TEMA: Fumigaciones en la provincia de Santa Fe
PROBLEMA: En la provincia de Santa Fe, desde hace algo más de una década, se presentan problemas de salud, como tumores cancerosos y graves enfermedades en la sangre, en personas que habitan en zonas rurales o cercanas a estas, relacionados con el uso de agroquímicos.
INTRODUCCIÓN: A partir del conocimiento popular que gran cantidad de casos de cáncer en la población son provocadas por fumigaciones que se realizan en los cultivos con el fin de mejorar las producciones agrícolas, elegimos este tema porque no es muy hablado y sus consecuencias son muy graves para una gran cantidad de personas que se ven afectadas por este peligro. Sentimos que el problema generado por la fumigaciones en los cultivos, nos afectan porque están enfermando a vecinos de nuestra provincia. Los enfermos deben trasladarse a nuestra ciudad que es el lugar más cercano que cuenta con centros de salud equipados y médicos especialistas que puedan tratar sus enfermedades.
Además se nos plantean otros interrogantes: ¿Este tipo de productos que son utilizados con el fin de mejorar la producción de cultivos, no llegan a nuestros hogares en nuestros alimentos? Estas sustancias químicas que en zonas rurales se encuentran dispersas en el suelo y en el aire enfermando gravemente a los habitantes, ¿no se incorporan también a los alimentos que llegan a nuestra mesa?¿Podemos ser tan indiferentes frente a un problema tan grave? Por una parte, debido a las fumigaciones, gran cantidad de familias santafesinas están sufriendo por la enfermedad o muerte de sus seres queridos, por otro lado, ¿estaremos tan lejos de comenzar a sufrir los mismos problemas?, ¿no nos estaremos enfermando lentamente consumiendo alimentos que posiblemente están contaminados? Pretendiendo difundir en nuestros entornos este problema, comenzamos nuestra investigación denominando causas y consecuencias de la problemática ambiental.
DESARROLLO: La agroquímica es la especialización de la química que consiste en el uso de sustancias orgánicas en el marco de una industria y una aplicación de productos químicos (Como plaguicidas y fertilizantes) en las actividades agrícolas. Se conoce como agroquímico a la sustancia química que utiliza el ser humano con el objetivo de optimizar el rendimiento de una explotación agrícola. Dichos productos suelen utilizarse para luchar contra las plagas que afectan a los cultivos y para favorecer un crecimiento más rápido de las plantas. Otra de sus funciones son: Aportar la cantidad necesaria de nutrientes a la tierra, matar microorganismos que estén dañando el terreno o directamente al cultivo y eliminar la maleza que puede existir. La fumigación se realiza mediante aviones fumigadores y/o gente que fumiga (normalmente con protección) manualmente. El Dr. Damián Verzeñassi, Profesor Titular de la Práctica Final de la carrera de Medicina en la Universidad de Rosario, viene visitando 26 localidades desde 2010 y observó algo inusual: los perfiles
epidemiológicos se repiten entre ellas. Mientras que a nivel nacional la primera causa de muerte son los problemas cardiovasculares, en estas regiones un tercio de las muertes llega por alguna forma de cáncer, lo que representa un 50% más que en el resto del país. Estos estudios fueron presentados como prueba en juicios, en congresos nacionales e internacionales y ante toda autoridad científica que lo ha requerido. "Cuando estudiamos qué ejes en común unían a todas estas localidades, observamos que eran pueblos que habían comenzado con la producción sojera a gran escala hace 20 años. Con las perspectivas de rendimiento que prometía la soja y las políticas ganaderas tan poco favorables del gobierno anterior, se aseguraban una rentabilidad muy alta a corto plazo con el ingreso de los transgénicos. Las enfermedades que prevalecen en estas localidades, según los datos observados, coinciden con los problemas de salud asociados a los agroquímicos, de uso obligatorio en el paquete de transgénicos" “Hemos estado recorriendo localidades santafesinas de menos de 10 mil habitantes con campamentos sanitarios y en casi todas ha habido un crecimiento exponencial de los casos de cáncer año a año. Ese aumento es coincidente con los cambios en el modelo de producción”... “nadie puede negar el impacto que tiene la exposición a las sustancias agrotóxicas”. Dice Verzeñassi. “En 2008 a nivel nacional se registraban 206 casos nuevos de cáncer cada 100 mil habitantes. El promedio de las 22 localidades santafesinas a las que asistimos fue de 368 casos cada 100 mil habitantes, con un pico de 715 en María Susana. Es decir, que en general en la provincia se duplica la media nacional y en algunos lugares hasta se triplican los números”, detalló. Por otra parte, el docente de la UNR aseguró que mientas “históricamente los casos de cáncer eran habituales en franjas de población que van de los 65 a 70 años, ahora empiezan a aparecer entre personas que tienen entre 20 y 40 años”.
