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Adolescentes, televisión e Internet: ¿protagonistas o espectadores de la realidad? Lourdes Bazarra, Olga Casanova y Jerónimo García Ugarte. Licenciados en ...
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Adolescentes, televisión e Internet: ¿protagonistas o espectadores de la realidad? Lourdes Bazarra, Olga Casanova y Jerónimo García Ugarte

Licenciados en Filología Hispánica. Profesores en Secundaria y Bachillerato.

Sumario 0. Introducción. 1. Internet: el mundo al instante. 1.1. Influencias positivas. 1.2. Influencias negativas. 1.3. ¿Dónde se sitúan los adolescentes?—2. La televisión en casa: de protagonistas a espectadores. 2.1. Una forma de aprender a leer el mundo. 2.2. El mundo que la televisión nos podría enseñar.—3. Bibliografía.

RESUMEN El artículo trata sobre las diferentes respuestas o actitudes de los adolescentes ante dos de los medios de comunicación más relevantes e impactantes actualmente: Internet y la televisión. Dos medios creados por los adultos cuyos efectos o consecuencias han sido y pueden llegar a ser imprevisibles para nuestra concepción actual y futura de la realidad y de nosotros mismos. En Internet hemos analizado las inñuencias tanto positivas (universalidad, creatividad, rapidez y cantidad de información...) como ne-

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gativas (falta de implicación, falso refugio...) presentes en los adoles­ centes. Con respecto a la televisión, se analiza el paso de protagonista a es­ pectador que sufren como televidentes. La negación de lo que supon­ ga esfuerzo o análisis ha sido desterrada, al igual que la compleji­ dad y la duda. Esa opción por lo simple y por lo emotivo se convier­ te en un peligro sólo evitable desde el desarrollo del pensamiento crí­ tico y una sólida cultura.

ABSTRACT The article deals with the different responses or attitudes of adoles­ cents towards two of today's most relevant and powerful means of mass communication: internet and television. Two means of mass communication that have been created by adults, but whose effects or consequences might become unpre­ dictable for our actual and future conception of reality and ourselves. In relation to the Internet we have analysed the influence, both pos­ itive (universality, creativity, source of fast and vast information) and also negative (lack of implication, false sense of security...), experi­ enced by adolescents. With regard to television, the transit from playing leading roles to becoming mere observers is analysed, as suffered by young people as television spectators. The denial of anything that may suppose effort or analysis has taken place, as well as the negation of complexity and doubt. This choice for simplicity and emotion is becoming a danger only avoidable through the development of a critical judge­ ment and a solid culture.

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j INTRODUCCIÓN Heráclito de Efeso, «El Oscuro», fue el primer pensador en defender vehementemente la idea del continuo devenir: «Todas las cosas están en movimiento y nada está fijo». «No se puede entrar dos veces en el mismo río». Con algunos siglos de diferencia, Jack KEROUAC (con sus novelas En el camino, Los vagabundos del Dharma) hizo del cambio su modo de vida e inspiró la actitud de toda una generación. óaltando a un mercancías que iba a Los Ángeles un mediodía de finales de septiembre de 1955, me instalé en un furgón y, tumbado con mi bolsa del ejército bajo la cabeza y las piernas cruzadas, contemplé las nubes mientras rodábamos hacia el norte.» A las puertas del tercer milenio, Spencer JOHNSON, en su libro ¿Quién se ha llevado mi queso?, también nos habla del movimiento, de la inevitable presencia del cambio y de la necesidad de adaptarnos y movernos con él: dos ratones y dos liliputienses conviven pacíficamente en el mismo laberinto, su vida transcurre tranquila, fieles a la rutina de salir cada día a buscar su alimento: el queso. Nada parece alterar su felicidad hasta que un día el queso desaparece y cada uno de los protagonistas deberá tomar una decisión: cómo afrontar el cambio que se ha producido en sus vidas. Que la realidad se mueve, que el cambio existe, es innegable, solamente necesitamos mirar 25 años atrás y asistiremos a algunos de los grandes cambios de la Humanidad: • La caída del «muro» de Berlín. • La globalización económica.

