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Medellín, Colombia. La huella ecológica: un indicador potencial de sustentabilidad .... mantener el consumo de recursos y energía, así como para absorber los ...
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Fragua - UNIVERSIDAD DE MEDELLÍN

La huella ecológica: un indicador potencial de sustentabilidad* Carolina Carreño Campo** Nancy Hoyos Támara***

Recibido: 4/11/2010 Aprobado: 24/11/2010

Resumen El uso indiscriminado del capital natural compromete seriamente la disponibilidad de recursos para las generaciones venideras y contribuye a la degradación progresiva del medioambiente. La conservación del capital natural será posible en la medida en que el accionar del hombre sea más sustentable y, por tanto, es importante dar a conocer los distintos estudios que han surgido en torno a este tema y que contribuyen a emplear prácticas más responsables con el planeta. Este artículo tiene como objetivo hacer una revisión analítica del concepto de huella ecológica, abordando aspectos como sus métodos de cálculo, su importancia como un indicador de sustentabilidad en el ámbito mundial y su aplicabilidad en el entorno empresarial. Se concluye que la huella ecológica permite determinar la efectividad de las medidas llevadas a cabo a escala individual, social y empresarial en pro de la conservación del capital natural. Palabras clave: capital natural, consumo, huella ecológica, productividad, sustentabilidad.

Este artículo es producto de la investigación “Evaluación del concepto de sostenibilidad: una revisión analítica de las perspectivas económicas y ecológicas”, la cual está en curso, hace parte de la línea de investigación Desarrollo Sostenible, del grupo de económica aplicada GEA con categoría C y es desarrollada por el profesor Francisco Correa Restrepo. ** Estudiante de Negocios Internacionales de la Universidad de Medellín, décimo semestre. Semillero de investigación ciclo básico. Semillero de investigación específico. Auxiliar de investigación. Correo electrónico:caro7 _ [email protected]. *** Estudiante de Negocios Internacionales de la Universidad de Medellín, décimo semestre. Semillero de investigación ciclo básico. Semillero de investigación específico. Auxiliar de investigación. Correo electrónico: [email protected]. *

Fragua, Vol. 3, No. 6, pp. 17-34 – Julio-diciembre de 2010 / 152 p. Medellín, Colombia

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Carolina Carreño Campo - Nancy Hoyos Támara

The Ecologic Mark: A Potential Indicator of Sustainability.

Abstract Indiscriminate use of natural capital (resources) seriously affects availability of resources for future generations and is an important factor for progressive environmental degradation. Conservation of natural resources will be possible if the man’s actions become more sustainable; therefore, it is important to disclose several studies about this topic useful as a guide to start using more responsible practices with our planet. This article is intended to make an analytical review of the ecologic mark concept, including aspects such as calculation methods and their importance as a sustainability indicator worldwide and their application to the entrepreneurial context. As a conclusion, the author states that the ecologic mark allows determining effectiveness of individual, social, and entrepreneurial measures taken with the purpose of conserving natural resources. Key words: Natural resources, consumption, ecologic mark, productivity, sustainability.

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La huella ecológica: un indicador potencial de sustentabilidad

Introducción

vida y de la base de la actividad económica: la naturaleza.

La búsqueda por satisfacer cada vez más las necesidades del hombre ha sentado las bases del actual crecimiento económico que se experimenta en muchos países del mundo. Dicho crecimiento se ha hecho posible gracias a la disponibilidad de recursos naturales existentes en el planeta y sin los cuales sería imposible desarrollar cualquier actividad económica. No obstante, la disponibilidad de estos recursos no es ilimitada y a medida que crece más la economía, más se reduce el capital natural1 disponible; situación que está ligada también a la destrucción del medioambiente, el cual se constituye en la víctima directa de gran parte de las actividades humanas. Para que las sociedades venideras puedan disfrutar de los privilegios de las actuales y continuar con los niveles de crecimiento registrados hasta ahora, es necesario que se adopte una actitud sustentable frente a la utilización del capital natural. No se puede pensar en crecimiento económico sin antes hacerlo en la conservación y preservación2 de la fuente de 1

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Costanza y Daly (1992) definieron capital natural como todo stock que genera un flujo de bienes y servicios útiles o renta natural a lo largo del tiempo. No obstante, desde una perspectiva ecológica, el capital natural no puede ser concebido como un simple stock o agregación de elementos. Aparte de estos componentes (estructura del ecosistema), el capital natural engloba todos aquellos procesos e interacciones entre los mismos (funcionamiento  del ecosistema) que determinan su integridad y resiliencia ecológica. Cfr. [http://www.revistaecosistemas.net/articulo. asp?Id=496]. Castilla (1996) define la conservación como la gestión de utilización de la biosfera por el ser humano, de modo que se produzca el mayor y sostenido beneficio para las generaciones actuales, pero asegurando su potencialidad para satisfacer las necesidades y aspiraciones para las generaciones futuras. La conservación comprende acciones destinadas a la preservación, el mantenimiento, la utilización sostenida, la restauración y el mejoramiento del ambiente natural. Por otra parte define la preservación como la mantención de la condición original de los recursos naturales de un área silvestre, reduciendo la intervención humana a un nivel mínimo. Cfr. [http://rchn.biologiachile.cl/ pdfs/1996/2/Castilla_1996.pdf].