En 2010 se formó la Red Universitaria de Ambiente y Salud, para coordinar y potenciar el trabajo de investigación científica, asistencia sanitaria y divulgación de los médicos de pueblos fumigados. Es una situación que no afecta sólo a la cuenca sojera, sino también a otras provincias como Chaco, Santiago del Estero, Salta y Formosa. El Dr. Medardo Ávila es coordinador general de la red y su posición es clara. "Los agrotóxicos no sólo afectan la soja, sino también el arroz, la yerba y el algodón. Durante el gobierno anterior nos cortaron los subsidios a la universidad para realizar estas investigaciones y apoyaron la construcción de una nueva planta de Monsanto en la provincia. Finalmente, se fueron, hicimos un bloqueo en la puerta que no permitió entrar ni un ladrillo", denuncia Ávila
La gran preocupación de los habitantes de zonas rurales, provocó una movilización que los condujo a la formación del grupo: “Multisectorial Paren de Fumigarnos”. Esta organización de vecinos de diferentes localidades de la provincia, exige una ley que limite las fumigaciones con agroquímicos a 800 metros de las zonas pobladas, espera que la Legislatura santafesina sancione una norma que proteja “la salud de los que están más cerca de las fumigaciones”. Los bloques mayoritarios tendrían consensuada una prohibición de fumigar a 200 metros de los pueblos, una distancia bastante menor de la que piden desde la ONG. Los integrantes de la multisectorial no dudan de los efectos nocivos del uso de agroquímicos en la salud de las personas. “En el país hay 26 millones de hectáreas de cultivos transgénicos. Con ese modelo, pasamos de los 30 millones de litros de agroquímicos en la Pampa Húmeda en los años 90 a los 400 millones actuales. Santa Fe tiene 3,5 millones de hectáreas de transgénicos y 80 millones de litros de agrotóxicos, la mayoría en el centro y salud provincial”, graficó Daniel Romano, integrante de la organización de vecinos.
Distritos del sur sojero, como Caseros e Iriondo, superan el pico de 250 muertes por cada 100 mil habitantes, mientras que en el norte, 9 de Julio o General Obligado no llegan a 140 (ver mapa). A nivel nacional, los tumores malignos constituyen la principal causa de muerte entre los 40 y los 64 años, la segunda en los grupos de 5 a 39 años y también en mayores de 64. Sin discriminar por sexos, el más
frecuente fue el de pulmón, seguido por los de colon y recto, mama y próstata.
Capitán Bermúdez Granadero Baigorria F.L.Beltrán Ibarlucea Pto. San Martín Ricardone San Lorenzo Timbúes Cordón Industrial TOTAL
Número de casos 289 240 97 10 106 12 493 21 1268 2536
Población 140.680 194.615 78.455 16.720 58.170 10.348 227.740 18.455 745.183 1.490.366
Casos registrados de muerte por cáncer en Santa Fe
Frente a la imposibilidad de hacerle una encuesta a una especialista en el tema que estamos investigando, nos pareció interesante agregar a nuestro trabajo la entrevista realizada a Fernanda Sandez por Infobae
"En Santa Fe hay 700 escuelas fumigadas con agrotóxicos" Infobae entrevistó a la periodista Fernanda Sandez, autora de La Argentina Fumigada, una minuciosa investigación sobre el uso de agroquímicos en el país – ¿Qué fue lo que más te impactó de la investigación? – Me cambió mucho la cabeza empezar a recorrer los pueblos, porque empezás a ver cosas que antes no habías tenido en cuenta. Y una de las cosas que más me llamó la atención es que en muchos lugares las personas dependen de los ingresos de un campo que a la vez los está enfermando. – Parece una extorsión intelectual y económica. – Todo el tiempo. Pero ni siquiera lo llamaría extorsión, es esta cuestión de "si estás contra el campo, estás contra nosotros", la idea de que el campo es esto y sólo puede ser esto. Entonces, objetar que se fumigue una escuela es estar contra el campo. – ¿Esos pueblos están divididos o la discusión no se da? – Si se da, pero se da al estilo de los pueblos. En algunos es más frontal, en otros es más sutil, en otros, por ejemplo, no se va a dar la discusión pero te vas a quedar sin trabajo, vas a tener que salir armado a la calle o te vas a tener que ir del pueblo, como le pasó en San José de la Esquina a Roberto Sacchi, uno de los denunciantes de un derrame gigantesco de 2,4D, que es un herbicida que se derramó en el verano de 2014. Cayeron 18 mil litros por un accidente en una ruta, eso llegó al río Carcarañá y dos años después la Universidad Nacional de La Plata probó que el
pesticida seguía ahí abajo, cubierto por arena; arriba habían hecho una playa. Hablar en esos contextos es sumamente difícil. El que denuncia es el enemigo del pueblo que quiere que le vaya mal a todos. – Parecería que la agroecología no existe, casi no se habla de ella y para algunos productores es mala palabra. – Lo irónico es que muchos de los que están promoviendo este estado de cosas saben que hay otro modelo y que es necesario seguir diciendo que no hay otra salida posible. Lo irónico es que Olivier De Schutter, que es el relator de las Naciones Unidas para las FAO, dijo que este estado de cosas es insostenible y habla de la agroecología como la opción, porque no sólo no contamina y no enferma, sino que no toma como rehenes a los productores, porque en este estado de cosas vos tenés que comprar no sólo las semillas, sino los agroquímicos y los