Salpêtrière en París y fue publicada en 2007.

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Empezamos dando algunos antecedentes que permitan entender el objetivo de este estudio. En Francia la atención a la perinatalidad da derecho a toda mujer a tener control prenatal, el cual comprende entre otros servicios, tres ecografías; la primera de ellas en el curso del 4º mes de embarazo. En caso de que se encuentre algún indicio fuera de lo normal, se le solicita a la mujer que se practique exámenes complementarios, mismos que pueden resultar más o menos invasivos. Entre el 10 y 15% de las mujeres reciben la recomendación de una vigilancia más detallada. Al final del embarazo, sólo alrededor del 10% de las mujeres que llevaron vigilancia detallada confirman una malformación en el bebé, de modo que el restante 90% terminan por ser “softs markers” sin trastornos, dando lugar a un nacimiento perfectamente sano en el plano pediátrico. Si en el curso del proceso del embarazo, ocurre algún evento portador de ansiedad, como es la sospecha de malformación física o mental de su futuro bebé, la dinámica psíquica de la mujer puede verse perturbada. Este estudio se ocupa entonces del efecto teratogénico del manejo de cierta información médica sobre las representaciones maternas de mujeres de hijos sanos. La hipótesis de partida del estudio fue que “la sospecha de una anomalía en la ecografía del primero o del segundo trimestre, conlleva una perturbación en las representaciones maternas perinatales y en las interacciones precoces madrebebé”. A través del seguimiento prenatal del hospital, se contactó y dio seguimiento a 17 mujeres embarazadas de entre 18 y 38 años de edad, sin trastornos psiquiátricos y con una situación familiar estable, siendo primíparas o multíparas pero que sus embarazos previos no hayan presentado dificultades. Ellas fueron repartidas en dos grupos: Grupo 1 – mujeres embarazadas sin complicación orgánica pero para los cuales una imagen anormal aislada habría sido detectada en la ecografía sistemática; Grupo 2 – mujeres embarazadas sin complicación orgánica y para las cuáles ninguna anomalía ecográfica fue detectada.

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Este fue un estudio prospectivo en tres tiempos: Primer momento – en el curso del tercer trimestre del embarazo (27º a 38º SA); Segundo momento – entre el 2º y el 7º día de vida del bebé; Tercer momento – a los dos meses de vida del bebé. Los instrumentos utilizados para la evaluación de las representaciones maternas fueron los antes mencionados: las entrevistas IRMAG y “R”. Esta investigación ilustra con bastante claridad la utilidad del estudio detallado de las representaciones maternas para la investigación, prevención e intervenciones en perinatalidad. La investigación citada encontró que la sospecha sobre la integridad del futuro bebé, comunicada a la madre y evaluada a partir de sus representaciones psíquicas respecto de la maternidad y del bebé, muchas veces viene a poner un grano de arena dentro de un engranaje muy fino, es decir que la preocupación producida en la madre (y en su pareja) por la sospecha de una malformación, afecta la instauración de una adecuada empatía y de la llamada “preocupación materna primaria” (retomando el término de Winnicott), lo cual repercute también sobre la riqueza y calidad de las primeras interacciones con el niño. Conclusiones. Las representaciones maternas indican con suficiente precisión aspectos del funcionamiento psíquico de las mujeres en el periodo perinatal. Su estudio y evaluación aporta elementos importantes para comprender las dinámicas de funcionamiento psíquico y de conflictos, así como para planificar políticas de prevención e intervención terapéutica en este periodo tan decisivo para la estructuración psíquica de los bebés.

Referencias Ammaniti M, Candelori C, Pola M, & Tambelli R. (1999). Maternité et grossesse. Étude des représentations maternelles, Paris: PUF (trad. fr.).

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Ammaniti, M., Tambelli, R., Odorisio, F., D'Isidori, M., Vismara, L., & Mancone, A. (2002). Rappresemazioni mentali e modelli di attaccamento in donne in gravidanza con rischio depressivo e psicosociale. In: Infanzia e Adolescenza, 1, 97-112. Bowlby J. (1969). El apego y la pérdida 1. El apego. Barcelona: Paidós (trad. fr. 1998). Bretherton I, Biringen Z, Ridgeway et al. (1989). Attachment : The parental perspective. In : Infant Mental Health Journal, 10(3), 203-221. Bretherton I. (2000). Des modalités de relation aux modèles internes : la perspective de la théorie de l’attachement. In: O. Halfon, F. Ansermet et B. Pierrehumbert (eds.). Filiations psychiques, Paris: PUF, (33-60). Bydlowski M. (1991). La transparence psychique de la grossesse. Etudes Freudiennes, 32, 135-142. Cramer B. & Palacio-Espasa F. (1993). La pratique des psychothérapies mèresbébés. Études cliniques et techniques, Paris, PUF. Fraiberg S. (1989). Fantômes dans la chambre d’enfants, Paris, PUF, (trad. fr., 1999). Freud S. (1915). La represión. In: Freud S. Obras Completas, Buenos Aires: Amorrortu, (trad. esp., 1979). George C., Kaplan N. & Main M. (1996). Adult Attachment Interview, Unpublished protocol. Department of Psychology, University of California, Berkeley. Jodelet D. (1976). La representación social: fenómenos, concepto y teoría. In: S. Moscovici. Pensamiento y vida social, Barcelona: Paidós, (pp. 469-494). Lebovici S, & Weil-Halpern F. (2006). Los vínculos intergeneracionales (transmisión y conflictos) las interacciones fantasmáticas. In: La psicopatología del bebé, México D.F.: Siglo XXI (trad. esp.). Manzano J., Palacio-Espasa F. & Zilkha N. (1999). Les scénarios narcissiques de la parentalité. Clinique de la consultation thérapeutique, Paris, Le fil rouge, PUF. Pierrehumbert B., Karmaniola A., Sieye A., Meister C., Miljkovitch R. & Halfon O. (1996). Les modèles de relations: développement d’un auto-questionnaire d’attachement pour adultes. In : Psychiatrie de l’enfant, 1, 161-206. Piñuel Raigada J.L. (2009). Sistema de representaciones. In: R. Reyes (Dir.), Diccionario crítico de las ciencias sociales. Terminología Científico-Social. Tomo 3, Madrid-México: Ed. Plaza y Valdés. Stern D.N et al. (1989). L’entretien « R ». En S. Lebovici, P. Mazet, J.P. Visier. (dir.). L’évaluation des interactions précoces entre le bébé et ses partenaires, Paris: Eshel – Éditions Médecine et Higiène, pp. 151-177. Viaux-Savelon S, Rosenblum O, Mazet P, Dommergues M, & Cohen D. (2007). La surveillance échographique prénatale des grossesses à suspicion de