El panorama anterior se hace más oscuro si se tienen en cuenta los problemas medioambientales que ha desatado el incremento del consumo. Es por esto que el hombre se ha puesto en la labor de buscar soluciones que permitan aminorar la destrucción del capital natural, y han surgido en este camino una serie de conceptos que buscan determinar el impacto ambiental que tiene la sociedad sobre el planeta, tal es el caso de la huella ecológica, tema central de este artículo. La huella ecológica surgió en 1996 de la mano de Wackernagel y Rees como un indicador cuyo propósito es determinar el impacto ambiental de la sociedad en el planeta en términos de hectáreas de ecosistema, o naturaleza, y que, a su vez, busca concienciar a la sociedad sobre los usos que le da a los recursos naturales. Estos últimos adquieren gran importancia en el proceso de entender plenamente el concepto de huella ecológica, puesto que al ser la materia prima esencial para la subsistencia del hombre deben ser utilizados apropiadamente por la sociedad en general, incluyendo de esta forma a las corporaciones, las cuales son responsables en gran medida del deterioro natural y ambiental. A partir de lo anterior encuentra sentido la huella ecológica: establecer parámetros que ayuden a evitar el desgaste del capital natural y controlar la acción de dichas actividades. De esta forma, se aborda en primera instancia el concepto de huella ecológica, sus antecedentes y ventajas; así, también, se exponen en el artículo las críticas que se le hacen, las cuales se basan en la forma general y estática de abordar algunos factores como el tiempo, el nivel de ingreso de las personas, las necesidades de la sociedad y la evolución de los mercados. Si bien estas críticas se encuentran fundamentadas, no se puede negar que la huella ecológica es un

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indicador de gran ayuda para el planeta hoy día y que merece ser perfeccionado.

Valle de Aburrá, así como el cálculo de la misma según los ingresos de la población.

Por su parte, la segunda sección establece los métodos empleados para calcular la huella ecológica de una población; se explica el método propuesto por Wakernagel y Rees, llamado método compuesto, así como otros que han surgido con el fin de mejorar el primero o de incluir más factores al estudio. Cabe destacar que aunque los métodos son distintos coinciden en el uso de dos variables: el consumo y la productividad global, expresados en Kg y en Kg/Ha, respectivamente.

Ahora, la huella ecológica tiene la ventaja de poder ser aplicada en distintas dimensiones: a una persona, una población, una nación, y las empresas no son una excepción. Como se sabe, el sector industrial es responsable en gran medida de los problemas ecológicos del mundo en la actualidad por sus altas emisiones de contaminantes como monóxido de carbono (CO), dióxido de azufre (SO2); por ello la medición de la huella ecológica en el ámbito empresarial, conocida como huella corporativa, se constituye en el quinto apartado de este artículo. La huella corporativa permite conocer la cuantía del desgaste medioambiental producido por una empresa en determinado proceso de producción o prestación de un servicio y, por tanto, conocer la sostenibilidad de sus procesos. Realizar mediciones de la huella ecológica en las empresas contribuye de manera significativa en la búsqueda de alternativas que permitan cuidar los recursos naturales y contrarrestar el desgaste producido por la mala utilización de los mismos, por cuanto posibilita crear procesos de producción más sustentables para el medioambiente y optimizar el uso de los recursos con los que se cuenta actualmente.

Luego, en la tercera sección se hace una breve exposición de la huella ecológica a escala mundial, ya que una de sus virtudes es que puede ser aplicada a naciones. Actualmente, se conocen algunos estudios que han evaluado la huella ecológica per cápita en gran parte de los países en el mundo, y los resultados no han sido los mejores. Tal es el caso de Kuwait, un país cuya huella ecológica supera su capacidad biológica3. De igual manera, hay estudios que presentan resultados de otros países que se encuentran en déficit ecológico y se destaca el caso de algunos países latinoamericanos con superávit ecológico. Así, en la cuarta sección se analiza la huella ecológica del Valle de Aburrá con base en los estudios realizados por Agudelo (2004); se exponen los resultados de la huella ecológica de una persona estrato 2 en el Si representamos las demandas humanas con la Huella Ecológica, entonces estas pueden compararse con la capacidad biológica (representando los suministros ecológicos) de una región o del mundo. Cuando las demandas humanas exceden los suministros ecológicos, disminuye el capital natural (del cual dependen las generaciones actuales y futuras). A esta situación se le llama “sobrecarga” o déficit ecológico mundial.     En muchos países, la demanda de capacidad ecológica excede el área biológicamente productiva que tienen disponible. Estas naciones están incurriendo en un déficit ecológico nacional, es decir, que en estos casos, el área del país por sí sola no puede proveer los suficientes servicios ecológicos para satisfacer los actuales estándares de consumo de su población. Cfr. [http://tsocial.ulagos.cl/ apuntes/doc_2_huella_ecologica.pdf]. 3

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La última sección plantea la importancia que tiene este indicador en la medición de los niveles de sostenibilidad de las empresas en el ámbito mundial. Adicionalmente, habla de la huella social como otro indicador que mide el consumo social en términos de la huella ecológica. Es entonces con las diferentes huellas –la ecológica, la social y la corporativa- que se puede construir un verdadero modelo de disminución de impactos sobre el capital natural. Además, trata de la concienciación en el mercado de que la Responsabilidad Social Empresarial Ambiental es verdadera en la medida en que la huella se reduce, da credibilidad a las compañías y aumenta sus beneficios económicos.

