25 AÑOS

22 may. 2008 - –Un día nos llamó Amancio Ortega, dueño de Zara. Se presentó y nos dijo con una humildad sorprendente que admiraba la marca y que ...
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Moda & Belleza

Página 4/Sección 5/LA NACION

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Jueves 22 de mayo de 2008

[DESFILES]

de vigencia. Con buen diseño, Chocolate crece y gana nuevos mercados /

Escada

FOUR SEASONS

Como Charlotte Rampling, pero en pleno Buenos Aires

Dos hermanas y una idea: fundar una etiqueta de ropa. Era 1982 cuando se lo propusieron, en plena efervescencia de la Guerra de Malvinas. De esto pasaron más de 25 años, los suficientes para convertirse en un clásico con marca registrada en el mercado local, Chocolate. Ellas son las hermanas Montiel, más conocidas como Moni Rivas y Susana Fandiño. Hoy tienen once boutiques en Buenos Aires y exportan a Canadá, España, Holanda, Finlandia y varios países de América latina. Lo curioso, su bajo perfil. A pesar de tener presencia en todos los shoppings porteños, cuenta en su historia con muy pocos desfiles, campañas con tops internacionales alejadas de lo mediático masivo y diseños netos. Menos es más. Moni Rivas da la bienvenida en el recientemente remodelado local del Patio Bullrich y habla de las características de esta marca, las argentinas, la moda y las claves para sobrevivir más de dos décadas a todos los vaivenes políticos y económicos nacionales.

EMILIANO LASALVIA

POR PAULA CIPRIANI

Moni Rivas recibe en su local de Patio Bullrich

–¿Cómo nació Chocolate? –Con diseños muy frescos, de línea simple: minifaldas, vestidos trapecio y baby dolls, pero siempre con lavados y tinturas diferentes, en un momento en el que el mercado no ofrecía tanta variedad. A la salida del colegio nuestros locales se poblaban de chicas con uniforme. Darse una vuelta por Chocolate era el paseo obligado.

–¿Cambió mucho el perfil de consumidora? –Empezamos con un público muy joven y hoy vestimos dos generaciones: a las hijas y a las madres. Es que trabajamos mucho en el desarrollo de la moldería y la buena sastrería se convirtió en un clásico. En nuestros locales están las prendas que no pueden faltar cada temporada, todos los ítems de tendencia, pero muy equilibrados, porque Chocolate tiene una

tengo desde hace un montón de años me da un orgullo inmenso.

–¿Qué está de moda hoy? –Usar lo que más le gusta a cada una. Mundialmente está de moda la comodidad y la argentina entra cada vez con más gusto en esta variante. Para dar respuesta a este fenómeno hay que ofrecer ropa para sentirse bien del día a la noche.

–¿Es muy consumista la argentina? raíz clásica que no admite prendas modernosas.

–¿Con qué identificás a Chocolate? –Con una paleta de colores empolvados, talles razonables y la sobriedad en el diseño. Nosotras hacemos una moda internacional con buenas texturas y cortes. Lograr modelos modernos, pero atemporales, es lo más difícil, pero también lo más gratificante. Por eso que alguien me diga este tapadito lo

–Sí, le encanta comprar. Y si le gusta un suéter se lo lleva en todos los colores... La diferencia es que antes era más clásica y se inclinaba por los básicos, ahora privilegia el diseño, lo que tiene algo diferente.

–¿Toda la producción se realiza en la fábrica de Uds.? –En nuestra fábrica cortamos y hacemos todas las muestras, al igual que las prendas más elaboradas, esas que requieren mano de obra calificada. Pe-

ro también tenemos talleres afuera, incluso en el exterior porque tenemos que buscar la materia prima y la tecnología que nos asegure brindar un producto moderno y de buena calidad. De quedarnos sólo con lo nacional ofreceríamos prendas atrasadas.

–¿La clave para sobrevivir a todas las crisis durante más de 25 años? –Acompañar el crecimiento local con el internacional. Esto nos permitió encontrar un equilibrio y sufrir menos el impacto de los vaivenes de la economía argentina.

–¿Alguna anécdota? –Un día nos llamó Amancio Ortega, dueño de Zara. Se presentó y nos dijo con una humildad sorprendente que admiraba la marca y que quería conocer nuestra fábrica. Vino y no sólo eso, nos invitó a La Coruña para que conociéramos su imperio.

–¿Fueron? –Claro... Lo pasamos bárbaro.

Escada presentó su colección otoño-invierno con un almuerzo en el hotel Four Seasons, inspirada en la sensualidad distante de la actriz inglesa Charlotte Rampling. Tanto en las mesas (con las representantes de COAS, en cuyo beneficio se realizó la presentación) como desfilando entre ellas había mujeres con muy buena sastrería, con detalles oportunos y conjuntos asociando materiales de primera, como cashmere, seda, terciopelo, lana, cuero y tweed. Por lo visto y oído, a las presentes les encantó el traje con ribetes de piel y otro modelo muy chic, con cintas acharoladas dibujando geometrías. También la pollera lápiz, con cintura alta fruncida con lazo. Color para el día (oliva, amarillo, morado y chocolate) y negro indiscutido para la noche, cuando la mujer Escada irrumpe desafiante con un smoking o un bustier de lentejuelas, minivestidos de chiffon o largos con mucho vuelo. El animal print es un ítem que puede estar en la gasa de un vestido de tarde o en una cartera, pero tiene que estar en algún lado. Para momentos más casuales, leggings, blusones de manga globo en satén, tops cruzados, blusas con volantes, chupines y jeans. Y para abrigarse si es que el frío llega, variedad de capas, trenchs y tapados. Cremalleras metálicas, estrellas plateadas o tachuelas dan touch rockero a este invierno europeo y distinguido, muy Rampling, efectivamente. María Paula Zacharías

Rosina

EN

SU ATELIER

Del día a la noche, con la exigencia de un taller personalizado Con cada colección, la signora Rosina cultiva el arte de recibir a la par de los hallazgos de su costura. La cita, en su casa, a las 17, y no té, sino champagne. Beba Lorena repartía chocolates, el productor Armando Barbeito contaba anécdotas y Juana Patiño recibía elogios por su CD de tangos arrabaleros mientras la dueña de casa ubicaba a Mirtha Legrand y al embajador Giovanni Jannuzzi. Sonaba La vie en rose cuando apareció la primera mannequin: abrigo recto de potente lana jaspeada en verde y gris, y bolsillos plaqué. Rosina describió su propuesta como un paseo por los años 50, 60 y 70, visitando grises y verdes bajos, subiendo al coral, rescatando el rosa cyclamen y celebrando el negro, el azul Francia y el marfil. Desde la corrección política del tailleur y el talle imperio hasta la fantasía de sedas, encajes y terciopelos. Con zapatos de Flavia Corradini y bijou de M.T. Ana Moya