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malformation : étude du retentissement sur les représentations mentales, Neuropsychiatrie de l’enfance et de l’adolescence, 55, 413-423. Winnicott D.W. (1956). La préoccupation maternelle primaire. In : De la pédiatrie à la psychanalyse. Paris: Payot, pp. 168-174 (trad. fr.). Zeanah C.H., Benoit D., Hirshberg L. et al. (1994). Mothers’ representations of their infants are concordant with infant attachment classifications. In: Developmental Issues in Psychiatry and Psychology, 1, 1-14.

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MIRADA NARRATIVA: ABUELAS A CARGO DE LOS NIETOS Isabel Pérez Vargas Universidad Nacional Autónoma de México

La Terapia Familiar Sistémica tiene sus bases en la Teoría General de Sistemas, que concibe a la familia como un sistema vivo, compuesto por un grupo de personas en una interacción dinámica particular, donde lo que pasa a uno afecta al otro, al grupo en su totalidad y viceversa (Simon, Stirling y Wynne,1998). Lo anterior quiere decir que la experiencia del hombre es determinada por su interacción con el medio, y a su vez, la familia constituye un grupo social natural que determina las respuestas de sus miembros (Minuchin, 1974). A partir de los cambios sociales, económicos y tecnológicos de las últimas décadas, la terapia familiar sufrió una revolución. Muchas premisas fueron cuestionadas y reformuladas a partir de miradas posmodernas como la narrativa. Esta forma de conocer y concebir el mundo cuestiona nociones tradicionales respecto a las familias y el trabajo que se hace con ellas en consulta psicológica. Asimismo, supone un profundo escepticismo sobre la validez universal de construcciones individuales y define la evolución de las vidas de las personas y sus relaciones en términos de lectura y escritura de textos (White y Epston, 1993). Cada nueva lectura de un texto es una nueva interpretación de éste, y por lo tanto, una nueva forma de escribirlo, representarlo y vivirlo. Una narración implica un proceso de selección en el que se dejan de lado aquellos hechos que no encajan con los relatos dominantes que nosotros y los demás desarrollamos acerca de nosotros mismos. En resumen, la organización de los relatos de las personas, determinan significados, interacciones y formas de relacionarse. Las influencias del enfoque narrativo son la psicología social, la crítica literaria, el movimiento feminista, la hermenéutica y la etnografía (Bertrando y Toffaneti, 2000); mientras

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que las bases teórico-filosóficas provienen de Michael Foucault, Erving Gooffman y Jacques Derrida. La perspectiva narrativa supone a cada sistema familiar como único, en constante cambio, con etapas y funciones flexibles en función de las circunstancias. Un aspecto que ha venido modificando la vida actual de las familias a nivel mundial es la necesidad económica de sus miembros para incorporarse rápido al ámbito laboral -formal o informal- y retirarse lo más tarde posible del mismo. Lo anterior, sugiere cambios en una etapa de la vida familiar que se consideraba usual, “de ensoñación” y hasta poco relevante: el momento de la vejez, de la jubilación y/o de ser abuela(o), previo a la emancipación de los hijos para constituir sus propias familias. Histórica e ideológicamente, en nuestro país es común contar con el apoyo de los abuelos para el cuidado de los nietos. No obstante, la figura del abuelo(a) como cuidador principal se presenta cada vez más y genera preguntas acerca de cómo es concebido dicho rol o si las abuelas(os) que se dedican a la crianza de los hijos continúan su rol a través de los nietos. Desde hace un par de años, surgió el interés por estudiar la aportación económica y no económica de los abuelos-adultos mayores en el bienestar de las familias, a través de empleo formal, cuidado de la vivienda, de los nietos o actividades instrumentales (Cárdenas y Vera-Tudela, 2011). No obstante, hay poco acuerdo respecto a los efectos del cuidado de los nietos en los abuelos. Pinazo y Montoro (2004) señalan efectos positivos como: sentimientos de amor y ayuda hacia los demás, sentimientos de utilidad y solidaridad, revitalización por la relación con los nietos, disfrute de la presencia y de la relación con la familia, aumento de autoestima, gusto por ver crecer a los miembros de la familia, encontrar sentido a sus vidas y felicidad. Otros autores (Parashar, 2007; Weisbrot y Giraudo, 2012), relacionan el cuidado de los nietos con desvinculación y conflictos entre abuelos hijos-nietos o resto de la familia, sobrecarga, trastornos de salud física, depresivos y miedo al fracaso. Los estudios hechos en adultos mayores plantean que sus preocupaciones más importantes son la influencia del ámbito cercano, tal es el caso de la familia (Radl,