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La huella ecológica: un indicador potencial de sustentabilidad

1. Antecedentes y definición de huella ecológica Las teorías de desarrollo sostenible y la preocupación por la conservación del capital natural del planeta han adquirido una mayor fuerza durante las últimas décadas, dada la mala gestión y uso del mismo por parte de las distintas poblaciones que en él habitan. Es por esto que aparecen en escena indicadores que ayudan a determinar el impacto ambiental generado por los habitantes para con el planeta; uno de estos indicadores es la huella ecológica. La huella ecológica de Rees y Wackernagel surgió en el año 1996 como uno de los indicadores más prometedores para medir el impacto ambiental (Doménech y González 2008, P. 1). Esta es definida como “la superficie de tierra productiva o ecosistema acuático necesario para mantener el consumo de recursos y energía, así como para absorber los residuos producidos por una determinada población humana o economía, considerando la tecnología existente, independientemente de en qué parte del planeta está situada esa superficie” (Wackernagel y Rees, 1996, P. 51). Cuando se refieren a la última parte del concepto respecto a la ubicación de la superficie, Wackernagel y Rees quieren decir que es un área discontinua y dispersa en todo el planeta dado que las personas consumen recursos de todo el mundo y afectan casi todos los lugares con sus desechos y por ello entonces se afirma que la localización ecológica de los asentamientos humanos no coincide con su localización geográfica (Ibáñez 2006, P. 4). Este tipo de indicadores surgen de la preocupación por el deterioro de nuestro medioambiente y, además, por la cuantificación de los beneficios económicos generados a partir del capital artificial4 sobre la necesidad de conservación 4

El capital artificial son aquellos elementos creados a partir de la biosfera y que no hacen parte abiertamente de la armonía de la ecología natural, lo cual incluye elementos tales como máquinas, construcciones, carreteras,

del capital natural, que al final es la materia prima para conseguir el primero. Wackernagel y Rees concibieron la necesidad de conservación del capital natural en pro de alcanzar la sostenibilidad en los distintos territorios del planeta bajo la concepción de un aumento de la conciencia social y del conocimiento de los límites que tienen todos los ciudadanos y las empresas en el uso de los recursos de la naturaleza. La idea es determinar un nivel límite de sustentabilidad en las poblaciones de acuerdo con el territorio, con el fin de tener parámetros que ayuden a evitar el desgaste de los recursos naturales así como el exceso de las actividades industriales que hoy existen y que acaban igualmente con la naturaleza. Este indicador parte de la idea de que tanto el consumo de recursos como la generación de residuos pueden ser convertidos en la superficie productiva necesaria para mantener estos niveles de consumo o, en otros términos, en la huella ecológica. Posteriormente, la huella ecológica es comparada con la superficie disponible, asumiendo que las poblaciones con una huella superior a la superficie de la que disponen son insustentables, lo que origina la llamada excedencia o déficit ecológico (Lenzen, Lundie, Bransgrove, Charet y Sack, 2003, P. 113). La sostenibilidad de un territorio según la huella ecológica dependerá entonces del correcto aprovechamiento del capital natural teniendo en cuenta la superficie que les corresponde de acuerdo con el uso que tengan de los recursos naturales y con los desechos que ese grupo humano vierta en el ambiente. Para alcanzar un nivel sostenible es preciso la conservación del capital natural aprovechando al máximo la superficie que corresponde a cada quien; más aún teniendo en cuenta que a medida que avanza el número de capital artificial en el planeta así también se reduce el stock de capital ­­ productos, desechos, know how humano y similares (Gray y Bebbintong, 2001: 274).

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natural de la tierra. Así, la buena salud de la economía y el bienestar humano están en el largo plazo supeditados al mantenimiento de la integridad y la resiliencia5 de los ecosistemas que la engloban. El que la teoría económica estándar haya ignorado este hecho ha sido identificado como una causa fundamental de la actual crisis ecológica (Gómez-Baggethun y De Groot, 2007, P. 4). Si bien es cierto que la huella es un indicador que ha aportado a la medición de la sostenibilidad del mundo, mediante la medición de la capacidad de uso, en cuanto a hectáreas a las que tiene derecho una población o individuo de tal modo que sus actividades puedan ser sostenidas por dicho terreno desde el punto de vista ecológico, no se puede dejar de lado que el concepto tiene críticas que reflejan las imperfecciones en el indicador. La primera de ellas, como lo menciona Martínez (1998), es la inexactitud en lo que se refiere a los bienes y servicios producidos por la comunidad. Hay una disparidad entre el tiempo ecológico y el tiempo económico. No se puede pretender que el mismo grupo humano evaluado consuma los mismos bienes y servicios todo el tiempo. La evolución de los mercados internacionales y la evolución social hacen que las necesidades de los individuos cambien y, por lo tanto, los desechos que dejen también variarán de acuerdo con la época de la cual se esté hablando. Por otra parte, la huella ecológica no puede ser medida de la misma manera para todos los habitantes de un grupo humano, ya que cada quien tiene sus ingresos diferentes y, en consecuencia, consume diferente, es decir, una persona de ingresos bajos tendrá menos oportunidades de consumir ampliamente que una que tiene un nivel económico mucho más 5

La cantidad de cambio que un sistema puede soportar y aún mantener el mismo estado o dominio de atracción, ser capaz de auto-organizarse y poder adaptarse a las condiciones cambiantes. (Carpenter et al., 2001).

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alto, por lo tanto la huella para dichas personas será diferente. La crítica principal de la huella ecológica radica en el manejo del tiempo de las necesidades de los habitantes de una población La primera, porque el tiempo ecológico no es el mismo que el tiempo estándar; y la economía no es estática sino dinámica; por ello, las necesidades de las personas cambian en el tiempo y el efecto sobre el capital natural también lo hará. La segunda, porque hay desigualdad entre los ingresos y el gasto ecológico de todos los habitantes del planeta ya que no todos ganan lo mismo y, por ende, no consumen lo mismo; esto tiene efectos directos sobre el capital natural y los residuos que en él quedan producto de el consumo humano de cada uno de los individuos que habitan en él.

