2010 - ObreroFiel

(Música suave de fondo, para drama, track 04, Canta Aleluya al Señor). Narradora- La idea de humillarse no es muy agradable a las personas. En cambio cada ...
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¿Quién es el mayor?

Personajes: Narrador María José Hijo mayor Heber Madre Sofía Hijo enfermo Julio Padre Alfonso Amiga Delma Amiga Lucy Amiga Marcela Amiga Silvia Amigo Turco Amigo Eneas Amigo Sergio Amigo Jonás Viejo Juan Ángel Escena-1 (Música suave de fondo, para drama, track 04, Canta Aleluya al Señor) Narradora- La idea de humillarse no es muy agradable a las personas. En cambio cada día se hace más vigente aquella frase que preocupaba a algunos discípulos: ¿Quién es el mayor? Jacobo y Juan, eran del círculo más cercano de Jesús, que junto con Pedro y los demás habían estado casi tres años con el Señor, quien le tenía como personas muy allegadas a él. Pero aun sabiendo de su amor por ellos querían gozar de privilegios ante los demás. Sí, esta actitud es mucho más común en nuestros días. (Se abre el telón, aparece una casa de familia, tiempos de Jesús, un matrimonio y sus dos hijos conversan.) Heber- Ni lo sueñes, si mi hermano que es más joven que yo tendrá, la mitad y no la tercera parte de la herencia de la familia, solamente porque a ti se te ocurrió padre. Ni pienses que voy a ayudarlo. Si no puede trabajar ahora porque está enfermito, pues que se quede en la cama, porque yo no pienso ni puedo dar más de lo que estoy dando. Claro, él siempre fue el consentido de la familia y tanto que se hizo más fuerte y grande que yo. Y ahora, pobrecito. Lleven esto para el nene y esas cosas que no dejan de decirle, y a mí que me coma el león.

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Sofía- Creo que te equivocas hijo y eres muy duro con tu hermano. Siempre que pudo, trabajó y se esforzó mucho. Pero ya ves, ahora le han salido esas manchas en su piel y aunque no es seguro, debes entenderlo. El médico dijo que puede ser lepra. Julio- Deja madre, no le pelees. Quizás ustedes se adelantan a las cosas; yo veré qué puedo hacer. Hasta ahora solamente me dijeron que evitara el sol y guardara un poco de reposo. En el invierno pastoreamos las ovejas del viejo Juan, porque él ya no puede exponerse a tanto frío, y apenas puede ver. Pienso que como el trabajo sería mayormente por las noches, no me perjudique. Sofía- Ya veremos hijo lo que disponga el Señor. Alfonso- Hijos, yo estoy muy triste por la actitud de Heber. Julio siempre que podía, hacía el trabajo de los dos, para que Heber paseara, saliera a sus negocios fuera del pueblo, y no se perjudicaron por eso en su trabajo. En cambio, ahora le pido que ayude a su hermano y lo de partir la herencia es justo, así lo creo, porque este hermano menor se ha dedicado mucho más que el otro a esta familia. Pero que Heber se comporte así, es aterrador. ¿Es que yo le enseñé a ser así egoísta? Heber- Claro que no, con eso nacemos según ese libro que nos leían cuando niños… la Biblia ¿no? Pero además papá, tú has sido el modelo perfecto. Fíjate que hasta quieres traspasar las leyes de la familia y de los derechos a la herencia. Julio- Mira mi hermano, por mí no hay ningún problema. No tengo ambiciones en esta tierra. Yo no quiero nada. Te puedes quedar aún con el tercio que me corresponde. Pero ¿no crees que es una ofensa, y de muy mal gusto viviendo aun nuestros padres? Sí, porque no heredarás mientras estén vivos, es que ¿quieres que mueran? Heber- Vaya, vaya, el leprosito sí que tiene agallas. Pero no pienses que me vas a manipular para que ahora comience a llorar, no no no, te conozco. Eres astuto y te encanta que te tengan lástima, pero eso conmigo no va a funcionar. Yo sé bien como eres, y mira, es mejor que no salgas de tu cuarto porque si eso es lepra se nos va a pegar a todos. Sofía- Ya basta con eso, no sigas. No puedo creer lo que estoy oyendo. Ustedes son nuestros hijos, iguales para nosotros, a los dos les enseñamos a andar en el temor de Dios, agradándole a él, para que les fuera bien sobre la tierra. Y ahora esto, no puedo pensar que esta familia se divida por cosas tan triviales y a la vez sin sentido. Alfonso- Vamos Sofía, que no estamos ni estaremos divididos nunca. Solo es una crisis, solamente nos queda clamar mucho más por nuestros hijos al Señor y esperar en él. Yo tampoco entiendo si es que hicimos mal nuestro trabajo como padres, pero ahora por favor ten calma, ¿está bien? Iré a ver si los demás pastores pueden ayudar con el rebaño que Julio cuida. De no ser así, alguna solución hallaremos. Hay que seguir alimentando a esos animales. Si no, lo que darán será lástima dentro de poco. (Ella se tapa los ojos con las manos, el esposo la abraza por los hombros, Heber los mira atravesado y sale, luego sale Alfonso y Sofía abriga a Julio) Sofía- Ya verás hijito, que todo saldrá bien. Tu padre tiene razón. Esperemos confiando en el Señor, y ya veremos los resultados. (Le abraza) (Canción: Hoy es navidad 010, Naty Blanco) Telón Escena 2 (Música para drama track 05) Narradora- En Belén de Judea estaba todo listo según los planes de Dios para que ocurriera un milagro, algo sin igual en todos los tiempos. Aquella familia con tantos problemas no suponía que aquello que desde tiempos antiguos se había anunciado en las Sagradas Escrituras afectaría tanto sus vidas. (Se abre el telón; hay 3 muchachas sirviendo las mesas y preparando comestibles para vender; hay una mesa llena de personas; allí llega Heber, algo ebrio)