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2003). Pinazo y Montoro (2004) afirman que la dificultad de ser abuelo(a) radica en que no es un rol institucionalizado y tiene poco reconocimiento social. En otras palabras, es difícil de definir, ya que puede ser un símbolo, un rol social, una experiencia emocional, una interacción con los nietos y un proceso grupal con la familia. Esto puede generar nociones idealizadas de lo que debe ser un abuela(o), dañando severamente la autoimagen de las personas. En la medida en la que se exploren los temas que afectan e importan a los adultos mayores y abuelos, es más probable que puedan prevenirse problemas en pro de una mejor calidad de vida y bienestar para ellos y quienes les rodean. En función de lo anterior, éste trabajo tuvo por objetivo general describir cualitativamente las narraciones de abuelas(os) en torno al cuidado de sus nietos. El objetivo específico fue identificar las categorías cualitativas de las narraciones de tres abuelas(os) en torno al cuidado de sus nietos.

Método

Participantes Participaron tres abuelas de entre 60-75 años de edad, que fungen el rol de cuidadoras de los nietos con constitución familiar intergeneracional, es decir en donde conviven personas de distintas generaciones a la familia de origen. Los motivos de las abuelas para hacerse cargo de los nietos fueron el abandono y la imposibilidad de las hijas de hacerse cargo de sus propios hijos. El nivel socioeconómico de todas las familias se caracterizó por ser de bajos recursos económicos. La participante A tenía 60 años de edad al momento de la investigación, escolaridad primaria, madre soltera desde hace 20 años, con tres hijos, sin historia laboral formal, pero con toda una vida dedicándose a ser ama de casa, a cargo de un nieto de 7 años desde hace un año. La participante B, tenía con 67 años de edad, escolaridad secundaria técnica, viuda hace 5 años, con cuatro hijos de diferentes parejas, con una vida laboral de 5 años como asistente

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administrativa, compartiendo esto con toda una vida de ama de casa, a cargo de dos nietas de 11 y 9 años desde hace 10 meses. La participante C tenía 75 años de edad, sin escolaridad formal, madre soltera desde los 17 años de edad, con una hija, sin historia laboral concreta, pero si trabajos informales de distinta índole, siendo ama de casa toda su vida prácticamente, a cargo de una nieta de 9 años desde hace dos años. Muestreo El muestreo fue intencional, los criterios con los que se eligieron a las participantes fueron la accesibilidad y disposición dentro del campo, asi como el hecho de que fueran abuelas(os) y estuvieran a cargo del cuidado de uno o varios nietos en función del objetivo de la investigación. En función del tiempo asignado para realizar el estudio, dos meses, se tenía proyectado un mínimo de una persona y un máximo de cinco, de modo que se pudiera llevar a cabo un análisis mínimo de la información con un caso y máximo 5 para poder contrastar eficientemente la información. El número de participantes con el que se trabajó finalmente fue determinado también por la decisión voluntaria de cada quien para participar en el estudio y la proporción del respectivo consentimiento informado. Diseño: El diseño del estudio fue cualitativo y emergente. Instrumentos Se utilizaron entrevistas abiertas a profundidad cuyo tópico general se llamó “ser abuela”, los participantes iban generando información genérica respecto a su rol y de ahí se desprendían los temas específicos de los que la investigadora quería saber más, traduciendo esto en más preguntas para esa sesión o la siguiente. Procedimiento Se solicitó permiso para la realización de este trabajo al dirigente de un gabinete privado de psicólogos clínicos infantiles y de familia constituido como un centro de apoyo psicológico privado. Se escogió este lugar pues se sabía gran afluencia de pacientes y se había observado previamente la presencia de adultas mayores que llevaban a niños a consulta. El administrador del centro dió acceso a

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las cédulas de identificación telefónica donde se registra el nombre completo de quien solicita el servicio, parentesco, el tipo de servicio solicitado y síntesis del motivo de consulta. Se pidió ver las cédulas de identificación de los pacientes que llamaban por primera vez para preguntar por los servicios de terapia familiar. Se seleccionaron diez casos cuyo factor común fue que las abuelas fungían como madres de sus nietos y solicitaban anexarse en una lista de espera. Se hizo contacto con todos los casos, se les pidió su consentimiento informado para realizar una serie de entrevistas y sólo tres aceptaron participar. El resto de participantes potenciales descartó su colaboración pues ya estaban recibiendo apoyo psicológico en otras instituciones. Al finalizar el proceso de obtención de información y devolución de resultados, se pactó asignar inmediatamente los casos al área de terapia familiar. A la par de la realización y transcripción de las entrevistas, se fueron identificando categorías, las cuales se analizaron por entrevista y después todas en su conjunto. Escenario El lugar en el que se desarrolló este trabajo fue un gabinete privado de psicólogos clínicos infantiles y de familia constituido como un centro de apoyo psicológico privado. Queda ubicado en la zona metropolitana sureste del Estado de México. El status socioeconómico al que está destinado el lugar, asi como el tipo de población que asiste es de nivel medio y bajo en cuanto a recursos económicos se refiere. El centro atiende un estimado de 107 personas mensualmente, cuenta con ocho psicólogos infantiles y seis psicólogos de familia con posgrado en las respectivas áreas, por parte de universidades públicas y privadas. Los horarios del centro son de tiempo completo, se dividen cuatro psicólogos infantiles y dos de familia en el transcurso de la tarde (14-18hrs); mientras que el resto de especialistas trabaja en la mañana junto con los psicólogos de familia, asi como medio día del sábado. La institución cuenta con convenios de colaboración con escuelas privadas, públicas y sistema DIF Estatal, quienes canalizan pacientes. El lugar cuenta en total con diez cubículos, una sala de juegos y estimulación temprana, asi como una sala de usos múltiples que se usa como auditorio. El escenario específico donde se realizaron las entrevistas fue