fertilizantes. Y no tenés posibilidades de negarte a eso, porque gran parte de lo que pasa con los que tratan de producir de otra manera es que si tenés al lado un campo de agricultura industrial y querés hacer un emprendimiento agroecológico, lo tuyo se va morir, tus animales, tus peces y tus cultivos. – ¿Por qué está instalada la idea de que el modelo de los transgénicos y los agroquímicos es más redituable para los productores? – Es redituable en la gran escala. Y porque esta no es una discusión que se abra a los productores. Les dicen todo el tiempo que esta es la manera de alimentar al mundo. Pero esto también lo dijo las FAO: el 70% de los alimentos los produce el 30% de las personas que producen de otra manera, no en base a veneno. Esto es un gran negocio. En Argentina mueve casi 3 mil millones de dólares al año. Es el sector que
más creció el año pasado, más que la siderurgia, la venta de autos, electrodomésticos, creció un 36,5% sólo en un año. Y todos los meses hay diez nuevos agroquímicos. – ¿Cómo es el proceso para autorizar un agroquímico? – Hay una resolución de 1999, la 350, que dice que las empresas que quieran registrar un agroquímico en Argentina tienen que presentar los estudios probando qué es lo que hace. Luego el Estado lo evalúa y lo autoriza. – ¿Es el propio interesado el que hace los estudios? – Es como que vos quieras poner una escuela, te tomes los exámenes y digas que es buena. – ¿Pero el Estado no hace ningún tipo de control? – Prueba que los estudios hayan seguido los protocolos. Pero como denunció en 2012 la Auditoría General de la Nación (AGN), una vez que fue aprobado un pesticida, no se vuelve a evaluar. Y esto es tan así, que el año pasado cuando el glifosato fue recategorizado por la IARC como probable carcinógeno en humanos, un grupo legal y ambiental se presentó al Senasa diciendo que esto tiene que activar la evaluación de pesticidas. Presentaron 436 estudios científicos, pero el Senasa los descartó a todos porque dijo que no tenían entidad científica. Por eso, esto fue llevado a la Justicia. – Muchas veces se lleva la discusión al plano de que el problema no sería el veneno en sí mismo, sino cómo se aplica.
– Esto no es cuestión de opiniones, sino de lo que dicen los científicos. Y la verdad es que no hay un producto que sea independiente de las condiciones de aplicación. Si vos sabés que un producto como el endosulfán puede terminar matando, como pasó con Nicolás Arévalo en Corrientes, eso lo tendrías que tener en cuenta. Y forma parte de una falacia, que es que un biocida no fue formulado para matar. Son biocidas, buscan matar vida. Que se trate de un insecto o una maleza es otra cosa, pero su función original es eliminar una forma de vida. – ¿Hay algún tipo de control del Estado sobre la aplicación? – ¿Hay normas? Sí. ¿Se cumplen? No. – ¿Quién debería hacerlas cumplir? – La AGN le dijo a Senasa que no reevalúa y que no tiene un registro actualizado de aplicadores. El registro nacional se creó por ley en 1963, pero no se puso en funciones. Hoy están registradas 850 empresas y particulares para un país que tiene casi 35 millones de hectáreas agrarias. O no aplican veneno en todos lados o no lo aplican personas que pueden hacerlo. En muchos lugares hay ordenanzas y tampoco se cumplen, o se cumplen por la mitad. – Uno de los primeros casos que se conoció es el de los banderilleros. ¿Sigue habiendo? – Los banderilleros eran los chicos que se colocaban en los extremos de los lotes para hacer señales con banderillas o con sus remeras para mostrar dónde tenía que pasar la aplicación. ¿Sigue habiendo? Dicen que no, pero hay gente que cuenta que sí. A mí lo que me preocupa es que al no haber registro de lo peligroso que son estas cuestiones, dicen
que son mitos urbanos, no se toma conciencia y están todos absolutamente expuestos. Quizás hay menos banderilleros porque hay conciencia, pero se sigue fumigando escuelas. En Santa Fe hay 700 escuelas fumigadas. En Entre Ríos, el 80% de las escuelas fueron fumigadas por lo menos una vez en horario de clase. Algunas maestras son valientes y hacen la denuncia y otras se tienen que callar por temor al despido o porque la persona que los puede hacer ascender en su carrera docente es la esposa del que fumiga. Está todo tan entramado, es tan complicado; la gente no es mansa porque sí, sino porque teme a las consecuencias de hablar. Y sigue sucediendo porque está invisibilizado. Este es el famoso país que no miramos. – ¿Qué estadísticas hay vinculadas a la fumigación y las enfermedades? – A un Estado que vive de esto no le interesa reportar o medir ciertas cuestiones. El Renac, el Registro Nacional de Enfermedades Congénitas, se creó en 2009 después de la denuncia de Andrés Carrasco sobre el impacto de un plaguicida en particular sobre el desarrollo embrionario. También se creó la Comisión Nacional de Investigación en Agroquímicos. Pero el Estado siempre va detrás del problema. – ¿Pero hay estadísticas que vinculen las fumigaciones con enfermedades? – En la Universidad de Rosario tienen 27 campamentos sanitarios, van a las poblaciones, evalúan a los vecinos, les hacen una encuesta para medir su estado de salud, trabajando con la historia clínica, la medicación que toman. Lo que encontraron es que hay muchas enfermedades que están sospechosamente aumentadas, como hipotiroidismo, lupus, muchos abortos espontáneos. En algunos lugares el cáncer es la primera