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Heber- Silvia, ¿dónde estás? (Las tres se miran) Marcela- Silvia está en la cocina, preparando almuerzo para ellos, (señala a los sentados)- por cierto dijeron que están apurados. Heber- No me interesa Marcela. Mira bien, ¿por qué no van ustedes tres a la cocina en vez de estar ahí parloteando como unas urracas, y así puedo ver a Silvia, eh? Delma- Mira chico, habría que ver quien es la urraca, y no vamos a ir a parte alguna porque aquí nos repartimos el trabajo y cada cual sabe lo que tiene que hacer cada día. ¿Te es familiar esa frase? Así que mira, si estás apurado, vete por donde viniste. Heber- Bah, déjate de celos Delma. No pensé que aún estuvieras interesada en mí, quien lo iba a decir. Lucy- Ey, Ey, cuidado con lo que le dices a mi hermana, no sea que de pronto tengas olor a estas verduras. (Entra Silvia) Silvia- ¿Que pasa hermanas? ¿Por qué ese escándalo? Eso aleja a las personas. (Mira a Heber)- Ah, eres tú. ¿Qué haces aquí a estas horas? Heber- Puedo verte a la hora que yo quiera, ¿o no? Silvia- Es que, lo digo porque ayer dijiste que ibas hasta Damasco a buscar unas medicinas para tu hermano. ¿No lo había indicado así el médico? Heber- Ah sí, pero cambié de idea después de una pequeña reunión familiar. Irá mi padre, así que ya me ves, trae el mejor vino que tengas. Silvia- El mejor vino; ya sabes que mi padre que está ahí dentro, no deja que lo saquemos si no es una ocasión muy especial, para brindar por algo importante quizás. Y en pequeñas proporciones, pero además, ¿qué reunión es esa que te incitó a embriagarte a primera hora? ¿No te das cuenta del daño que eso te hace a ti y a todos los que te rodean? Heber- Ah, porque ahora sabes de ciencias. Mira Silvia, me voy, parece que no es mi día de suerte, y pensar que sé que te mueres por mí. Ahora mismo debes estar desfalleciendo en tu interior; pero en fin, me voy a donde no moleste. (Sale) (Silvia se queda con cara de asombro, hace un gestote furia y se sienta; las hermanas se le acercan) Lucy- Déjalo mi hermana, ya se le pasará. ¿Viste la manera en que te trató? Mira que venir a beber, y no solo eso, él te habla como si fueras de su propiedad. Delma- La verdad es que yo no sé como tú lo aguantas Silvia. Es demasiado vanidoso. ¿De dónde sacó eso de que a mí me da celos lo que hace? Marcela- Sí, y yo le añadiría que además de vanidoso, mentiroso. Dijo que se iría y está ahí sentado en una piedra junto al camino. Parece que realmente está en problemas. Silvia- Ya no sé que pensar, pero bueno… Jonás- Eh, Marcela, por favor mira a ver si aun tarda mucho la comida. Debemos irnos y esta demora acá nos está atrasando demasiado. Marcela- Ya va Jonás, enseguida les atendemos. (Dice a las hermanas)- Vamos, que realmente les hemos hecho esperar. Turco- Así que “ya va Jonás”, y luego te quejas, eh, salió rapidito, rapidito. Eneas- Ya Turco, deja eso. Miren a Heber, que está muy enojado. ¿No se fijaron que ni siquiera vino a saludarnos? Sergio- Bah, no es nada de eso. Simplemente que estaba concentrado en Silvia, o apurado.

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Jonás- Pero es raro Sergio. Se quedó ahí al lado del camino, y hasta hace poco pastoreaba de vez en cuando con nosotros. Ahora parece que se cree más importante. Turco- Pero ¿no oyeron lo que dijo? Parece que hay problemas en su casa. Quizás necesita nuestra ayuda, en vez de que le estemos criticando. Cuando una familia no está bien unida los problemas se multiplican. Eneas- ¿Qué sabes tú de familia Turco? Si tú te fuiste de tu casa, y estás solo aquí hace años con nosotros. Turco- Hay amigo, si tu supieras, yo sí tuve una familia, pero hace años perdí a mi hijo en una epidemia. Y luego, ya no fue lo mismo. Mi esposa quedó desvastada, lo que hacía mayormente era llorar por los rincones. Yo me emborrachaba para olvidar, pero era peor; todo eso nos hizo mucho mal, hasta que ella se fue. Yo sufrí mucho, psch. La bebida echa todo a perder, y en vez de apoyarla, me concentré en mí. Qué egoísta, bueno, pero ya es tarde para eso. Solo lo cuento para que sepan que si sé lo que es tener una familia. Eneas- Oye Turco viejo, discúlpame, es que nunca hablas de ti, no sabíamos de eso. Jonás- Yo lo entiendo, a veces la vergüenza que cargamos nos impide ser transparentes hasta con las personas que amamos y los mejores amigos. Y es que eso es una falsa culpa, no que tu seas falso, fíjate, aunque en eso hubo pecados que siempre tenemos que confesar al Señor. Tú no eres culpable de que ocurrieran así las cosas. Debiste enfrentar los problemas quizás de otro modo, pero solamente eso lo logramos cuando estamos en estrecha comunión con Dios. Turco- Ya lo sé, he sufrido mucho las consecuencias de la bebida. Ahora casi ni puedo comer por problemas en el estómago. Sergio- Cierto, Eneas es joven, aun no se ha casado y puede que no entienda mucho de esas cosas. Pero después de Dios, nuestro Padre celestial, la familia es el regalo más precioso que tenemos en esta tierra. (Mira hacia atrás) Miren, ya vienen a servirnos, oigan, al fin. (Entran las jóvenes, cada una trae algo de comer an las manos, y los ponen delante de ellos en la mesa, ellos sonríen y comienzan a comer) (Se va cerrando el telón) (Canción: 04. ven a mi corazón Oh Cristo. Rojo) Escena 3 (Música track No 4, (para drama) Narradora- En Nazaret, un pequeño pueblo de Galilea, estaba por formarse una hermosa familia. José, carpintero de oficio iba a casarse con María, una joven temerosa de Dios, y en aquel lugar se hacían algunos preparativos para los festejos. (Se abre el telón, José y María están sentados él le da una bolsita con monedas) José- Guárdalas tú, María. Si me quedo con este dinero hasta se me puede perder, son los ahorros para nuestro casamiento. María- Está bien, lo voy a guardar, pero estoy segura que es un honor que me haces. No eres del tipo de personas que dejas las cosas regadas ¿verdad? José- Bueno, a veces doy tantos viajes de la carpintería a la casa. Otras llevo encargos a algunos clientes, que no sé exactamente dónde dejo algunas cosas. Así que tómalo por si acaso. Ah, olvidé decirte que mi familia está muy contenta acerca de nuestro compromiso, pero además dicen tantas cosas buenas sobre ti que a veces me avergüenza y les pregunto si quieren cambiarme por ti. (Ambos ríen) María- Ay José no exageres. Eres tan amable; tu familia no te cambiaría por nada en el mundo, eso lo sabes. Pienso que ellos quieren que entiendas su aprobación con nuestro matrimonio. José- Puede ser, pero las virtudes que ellos te han visto, yo también las veo, y más… María- Sí, sí pero ahora vete, no quiero que te pongas muy romántico porque sabes que aun falta para la boda y hasta que ese momento no llegue…