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• La Ingeniería Genética. • Los Medios de Comunicación Social Hemos dejado para el final - y sin olvidarnos de otros acontecimientos, como la incorporación de la mujer al trabajo- el que sin duda es otro de los grandes cambios del último cuarto de siglo y que es el objeto fundamental de nuestras reflexiones en este artículo. En nuestra opinión, además del evidente progreso tecnológico, el gran cambio en los medios de comunicación lo constituye el progresivo e imparable aumento de su poder para influir en la sociedad. Dentro de un siglo, caracterizado, sobre todo en su segunda mitad, por una vertiginosa incorporación de la tecnología a la vida cotidiana, ¿qué han supuesto para el ser humano en su forma de pensar, de concebir la realidad y de relacionarse con ella? Y más concretamente, ¿qué supone su presencia, su uso e influencia en los jóvenes y adolescentes hoy? Dos son los medios de comunicación social en los que vamos a centrarnos en estas páginas: INTERNET y la TELEVISIÓN, y dos son también los aspectos desde los que pretendemos abordarlos: ¿Cómo influyen en los adolescentes y cómo debemos actuar ante ellos?

Q

INTERNET. EL MUNDO AL INSTANTE

Quizá en sentido estricto, y en sus inicios, la forma correcta de referirnos a Internet sería como medio de información, al considerar éste su objetivo fundamental. Hoy por hoy, hablar de Internet es hablar de comunicación con pleno sentido, no existe ningún otro medio que nos sitúe en la misma actitud de interactividad con la que nos sentamos ante el ordenador.

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Representado de manera esquemática, podemos dividir las influencias de Internet sobre los adolescentes según sus consecuencias positivos o negativos. INTERNET



Universalidad.

• Cantidad y rapidez de la informarión.

1.1.

• La realidad virtual como refu§

, a

• El juego del Rol.

• Atractivo del medio.

• Comunicación sin implicación.



• Desconcierto ético.

Desarrollo de la creatividad.

Influencias positivas

1.1.a. Universalidad versus relativismo. Uno de los grandes problemas a los que se enfrentan los adolescentes en la actualidad es la «trampa» de los relativismos ideológicos, de los nacionalismos culturales, llegar a pensar que «su mundo» es el único válido, el que debe ser. A lo largo de la historia de la Humanidad siempre han existido grupos dominantes interesados en constreñir, anular la capacidad de información con el único propósito de controlar y mantener activo su poder de manipulación Los adolescentes siguen siendo el objetivo prioritario de estos grupos por dos motivos fundamentales: • Son el futuro. • Su capacidad crítica está formándose.

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Internet (desde un uso correcto y crítico) representa una opción por la universalidad, una ruptura con los relativismos culturales e ideológicos y una puerta abierta y libre al conocimiento. Uno de los objetivos fundamentales de cualquier sistema educativo es «universalizar» a los adolescentes, ayudándoles a desarrollar su capacidad crítica, abiertos a otros modos de entender la realidad, enriqueciéndose con lo que aporta «el otro». 1.1.b. Cantidad y rapidez de la información. Otra de las aportaciones de Internet a los adolescentes es el aumento progresivo de su capacidad de acceso a la información tanto en sus aspectos cuantitativos como, especialmente, en lo que se refiere a la rapidez con la que se obtiene la información; así como a la posibilidad de contrastar los datos en distintas fuentes, en un lapso de tiempo impensable hace unos años. La información siempre ha estado al alcance de los adolescentes, pero no tanto el método de acceso a la misma, por lo que el proceso de obtención de la información «fracasaba» en la primera parte; es decir, en la búsqueda, momento en el que el adolescente perdía una parte importante del interés. Internet aporta ese método o quizá ese un nuevo método. Puede argumentarse en contra de esta opinión que esto s u pone dejarles las cosas muy fáciles, que su trabajo requiere menos esfuerzo....; nosotros pensamos que estos argumentos van perdiendo cada día más fundamento y no suponen sino una imprudente renuncia a los avances del progreso. Quizá sea más fructífero enseñarles a compaginar los métodos actuales de acceso a la información con los más tradicionales, ayudándoles a apreciar el placer de manejar un libro o de acudir a una biblioteca, junto con la utilidad de Internet. Sí tiene más sentido y merece especial atención por parte de los educadores el ayudarles a discriminar la información útil de