2. Métodos de cálculo de la huella ecológica El método más conocido para calcular la huella ecológica es el planteado por Wackernagel y Rees (1996); sin embargo, han surgido otros métodos alternativos para su medición, como el método insumo-producto y aproximación de los componentes. En el proceso de hallar la huella ecológica es necesario tener en cuenta el comportamiento de dos variables: la productividad y el consumo, cuya relación puede obtenerse de forma directa en el caso de los recursos bióticos. Por ejemplo, si la productividad media del mar fuera de 29Kg/Ha y nuestro consumo anual de pescado fuera de 58 Kg, nuestra huella ecológica por esto sería de 2 Ha6 por año. De igual forma es pertinente aclarar que la productividad utilizada es la global y no la local, por cuanto los territorios no sólo utilizan productos de origen local sino que consumen productos de diferentes regiones o países. 6

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La hectárea (Ha) es la unidad de medida utilizada por la huella ecológica, ya que como se había mencionado antes ésta mide la superficie de tierra utilizada por un territorio para satisfacer sus consumos y absorber sus desechos.

La huella ecológica: un indicador potencial de sustentabilidad

– Método de Wackernagel o compuesto Para la aplicación de este modelo, propuesto por Wackernagel y Rees, es indispensable conocer el consumo anual per cápita del territorio a estudiar; por tanto, también es necesario conocer las estadísticas de consumo y de población asociadas al caso. El proceso de medición de la huella ecológica bajo este método comienza con la medición del consumo total de cada producto que hace cada habitante del territorio estudiado. Para obtener dichos resultados se debe sumar la cantidad de cada bien producido en dicho territorio, con aquellos bienes de su mismo tipo que son importados, y a esta sumatoria se le sustrae la cantidad exportada del mismo bien. Luego, el anterior resultado se divide entre el total de la población y de esta forma se obtiene el consumo medio por habitante de cada producto (ton/habitante). Ahora, para conocer cuánto territorio se necesita para obtener dicha cantidad de consumo, procedemos a dividir el consumo medio por habitante de cada producto sobre la productividad biológica del área donde se produce cada producto, la cual está expresada en ton/ha. Al final, logramos obtener las hectáreas de superficie que cada persona necesita para que se produzca la cantidad de cada bien consumido. No obstante, los autores se dieron cuenta de que el método no podía ser aplicado al consumo de la energía puesto que esta última no es generada directamente por el medio donde se consume, sino que proviene de relaciones indirectas que hacen que la analogía consumoproductividad no sea fácilmente visible; para resolver este vacío Wackernagel y Rees crearon formas alternativas para hallar la huella relacionada con el consumo de energía, dependiendo de la fuente que origina su producción (energía eólica, solar, nuclear, hidroeléctrica, combusti-

bles fósiles); por ejemplo, para hallar la huella de energía proveniente de combustibles fósiles el objetivo era relacionar las variables consumo y superficie; para lograrlo, los autores incluyeron una nueva variable: emisiones de CO2, reemplazando así la variable productividad. La idea que surgió de este cambio fue medir las emisiones de CO2 de la economía estudiada y estimar la totalidad de superficie de bosques necesaria para absorber dichas emisiones. Luego, el problema para los autores era determinar una tasa que sintetizara las emisiones de CO2 que puede absorber una hectárea de bosque, ya que factores como la latitud, la edad de los árboles, entre otros, pueden influir en su valoración; para resolver esta situación propusieron una tasa de absorción de 6,6 ton/CO2/ Ha/año, obtenida de estudios realizados en los bosques canadienses. Otras tasa empleada es la propuesta por el Panel Internacional sobre Cambio Climático que es de 5,21 ton/CO2/Ha/ año (Carballo y otros, 2008b: 4). Wackernagel, Rees y Monfreda desarrollaron métodos para medir la huella de la energía nuclear, la energía renovable y la energía incorporada en los flujos comerciales.

– Método de aproximación de los componentes Desarrollado por la consultora Best Foot Forward7, este método tiene mayor aplicación en el Reino Unido (Carballo y otros, 2008a: 6). Se basa en el establecimiento de unos componentes principales de la huella (consumo de gas, alimentos, etc.) representados en actividades; cada componente tiene una huella estándar representada en unidades de consumo por hectárea. Entonces, la huella ecológica de una región, país, organización estaría dada por la 7

Compañía fundada en 1997 con el propósito de realizar análisis de huellas, recomendar cambios para incrementar la ecoeficiencia con el fin de reducir nuestro impacto en el planeta. Cfr.[ http://www.bestfootforward.com].

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multiplicación del factor determinado previamente por su consumo. Algunas de las críticas hechas a este método radican en la incapacidad de los componentes para recoger la totalidad de la huella y al desconocimiento de información completa sobre el ciclo de vida de los componentes, lo cual puede conducir a una doble contabilización (Monfreda y otros, 2004).

– Método empleando el análisis insumo-producto Aplicado por Bicknell y otros (1998), este consiste en la aplicación del método input output8 al análisis de la huella ecológica. Las tablas insumo-producto (de países o regiones) existentes expresan a través de un coeficiente las necesidades directas e indirectas de cada sector económico para obtener determinado nivel de consumo final. Este método propone convertir esos coeficientes en función de la superficie, para así obtener la superficie total que necesita cada sector económico dependiendo de su demanda final. En este método se han detectado algunos problemas. Uno de ellos es la adecuación de las tablas insumo producto al año en que se quiera estimar la huella y otro es el supuesto de que la tecnología empleada para los productos importados es la misma del país que elabora las tablas.