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un consultorio privado de terapia familiar de la institución. El cubículo se encontraba ventilado, con luz natural, iluminación y aproximadamente 7m*5m. El mobiliario constó de cuatro sillas y una mesa rectangular. Materiales Los encuentros se audiograbaron con un aparato MP3 NWZ-35 que registra voz en archivos con extensión .wav, compatible con Word de Windows 7. Se utilizaron libretas, hojas y plumas para hacer notas. Resultados

En total, se realizaron 10 entrevistas, casi tres por participante, de aproximadamente 45 minutos de duración cada una y al ser transcritas constituyeron un total de 79 cuartillas. El análisis de las entrevistas fue hecho en función de la identificación de narraciones dominantes de cada abuela y después se realizó un análisis entre todas las entrevistas. A partir de esto, se definieron las siguientes categorías: Derecho a ser madre, incongruencia de ser abuela, sentimientos encontrados, duelos, relación con los nietos y dificultades de crianza. A continuación, se describirá cada una con mayor detalle. Derecho de ser madre En los tres casos, las participantes reconocen que los nietos tienen una madre biológica. Adjudican las funciones de alimentación, vestido, cuidados y afecto como exclusivas de una madre, las cuales ellas ejecutan. Agregan que el rol de madre “se gana” diariamente con acciones, no solo es por haber dado a luz, dando el derecho implícito de propiedad o de administrar el contacto que los niños tienen con las madres biológicas. Inclusive, muestran orgullo en plantearse como madres, sugiriendo una capacidad “sumativa” al haber tenido la experiencia de haberlo sido antes y repetir su rol de nuevo, definiéndose actualmente como una madre, inclusive más fuerte y más capaz que la biológica. Lo anterior puede apreciarse en las siguientes narraciones: “Si mi hija vuelve a venir y reclamar ver a los niños, yo decidiré si la dejo entrar…. Ese derecho…., que los niños te quieran, se gana a pulso y todos los días cuando te levantas temprano, les das de comer,

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los bañas, peleas con ellos, los regañas, acaricias y cuidas….. no nada más por haber parido se te puede llamar madre”. “Este niño tiene mucha madre y esta es mejor porque lo va cuidar y proteger con todo lo que ya aprendió o echó a perder”

Incongruencia de ser Abuela En todos los casos, los nietos son quienes las llaman abuelas o por el nombre propio. Asimismo, las participantes conciben el rol de abuelas en antagonismo con aquel de ser madre. Atribuyen a las abuelas la labor de consentir y apapachar, contrario al rol de ser madre, teniendo que educar y regañar. “Las niñas me llaman D., así tal como me llamo…..además, si me dicen abuela me siento más vieja”. “Como abuela… pensaba que me iba a dedicar a echar a perder a mis nietos, a consentirlos y malcriarlos…ser mamá te ocupa en regañar, poner castigos, abrazar, velar cuando están enfermos y evitar que coman golosinas….a mis 65 años sigo siendo mamá, ¡vaya que si era cierto eso de que ser mamá es un trabajo de toda la vida, pero aquí si la vida se pasó, se lo tomó literal!”

Sentimientos encontrados Aunque se reconoce un gran cariño hacia los nietos-hijos, se aprecia enojo hacia las instancias familiares o legales que les asignaron la tarea de cuidar a los nietos cuando ellas ya no lo consideraban en sus planes. Inclusive, expresan rechazo inicial de hacerse cargo de los nietos. No obstante, parece conciben como antinatural el hecho de rehusarse a cuidar a los nietos. Tanto así, que consideran que de no hacerse cargo, nadie más lo haría o se destinaría a los niños a una casa hogar, sintiéndose copartícipes y culpables de esa situación. “Amo a mis nietos y me dan felicidad…pero a mí me dijo una autoridad -judicial- que me tenía que hacer cargo de los niños porque si no, irían a una casa hogar…Cuando oí eso, mi corazón se partió en dos pues sabía que si yo no aceptaba los condenaría a una vida muy difícil con eso de mandarlos a un lugar donde no hay nadie de su sangre y se sufre mucho… No podría vivir con esa culpa…no me quedó de otra, me sacrifiqué yo por ellos y yo creo que a veces por eso me siento enojada… y triste”.

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Duelos En diferentes momentos, las informantes plantearon el dolor que sentían por el abandono de los nietos y la postergación o interrupción de proyectos personales. “…uno piensa qué habrá hecho mal para que sus hijos abandonen a sus hijos”. “Me duelen mis nietos…pensarán porqué los dejó su mamá. Si un día me preguntan no creo poderles contestar pues creo que eso solo corresponde que ella se los diga, además yo tampoco sé las razones y eso me puede, me duele....no sé ”. “Con gusto puedo presumir que a mis 68 años tengo novio…pensé que podía dedicarle el tiempo a mi relación como no lo hice de joven porque con hijos bebés y una casa ya no se podía…pensé que ahora era cuando iba poderlo hacer, pero al estar a cargo de estos niños, me siento mal si salgo a noviar pues siento que no les dedico atención…también me pongo a llorar como chamaca por no poder verlo a él tan seguido.”