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José- Ya lo sé, pero a ver, sólo un beso y me voy. María- Está bien sólo un beso. (Él la besa en la frente y sale caminando hacia la puerta de espaldas como si estuviera por las nubes) María- Ya José, que te puedes caer. (Él sonríe y sale ella. Se levanta, y da una vuelta como si bailara con el vestido agarrado por ambos lados, su rostro refleja alegría, se cae al piso y se levanta rápido, pues ve que entra el ángel) Ángel- No tengas miedo María, Dios te ha concedido su gracia. Ahora quedarás encinta, y darás a luz un hijo y le pondrás por nombre Jesús. Éste será grande y será llamado Hijo del Altísimo. Dios, El Señor, le dará el Trono de David, su padre y reinará sobre el pueblo de Jacob para siempre y su reino no tendrá fin. María- (camina hacia atrás)- ¿Cómo podrá suceder esto, puesto que soy virgen? Ángel- El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra, por lo que el santo niño que nacerá será llamado Hijo de Dios. También tu parienta Elizabeth va a tener un hijo en su vejez, de hecho la que decían que era estéril. Porque para Dios no hay nada imposible. María- Señor, tu eres el más grande de todos, el creador de este mundo y de nosotros, y yo que no soy digna de ti, he de llevar este preciado fruto, en mi vientre. Y he de cuidar de este niño, oh Dios mío, aun no lo entiendo pero guardaré en mi corazón todas estas cosas y tus mandatos, si tu me permites hacerlo padre, yo te adoro Señor. (Se pone de rodillas, y baja la cabeza hasta el piso, entre sus manos) (Canción: María, por Yoly Rguez. varios, pista 9) Telón. Escena-4 (Música: para drama, Canción de amor) Narradora- El enemigo del hombre y de Dios, la serpiente antigua, nunca ha querido conformarse con lo que Dios dispone y siempre trata de estorbar sus planes. Pero Dios el Todopoderoso, encamina todas las cosas según sus propósitos. (Se abre el telón, María está llorando sola, solloza) María- Yo lo sabía Señor, yo sabía que José dudaría de mí en cuanto lo supiera. Ya ves, ayer se fue muy enojado, hasta dijo que me dejaría en secreto. Perdóname Señor, quizás no debo estar triste, pero no lo puedo evitar. Tú sabes cuánto lo amo. No me importa si quieren apedrearme, alguna solución tú tendrás para eso. Yo no quiero separarme de él, es que no puedo. Yo lo amo tanto… (Entra José, su cara no es de enojo, al contrario viene sonriente) José- Y yo también te amo María. Por favor, perdóname, debí confiar en lo que me dijiste, pero fue tan sorprendente. Ahora sé que el Señor está al control. Mira, anoche se me apareció un ángel en sueños y me habló. Es verdad que yo estaba muy furioso y confundido. Él me dijo que te recibiera por mujer, y así lo haré. De verdad María, discúlpame por dudar de ti, pero ya pasó. Confío en el plan de Dios para nosotros, es que jamás pensé… María- José, mi José, yo tampoco imaginé algo así. Claro que estás disculpado. A lo mejor si otra persona me dice algo así, sobrenatural, sólo creíble porque se trata de Dios, pues, hubiera reaccionado como tú o mucho peor. Ay, gracias Señor, porque tú eres el Dios de verdad. Mi alma te alaba y mi espíritu en ti, se regocija. José- Ya no te preocupes, yo te apoyaré en todo, y desde luego que nos casaremos, y esperaremos a que el niño nazca, ya verás que sí.

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María- Tengo una idea, claro, si estás de acuerdo. Voy a pasar un tiempo con mi prima Elizabeth en la montaña. ¿Puedes creerlo? Ella también espera un hijo, desde hace ya seis meses, y se pensaba que era estéril. Me alegro por ella y por Zacarías también. ¿Qué piensas, sería bueno? José- Excelente idea María. Te ayudaré a prepara el viaje, luego, para no extrañarte tanto, me concentro un poco en la carpintería, pero si, creo que es una buena idea. María- Gracias José. ¿Me prometes que te cuidarás mucho? José- Claro, y te estaré esperando. No te preocupes por nada por favor. No es bueno para el niño. Para cuando regreses, ya estará arreglada un poco mejor la casa donde viviremos. (Se abrazan ligeramente, se cierra el telón) (Canción Mi regalo, por Gadiel Espinosa, varios, pista 11) Escena-5 (Música: para drama, track 3) Narradora- Es hermoso en extremo el hecho de que nuestro Señor, en su infinita misericordia, decidió hacerse como uno de nosotros, siendo Dios, para llevar a cabo su obra redentora al pagar por nuestros pecados en la cruz. Jesús no se aferró al hecho de ser uno con el Padre. No le importó que siendo el mayor en toda potestad habría de humillarse a lo sumo para ser siervo, y así vino a nacer, como el menor de todos. En contraste con ese hecho, el hombre siempre ha buscado su autocomplacencia y grandeza, porque su corazón a causa del pecado se ha inclinado de continuo a hacer el mal, lo que siempre le lleva también a cosechar sus consecuencias. (Se abre el telón, aparece Heber ebrio, recostado a la pared en el piso, los ojos semicerrados y la boca abierta, por la puerta trasera entran los amigos) Turco- Mira Eneas, ¿este no es Heber, el que pastoreaba con nosotros, que el otro día estuvo por el mesón? Sí, es el que discutió con la joven, ¿se acuerdan? Eneas- Claro, como no reconocerle, pero…debe estar bien ebrio para estar ahí tirado con lo orgulloso que es. Oye, que mal olor hay aquí. ¿Qué le habrá pasado a este hombre para que llegara a este estado? Jonás- ¿Qué crees? La bebida, hermano mío, esa no tiene compasión, deteriora al ser humano por dentro y por fuera. Ya hemos hablado de esto. Sergio- Que lástima de hombre, con una crianza tan buena que sus padres le dieron. Sí, yo lo vi crecer, hasta fuimos amigos un tiempo. Su padre es muy trabajador, se ha esforzado mucho para llevar el sustento de su casa, al punto que logró una posición económica holgada para su familia. Turco- Que de nada le sirve esa posición en ese estado tan deplorable. Pensando en ello, todos hemos opinado sobre él, pero… ¿no deberíamos hacer algo por él? Eneas- ¿Y es que debemos ayudar a alguien que no lo merece? Porque lo que es este… Jonás- De eso se trata el amor de Dios hermano. Nos ama sin que lo merezcamos en lo absoluto. Su gracia es infinita y nos abraza con su misericordia. Si no, ¿qué sería de cada uno de nosotros? ¿Nos creemos mejor que éste sólo porque no somos borrachos? Vengan, vamos a darle una mano, su casa no es lejos de aquí, y entre todos lo podemos llevar, ¿cierto? Eneas- ¿Entre todos? ¿Con ese mal olor? Bueno, no parece pesar mucho, con dos que le ayuden basta. Sergio- Eneas, y ¿quién dice que un hombre con esos hábitos pueda oler bien? Si queremos ayudarlo a él o a otro cualquiera que lo necesite, tenemos que ensuciarnos un poco si es preciso. Sería muy bueno que le habláramos. Su hermano Julio tiene aun su rebaño con nosotros, en sí es de Juan, pero lo cuidaba él hasta que enfermó, y a lo mejor ahora Heber se nos quiere unir. Turco- ¿Éste? Lo dudo mucho, pero bueno, vamos a ver, sin finura señores. Ustedes dos sostengan sus piernas, a ver si se puede parar. Sergio y yo lo tomaremos por los brazos, veremos que tan ebrio está.