3. La huella ecológica en el mundo Algunos de los anteriores métodos han sido utilizados por ciertas organizaciones y estuConocido como las tablas insumo producto y desarrollado por el economista Wassily Leontief, este método se constituye en una herramienta estadística que desglosa la producción nacional entre los sectores que la originan y los que la absorben, al final, las tablas muestran la producción total de cada sector productivo y su destino.     Cfr. [http://www.eumed.net/cursecon/10/10-a.htm]. 8

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diosos del tema para medir la huella ecológica per cápita de las naciones. Dichas mediciones arrojan resultados alarmantes debido a que en la mayoría de países el nivel de consumo de sus habitantes excede su capacidad biológica. En la tabla No. 1 se mostrarán algunos de los países con mayor huella ecológica per cápita (por hectáreas globales) en el mundo, de acuerdo con el informe Ecological Footprint Atlas 2009 realizado por Global Footprint Network9: Al respecto, es significativo destacar que en la mayoría de los países citados, los habitantes están consumiendo más recursos y generando más desechos de los que la tierra permite, lo que pone en peligro la capacidad biológica del planeta. Se destacan países como Kuwait, Estados Unidos, Reino Unido, Bélgica, Grecia y el grupo de Estados: Emiratos Árabes Unidos, por el gran tamaño que tiene su huella ecológica per cápita comparada con la capacidad biológica que poseen, situación que los posiciona dentro de las naciones con mayor déficit ecológico en el mundo según este estudio. La situación europea es preocupante si se tiene en cuenta que en los países citados, exceptuando Noruega, el uso que las personas hacen de los recursos ha sobrepasado los límites ecológicos permitidos para cada quien. En el ámbito latinoamericano se observa que dentro de los países con más huella ecológica se encuentran Argentina, Chile, Bolivia; sin embargo, su capacidad biológica sigue siendo superior, lo cual los ubica en una posición de superávit; caso contrario es el de México y República Dominicana que tienen déficits ecológicos dado que su huella ecológica es mayor a su capacidad biológica. En el caso colombiano, el resultado es positivo si se tiene en cuenta que 9

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Global Footprint Network es una organización internacional de investigación orientada a promover la sostenibilidad a través del uso de la Huella Ecológica. Fue creada en 2003 y tiene sedes en Suiza, Estados unidos y Bélgica. Para más información: http://www.footprintnetwork.org/

La huella ecológica: un indicador potencial de sustentabilidad

Tabla N° 1. Huella ecológica por países Huella ecológica Ha globales/persona

Capacidad biológica Ha globales/persona

Suráfrica

2,74

1,72

Libia

3,18

1,57

Emiratos Árabes Unidos

10,29

1,36

Kuwait

7,90

0,52

Japón

4,11

0,62

Singapur

4,51

0,04

Nueva Zelanda

7,58

12,04

Estados Unidos

9,02

4,43

Canadá

5,76

17,08

República Dominicana

1,36

0,56

Bolivia

2,41

19,33

Venezuela

2,33

2,65

Argentina

3,00

7,05

México

3,25

1,70

Chile

3.10

4,09

Colombia

1,87

3,86

Noruega

4,20

6,11

Holanda

4,60

1,05

Bélgica

5,70

1,09

Grecia

5,76

1,36

Francia

4,60

2,83

Reino Unido

6,12

1,58

País África Asia Central y Medio Este

Asia Pacífico

América

Europa

Fuente: http://www.footprintnetwork.org/images/uploads/Ecological_Footprint_Atlas_2009.pdf

la capacidad biológica per cápita es el doble de las hectáreas que consume una persona. En general, la realidad latinoamericana es positiva dentro del panorama ecológico mundial, ya que si comparamos la huella ecológica por persona de uno de estos países con la de uno en déficit, las diferencias son bastante notorias. Por ejemplo, la huella ecológica per cápita de Estados Unidos es 4,82 veces la huella per cápita colombiana y es sorprendente que la huella de Emiratos Árabes Unidos sea 5,50 veces nuestra huella.

4. La huella ecológica en el Valle de Aburrá 10 Agudelo (2004) realizó el cálculo de la huella ecológica del Valle de Aburrá teniendo en cuenta los datos proporcionados por el informe de Redefining Progress11: La huella ecológica de las 10

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Esta sección es una exposición resumida de las ideas de Luis Carlos Agudelo Patiño (2004). Organización estadounidense dedicada al desarrollo y promoción de políticas públicas que sean viables económicamente, socialmente equitativas y ambientalmente sustentables. Para más información: http://www.rprogress.org/.

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Tierra produc 33,50%

naciones (1999), el cual muestra la huella ecológica per cápita del mundo y de 146 naciones. Según este informe a cada persona, de cada nación, le corresponden 2,3 Ha de espacio ecológicamente productivo; sin embargo, el planetoide personal de un colombiano es sólo de 1,3 ha. Este último concepto es definido por el autor como un indicador del área de biosfera productiva que una persona apropia, bien sea en una distribución ideal per cápita de una nación o una ciudad, o la que le corresponde en términos reales dados sus hábitos de consumo; en nuestro caso, un colombiano emplea 1,3 Ha de biosfera productiva. Igualmente, el autor plantea que las desigualdades de riqueza y de consumo alteran el planetoide personal; por ello realiza dos cálculos de la huella ecológica per cápita de esta región. Inicialmente, calcula la huella del Valle de Aburrá de acuerdo con el consumo de alimentos de una persona estrato 2, y luego, incluye la variable ingresos de la población para hallar la huella ecológica por estratos de los habitantes de la región.

por los bosques y la tierra productiva. Los primeros permiten abastecer las demandas de madera de la población y sirven como sumideros de carbono, mientras que los segundos incluyen el área requerida para alimentación, vestido y la construcción de embalses. Sigue en proporción la conservación de biodiversidad con un porcentaje de 10,72% y el mar productivo con un porcentaje de 8,69%, lo cual indica que hay un consumo representativo de alimentos provenientes del mar. La utilización de los ríos, el espacio construido y los bosques protectores no llegan al 1% del total. Espacio productivo 0,02%

Conservación de la biodiversidad 12% Tierra productiva 33,50%

Espacio construido 0,54% Bosques protectores 0,87%

Bosques productivos 45,69%

4.1 Cálculo de la huella ecológica de acuerdo con el consumo de alimentos de una persona estrato 2.

Mar productivo 8,69%

Figura 1. Distribución planetoide personal por usos del suelo, considerando el consumo de alimentos de una persona de estrato 2.