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la que no lo es y a economizar el tiempo consumido ante la pantalla. Todo el tiempo que se gana en Internet se puede perder si no se utiliza el principio fundamental según el cual la distancia más corta entre dos puntos es la línea recta. De lo contrario, los tiempos se alargan innecesariamente hasta llegar a «insensibilizar» mentalmente al adolescente. I.l.c. El poder de atracción del medio. Muy relacionado con el punto anterior podemos hablar, como uno de los aspectos positivos de Internet, de lo «atractivo» que resulta el medio para los adolescentes. Olvidémonos por un momento de nuestra opinión global sobre Internet y preguntémonos: ¿qué otro medio en los últimos años ha despertado el mismo interés e incluso apasionamiento en los adolescentes? En nuestro caso, y desde nuestra condición de profesionales de la educación, de la respuesta a está pregunta surge inevitablemente otra: ¿Hemos valorado realmente las posibilidades de enseñanza, de educación que nos ofrece Internet? ¿Por qué seguimos «acusando» a los adolescentes de vivir en un mundo de imágenes?, ¿no resultaría más interesante utilizar el atractivo de la imagen para tratar de transmitir a los adolescentes los valores y actitudes que les lleven a construir un mundo más humano, más justo? A aquellos que siguen en la batalla contra la superficialidad de la imagen creemos que hay que decirles que es hora de «aliarse con el enemigo». Muchas de nuestras «armas» tradicionales han perdido fuerza y seguirán haciéndolo si las seguimos presentando como oposición a... y no como compañeras de camino. Ayudémosles a utilizarlo bien y no dejemos nunca de transmitirles que nosotros también vivimos una pasión: la de pasar las páginas de un buen libro.

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1.1.d. Desarrollo de la creatividad. Internet y el mundo de los ordenadores en general han supuesto el descubrimiento de un nuevo filón de creatividad. La creatividad tiene mucho de valor y requiere algo de «inconsciencia» al no establecer demasiados esquemas a priori que a la larga no consigan sino abortar nuestros proyectos más «audaces». Una de las ventajas de los adolescentes es que no le tienen ningún miedo al nuevo medio. El ordenador les proporciona un mundo infinito de posibilidades que parecen no tener límites y donde la creatividad encuentra un lugar natural en el que establecerse y disfrutar. En un momento de la Historia sin cánones rigurosamente definidos de belleza, Internet es una nueva puerta donde compartir y crecer, y no cabe la menor duda de que nuestros adolescentes lo están aprovechando. Quedémonos ahora con lo positivo, reconozcamos sin rubor nuestro asombro y, sí es posible, tratemos de aprender algo.

1.2.

Influencias negativas

Desgraciadamente en demasiadas ocasiones el uso que nuestros adolescentes hacen de Internet no es el adecuado. No siempre consiguen situarse al margen de aquellos que han encontrado en el medio una fuente de manipulación y no siempre superan su propia tendencia a proyectar en el ordenador muchas de sus frustraciones, soledades y miedos. Vamos a analizar a continuación algunos de estos aspectos negativos: 1.2.a. La realidad virtual como refugio. ¿De qué se refugian en la realidad virtual? De la Soledad, de su no pertenencia. Dice

