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miércoles 11 de marzo del 2015 Gestión
OPINIÓN La franja que pasó de moda ALIMENTOS. “El sistema constituye un instrumento adecuado para la mejora de los niveles de competitividad de los productores nacionales”, reza uno de los considerandos del Decreto Supremo 115-2001-EF, emitido por el MEF durante el Gobierno de Transición de Valentín Paniagua, y que estableció el sistema de franja de precios aplicable a la importación de azúcar, arroz, leche y maíz. Sin embargo, la protección data de 1991, cuando se creó un sistema de derechos específicos que el decreto en mención “perfeccionó” diez años después. La franja, diseñada para mantener precios estables, fija un nivel piso, por debajo del cual el importador debe pagar un arancel adicional, y un nivel techo, por encima del cual el importador recibe una reducción arancelaria.
“Una revisión del sistema sería más que saludable, aunque lo ideal sería su desmantelamiento”. Hay que anotar que no son cuatro los productos sujetos al sistema, sino medio centenar y que en el caso de los lácteos incluyen la mantequilla, el queso y hasta la leche condensada y el manjar blanco. También figuran todo tipo de maíces y alimentos balanceados para animales. Se desconoce si el esquema permitió a las empresas locales mejorar su competitividad, pero en vista de que han pasado tantos años, sería conveniente que el MEF encargue un estudio al respecto. Además de proteger a la producción nacional, la franja de precios también resguarda al consumidor, pues, según explican los websites del MEF y del Ministerio de Agricultura, cuando los precios internacionales se incrementan pueden ocasionar incertidumbre en el mercado. Pero las cotizaciones internacionales de estos commodities han estado cayendo desde hace buen tiempo y hoy se ubican muy por debajo de sus niveles piso. Si no existiese la franja, los consumidores se verían beneficiados por los menores precios, si los importadores y comercializadores se comportan en concordancia con la teoría –lo que no ha sucedido con sus colegas que expenden combustibles–. En cualquier caso, la realidad del mercado, tanto nacional como internacional, es muy distinta de lo que era hace trece años, de modo que una revisión del sistema sería más que saludable, aunque lo ideal sería su desmantelamiento.
La desaceleración económica opinión Elmer Cuba
Socio Director de macroconsult
L
uego de crecer, en promedio, 6.5% durante los últimos diez años (2004-2013), la economía nacional creció apenas 2.4% en el 2014. Una confluencia de factores estuvo detrás de este modesto desempeño. Y estos siguen estando presentes durante el primer trimestre del 2015 y amenazan con irse hasta el segundo. La economía sufrió los estragos de dos choques externos negativos. El primero fue la caída de los precios de las materias primas que el país exporta. Ello deterioró el ingreso nacional disponible, el principal determinante del gasto privado: consumo e inversión. El segundo choque fue la salida de capitales, luego del anuncio del llamado ‘tapering’ por parte de la Fed. Ambos choques provocaron una mayor devaluación del tipo de cambio, que siendo crucial para alcanzar los equilibrios externos, tiene efectos contractivos de corto plazo en el sector construcción. Ante ambos choques, las expectativas empresariales sobre la mar-
caricatura
porCarlosLavida
cha de la economía dejaron la zona optimista. Estas expectativas adelantan el comportamiento de la inversión privada. Gran parte de la caída de estas expectativas puede ser explicada por la evolución de los términos de intercambio y el tipo de cambio real. Además, la economía sufrió un tercer choque, independiente de los anteriores. Un choque típico de oferta en los sectores primarios: pesca, minería y agricultura. En el cuarto trimestre del 2014 el PBI de estos sectores cayó en 7%, llevando el PBI global a un crecimiento de apenas 1%.
“Algunas empresas optarán por postergar decisiones de inversión hasta el nuevo Gobierno”. Por si fuera poco, la política fiscal no estuvo a la altura de las circunstancias. En el 2014, la inversión pública decreció en 3.6% en términos reales. Como correlato de lo que ocurría con el PBI y el ingreso disponible, el consumo privado comenzó también a desacelerarse, cerrando el cuarto trimestre del 2014 con una expan-
sión de apenas 3.6%, luego de haber crecido 6.2%, en promedio, durante la última década. La economía peruana ha comenzado el año 2015 con claras señales de debilidad. Los choques de oferta aún no se han revertido y la inversión pública sigue sin despegar. Si los megaproyectos del Gobierno central demoran su ejecución y la inversión en los gobiernos subnacionales no despega, los números del 2015 no serán muy alentadores. Por lo pronto, no se espera un repunte de la inversión privada. Algunas empresas optarán por postergar decisiones de inversión hasta el nuevo Gobierno. Durante el primer trimestre del año la economía mostraría un crecimiento de alrededor de 2.3%. La demanda interna estaría creciendo alrededor de 2%. Es muy probable que los siguientes trimestres muestren un mayor dinamismo. Primero, por la reversión de los choques de oferta mencionados. Segundo, por los efectos de la política fiscal más expansiva esperada en la segunda parte del año. La recuperación del dinamismo es muy sensible a factores exógenos (rebotes esperados en pesca y minería) y a los megaproyectos públicos. El gasto privado seguirá débil en el primer semestre.