Relación con los nietos Las abuelas plantearon relaciones cordiales y constructivas con los nietos en general, basando sus afirmaciones en interacciones de la vida cotidiana y provecho que ambos tienen del holón abuela-nietos. “Nos llevamos bien...”. “A veces los saco a jugar, los veo, los miro y me dan ganas de sonreir”. “Nos ayudamos, ellos me hacen compañía y yo los cuido”.

Dificultades de crianza Las abuelas reportan dificultades de crianza

relacionadas a aspectos

conductuales o escolares. Las participantes describieron los problemas que los llevaron a buscar apoyo psicológico de índole familiar porque no sabían cómo apoyar a los nietos en el momento que las instancias escolares reportaron bajo aprovechamiento escolar. Asimismo, afirmaron no sabían cómo hacer para que los niños obedecieran y entendieran lo que ellas intentan trasmitir como disciplina. En diversos momentos, se aprecia la comparación

que hacen las abuelas de la

crianza efectuada con sus hijos en relación con los nietos, notándose la diferencia

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intergeneracional de conductas, actitudes y hasta el cuestionamiento de algo que pudiera modificarse para apoyar a los nietos. “A veces cuando..a mi niña…le digo que me pase un trapo o algo así, me alza los hombros en señal de altanería y se va…. Me da un coraje tremendo y me desespero, la regaño y menos me funciona….Antes no era así, si te atrevías siquiera a hacer un gesto de que no te gustaba la orden de un adulto, mucho menos de tu mamá, te rompían la boca y nunca lo volvías a hacer….con mis hijos pasé pocas veces por un castigo así y con eso aprendieron. Yo sé que eso ya no se usa y trato de darme a entender pero no sé, me desespero…No sé cómo educar a estos niños de ahora, te preguntan todo, no se quedan conformes, brincan, retan y no sé cómo hacerle”. “…venimos aquí porque ya no sé qué hacer para que esta niña entienda que quiero educarla, le hablo, la abrazo, le platico, la intento convencer para que estudie, mejore su promedio, se porte mejor en la escuela y no sé, ya no sé si yo hago algo mal, debo cambiar algo… o ella es quien no me quiere entender”.

Discusión En función de los resultados, se aprecia la continuidad del rol de madre que las abuelas desempeñan . Es decir, para las participantes el ser abuela solo se destina a distinguir el parentesco de sangre, mas no las funciones de madre que ejecutan. Lo anterior, pone en duda la existencia de la última etapa del ciclo vital familiar conocido como nido vacío -momento en el que los hijos se van e independizan generando sus propias familias-, como lo propone Haley (1997). En el caso de las abuelas de la presente investigación, pasan por lo que se puede llamar “maternidad ampliada” (Pérez, 2013), pues continúan su rol de madres con otras generaciones distintas a sus hijos. Este constructo resulta diferente al llamado “nido repleto” (Ríos, Ríos y Díaz, 2008), que alude a la presencia de hijos en edad de emancipación en la familia nuclear. La maternidad ampliada podría ser un fenómeno más presente de lo que pensamos al revisar las cifras del Instituto Nacional de Geografía y Estadística (INEGI, 2000). Ahí se afirma que un 86.6% de los varones y 37.2% de las mujeres de 60 años o más, son reconocidos como responsables de su grupo familiar, ya sea en términos de manutención económica,

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cuidado de los nietos y disposición de la vida del sistema en general. Del total de hogares con adultos mayores, 81.5% es dirigido por una persona de 60 años o más; de éstos 36,9% es ampliado (por la incorporación de yernos, nueras y nietos al hogar) y 46,4% nuclear. Lo relativo a los “sentimientos encontrados” respecto al cuidado de los nietos, asi como el dolor por la pérdida de los proyectos personales, suscita varios aspectos: a) La relevancia de que los terapeutas de familia estén preparados para trabajar con aspectos particulares de la vejez, como por ejemplo los factores que influyen en el estado de ánimo, enfermedades biológicas que impactan en el funcionamiento psicológico, etc. Al respecto, Robledo (2004) realizó un estudio de satisfacción vital en abuelos y sugiere que las preocupaciones más comunes son asuntos familiares, los que pueden relacionarse con cuadros de depresión y otros trastornos psiquiátricos. El Consejo Nacional de Evaluación de la Política Social (CONEVAL, 2010) afirma que actualmente hay más de nueve millones de viejos de 60 años o más, y se calcula que para el 2030 habrá más de 20 millones de ancianos. No se sabe cuántas personas en esta proyección puedan ser abuelas(os), lo cual sería un dato valioso. Este aspecto está siendo contemplado en la programación de un futuro Plan Gerontológico Nacional y en la Ley de los Derechos de las personas adultas mayores (2012). b) La posibilidad de que los “sentimientos encontrados” puedan relacionarse con el acumulado de sobrecarga después de toda una vida de ser madres y ama de casa. Ventajosamente pudiera pensarse muchas veces que los ancianos ya no tienen cosas por hacer y por lo tanto pueden o deben dedicarse a cuidar a los nietos o quehaceres domésticos, sin tener descanso o como si fuese una tarea implícita, abonándose un posible blanco de explotación laboral no remunerada ni reconocida, implicando la ausencia de derechos reconocidos legalmente. Cuando las participantes refirieron dificultades de crianza de sus nietos, traducidas como problemas conductuales y escolares, varias se preguntaban a sí mismas acerca de su rol. Esto muestra el papel activo de su función y contradice