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Jonás- Arriba, Eneas, coge tu por allí, duro, ya te bañarás cuando llegues a tu casa, dale. Eneas- Ya voy, Jonás, qué difícil. Todo se ha enredado y eso que íbamos apurados a buscar las ovejas. Jonás- Ahora, amigo mío, esta es la oveja que tenemos que buscar. Las otras están a buen resguardo. ¿No puedes ver cuán perdido está? (Lo levantan entre todos, Heber balbucea algo) Heber- Eh, ¿qué pasa? ¿Qué quieren de mí? Oigan, yo no tengo dinero, hey, ¿a dónde me llevan? (Salen con él cargado) Canción El regalo Celestial, por Naty Blanco, varios, pista 3) Telón Escena-6 (Música: piano de navidad, Recuerdos de navidad, track 05) Narradora- Jesús, aquel niñito que fue la razón real para celebrar la navidad, al crecer, en su ministerio en esta tierra dijo varias veces y de distintas maneras que él vino a buscar y a salvar lo que se había perdido. Muchas veces miramos a nuestro alrededor sin ver eso, que precisamente vino a buscar Jesús, otras, somos indiferentes a la necesidad ajena. Qué importante es para el Señor que aprendamos a mirar con sus ojos, y dar valor a lo que realmente lo tiene, siguiendo su ejemplo. (Se abre el telón en la casa de Sofía y Alfonso. Heber está tomando té en un rincón, el padre lee. Julio, junto al fuego, se abriga tembloroso.) Alfonso- Mira Sofía, qué promesa tan hermosa aquí en la Palabra de Dios. Dice: Porque Dios misericordioso, es Jehová tu Dios; no te dejará ni te destruirá, ni se olvidará del pacto que juró a tus padres. Sofía- Sí Alfonso, válganos esas promesas, y que Dios no las deja de cumplir. Heber- No sé papá por qué insistes en que me voy a convertir en un religioso, no lo vas a conseguir por mucho que quieras. Alfonso- Hijo mío, el Señor te guarde de ser un religioso. ¿De qué vale guardar rituales si el alma está muerta? No no, tú necesitas un encuentro con el Señor que es cosa muy diferente. Ah, y por cierto, no soy yo quien va a convencerte sino él mismo, ya lo verás. (Entran los amigos pastores) Eneas- Hola amigos, buenas noticias, bueno, disculpen por la entrada, la puerta estaba abierta y…hay confianza, ¿no? Es que tan pronto lo supimos quisimos venir para contarles. Sofía- Claro, siéntense. Todos están siempre bienvenidos a nuestra casa. Son como de la familia. Alfonso- Pero bueno, y ¿qué noticia es esa que les trajo hasta acá? Jonás- Amigo, el médico que atendió a Julio está de nuevo en la ciudad. Llegó hace poco. Lo vimos hablando con el otro médico ese gordito que vive aquí cerca. Íbamos a saludarle y escuchamos que le decía al otro que trajo unos remedios nuevos que hay para lo que Julio tiene, y que vendrá a verlo por aquí cuanto antes. Turco- Eso es grandioso, ¿no Julio? Así estarás pastoreando con nosotros si el Señor lo permite, y de seguro, vas a estar bien, hermano. Julio- Ya lo creo amigos, gracias por venir, pasen más a menudo. Casi no los veo, y estoy abrumado de estar encerrado aquí dentro de estas paredes. Claro que sé que es riesgoso, quizás aunque no es seguro que sea lepra.

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Sergio- No te preocupes, no tenemos miedo, mira, dicen que en Europa han investigado sobre eso y que hay unos ungüentos y medicinas para tomar también que son tremendas, y que mejoran y hasta curan esa enfermedad. Seguro que el médico los trajo para ver si te asientan. Julio- Vaya, pero si tienen los pormenores de todo, ya casi no tiene que venir ni el médico. Heber- Mira que es bueno darles falsas esperanzas a las personas, hasta parece que lo disfrutan, no me explico. ¿Qué ganan con eso? Sofía- Hijo, no todo lo que se hace es para ganar algo en ello. Estos muchachos solamente quieren ayudar a tu hermano, más bien deberías tú imitarles a ellos. Heber- ¿Imitar yo? Que va si yo soy único, ja. No necesito a nadie para nada, y en cuanto a mi hermano, ya le dijeron que no tiene cura. Así que es mejor que no le hagan falsas ilusiones. Julio- No hermano, yo no estoy ciego, ni me ilusiono siquiera, pero sí confío en que Dios sacará algo bueno de todo esto que me pasa. Pero es que al oírte como hablas, hasta pareces más enfermo que yo. Heber- Bah, mira mi piel, ni siquiera una manchita pequeña, estás loco. Lo que sí me di cuenta es que a costa de esa enfermedad ya lograste algo. Conseguiste que nuestro padre divida la herencia familiar en partes iguales, así que ya vas ganando algo. (Alfonso va hacia él furioso) Sofía- No Alfonso, déjalo, ni siquiera considera que tenemos visitas. Ay hijo, tu insensatez te va a llevar a la ruina. Por favor Alfonso, (ella lo aguanta por los brazos)- ve y mira en el traspatio, es que sentí un ruido, no sea que algún animal suelto haya entrado, en serio, el ruido veía de allí. Alfonso- Sé que no hay tal ruido Sofía, no estoy sordo. Tratas de apaciguarme. Este hijo mayor, es que a veces pienso que no pudo salir de nosotros. No le enseñamos así. Sofía- No digas eso, ve hombre, ve, yo les serviré algo a estos jóvenes. Turco- ¿Has sabido algo del viejo Juan? Hace tiempo no lo vemos por las colinas ni de día. Julio- Sí, viene a verme a menudo, me lee mucho la Palabra de Dios. No se deshace de esos rollos jamás. Dice que son la mayor riqueza. Por ese medio Dios me ha dado grandes promesas. Turco- Me alegro mucho. Confiar en lo que Dios nos dice y obedecerle es lo que nos hace sabios, siempre pensé eso. Juan es muy sabio. Julio- Sí, lo es. Un día me dijo que el Señor me dará la heredad de los que temen su nombre. (Heber hace un gesto de obstinación) Piensa eso, yo sin lepra, sin dolor ni sufrimiento a los pies del Señor. Pero por otro lado veo que cada vez tengo más manchas, y a veces, me desanimo un poco, lo confieso. Eneas- Eso nos pasa a todos, pero aún en el desánimo Dios se está encargando de nosotros, y no nos va a dejar nunca. Jonás- El prometió que vendría a salvar a su pueblo. Cómo anhelo ese día, no puedo ni imaginarlo. Sergio- Yo estoy escuchándoles y lo que pienso así de pronto es que Julio es el mayor de los hermanos, sin intención de ofender a Heber, claro. Es sólo que es tan maduro, no ahora por estar enfermo, siempre fue así, un hombre de fe, de valor, y confianza en Dios. Heber- Sergio, más te vale no confundirte. Ese punto aquí no se toca, por favor. Siempre termina en problemas. (Entra Alfonso, se pasa la mano por la cabeza y se sienta) Alfonso- No hay nada en el patio, (mira a Julio)- ¿Hijo, te sientes bien? Estás temblando mucho. Julio- Debe ser la emoción de esta visita, no se da todos los días que amigos vengan así a riesgo de ser contagiados.