causa de muerte. Y no es una población, son 27, en donde hay parámetros que muestran que algo no está funcionando bien. – Nombró a un personaje central que divide las aguas, que es Andrés Carrasco. Están los que piensan que es una eminencia y los que creen que es un asesino de animales, que es una locura lo que hizo. – Carrasco estuvo 30 años en el Conicet; médico, experto en biología molecular, titular del laboratorio de la UBA, distinguido internacionalmente. Cometió el error de probar en un laboratorio lo que las poblaciones venían diciendo: que ciertos pesticidas tienen un poder teratogénico. Lo aterrador es que aquí nadie levantó la noticia ni se hizo eco de nada cuando lo publicó en la revista oficial de la Asociación Química Americana, una revista donde sólo se puede publicar después de la revisión de pares. – ¿Qué encontró en sus estudios? – Lo que decían, en resumen, es que en un pesticida en particular, la presencia de glifosato hacía que los embriones que estaban desarrollándose comenzaran a comportarse de una manera de no debían; había alteraciones en la talla, en el desarrollo de los ojos, de los oídos, se podía presentar todo un espectro de complicaciones que él vinculaba a este efecto disruptor del químico sobre el embrión. Esto le costó caro. – La pasó mal… – Sí, fue perseguido, denunciado, le mandaron abogados, le cortaron su carrera. El actual ministro de Ciencia y Tecnología (Lino Barañao) dijo en
un Congreso de Aapresid, criticando a Carrasco, "que un dato sea cierto no es razón suficiente para darlo a conocer"; si esto es así, me pregunto, qué es suficiente razón para dar a conocer una situación que podría estar poniendo en peligro a poblaciones enteras. En su caso primó eso: (Carrasco) dijo "yo encontré esto en el laboratorio, lo comunico y que las autoridades tomen las medidas que quieran tomar". La medida que quisieron tomar fue perseguirlo. – ¿Se puede hablar de agroquímicos sin entrar en el terreno de los transgénicos? – Los agroquímicos son anteriores, son productos posteriores a la segunda guerra mundial, cuando las empresas que fabricaban gases de combate empezaron a buscar nichos de mercado y fueron sobre la agricultura. Lo que cambió es que a mediados de los 90 esas mismas industrias y otras empezaron a pensar en desarrollar semillas resistentes a los químicos. Es un negocio redondo. ¿Hay relación directa? Sí, claro. En el caso de Argentina es clarísimo, porque de 37 que tenemos aprobados la fecha, 27 están hechos para resistir no uno, sino dos y hasta tres venenos, triple resistencia. El problema es que nosotros no somos un producto de laboratorio y no estamos preparados para resistir esa carga química, en esos volúmenes y por esos lapsos de tiempo. Hay pueblos en Córdoba que se fumigan ocho veces al año. Hay un estudio de la Universidad de Río Cuarto que prueba que hay daños genéticos en niños. – ¿Cómo influyen la fumigaciones en los niños? – Los chicos tocan algo y se lo llevan a la boca, están mucho tiempo con el cuerpo expuesto, tienen otro tipo de resistencia y otra manera de procesar esos tóxicos. La que está trabajando en esto es la doctora Elda
Cargnel, que es titular de la unidad de toxicología del Hospital Gutiérrez. Ella advierte esto: ojo que lo que a un adulto puede hacerle mal, a un niño puede hacerle peor, porque hay sistemas que no están maduros. Ella cuenta el caso de los chicos expuestos a un agroquímico llamado clorpirifos, que está aprobado y que es tan peligro como el endosulfán. Como los chicos no lo pueden metabolizar en su hígado porque no lo tienen desarrollado todavía, ataca directamente el sistema nervioso central.
ALGUNOS CASOS QUE DENUNCIARON ENFERMEDADES POR FUMIGACIÓN SON : *Leila Derudder falleció de leucemia en el hospital Garrahan a los 14 años. Los profesionales relacionaron su enfermedad a las reiteradas exposiciones a las fumigaciones. *Nicolás Arévalo, de 4 años, murió por envenenamiento tras pisar descalzo un charco de agroquímicos entre las tomateras de Lavalle, provincia de Corrientes y Celeste, la prima de Nicolás, también resultó envenenada. *José Carlos Rivero, de 4 años, en el mismo lugar y por la misma causa *Valeria Katzman vive al lado de una chacra pequeña que hasta hace pocos meses se fumigaba sin control, intoxicando a los vecinos. "Yo sabía los daños que provocaban los agrotóxicos, pero mi vecino me decía que no pasaba nada. En 2012, a mí me detectaron cáncer en el sistema linfático; al tiempo, mi yegua tenía un cáncer en la vulva y una de mis perras, cáncer en la pata. Mi vecino suspendió las fumigaciones temporalmente, ante las numerosas denuncias que se venían acumulando, pero un día volvió clandestinamente mientras yo estaba con
quimioterapia. Lo denuncié y lo multaron. Finalmente, abandonó el campo, aunque nunca supe qué químicos usaba. Mis vecinas, que trabajaban en ese campo, tienen trastornos tiroideos. Es demasiada población enferma en un radio reducido para ser coincidencia", cuenta Katzman. Los casos son muchísimos, todos indignantes debido al uso de agroquímicos. Muchos son inimaginables: desde escuelas rurales fumigadas en plena actividad escolar, hasta fumigaciones a escasos metros de casas de familia.