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la sugerencia de que los adultos mayores tienden a ser más inflexibles en sus puntos de vista como lo plantea Marín (2003). Respecto la opinión de estas mujeres, pareciera que va implícita la narrativa cultural y socialmente dominante de ser abuela como sinónimo de ser vieja y en consecuencia un término despectivo o doloroso por parte de ellas mismas. Esto se relaciona con lo que plantea Linares (1996) en relación con la forma en la que las personas construyen narrativas individuales, pues afirma que se surgen con base en fantasmas que elaboran imaginariamente la experiencia vivida en diálogo con ideologías sociales. Por otro lado, en cuanto a la visión despectiva y dolorosa de la vejez, Negredo y Castellano (2010) y Parales y Ruiz (2002) en sus estudios sugieren la presencia de ideas viejistas en los mismos ancianos y en quienes les rodean. Conclusiones En función del objetivo de este trabajo, se concluye que las abuelas con las que se trabajó se conciben todavía como madres en sus narrativas dominantes, tienen sentimientos encontrados en relación con la crianza de los nietos. Asimismo, viven duelos por el abandono de los nietos y la interrupción de proyectos personales. Lo que parece equilibrar lo anterior es la relación constructiva con los nietos, aunque puede verse tambaleante en el momento en el que ya no pueden controlar los problemas conductuales o escolares de los nietos. Este trabajo abre la posibilidad de muchas brechas de investigación en cuanto a abuelas(os) se refiere, asi como sugiere la reflexión de los terapeutas de familia respecto a la manera en la que se conciben los abuelas(os) antes de apresurarse a intervenir, plateando a la terapia narrativa familiar como una visión cualitativa de investigación y clínica viable para un objeto de estudio tan subjetivo, amplio y complejo como la vejez y ser abuela(o). Prospectiva Lo reportado en el presente trabajo invita a reflexionar y ocuparse de los siguientes puntos: A) Aspectos de investigación: 1.-Realizar trabajos donde se

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incluya a la visión de los nietos, pues la relación de ser abuela(o) se construye también a partir de la visión de otros, quienes también tienen voz y forman parte importante de este vínculo. 2.-Hacer investigaciones de la implicación de trabajo informal en el hogar por parte de los abuelos, así como el impacto y sobrecarga de dichas actividades. 3.-Abundar investigaciones respecto a los proyectos personales y de pareja de los abuelos y ancianos, con una visión activa-positiva del envejecimiento. B) Aspectos clínicos y éticos: 1.-Tomar en cuenta que la narrativa no solo es una forma de abordaje clínico, sino un enfoque epistemológico, una de las muchas forma de mirar el mundo, ya sea en investigación y otros ámbitos. 2.-Desde la terapia narrativa no se hablaría de una sola vejez, sino de las diversas construcciones que cada quien hace de la misma. 3.-Revisión de las construcciones personales, actitudes viejistas o prejuicios de los terapeutas en torno a la vejez, así como considerarlas dentro del proceso de supervisión como equipo.. 4.-Reflexionar que aunque en este trabajo coincide la etapa de ser abuela con la vejez -edad mayor a 60 años-, existen abuelas más jóvenes en función de edades tempranas en las que algunas parejas se embarazan. 5.-Recordar el compromiso ético y profesional de actualizarse y conocer temas que pueden afectar la práctica clínica, como es el caso de los tópicos particulares del funcionamiento psicológico de ancianos y su contexto familiar. 6.-La abuelidad y la crianza de los nietos no es privativa de las mujeres, por lo que se invita a explorar con curiosidad genuina la forma en la que los hombres construyen estos procesos.

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multidimensional (Reporte a raíz del Día del adulto mayor). Recuperado del sitio web de la Dirección de Información y comunicación social: http://www.coneval.gob.mx/cmsconeval/rw/resource/coneval/home/diadelad ultomayor.pdf?view=true Haley, J. (1997). Aprender y Enseñar Terapia. Buenos Aires: Amorrortu Instituto Nacional de Estadística y Geografía (2000). Distribución por edad y sexo: Índice de envejecimiento por entidad federativa según sexo. Recuperado de http://www.inegi.org.mx/sistemas/sisept/Default.aspx?t=mdemo151&s=est& c=29257 Ley de los Derechos de las Personas Adultas Mayores (2012). Ley de los derechos de las personas adultas mayores: Cámara de diputados del Honorable Congreso de la Unión. Recuperado de http://www.diputados.gob.mx/LeyesBiblio/pdf/245.pdf Linares, J.L- (1996). Identidad y narrativa: La terapia familiar en la práctica clínica. España: Paidós Ibérica. Marín, J.M (2003). Envejecimiento. Revista de Salud Pública y Educación para la Salud 3(1) 28-33. Recuperado de http://www.geriatria.salud.gob.mx/descargas/dh/k.pdf Minuchin, S. (1974). Familias y Terapia Familiar. México: Gedisa. Negredo, A. y Castellano, C. (2010). Estereotipos viejistas en ancianos: actualización de la estructura factorial y propiedades psicométricas de dos cuestionarios pioneros. International Journal of Psychology and Psychological Therapy, 10(1), 79-95. Parales, C. y Ruiz, E.(2002). La construcción social del envejecimiento y de la vejez : Un análisis discursivo en prensa escrita. Revista Latinoamericana de Psicología 34(1), 107-121. Recuperado de http://redalyc.uaemex.mx/pdf/805/80534209.pdf Parashar, J. (2007). Preschoolers’ attachment to grandparent caregivers (Master Thesis) University of New York: U.S.A. Pérez, I. (2013). Calidad de vida en adultos mayores. (Tesis doctoral en proceso de autorización de publicación). UDLADF: México. Pinazo, S. y Montoro, J. (2004). La relación entre abuelos y nietos: factores que predicen la calidad de la relación intergeneracional. Revista Internacional de Sociología, 38 (2),147-168 Radl, R. (2003). Transformaciones en el comportamiento en función del género en la vejez: el caso de las relaciones familiares actuales entre abuelas, abuelos y nietas y nietos. Revista de sociología, Papers, 70, 117-134. Recuperado de http://dialnet.unirioja.es/servlet/oaiart?codigo=836423 Ríos, J.A., Ríos, M. y Díaz, J.(2008). El Nido Repleto: Encrucijada y desafío de un nuevo ciclo vital de la familia. Cuadernos de terapia familiar, 69, 116-168. Disponible en http://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=2786926

