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Banda de compleja definición se convierte en revelación del año. El jurado no tardó en tomar la decisión: la medalla se la han adjudicado alt-J… Pero estos prefieren no colgársela. 9 4 MÚSICA. ALT-J
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Los caminos del hype son inescrutables… Repitamos como un mantra tal sentencia hasta que deje de tener sentido. Cada temporada nos obligan a que practiquemos este perverso juego mental para asimilar el vertiginoso ascenso de determinado artista o grupo y, luego, darse de bruces con la realidad: no es para tanto ni perdurará. Sin embargo, de entre toda la maraña de next big things que llegan año tras año, sobre todo, desde el universo musical anglosajón, no queda más remedio que claudicar ante algún nombre grabado con letras de oro. alt-J (o Δ, para los usuarios de Mac), joven cuarteto residente en Cambridge formado por Joe Newman (voz y guitarra), Gwil Sainsbury (bajo), Thom Green (batería y percusión) y Gus Unger-Hamilton (teclados y coros), se han ganado el derecho a subir al primer peldaño del podio de las sensaciones del 2012 gracias a su disco de estreno, “An Awesome Wave” (Infectious / PIAS Spain, 2012), dechado de pop coral y minimalista que anticipa que el género regresa por sus fueros (añadan la consolidación de la sueca Anna Von Hausswolff y el retorno de The xx). Pero no se fíen de esa etiqueta, porque los propios alt-J se desmarcan de ella: “Nunca fue nuestra ambición intentar definir nuestro sonido. Cuando empezamos, no reflexionábamos acerca
de nuestro estilo: nos centrábamos en componer música. Era lo que nos motivaba. Sólo después de haber tocado por primera vez ante unos amigos escuchamos que sonábamos diferente y que resultaba complicado categorizarnos”. Lo confiesa su frontman, Joe Newman, que en aquella época (hace cuatro años) daba por bueno que su reducida audiencia los metiese en el saco “del indie-rock o algo semejante”. A día de hoy, para zanjar la cuestión, afirma con cierta sorna que “le cuento a los taxistas que sonamos como si Mumford & Sons se cruzasen con las sacudidas de Deftones”. Bromas aparte, la gran pregunta sobre el cuarteto y su LP, “An Awesome Wave”, es obligatoria: ¿cuál es el secreto de su éxito? Posiblemente, su manera de modelar el pop a base de asombrosos juegos vocales, percusiones y arreglos sorprendentes y ritmos magnéticos. Una fórmula fruto de “un proceso largo y paciente. Todo lo que necesitamos es tiempo para reunir ideas, riffs, letras y melodías y desarrollar una vía para conjuntarlo todo. Vemos nuestra técnica de escritura como una recolección de cosas interesantes y la realización de un collage”. En medio, se eleva la característica voz de Newman (junto a la de su compañero Gus), elemento diferenciador de alt-J: “La voz es el instrumento que más
fácilmente tenemos a nuestra disposición, y siempre está ahí cuando la necesitamos. Es parte de nosotros y todos podemos aprender cómo usarla. Mi intención siempre ha sido cantar de un modo en el que me sintiera cómodo y que me interesara después de apreciar lo que salía de mi garganta”. Desmenuzados los entresijos de su (sólo en apariencia) sencillo modus operandi, todavía queda por resolver el enigma de su veloz notoriedad. Newman simplifica la explicación y esquiva, cómo no, la demoníaca palabra: “Somos conscientes de que el álbum, por ahora, ha sido bien recibido tanto por crítica como por público. Pero el alboroto generado a nuestro alrededor no es un hype, sólo la reacción positiva de la gente ante una obra de debut”. Y ante una distinguida personalidad, a pesar de las inevitables comparaciones con The xx (de nuevo) o Radiohead. Newman no se corta al respecto: “¡Amamos a ambas bandas! Existe una rica química musical entre sus miembros. Nosotros también poseemos un fuerte vínculo musical y, como ellos, vivimos en nuestra propia burbuja, centrados en nosotros y no en lo que otros grupos hacen o cómo suenan”. Un afán de distanciamiento que se relaciona con su concepción arty, adjetivo que se aplica continuamente a alt-J, lo quieran o no sus componentes:
“No nos describiría como una banda ‘arty’. Sin embargo, haber crecido como estudiante de arte te instruye para reconsiderar el funcionamiento del mundo a través de la expresión creativa en forma de arte de calidad. Esta actitud sobrevuela naturalmente la manera en que percibimos y respondemos a la música, en particular a la música pop”. Para certificarlo, basta con repasar los textos de sus composiciones, punteados con referencias cinematográficas (de hecho, su nombre inicial fue Films) y literarias. He aquí un par de recomendaciones personales que nos ofrece el mismo Newman: “Una poderosa muestra de cine: “Irreversible” (Gaspar Noé, 2002); y otra de literatura: “Story Of The Eye” (Georges Bataille, 1928)”. Ambas sugerencias, cargadas de intensa simbología emocional y sexual, se conectan de algún modo con los subterfugios románticos de su lírica, que se trasladan al oyente integrados en pasajes cuya sonoridad retrocede y, a la vez, salta hacia adelante en el tiempo: “Se puede aprender de cara el futuro mirando al pasado. Buena parte de lo que interpretamos es retrospectivo”. Sea como sea, sólo alt-J conocen sus límites. En sus manos se encuentra el porvenir del pop de alta alcurnia. H Jose A. Martínez Más info: altjband.com
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