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viernes 20 de marzo del 2015

el comercio .A27

Opinión El Comercio abre sus páginas al intercambio de ideas y reflexiones. En este marco plural, el Diario no necesariamente coincide con las opiniones de los articulistas que las firman, aunque siempre las respeta.

respuesta a los desafíos generados por el crecimiento de las ciudades

rincón del autor

- Edgardo Mercado Neumann -

Charito y la unión civil

¿Qué falta para impulsar las APP? Profesor de la Facultad de Derecho de la PUCP

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a inclusión en el modelo económico de las asociaciones público-privadas (APP) ha sido, en gran parte, una respuesta a los desafíos generados por el crecimiento de las ciudades. Recordemos que desde la aparición del hombre sobre la tierra hasta principios del siglo XX solo el 10% de la población mundial llegó a vivir en las ciudades. Dos fenómenos cambiaron esto a una velocidad asombrosa: el primero social, a través del desplazamiento desde el campo, y el otro natural, por el impacto multiplicador de la convivencia en las urbes. Un siglo después, constatamos que el 50% de la población es urbana y se estima que para el 2020 más del 60% de la población mundial vivirá en ciudades. Este desbordante crecimiento genera la ruptura del equilibrio armónico entre el ciudadano y su entorno, lo que evidencia un serio problema de gobernabilidad y un colapso de la misma si conlleva la ausencia del Estado. Un informe de la ONU del 2008 predice que en este siglo la población urbana total de los países en vías de desarrollo se duplicará. Años después, el informe para el 2012 lista una relación de elementos que debe proveer una ciudad próspera. Ubica en primer lugar la productividad, en segundo la infraestructura, en tercero la seguridad, luego la inclusión y finalmente la sostenibilidad. De estos elementos, la infraestructura y la inclusión social, tienen relación especial con esta nueva y poderosa herramienta llamada APP. El colapso en la gobernabilidad de muchas ciudades inició una revolución silenciosa en las relaciones de poder de los gobiernos con sus gobernados. Este colapso, a su vez, impulsó un proceso de descentrali-

zación y transferencia de las competencias públicas hacia las autoridades locales, y luego hacia las organizaciones de la sociedad civil y a la empresa privada. Gran propulsor de dicho proceso fue este fenómeno de masas que hoy desafía el principio de autoridad y exige el diálogo como mecanismo de solución de controversias sociales, pero que en el fondo no es otra cosa que el surgimiento de un nuevo sistema donde el privado acude en auxilio de lo público, para cogobernar. Un ejemplo de lo expuesto lo encontramos en la reforma del transporte público. La evolución del derecho fundamental de libertad de locomoción surgió como un derecho humano individual de primera gerecorrido

Es largo el trecho que aún nos falta y por el que tendría que transitar una quinta generación normativa de APP.

neración, pero con la ciudad evolucionó hacia un derecho social de movilidad urbana que se viene implementando bajo un modelo complejo de APP. En efecto, el derecho de locomoción expresado en la libertad de tránsito ya no es suficiente para garantizar la libre circulación de las personas. En las urbes modernas, se requiere además que estas puedan desplazarse en forma “oportuna, sostenible y segura”. Esta idea apunta a elevar la discusión de un plano individual a un verdadero “pacto social por la movilidad urbana” resultante de las nuevas y complejas situaciones que genera el transporte público en una gran ciudad, y en que vía el modelo de una asociación público-privada compleja se pretende garantizar el acceso a ello; entre muchos esquemas que se pueden desarrollar para otros rubros de la vida en sociedad.

Pese al camino recorrido por cuatro generaciones normativas, es largo el trecho que aún nos falta y por el que tendría que transitar una quinta generación normativa de APP en nuestro país. Por ejemplo, un “banco único de proyectos” puesto a disposición permanente de los potenciales inversionistas y sujeto a la priorización y revisión constante por los distintos actores y posibles afectados; una matriz de riesgos debidamente publicitada que prevea el impacto de la inclusión y los eventuales conflictos sociales; un “registro nacional de infraestructura” con carácter constitutivo de derechos; mecanismos de buenas prácticas y control posterior, entre otros, podrían ser la base de esta nueva generación. Pero nada de ello funcionaría si no se plantea ya un mecanismo real de pactos sociales sectoriales para la gobernabilidad de los proyectos de inversión en infraestructura bajo el modelo de APP.