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Robledo, L.M. (2004). La salud del anciano en México y la nueva epidemiología del envejecimiento. Disponible en http://www.geriatria.salud.gob.mx/descargas/dh/k.pdf Simon, F. B., Stierlin H. y Winne L.C. (1988). Vocabulario de Terapia Familiar. Buenos Aires: Gedisa. White, M. y Epston, D. (1993). Medios Narrativos para fines terapéuticos. Barcelona: Paidós. Weisbrot, M. y Giraudo, N. (2012). Conceptos y percepciones de las abuelas sobre el cuidado de sus nietos. Estudio cualitativo en una población del Hospital Italiano de Buenos Aires. Archivos Argentinos de Pediatría, 110(2), 126131. Disponible en http://www.sap.org.ar/docs/publicaciones/archivosarg/2012/v110n2a07.pdf

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APEGO Y AJUSTE SOCIO EMOCIONAL, UN ESTUDIO EN EMBARAZADAS PRIMIGESTAS Sergio Eduardo Arévalo Contreras, Claudia Margarita Navarro Herrera Universidad de Guadalajara

En el último tiempo la teoría del apego ha cobrado gran vigencia en la Psicología. Esta constituye una de las construcciones teóricas más sólidas dentro del campo del desarrollo socioemocional de las personas, postulando una necesidad universal para formar vínculos afectivos estrechos (Ainsworth, 1969; Sroufe, 2000). La evidencia científica ha mostrado que el apego desarrollado en la temprana infancia repercute en la forma de establecer vínculos con las demás personas en la edad adulta, influyendo en las futuras relaciones interpersonales significativas así como en su bienestar o ajuste socioemocional (Bowlby, 1969, 1979; Fonagy, 1999a; Sroufe, 2000). Asimismo, se ha encontrado que los patrones de apego temprano tienden a mantenerse estables a través del tiempo y que este patrón podría repetirse en el estilo de apego del futuro hijo(a), lo cual se ha denominado transmisión intergeneracional del apego (Fonagy, 1999b). Los primeros escritos en apego se encuentran en el trabajo desarrollado por el psicoanalista inglés John Bowlby a fines de la década de los 60. Bowlby (1995) define el apego como: "Cualquier forma de conducta que tiene como resultado el logro o la conservación de la proximidad con el otro individuo claramente identificado al que se considera más capacitado para enfrentar al mundo. Esto resulta sumamente obvio cada vez que la persona está asustada, fatigada o enferma, y se siente aliviada con el consuelo y los cuidados", (p. 40) (Ainsworth, 1969; Bowlby, 1969, 1979, 1980, 1993, 1995). Modelos Operativos Internos en el Adulto: Los modelos operativos internos (MOI) son definidos como una representación mental del sí-mismo, así como una representación del sí-mismo interactuando con una figura de apego en un contexto o entorno con carga emocional (Bowlby, 1995).

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Estas

representaciones

consideran

creencias

complementarias

y

expectativas sobre la disponibilidad física y psicológica del cuidador y su nivel de responsibidad, así como si uno mismo es merecedor de atención o cariño. Sarasony sus colegas extendieron esta definición y agregaron el sentido de aceptación, la creencia de que uno es amado, valorado y aceptado por otros significativos (Sarason, Sarason & Pierce, 1990). Para estos autores la relación entre apego y apoyo social es fundamental. Las personas con MOI autónomo tienen la percepción de contar con un alto apoyo social y a la vez con una mayor habilidad de dar apoyo a otros, lo cual mejora las habilidades para desarrollar y mantener relaciones adultas satisfactorias, manejar experiencias estresantes y contar con un mejor ajuste general (Sarason, Pierce & Sarason, 1990). El estilo preocupado corresponde a adultos que se muestran ambivalentes e imprevisibles ante las posibilidades de acceder a ellos cuando sus hijos o hijas muestran necesidad de contacto, lo cual llevaría a desarrollar con mayor probabilidad en los infantes un patrón de apego ansioso-ambivalente. El estilo rechazante se aprecia en adultos que se muestran insensibles y tienden a impedirles a sus hijos o hijas el acceso al contacto cuando los necesitan. Ellos tienen una mayor probabilidad de tener niños(as) con patrón de apego evitativo. Finalmente, el estilo no resuelto corresponde a adultos que se muestran desorientados y confusos en la manera en que se relacionan con sus hijos(as) y otras personas, característica del contacto que llevaría a que sus niños o niñas desarrollen un patrón de apego de tipo desorganizado. Apego y Ajuste Socioemocional: Las investigaciones empíricas en el tema plantean que las personas con un apego autónomo tienen una mayor probabilidad de ejercer interacciones más sanas con otros, enfrentar adecuadamente situaciones de estrés, prevenir trastornos de ansiedad e incluso ser menos vulnerables o más resilientes frente a situaciones de riesgo (Bowlby, 1980; Fonagy, 1999a; Fonagy et al., 1997; Hernández, Kimelman & Montino, 2000).