El planetoide personal para un habitante del Valle de Aburrá está conformado en su mayoría

Fuente: Agudelo (2004).

Tabla N° 2. Planetoide personal de un aburraense de estrato 2 y capacidad de carga local Planetoide personal (2003) Uso del suelo

Capacidad de carga local (2003) Ha/Habitante/año

Uso del suelo

Ha/Habitante/año

Tierra productiva

0,4442

Tierra productiva

0,0068

Mar productivo

0,1152

Mar productivo

0,0000

Bosques productivos

0,6059

Bosques productivos

0,0112

Bosques protectores

0,0116

Bosques protectores

0,0000

Espacio construido

0,0071

Espacio construido

0,0071

Río

0,0002

Río

0,0001

Conservación de la biodiversidad (12%)

0,1421

Conservación de la biodiversidad (12%)

0,0070

Planetoide personal

1,3261

Capital local

0,0321

Fuente: Agudelo (2004)

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La huella ecológica: un indicador potencial de sustentabilidad

ctiva

La sumatoria de los distintos usos que se hacen del suelo (tabla 2) muestra que el planetoide personal total de un habitante del Valle de Aburrá de estrato 2 es de 1,3261 Ha, dato que coincide con el planetoide personal de un colombiano (1,3 Ha/habitante). Se debe aclarar que el planetoide obtenido es asignado a una persona estrato 2 debido a que se tuvo en cuenta la proporción de alimentos consumida por una persona de este estrato, la cual está dada por los productos de la canasta familiar que se pueden adquirir de acuerdo con el IPC de 2002 con 1-2 salarios mínimos mensuales de ingreso familiar, considerando que el 90% de este ingreso se destinará a la alimentación de una familia típica de 4 integrantes.

4.2 Cálculo de la huella ecológica del Valle de Aburrá según los estratos socioeconómicos y el nivel de ingresos

En lo referente a la capacidad de carga local de un habitante del Valle de Aburrá, se puede observar que el aporte que hace dicha región al consumo medio de una persona estrato 2 es sólo del 3,21% de su planetoide personal, representado en su mayoría por bosques productivos, espacios construidos y tierra productiva. Esto indica que una persona del Valle de Aburrá de estrato dos está utilizando un área de biosfera productiva superior (expresada en he/habitante) a la capacidad local de la región (he/habitante).

El estrato utilizado por Agudelo (2004) para la elaboración del planetoide personal, de acuerdo con la estratificación socioeconómica de la población, es del 2003, mientras que los ingresos medios por familia que se tomaron corresponden al año 1997.

Como se dijo antes, el autor busca establecer la huella ecológica de cada habitante del Valle de Aburrá según su estrato socioeconómico, puesto que los diferentes niveles de ingreso conducen a que las personas consuman en diferentes cantidades y, por ende, que generen distintas cuantías de desechos al medio, lo cual repercute directamente en el planetoide personal de las personas. De acuerdo con esto, el planetoide personal variaría conforme a los niveles de ingreso y al estrato socioeconómico al que se pertenezca.

Se puede apreciar que la mayor cantidad de habitantes del Valle de Aburrá pertenecen los estratos 1, 2 y 3 (83,6%); los estratos 4, 5 y 6 concentran menos población (16,4%). No se puede olvidar que el componente de alimentos está

Tabla N° 3. Población (2003), ingresos (1997) y planetoide personal ajustado Estrato

No. Hab

Porcentaje

Ingreso familiar promedio anual (1997)

Componente de HE Alimentos ajustada

Planetoide personal por estratos

1

364.750

11,5

938.256

0,4098

1,170

2

1.161.890

36,8

1.202.628

0,5491

1,326

3

1.114.478

35,3

2.112.252

0,9225

1,744

4

259.181

8,2

3.534.828

1,5438

2,440

5

189.645

6,0

5.506.200

2,4048

3,404

6

70.800

2,2

6.339.288

2,7686

3,812

Total Media

3.160.744

100

3.272.242

8,5986

13,897

545.374

1,43309

2,316

Fuente: Agudelo (2004)

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ajustado a los ingresos que dispone cada familia en su respectivo estrato (columna 4), por lo que la diferencia proporcional en los ingresos se asume proporcional a la capacidad de compra de los alimentos y, por tanto, a la utilización de tierra productiva y mar productivo. La columna siguiente (5) muestra la huella ecológica de los alimentos, ajustada y refleja el consumo que se hace de otros bienes como vestido, sumideros de carbono, espacio construido, etc. Además, en la tabla se puede observar lo que se planteaba anteriormente con respecto a la influencia que tiene el estrato socioeconómico sobre el planetoide personal; en el caso del Valle de Aburrá el estrato es proporcional al tamaño del planetoide personal, es decir, a mayor estrato, mayor es la huella ecológica per cápita de los habitantes de esta zona.

Tabla N° 4. Huella ecológica ajustada

5. La huella ecológica corporativa Aunque el estudio de Wackernagel y Rees va dirigido hacia el individuo y/o un grupo poblacional en un territorio determinado, la huella ecológica es totalmente aplicable a las empresas, dado que en este caso particular no hay exención de consumo (tanto de bienes como servicios) ni de desperdicios que impacten sobre el territorio en el cual ellas se encuen-

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Planetoide personal por estrato

Huella ecológica ajustada por estrato, en Ha.