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Sofía- Mejor descansa un poco ahora, abrígate bien, y descansa. Te pondré unos paños en la frente, los busco, a ver están aquí… (Ella busca bajo su cabeza) Julio- No se acerque tanto así madre, le puede hacer daño. Gracias amigos por venir, de verdad. Tengan por seguro que estaré esperando esos remedios del médico. Turco- Sí, ya verás que vas a estar mucho mejor, ahora les dejamos ¿no muchachos? Jonás- Claro, Julio tiene que reposar y no hablar tanto. Vendremos en otro momento, y por el rebaño no te preocupes, cuidaremos de él por ti. Eneas- Hasta que puedas hacerlo tu, ¿cierto? Julio- Gracias, y… hasta pronto.

(Ellos salen)

Heber- Como hay que aguantar hipocresías por decencia. (Sofía se levanta y trae hacia un lado a Heber, Alfonso la sustituye con los paños) Sofía- ¿Es que acaso no tienes corazón? ¿No ves el estado delicado de tu hermano? Al menos tenle piedad si no le tienes amor. Heber- Aunque no lo creas, me duele verlo así, hasta a veces pienso que es sólo una pesadilla, pero me da mucha rabia ver las mentiras que le dicen para consolarlo, sin mencionar que se aprovecha de su estado para sacar ventajas. Sofía- ¿Qué ventajas? ¿De verdad te crees que tendrá tiempo de heredar algo de esta familia? El pobre piensa que tiene lepra, pero el médico dijo que son tumores en su piel. Por supuesto que no le dijimos, eso le haría más daño. Deberías estar avergonzado de esa actitud que tienes, porque si dices que te duele no sé donde será pues lo tratas muy mal. Alfonso- Voy por el médico Sofía, parece que se ha desmayado. Sofía- Ay sí por favor, corre Alfonso, apúrate. (Alfonso sale apurado, ella va hacia Julio, lo recuesta a ella, se va cerrando el telón. Canción Lo que la gente busca, por Blest) Escena-7 (Música: Cascabel, piano de navidad, track 06) Narrador- El Señor es nuestro Dios. Él siempre tiene presente su pacto. Es clemente y compasivo, lento para la ira y grande en misericordia. Tanto se compadece el Señor de los que le temen, como el padre se compadece de sus hijos, porque él conoce nuestra condición, se acuerda de que somos polvo. (Se abre el telón, el viejo Juan con un bastón en el que se apoya, está cerca de Julio. Sofía le pone paños en la frente) Sofía- El médico vino y le dejó unos remedios, pero Juan, yo lo veo tan delicado, no ha recuperado más el conocimiento. Juan- Debes tener paciencia Sofía y estar tranquila, quieta. Este joven es fuerte, y más aún el Señor que tenemos, ya verás que si Dios lo permite estará pronto pastoreando con los muchachos. (Tocan a la puerta, Juan abre y entran las muchachas) Juan- Bueno, yo no me voy porque hayan llegado, pero ya Silvia tiene compañía, luego vendré. (Sale) Sofía- ¿Pero, ustedes, qué están haciendo aquí? Es muy riesgoso, ya saben eso. Marcela- ¿Y acaso te vamos a abandonar en un momento como este, no somos hermanas? Sí, porque Dios es nuestro Padre celestial, ¿no es así? Delma- Quisimos ver a Julio, como sigue. Pero además, hemos traído este caldo y algunas cosas que pueden necesitar, y… ¿él, está dormido?

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Sofía- No, no lo está, tiene fiebre y… (Solloza) Lucy- Vamos a ver Sofía, sé que es difícil, pero estamos confiando en Dios. Recuerda que es un Dios verdadero, el único que existe, y que es muy fiel y bueno. Sé que ahora mismo está con nosotros aquí. Además, donde terminan los recursos del hombre, ahí está Dios siempre y a él sea toda la gloria. Silvia- Nosotros te entendemos Sofía, pero ahora, descansa un poco. Yo le pondré los paños por ti, siéntate aquí, ven. (Le quita la vasija que Sofía tiene en la mano y moja un paño colocándolo en la frente del joven) Sofía- Les agradezco tanto todo esto, es bueno poder contar con ustedes. Alfonso fue a ver si trabajaba un poco, aunque últimamente su negocio ha decaído. Estos días han sido de mucha agitación. Y a Heber, ya lo conocen, no podemos contar mucho con su ayuda. Silvia- Sí, él es un poco complicado, pero no es mal muchacho. Delma- De verdad que hay tremenda agitación en las calles con lo del censo. Quizás por eso tu esposo no puede vender telas por estos días, en cuanto a Heber mejor me callo. Silvia- Hablando de Heber, creo que todo esto le afecta también, por eso bebe tanto. Claro, es un refugio equivocado para su tristeza, a veces me da lástima. Lucy- ¿Lástima? Y yo que pensé que ustedes se entendían, tu me disculpas pero lástima no es amor. Silvia- No Lucy, yo lo que pienso es que él me ve como alguien en quien refugiarse a veces, y eso tampoco es amor. Lucy- Es verdad Silvia, eso es lamentable, porque hacen una bonita pareja. Marcela- Cierto, y siempre que va por el mesón es a ti a quien llama, y somos testigos de cómo te mira- Yo creo que le agradas de verdad. Delma- Posiblemente seas tú la persona idónea para ayudarle Silvia, aunque sea como una buena amiga, si es que no pasa nada más. Él te tiene confianza y eso es bueno. Julio- Madre, papá,… (Mueve la cabeza) pero ¿quién está ahí? Sofía- Son las hijas del mesonero Julio, el amigo de tu padre. Ellas vinieron a verte y a traer algunas cosas. ¿Ya te sientes mejor? Julio- Creo que sí porque al menos no estoy temblando y tengo hambre. Eso debe ser bueno. Sofía- Claro que sí mi hijito, te serviré un poco del caldo que te han traído. Julio- Gracias a ustedes por venir y ayudar a mi madre, está angustiada. Que el Señor les retribuya sus bondades para conmigo con bendiciones. Delma- Es lo menos que podemos hacer por ustedes, siempre que lo necesiten. Lucy- Claro Julio, sabes que supimos que te dieron unos remedios nuevos que son muy buenos, Me alegra que te hayan asentado. Julio- Gracias a Dios Lucy, parece que sí. Marcela- Si nos necesitan ya sabes Sofía, mira, yo puedo venir y ayudarte con la limpieza. Lucy- Y yo puedo llevarme los paños, y toda la ropa que tengas sucia para lavarla. Te la traeré cuanto antes. Silvia- Y yo puedo turnarme contigo para cuidar de él. Delma trae la comida y así entre todas logramos que tú descanses. Delma- Claro, ya había pensado en eso. Me encanta cocinar. Sofía- Están locas, (sonríe) ¿Me dejarán así de brazos cruzados? (Entra Heber)

