Acoger al forastero: la hospitalidad. Documento de trabajo del Servicio Jesuita a Refugiados.1 2012.
El Tema Hospitalidad es, citando al P. Adolfo Nicolás SJ, “un valor profundamente humano y cristiano que reconoce el clamor del otro, no porque él o ella sea un miembro de mi familia, de mi comunidad, de mi raza o de mi fe, sino simplemente porque él o ella es un ser humano que merece ser bienvenido y respetado” 2. Una y otra vez, somos testigos de actos de generosa hospitalidad hacia los refugiados3: Los tunecinos abrían las puertas de sus casas y compartían lo poco que tenían con los que huían de la violencia en Libia. En Togo, la mayoría de las personas que buscaban asilo y que habían huido de la violencia en Costa de Marfil eran hospedadas en familias de acogida. Los alemanes que participaban en la campaña “Sálvame” ayudaron a los refugiados reasentados a integrarse en las comunidades locales. El JRS en Ucrania administra un centro para refugiados y migrantes en Lviv. En el Reino Unido, el JRS ha instalado un Centro de Día para migrantes forzosos en la indigencia. En general, sin embargo, la actitud hacia los refugiados y migrantes es más bien hostil: se les ve como una desleal competencia por los puestos de trabajo, la tierra y los servicios públicos, como criminales e incluso como una amenaza al bienestar público y la seguridad nacional. Durante años, muchos gobiernos han hecho todo lo posible para cerrar sus puertas a los inmigrantes “indeseados”. Como consecuencia, hombres, mujeres y niños con una apremiante necesidad de protección son devueltos a sus países de origen, donde corren el peligro de quedar expuestos al hambre, a la violencia o a las violaciones de los derechos humanos.
El contexto religioso y cultural Para muchas culturas y religiones la hospitalidad es un valor4 primordial. En el Islam, el Corán pide a los musulmanes que “sean buenos… con sus vecinos parientes y no parientes… y 1 2
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Traducción del original en inglés por Sergio Espinosa Corriols, exalumno Jesuita. Carta del Padre General al JRS del 14 de noviembre de 2010, con motivo del 30 aniversario de la fundación del JRS por el P. Pedro Arrupe SJ. En este documento, el término “refugiado” es usado como se define en Refugees: A Challenge to Solidarity, publicado en 1992 por el Pontificio Consejo para el cuidado Pastoral de Migrantes y Personas Itinerantes y el Pontificio Consejo “Cor Unum”, relativo a las personas que son víctimas bien de persecución (tal como establece la Convención de 1951) o de conflictos armados, políticas económicas erróneas o desastres naturales, así como de los “desplazados internos” forzados a dejar sus hogares pero que no han cruzado una frontera internacional, y que deben ser reconocidos como refugiados y contar con protección internacional. Ver la voz “Hospitality” en Encyclopedia of Love in World Religions (2008), editada por Yudt K. Greenberg. Santa Barbara, Cal., Vol. I, pp. 313ss
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también con el viajero” (Sura 4:36). Para los pastunes, la melmastia (hospitalidad) es uno de los diez principios más importantes de su código ético (Pastunwali). La hospitalidad es también un valor importante en las escrituras budistas: el Dhamma-pada (un compendio en pali sobre las enseñanzas de Buda) defiende una vida de generosidad para superar el sufrimiento causado por el deseo y la ambición. En el hinduismo, el Taittiriya Upanishad propone una forma de hospitalidad donde se acoge a los invitados como si fueran divinos.5 En el judaísmo, mostrar hospitalidad (hakhnasat orchim) a los huéspedes es considerado un mitzvah (mandamiento). Cuando uno sabe de forasteros hambrientos o que necesitan un lugar donde descansar, la hospitalidad es una obligación legal. Algunos rabinos consideran que el hakhnasat orchim (literalmente “invitar al extranjero”) es parte del gemilut hasadim (dar afecto y consideración),6 un punto fundamental de la tradición judía. Las escrituras judías y cristianas realzan la importancia de la hospitalidad hacia el extranjero: Consideren como propias las necesidades de los santos y practiquen generosamente la hospitalidad. (Romanos 12:13). Es un acto de fidelidad (cf. La historia de Ruth). Quienes actúen de esta manera serán premiados: Abraham tuvo un hijo gracias a su hospitalidad (Génesis 18:1-10, 19:1-3). Por eso, no se olviden de practicar la hospitalidad, ya que gracias a ella, algunos, sin saberlo, hospedaron a los ángeles. (Hebreos13:2). Cuando Pedro acepta la hospitalidad de Cornelio, ambos son capaces de dejar atrás sus prejuicios (Hechos 10). En el forastero encontramos a Dios; abrir las puertas a los extranjeros significa dar la bienvenida a Dios: estaba de paso, y me alojaron (Mateo 25:35). 7