1

1,170

448.781

2

1,326

1.591.459

3

1,744

1.942.658

4

2,440

612.809

5

3,404

583.845

6

3,812

254.117

Total

13,897

Media

2,316

HE en hectáreas: 54.596.237 HE en Km2 : 54.596,237 Planetoide personal ajustado: 2,316

Fuente: Agudelo (2004).

tran asentadas. El cálculo de la huella para las empresas es denominado Huella Ecológica Corporativa y es definida como

También se puede anotar que el promedio de la huella ecológica por estratos de los habitantes del Valle de Aburrá (2,316 Ha) está bastante cercano del promedio mundial de 2,3 Ha, hallado por Redefining Progress (1999). Con el planetoide personal ajustado se puede hallar la huella ecológica de la población y la economía metropolitana; ponderando el consumo de naturaleza por la población y la capacidad de consumo (medida en ingresos) de cada sector socioeconómico de la población, como se evidencia en la tabla No. 4.

Estrato

… el impacto ambiental (en hectáreas) de cualquier organización, provocado por la compra de todo tipo de productos y servicios claramente reflejados en sus cuentas contables; la venta de productos procedentes de la producción primaria de alimentos y otros recursos forestales o bióticos, es decir, cuando hortalizas y frutas entran a la cadena de mercado; la ocupación de espacio; la generación de desechos claramente reflejados en su memoria ambiental” (Doménech, 2008: 4).

Cuando se adquiere un producto en el mercado, o se paga por la prestación de un servicio, el consumidor final se lleva consigo el resultado de un esfuerzo conjunto de muchas partes o una cadena de valor. Por ejemplo, para la creación de un automóvil se requieren varias etapas hasta llegar al consumidor final desde su fabricación hasta la comercialización; cada una de esas etapas aporta al automóvil una parte importante para que se convierta en lo que el consumidor final demanda. La huella ecológica es entonces evaluada a partir del consumo del capital natural y la generación de desecho

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La huella ecológica: un indicador potencial de sustentabilidad

que se requiere para la producción del bien o servicio medido en hectáreas de cada una de las partes que conforman esa cadena de valor. Muchas organizaciones tienen bajo su mando toda la cadena de valor del bien o servicio que ofrecen; en este caso la huella es medida a partir del consumo de la empresa y el desecho que generó en la producción del bien o servicio. En otros casos la cadena de valor está conformada por varias organizaciones que aportan una parte importante y distinta dentro del proceso, por tanto, su huella ecológica es medida de acuerdo con lo que consuman y desechen respecto al capital natural para la realización de la actividad correspondiente en la cadena de valor. Cuando las partes de la cadena están conformadas por distintas organizaciones, cada una de ellas se convierte en consumidor intermedio y final del bien, ya que cuando la parte del bien llega a sus manos (insumo antes de ser transformado) lleva consigo una huella anterior de lo que gastó su proveedor para producirla o hacer la parte que le correspondía, y es entonces cuando hablamos de consumidor final – ya que el insumo se entrega con un precedente de huella- pero a la vez es consumidor intermedio porque hace parte de la cadena a la cual nos estamos refiriendo y donde, además, hay otro esperando para aplicarle sus procesos al producto y, por tanto, aportarle su porción de huella ecológica (Doménech, 2008: 4). El cálculo de la huella ecológica desde la cadena de valor correspondiente a la producción de los distintos bienes y servicios es la base fundamental para empezar a determinar cuál es el desgaste que las organizaciones hacen del medio ambiente y si realmente es lo que les corresponde del total de hectáreas. La sostenibilidad empresarial puede comenzar a ser medida desde los cálculos de la huella para cada empresa. Si en el ámbito organizacional se decidiera incurrir en insumos con menor nivel de huella (productos verdes), toda la cadena se vería afectada y así cada quien desearía

aportar el menor nivel de huella posible al producto; pero es importante también que el consumidor demande productos sostenibles ya que él es quien al final de cuentas modifica la demanda del mercado y, por ende, impulsa a las organizaciones a tomar medidas propicias en pro del aumento de ventas lo que revierte en el crecimiento de las utilidades.

5.1 El cálculo de la huella ecológica corporativa Para medir la huella ecológica corporativa de las empresas, es necesario realizar una hoja de cálculo donde se evalúa la actividad empresarial en términos de consumo de cinco grupos representativos del capital natural. Estos grupos representan el consumo total de la empresa requerido para la producción de los distintos bienes y servicios. Los grupos son los siguientes: consumo energético, uso del suelo, recursos agropecuarios, recursos forestales y la huella ecológica total o total de terreno consumido y la contra-huella o terreno disponible. (Doménech, 2008: 5). Dentro de estas categorías disponibles en esa hoja de cálculo van incluidos el consumo de agua, bosques, CO2, energía eléctrica, tierra cultivable, energía fósil, terreno construido, productos agropecuarios como vegetales y cultivos y mar. Todos esto es sumado y multiplicado por un factor de acuerdo con la categoría a la cual pertenecen y de allí se saca la totalidad de huella que tiene la compañía con respecto a la producción de determinado bien o servicio. En la Tabla No. 5 (página siguiente), se muestra la hoja de cálculo a partir de la cual se mide para las empresas la huella ecológica. Con la huella ecológica como indicador de sostenibilidad de las empresas es posible que el consumidor cambie sus tendencias hacia cierta clase de productos que tienen procesos de producción más sostenibles; pero algunas veces para mantener las políticas ambientales

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Tabla N° 5. Estructura de la hoja de cálculo que recoge la matriz consumos-superficies de la huella ecológica de las empresas.

Categoría de producto

Consumo anual UC E S/IVA TON IE

Productividad Gj

NAT

ENER

Huella por tipo de ecosisHuella Total Contrahuella tema (haxFE) (haxFExFR) EF TC PA ...