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Maslow que, una vez superadas las necesidades primarias, el hombre aspira a satisfacer otras necesidades superiores, una de éstas es precisamente la necesidad de pertenencia. Muchos adolescentes están solos y no solamente en el colegio o instituto y con relación a un grupo de amigos sino que también están solos en sus casas. Nadie puede dudar de lo positiva incorporación de la mujer al trabajo del cambio y del avance social que supone, pero es necesario plantearnos cómo han compensado las familias este hecho. ¿Está más tiempo el padre en casa con sus hijos? La respuesta es simplemente no. No existe compensación y muchos de nuestros adolescentes lo sufren. Internet se ha convertido para ellos en una vía de escape, en un nuevo amigo virtual al que se «pertenece» desde el principio, pero con el que resulta muy difícil hablar de sentimientos. Y quien no habla de sus sentimientos se va muriendo poco a poco... Desgraciadamente esta necesidad de pertenencia resulta demasiado atractiva y no se les escapa a quienes pretenden dirigir a los adolescentes hacia una lista interminable de fines, cuyo punto de coincidencia es alejarles de un modo constructivo de estaren el mundo. Internet reúne muchas de las condiciones, especialmente las referidas a la universalidad y al anonimato, necesarias para que esto pueda cumplirse. Y si antes hacía referencia a lo atractivo del medio, un mal uso, una motivación equivocada al sentarse ante el ordenador, pueden suponer para el adolescente un camino sin salida. 1.2.b. El juego del Rol. Una de las posibilidades que Internet ofrece a través de los juegos de ordenador es la de asumir diferentes roles. Además de aquellos adolescentes que no van más allá de su sentido puramente lúdico y no confunden ficción

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con realidad, existen otros muchos que utilizan este juego como mecanismo de defensa. ¿Defenderse de qué? Fundamentalmente de la insatisfacción que les provoca su realidad personal, motivada en la mayor parte de las ocasiones por una baja autoestima. Los juegos de ordenador ofrecen al adolescente, con unas dosis de realismo propias del mejor Spielberg, la posibilidad de «salir» de su propia realidad, de tener una vida diferente, virtual. Una vida sin frustraciones donde se puede elegir ser héroe o villano, donde todo es modificable con tan sólo pulsar un botón. El problema surge cuando el adolescente no es capaz de discernir, de separar su mundo real del mundo de ficción y asume como suyos unos valores que no han sido elegidos, situándose a merced de quien no sabemos siempre con qué fines ha creado el personaje. A cambio de participar de estos valores e integrarlos como parte de suyo, el adolescente recibe un continuo refuerzo a su autoestima, alguien le dice por primera vez lo bien que hace las cosas, aun cuando lo que hace bien sea encabezar un golpe de Estado en un país imaginario, o acumular puntos escupiendo a los viandantes desde una azotea. 1.2.c. Comunicación sin implicación. Una de las características que definen hoy a una gran parte de los adolescentes es su tendencia a evitar aquellas formas de comunicación que s u pongan implicación. Nadie más que ellos son conscientes de la cada vez más creciente «temporalidad» de sus relaciones y por ese motivo, entre otros, se sienten especialmente atraídos hacia formas de comunicación que les permitan ver los toros desde la barrera y donde incluso la comunicación pueda llegar a convertirse en un juego divertido, en un chat.

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¿Qué es chatear? Comunicarse, hablar sin verse. Chatear ofrece superar «en falso» el problema de la soledad, permite ocultar una parte fundamental de la comunicación como es la parte no verbal, lo que dicen nuestros gestos. El valor de lo que se dice no está ya en el significado de cada una de las frases sino en el número de éstas que pones en juego al mismo tiempo. Lo que realmente importa no es la calidad de la información sino el número de comunicadores que participan y la velocidad de la comunicación. El que se queda «fuera» del proceso no es el que peor se comunica o el que no es sincero en lo que dice, sino el que no lo hace con la suficiente rapidez Y lo «mejor» de todo es que basta un ligero golpe de tecla para estar de nuevo en otro proceso de comunicación, para continuar en el juego. No tenemos ninguna posibilidad de mantener vivo el discurso sobre lo humano, de proyectar un futuro donde no imperen los valores tecnocráticos, si no somos capaces de conservar puro nuestro lenguaje. El día que El Quijote sea traducido a lenguaje de signos, pocas cosas tendrán ya sentido. 1.2.d. Desconcierto ético. Según Aristóteles la virtud de una acción está en el término medio. Sus palabras nos sirven para situarnos ante lo que en ética podemos considerar como dos extremos igualmente rechazables: • De un lado, la existencia de un solo criterio ético, una única manera de interpretar moralmente la realidad. • De otro, la existencia de un número «excesivo» de criterios éticos, la exageración de la pluralidad como respeto a la propia autoconciencia.