La implicación del JRS La hospitalidad es un desafío. No se trata de ir donde estén los refugiados, para estar con ellos y allí ayudarles.8 Se trata primordialmente de dejarles venir donde nosotros estamos, “al lugar que nosotros llamamos hogar, donde nos sentimos seguros, donde podemos descansar y donde podemos ser nosotros mismos. Se trata de acoger a un extraño en el lugar que hemos construido para las personas que amamos” (Michael Schöpf SJ). Hospitalidad es crear un lugar seguro donde el anfitrión y el huésped pueden vivir en confianza, aceptación mutua, donde es posible un mutuo conocimiento profundo. Para el JRS la hospitalidad no está en los márgenes, sino en el corazón de nuestro trabajo: el acompañamiento está en el centro de nuestra misión y significa ofrecer amistad, confianza y una comprensión compartida de las causas de las migraciones. Como escribiera el P. Peter-Hans Kolvenbach, ex Superior General de la Compañía de Jesús, “la amistad, la confianza y la comprensión dan esperanza a los refugiados”.9 Dar esperanza es, por su parte, una pieza importante de la hospitalidad. 5 6
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op. cit., p. 314. Ariel Scheib, Hospitality. Jewish Virtual Library at http://www.jewishvirtuallibrary.org/jsource/Judaism/hospitality.html (Visitado el 19 Octubre de 2012). Para ahondar en las enseñanzas de la Iglesia Católica respecto a la hospitalidad y sus fundamentos bíblicos, ver Arzobispo Agostino Marchetto, The Response of the Catholic Church. En: JRS Europe (2011), Safe and Secure: How
do Refugees Experience Europe’s Borders? Modern challenges to protection and the 1951 Refugee Convention. 8
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(Brussels), pp. 40-45 (Disponible en inglés en www.jrseurope.org). Los empleados y voluntarios del JRS que, por ejemplo, visitan a refugiados en los campamentos, hacen una labor indiscutiblemente importante. Pero esto no tiene nada que ver con hospitalidad sino con otros valores fundamentales del JRS que no se discuten en este documento de trabajo. Jesuit Refugee Service (2000) Everybody’s Challenge. Essential Documents of Jesuit Refugee Service 1980-2000. (Roma: Jesuit Refugee Service), p. 50.
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Ofrecer hospitalidad significa reconocer al individuo. Existe una relación con otra parte de nuestra misión, la incidencia política para defender los derechos de los refugiados. El JRS pide que las leyes protejan a los refugiados, que estos no sean tratados como simples números anónimos, sino que sean reconocidos y que “tengan el derecho a tener derechos” (Hannah Arendt10). Por eso la hospitalidad no es solamente una práctica doméstica. Tiene también una importante dimensión política. Es un desafío tanto para los individuos como para toda la sociedad y los estados. En su carta al JRS el Superior General de la Compañía de Jesús, P. Adolfo Nicolás SJ, escribe : “El JRS, al servir a los refugiados, es la hospitalidad del Evangelio en acción; pero, quizás, debamos preguntarnos cómo podríamos, de forma creativa, efectiva y positiva, influir sobre los valores cerrados y poco acogedores de las culturas en las que trabajamos”. La red de “Bienvenida” del JRS en Francia es un ejemplo de hospitalidad en acción: consiste en familias y comunidades religiosas que ofrecen un hogar temporal a los solicitantes de asilo. Poco a poco, esta red ha ido desarrollando nuevas y enriquecedoras oportunidades. Les ofrecen apoyo legal, así como clases de francés. Esta iniciativa de “abrir la propia puerta al forastero” puso en tela de juicio las recurrentes suspicacias contra los solicitantes de asilo, así como la “política de números” cuyo objetivo es rechazar las peticiones