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Heber- Vaya, así que tenemos visitas. Silvia, qué bueno que estás aquí, pero… ¿qué haces? ¿Cómo es que estás cuidando de mi hermano? ¿No sabes que te puede contagiar con… bueno, con eso? Silvia- Es un riesgo necesario Heber. Él ahora necesita ayuda y tu mamá también. Pensándolo bien, pudieras cooperar un poco más con ellos. Heber- ¿Cooperar? Sólo esto me faltaba, no, cuando yo lo digo, si este no se conforma con tomar parte de lo que es mío también me dejará sin novia. ¿Estás loca Silvia? Silvia- No, no lo estoy, y ahora me entero de que tienes novia, ¿verdad hermanitas? No lo sabíamos. Heber- Bah, no disimules tanto que yo sé que allí dentro de ti esperabas verme cuando llegaste, y sé que lo hubieras querido. Te quieres hacer ante los demás para avergonzarme, como siempre. (Silvia lo mira y le vira la cara) Lucy- Sofía, por favor, dame las ropas, yo creo que mi padre debe estar preocupado, debemos irnos. Sofía- Te la doy enseguida. (Le envuelve un bulto y se lo da). Ah, pero ten cuidado, ponte un paño limpio en la cara para que no te contagies hija mía. Marcela- Sí muchachas, vamos ya. (Ellas salen) Heber- Tal parece que soy yo el que tiene algo contagioso, pero ya necesitarán de mí algún día. (La madre niega con la cabeza, Julio cierra los ojos, y se va cerrando el telón) Escena-8 (Música: piano de navidad, 01, Blanca Navidad) Narradora- Un nacimiento es un acontecimiento importante en cualquier familia, mucho más cuando se trata del Hijo de Dios, Jesús, nuestro salvador y Señor. Por aquella época Augusto César, del imperio romano, decretó que se realizara un censo, así que iban todos a inscribirse cada cual a su propio pueblo. También José, esposo de María, siendo descendiente del rey David, subió de Nazaret, en Galilea, hasta Belén, ciudad de Judea para inscribirse junto con su esposa. (Entran José y María por el pasillo, y ya cerca de la plataforma hablan) José- Mira María, sería bueno descansar un poco. Este lugar parece un mesón. María- Ah, disculpa José, estaba distraída. Tuve otro dolor como en el camino, ¿qué me decías? José- Espera aquí un momento, iré a hablar con el dueño de este lugar. Está abierto, y no tenemos donde pasar la noche, así no puedes quedarte en medio del camino. Ya vuelvo. (José entra para la parte trasera, María queda mirando hacia todas partes, Marcela sale para poner vasos sobre una mesa y la ve) Marcela- Eh usted, jovencita, ¿cómo estás ahí de pie con esa barriga? Ven, pasa y siéntate. María- Le agradezco. (Se sienta) Tengo bastante dolor en las piernas. Marcela- Tu esposo debe ser el que está adentro, hablando con mi padre. María- Sí, me dijo que vería al dueño para pasar aquí la noche. (Lucy entra por la otra puerta y le acompaña Silvia, traen unos paños doblados en las manos) 5

Lucy- Ah Marcela, qué bien que estás aquí. Necesitamos que Delma y tu nos cubran un rato para llevar estos paños a casa de Sofía. Hoy se tardaron un poco en secarse, y mira, que ya es de noche y quizás los necesite. Mira esta joven embarazada, que cara tiene. Marcela- Ya la estoy atendiendo. (Le sirve un vaso de agua)