En mayo del 2016, los profesores Bulacio, Giuliani y Gonnella de la Facultad de Ciencias Agrarias de la UNR, publicaron un artículo de divulgación sobre un trabajo de investigación realizado por ellos, acerca de Relevamiento de normativas sobre aplicación de fitosanitarios en áreas periurbanas de los departamentos del Sur de Santa Fe. El crecimiento y desarrollo de los pueblos y/o ciudades han hecho que los habitantes perciban la aplicación de fitosanitarios como un riesgo potencial para su salud y el ambiente. La consideración sobre el ambiente está creciendo en la sociedad como punto de atención. Esto está demostrado por el alto grado de preocupación puesto de manifiesto en la producción agropecuaria, particularmente en los últimos tiempos, en lo referente al uso de los fitosanitarios. Existe por eso algunos inconvenientes entre los agricultores y los pobladores de las zonas periurbanas. Estas son los espacios intermedios y sin delimitación aparente entre lo que se considera pueblo y/o ciudad y el campo. En ambas zonas viven pobladores. En términos de legislación y reglamentación las provincias han dictado Leyes sobre Fitosanitarios que en gran medida abordan temas vinculados al uso, aplicación y capacitación. La Provincia de Santa Fe fue pionera en este tema desde el año 1978, pero en el año 1995 se sanciona la Ley 11.273 de Productos Fitosanitarios que rige actualmente. A partir de esto algunos
municipios y/o comunas han dictado sus propias ordenanzas con respecto a la aplicación de fitosanitarios, dentro del marco de la Ley Provincial. Así mismo, en algunas poblaciones trajo algunos inconvenientes. Objetivo El objetivo de este trabajo es analizar cuántos Municipios y/o Comunas, de los Departamentos del Sur de la Provincia de Santa Fe han dictado ordenanzas sobre la aplicación de fitosanitarios y evaluar la difusión realizada entre los actores responsables del uso de estos productos y de la población en general.
Materiales y métodos El universo de estudio fueron los departamentos del Sur de Santa Fe: Belgrano, Caseros, Constitución, Iriondo, Rosario, San Lorenzo y General López, con un total de 120 Municipios y/o Comunas, las cuales se relevaron en su totalidad (Cuadro). DEPARTAMENTOS BELGRANO IRIONDO ROSARIO CASEROS CONSTITUCIÓN SAN LORENZO GENERAL LOPEZ TOTAL
LOCALIDADES 6 12 24 13 19 15 31 120
CON ORDENANZAS 6 11 20 10 16 12 22 97
DEPARTAMENTOS Y LOCALIDADES DEL SUR DE SANTA FE Resultados y discusión De las 120 localidades relevadas, 97 (81%) poseen ordenanzas sobre la aplicación de fitosanitarios. Teniendo en cuenta los departamentos, se observa que el Departamento Belgrano con 6 localidades el 100 % posee
ordenanzas. El Departamento General López con 31 localidades tiene el menor porcentaje (70,97 %) con ordenanza. De las localidades que poseen ordenanzas se observó que la mayor proporción (56 %) fueron promulgadas entre los años 2006 y 2010. Cuando se analizó por año y departamento se destacó el Departamento General López que el 50 % de las ordenanzas fueron promulgadas después del año 2011. Todas las ordenanzas que se han promulgado es debido a que se han puesto de manifiesto aquellas prácticas exclusivas del sector agrícola, en la mira de la percepción pública, debido a los accidentes y/o posibles malas prácticas en la aplicación de los fitosanitarios e impulsaron la necesidad de mejorar las regulaciones y los controles tanto a nivel provincial como municipal. Cabe destacar la capacitación y difusión realizada a todos los actores involucrados en el manejo de fitosanitarios, población en general y con la responsabilidad que cada uno debe asumir. Conclusiones. Los Municipios y Comunas deberán delimitar bien la zona urbana de la rural. Las ordenanzas promulgadas deben: Ser aplicables de acuerdo a la idiosincrasia de cada población y cumplidas. Realizarse con acuerdos y consenso de todos los actores involucrados en el tema y con la población en general. Es importante continuar con las capacitaciones a todos los actores involucrados en el tema y sobre todo llegar a que el poder político se informe bien sobre el uso de estos productos. Es por esto que surge la necesidad de generar un nuevo espacio de información y formación en el manejo de productos fitosanitarios, para los actores de la producción, de la vida rural y urbana que asocia íntimamente dos aspectos: la salud y la producción.
Unas 100 localidades santafesinas limitan el uso de agroquímicos En la última década creció un 300 por ciento la cantidad de pueblos que regularon las aplicaciones ante la presión social. por Jorgelina Hiba / La Capital
Desde 2006 a esta parte, en coincidencia con los años del boom de la agricultura industrial basada en el uso intensivo de agroquímicos, unas 80 comunas o municipios de los departamentos del sur de la provincia (sobre 97 que tienen ordenanzas) pusieron en práctica normas para reglamentar las fumigaciones como consecuencia de la creciente presión social respecto a las consecuencias sanitarias y ambientales del modelo agrícola pampeano. Así se establece en un artículo de divulgación de investigadores de la facultad de Ciencias Agrarias de la UNR, que señala que en los últimos años "los habitantes de pueblos y ciudades perciben la aplicación de fitosanitarios como un riesgo potencial para su salud y para el ambiente".