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1.3.

¿Dónde se sitúan los adolescentes?

En ese desconcierto. Internet es una puerta abierta a la universalidad ante la que es necesario adoptar una actitud permanente de crítica, de discernimiento de aquellos valores que aportan algo a nuestras vidas y aquellos que nos impiden vivir fieles a un modo humano de entender la realidad. Muchos adolescentes aún no están preparados para saber discernir y más después de haber recibido la continua lección del «todo vale, si va en mi propio beneficio». Están desconcertados y cada día más alejados de unos adultos que no les ayudan a situarse éticamente en la vida, la pluralidad excesiva les aboca al vacío y por eso reclaman puntos de apoyo. Desgraciadamente, y en Internet ocurre, hay quien vive de este vacío de los adolescentes y por eso la necesidad, sin dejar nunca de educar en la capacidad de crítica, de un control institucional riguroso y eficaz de los contenidos de la Red. La otra opción es seguir mirando al futuro con incertidumbre, con miedo.

El

LA TELEVISIÓN EN CASA: DE PROTAGONISTAS A ESPECTADORES

2.1.

Una forma de aprender a leer el mundo

Es curioso al entrar en una casa, observar el lugar que se le asigna a la televisión dentro de la vida familiar y cómo la disposición de sillas, mesas, sofá o butacas expresan con claridad que es uno de los espacios fundamentales alrededor de los cuales gira la vida familiar.

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Si el coche se ha convertido en el objeto con el que más claramente nos significamos frente a los demás - l a publicidad se ha encargado de asociar a él no sólo el nivel adquisitivo del comprador, sino su carácter, forma de vida, actitudes vitales, etc.- la televisión, dentro del mundo de la tecnología, ha pasado a ser un miembro más de la familia y un referente estético, ideológico y de comportamiento. Los contenidos, personajes y puesta en escena de la televisión son la expresión de cómo entendemos la realidad y cómo nos relacionamos con ella. Por ello, hemos decidido unir el análisis y la valoración sobre este medio a una reflexión sobre en qué consiste para nosotros vivir, qué es y cómo debiera ser la vida para que fuera una buena vida. Analizar la televisión y su relación con ideas, hábitos y comportamientos de niños, adolescentes, jóvenes y adultos implicaría también responder a: • Cómo y para qué vivimos. • En qué mundo vivimos y en cuál creemos vivir. • i La televisión nos ha hecho espectadores, testigos o protagonistas de la realidad? 2.1.a. Espectadores pasivos. Desde que somos pequeños, los adultos le ceden a la televisión gran parte del tiempo educativo y de convivencia que les correspondería a ellos. Al aparato le pedimos muchas veces que nos permita un paréntesis sin hijos, o que nos evite la discusión, la pelea que significa educar e interiorizar actitudes. Mientras los niños miran las imágenes, las tareas que les pueden resultar costosas pasan al universo del inconsciente, convirtiéndose en automatismos que luego es más difícil incorporar como hábitos conscientes (es curioso que haya tantos niños que no sepan comer si no ven la televisión).