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Silvia- Hermanita, sabemos que hoy hay muchas personas aquí, pero supimos que Julio está mucho mejor y no quiero perderme su cara cuando sepa que el médico lo dejó pastorear. Esta tarde lo comentó aquí con nuestro padre. Dijo que al anochecer iría a verlo. Marcela- Y seguramente Heber irá con él. (Silvia se encoge de hombros) Pero bueno, vayan con cuidado y no se apuren casi todo, está hecho. (Entra Delma) Lucy- Enseguida regresamos, no se preocupen. (Lucy y Silvia salen) Delma- Vaya, pero si es una mujer a punto de dar a luz. Marcela- Delma, ¿por qué demora tanto su esposo? Mira como está, traeré algo más para que los dos puedan comer. Delma- Si que demora, pero espérale un poco pues papá está recorriendo los cuartos. Tu esposo está allí en el pasillo, es que, no hay cuartos vacíos. Estamos tratando de resolverles, pero lo veo muy difícil. Según los listados estamos sobrepasados de huéspedes. (Marcela sale hacia atrás)(José entra desanimado) José- Nada María, no hay ni siquiera un cuarto pequeño, nada. Tendremos que ir a otro lugar. Delma- Perdonen por intervenir en su conversación, pero en este pueblo no hay otro lugar que ofrezca alojamiento. Veré lo que puedo hacer, así no deben irse. (Sale Delma y entra Marcela) Marcela- Miren, esto es más agua fresca, un poco de caldo de aves, está caliente, y esto es pan, al menos para que se repongan un poco, sobretodo ella. Está al desmayarse. (Entra Delma) Delma- Papá dice que no puede hacer nada por ustedes, hasta le apena salir a hablar con la muchacha, pero, Marcela, y si ponemos unas sillas en el establo, arreglamos el heno, llevamos paños limpios, pudieran descansar allí. Es más que nada. Imagine usted, somos cuatro hermanas y tenemos un solo cuarto para todas que también se usa de almacén a veces. Creo que si no tuviera tantas cajas allí, hoy lo hubiera alquilado, han sido muchas personas. Pero está que no se puede ni caminar por el. Marcela- Delma, tampoco así, pero yo creo que en el establo hay menos reguero que en nuestro cuarto. Es algo complicado de explicar. José- Mire joven, si pueden ayudarnos, el establo está bien, no tiene que darnos excusas. No se preocupen. María- Claro, no estamos buscando comodidades, solamente un lugar para descansar y pasar la noche. Mañana si el Señor lo permite, iremos hasta el lugar del censo. Marcela- Yo les puedo enseñar donde es, no queda lejos. En este pueblo casi todo es cerca. Bueno, coman esto con calma. Mi hermana y yo iremos a preparar el establo lo mejor que podamos, aunque solo de pensar que hay animales allí… Delma- Hablando de eso, ve delante y prepara los animales, sepáralos lo más que puedas del heno, yo voy por los paños y enseguida vuelvo. (Cada una sale por una puerta diferente) José- ¿Cómo te sientes María, te volvió a doler la espalda? Cuando veníamos dijiste varias veces que se te ponía dura la barriga. ¿Te duele ahora? María- Me ha dado un poquito duro dos veces más, pero se me ha pasado… José, yo no sé tu, pero yo no tengo hambre, lo que quisiera es acostarme y poder descansar. José- ¿No me digas? A ver, yo te lo voy a dar. Necesitas comer y lo sabes bien. Si no comes, dijo la muchacha, te vas a desmayar. Dale, abre la boca, dale, a ver...

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(Ella abre la boca con desgano, él le da una cucharada de sopa, ella sonríe, se va cerrando el telón) (Canción: Varios, pista 4, En un establo, por Pecos Romero) Escena-9 (Música: Piano de navidad, track 11, pastores a Belén…) Narradora- Dice la Palabra del Señor en el libro de Miqueas: “En cuanto a ti, Belén Efrata, pequeña entre los clanes de Judá, de ti saldrá un gobernante de Israel que desciende de una antigua familia”. Ahora el Señor deja a los suyos, pero solo hasta que dé a luz la mujer que está esperando un hijo. (Pausa) Aquella fría noche no impidió que los pastores de aquella región pasaran la noche en el campo cuidando de sus ovejas, el viento arreciaba por momentos, y ellos trataban de juntarse para mantener el calor. Esta vez le acompañaban casualmente Heber y Julio, pues a pesar de la insistencia de Sofía, su madre, el joven Julio que estaba mejor, pero enfermo, quiso acompañar a sus amigos y ver su rebaño, pero sobretodo se sentía orgulloso de estar acompañado por su hermano mayor, que un poco a regañadientes había accedido a ir con él. (Se abre el telón, el Turco se pasea de un lado a otro con impaciencia frotándose las manos) Turco- Mira Julio, toma, abrígate también con esto, ya no tengo ni frío. Estoy preocupado porque hace varios días vimos un lobo rondando este lugar y temo por el rebaño que está más abajo. Eneas- Yo estoy dando vueltas cada rato Turco, no hay nada que temer por todo este lugar. Julio- Muchas gracias amigo por la manta, te la devuelvo dentro de poco, sólo estaremos un rato. Heber- Yo te dije bien claro que no vinieras, pero bueno, siempre te sales con la tuya. Hasta iba a traer mi vino y mi padre me lo quitó de las manos, todo sea por mi hermanito. Julio- Claro, por quién mejor. Yo haría cualquier cosa por ti, sabes que te quiero mucho. Heber- Bah, no te pongas romántico ahora. Nadie te va a creer eso. Eneas- Como que no Heber, además, aquí todos cuidaremos de él si hace falta. Pero ya verás que va a estar todo bien. Jonás- Oye, me hicieron recordar un pasaje bíblico en Génesis, cuando estaban juntos dos hermanos y el Señor le preguntó al mayor donde estaba su hermano él dijo, ¿Soy yo acaso guarda de mi hermano? Sergio- Sí, ese fue un hecho verdaderamente triste. En ese caso que fue una historia real, como todo lo que dice la Biblia, el hermano mayor no quería al menor porque le tenía celos. Heber- Pero ese no es mi caso. Turco- Nadie ha dicho eso amigo, pero pudiera ser el caso de cualquiera, (mira hacia arriba)Eh, miren allí, qué resplandor más hermoso. Nunca vi algo así antes, y ustedes ¿han visto que maravilloso? Miren allí. Julio- Es hermoso realmente y se acompaña de una música como celeste ¿No escuchas, mi hermano? Mira, mira hacía allá. Heber- (Se pone la mano sobre los ojos) Si, se ve algo para allá y también se oye. Jonás- Miren todos, hay alguien ahí, alguien… (Entra el ángel) Ángel- No tengan miedo, he aquí les traigo nuevas de gran gozo que será para todo el pueblo, que les ha nacido hoy en la ciudad de David, un salvador, que es Cristo el Señor. Y esto les servirá de señal, hallarán al niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre. (Canción: Gloria en las alturas, (varios, pista 5) para la parte de los ángeles y los pastores, el pedazo que dice el mensaje) -----