"La consideración sobre el ambiente está creciendo en la sociedad como punto de atención. Esto está demostrado por el alto grado de preocupación puesto de manifiesto sobre la producción agropecuaria en los últimos tiempos en lo referente al uso de los fitosanitarios", agrega el documento, que explica que esta situación genera inconvenientes entre productores y habitantes de esas zonas. Según se advierte, este proceso se da principalmente en las franjas periurbanas, que constituyen "espacios intermedios y sin delimitación aparente entre lo que se considera que termina el pueblo y comienza el campo". Los investigadores proponen "generar un nuevo espacio de información y formación en el manejo de los fitosanitarios para los actores de la producción, de la vida rural y urbana" ya que asocia de manera íntima dos aspectos: la salud y la producción. Ordenanzas. El trabajo "Relevamiento de normativas sobre aplicaciones de fitosanitarios en zonas periurbanas de los departamentos del sur de Santa Fe" (Bulacio, Giuliani y Gonella) se realizó en los departamentos Belgrano, Iriondo, Rosario, Caseros, Constitución, San Lorenzo y General López, donde sobre 120 localidades censadas se encontró que 97, o sea el 81 por ciento, poseen ordenanzas relativas a la aplicación de fitosanitarios. Otro dato relevante es que la enorme mayoría de esas regulaciones (casi el 75 por ciento) fueron elaboradas durante el período establecido en los últimos 10 años, cuando el modelo agrícola llegó a su pico de producción y se multiplicó considerablemente la utilización de herbicidas y pesticidas como insumo fundamental para la producción de soja transgénica. "De las localidades que poseen ordenanzas se observó que la mayor proporción (el 56 por ciento) fueron promulgadas entre los años 2006 y 2010", señala la investigación, que recuerda que en Santa Fe existe legislación sobre el tema desde el año 1978, aunque la que rige en la actualidad es la ley 11.273 sancionada en 1995. Percepción. Para los investigadores de la facultad de Agrarias, esta explosión normativa de la última década se explica por la atención creciente de la percepción pública sobre las aplicaciones de agroquímicos "debido a los accidentes y posibles malas prácticas en la
aplicación de fitosanitarios", lo cual llevó a que se "mejoraran las regulaciones y los controles" tanto a nivel provincial como municipal. El trabajo sugiere que tanto los municipios como las comunas "deberán delimitar bien la zona urbana de la rural", y que las ordenanzas promulgadas deben "ser aplicables de acuerdo a la idiosincrasia de cada población", y realizarse "con acuerdos y consensos de todos los actores involucrados".
La tasa de cáncer en el sur de Santa Fe casi duplica a la media nacional El dato es el resultado de los campamentos sanitarios que se vienen desarrollando desde 2010 en numerosas localidades. por Jorgelina Hiba / La Capital La tasa de cáncer en el sur de la provincia de Santa Fe casi duplica el promedio de Argentina según relevamientos realizados en decenas de localidades desde 2010 a la fecha por equipos de profesionales de la cátedra de Salud Socio ambiental de la Facultad de Medicina de la UNR. La multiplicación de este tipo de patologías, así como la consolidación de otras enfermedades graves como el hipotiroidismo, está asociada a la exposición frecuente y reiterada en el tiempo a los cócteles de agroquímicos que utiliza de manera indiscriminada la industria agropecuaria. Así lo detalló Damián Verzeñassi, director del Instituto de Salud Socio ambiental de esa facultad y responsable académico de la materia Salud Socio ambiental y de la práctica final de medicina, quien explicó que cuando se analizan los datos recabados en miles de entrevistas a
pobladores de localidades de no más de 10 mil habitantes ubicadas en la zona núcleo agropecuaria, algunos datos sacuden los promedios estadísticos de salud: por ejemplo, entre las patologías crónicas encontraron el hipotiroidismo como segunda enfermedad más frecuente, incluso más que la diabetes, lo que contradice los registros de Argentina a nivel país. Pero es en las consultas sobre cáncer donde aparecieron los datos más perturbadores: además de indagar sobre los casos de esa enfermedad aparecidos en cada familia durante los últimos 15 años, en las comunidades relevadas durante el año 2013 la tasa bruta de cáncer es de 397 por 100 mil habitantes, muy por encima de la media argentina que es 217 por 100 mil (según datos de 2012, los últimos oficiales) y casi tres veces más de lo estimado para el país por el Instituto Nacional del Cáncer a partir de los datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que era —para 2012— de entre 172 y 243 casos por 100 mil habitantes. "En la zona de expansión del modelo agroindustrial vemos otra forma de enfermar y morir" Expuestas. "En las localidades que hemos recorrido, ubicadas en zona de expansión del modelo agroindustrial químico dependiente, hemos visto una transformación en la manera de enfermarse y morir de la gente que puede estar asociada a la exposición a algunas de las sustancias químicas que se están usando en esos territorios", dijo el médico, quien aclaró que si bien es imposible afirmar que esa química es la que genera estos problemas de salud, sí puede afirmarse que "en los territorios donde vive gente que está siendo afectada y expuesta a estos tipos de sustancias se multiplicaron determinados problemas de salud". Entre las enfermedades que han proliferado en los últimos 25 años aparecen el cáncer, hipotiroidismos y trastornos endócrinos muy importantes, trastornos neurológicos como Parkinson y Alzheimer, daños renales e insuficiencias hepáticas. Hasta agosto pasado los equipos de esa cátedra de Medicina llevaban encuestadas 87.382 personas, correspondiente al 63 por ciento del total de las poblaciones encuestadas en 25 campamentos en cuatro provincias (sur de Santa Fe, este de Córdoba, oeste de Entre Ríos y