ilustración: víctor sanjinez

mirada de fondo

Un misionero de la buena economía - iván alonso Economista

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n profesor camina por el campus universitario, el cuerpo ligeramente inclinado hacia adelante, las manos cruzadas detrás de la espalda. Ve a su alumno y se le acerca para contarle que ha sacado una buena nota en su curso de finanzas públicas. ‘Hang in there!’, le dice: ¡sigue así! ¿Qué mayor halago puede esperar un simple mortal, viniendo esas palabras de uno de los dioses del Olimpo de la ciencia económica? Arnold Harberger llega esta noche para participar en la conferencia de la Sociedad Mont Pèlerin, un club de liberales fundado en 1947, que gracias a los indesmayables esfuerzos de nuestro querido amigo Enrique Ghersi se reúne por primera vez en Lima. Harberger lleva 30 años enseñando en la Universidad de California, Los Ángeles (UCLA) y otros 30 anteriormente en la Universidad de Chicago, donde fue uno de los

más dedicados formadores de los economistas latinoamericanos que llegaron allí desde los años 50 del siglo pasado y que serían luego conocidos como los “Chicago boys”. Simboliza sus lazos afectivos con la región su larguísimo matrimonio con Anita, una encantadora dama chilena, a quien había conocido, según ella misma nos contó en alguna oportunidad, en casa del cónsul de Noruega, un señor de apellido Johansson, cuando era una estudiante de literatura. La influencia de Harberger en la historia económica latinoamericana es más tangible aun: decenas de ministros de economía y presidentes de bancos centrales, desde México hasta Uruguay, han sido alumnos suyos. Le gusta describirse a sí mismo como “un misionero de la buena economía”. Y lo es, en efecto. Podía aterrizar en Lima, a los ochenta y tantos

El habla culta - martha Hildebrandt -

Sillao. Es el nombre de origen chino que designa en el Perú la salsa preparada a base de frejol de soya fermentado. El sillao no solo se utiliza en platos de comida peruano-china (conocida como chifa), sino también en algunos típicos de la comida criolla. El académico Diccionario de americanismos (2010) consigna sillao como peruanismo exclusivo y registra estas variantes: sillau, siyao, siyau. Es raro que esta palabra tan conocida en el Perú no haya sido “exportada” a los países vecinos.

años de edad, procedente de Madagascar para dar una charla en una convención universitaria; conversar con los economistas del sistema nacional de inversión pública; reunirse con el presidente del Consejo de Ministros (por entonces, también economista); dar una entrevista en la televisión; y partir luego con rumbo a Panamá para evaluar el impacto macroeconómico de la ampliación del canal. ¿Qué entiende Harberger por la “buena economía”? Básicamente, la idea de que el mundo es esencialmente competitivo; que las fuerzas de la oferta y la demanda hacen que los recursos económicos se desplacen hacia aquellas actividades donde aportan más valor a la sociedad, motivados por el deseo de la gente –de toda clase de gente– de sacar el mayor provecho posible a su trabajo y a su capital. Y también, que las políticas gubernamentales influyen,

algunas para bien, otras para mal, en el funcionamiento del sistema económico. El economista como predicador llama a nuestra atención los vicios que se esconden tras las malas políticas. Nos hace ver que la protección de un cierto sector se logra, como regla general, a costa de otros; que los beneficios tributarios desvían la atención de los empresarios, de las actividades más productivas a las que reciben más subsidios; que las grandes obras que les quitan el sueño a los políticos pueden tener para la sociedad más costos que beneficios. La racionalidad económica no es la defensa de una ideología, sino la del bienestar del hombre común y corriente. Arnold Harberger ha dedicado una larga y fructífera vida a investigar, educar y aconsejar. Siempre con rigor intelectual; siempre con calidez personal. Nuestra admiración y gratitud hacia él no tienen límites.