1. Energía 1.1 Electricidad 1.2 Combustibles 1.3 Materiales 1.4 Materiales de construcción 1.5 Servicios 1.6 Vestidos y residuos 2. Uso del suelo 3. Recursos agropec. y pesquer. 4. Recurso forest. Notas: UC: unidades consumo (ud/año); E S/IVA: euros sin IVA (euros/año); TON: toneladas (t/año); IE: intensidad energética (Gj/t); Gj (Gj/año); NAT: natural (t/ha/año); ENER: Energética (Gj/ha/año); EF: energía fósil (haxFE); TC: tierra cultivable (haxFE); PA: pastos (haxFE); ha: hectáreas; FE: factor de equivalencia; FR: factor de rendimiento.

Fuente: Carballo y otros (2008a).

no es suficiente con una producción verde sino también con la aplicación de medidas que ayuden a contrarrestar el desgaste del capital natural mediante el incremento del “haber” de ecosistemas que tenemos disponibles. Esto es a lo que se le llama la contra-huella ecológica, que significa no el capital natural que se “debe” consumir en hectáreas como es el caso de la huella sino el capital natural del cual se dispone para realizar las distintas actividades de producción y consumo de un determinado grupo humano y/o organización (Doménech, 2008:23). Cuando no se puede reducir la huella ecológica mediante las medidas ecoeficientes como el reciclaje, el ahorro de energía, el consumo de insumos verdes, es necesario entonces aumentar la contra-huella que tenemos en nuestro territorio a partir de la inversión en pro del aumento del capital natural disponible para las actividades de producción precisas para el sostenimiento de determinado grupo social.

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5.2 La huella ecológica y la responsabilidad social empresarial ambiental Si bien con la huella ecológica y la contra-huella existen más que elementos suficientes para determinar qué tan sostenibles son las actividades de una corporación, existe otro indicador que mide “la cantidad de necesidades humanas que podemos satisfacer con nuestra actividad productiva” (Doménech, 2008:28) llamado la huella social. Esta es la medición de la satisfacción de necesidades con las actividades productivas que se realizan en determinado territorio y, por supuesto, la medición del impacto social que tienen nuestras actividades productivas en la sociedad, como la generación de empleos o el aumento de la pobreza y la desigualdad entre los ciudadanos que habitan el territorio estudiado. Estos tres indicadores permiten evaluar los impactos que se generan a partir de el desarrollo de las actividades económicas del planeta, y la verdadera responsabilidad que tienen los ciudadanos de la aldea global con el

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hábitat en el cual se desenvuelven incluyendo qué tan dispuestos están para asumir cambios en el estilo de vida que permitan una reducción considerable de los impactos negativos que tienen en el ecosistema y en la misma organización social. La nueva estrategia de medición de la sostenibilidad organizacional a través de la huella corporativa es la solución y la definición de la Responsabilidad Social Empresarial Ambiental de la que tanto dicen gozar muchas compañías alrededor del mundo. Con la exigencia de productos más verdes, es decir, con menos huella, todos se verán en la necesidad de aplicar medidas verdaderamente sostenibles en los procesos productivos y las políticas de impacto llegarán al fin de acuerdo con las pretensiones de los economistas ambientales, quienes creen posible un alto rendimiento económico conservando nuestro capital natural y las funciones que de él se derivan, las cuales son indispensables para el funcionamiento de los ecosistemas y para nuestra propia supervivencia en el planeta.

CONCLUSIONES • La huella ecológica es un indicador que transforma el consumo y la energía empleada por un individuo, una población y/o una empresa a hectáreas de terreno productivo, dando una idea clara del impacto de la actividad humana sobre el ecosistema. • Ahora, la crítica principal de la huella ecológica radica en la disparidad entre el tiempo ecológico y el económico. El indicador supone que las necesidades de los individuos no cambian y que por ello el consumo es estándar en todo tiempo, lo que supone siempre las mismas hectáreas de tierra para cada individuo. Por otra parte, la desigualdad de ingresos y del gasto ecológico también incide en las limitaciones del indicador, ya

que no todos los que componen un grupo social consumen lo mismo por la diferencia de ingresos que existe entre ellos. Por lo tanto, el impacto en el ecosistema será diferente. • Por su parte, las mediciones de la huella ecológica en el ámbito mundial reflejan que en la mayoría de países el nivel de consumo de sus habitantes excede su capacidad biológica; los habitantes están consumiendo más recursos y generando más desechos de los que la tierra permite. En el caso de Latinoamérica existen muchos países con superávit de huella como Argentina, Chile y Bolivia; por el contrario países como México y República Dominicana tienen déficits ecológicos. Colombia tiene una huella positiva teniendo en cuenta que la gente gasta la mitad de lo que tiene disponible en hectáreas según el nivel de huella del país. • Igualmente, se plantea que la huella ecológica corporativa es un indicador útil en la identificación de medidas realmente eficaces en el impacto de las actividades económicas sobre el capital natural. La cadena de valor medida en términos de sostenibilidad será de gran utilidad para los consumidores que quieren ayudar a la conservación del medioambiente. En este mismo orden de ideas, la Responsabilidad Social Empresarial Ambiental no sólo es la disminución de los impactos sobre los ecosistemas sino también de incrementar el stock ambiental, es decir, de aumentar el “haber” de capital natural que existe en la comunidad donde impactan las empresas directamente o la creación de espacios que ayuden al mejoramiento directo de los efectos causados debido al ejercicio de la actividad económica. • Finalmente, debe decirse que para lograr que las empresas tengan una verdadera responsabilidad con el medioambiente se propone, entonces, un mayor conocimiento de la huella

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ecológica por parte de los compradores, con el fin de aumentar cada vez más la exigencia del consumidor con respecto a la adquisición de bienes y servicios con una cadena de valor más verde. Esto para moldear la oferta de acuerdo con las exigencias de una demanda

con principios ecológicos, lo cual generaría beneficios no sólo para el medioambiente sino también para los ciudadanos del mundo quienes estarían conservando su hábitat y para las empresas que cumplirían su misión de generar beneficios económicos.

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