norte de Buenos Aires) realizados desde diciembre de 2010 hasta marzo de 2016. "En cáncer, Argentina está dentro de lo esperado por la OMS, pero nosotros acá no. Esto nos llama la atención, como también el hipotiroidismo como segunda enfermedad más frecuente", señaló. Pero además, cuando analizaron el total de causas de fallecimiento las neoplasias prácticamente igualan a las enfermedades cardiovasculares "en un país donde la enfermedad cardiovascular es la que más muertes se lleva". El médico agregó que "la gente se muere tanto por problemas cardíacos como por cáncer en esta zona, lo cual no se verifica en el resto de Argentina". "No podemos afirmar que los químicos generan estos problemas, pero sí que hay coincidencias" Curva ascendente. Verzeñassi detalló que cuando analizaron los diagnósticos de cáncer en una agrupación por trienio se encontraron con una curva "claramente ascendente y ni siquiera lineal, sino que exponencial", algo preocupante "porque no es lo que pasa a nivel mundial, donde el cáncer está disminuyendo". Denominador común. Desde la cátedra de Salud Socio ambiental, ante los resultados que se repetían una y otra vez en los pueblos del sur santafesino se preguntaron qué tenían en común esas localidad que pudiera explicar el patrón de enfermedades encontrado. "Siempre preguntamos a cuántos metros del lugar donde se fumiga vive la gente para tener una referencia: el 80 por ciento de los entrevistados vive a menos de 1.000 metros de las áreas fumigadas con agrotóxicos", dijo Verzeñassi. Cuando comenzaron a analizar las líneas de tiempo de forma retrospectiva encontraron un punto de quiebre: los relatos sobre enfermedades ocurridas desde mediados de los años 90 en adelante
coinciden con los tiempos que deben transcurrir entre la exposición a determinadas sustancias tóxicas y el desarrollo de determinados problemas de salud. "Cuando analizamos cuándo se empiezan a dar los procesos de transformación del perfil de morbilidad, o sea cuando empiezan a aparecer las nuevas enfermedades, la mayor cantidad de abortos espontáneos, las malformaciones y los cánceres coincide con los tiempos de exposición a determinadas sustancias químicas". El médico explicó que según la literatura científica, para que se expresen síntomas de neoplasias a partir de la exposición a sustancias dañinas como las que se usan en los procesos agroindustriales tienen que pasar entre 15 y 20 años. "Es lo que estamos viendo, el pico que estamos teniendo de estas enfermedades está ubicado en esa etapa, a partir del 96. No es que antes no había agrotóxicos, claro que había, pero el volumen se incrementó entre el 95 y el 2014 en un 848 por ciento, y el territorio sobre el cual se utilizó ese 848 por ciento más de agrotóxicos fue solamente un 50 por ciento más que el original", lanzó Verseñazzi, quien señaló que además "esto no está siendo advertido ni analizado porque no tenemos un sistema de registros en el campo de la salud que estén preparados para hacer estas asociaciones y poder registrarlas". Aparece un problema "absolutamente silenciado" que refleja en realidad varios problemas en simultáneo: la falta de registros, la no advertencia de la problemática de salud, la inexistencia de políticas a partir de la información certera, y el avance de un modelo de producción que es concomitante al avance en la transformación de la forma de enfermarse y morir de la gente hacia patrones mucho más graves y complejos que los que había antes.
Los puntos flacos del trabajo
Para Verzeñassi la mayor flaqueza del trabajo de campo es que no hay resultados de los campamentos publicados en revistas científicas, ante la imposibilidad de firmarlos con los nombres de los centenares de personas que participan, entre docentes y estudiantes. Esta decisión de algún modo perjudica a las comunidades, que no pueden usar los resultados de los campamentos para causas judiciales ni en una discusión con otros actores "porque les dicen que no está publicado y que como tal no es ciencia". Sin embargo, los datos de los trabajos son oficiales e institucionales: "son trabajos de análisis de perfiles de mortalidad de las comunidades que siguen todas las pautas técnicas y metodológicas", dijo. Un relevamiento que ya incluyó a 26 localidades Las encuestas se realizan durante los campamentos sanitarios organizados por la Facultad de Medicina, que funcionan como el dispositivo de evaluación final de los estudiantes de esa carrera. Es una práctica que llevan adelante todos los estudiantes desde 2011, ya que es la evaluación final. Hasta agosto pasado se hicieron 26 campamentos en localidades de alrededor de 10 mil habitantes de la zona agrícola más importante del país. El listado incluye: Santa Isabel, en diciembre de 2010; Murphy, María Teresa, San Gregorio y Villa Cañás, durante 2011; Bouquet, María Susana, Wheelwright, Totoras, Elortondo y Hughes, en 2012; Bigand, Cañada Rosquín y La Emilia, en 2013; Acebal, Alcorta, Ibarlucea y Chabás, en 2014; María Juana, San Genaro, Villa Ana y Fighiera, 2015; y Luis Palacios hasta agosto de 2016. La metodología es siempre la misma: son las comunidades las que solicitan el desembarco de los aspirantes a médicos, a veces por iniciativa de los jefes comunales o intendentes y otras veces por la propia gente. "Son las comunidades las que nos contactan y se firma un convenio entre la localidad y el decano de la facultad, explicó Verzeñassi.