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Julio- Lo sabía, El Señor jamás miente, es fiel a su Palabra, se está cumpliendo el mensaje dicho por Isaías y tantos profetas que hablaron en su nombre y que anunciaron que esto iba a ocurrir de esta manera. Gracias, Señor por dejarme ver estas cosas. Eneas- Ha dicho el ángel que lo veremos en la ciudad de David, eso es aquí, en Belén de Judea. Jonás- Tenemos que darles a otros esta noticia tan importante, que el Señor, nuestro salvador ha nacido en un pesebre. Turco- Por supuesto, avisemos a muchos para que puedan compartir este gozo sin igual, para que le puedan conocer personalmente. Sergio- Claro, entonces, pasemos hasta Belén, no estamos lejos. No puedo imaginar esa escena tan humilde. El Hijo de Dios vino a esta tierra y escogió nacer en un pesebre donde hay tantos animales. Heber- La verdad es que si no lo hubiera visto no lo creería, si no escuchara lo que oigo no iría para conocer a ese niño especial, pero ahora iré. Julio- Ya ves hermano, las cosas más grandes y hermosas a veces no podemos verlas por el momento, y nos apropiamos de ellas por fe en nuestro Dios. Pero habrá un día en que estaremos cara a cara con Dios y no solo le veremos, sino que hemos de darle cuenta por nuestras acciones. Turco- Así es. Bueno muchachos, ¿qué estamos esperando? Terminen de recoger y bajemos la colina con los rebaños. Heber- Debo llevar a mi hermano hasta la casa, luego me reúno con ustedes para ver a ese niño tan importante. Esto sí que cambia todo lo que yo creía, borra todas las falsas expectativas de mi vida. Siento algo completamente nuevo dentro de mi ser. Creo que en todo yo estaba muy equivocado. Julio- Entonces, hermano, valió la pena venir, ¿cierto? Heber- Claro que sí, niño consentido. (Heber lo abraza por un rato, luego salen detrás de los otros que ya están saliendo por la puerta de atrás) (Música: 06, Dios con nosotros, por Damaris Fraire) Telón Escena- 10 (Música. Noche Santa, piano de navidad, track 12) Narradora- Jesús, en aquella ocasión en que sus discípulos discutían entre sí, les dijo ¿Qué disputaban entre ustedes en el camino? Mas ellos callaron, porque la discusión era sobre quién habría de ser el mayor. Conociendo esto el Señor, se sentó y los llamó diciendo, Si alguno quiere ser el primero, que sea el último de todos, y el servidor de todo. Luego les enseñó que para ello debían ser como niños. (Se abre el telón, entran Heber y Julio, este último abrazando a su hermano. Sus padres que están sentados en la casa, se sorprenden) Sofía- ¿Pero… qué pasó? Julio, ¿estás bien? Heber- De hecho, creo que no, tuve que cargarlo un buen trecho, ya no podía sostenerse en pie. Alfonso- Ay hijo mío, quizás no debiste salir aún. Julio- Si padre, precisamente hoy tenía que salir. Fue algo de parte del Señor, aunque fuera lo último que pudiera hacer, tenía que hacerlo. Alfonso- No te entiendo. ¿Por qué dices eso? Julio- Es que ha ocurrido algo maravilloso, y mi hermano lo ha visto. Él lo necesitaba padre, ¿no comprendes? De no haber ido ahora, él no hubiese podido darse cuenta de la realidad, no hubiera despertado de su pesadilla.

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Sofía- Pero entonces ¿qué fue lo que sucedió? Heber- Había una música celestial, después ángeles que cantaban, y uno de ellos nos habló a nosotros. Fue tan sublime, anunciaba el nacimiento del Mesías prometido, del que siempre me leíste, pero que yo no quería creerte. Ha nacido hoy aquí en Belén, en… Alfonso- Un pesebre. Heber- ¿Cómo lo sabes? Alfonso- Les iba a decir sobre ello, lo escuché cuando venía para acá ahora mismo. Allá afuera no se habla de otra cosa, los pastores fueron los que pudieron ver esa hermosa escena, hijo mío. Heber- El caso es que yo estaba allí, y de pronto me pasó algo. Cuando confié en las palabras aquellas que venían de Dios, hubo un cambio repentino dentro de mí. Yo no tuve que hacer nada, sólo me sentí tan mísero, y sentí deseos de abrazar a mi hermano… Julio- Y lo hizo. Heber- Ya no tendré que beber más, no tendré que refugiarme en nada más que en Señor. Pero ya no para quitarme mi amargura porque se me fue toda, ¿no es algo tremendo? Me di cuenta de que soy importante para él, me habló a mí, le importo. Alfonso- Mi hijo, siempre le has importado. Jesús, el salvador, nació ahora como un ser humano, pero vive desde antes de la fundación del mundo porque es uno con el Padre desde siempre, es Dios mismo. Él estaba allí cuando los cielos y la tierra fueron creados, cuando el hombre fue hecho a su imagen, y ya tú eras importante para él. Sofía- Ve Alfonso, vayan a ver al nacido rey, allí donde le anunciaron a los pastores. Yo me quedo aquí con Julio. Celebren este nacimiento como es digno del que nació. Heber- Ahora todo está tan claro. Cristo, el mayor de todos, ha nacido en un pesebre para darnos una gran lección, sobretodo a personas como yo, que siempre busqué los privilegios de ser el hermano mayor, porque ahora sé cuantos privilegios dejó él por mí. Alfonso- Gracias a Dios hijo mío, al fin estás de vuelta a la familia como debe ser. Vamos, reunamos a todos los que viven cerca, avisemos a todos de esta noticia. Heber- Los pastores dijeron que lo harían, y según tu mismo, ya lo hicieron. Alfonso- No importa, ellos iban por otro lugar. Siempre hay personas esperando por nuestro anuncio de las buenas noticias de salvación, porque somos los que les quedamos cerca. Es tan importante para todos. Heber- Pero… ¿a esta hora? Alfonso- Hoy es el día de salvación para ellos, y para todos los que no le han conocido, para que puedan experimentar como tú ese cambio dentro de su vida. Nos vamos Sofía, hasta pronto Julio. Julio- Adiós papá. (Ellos dos salen) Sofía- ¿Por qué dijiste adiós a tu padre? ¿Qué te sucede? Julio- Valió la pena mamá, gracias a Dios, si no me enfermo mi hermano nunca hubiera ido conmigo allí, ¿no lo ves? Sofía- Sí, lo sé, pero… Julio, Julio respóndeme… hijito mío, mi hijito, yo te amo tanto… (Él trata de abrir los ojos, y sonríe con la cabeza casi cayéndosele, luego se recuesta a su madre que lo abraza, ella llora) (Canción: Sólo Tú, por Lilly Goodman, varios, pista 7) Se cierra el telón Escena-11 (Música Noche de paz. Track 07, piano de navidad)

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Narradora- En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. Todas las cosas por él fueron hechas y sin él nada de lo que ha sido hecho fue hecho. En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres. Y así, como esa luz verdadera que alumbra a todo hombre venía a este mundo, así como muchos no le recibieron en aquel entonces, sucede hoy. Pero a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios. Sólo Dios tiene esa potestad. (Pausa) Y a propósito si alguien se preguntara ¿quién es el mayor? Podemos responder con certeza, el mayor es aquel que vino para servir y dar su vida en rescate por muchos, es aquel que aquella noche nació en aquel establo de Belén. (Se abre el telón, aparece el pesebre. María y José hacen mímica con la canción: Alabanzas al Rey, por Marcela Gandara, (01). (Al terminar la mímica con música suave entran los pastores por el pasillo, luego entran las jóvenes del mesón por una puerta trasera, y los pastores por el pasillo así como, un breve tiempo después entran Heber y Alfonso) Todos se arrodillan ante el pesebre y se canta la canción: ¿Quién es el mayor? (Llamamiento) Fin

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