de asilo. Abrir la propia puerta es una manera de encontrarse a uno mismo en el marco de la tradición francesa y cristiana de la hospitalidad. Las reuniones periódicas permiten a los miembros de la red de “Bienvenida” – los acogidos, los huéspedes, los anfitriones, los tutores y los organizadores – compartir momentos agradables juntos. Gracias a estas experiencias el JRS en Francia ha podido involucrarse en la defensa de políticas que mejoren la acogida de los solicitantes de asilo e impidan o limiten la marginación social. Con la ayuda de voluntarios y voluntarias, el JRS está haciendo ahora recomendaciones concretas a todas las partes involucradas en el sector público, a los miembros del parlamento, a senadores y alcaldes11. En septiembre de 2012, el JRS en el Reino Unido lanzó un proyecto similar. 12
Mensajes Clave Para la sociedad Hay que animar a las sociedades, especialmente en los países de destino, a desarrollar una actitud positiva hacia los migrantes y refugiados: quienes lo necesiten, tienen que recibir protección y asistencia. Es un hecho que el costo de la hostilidad es mucho mayor que el costo de mostrar hospitalidad. Superar las barreras de pensar en “sistemas” mediante la construcción de relaciones entre personas da pie a nuevas dinámicas dentro de la sociedad. Los refugiados y los migrantes no deberían ser percibidos solamente como “receptores”, sino, de entrada y primordialmente, como seres humanos que tienen el derecho a ser acogidos y respetados y que pueden contribuir positivamente a sus comunidades de recepción. Deberían tener la oportunidad de contribuir al desarrollo continuo de las sociedades de acogida desde el respeto mutuo, la equidad y la no-discriminación. Debería ser normal aceptar las ventajas de aceptar a los refugiados y migrantes. 10
Hannah Arendt [1951] The Origins of Totalitarianism. (New York: Harcourt, Brace and Jovanovich, 1968 edition.), p. 177. 11 Para más detalles del “Proyecto Bienvenida”, ver la página web del JRS en Francia (en francés) en: http://jrsfrance.org/index.php?option=com_content&view=article&id=51&Itemid=101 12 Ver http://www.jesuit.org.uk/latest/120829a.htm
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Para el JRS El JRS debe encontrar y desarrollar nuevas maneras de influir en las sociedades y culturas donde trabajamos para que éstas se abran a los extranjeros. A través del acompañamiento y de la hospitalidad tenemos que facilitar un cambio de la hostilidad a la hospitalidad. El JRS está en condiciones de testimoniar, sin ningún tipo de arrogancia, el hecho que la mera hospitalidad hacia los refugiados y migrantes es posible. Si bien el JRS no puede hacer desaparecer totalmente las hostilidades hacia los extranjeros en muchas sociedades, sí que puede desafiar, de forma sencilla pero real, a las dinámicas de fondo que fomentan estas situaciones. Nos abrazamos a la convicción de que, centrándonos en nuestro valor fundacional de la hospitalidad y desarrollando comunidades verdaderamente hospitalarias, podemos hacer mucho para reducir las agresiones mostradas a los extranjeros en nuestro mundo. El JRS debe desarrollar políticas específicas de acción y de defensa en pro de la hospitalidad teniendo en cuenta que nos mueven virtudes personales y bebemos del clamor bíblico de justicia. La red “Bienvenida” de Francia y otros proyectos similares deberían ser fuente de inspiración para explorar nuevos caminos que promuevan el mensaje evangélico de la hospitalidad. Las oficinas del JRS deberían brindar siempre un ambiente cálido a los refugiados y migrantes: Además de la asistencia profesional (asesoría legal o social), escuchar y atender a los refugiados o migrantes ayuda a construir confianza y desarrollar una relación que beneficie a ambas partes. Para asegurar las buenas prácticas, el JRS debe desarrollar pautas y mecanismos que motiven al personal contratado y voluntarios a mantener un equilibrio entre la distancia profesional y la intimidad hospitalaria que evite el “desgaste” personal. Hospitalidad significa satisfacer tanto las necesidades materiales como las espirituales: por ejemplo, invitar a los refugiados y migrantes a rezar juntos es otra manera de dar la bienvenida.
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