Nosotros investigamos sobre pueblos cercanos a Rosario, como Pueblo Esther y Casilda, estos tienen muchos casos de fumigaciones y denuncias por el mal uso de estos. En Casilda, a fines del año 2016, una escuela rural de Casilda fue víctima de las fumigaciones ilegales en pleno horario de clase. Lo que sucedió fue que la escuela Coppari fue víctima de fumigaciones de un campo vecino, estas fumigaciones con agroquímicos eran prohibidas por la ley 11723, la cual decreta que no se puede fumigar a una distancia menos de 500m. El campo fue fumigado a 100m del edificio escolar, y en pleno dictado de clases, por lo que inmediatamente alumnos y profesores comenzaron a observar síntomas (resecamiento de los labios y picazón en garganta y ojos). Liliana Ruggeri, la supervisora de la Región Quinta del Ministerio de Educación, realizo la denuncia. También en Pueblo Esther, la Asamblea “Pueblo Esther por la vida, no a los agrotóxicos” propuso al presidente comunal, un proyecto de ordenanza que busca regular el uso de agroquímicos en esa localidad y fomentar una transición hacia la agroecología.
El proyecto en sí, pide prohibir la aplicación de esos productos químicos en una zona delimitada por el río Paraná, el arroyo Frías y la calle Río Salado, y en cambio propone que tanto las quintas como las producciones intensivas de granos que se encuentran dentro de esos límites comiencen una transición hacia una producción agroecológica. Además se propone prohibir por completo la aplicación aérea de los agroquímicos en todo el territorio comunal. Nosotros también descubrimos que existen dos alternativas para reprimir o parar de usar agroquímicos, estas son: La producción orgánica o Agricultura orgánica: es un método que consiste en proponer el uso de sustancias naturales en vez de la utilización de agroquímicos. Estos pueden ser certificados o no. La agroecología: La agroecología es una disciplina científica, un conjunto de prácticas y un movimiento social, que buscan sistemas agrícolas que optimicen la producción. El uso de agroquímicos es perjudicial para la salud de todos los seres vivos no transgénicos que se encuentren en contacto directo indirecto con estos. El uso de ellos es innecesario siendo que existe la agroecólogía. La agroecología es una alternativa posible. No se trata de soluciones hippies a problemas serios, sino de soluciones científicas a problemas de salud y al deterioro del suelo y del medio ambiente cuya reparación llevaría muchas décadas. Desde siempre, la humanidad pudo alimentarse sin usar plaguicidas. Hoy tenemos estrategias que se basan en la diversidad biológica y en cómo trabajar la nutrición adecuada de los suelos. La rentabilidad es lícita, pero debe ser razonable y sustentable. La agroecología te propone trabajar, planificar y pensar en las futuras generaciones, como hicieron muchos siglos antes los productores de todo el mundo. Luego de la revolución tecnológica, se tendrá que volver a estas soluciones porque son mucho más viables desde una mirada humana, donde se pone al ser humano por delante de las ganancias.
CONCLUSIÓN: El uso de agroquímicos estuvo siendo aplicado de forma desmedida e inconsciente; esto ha causado muchos serios problemas de salud y sin duda esto debe cambiar. Hay dos soluciones posibles frente a esta problemática: Una solución podría ser poner en práctica la agroecología. Sin embargo, para que esta funcione, se deben crear y poner en práctica, leyes que prohíban terminantemente el uso de agroquímicos, porque como ya dijimos, estos dañan los seres vivos no transgénicos que estén en contacto con estos. Entonces, supongamos que soy un trabajador del campo que decide ayudar al planeta y poner en práctica la agroecologia. Si el dueño del terreno vecino, mantiene su producción utilizando agroquímicos, mis plantaciones y/o animales van a morir, debido a que no son transgénicos y están en contacto con agroquímicos. Esto obliga a los productores a utilizar estas sustancias perjudiciales, quieran o no quieran, estén o no de acuerdo. Si se crearían y se pondrían en práctica leyes que prohíban terminantemente el uso de agroquímicos, todos se verían obligados a utilizar técnicas agroecológicas, y así las producciones podrían mantenerse con estas técnicas.
A partir del conocimiento de que el uso de agroquímicos es un factor importante para el desarrollo de los cultivos y la optimización de la producción con un aumento directo de ingresos económicos a los productores y la posibilidad de generar mayor cantidad de alimentos a una población que crece a un alto ritmo aumentando sus demandas, una solución viable y conveniente a todos sería poner en práctica un constante control exhaustivo para que nadie infrinja las leyes y/o ordenanzas acerca del uso de estos productos. De esta forma, los productores se benefician porque pueden seguir utilizando los agroquímicos, y el resto de la sociedad
se beneficia porque no se verían afectados por el uso de estas sustancias.
BIBLIOGRAFÍA http://www.lanacion.com.ar/1946696-preocupacion-de-los-medicos-por-el-usode-agrotoxicos-cerca-de-los-pueblos https://www.rosario3.com/noticias/Mapa-del-cancer-en-Santa-Fe-factorambiental-y-agroquimicos-en-debate-20150929-0045.html http://www.infobae.com/politica/2016/12/10/en-santa-fe-hay-700-escuelasfumigadas-con-agrotoxicos/ http://www.lacapital.com.ar/la_region/unas-100-localidades-santafesinaslimitan-el-uso-agroquimicos-n796438.html
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Taller de Problemática Ambiental
Fumigaciones en la provincia de Santa Fe