GUSTAVO RODRÍGUEZ Escritor y comunicador www.gustavorodriguez.pe

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a semana pasada vi el insólito caso de una junta de médicos que negaba la circulación de la sangre, cinco siglos después de haber sido enunciada por Miguel Servet. También vi a un grupo de físicos que defendían las leyes de Newton como las únicas que rigen el universo y dejaban de lado las más que aceptadas leyes de la física cuántica. Además, escuché el discurso de un grupo de científicos naturalistas que negaban la teoría de la evolución y predicaban que los animales que existen en la Tierra descendieron todos de un barco enorme que encalló en el monte Ararat, en el este de Turquía, luego de un diluvio exterminador. A estos personajes que desconocieron los pilares fundamentales de sus profesiones podría añadirle, ya saliendo de los linderos de la ficción, a los siete congresistas peruanos que la semana pasada votaron contra la unión civil entre personas del mismo sexo. Al asumir sus cargos esos congresistas se comprometieron a honrar la Constitución, tal como un médico honra los descubrimientos mínimos de su oficio, pero la hicieron de lado como a un animal sarnoso. No usaron ningún razonamiento legal ni alguna interpretación interesante que pudiera encontrar un resquicio constitucional a su favor. De nada sirvió tampoco que la Defensoría del Pueblo, el Ministerio de Justicia, el Ministerio Público y el Poder Judicial hubieran avalado previamente este proyecto de ley luego de estudiarlo dentro de la esfera del derecho. No, pues. La discusión no se centraba en los derechos legales del prójimo, sino en creencias personales. Como un astrónomo que reniega de Galileo –aquel solitario que se enfrentó a la enorme mayoría de su época–, varios de esos congresistas tuvieron el cuajo de defender su posición desde la mayor aberración jurídica que puede decir un supuesto entendido cuando se trata de derechos humanos: “Rechazamos la unión civil porque la mayoría de peruanos no está de acuerdo con esta ley”. Probablemente ese sea el mito más pernicioso sobre la democracia que se enseña en nuestras casas y escuelas: que lo que quiere la mayoría es lo mejor. Confundimos la votación con la democracia, tal como confundimos boda con matrimonio. Recordemos que la democracia no es una votación, sino un sistema de balanzas y péndulos que trata de equilibrar los poderes para que los ciudadanos tengan los mismos derechos y obligaciones. Frente a esto, el enunciado de que “la mayoría lo quiere así” es una idea simple y fácil de martillar, una trampa ideal para que millones de compatriotas desinformados escondan su prejuicio. Tal vez por ello, en los años que nuestra educación cívica tardará en mejorar, debamos hacer uso de aquellos espacios a los que sí se enchufa voluntariamente la mayoría de nuestras compatriotas. Que en “Al fondo hay sitio” Charito se enamore sin querer de una mujer, o que Nicolás se enamore de un hombre. Que sus seguidores vivan a través de ellos la inequidad, que no puedan heredarle sus posesiones a la persona que aman, que no puedan velar por su pareja en el hospital, que no los dejen ni asistir al velorio de su gran amor porque, aunque están amparados por la Constitución, no lo están por una ley que obedezca a ella. Será que cuando la realidad no hace bien su trabajo, la ficción tiene que hacer el suyo.

un día como hoy de...

1915 martes 24 de febrero del 20

Combates en los Dardanelos La escuadra francesa ha bombardeado los fuertes turcos en los Dardanelos, pero, al retirarse, el crucero “Bouvet” voló en mil pedazos al chocar con una mina flotante. Pese a la dolorosa pérdida, los buques galos continúan combatiendo y se esperan refuerzos navales. También el

crucero británico “Amethyst” ha tenido 23 muertos y 37 heridos, luego de cortar varios cables telegráficos marinos. Gracias a su velocidad y a la pericia de su comando el “Amethyst” ha llegado averiado hasta la entrada del estrecho de los Dardanelos.

Director General: FRANCISCO MIRÓ QUESADA C. Director Periodístico: Fernando Berckemeyer Olaechea

Directores fundadores: Manuel Amunátegui [1839-1875] y Alejandro Villota [1839-1861] Directores: Luis Carranza [1875-1898] -José Antonio Miró Quesada [1875-1905] -Antonio Miró Quesada de la Guerra [1905-1935] -Aurelio Miró Quesada de la Guerra [1935-1950] -Luis Miró Quesada de la Guerra [1935-1974] -Óscar Miró Quesada de la Guerra [1980-1981] -Aurelio Miró Quesada Sosa [1980-1998] -Alejandro Miró Quesada Garland [1980-2011] -Alejandro Miró Quesada Cisneros [1999-2008] -Francisco Miró Quesada Rada [2008-2013] -Fritz Du Bois Freund [2013-2014]