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Lo anterior muestra la importancia de contar con datos nacionales sobre la relación entre estilo de apego adulto o modelos operativos internos y ajuste socioemocional, lo cual cobra gran relevancia en mujeres primigestas ya que es el momento oportuno donde detectar posibles problemas e intervenir de manera preventiva. El objetivo de este estudio es conocer el estilo de apego adulto y la relación de éste con los niveles de ajuste socioemocional, en mujeres primigestas que asisten a su control obstétrico al hospital regional del IMSS del municipio de Ameca Jalisco. Contar con resultados de estudios en el tema permitirá conocer las características de esta población Mexicana y en particular Amequence, obtener información relevante para aportar al diseño de intervenciones preventivas orientadas a apoyar a las embarazadas en esta importante etapa vital, y contribuir a reeditar sus modelos representacionales hacia un patrón más sano, lo cual se reflejará en el vínculo que establezcan con su bebé. Método Este artículo se centra en el estudio del apego adulto y su relación con el ajuste socioemocional durante el primer embarazo. El estilo de apego fue evaluado con el Cuestionario de Apego en Adultos, CaMir, y el ajuste socioemocional con el Cuestionario de Salud Mental, OQ-45.2. Se realizaron análisis descriptivos de la muestra y correlaciones entre estilos de apego y las dimensiones del Cuestionario de Ajuste Socioemocional con el Coeficiente Producto Momento de Pearson. Diseño: Esta es una investigación descriptiva correlacional de carácter transversal. Se describen las características de la muestra estudiada de acuerdo a sus patrones de apego predominantes así como los indicadores de ajuste socioemocional, y se comparan ambos aspectos para estudiar sus relaciones. Participantes: Las participantes de este estudio fueron 139 mujeres embarazadas primigestas entre 19 y 40 años, de un nivel socioeconómico medio, medio-bajo y

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bajo, que asistían a su control obstétrico al hospital regional del IMSS del municipio de Ameca Jalisco.

El nivel socioeconómico de la muestra fue

establecido con base a la categorización interna de los centros de salud considerados, en relación a la población que atienden. Las instituciones en las cuales las mujeres se atendían correspondían a centros médicos de atención ambulatoria, siendo de tipo público y privado. La participación en el estudio fue voluntaria y los criterios de inclusión en la muestra eran tener entre 19 y 40 años de edad y ser éste su primer embarazo. Como criterio de exclusión se consideró la presencia de un diagnóstico psiquiátrico grave. Dentro del grupo evaluado se encontraban mujeres que contaban con distintos niveles de apoyo de sus parejas, desde alto a inexistente, y cuyos embarazos eran tanto deseados como indeseados. Resultados Los resultados muestran una relación significativa entre los estilos de apego y los indicadores de ajuste. Análisis Descriptivo de la Muestra: Respecto al tipo de apego de las mujeres evaluadas, se pudo observar que un 63.3% de la muestra obtuvo un estilo de apego autónomo. A la vez, un 20.1% de la muestra fue clasificada con un apego inseguro preocupado, y un 15.1% obtuvo un estilo de apego predominantemente inseguro rechazante. Finalmente, un 1.4% se consideró como apego no resuelto (ver Figura 1).

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1.4% 15.1% 20.1%

Rechazante Autónomo Preocupado No resuelto 63.3%

Figura 1. Distribución de los estilos de apego en la muestra del estudio. N = 139.

En cuanto a los niveles de ajuste socioemocional de las mujeres evaluadas, los resultados indicaron que un 88.3% de ellas se ubicaban en un puntaje de ajuste adecuado o ausencia de disconfort, mientras que el 11.7% obtenían un puntaje que indicaba desajuste o disconfort. Un 14.6% presentaba sintomatología ansiosadepresiva, un 13.9% presentaba desajuste en las relaciones interpersonales y un 25.5% lo hacía en cuanto al rol social (ver Figura 2).

11.7%

Ajuste emocional o bienestar Disconfort o desajuste 88.3%

Figura 2. Ajuste socioemocional en la muestra del estudio según escalas del OQ-45.2. N = 139.

Análisis de Correlaciones Entre Estilos de Apego y Ajuste Socioemocional

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En la Tabla 1 se aprecian las correlaciones entre los estilos de apego obtenidos en el CaMir, y los puntajes en ajuste socioemocional obtenidos en el Cuestionario OQ-45.2, tanto en las 3 subescalas como en la escala total. Tabla 1. Correlaciones entre estilos de apego y ajuste socioemocional (N = 137) Sintomatología Relación Ansiosa Interpersonal depresiva

Rol social

Escala Ajuste total

Apego autónomo

-.228*

-.318*

-.247*

-.282*

Apego rechazante

.041

.135

.115

.087

Apego preocupado

.388*

.376*

.336*

.419*

p