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Lo cierto es que el movimiento de las imágenes, los colores, la música, son lo suficientemente sugerentes como para que el resto de la realidad quede difuminado o borrado para el niño. ¿Para qué buscar fuera si dentro de la pantalla está todo? La televisión no pone límites, ni entiende de tiempos de asimilación o comprensión. Entrega la realidad sin seleccionar. Para vivir sólo basta con mirar. Se busca, además, que todo sea fácil, sencillo y divertido. La duda, las preguntas, la complejidad, la inquietud, la reflexión, ya no son necesarias. Todo queda respondido con la contundencia de las imágenes (es curiosa la capacidad para decir la verdad que le damos a los ojos, muy por encima de la que otorgamos no sólo al resto de los sentidos, sino también a la razón). La cuestión es que si todo lo que hay que conocer está ahí dentro, al alcance del mando, ¿para qué moverse? Aprendemos a vivir desde la mirada de otros ojos que seleccionan y analizan para nosotros a cambio de que dejemos de pensar de forma autónoma. 2.1.b. La simplificación de la realidad: fácil sencillo y divertido. Emoción sin pensamiento. Frente a la pluralidad que aparentemente manifiesta, frente a la cantidad de información que divulga, la televisión, con la ayuda del sistema educativo y de la escasa ambición vital y humana en la que vivimos - q u e queda reflejada en la organización y uso del tiempo que se hace en las familias-, nos ha empobrecido en el conocimiento que tenemos de la realidad, nos ha hecho menos sabios y más frágiles como afirma POSTMAN: «HUXLEY creía, al igual que H. G. WELLS, que estamos inmersos en una carrera entre la educación y el desastre. Por eso escribía continuamente sobre la necesidad de comprender la política y epistemología de los medios de comunicación. Intentaba decirnos que lo que afligía a la gente de Un mundo feliz no era que

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estaban riendo en lugar de pensar sino que no sabían de qué se reían y por qué habían dejado de pensar.» Hemos dejado de pensar para, básicamente, sentir. Esta afirmación es grave en un adulto, pero en un adolescente implica una situación de indefensión frente a la realidad y frente a sí mismo que se ve agravada por un uso cada vez más pobre y limitado del lenguaje -carecen de palabras para nombrar, para entender qué pasa y qué les p a s a - y un bagaje cultural con frecuencia demasiado pobre, limitado a lo grupal y sin confrontación con la diversidad. No es extraño que muchos opten por el aislamiento o por la violencia. En ambos espacios no necesitan dar razones ni encontrar un porqué a lo que hacen. Simplemente lo imponen o lo viven a solas. La información sobre la realidad tiene un tratamiento que busca: Frente a

• Emocionalidad • El cómo




>

racionalidad.

por qué.

• Lo espectacular y aparente sis. • Lo simple




Incapacidad para enfrentarse a lo complejo.

• Tender a eliminar el desorden y la contradicción al igualarlos con el error o la mentira. • La inconsciencia. • No sentirnos responsables de lo que ocurre. •

El egocentrismo, individual y grupal.

Ese mundo que se nos entrega simplificado, hecho de afir­ maciones que omiten las preguntas o la diversidad, es un mun­ do terminado en el que sólo caben el asentimiento o el recha­ zo, pero no la creación ni la imaginación. El guión es más im­ portante que los propios actores y eso le resta a la vida su par­ te de entusiasmo o incertidumbre. Hablamos de la apatía de los jóvenes, pero los adultos presentamos un mundo en el que las leyes que determinan las reglas de juego sociales no son discu­ tibles porque aparentan proceder de un orden natural superior al propio ser humano. Hemos convertido así vivir en sinónimo

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de adaptación. Y ese cambio de significado sólo puede llevar al vacío, como vaticina Ray BRADBURY en Farenheit 415: «—A veces, me deslizo a hurtadillas y escucho en el Metro. O en las cafeterías. Y ¿saben qué? -¿Qué? - L a gente no habla de nada. -¡Oh, de algo hablarán! - N o , de nada. Citan una serie de automóviles, de ropa o de piscinas y dicen que es estupendo. Pero todos dicen lo mismo y nadie tiene una idea original.» Formar parte de ese mundo dado significa asumir una actitudes, una estética que, en muchos casos, van ligados al consumo: somos en función de lo que tenemos, exhibimos y compramos. La televisión no desarrolla en el espectador la conciencia de ciudadano sino de consumidor. El problema no es sólo tener para ser, sino que tanto en los espots publicitarios como en muchas series o reportajes, se tiende a omitir el cómo se llegan a conseguir determinados objetos. El modelo que se propone desde la televisión omite el trabajo duro, las dificultades. Las cosas se tienen o no, pero no se alcanzan o conquistan. Voluntad, esfuerzo o sacrificio son palabras que van por lo tanto ligadas al fracaso. No tiene sentido entonces pelear por las cosas. Además, el futuro es sinónimo de frustración. Todo lo que suponga espera lo es, porque el placer, para serlo, tiene que ser ahora en esa entronización que del instante ha hecho la publicidad a través de la televisión. Como afirma Neil POSTMAN:

«Un sueño aplazado es un sueño negado para siempre.» En una etapa que abarca desde la pubertad hasta la juventud, los objetos nos evitan una de las relaciones más importan-

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tes a la que todos estamos obligados: la construcción de nuestro propio yo, el deber de hacernos humanos. Los objetos nos ayudan a alejar las preguntas y las dudas sobre nosotros mismos y la vida, nos evitan el placer y la inquietud del autoconocimiento, del análisis de nuestros actos y de la autocrítica, porque los convertimos en respuesta. Adquirimos así la identidad desde fuera. Una identidad que nos tranquiliza pero que, al uniformarnos, nos niega no sólo nuestra singularidad a nosotros mismos sino también a lo que pudiera y pudiéramos hacer posible si nos arriesgásemos a imaginar y a vivir lo necesario y lo deseado.

2.2.

El mundo que la televisión nos podría enseñar

Con cuánta pasión y entusiasmo hubieran mirado la televisión los ilustrados del siglo xvm. Su afán por la educación, por la racionalidad y el pensamiento crítico, por crear ciudadanos hubiera encontrado en la televisión el instrumento perfecto por su presencia en lugares, culturas, y organizaciones tan heterogéneas. A través de ella sería posible construir, desde la diversidad, complejidad y misterio que rodea a todo lo humano, un mundo en el que libertad, fraternidad, igualdad y respeto fueran valores que distinguiesen la vida en el planeta y que convirtiesen el azar de existir en un regalo. Nunca, en la historia de la Humanidad, hemos estado ante tal cúmulo de posibilidades técnicas al servicio de lo mejor de nosotros mismos. Por eso hiere la opción que hemos tomado por lo más fácil y lo más mediocre. Los avances tecnológicos no ha ido ligados a un exigente compromiso ético por parte de sus difusores, ni a una formación del usuario. Por eso no les podemos exigir a los jóvenes y adolescentes lo que los adultos no estamos dispuestos a entre-

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gar de nosotros mismos. Desde nuestra inercia vital les pedimos una madurez, una voluntad y un pensamiento crítico de los que a veces, muchas veces, los adultos no hacemos uso. No podemos reivindicar la imaginación, el compromiso, la palabra, entregando en su lugar silencio o gritos, mimetismo, acción sin pensamiento, incoherencia o inercia. Hablar de adolescentes y jóvenes es hablar de su historia, de los lugares, los nombres, gestos, palabras con que los hemos ¡do construyendo. Hablar de ellos es hablar de nosotros como adultos con los que crecen, los que les enseñan cómo habitar el mundo. Los mismos que inventamos y hacemos Internet y la televisión, donde tanto buscan, se miran, crean y se acompañan.

ARISTÓTELES: Ética a Nicómano. Madrid, Centro de Estudios Constitucionales, 1985. BRADBURY, R.: Farenheit 451. Barcelona, Plaza y Janes, 1993. COPLESTON, R: Historia de la Filosofía. Barcelona, Ariel, 1981. Eco, U.: La estrategia de la ilusión. Barcelona, Lumen, 1986. KEROUAC, J . : Los vagabundos del Dharma. Barcelona, Bruguera, 1982. MORÍN, E.: La mente bien ordenada. Barcelona, Seix Barral, 2000. POSTAMM, N.: Divertirse hasta morir. Barcelona, Ediciones de la Tempestad, 1991. - El fin de la educación. Barcelona, Octaedro, 1999. Savater, E: El valor de educar. Barcelona, 1997 SPENCER JOHNSON, M. D.: ¿Quién se ha llevado mi queso? Barcelona, Urano, 2000.

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